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Capitalismo y Estado

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Carlos Martínez, politólogo

No se puede seguir confundiendo a las personas y menos a la clase trabajadora. El modus vivendi del capitalismo y los capitalistas, siempre ha sido vivir a costa del Estado a la hora de hacer sus grandes negocios e imponer su modelo de comercio. Vamos a verlo muy brevemente. Aunque antes advierta que con el objetivo de alimentar la política espectáculo se pueden seguir montando teatrillos, pero el problema sigue y seguirá, mientras no vallamos a la raíz. No es cuestión de hacer chistes de Maruenda o de furgones de la Guardia Civil, sino de ver seriamente el asunto.

Las arcas del estado son la bolsa de la que se alimenta el gran capital. Contratos públicos, ya sean de obras públicas, adjudicación de servicios públicos a particulares, especulación contra monedas nacionales o supraestatales, rebajas impositivas a los grandes capitales y empresas o la deuda pública que enriquece a la banca privada y además se retroalimentan. Eso por no hablar del negocio de la guerra o las religiones –todas las religiones del planeta- y sus vinculaciones estatales y con el dinero y los negocios.

Por tanto, no estamos ante una trama, estamos ante la esencia del capitalismo y el papel del estado, que denunciará Karl Marx hace más de ciento cincuenta años. El estado es el terreno del que los capitalistas se aprovechan para enriquecerse más y que a su vez les garantiza seguridad y protección. Por tanto el Movimiento Obrero desde sus inicios tuvo muy claro que ese era el problema y desde el socialismo se optó por la conquista del Estado por parte del Trabajo organizado. Mediante las conquistas y controles graduales de las clases trabajadoras o bien buscando la solución revolucionaria o ambas a la vez. El socialismo democrático obrero finalmente optó por la conquista a través de mecanismos parlamentarios, pero utilizó el arma de las nacionalizaciones de los sectores estratégicos y la creación de nuevos servicios asistenciales pero públicos y ejercidos desde lo público. Aunque debo insistir, con nacionalizaciones de los sectores estratégicos que debían ser estatales y promover la economía social y el control de los capitales. Esto lo acoto para socioliberales desmemoriados o ignorantes.

Ante esto el capital, jamás ha permitido la más mínima veleidad de reparto, justicia y democracia y bien sea mediante leyes conservadoras y liberales, golpes de estado o corrompiendo, comprando intelectuales y dirigentes políticos, economistas o medios de comunicación sí como creando poderosas fundaciones de ideas e influencia, ha impuesto sus ideas. Curiosamente el liberalismo y el neoliberalismo han vendido que el estado es un armatoste inútil y que ellos, los capitalistas, son los únicos que saben gestionar y crear riqueza, pero ¿Cómo hacen riqueza? A través del estado: mediante las privatizaciones, la banca prestamista al estado, la especulación de dinero y terrenos, los contratos públicos.

El ladrillazo, ha sido un claro ejemplo de la necesidad de converger ayuntamientos, comunidades autónomas, Gobierno de España junto a bancos privados, cajas de ahorros y constructores, agentes inmobiliarios y especuladores privados que han corrompido, comprado, sobornado a funcionarios, ediles, consejeros… Todo para hacer negocio privado, capital privado y enriquecimiento privado a costa de torcer y/o vulnerar la legalidad y la protección ambiental. Pero el dinero lo han hecho los privados, los capitalistas.
Veamos la llamada región mundial cumbre de la democracia, la Unión Europea, ¿Cuál es su máximo objetivo? “Liberalizar” para que Europa sea competitiva en el mundo y para ello obliga mediante directivas, reglamentos y tratados a privatizar, a laminar las conquistas laborales y obreras a desregular todo, todo, menos las fronteras.

¿Quiénes son los beneficiarios de las “liberalizaciones” de la Unión Europea? Pues las multinacionales y las grandes fortunas especuladoras, los ricos. Por tanto a pesar de las llamadas a la limpieza y la transparencia lo que puede acabar ocurriendo es que se puedan hacer privatizaciones, especulaciones, desregulaciones, pero eso sí, “limpias y transparentes”. No es la solución la transparencia para alguien que cree en el socialismo, es al menos tan importante el control y lo público. Lo de todas y todos por encima de los intereses privados.

Esto tiene solución. Sí. Pero desde el capitalismo no. Ante esto, que da miedo decirlo, se inventan circunloquios e historias y teatros o simplemente se colabora con el régimen y los poderes, no hay más solución que: en primer lugar comenzar a hablar con propiedad y en segundo lugar situarnos políticamente en el lugar adecuado, cada cual. La derecha ya lo está.

Debo volver a lo de siempre, solo el Trabajo organizado y la toma de conciencia de las clases trabajadoras lograrán frenar tanto robo y latrocino que por cierto, tiene siglos de existencia, no es nuevo ni llega con Felipe o Aznar. Es el Sistema. Es el Sistema reitero, porque la misma situación se ha producido por ejemplo en el autogobierno de Cataluña por parte de la burguesía catalana que gobierna y sigue gobernando allí, sin tener nada que envidiarle al PP y los gobiernos de Aznar o Rajoy.
Por tanto ante esto, creo que tan solo con una vuelta a las raíces del socialismo democrático de las trabajadoras y los trabajadores, puede comenzar a enmendarse la situación y además hacerlo con criterios y alianzas internacionales. El capital es internacional, el Trabajo organizado, también lo debe ser.
*Carlos Martínez
Es politólogo y primer secretario de Alternativa Socialista y del secretariado de SOCIALISTAS

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