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Después de la Unión Europea ¿Que Hacer?

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imagesLlamamiento al Tercer Foro Internacional

23-25 de septiembre de 2016 – Chianciano Terme (Italia)

La traición de las instituciones de la UE a los principios proclamados de justicia, fraternidad, libertad, cooperación, solidaridad y paz, se ha consumado en los recientes acuerdos con los gobiernos de Reino Unido y Turquía.  Las vendas en los ojos caen. Las miserias de la UE realmente existente quedan al desnudo….

Sólo una pequeña minoría, mientras la Unión Europea se estructuraba, denunció el «absurdo» de una moneda única y las políticas fiscales idénticas en economías profundamente desiguales, y las instituciones comunes para sociedades muy diversas. En realidad lo que parecía «absurdo» tenía su propia racionalidad: la demolición de los Estados nacionales respondió a los intereses convergentes de las distintas burguesías imperialistas, en primer lugar de los grandes conglomerados transnacionales, tanto financieros como industriales, desde hace tiempo interrelacionadas entre ellos.

La narración europeísta camuflaba la tradicional ideología liberal (tallada en letras mayúsculas en los Tratados constitutivos de la Unión) para la que ninguna ingerencia de naturaleza política sobre los mercados es admitida, todos los obstáculos a la dictadura del capital sobre el trabajo fueron abatidos, ningún límite debía impedir la libertad de movimiento del capital, y todo lo que era de propiedad pública debía ser privatizado.

Una gran parte de la izquierda europea es culpable por haber defendido como progresista esta construcción reaccionaria.   Ha sido un trato inaudito de los intereses y de las aspiraciones de las clases populares. Ha sido un segundo “4 de agosto” (*), realizado en nombre de una globalización imperialista que se ha pretendido “vender” cínicamente como internacionalista.

Bajo los golpes de la gran tormenta financiera procedente de los Estados Unidos, la Unión Europea estuvo al borde de la implosión. Se evitó “in extremis” tras recurrir a dispositivos de emergencia, cuyos durísimos costos sociales se han descargado sobre las espaldas de la clase obrera y de los pueblos de los países llamados «cerdos» y / o «periféricos». Estos pueblos han resistido la masacre social de diferentes maneras, con grandes olas de movilización impulsadas desde abajo, o a través de las urnas, dando lugar a movimientos y partidos políticos que, con carácter transversal en la mayor parte de la sociedad, no sólo han incorporado el rechazo de las políticas de ajuste y austeridad, a los mecanismos neoliberales de rapiña y fraude, sino también la aspiración de recuperar la soberanía nacional y popular perdida, traicionada o secuestrada.

El éxito de las terapias de rescate de la Unión Europea, sin embargo, ha sido parcial, y de efectos momentáneos.  En realidad, la tendencia dominante es la que conduce a la disolución no sólo de la zona euro, sino del propio cinturón protector geopolítico de la Unión.

Los intentos de las clases dominantes para evitar esta disolución sólo prolongará la agonía de la UE. El final  de la UE es inexorable. La élite pro-europea, cada vez más contestada entre los pueblos, dará paso a las fuerzas políticas y sociales del cambio, aquellas que mañana serán llamadas a liderar las diferentes naciones que hayan recuperado su soberanía. Estas fuerzas tienen diferente naturaleza de clase y propósitos, en algunos casos opuestos. Mientras que en algunos países avanzan partidos de la derecha reaccionaria y xenófoba (algunos incluso más liberales y antidemocráticos que los que ahora gobiernan), en otros se están fortaleciendo los movimientos políticos de masas que aspiran a más democracia e igualdad. Es con estos últimos que se puede construir un frente unido para romper la “prisión” Europea, restaurar la democracia y la justicia social, y facilitar que el pueblo recupere su soberanía.

La liberación no será un paseo. Se ha visto en Grecia hasta que grado de crueldad y terrorismo los poderes dominantes pueden practicar. Los pueblos necesitan líderes políticos que tengan las ideas claras y valentía, la capitulación de Syriza es una advertencia.

Los pueblos solamente alcanzarán su liberación si llevan hasta el final los procesos de revolución democrática.

De lo contrario, la conjunción de la crisis de la globalización capitalista y el colapso de la Unión y de la eurozona nos precipitarán en una nueva barbarie.

El III. Foro Internacional tiene como objetivo ser un espacio abierto de discusión entre las diferentes fuerzas democráticas y, esperamos, de elaboración de una estrategia común, con el objetivo de sentar las bases de la futura alianza internacionalista de los pueblos y las naciones.

A participar en esta gran tarea estáis invitados al III Foro Internacional.

 

 

Nota: (*) El 4 de agosto de 1914 la socialdemocracia traicionó el principio de la defensa de la Paz al votar a favor de la guerra fraticida entre los pueblos.

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