En este momento estás viendo La deuda socialista

La deuda socialista

  • Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:Artículos

descargaCarlos Martinez es politólogo y co-primer secretario de Alternativa Socialista – @SOCIALISTAS

El programa es fundamental y mucho nos tememos que estamos ante programas de aliño. Por eso hay que ver lo que ofrecen y se comprometen todas las fuerzas políticas, incluidas las que han sido apartadas de las listas. Para muchos de nosotros y nosotras es la hora de la política y es la hora de construir el sujeto político del socialismo y la República.

De transición en transición y tiro porqué me toca. 

Muchas y muchos afirman que estamos ante una segunda transición. Seguramente, pero por ahora todo apunta a que se trata tan solo de un recambio generacional en las cúpulas políticas. La generación del rey, se dijo entonces,(Por el joven Borbón) la generación del rey es ahora. El general Perón hablo de los descamisados, ahora vemos en las instituciones a personas sin corbata, incluso con la moda importada de los EE.UU de ir en camiseta y «pantalones vaqueros», pero deseamos que todo sea mucho más y vaya a más, más allá de un cambio de «look» y de formas, porqué en los métodos de selección de listas electorales, todo huele a naftalina en estas elecciones.

Los actores protagonistas están cambiando. Pero no el sistema. La primera transición tubo una excusa para ceder y fue la salida de la clandestinidad y la democracia formal, por fin. Con una legitimidad apoyada en la implementación del estado del bienestar que el PSOE de González afianzó, creó, gracias también a las luchas obreras y sindicales y a una clase obrera combativa y concienciada, pero harta de sufrir y con deseos de legar algo mejor a sus hijos. Algo mejor… Y sus hijos mejoraron y tuvieron becas para ir a la Universidad, pero sus nietos y nietas están otra vez, emigrando, paradas o de «nuevos» jornaleros y jornaleras, precariado le llaman ahora, los que creen ser clase media.

El PSOE llega a la transición, tras haber derrotado al viejo dirigente Rodolfo LLopis, veterano caballerista (partidario de las tesis de socialismo de clase e izquierdista y autosuficiente de Largo Caballero), que mantuvo la fidelidad a la República y a la lucha de clases. Moderado, pero duro a la vez y tal como decían entonces, trasnochado, pues no quería un PSOE acomodado y que a cambio de una cuantas prebendas, destruyera el legado del socialismo antifranquista y republicano. LLopis fue vencido, pero incluso a pesar de eso, el programa del Congreso de Suresnes estaba a la izquierda del que sostenía PCE de la época. Incluso a su izquierda estaba el del primer congreso semi-legal del interior el XXVII, con un programa socialista y pro-republicano. De hecho el PSOE fue gracias en parte a la fracción de izquierdas de Gomez LLorente el último partido institucional en proponer, con poca fuerza, pero proponer la República durante la elaboración de la Constitución de 1978 a diferencia del PCE, insisto que abrazó la monarquía.

Pero Felipe González tenía el compromiso con muchos poderes establecidos y coronados, también ante los EE.UU y la Europa Liberal, de hacer transitar el PSOE hacía la socialdemocracia primero y hacía el socioliberalismo con los hechos. De someter el PSOE a la razón de estado, como afirma Ildefonso Martínez. Hecho este que consagra en el Congreso XXVIII y medio o extraordinario, tras haber sufrido una derrota por parte de los sectores marxistas del partido, viéndose obligado a dimitir, temporalmente.

Cuando el PSOE aupado por el pueblo y la clase obrera alcanza la victoria más contundente que jamás ha obtenido la izquierda y las clases populares en 1982, frustra la gran esperanza de cambio y abusa de la esperanza desatada. Fue una ilusión. Fue una decepción.

Por eso el socialismo democrático, que no ya el PSOE, el socialismo democrático que personas socialistas y en partidos que se llaman socialistas sustentan, ha de volver a ser acompañante de quienes no quieren que se frustre la posible segunda transición, como poco. Ruptura del sistema vigente, diríamos nosotras.

Ahora también hay excusas: acabar con el poder de un PP corrupto y autoritario. Cambiar leyes represivas y «modificar» la Constitución. Acabar con la austeridad, al menos la austeridad tan bestia que Alemania y la Unión Europea más la Troika o cuadriga imponen y hacerla más suave, negociando con los verdugos y los tenedores de la deuda.

Regeneración, más justicia y más libertad. Más. Solo más. Acabar con la corrupción, es muy importante, decisivo. Pero solo es un aspecto del cambio.

Nuevamente se deja en el tintero lo fundamental, el régimen. El rey. El poder oligárquico de una burguesía bancaria todo poderosa, con la que hay que negociar, con la que ya se negocia. Una embajada de los EE.UU a la que hay que tranquilizar y se le tranquiliza, con un nuevo, ahora no toca lo de la OTAN.

Claro, se puede decir que lo del rey, no es fundamental. La República puede ser burguesa y… Pero se calla que la Monarquía es la clave de bóveda del poder empresarial, bancario y de grandes fortunas. Ya no hay corte de aristócratas, no , ahora la hay de representantes del IBEX, altos directivos y viejos y nuevos oligarcas. No estamos hablando de una forma de jefatura de estado, estamos hablando de la cúspide simbólica del poder real y autentico, que no es el Gobierno de turno, sino los poderosos de siempre, junto a los que ostentan la soberanía del estado español -actualmente se puede decir, que representados por Alemania y los EE.UU- .

Por eso el socialismo republicano, debe hablar claro, muy claro y siendo consciente de la situación advertir que tal y como ya se dijo en el 15M hay que constituir un poder popular de-constituyente. Sin proceso de-constituyente, no puede haber proceso constituyente. Ahora ya no es ese el escenario. No lo es, por más que se disimule entre unas y otras.

Los socialistas -una vez más, cuando hablo de socialistas, no hablo de socioliberales- tenemos la obligación de advertir y siendo fieles al legado del PSOE de Pablo Iglesias, LLopis y otros dirigentes incluso del PSOE renovado que resistieron como pudieron e incluso algunas que todavía resisten, construir el socialismo democrático, como garantía y fuerza política de las que queremos cambiar el sistema. De las que como Bernie Sanders denunciamos que el poder del dinero, de la bolsa, de los banqueros y grandes inversores, sigue siendo el poder, hurtando la democracia a la mayoría. Es la deuda del socialismo, que debemos pagar a las clases trabajadoras, populares al «precariado» a la nueva clase obrera, que no sabe que lo es, todavía. Decir la verdad, organizarnos y rescatar el socialismo para la gente.

Para hacer un gobierno de izquierdas, hace falta un programa de izquierdas. Decir la verdad y sobre todo estar preparados ante la continuación de la crisis y el repunte de la crisis financiera, así como el chantaje que vamos a sufrir del Banco Central Europeo, el FMI y las grandes transnacionales, con sus capitales móviles y sin control.

Lo importante no son las listas electorales, aunque es de vital importancia que en las mismas figuren personas capaces, honradas, políticamente preparadas y conocedoras de lo que se vive en las calles, de lo que siente en los barrios, los centros de trabajo, las colas del paro y en los pueblos. Pero el programa es fundamental y mucho nos tememos que estamos ante programas de aliño. Por eso hay que ver lo que ofrecen y se comprometen todas las fuerzas políticas, incluidas las que han sido apartadas de las listas. Para muchos de nosotros y nosotras es la hora de la política y es la hora de construir el sujeto político del socialismo y la República.

Facebooktwitterlinkedinrssyoutube
Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail