Socialismo21 » 8 mayo, 2012

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El huracán neoliberal

Una reforma liberal contra el trabajo

Libro de Adoración Guamán y Hector Illueca

Entrevista de Enric Llopis

Héctor Illueca Ballester, inspector de Trabajo y miembro de Socialismo 21, y Adoración Guamán Hernández, profesora titular de Derecho del Trabajo en la Universitat de València, profesora invitada en la Université Paris Ouest Nanterre-La Defense y candidata de Esquerra Unida al Senado, acaban de publicar “El huracán neoliberal.

Una reforma liberal contra el trabajo” (Ed. Sequitur). Son dos voces muy autorizadas que, tras analizar a fondo la reforma laboral impulsada por el gobierno del PP, concluyen que nos retrotrae a las relaciones laborales de antes de la década de los 50 del siglo pasado. “A relaciones de servidumbre y vasallaje, en las que más que a los contratos y al derecho, todo queda supeditado a si el empresario es o no buena persona”.

Además, la reforma lamina el poder sindical, “lo que evidencia que la estrategia del retroceso practicada por los sindicatos mayoritarios ha servido de muy poco”.

Acabáis de publicar “El huracán neoliberal”. ¿Con qué objetivo?

El propósito del libro es que el derecho laboral deje de ser una ciencia oscura, que pierda su carácter indescifrable; hemos tratado, además,  de hacer un análisis crítico de la reforma laboral y de los intereses a los que sirve. Tampoco nos limitamos a la reforma aprobada por el gobierno de Rajoy. De hecho, el análisis abarca los cambios que se han producido en el sistema de relaciones laborales durante las últimas décadas.

¿Pensáis que con la reforma se liquida el Derecho Laboral? Alberto Garzón y Juan Torres hablan en un artículo de “voladura controlada”

El Derecho del Trabajo nace para gestionar el conflicto dentro de la empresa, es decir, otorgar a la clase trabajadora ciertas prestaciones en un contexto de explotación capitalista. Con la reforma (especialmente, al dinamitar la negociación colectiva) se ha roto este sistema de regulación; se pretende, así, llevar al punto máximo la explotación de la fuerza de trabajo. Lo que no está tan claro es que la liquidación del derecho laboral sea “controlada”, pues se les ha ido la mano. Es más, las consecuencias ciertamente no las han previsto. Van a producirse unos niveles de conflictividad imposibles de gestionar si no es desde salidas autoritarias.

Se pierde el derecho al trabajo y se reconoce la libertad para trabajar, si uno encuentra trabajo

Pasamos “Del derecho al trabajo a la libertad para trabajar”, afirmáis en un capítulo del libro. ¿Qué supone este cambio?

El derecho al trabajo implica el reconocimiento de ciertas prestaciones y garantías jurídicas. Supone un paso adelante frente al liberalismo absoluto. Pero ahora nos encontramos en una situación en que se pierde este derecho y se reconoce, como mucho, la libertad para trabajar (si es que uno encuentra trabajo). Sin embargo, más allá de lo que dice el libro, nos adentramos en un sistema semifeudal en que el trabajador vende su persona. Caminamos, de hecho, a un sistema de servidumbre y vasallaje dentro de las empresas.

Nos adentramos en un sistema semifeudal en que el trabajador vende su persona.

¿Qué efectos inmediatos se están produciendo en las empresas tras la aprobación de la reforma laboral?

La primera consecuencia inmediata la apunta el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en el Boletín de Estadísticas Laborales de enero y febrero. Reconoce esta fuente la avalancha de EREs que está produciéndose tras la aprobación de la reforma laboral. El incremento de EREs es tan salvaje (se materializa en reducción de jornadas, y suspensión y extinción de contratos) que tendríamos que hablar de masacre. La crisis comenzó hace dos o tres años y no se dieron estas cifras; también comienzan a detectarse despidos por enfermedades y acuerdos de empresa con rebajas salariales. Además, la flexibilización de los contratos a tiempo parcial (con la introducción de las horas extraordinarias) dificulta a muchas mujeres la conciliación.

El PP ha creado el Ministerio de Empleo y Seguridad Social; frecuentemente se cita el término “empleabilidad”. ¿Ha sustituido el “empleo” al “trabajo”? 

Hablar de “trabajo” remite a trabajadores con derechos. La noción de “empleo” alude, por el contrario, a las necesidades del mercado. Un ejemplo muy palmario y actual es el proyecto Eurovegas, que se disputan las comunidades de Cataluña y Madrid. Puede que genere empleo, pero en ningún caso trabajo digno. En cuanto a la denominación del ministerio, es un hecho llamativo. Desde que Primo de Rivera lo creó, siempre en la nomenclatura figuraba el término “trabajo”, que ahora desaparece. Hay, en fin, una decidida voluntad política de crear empleo, pero a costa de lo que sea.

Utilizar al lenguaje para confundir y crear una nebulosa ideológica 

También explicáis en el libro otro cambio: “El fin del derecho del trabajo y el nacimiento del derecho del emprendedor”. ¿Qué significa? 

Esto es, en términos orwellianos, “neolengua” pura y dura. En otras palabras, se hace servir el lenguaje para confundir a la gente y crear una nebulosa ideológica. Cuando hablan de “emprendedor” están refiriéndose al empresario capitalista. En puridad, el término “emprendedor” procede del Derecho de la Unión Europea y designa a los autónomos. Pero la reforma laboral identifica, de manera muy burda, a los empresarios con emprendedores, al crear un contrato nuevo “de emprendedores” para las empresas de menos de 50 trabajadores. Dentro de estos límites caben el 99% de las empresas españolas. Todas ellas, siguiendo el razonamiento, estarían gestionadas por emprendedores.

Al dinamitar la negociación colectiva se pretende llevar al punto máximo la explotación de la fuerza de trabajo

¿Hay tantas diferencias entre la reforma laboral aprobada por el PP y la impulsada por Rodríguez Zapatero?

La diferencia no es tanto cuantitativa como cualitativa. Hay numerosos elementos de continuidad pero también cambios. La reforma de Zapatero en 2010 permite presentar EREs con pérdidas actuales o previstas, modifica las causas del despido y lo abarata; aumenta la flexibilidad interna en las empresas y la precarización, con los contratos de aprendizaje. Pero el PP rompe definitivamente en dos cuestiones: la liquidación de la negociación colectiva y el autoritarismo con el que han aprobado la reforma laboral, sin ningún tipo de negociación y despreciando a los sindicatos. Hasta el momento, la reforma más salvaje del derecho del trabajo la realizó Felipe González en 1994. En 2012 el PP culmina el proceso y lo lleva hasta extremos difíciles de superar.

La reforma más salvaje del derecho del trabajo la realizó Felipe González en 1994; en 2012, el PP culmina el proceso y lo lleva hasta extremos difíciles de superar.

¿Han impuesto la reforma laboral los famosos “mercados” o el PP ha aplicado meramente sus postulados ideológicos? En otras palabras, ¿Con qué margen de actuación cuentan los gobiernos?

La economía española se encuentra intervenida. Y el gobierno español se comporta como un ejecutivo títere que ha perdido su soberanía. Hay dos postales que ejemplifican esto, y que valen para el gobierno anterior y para el actual: la fotografía de Rodríguez Zapatero con los grandes ejecutivos del IBEX 35; y la carta no publicada de Trichet al mandatario socialista. Ahora bien, esta dependencia no exonera de responsabilidades a los gobiernos. Hasta el día de la victoria electoral, el PP aseguraba que no abarataría el despido. Un gobierno que ha ganado las elecciones mintiendo es ilegítimo. ¿Cuánta gente se replantearía ahora su voto?

Pero se dice que la reforma laboral es necesaria para crear empleo y que el mercado de trabajo es demasiado “rígido…” 

Esto lo dice Rajoy, y es rotundamente falso. Desde la década de los 80 se ha reformado el estatuto de los trabajadores más de 50 veces sin que esto implique la creación de puestos de trabajo. Que haya o no trabajo depende del ciclo económico y no de la regulación del mercado laboral. Lo que van a hacer ahora es mentir con las estadísticas. Camuflarán la precariedad y la temporalidad con el “contrato indefinido para emprendedores”, que para nada es indefinido, sino un contrato precario con despido libre. ¿Qué empresario hará un contrato temporal si puede firmar estos pseudocontratos indefinidos, bonificados y con despido libre? De hecho, ya se están convirtiendo contratos temporales en estos falsos indefinidos.

 

La reforma laboral producirá una rebaja generalizada de salarios

Juan Roig, presidente de Mercadona, apostaba no hace mucho por caminar hacia la cultura del “bazar chino”. ¿Es éste el modelo que introduce la reforma laboral?

La reforma laboral producirá una rebaja generalizada de salarios. Es más, las condiciones de vida y trabajo van a sufrir un empobrecimiento sin precedentes en la historia contemporánea de España. Volvemos a la situación anterior a la década de los 50 cuando, en el marco del autoritarismo franquista, nacen los convenios colectivos y el Sector empieza a convertirse en el punto de referencia. La Inspección de Trabajo, por ejemplo, quedará únicamente para los casos en que se dé una vulneración de los derechos fundamentales, no del derecho laboral como hasta ahora. Pero es importante aclarar algo. A esta situación no se llega porque los empresarios sean unos canallas, sino porque los abusos son inevitables en relaciones tan desequilibradas. Volvemos a la dependencia paternalista y a situaciones de servidumbre. La relación laboral no quedará regulada por el derecho sino en función de si el patrón es o no buena persona. Y los jueces, a la hora de emitir sus fallos, tendrán que acogerse al derecho constitucional o al civil, ya no al laboral, totalmente socavado.

Por último, ¿En qué lugar deja la reforma laboral a los sindicatos?

Al eliminar la fuerza normativa del convenio colectivo, la reforma laboral lamina asimismo el poder tradicional de los sindicatos. La negociación colectiva no tendrá lugar, a partir de ahora, entre dos partes, la empresa y los representantes de los trabajadores, sino que pivotará sobre el poder coactivo del empresario. Pero la reforma no sólo tiene como objetivo desmantelar el poder sindical. Deja claro, además, que la estrategia sindical de retroceder no sirve para nada. De nada valió aceptar el “pensionazo” ni la desmovilización de la clase trabajadora. Ahora bien, las críticas han de ser matizadas. No hemos de perder de vista que la clave de la estrategia de la derecha es pulverizar a los sindicatos. Lo dijo muy claramente Esperanza Aguirre: “Los sindicatos caerán como lo hizo el Muro de Berlín”.

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Hollande no nos salvará

Por Pedro Montes. Economista. Socialismo 21.

La propaganda forma parte de la guerra, al punto de que con razón se dice que la verdad es la primera víctima de ella. La victoria de Hollande ha desatado cierta euforia sobre  el porvenir de Europa al pensarse que el nuevo presidente francés tienen programadas iniciativas que le darán un nuevo impulso al maltrecho proyecto de la unidad europea y aportarán una mejora radical en la desoladora situación económica que viven algunos países, con Grecia condenada  ya a la catástrofe y otros haciendo cola para arrojarse por el precipicio.  La guerra en este caso se libra sobre si podrá y debe sobrevivir la Europa de Maastricht, la Europa de la moneda única sin unidad fiscal y sin cohesión social.

Tiempo habrá para examinar con detalle la política del nuevo Presidente, que habrá de realizarse teniendo en cuenta su programa, los márgenes para su cumplimiento y la firmeza que ponga en su ejecución,   en la complejidad que tiene la realidad francesa el contexto europeo. Por otra parte, habrá que  distinguir las propuestas económicas y sociales internas para Francia y las iniciativas para modificar las reglas de funcionamiento de Europa. Son estas últimas las que exigen salir al paso inmediatamente para amortiguar el entusiasmo que la victoria de Hollande ha suscitado.

Tres son las medidas  que merecen destacarse. La primera es que el dirigente socialista francés pretende hacer menos dura y más prolongada en  el tiempo la política de austeridad exigida por el Pacto de estabilidad fiscal firmado hace unos meses. La señora Merkel ya ha dicho que una reforma de dicho pacto es innegociable, pero todo permite suponer que exigiéndolo Francia todo se hará con mayor flexibilidad, y así,  el objetivo del déficit cero se postergará al año 2017. Ahora bien,  la suavización del pacto no cambia el carácter depresivo de la política fiscal durante los próximos años, que además tendrá una dureza específica para cada país teniendo en cuenta los niveles de déficit de que se parte y lo contraproducente que es para el mismo objetivo de reducir el déficit el hundimiento de la economía, eso sin considerar otros problemas como el paro agobiante. Por lo que respecta a nuestro país,  de poco o nada va a servir que el déficit público francés, ahora situado en algo más del 5% del PIB, se diluya un año o dos mas tarde.

Hollande  va a proponer que el Banco Central Europeo inyecte liquidez directamente a los Estados, como lo podían hacer antes los bancos centrales de los países integrados en el euro, o ahora  el banco de Inglaterra o la Reserva Federal de Estados Unidos. Tal propuesta debe superar muchos obstáculos formales y de fondo levantados por las actuales normas de funcionamiento de la unión monetaria y propiciará muchas divisiones y controversias en el seno de los países del euro porque, dejando a Alemania que no está por la labor por su afán de garantizada estabilidad de precios, el problema esencial de una reforma de ese calado es fijar los criterios para proporcionar liquidez. Eso significa determinar qué cantidades puede recibir cada país, casi todos sedientos, y por tanto disputar sobre la  parte que cada uno tratará de llevarse de la nueva liquidez.  Como puede comprenderse, cambiar las normas del Banco Central Europeo no será fácil y sobre todo no será rápido. A las esperanzas del triunfo de Hollande cabe de nuevo ponerles  sordina.

En tercer lugar, el nuevo presidente es partidario de la emisión de los eurobonos. Así dicho, parecería que comparte la opinión de otros muchos dirigentes de derecha y de izquierda de los países más degradados para resolver los problemas de financiación de los Estados miembros del euro. Teniendo en cuenta las onerosas primas de riesgo que algunos países tienen que pagar para colocar su deuda pública, la emisión de eurobonos (deuda pública garantizada por todos los países miembros del euro) sobre el papel sería una contribución  a diluir las tensiones que sufren esos países en los mercados, pero de nuevo se plantea la cuestión de cómo distribuir los recursos obtenidos por los eurobonos, aparte de que los países más fuertes como Alemania sospechan que al final serían ellos los que soportarían el peso de garantizar la las emisiones. Además, bien interpretada la propuesta de Hollande, este propone emitir eurobonos, con los problemas mencionados,  para financiar inversiones públicas en Europa, lo cual puede tener efectos expansivos sobre las economías, si bien de nuevo se abre la caja de los truenos para determinar donde se ejecutarán esas inversiones públicas en los 17 países que comparten la moneda común. Problemas muchos pues, sin perjuicio de que al final la posición de Francia modifique ligeramente la ortodoxia financiera que predomina actualmente en Europa.

Si a pesar de todo ello hay razones para el entusiasmo, dejemos discurrir algunos meses antes  de empezar a celebrar entre nosotros los beneficios económicos y sociales que nos aportará el triunfo de Hollande.

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