Socialismo21 » 13 junio, 2012

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Reflexiones amistosas sobre la crisis actual

Tony Negri

 1.

Los hombres por los cuales siento cierta simpatía se han batido, en Europa, en el siglo XX, en torno a tres objetivos: por el socialismo contra el fascismo; por una Europa unida contra el estado-nación; por la paz contra la guerra. Los dos primeros objetivos parecen estar fuertemente ensombrecidos en la crisis actual, y las luchas que se desarrollan en torno a ellos tienen un resultado incierto –y los resultados de las desarrolladas, olvidados o en crisis. Todavía hay paz, ¡pero tan insegura!

2. 
El socialismo se afirmó en Rusia en 1917. Su victoria local y su expansión ideológica originaron el cerco de la URSS por parte de las potencias occidentales y provocaron, primero, los fascismos (en Italia, en Alemania, en España, etc… ) y después la guerra fría, para mantener su aislamiento. Ni siquiera la gran crisis del 29 consiguió debilitar esta política de las elites capitalistas y liberales. Más bien aceptaron el keynesismo como una política de contención “reformista” de las luchas y de la expansión política del socialismo. Ya a finales de los años 30, y de nuevo tras los 70, cada vez que el “reformismo” se afirmaba y alcanzaba objetivos importantes, las elites capitalistas repitían experimentos reaccionarios, optando unas veces por la represión, otras por la guerra (ya sea caliente o fría). Tras la segunda guerra mundial los gobiernos, obligados a abandonar los imperios coloniales y a transferir la soberanía imperial a los Estados, combinan de forma diversa sus políticas internas, bien en sentido reaccionario o reformista: el fin es siempre el de ganar la guerra fría. Su odio antisocialista estaba por encima de cualquier otro objetivo. Como la Iglesia del tardo Renacimiento contra las revueltas campesinas y anabaptistas, así actuaban los Estados capitalistas contra los trabajadores y el socialismo – cediendo al mismo tiempo su poder al impero americano.
3. 
Sabemos que el socialismo soviético no perdió su batalla por los golpes del adversario liberal sino porque, desde el inicio, no consiguió suscitar un movimiento triunfante en Europa ni fue capaz finalmente de producir una continua transformación social y política a medida de la potencia productiva que había expresado. No es la primera vez que Hércules siendo niño es ahogado en su cuna por la serpiente. Tras el 17, soviéticos y liberales europeos comprendieron que en Europa tienen lugar la batalla por el éxito del socialismo. Entonces, en los años 20 y 30, el fascismo y las expresiones más extremas de los distintos nacionalismos se opusieron al socialismo. Después de la segunda guerra mundial la burguesía europea finge izar las banderas de la paz y de la Unión que hasta entonces habían arrastrado por el fango. El ideal de una Europa unida viene abanderado contra la URSS. La potencia imperial americana solicita el proceso de unificación europea en clave antisoviética. Pero cuando Europa, después de 1989, comienza a constituirse independientemente, desarrollando una potente economía y un modelo social autónomo, imponiendo su propia moneda y presentándose así como un competidor y una alternativa a EE.UU. en el mercado mundial, entonces los estadounidenses se posicionan contra la unidad europea, abriéndose sobre terreno europeo la lucha de clases, entre la clase capitalista recompuesta a nivel global y las multitudes europeas: una lucha fría pero decisiva, suficiente para originar la profundísima crisis económica y social actual . Esta crisis, que surge de la fallida solución de la precedente en 2008-2009, se construye y se lanza contra la unión política de Europa. Castigada por esta crisis, Europa no encuentra, y no puede encontrar, soluciones o alternativas en el orden neoliberal. Los EE.UU. – perdida su hegemonía– la presionan para no verse involucrados ellos mismos en nuevos antagonismos imperiales.
4. 
Más allá de los estados-nación, la clase capitalista se ha recompuesto a nivel mundial en la crisis. Y es a nivel mundial que, explotando las nuevas tecnologías, ha puesto en funcionamiento un nuevo proceso de “acumulación originaria” sobre la base de la transformación postindustrial del trabajo, que deviene cada vez más en “trabajo cognitivo”. Por tanto, esta acumulación se produce a partir de la privatización y de la organización productiva del General Intellect. Entiendo por General Intellect el conjunto de la fuerza de trabajo cognitiva que ha sustituido, en la producción de plusvalor, a la clase obrera industrial y es ahora explotada en todo el terreno social. El capitalismo mismo se modifica de manera fundamental: son las finanzas las que recomponen ahora, a nivel mundial, el comando del capital. La banca y las finanzas dominan hoy sobre los empresarios y los innovadores industriales: la renta sustituye al beneficio. Los procesos productivos son así transformados, y a la producción fordista, en la fábrica, se superpone la organización postfordista de la explotación sobre toda la sociedad y la captación de plusvalor (socialmente producido) a través de mecanismos financieros. Sobre esta profunda transformación de la acumulación capitalista se forma también una nueva práctica política: la governance neoliberal. Con ella las élites capitalistas pretenden, por un lado, destruir el Welfare State de la clase obrera industrial, que consideran hoy un cuerpo extraño, el residuo de un soviet en su propia casa; por otro, el capital intenta organizar la explotación de la sociedad entera, sometiendo a su dominio la vida de las personas y quiere, en cuanto “biopoder” dominar todo movimiento bipolítico. Así, a través de sucesivas crisis fiscales se destruyen las relaciones de fuerza entre las clases sociales que todavía caracterizaban la sociedad fordista, atacando el relativo progreso económico y las estructuras constitucionales que dentro de cada estado-nación europeo habían garantizado, tras la segunda guerra mundial, la paz social y un cierto reformismo político. En estas condiciones de crisis, la unidad europea –cuyo ideal y cuyas primeras concretizaciones habían propiciado bienestar y cierto equilibrio continental –no solo es atacada violentamente sino que está completamente sobredeterminada por una voluntad de poder capitalista reorganizada a nivel global, que no soporta ya las resistencias que todavía se organizan en los antiguos Estados soberanos.
5. 
Es oportuno reconocer que la resistencia no puede darse sino a nivel global, mundial. Y es aquí, ahora, que la paz está en peligro. El interés capitalista busca impedir el flujo de iniciativas subversivas para, de algún modo, lograr extender sus grandes espacios geográficos continentales. El interés de los oprimidos es a su vez el de organizar resistencias y antagonismos a nivel global. La súbita derrota de los EE.UU. en América Latina se ha revelado importante pero no decisiva. En Asia y en Extremo Oriente las tensiones sociales y políticas, parecen por el momento contenidas dentro de los enormes retrasos del desarrollo y de los equilibrios económicos. África está todavía en los inicios de una nueva gran pugna que, por la explotación de sus territorios, pronto se abrirá, aun no se sabe cuándo. En cambio, la gran zona en crisis es la que va del Atlántico a los países árabes cruzando el Mediterráneo: aquí es donde la paz está en peligro. Y es aquí donde la especificidad de la cultura y el desarrollo europeos ha entrado en una crisis probablemente definitiva. La sucesión de los esfuerzos y las derrotas militares en las guerras globales, la extinción inútil de las proclamas a la Cruzada, que tanto han resonado en los años 90 y después, han mostrado simplemente la miseria y la impotencia de las políticas puestas en juego por la clase política capitalista euro-americano. Solo una radical transformación de las élites, solo la generalización y la adhesión al proyecto de unidad europea de las multitudes permitiría modificar esta situación, y quizá dar a las clases trabajadoras europeas la posibilidad de renovar un proyecto socialista potente –en Europa donde nació el socialismo. Hasta ahora no ha tenido éxito: todo movimiento ha sido sofocado por el capital. Pero, en estos últimos años, las nuevas generaciones han empezado a moverse, a luchar contra las nuevas formas de miseria, de precariedad, de pobreza a las que han sido sometidas. Indignadas, las nuevas generaciones se levantan, practicando nuevas figuras de insubordinación y de lucha. Esta vez el joven Hércules puede acabar con la serpiente.
6. 
Relanzando el proyecto europeo por parte de la izquierda, insistimos en el hecho de que para mantener la paz es necesario de nuevo crear y asegurar el bienestar. Nos preguntamos si el capital puede todavía hacerlo. La respuesta no puede ser sino negativa. Efectivamente al emprendedor lo ha sustituido actualmente el capitalista financiero, al beneficio la renta, a la fábrica la banca: funciones y comportamientos parasitarios se multiplican. Las crisis se suceden porque no hay ya medida alguna de valorización y porque, en consecuencia, la especulación se convierte en la única forma de acumulación. Pero si el capitalista es hoy ajeno a la organización de la sociedad, si ha perdido la dignidad consistente en organizar el trabajo, en anticipar el capital constante y hacer inteligentes a los mercados bajo su comando – ¿cómo podrá ya crear y garantizar bienestar y progreso? Nos parece que esta síntesis de bienestar y progreso solo puede ser construida actualmente por la “nueva” fuerza de trabajo, por aquella fuerza de trabajo que, en tanto cognitiva, puede autónomamente tomar en sus manos la producción misma. La que trabaja a través de lenguajes, conocimientos, afectos –la que produce poniendo en común el saber y agregando elementos singulares de comunicación. Así produce hoy la excedencia, la riqueza, que se llamaba plusvalor. Mas preguntémonos: ¿no se llamará ya más verosímilmente “común”, este producir “juntos” conocimientos, códigos, informaciones, afectos? Cuando hablamos de “común” no se habla efectivamente solo de aquella riqueza ya disponible en la naturaleza (como el aire, el agua, los frutos de la tierra y todos los otros dones de la propia naturaleza) sino que hablamos especialmente de las nuevas formas de producción de riqueza, de la actual composición social y política de las fuerzas inmateriales del trabajo y de la potencia viva de la subjetividad. Es a esta potencia a la que el capital trata hoy de aplicar su instinto vampírico. A las potencias de lo común, sin las cuales no es posible la riqueza en nuestra época.
7.
¿Qué puede significar hoy construir un soviet, es decir, llevar la lucha, la fuerza subversiva, la multitud, lo “común” dentro (y contra) la nueva realidad y las nuevas organizaciones totalitarias de dinero y de las finanzas? Para responder a esta cuestión es necesario tener presente que el capital no es un Moloch, sino una “relación de fuerza” entre quien comanda y quien resiste, entre quien explota y quien produce. La multitud no es simplemente explotada, ella propone a nivel social su autonomía y su resistencia. Sobre esta relación se determina la crisis, es decir, el debilitamiento y/o la ruptura de la relación capitalista. La crisis actual se debe a la necesidad capitalista por impedir que la presión sobre la renta rompa las relaciones de dominio, para mantener el orden, primero multiplicando sin medida la cantidad de dinero para gastar con el único propósito de tener contentos a los proletarios del conocimiento, luego (una vez que la situación empeore y la competencia sea insoportable) reclamándoles la restitución de lo que habían conseguido, exigiéndoles “pagar la deuda” –bajo la amenaza de la miseria y la vergüenza. Se puede reconocer aquí que la financiarización no es una desviación improductiva y parasitaria de cuotas crecientes de plusvalor y ahorro colectivo, sino que es la forma misma de la acumulación, es decir de la explotación, operada por el capital en el interior de los nuevos procesos de producción cognitiva y social del valor. Es sobre este terreno que los costes de la reproducción de la fuerza de trabajo, del trabajo necesario (es decir, de su instrucción, de sus formas de vida, de la nueva organización social) y, naturalmente también, las luchas obreras, han hecho fracasar la acumulación de capital y por tanto la ruptura de la relación de la explotación a nivel social. Esto ha ocurrido porque las condiciones de valorización del trabajo sobre la base cognitiva y biopolítica son hoy, como decimos, “comunes” mientras que la acumulación no solo es “privada” sino que se basa en tecnologías y políticas administrativas que, al no conseguir destruir la “potencia común” de la producción, la esclavizan –haciendo caso omiso de sus derechos y su poder. ¿Cómo se sale de una crisis de este tipo? Solo a través de una revolución social. Cualquier New Deal que se proponga solo puede consistir en construir nuevos derechos de “propiedad social” de los “bienes comunes”. Un derecho que evidentemente se contrapone al derecho de la propiedad privada y a sus garantías públicas. En otras palabras, si hasta hoy el acceso a un “bien común” ha tomado la forma de “débito privado”, de hoy en adelante es legítimo reivindicar el mismo derecho en forma de “renta social”, de lo “común”. Reconocer estos derechos comunes es la única vía para salir de la crisis. Para reconstruir –a través del trabajo de la toda la sociedad– el progreso y, por tanto, la esperanza de paz. La revolución en Europa es el paso necesario para afirmar la hegemonía de lo común y construir la unidad del país más bello y más inteligente que la historia humana ha conocido.
Lección impartida en la Universidad de Oxford, en el Museo Ashmolean, el 12 de mayo de 2012.
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Ni préstamo, ni rescate: es una estafa!

Las Mesas Ciudadanas de Convergencia y Acción declaran que los llamados rescates, es decir inyecciones de dinero público -en este caso procedente de la Unión Europea- a la banca, en cantidad de hasta 100.000 millones de euros, tendrán consecuencias políticas y sociales que sin duda alguna nos afectará. Esta cuantiosa cantidad debe ser garantizada y, por tanto, cubierta con medidas que tranquilicen a los mercados, es decir que se recorten todavía más las prestaciones públicas del estado y las comunidades autónomas. Sabemos de sobra que los mercados son insaciables y su voracidad les lleva, una vez que han conseguido una presa, a estrujarla y sacar el máximo beneficio posible, máxime si la ven débil.

No se dice -y se oculta cuanto se puede- que esta situación en la banca es un producto directo del estallido de la burbuja inmobiliaria, que ha dejado a bancos y cajas en situación de extrema debilidad, al fallarles de golpe el pingüe negocio que, si bien ahora ha fracasado, sin embargo ellos mismos -los bancos- lo potenciaron y obtuvieron grandes beneficios. Es decir, este rescate no es por la abundancia de la deuda pública -pública de verdad- y porque las prestaciones, sueldos y servicios públicos del Estado sean insostenibles. Esa es la gran mentira que se nos dice para tapar toda esta estafa. Los bancos españoles necesitan ser rescatados porque su negocio con el ladrillo ha fracasado.

Se está además haciendo una intolerable campaña contra todas las cajas de ahorros que es injusta. Por eso habría que depurar responsabilidades. Las Cajas como tales ya casi no existen, y las escasas que subsisten no son las más “tocadas”. Las Cajas son ahora bancos, pues en una torpe, dañina y antisocial operación fueron privatizadas, obligadas a concentrarse sin ton ni son o por intereses de las oligarquías territoriales y políticas, siendo fusionadas en ocasiones incluso a la fuerza y con engaños. Por tanto, ahora el dinero “lo necesitan” Bancos y solo bancos.  Alguno de ellos, como es Bankia, estaba muy claro lo que iba a ocurrir, pero los intereses del PP propiciaron esta suicida acción especulativa. Si las Cajas de Ahorros hubieran permanecido y además hubieran sido nacionalizadas, tal y como ya hace tiempo se pedía, alguna hubiera sufrido fruto de su mala gestión, pero no habría esta debacle general. El PSOE y el PP decidieron juntos su privatización y ahora ese es su fruto más directo.

Para atacar a las cajas y el sistema de banca pública se ponen como ejemplo a dos bancos: el Santander y el BBVA, como si estos no se hubieran metido de lleno en la burbuja inmobiliaria y la hubieran fomentado, incluso mucho más que las Cajas de Ahorros. Esta falacia hay que desmontarla, y hay que hacerlo porque tanto el Santander como el BBVA tienen mucho más del 80% de su negocio fuera del Estado Español. Entre un 12 y un 16% de sus intereses y negocios están fuera, y los están principalmente en América Latina. Por tanto, que se deje de mentir y engañar ya. Toda la banca española ha especulado y le ha salido mal ¿Por qué ahora entre todas y todos les debemos garantizar con dinero público -es decir, nuestro- su negocio?

Las Mesas Ciudadanas de Convergencia y Acción advierten que este verano será aprovechado por el gobierno para atacar las pensiones y las prestaciones del desempleo. Por eso, las movilizaciones no deben cesar con el verano, sino que se deben multiplicar. No estamos ante un curso escolar, se trata de nuestros derechos y nuestra vida digna. Es defender nuestra seguridad personal en salud, educación, pensiones, empleo y desempleo.

Por todo esto, hacemos un llamamiento a los Sindicatos, las personas trabajadoras con empleo o no, y a los movimientos sociales y ciudadanos a continuar movilizándonos. A resistir con fuerza y valor como lo están haciendo los mineros del carbón, con los que nos solidarizamos profundamente.

Hay que reunir a las distintas plataformas y reaccionar. Establecer un amplio y consensuado programa de resistencia, pero también de ofensiva, y para pasar a las propuestas hay que exigir:

– La nacionalización de la banca rescatada. El control y fin de la opacidad bancaria y la depuración de responsabilidades de los y las culpables de esta situación.

– Prohibir a ningún banco rescatado el ejecutar embargos, y a buscar soluciones como pequeñas entregas a cuenta o alquileres sociales de las viviendas embargadas a sus usuarios con problemas de paro y empobrecimiento. Ni un desahucio más.

– Derogación de las contrarreformas y restitución de los derechos sociales y laborales.

– Reforma fiscal justa y progresiva. Persecución de todo nacional o empresa que opera en paraísos fiscales si hace negocio en el Reino de España. Persecución implacable del gran fraude fiscal.

– Dimisión del Gobierno Rajoy y nuevas elecciones, con una ley electoral justa y democrática.

Los partidos sistémicos no nos sirven. Son presos de sus compromisos y convenciones.

Las centrales sindicales tienen una gran responsabilidad en la salida a esta situación y no deben tratar de aguantar a un sistema prohibido y que hace aguas. La crisis que sufrimos no es solo económica, es política y moral, de carencia de valores. Además, el pacto social de la Transición esta roto para siempre y lo han vulnerando los gobiernos y la CEOE.

Las Mesas os piden públicamente que comencemos a reaccionar y trabajar ya. Pero no podemos acabar este manifiesto sin dirigirnos a las personas paradas y llamarlas a la acción y a la movilización. Cerca de seis millones de personas, victimas de la crisis, debemos comenzar a actuar ya, a reunirnos en nuestros barrios, cortar las carreteras y las avenidas, hacernos visibles y dejar de ser invisibles.

Las y los invisibles tenemos en nuestras manos hacer cambiar este Estado.

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Artículos Debates Internacional

¡ No a la legalización de la intervención!

¡LA CIUDADANIA TIENE DERECHO A SER CONSULTADA!

CONTRA LA RATIFICACION DEL TRATADO DE ESTABILIDAD, COORDINACIÓN Y GOBERNANZA DE LA UE

En los próximos días (*) se someterá a ratificación en el Congreso de los diputados el “Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Europea”, también llamado Pacto Fiscal. La importancia de esta ratificación adquiere gran relevancia tras el reciente Rescate de la Banca española con un crédito europeo de hasta 100.000 millones cuyo garante de la devolución es el estado español.

El origen de este  Tratado se remonta al pasado 2 de marzo cuando fue suscrito por 25 representantes de  países de la UE (excepto Reino Unido y Chequia) , entre ellos por Mariano Rajoy, sometiéndose una vez más a las presiones e intereses de Agela Merkel y Sarkozy, en aquel entonces Presidente de Francia.

Dicho Tratado es una vuelta de tuerca en las políticas de ajuste fiscal iniciado con el Pacto euro plus, de cumplimiento riguroso de los objetivos de déficit estructural público del 0,5% del PIB y deuda publica del 60% del PIB en los plazos previstos por la UE, y que en el estado español, tras la reforma constitucional del artº 135 en septiembre 2011, se sitúan en el 3% para el objetivo de déficit público en 2013, y 2020 tanto para el objetivo de deuda pública del 60% del PIB, como de estabilidad presupuestaria o déficit público cero.

Con este Tratado se cede soberanía en beneficio de la Comisión Europea, así como de cual otro país o parte “contratante” del Tratado, los cuales podrán obligar a los países que se desvíen de los objetivos fiscales a corregirlo, pudiendo presentar demanda contra el país incumplidor ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea  que podrá imponer sanciones al país demandado de un máximo del 0,1% del PIB (en el caso de España 1.000 millones de euros). Obviamente, una condena de esta naturaleza, sometería al país afectado a gravísimas turbulencias en los mercados financieros y el incremento de la prima de riesgo.

Por otra parte, en el Tratado, no se incluyen o alientan medidas que vayan en dirección de políticas de inversión pública,  que estimulen la demanda y favorezcan el crecimiento económico. En realidad dicho Tratado blinda los intereses de los bancos y estados que han concedido préstamos, forzando a los países endeudados a devolver los préstamos a los acreedores, bancos, fondos financieros, etc. Las consecuencias de estas políticas de ajuste, como ya ha sido comprobado a lo largo de la historia y de la experiencia reciente, acentúan la recesión de los países con una gran deuda pública y privada, empujan hacia el desmantelamiento del llamado “estado del bienestar”, vacían de legitimidad las instituciones democráticas, extienden la pobreza, y pueden provocar situaciones de impago de la deuda pública y ruina económica.

Aunque la entrada en vigor del Tratado de estabilidad será en 2013, a nadie escapa su función disciplinaria en la gestión por el estado español del reciente rescate de 100.000 millones. Más allá de las condiciones que se vayan haciendo públicas sobre las condiciones del “rescate”, el contenido del memorándum, o las clausulas secretas que puedan acompañarle, el propio Tratado o Pacto fiscal es un instrumento para obligar a reducir el gasto público y social, y da la coartada legal a cualquier atentado al bienestar y la democracia en el estado español.

En efecto, el monto del rescate al estar garantizado por el estado español, generará intereses que incrementarán notablemente el déficit público y en el caso de la deuda publica hasta 10 puntos del PIB. El esfuerzo para reducir el déficit y la deuda pública en los próximos años  se incrementará en varios puntos del PIB cada año hasta 2020. En tales condiciones la catástrofe económica en España está asegurada, mas pronto que tarde.

Con el “rescate” los países centrales de la UE, como Alemania,  se ayudan así mismos reduciendo la exposición de sus bancos a la deuda de la banca española y socializando las pérdidas entre la ciudadanía del estado español vía déficit y deuda pública. Naturalmente el préstamo tiene un riesgo y es el impago de la deuda por el estado español, pero mientras ello no se produce la banca europea e internacional reduce su exposición a la deuda bancaria y pública española.

El 99% de la ciudadanía de España no puede permanecer impasible ante el secuestro de su soberanía y la imposición de las ataduras  y obligaciones inaceptables contenidas en el “Tratado de estabilidad”.

Llamamos a las organizaciones sociales y cívicas, a las plataformas unitarias, a la ciudadanía movilizada en torno al 15M, a organizar el rechazo contra el “Tratado de estabilidad”  y el “rescate”. Hay que impedir que el Tratado sea ratificado en los próximos días por el Congreso de Diputados, y exigir que tanto el Tratado como el “rescate” se sometan a consulta en referéndum al conjunto de la ciudadanía

Los diputados/as que voten a favor de su ratificación y se opongan a la consulta a la ciudadanía se comportarán como traidores y enemigos del pueblo. ¡Que sepan, que tarde o temprano, el pueblo los juzgará!

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