Por Álvaro Ribas de Sociología Crítica
La crispación derechista de estos días muestra que, tal y como fue señalado por la izquierda más lúcida, el euro era la moneda única necesaria para que la fracción capitalista que lidera el sistema entrase a saco en las economías previamente desarmadas por los socialdemócratas y la extrema derecha conservadora. El que quiera entender ya sabe dónde les aprieta el zapato a los grandes estafadores comunitarios: precisan del euro en economía tanto como de sus engrasados aparatos coercitivos en materia de “orden público”, ahora, y sus pistoleros paramilitares, más adelante. Hoy, todos los grandes granujas de la orquesta comunitaria tocarán la partitura dedicada al euro. Perderlo es lo que más temen, que una excepción soberanista les prive de su herramienta principal para el saqueo y abra el camino para escapar del infierno que nos preparan.
Respecto a las elecciones de ayer, decir que la abstención ha sido la gran triunfadora en ambos países. En Grecia alcanza el 38% (el primer partido), pero es en Francia donde ha batido el record histórico reciente al llegar al 45%. Durante las próxima horas, en Grecia, el Pasok afectará una cierta resistencia a formar gobierno en solitario con la Nueva Democracia y, tal como exige el guión, insistirán en la conveniencia de un frente más amplio de concertación pro-europea, en un gobierno de salvación nacional que arrastre el mayor número posible de partidos a la mierda y que deje sin alternativa opositora al enrrocamiento fascista comunitario. En Francia no pasa nada, pues, en breve, el partido socialista de Hollande nos sumirá en el aburrimiento previo a la náusea.
Hoy, como dejó escrito Rosa Luxemburgo, “El orden reina en Berlín”.