Ante el último engaño del gobierno, construyamos un Bloque Cívico
En medio de un colapso económico y social cada vez mayor, y que la reforma laboral ha venido a agravar, hemos visto las últimas semanas cómo se abría paso la idea de que había que rescatar una vez más la banca privada española. Con las elecciones griegas de fondo, una ‘cortina’ mediática (en manos de empresas monopolistas con vínculos con la banca) insinuaba que esta vez serían los banqueros quienes pagarían la factura y que este préstamo no supondría nuevos sacrificios sociales para la población.
Una nueva mentira que, de hecho, se ha desvanecido en pocos días ante los ojos de la población. Al inicio de la crisis se necesitaron meses para que la ciudadanía entendiera que la promesa de «refundar» el capitalismo era sólo una mentira para ocultar que iban a dilapidar el patrimonio público para salvar a los bancos y dejar endeudados a los estados y los pueblos (excepto Islandia).
Ahora, en pocas horas, ha pasado a ser evidente a pesar de las apelaciones del aparato institucional a un pacto de estado, que quien pide el préstamo no son los bancos sino el gobierno español, que más que representar al pueblo cada vez aparece de manera más transparente como títere de los grandes poderes económicos que financian sus campañas electorales.
Pero la verdad emerge a ojos de más gente: el rescate es un préstamo destinado a que los bancos españoles paguen su deuda pasando la factura al Estado, es decir, a los ciudadanos. Y a quien se le debe? Pues en gran parte a especuladores que rellenar la burbuja inmobiliaria, a bancos ubicados en parte en Alemania, Francia o Estados Unidos, que ahora exigen que pedimos el rescate, un rescate que no era para nosotros, sino para ellos.
Además, es falso que ahora ese dinero vayan a dar créditos para animar la actividad productiva y el empleo, esto es sólo el discurso de las plumas a sueldo del sistema que se quedan parados hacernos empasar la purga otra vez.
En este panorama desolador – que una parte de la izquierda sindical, política y social tradicional aún no percibe en toda su profundidad – es más necesario que nunca la convocatoria que desde Cataluña Julio Anguita nos proponía crear un Bloque Cívico, un movimiento social y ciudadano «los de abajo contra los de arriba», para generar opinión crítica y movilizarse contra el «desorden del sistema» para condicionar la acción de los gobiernos, pero también crear poder ciudadano transformador. Un Bloque Cívico fruto de un proceso constituyente en torno a un programa elaborado con amplia participación colectiva que, respetando las identidades, organizaciones, ideologías, creencias, ámbitos de actuación de cada uno, establezca un firme pacto por la defensa de las necesidades y derechos sociales y políticos más urgentes del pueblo, y de las alternativas que las garanticen.
Un Bloque constituido por todos aquellos que quieran estar, trabajen donde trabajen, estén en las instituciones o en la calle, militen en partidos o no, pero que se comprometan a NO ACEPTAR implicarse, corresponsabilizarse, en ninguna medida que contradiga el programa pactado.
Hay que definir este programa con urgencia, algunas ideas ya están en la calle: ningún recorte más, salario mínimo de 1000 euros, extensión de la cobertura mínima a parados y todos los pensionistas (muchos menos costes que la inyección a la banca), reparto del trabajo sin disminución de salario, prohibición de desahucio de la vivienda habitual, reforma fiscal, nacionalización de la banca y los sectores estratégicos, defensa de la soberanía de la ciudadanía y la democracia, etc. Pero es el mismo proceso que debería definir de manera más concreta este programa en una convocatoria abierta y participativa, que nosotros consideramos iniciada desde ya mismo.
Estamos ante un total colapso económico, político y social. Pero eso no es suficiente para construir una alternativa creíble. Sólo la ciudadanía empoderada de sí misma puede acabar con esta situación. Y construirla no es una cuestión de demagogia de pomposas palabras, consignas y discursos, sino de acuerdos y compromisos concretos, en torno a un programa que una para la acción a la gran mayoría de la ciudadanía.
El sistema social hace mucho tiempo que no se encontraba tan colapsado y desprestigiado. Aquellos que siempre hemos pensado que era injusto, insostenible y inhumación es ahora cuando más tenemos que actuar. Pero no para pedir un trocito en el pastel de su gestión, sino para ayudar a que la gente se reencuentre en su potencia y fuerza para superarlo y dejarlo en la basura de la historia. Todo el conocimiento y cultura heredadas, toda la experiencia y técnica creada por la humanidad nos permiten, si queremos, hacer posible un mundo de paz, que viva todo el mundo dignamente y de manera sostenible como personas libres e iguales.
Necesitamos mucha reflexión, formación, propuesta y voluntad para hacer posible esta utopía. Ahora nos puede parecer poco accesible, pero con más miseria, incultura, enfermedades y violencia ¿qué futuro tenemos con el capitalismo? El devenir que nos proponen es sólo un oscuro túnel en el que sólo (como siempre ha estado en este sistema) se vislumbra la guerra como perspectiva, guerra que ahora puede acabar con la humanidad. Quizá se piense que nuestra propuesta es un sueño, pero es el único futuro realmente posible. Levantémonos, pongámonos en marcha y hagamos posible otro mañana.
Associació Socialisme 21
Xarxa Socialista Unificada de catalunya