Socialismo21 » 18 enero, 2013

Daily Archives: 18 enero, 2013

Huele a podrido en el Reino de España

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martínez.
«…Vale la pena no callar, ni consentir. Creo que con fuerza debemos exigir la dimisión del gobierno. El encuentro de las fuerzas sociales y la construcción entre partidos y movimientos de la Coalición imprescindible para alcanzar el gobierno y conseguir el poder para que el poder popular no vuelva a ser secuestrado. En lugar de vivir en un reino podrido, vale la pena alumbrar un poder ciudadano…»
El PP, su Gobierno, la oligarquía derechista que nos domina, si algo está tratando de imponer, es que la justicia ya no sea igual para todos y que hay personas destinadas a dominar y enriquecerse pues su pertenencia a la clase pudiente y propietaria les otorga la capacidad exclusiva de hacerlo. Es decir desde su preeminencia de clase el dominio total.

Es además una oligarquía que esta imponiendo un régimen patricio que otorga poderes por encima de los demás a la aristocracia económica dominante. Si se dan casos de corrupción política y abuso de poder, no va con ellos ni ellas. Si se cometen crímenes de tráfico y mueren personas a manos de uno de ellos, se le tolera y exculpa y encima se hace de ese loco del volante un héroe. Si se adquieren viviendas ostentosas y muy caras, excesivamente caras, todo el mundo tiene derecho a ir de vacaciones a Marbella, es la respuesta. Ademas como muchos de ellos proceden de familas acaudaladas pues… Ese es el PP, chulo, prepotente autoritario y arrogante. Con la arrogancia de los caciques, el autoritarismo de los “jefes provinciales o nacionales de FET y de las JONS”, con el aire despreciativo de las marquesas con mantilla acudiendo a misa de doce, seguidas por sus criadas, nos miran por encima del hombro y sonríen.

Pero es que en este reino bananero y provinciano, además hay que sufrir a un rey, cazador de diversas espacies protegidas, decrepito y vividor. Un rey con una amante alemana y aristócrata con extrañas relaciones e intereses económicos. Un yerno a punto de demostrarse ya lo chorizo que puede ser. Una princesa heredera consorte, desconocida a base de operaciones de crujía estética que hemos pagado entre todas y todos con un silencio papanatas que ha parido unas hijas -nietas del heredero de Franco- que encima no pueden llegar a reinas pues la Constitución se lo impide por ser mujeres. Esperamos una nueva Constitución restaure la igualdad ante la ley.

Los derechos sociales en almoneda y listos para ser privatizados es decir convertidos en negocio de los amigotes del poder o el poder mismo y la mayor transferencia de rentas de la España contemporánea de pobres y trabajadoras y trabajadores hacia los ricos, es decir el robo masivo de dinero de los que trabajan y crean así como de las y los pensionistas en favor de los que detentan la riqueza o la administran a cambio de sueldos y beneficios esos si, no congelados.

Frente a esto, uno que se cree el Tribuno de la Plebe, Rubalcaba, en el que no cree la plebe ni esta necesita ya de tribunos. Con un discurso a rastras de las reivindicaciones sociales y sindicales, pero de cuya honradez y compromiso ya nadie cree, pues han sido engañados mil veces y no cuestiona los dos temas creo fundamentales, como son la deuda pública y quien y como se paga o no se paga y la Unión Europea, es decir si esta Europa neoliberal que el ha contribuido a crear, nos sirve o no.

Los sindicatos mayoritarios acusan el desgaste de las maquinaciones en su contra y contemplan como se les ningunea en lo legal mermando sus competencias y capacidad de intermediación, además de sufrir una inmisericorde campaña en su contra curiosamente apadrinada por corruptores y corruptos del poder o cercanos al poder. Los sindicatos minoritarios, acostumbrados a las privaciones luchan en la medida de sus fuerzas, pero en demasiadas ocasiones el objetivo de sus criticas es la “competencia sindical” y no el enemigo patronal. Vivimos tiempos de buscar la UHP cueste lo que cueste. Todas estas situaciones y ataques merman la capacidad de respuesta y se crea a veces una situación de” impasse” como la de estos días, que esta posibilitando la profundización de la ofensiva neoliberal. Hay que reaccionar masivamente y ya.

Hay sin embargo muchas huelgas y manifestaciones locales. Protestas ciudadanas ante el deterioro de la sanidad y de la educación pública. Pero junto a estos picos de conflictividad social, también fatalismo y resignación e impotencia en ocasiones acerca de como movilizar. Muchos fuegos si, pero a veces dispersos y poco coordinados y excesivo miedo a los bomberos. Tras las huelgas generales hay que ver que se hace y como se revitaliza la contestación generalizada.

Vivimos en un estado autoritario. El Reino de España es un reino autoritario, en el que hay que ser ya rico, para ir a pedir auxilio judicial o protección judicial frente a las arbitrariedades. La policía actúa con impunidad en las protestas sociales y sindicales, hay casos de abusos policiales, hay interrogatorios aleatorios e intimidatorios y el Ministro del Interior se permite decir que nos va a reeducar a los y las activistas sociales y sindicales a base de multas gubernativas. Los Ayuntamientos van a ser mutilados en su composición democrática y encima, ellos los de Gürtel, los de Barcenas se atreven a decir que es para ahorrar. La realidad plurinacional de los pueblos ibéricos de Extremadura hacía el este, es negada y ahora lo próximo será recentralizar y volver a la España una, con la que soñará José Antonio Primo de Ribera.

Los mercados no necesitan de la democracia, por eso Attac con gran precisión habló de la dictadura de los mercados -que existe y es real – pero hemos pasado ya a una dictadura política que de forma inexorable se va conformando. Porqué el problema no son solo los recortes y las privatizaciones, no, también lo es la perdida de la igualdad. Las y los ciudadanos de este reino no somos iguales, ni en derechos ni en deberes. La falta de rigor y veracidad informativa y la manipulación masiva casi total que sufrimos, es fruto del pensamiento único impuesto por los liberales autoritarios y los amos del capital. Es que el neoliberalismo esta produciendo ha producido grandes cambios culturales y esos cambios eran necesarios para imponer su crisis y gracias a su crisis explotar, robar y desahuciar con total impunidad a las clases populares.

La Unión Europea tampoco es un dechado de democracia, pues en ella mandan una casta de eurócratas no electos, que dictan normativas siempre en favor de los poderosos y las transaccionales, jamás en favor de los pueblos. Por eso en la lucha que estamos llevando en el reino podrido, ya ni siquiera contamos con Europa. La Europa antifascista ha sido secuestrada por una turba de mercaderes y unos burócratas sin legitimidad ninguna.

A pesar de todo resistimos. Hay mil intentos de forjar la unidad y los frentes del pueblo y de las clase trabajadora contra a la falsa democracia patricia y el inservible tribuno de la plebe no reconocido. Hay llamamientos y referentes auto-ofertados. Sobran encuentros y reuniones o tal vez no y soy injusto conmigo mismo. Faltan huelguistas, manifestantes y ocupantes. Hay mucho llamamiento y poca audiencia. Tal vez ese es el momento que debemos vivir y superar. Pero mientras averiguamos si son galgos o podencos, ellos, los de arriba, preparan el ataque sobre las pensiones, eliminan subsidios de supervivencia, privatizan la salud y convierten lo publico en su negocio.

Hace falta la convergencia y el actor político Pero que la lucha institucional y demoscopica no nos haga perder de vista la imperiosa necesidad de volver a saltar a la calle y a las carreteras.

La unidad y la confianza solo se forjará en la lucha social. En las salas de juntas podemos discutir y enfrentarnos antes de ponernos de acuerdo y eso es lo que hace falta un gran acuerdo de las y los de abajo. Una nueva forma de hacer y entender la política, sin las zancadillas y los codazos, pero tampoco sin el insulto el menosprecio y el dogmatismo.

Creo que las fuerzas políticas y los actores políticos debieran aprender de los movimientos sociales. De hecho el nuevo relato ha surgido de los movimientos sociales exclusivamente y en su seno, pues sin elecciones a la vista y como profesión, se ha tenido la posibilidad de analizar la fase actual del capitalismo y de su critica pasar a proponer alternativas. También alternativas europeas y a nivel continental tal y como ya trabaja y llama la Alter Summit de la que ya os he escrito y os recomiendo leáis sus propuestas. La Cumbre Social y otras plataformas y asambleas se deberían adherir y acompañar su movilización europea del 13 de Marzo.

Vale la pena no callar, ni consentir. Creo que con fuerza debemos exigir la dimisión del gobierno. El encuentro de las fuerzas sociales y la construcción entre partidos y movimientos de la Coalición imprescindible para alcanzar el gobierno y conseguir el poder para que el poder popular no vuelva a ser secuestrado. En lugar de vivir en un reino podrido, vale la pena alumbrar un poder ciudadano.

Published by:

La pesadilla y el naufragio de España

48bf129c1387b066bb0585cc8a0b40c2_thumb_tumblr_lth954f2mi1qz7ylgo1_500Eduardo Luque Guerrero

«…La casi desaparición de la propuesta alternativa de izquierdas en el espectro político pide ser rellenada. Porque no hay nada más eficaz que una idea que encuentra su época. Los fragmentos de este naufragio, la izquierda existente, real o simbólica, enfrenta una premisa imprescindible: reconocer la calidad y la gravedad de esta derrota; sólo así se podrá generar una nueva síntesis alternativa. La crisis del capitalismo ha introducido variables nuevas en esta ecuación social, nos está obligando a despertar aunque no queramos. Es preciso reconstruir las fuerza alternativas. Lo alternativo sólo será necesario si sabe crear formas culturales capaces de contraponerse a lo existente; si es capaz de construir acción antagónica y propuesta…»

                                                                                                                                    (…)Mas cada cual el rumbo siguió de su locura;

Agilitó su brazo, acreditó su brío;

Dejó como un espejo bruñida su armadura

y dijo: «El hoy es malo, pero el mañana… es mío.»

  Y es hoy aquel mañana de ayer… Y España toda,

con sucios oropeles de Carnaval vestida

aún la tenemos: pobre y escuálida y beoda (…)

“Una España joven”

 Antonio Machado, 1914

Ya hace casi cien años Antonio Machado reflexionaba sobre la condición social de una España que se acodaba en el balcón de un nuevo siglo. Un país que vivía la pujanza de movimientos sociales cada vez más fuertes y una enorme masa de población, “devota de Frascuelo y de María…” como cantaría en otro de sus geniales versos. Una sociedad enfrentada a la pesadilla de un Imperio desaparecido que se contemplaba en el espejo de sus propias miserias. Hoy como ayer, aquel triunfalismo autocomplaciente deja paso a la visión descarnada de nuestras limitaciones. La política española, despiadada con los más pobres, dirigida por políticos corruptos, mezquinos y mediocres, se apresta a recrear y profundizar las fuentes de la exclusión.

Los años de euforia nos transformaron. Dejamos de definirnos por lo que hacíamos y nos afirmamos en lo que éramos capaces de consumir. La ética del esfuerzo fue secuestrada, banalizada por la televisión, y nos fue devuelta como una ética para el consumo. El modelo social era el éxito fácil; el ladrillo creaba y recreaba un imaginario colectivo. Ya éramos europeos. España dejaba atrás años de atraso y tocaba con sus dedos la nueva modernidad.

La clase obrera renegó de su propia substancia: ya no éramos parados sino desempleados; no éramos obreros sino clase media. Una fantasía hecha de fragmentos de explotación, de pobreza cultural, de bajos salarios, de políticas sociales mezquinas. Han sido años de crecimiento ininterrumpido sobre una falsa verdad: el ladrillo que no tenía fin.  La especulación y la corrupción eran vistas como parte integrante de este cuadro. Los políticos corruptos se eternizaban en el poder, aupados por sucesivas mayorías absolutas. El electorado no castigaba la corrupción, la comprendía; el “Si yo pudiera, haría lo mismo”  era el triste verso de este sainete. Poco importaba que este crecimiento sostenido en el tiempo naciera de la desindustrialización del país, del cierre de astilleros, de la deslocalización…. Se nos vendió que era el precio de la nueva modernidad, la contrapartida de la integración europea, de Maastricht y el euro.

A muy pocos, terriblemente pocos, parecía preocuparles. Los ministros  de economía proclamaban que España era el país de Europa donde más fácilmente era posible enriquecerse. A esta voz corrió parte de la población. El pelotazo inmobiliario se hizo carta de naturaleza en las conversaciones, aún en las del más humilde trabajador. Ha sido la época donde los salarios se han depreciado un 8% de promedio pero el nivel de consumo ha continuado disparado al utilizar la vía del crédito fácil. El cambio de vivienda, sobre la que especulaba el banco y la constructora pero también el pequeño ahorrador, era la moneda de cambio en una espiral que parecía no tener fin. Éramos el ombligo de Europa, los nuevos ricos, capaces de adelantar a Italia y a poca distancia de la poderosa Francia. Ahora, la profundidad indiscutible de la depresión económica resitúa en el subconsciente colectivo los límites reales de nuestra propia afirmación; nos sitúa frente al espejo y nos retrata tal y como somos.

Esta sociedad ha visto convertido el despertar en pesadilla. Desaparecida la ficción del crecimiento sin fin se precisa encontrar un nuevo culpable. El costo excesivo de los beneficios sociales será el argumento. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades se dice; precisamente lo proclaman aquellos que han convertido la política y el robo en analogía. Los voceros sin escrúpulos proclaman ya la necesidad de suprimir derechos. Primero fueron los extranjeros, después los excluidos del sistema por el propio sistema, aquellos que sólo tienen derechos residuales; después, y en un ejercicio de cainismo social, enfrentar en una competición estéril a unos contra los otros. Si es preciso se atizarán realidades ficticias o imaginarias de unas comunidades contra las otras; del “Espanya ens roba” se pasará a la “mezquindad independentista catalana o vasca”. Al “seny catalán” o la “laboriosidad vasca” se le opondrá el estereotipo andaluz de la vagancia y del “saber vivir”.

En el naufragio colectivo los poderosos dibujan soluciones en horizontes inalcanzables,  ocultan así su propia responsabilidad. Poco importa, una parte de la población nuevamente abordará esos imaginarios botes salvavidas. “La independència es fàcil” decía un cartel en la última campaña electoral; querrán oír únicamente el canto de Nausica, creyendo que así  se alcanzará el país de los Feacios, cuando en realidad serán las sirenas quién los conduzca hacia las monstruosas Scila y Caribidis.  Poco importa que los parados superen de largo los 600.000 en Cataluña o que los desahucios se cuentan por miles, que la educación o la sanidad catalana entren en barrena. Se dirá…: «El hoy es malo, pero el mañana… es mío.» Y, frente a ese hoy, se fantaseará con soluciones mágicas y, por ende, efímeras.

La derrota de la izquierda sindical y política

Pocas y escasas voces alertan con la coherencia necesaria de esta situación. La izquierda mayoritaria, obligada a ejercer de contrapeso ideológico frente a la realidad, ha rehuido sus obligaciones. Atenta únicamente a la última encuesta demoscópica, difumina el discurso antagónico hasta hacerlo irreconocible. Los instrumentos políticos y sindicales dejaron de ser considerados como medios para aparecer como fines; es la forma para hacerlos asumibles por el sistema. Lo real es lo posible; la institución, el objetivo. Ahuyentadas y desarboladas las ideologías y las matrices del reconocimiento colectivo sólo queda el abrazo al poder. La derrota de la izquierda tanto sindical como política ha sido el paso consiguiente. La magnitud del desastre ha permitido al enemigo imponer su visión de final de la historia. “El capitalismo es y responde a la naturaleza misma de los seres humanos”, repite el sistema. Se está imponiendo la concepción de la resignación, la aceptación de lo real como lo racional, lo existente como lo único posible. La alternancia en el gobierno (de nuevo el viejo juego lampedusiano, ”cambiarlo todo para que nada cambie”) pretende focalizar la luz sobre las marionetas, mientras se nos ocultan las manos que las dirigen.

La casi desaparición de la propuesta alternativa de izquierdas en el espectro político pide ser rellenada. Porque no hay nada más eficaz que una idea que encuentra su época.

Los fragmentos de este naufragio, la izquierda existente, real o simbólica, enfrenta una premisa imprescindible: reconocer la calidad y la gravedad de esta derrota; sólo así se podrá generar una nueva síntesis alternativa. La crisis del capitalismo ha introducido variables nuevas en esta ecuación social, nos está obligando a despertar aunque no queramos. Es preciso reconstruir las fuerza alternativas. Lo alternativo sólo será necesario si sabe crear formas culturales capaces de contraponerse a lo existente; si es capaz de construir acción antagónica y propuesta.

El reencuentro de los restos de este hundimiento no ha de basarse en el aislamiento ni el dogmatismo; su función es preservar el elemento que sirva de amalgama a la creación de otra realidad. El apoyo de los nuevos/viejos sujetos históricos se hace imprescindible. Se han de encontrar nexos de contacto con otras narraciones coincidentes. La nueva propuesta no se debe definir como opción abstracta sino como acción política al servicio de las necesidades colectivas; no puede ser un mero ejercicio académico o un lugar de identificación simbólica.

La situación de orfandad de las fuerzas antagónicas sumados a los experimentos frustrados de la izquierda, propician la necesidad de recrear más que refundar nuevos marcos de acción.

Debemos pues recalificar la política desde la suma y la contaminación de las ideas, las nuevas y las viejas. Desde una nueva síntesis generadora, que abarque, que englobe y que sistematice. La casi desaparición de la propuesta alternativa de izquierdas en el espectro político pide ser rellenada. Porque no hay nada más eficaz que una idea que encuentra su época.

Todos temíamos y adivinábamos que, en los recovecos de nuestros sueños, nos esperaba un iceberg que hundiría  este modelo, que no es sino un Titánic de cartón piedra. Todos lo temíamos, presumíamos  su existencia, aunque ninguno quería despertar de este sueño porque adivinábamos que la pesadilla no era sino un naufragio.

Published by: