Socialismo21 » 28 agosto, 2013

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Tambores de guerra sobre Siria I

images (1)Eduardo Luque.

Los mecanismos de la agresión Imperialista contra Siria se han puesto en marcha. La campaña publicitaria está alcanzando su cénit. La acumulación de navíos de guerra y bombarderos en sus bases de Jordania, Turquía, Chipre e Italia es muy anterior al supuesto incidente del ataque con gases el 21 de agosto.

La decisión de la intervención está tomada desde hace meses. El presidente Obama, continúa en este sentido el plan de guerra diseñado por  George W. Bush desde el 15 de septiembre de 2001. Recordemos que este plan incluía la invasión de  Afganistán e Irak y los ataques a Libia y Siria; la revelación del plan procede nada menos que del general estadounidense Wesley Clark, ex comandante de la OTAN.

Obama continúa implicado en el rediseño de Oriente Medio. Parece, vistos sus debilidades y sus fracasos (Afganistán, Irak, Egipto, Libia,…) que ha decidido dar el siguiente paso que lo llevará al precipicio. Ha renunciado a la acción política, boicoteando la propuesta rusa de celebrar la Conferencia de Ginebra II, a pesar de que el gobierno sirio ya había aceptado participar sin condiciones previas, no así la denominada oposición.

La Casa Blanca se apresta igualmente a romper los consensos internacionales que no obtendría en la ONU y por ello utiliza a la OTAN como ariete militar. EEUU se salta igualmente los acuerdos del G-8 conseguidos en el mes de julio donde se determinó que cualquier uso de “armas químicas” debería ser investigado por la ONU y los datos obtenidos presentados en el Consejo de Seguridad. EEUU ha decidido ejercer de policía, fiscal, acusador, juez y finalmente verdugo.

Obama (Nobel de la paz, ¡que sarcasmo!) y la OTAN, a excepción de Alemania, optan por la escalada militar que incendiará Oriente Medio. Se pretende contrarrestar el declive económico y geopolítico de la potencia del Norte con una acción de fuerza. El riesgo de una confrontación mundial entre Rusia y EEUU no es desdeñable. Rusia ha declarado que no piensa atacar a nadie, aunque seguirá apoyando al gobierno sirio. De todas formas la marina rusa, que está en estado de máxima alerta, envía más buques de guerra hacia el Mediterráneo Oriental. En este momento cualquier error de cálculo de las fuerzas intervinientes puede provocar un segundo Sarajevo.

El primer ministro del Reino Unido ha convocado al Parlamento, del que obtendrá con toda seguridad el “plácet” para una acción militar, que ya cuenta con el respaldo del Presidente francés (Jean- Luc-Mélenchon, líder de la izquierda y opuesto a la intervención, califica a su presidente de poco menos que caniche que ha de ladrar más alto que otros lobos para que se le tenga en cuenta). Con seguridad las aportaciones económicas de las compañías de petróleo a su campaña electoral, así como los intereses de la gran industria representada en el Consejo de Ministros del Elíseo ahora pasan factura,

El islamista turco Erdogan (atrapado por las inversiones y las deudas con Arabia Saudita y el ruinoso apoyo económico a los Hermanos Musulmanes de Egipto) se apunta a pesar del rechazo popular a su gobierno a intervenir intentando eliminar a los kurdos en el norte de Siria. Arabia Saudita y Qatar, expresión del islamismo más reaccionario y brutal, pretenden extender un islán fanático, contrario a la extensión de los derechos humanos más elementales.

Por último el primer ministro israelí deseoso de acabar con Siria, Irán y especialmente con la guerrilla de Hezbollah que ha humillado al ejército hebreo en numerosas ocasiones, acaricia su sueño de una guerra cuasi apocalíptica en Oriente Medio.

Todos ellos contarán con el apoyo de España, cuyas bases militares son fundamentales para el ataque como lo fueron en el caso libio. Rajoy (el gran ausente) se pondrá en posición de “firmes” frente a las demandas del amo norteamericano; su ministro de exteriores el señor Margallo se fotografío recientemente con uno de los terroristas más buscados por los servicios de inteligencia españoles y europeos. España se verá involucrada en una nueva guerra como ya lo hizo con el presidente Aznar.

La similitud con la invasión de Irak es evidente: el uso de armas de destrucción masiva contra la población civil… un sátrapa en el poder… sólo nos falta ver los cormoranes llenos de petróleo nuevamente.

Los informes que están realizando medios neutrales demuestran la inconsistencia de las argumentaciones. Occidente exigió que los delegados de la ONU tuvieran acceso a la zona. Ya habían sido llamados con anterioridad por el gobierno sirio pero cuando se ha permitido su acceso, Occidente ha afirmado que las pruebas habían sido borradas.

Hoy, 28 de agosto, el representante especial de la ONU en Siria Lakhdar Brahimi, ha insistido en  que, hasta el presente, ni EEUU ni Reino Unido ni Francia han presentado pruebas del uso de armas químicas en Siria. “Los estadounidenses, los británicos y otros afirmaron que saben que se usaron armas químicas y disponen de pruebas. Nos dijeron que las presentarían pero por el momento no lo han hecho”, constató Brahimi en su discurso ante la ONU en Ginebra. Añadió  “Estamos muy interesados en escucharles”.

Las contradicciones en la argumentación se acumulan. Primero fue la fecha de la emisión de las imágenes en You tube anteriores a la declaración del supuesto ataque. Segundo, se ha constatado que algunas de las imágenes presentadas en los medios corresponden a grabaciones de enfrentamientos en Egipto. Tercero, la utilidad y el momento: cuando a escasamente 8 km del incidente habían acudido los delegados de las NNUU llamados por el gobierno sirio, ¡precisamente  en ese momento se realiza un ataque con gas! Es como si un asesino perpetrase un crimen en su casa mientras abre la puerta a la policía. ¡Así de lógico es el tema!

Mientras la reunión en Aman del 25 al 27 de agosto de los máximos jefes militares de los países agresores ha dado carta blanca al ataque.

Las fotos tomadas por los satélites militares rusos y presentadas a los ministros exteriores de occidente demuestran el lanzamiento de dos misiles a la hora del ataque desde posiciones ocupadas por la oposición, concretamente desde las zonas controladas por la autodenominada “Brigada del Islam”. Los dos misiles de construcción artesanal impactaron sobre zonas pobladas. Los medios occidentales se hicieron eco inmediato, hablaron de 1700 muertos, para ser rebajados después a 600, 225, 120… finalmente Médicos sin fronteras hablaba de 25 civiles.

Multitud de periodistas, en un ejemplo increíble de manipulación informativa lo dieron todo por bueno y con la sola información de You tube comenzaron a vociferar pidiendo venganza. Es normal, para eso les pagan; sin ir más lejos, el diario Le Figaro, uno de los grandes promotores de la guerra, es propiedad de la empresa Dassault, una de las mayores vendedoras de armas de Francia y de Europa

Para Occidente, las pruebas aportadas el 19 de marzo por el servicio de inteligencia ruso al Consejo de Seguridad de la ONU, sobre el uso de gas Sarín en la ciudad Jan al Assad en Alepo, por parte de la oposición, no ha merecido el más pequeño comentario. Lo mismo que la detención el 29 de mayo de militantes del Ejército Libre de Siria (ELS) en territorio turco con 150 kg de gas sarín o la acusación documentada de Carla del Ponti, (representante de las NNUU en el conflicto sirio) sobre el uso de gases tóxicos por parte de la oposición en Alepo. En diciembre del 2012 un video del Ejército Sirio Libre mostraba la fabricación de gas sarín y amenazaba con usarlo…

De todas formas el elemento más determinante era que las derrotas militares de los “rebeldes” habían puesto a estos en una situación crítica, se estima que la operación “escudo de Damasco” entorno a la capital Sira, había eliminado a más de 1200 opositores en dos semanas, a lo que hay que sumar las derrotas en la región de Lakatia y en la frontera turca. El total de bajas en el último mes según fuentes militares occidentales podría superar los 4000.

La acción militar que se yergue sobre Siria, intenta hacer recuperar la iniciativa militar a los grupos salafistas ligados a Al-Qaeda que forman el grueso de las fuerzas de la “oposición”.

La posición de EEUU durante el conflicto ha sido siempre la misma: negar todo avance en los sucesivos cambios políticos que ha introducido el gobierno sirio desde las elecciones municipales multipartidistas, desde las leyes de amnistía, hasta una Constitución ampliamente votada por la ciudadanía en febrero del 2012  (que reconoce las libertades formales, multipartidismo y separación de poderes) o la creación de una Comisión para combatir la corrupción y la instauración de un gobierno con la partición de la oposición democrática interna.

La OTAN no puede permitir que el Plan de democratización de Siria funcione, aspiran a un escenario Libio que permita el cambio de régimen en Damasco.

Lo dice Alexei Pushkov (presidente de la Comisión de Relaciones exteriores del Parlamento ruso): «Washington y Londres han declarado a Assad culpable antes de las conclusiones de los inspectores de la ONU. Sólo aceptarán un veredicto de culpabilidad. Cualquier otro veredicto será rechazado.» Haga lo que haga Al-Assad será culpable, puesto que se ha decidió quien es el asesino antes de cometerse el crimen.

 

 

 

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¿Como sera la agresión del Imperio contra Siria?

imagesExclusivo desde Damasco escribe el periodista fránces Tierry Meyssan

«…Las fotos de los satélites rusos (presentadas por el embajador ruso en la ONU)  sugieren que la «Brigada del Islam» que ocupa la localidad de Duma quiso matar tres pájaros de un tiro: eliminar a sus rivales en el seno mismo de la oposición, lograr que se acusara a Siria de usar armas químicas y contrarrestar al mismo tiempo la ofensiva del ejército sirio contra las posiciones de los grupos armados que hostigan la capital».

¿Qué mosca ha picado al Premio Nobel de la Paz Barack Obama? El domingo 25 de agosto de 2013, la Casa Blanca publicó un comunicado en el que un alto funcionario anónimo afirmaba que hay «muy pocas dudas» del uso en Siria de armas químicas contra la oposición. El comunicado agrega que el consentimiento de Siria para permitir que los inspectores de la ONU penetren en la zona del ataque químico llega «demasiado tarde para ser creíble».

Si bien el uso de armas químicas en la periferia de Damasco reportado el miércoles 21 de agosto de 2013 parece bastante probable, el Consejo de Seguridad de la ONU no concluyó que fuese atribuible al gobierno sirio.

En una reunión urgente solicitada por los occidentales, los embajadores quedaron sorprendidos cuando su colega ruso les presentó fotos captadas por los satélites de su país en las que pueden verse los disparos de 2 obuses –a las 01 horas y 35 minutos de la mañana– realizados desde la zona de los rebeldes en Duma hacia las zonas, también rebeldes, que resultaron afectadas por los gases –en Jobar y entre Arbin y Zamalka– en horarios que coinciden con los incidentes reportados.

Las fotos de los satélites rusos no permiten determinar si se trata de obuses químicos pero sugieren que la «Brigada del Islam» que ocupa la localidad de Duma quiso matar tres pájaros de un tiro: eliminar a sus rivales en el seno mismo de la oposición, lograr que se acusara a Siria de usar armas químicas y contrarrestar al mismo tiempo la ofensiva del ejército sirio contra las posiciones de los grupos armados que hostigan la capital.

El gobierno sirio no es signatario de la Convención contra las Armas Químicas –como tampoco lo es su enemigo israelí– y dispone de ese tipo de armamento. Pero los yihadistas también lo tienen, como ya lo confirmó Carla del Ponte en declaraciones que desataron la cólera de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

Ya en diciembre de 2012, el Ejército Sirio Libre difundió un video en el que realizaba un experimento de laboratorio con un gas venenoso y amenazaba con utilizarlo contra los alauitas. Esta misma semana, el gobierno sirio descubrió en las afueras de Damasco varios escondites que contenían armas químicas, mascaras antigases y dosis de antídotos.

Los productos provenían de Arabia Saudita, Qatar, Estados Unidos y los Países Bajos. Es, por cierto, a pedido del gobierno sirio –y no de los occidentales– que los expertos de la ONU se encuentran en Siria por dos semanas para investigar las alegaciones de uso de armas químicas.

Para terminar, el 29 de mayo de 2013, la policía turca arrestó una docena de miembros del Frente al-Nusra y les confiscó armas químicas destinadas a su uso en Siria.

A pesar de todo eso, el presidente Obama reunió su Consejo de Seguridad Nacional el viernes 23 de agosto para examinar las opciones de ataque contra Siria en presencia de su embajadora en la ONU, Samantha Power, cabecilla de los halcones liberales. Decidió entonces reforzar la presencia de la marina de guerra estadounidense en el Mediterráneo con el envío del buque de guerra USS Ramage, un destructor portador de misiles crucero, que se une a otros 3 –el USS Gravely, el USS Barryy el USS Mahan– que ya estaban en la zona.

El sábado, el presidente Barack Obama se comunicó telefónicamente con el primer ministro británico David Cameron. Y el domingo habló con el presidente francés Francois Hollande. Los tres estuvieron de acuerdo en que había que intervenir, pero sin precisar cómo.

También el domingo, el secretario de Estado John Kerry llamaba a sus homólogos del Reino Unido, Francia, Canadá y Rusia para decirles que Estados Unidos está convencido de que Siria había traspasado la «línea roja». Sus tres primeros interlocutores lo escucharon asumiendo lo que los militares llaman «posición de firmes».

Pero el ministro ruso Serguei Lavrov le expresó su asombro ante el hecho que Washington se pronuncie antes del informe de los inspectores de la ONU y le advirtió sobre las «consecuencias extremadamente graves» de una intervención en la región.

El lunes, el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, estaba en Qatar y debía viajar después a los Emiratos Árabes Unidos para coordinar con ellos mientras que el consejero israelí de seguridad nacional –general Yaakov Amidor– era recibido en la Casa Blanca.

En una conversación telefónica entre el primer ministro británico David Cameron y el presidente ruso Vladimir Putin, este último subrayó que no existe prueba alguna del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio.

Por su parte, el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Li Baodong, telefoneó a su homóloga estadounidense Wendy R. Sherman exhortando Estados Unidos a la cordura. Consciente del riesgo de una guerra regional, cuyas primeras víctimas serían los cristianos del Oriente, el papa Francisco I reiteró sus llamados a la paz.

¿Debemos pensar que los occidentales van a entrar en guerra sin un mandato del Consejo de Seguridad, como lo hizo la OTAN en Yugoslavia? Es poco probable porque la Rusia de aquella época estaba en ruinas mientras que hoy en día tendría que intervenir, después de haber emitido 3 vetos para proteger a Siria, o renunciar a toda acción internacional.

Sin embargo, Serguei Lavrov descartó sabiamente una Tercera Guerra Mundial. Precisó que su país no tenía intenciones de entrar en guerra con nadie, ni siquiera por el tema sirio. Podría tratarse por lo tanto de una intervención indirecta en apoyo a Siria, similar a la acción de China durante la guerra de Vietnam.

Irán anunció, por boca del jefe adjunto de su estado mayor, el general Massud Jazayeri, que para Teherán el ataque contra Siria sería la violación de la «línea roja», precisando que si la Casa Blanca pasa a la acción tendrá que enfrentar «graves consecuencias». Es evidente que Irán no tiene los medios que posee Rusia, ni tampoco sus alianzas, pero no hay que olvidar que está entre las 10 primeras potencias militares a nivel mundial.

Partiendo de esa base, atacar Siria sería arriesgarse a una respuesta contra Israel y a sublevaciones en gran parte del mundo árabe, sobre todo en Arabia Saudita. La reciente intervención del Hezbollah libanés y las declaraciones de su secretario general Hassan Nasrallah no dejan lugar a dudas en ese sentido.

Interrogado por la prensa rusa, el presidente sirio Bachar al-Assad declaró:

«Las declaraciones de los políticos estadounidenses, occidentales y de otros países constituyen un insulto al sentido común y una expresión de desprecio por la opinión pública de sus pueblos. Es algo que no tiene sentido: se acusa primero y después se reúnen las pruebas. Eso lo está haciendo un país poderoso, Estados Unidos (…) Son acusaciones exclusivamente políticas, responden a la serie de victorias registradas por las fuerzas gubernamentales sobre los terroristas.»

En Rusia, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento ruso, el periodista y especialista en geopolítica Alexei Pushkov comentó a través de su cuenta de Twitter: «Washington y Londres han declarado a Assad culpable antes de las conclusiones de los inspectores de la ONU. Sólo aceptarán un veredicto de culpabilidad. Cualquier otro veredicto será rechazado.»

El principio de una nueva guerra en Siria no se ajusta a los problemas económicos de Estados Unidos y los europeos. Vender armas es una manera de ganar dinero pero destruir un Estado sin esperanzas de recuperar la inversión a corto o mediano plazo sólo puede agravar una situación económica ya muy difícil.

Según un sondeo Reuters/Ipsos realizado después de las informaciones sobre el ataque del 21 de agosto más de 60% de los estadounidenses se oponen a una intervención en Siria y sólo un 9% sería favorable. Aún si estuviesen convencidos del uso de armas químicas por parte de Siria, un 46% de los estadounidenses seguirían oponiéndose a una intervención que sólo contaría con un respaldo del 25%.

Ese mismo sondeo indica que los estadounidenses respaldan todavía menos la guerra secreta: el 89% declara que tampoco se debe armar a los rebeldes, contra un 11% que prefiere seguir armándolos. Los encuestadores propusieron a las personas interrogadas 4 opciones: golpes aéreos (respaldados por un 12%), creación de una zona de exclusión aérea (11%), financiamiento de una fuerza multinacional (9%) o una intervención directa de Estados Unidos (4%).

En Francia, el diario Le Figaro, propiedad del fabricante y vendedor de armas Dassault, también sondeó a sus lectores. Al cabo de un día, el 79,6% se había pronunciado contra la guerra, respaldada solamente por un 20,4%.

Será por lo tanto muy difícil para los occidentales invertir radicalmente el sentir de su opinión pública y entrar en guerra.

También es posible otra interpretación de los hechos. Ya que varios videos de víctimas de los ataques químicos fueron publicados en internet horas antes de los ataques, siempre cabe la posibilidad de que los occidentales «descubran» el engaño en el momento adecuado para dar marcha atrás.

El escándalo de las supuestas armas químicas en Irak demostró, sin embargo, que los occidentales pueden darse el lujo de mentir a la comunidad internacional y reconocerlo ulteriormente –y sin mayores consecuencias– luego de haber cometido la fechoría que querían justificar.

Las acusaciones de los yihadistas y de sus padrinos occidentales se producen en medio de una vasta ofensiva del Ejército Árabe Sirio, bautizada «Escudo de Damasco» y destinada a limpiar los alrededores de la capital. El lanzamiento de los dos obuses de la «Brigada del Islam» tuvo lugar en respuesta al inicio de esa ofensiva, que se desarrolló durante 5 días y ocasionó grandes pérdidas a los yihadistas –al menos 1 500 bajas entre muertos y heridos.

La agitación de los occidentales puede por lo tanto ser una forma de guerra sicológica tendiente a ocultar esa derrota y a paralizar a la vez la ofensiva siria. Para Washington es en todo caso una forma de poner a prueba la respuesta iraní después de la elección de Hassan Rohani como presidente. Y ahora se sabe claramente que este último no podrá oponerse a la política del Guía de la Revolución, el ayatola Ali Khamenei.

En el momento de la guerra contra Libia subestimé la capacidad de Estados Unidos para violar todas las reglas, incluyendo las de la OTAN. Basándome en el contenido de los documentos de la propia OTAN, insistía yo en la larga capacidad de resistencia de la Yamahiriya ante su oposición armada.

Yo no sabía en aquel momento que una reunión secreta había tenido lugar en la base de la OTAN en Nápoles, a espaldas del Consejo de la alianza atlántica. Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Dinamarca y Turquía, con Israel, Qatar y Jordania estaban planificando en secreto el uso de los medios de la OTAN para bombardear la capital de Libia [1].

Excluyeron de aquella reunión a los aliados que se oponían a un ataque tan costoso en vidas humanas. La OTAN había dejado de ser una «alianza» en el sentido real de la palabra para convertirse en una coalición de circunstancia. En pocos días, la toma de Trípoli dejó un saldo de 40 000 muertos, según los informes internos de la Cruz Roja.

Un dispositivo similar puede estar organizándose en este momento ya que los jefes de estado mayor de prácticamente los mismos países –a los que se unen ahora Arabia Saudita y Canadá– están reunidos, desde el domingo y hasta esta noche [martes 27 de agosto de 2013] en Amman, bajo la presidencia del comandante delCentCom, el general Lloyd J. Austin III. Los participantes estudian 5 opciones: entrega de armas a los Contras, imposición de una zona de no sobrevuelo, creación de zonas-tapones e invasión terrestre.

La prensa atlantista está llamando a la guerra. En Londres, The Times ya la anuncia.

El presidente Barack Obama podría seguir, de esa manera, el plan de guerra ya establecido por su predecesor George W. Bush desde el 15 de septiembre de 2001, plan que además de los ataques contra Afganistán e Irak preveía también las agresiones contra Libia y Siria, como ha revelado el general estadounidense Wesley Clark [2], ex comandante de la OTAN. Problema: por primera vez, el blanco seleccionado dispone de muy serias alianzas.

Esa variante contradice, sin embargo, todos los esfuerzos que la administración Obama había venido realizando desde hace un año para eliminar los obstáculos a la celebración de la conferencia Ginebra 2: dimisión del general David Petraeus y de los partidarios de la guerra secreta; no renovación del mandato de Hillary Clinton y de los ultrasionistas; acusaciones legales invalidantes contra los opositores irreductibles de toda alianza con Rusia, esencialmente en el seno de la OTAN y del escudo antimisiles.

Y también contradice los esfuerzos de John Brennan, el ahora jefe de la CIA, por provocar enfrentamientos en el seno de la oposición armada siria, por exigir la abdicación del emir de Qatar y amenazar a Arabia Saudita.

Mientras tanto, Siria se prepara, en la medida de lo posible, para cualquier eventualidad, incluyendo un bombardeo de la OTAN contra los centros de mando y los ministerios, acción que puede estar coordinada con un asalto de los yihadistas contra la capital.

Pero la opción más probable no es el inicio de una guerra regional que escaparía al control de las potencias occidentales sino un ataque –en otoño– bajo la supervisión de Arabia Saudita y concretado por los combatientes que ese reino está reclutando actualmente, operación que se desarrollaría con el posible respaldo de la Liga Árabe.

[1] Entre las decisiones de aquella reunión había una larga lista de blancos y de medios a desplegar para abatirlos. Estaba previsto el envío de un comando encargado de eliminarme en el hotel Radisson, donde yo residía. Pero en el momento del ataque yo me encontraba en el centro de prensa, en el hotel Rixos.

[2] Ese plan prevé también la destrucción del Líbano, Sudán y Somalia antes de terminar con Irán.

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