Socialismo21 » 25 enero, 2014

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IU y Podemos: Los desafios para construir la alternativa

 43-45-3-e4326-150x150Manolo Monereo Pérez , Politólogo

La propuesta realizada por Pablo Iglesias tiene el mérito de abrir el debate en la izquierda para unas elecciones europeas hasta ahora sin alma y sin ideas.

De la iniciativa asombra la audacia: un joven y brillante publicista de la izquierda interpela a la tercera fuerza política del país (IU) y se ofrece, en determinadas condiciones, para liderarla electoralmente, en el marco de una coalición política más amplia a construir. Si a los hombres políticos se les mide por la confianza en sí mismos y por la fuerza de su decisión es claro que estamos ante una persona que dará mucho que hablar en el futuro.

Desgraciadamente, Pablo lo sabe tan bien como el que más, los problemas de IU no son solo de cabecera ni de candidatura, son pura y llanamente de estrategia  política para la necesaria y compleja  tarea de construir la alternativa a la crisis del Régimen nacido en la transición y, más allá, disputarle el gobierno y el poder a la plutocracia que nos domina y aplasta. Este marco es desde donde hay que analizar los dilemas y los problemas de una fuerza política real que trabaja en condiciones extremadamente difíciles y que tiene los defectos y las virtudes  de las izquierdas alternativas europeas realmente existentes.

Quizás, para situarnos en lo concreto, deberíamos comenzar sabiendo desde dónde y cómo IU parte en estas elecciones  europeas, que como es sabido, inauguran un ciclo electoral de tres  años, para, posteriormente, intentar  comprender y encontrar salidas a problemas nada simples y que requerirán decisiones  firmes y contundentes. Cuando se es la tercera fuerza  política del país y referente de una parte significativa y creciente de las clases subalternas no queda otra. Siguiendo  aquello que aconsejaba Danton para las circunstancias excepcionales: Audacia, Audacia y Audacia.

Lo primero, IU es parte del GUE (Grupo de la Izquierda Unitaria Europea) y miembro del Partido de la Izquierda Europea (PIE) como tal tiene un programa común y un candidato único: Alexis Tsipras, presidente de SYRIZA. Lo que se quiere decir es lo siguiente: IU es parte de un proyecto político que agrupa a 36 organizaciones de la izquierda europea que la fortalece  y le permite una coordinación estable y permanente con un espacio social y cultural más allá de las fronteras estatales.

La segunda  cuestión es conocida pero merece la pena detenerse en ella. IU es una organización federal, de carácter programático, donde coexisten partidos políticos estatales y regionales y que, además, esto hay que subrayarlo, está en  un proceso abierto de alianzas con fuerzas soberanistas de izquierda. Para decirlo con mayor precisión y a ser posible con mayor claridad: IU, como realidad y como proyecto, es un archipiélago de las izquierdas existentes y no un espacio único y homogéneo. Eso significa que estructuralmente, por así decirlo, la toma de decisiones es siempre difícil y que el gobierno de las contradicciones es una tarea permanente.

Claro está que esto comporta problemas y tensiones  cuya  resolución exige gran tenacidad y mucho, mucho, tiempo ¿Cómo combinar la pluralidad con la coherencia programática y la necesaria unidad de acción? ¿Cómo organizar mecanismos de decisión que promuevan la participación y que, a su vez, permitan la toma de decisiones en los tiempos reales de la política? IU forma parte de un grupo parlamentario estatal (Izquierda Plural) con Iniciativa y la Chunta y en plataformas unitarias en diversas comunidades autónomas, que pretendemos no solo revalidar sino ampliarlas lo más posible en estas elecciones con nuevas fuerzas como Anova, Batzarre y algunas más; todas ellas, hay que insistir, agrupaciones políticas soberanas e independientes especialmente celosas  de su singularidad, sobre todo, cuando  van en alianza con una fuerza estatal. Debería tenerse en cuenta que la gran apuesta que hace IU aquí y ahora es establecer alianzas estables con las izquierdas nacionalistas, lo que obliga a delicados equilibrios y, sobre todo, pensar más allá de lo estrictamente electoral.

Hablar de primarias en y desde IU obliga  a tener en cuenta esta realidad. Lo que colectivamente se haga debe asumir todas las contradicciones reales e intentar con mucha tenacidad y radicalidad gobernarlas. En lo concreto: se debe respetar a las minorías internas y a las fuerzas políticas soberanas e  independientes que se alían con IU, que legítimamente quieren representación electoral y, a la vez, ser capaces de innovar y tomar nota de la nueva situación social y cultural. La unidad es lucha y conflicto, no la paz celestial. IU es una fuerza real,  eso tiene costes y ventajas: debe tener en cuenta  su dinámica y lógica interna y debe hacerla compatible con las demandas que provienen de nuestra base electoral y, más allá,  de una parte significativa de la sociedad que quiere cambios en la economía, en la política y en los partidos, también en IU.

Hacer primarias en una fuerza como IU no es fácil. Los que las piden desde fueran lo hacen casi siempre con ventaja: saben que no se puede hablar de toda la candidatura, solo de la cabecera de la misma, es decir,  reconocen  que un sistema electoral mayoritario en torno a un  líder no parece demasiado compatible con las dinámicas unitarias, el respeto a las minorías, a las demás fuerzas política aliadas y genera contradicciones no pequeñas con el ideario republicano de la izquierda.

Aún así IU debería responder con audacia e inteligencia a las demandas que vienen de su base electoral y política abriendo el debate en profundidad, facilitando la participación y señalando con mucha precisión y rotundidad su discurso político que no puede permanecer oculto por el debate entre personas.

Las primarias pueden ser una alternativa viable si contribuyen  a ir más allá de nuestros límites actuales, engarzan con la movilización social y, lo fundamental, hacen que el sujeto democrático-popular sea más potente, tenga mas confianza en sus propias fuerzas para devenir  y  ser  poder constituyente.

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España es un mal negocio

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martínez , Politólogo.

La profunda crisis que vive el estado español y el deseo de territorios muy activos, emprendedores y cultos de marcharse e independizarse tiene su explicación, no solo por una cuestión identitaria e idiomática, que también, sino sobre todo por la actitud autoritaria, chula, despectiva y altanera de muchas y muchos españolistas y centralistas patrioteros, que dicho sea de paso, no existen solo entre la derecha.

Pero no solo eso, hay más claves que analizar y si bien este artículo no desea ser un trabajo científico, sino divulgativo como muchos de los míos, si al menos pretende tener rigor.

Para comenzar para cualquier persona sensible y cabalmente democrática, honrada y cumplidora con sus obligaciones fiscales, el vivir en un Estado, cuya jefatura está implicada en escándalos desde hace ya muchos años, salsa rosa constante y que es una institución heredada de una dictadura –incluso en el caso de que se le pudiera otorgar un papel positivo en la transición,- no deja de serle muy frustrante. Que el partido en poder sea un partido inmerso de lleno en casos de corrupción, fraudes fiscales y concursos en la administración trucados en favor de “donantes”, le  resulta inaceptable. Tan impresentable al menos como la corrupta CiU y Unió.

Cualquier persona demócrata e informada sabe que el Reino de España, es un estado bananero, ridículo, corrupto y en crisis económica, social y política. Que esa crisis le incluye además al principal –por ahora- partido de la oposición, igualmente lastrado por casos de corrupción e igualmente monárquico a pesar de la que está cayendo, con lo cual la alternativa real puede ser imposible. Es decir, si esta persona solo se informa por “El País” por ejemplo o por “La Vanguardia” o el “Correo” puede pensar que solo hay dos alternativas políticas y ambas desautorizadas por sus contradicciones, carencia de ideas o su apoyo al régimen del 78, amén de su pacto de sangre dinástico y de apoyo al objetivo de déficit, ahora además y por su voluntad, por imperativo constitucional.

Por tanto las ganas de permanecer en semejante Estado no son digamos imperiosas, de no ser que crea en él por profundas convicciones. Si además es objeto por haber nacido en una determinada nación  de chistes, burlas, boicots, desprecios y criminalización indiscriminada, cerramos ya el círculo.

Para que pagar impuestos a un Estado corrompido, injusto y dominado en exclusiva por un establishment madrileño o radicado en Madrid. Con unos medios informativos centralistas y centralizados y unas infraestructuras financiadas por todos, pero pensadas para fortalecer Madrid o más bien su burguesía, aunque como la T4 (Nueva terminal del aeropuerto de Madrid) sean la historia de un gran fracaso.

La oligarquía radicada en Madrid y muchas de las personas que están culturalmente colonizadas por ella soslayan algo muy importante y es que España no es Uruguay. No lo es porque ojalá tuviéramos la calidad democrática de Uruguay y su presidente, no, sino por el peso abrumador de su capital y el hecho de que la mayor parte de su población habita en ella. No, es el caso del estado español. La Comunidad de Madrid, ni es la más poblada, ni la más grande, ni tiene la consideración y simpatía de muchos habitantes del estado, sean de donde sean –incluso por razones futbolísticas-, pero no solo por eso.

Ciudades como Valencia, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Las Palmas, se han hecho a sí mismas, en cualquier caso con el apoyo de sus respectivas conurbaciones o áreas de influencia. Son grandes, pobladas y disponen de servicios, pero estas ciudades, no son las únicas, hay más y en la mayor parte de ellas las burguesías locales, los indianos o un puerto, la industria local u otros factores como una gran Universidad, han contribuido a crearlas y hacerlas crecer. El centro, el centralismo y la Villa de Madrid, necesitó su Carlos III.

Sí. Ser Corte y capital, sede de muchísimas empresas de todo tipo que tienen radicada su producción o clientela en otros territorios pero su oficina central en la ciudad manchega de referencia de forma que la sede conforma el todo, así como a causa de ser el recipiente de toda la burocracia del Estado, nos encontraríamos  ante la gran ciudad, la mayoría de cuyos habitantes son a su vez sus víctimas. Estos factores enumerados son la consecuencia de su fortaleza. Pero ojo, fortaleza creada y construida por personas trabajadoras llegadas de todos lados buscando empleo y/o cercanía a las oligarquías dominantes.

A esto añadimos el centralismo borbónico, consustancial a la esencia del Reino de España. Si la historia es la maestra de la vida, la dinastía francesa afincada en el reino, se implantó tras una guerra contra los otros reinos “periféricos” sus derechos y sus leyes. Los borbones llevan el germen centralista en sus genes. No puede haber federalismo en el estado español, con una monarquía, es así de simple y a su vez la monarquía borbónica constituye un escollo insuperable al objeto de lograr un libre pacto de federación de las naciones, nacionalidades y realidades nacionales de España.

De hecho y a pesar de los esfuerzos del matrimonio Aznar, Madrid está sufriendo una profunda crisis de prestigio, económica, política y moral. La Comunidad con más casos de corrupción a sus espaldas. Con una burguesía cerril, reaccionaria y que lidera al resto de las burguesías más reaccionarias de España, hace del propio pueblo de Madrid su principal víctima aplicándole recortes sanitarios y educativos, desmantelamiento de todo lo público, encarecimiento abusivo e inmisericorde del transporte público y barrios de cientos de miles de personas azotados por el paro y el empobrecimiento, mientras sectores de población cercanos a los poderes dominantes les apoyan aún en sus miserias y despropósitos. Los centralistas ponen a Madrid, como ejemplo y esto no solo no cuela, sino que es un grave error.

Pero el problema no solo es Madrid o mejor dicho la burguesía que lo tiene por base. Una democracia se basa en el constante derecho a decidir. A decidir un parlamento, un gobierno, un jefe del estado –bueno, eso en Uruguay, no en España- así como a dotarse de leyes para el bien común y un libre pacto federativo entre ciudadanos.

Pero esto en el Reino de España, es negado por sus fuerzas vivas y apoyado por amplios sectores del pueblo. El problema es que se piensa y es cierto que las independencias de Cataluña y del País Vasco, pueden hacer quebrar la caja de la Seguridad Social española y el Fondo de Pensiones y Jubilaciones público, pero no se hace ningún gesto de simpatía hacia quienes pueden ayudar de forma clara a impedir esa quiebra.

Es decir para muchos habitantes de otras naciones del estado español, se tiene la sensación de que su obligada pertenencia al Estado es producto del egoísmo de territorios que no se plantean la independencia, pero que necesitan y eso es cierto, las aportaciones e impuestos que ellos generan.

Es decir la unidad del Reino de España, es vista como una imposición y no fruto de un acuerdo federativo. Es producto de la rapiña de unas oligarquías económicas y políticas, que tomando Madrid como centro de operaciones controlan, juegan, dominan y hablan de España, como si fuera su coto de caza o su cortijo.

El principal enemigo del federalismo y de la aceptación del pacto de los pueblos, es la chulería, la dominación y la ausencia de una democracia real, de calidad y eficiente en el Reino de España.

La crisis de este estado es real. Pero nada se hace por resolverla. Un periodo constituyente sería imprescindible y el reconocimiento de las diferentes culturas y leguas también. Vivimos de espaldas unos a otros. Cantamos canciones en inglés pero si alguien lo hace en catalán siempre hay el gracioso mal educado que exige la traducción. Se pronuncian los nombres de forma correcta en la legua anglosajona, incluso en árabe pero si alguien se llama Josep siempre hay el imbécil que le dice José.

A las personas de izquierdas, nos debe quedar claro que el conflicto es de clase. Que la burguesía catalana y no digamos la valenciana o la andaluza son tan injustas, egoístas, dominadoras y explotadoras como la castellana, madrileña o la vasca. El problema que vivimos hoy es de implantación de un modelo neoliberal injusto y en eso coinciden todas las grandes patronales, bancas y burguesías. Todos los ricos son iguales.

Por tanto la lucha de clases puede ser otro elemento que favorezca el pacto federal. Además la lógica estatal unitaria, se impone entre las y los de arriba. La globalización capitalista une las luchas de los ricos del mundo contra las clases populares y trabajadoras.

Por tanto creo que al margen de los señoritos hemos de buscar nuestra propia vía de liberación.

Pero hechas estas consideraciones de clase, para mi imprescindibles, no dejo de reconocer que el Reino de España, se ha vuelto una madrastra incomoda, impuesta y gruñona. El PP y la extrema derecha, que son lo mismo, más la monarquía hacen el resto. Por si faltaba algo, las fuerzas del régimen monárquico, reforman en horas su Constitución y nos entregan a bancos y especuladores de la deuda liquidando aspectos sociales positivos del texto del 78, lo que supone  todo un despropósito. Toda una operación al objeto de liquidar el bienestar en beneficio de los poderosos.

Por lo que yo finalizaría afirmando que España es un mal negocio para las naciones que la integran, pero también, por supuesto y en mayor medida para sus clases populares. La salida de la crisis financiera y capitalista en general que las oligarquías españolas han encontrado es el empobrecimiento generalizado del pueblo, los recortes salariales, el fin de la libertad sindical, la reducción cruel y salvaje de las prestaciones sociales y la liquidación de los sistemas de providencia, solidaridad y cultura, todo en beneficio de las oligarquías y las burguesías hispanas, sean de Madrid o no.

Hay un hecho positivo en el sentido de lo unificadora y federal que puede ser la lucha de clases y es que en las Marchas de la Dignidad, que precarios, personas paradas y trabajadoras van a realizar sobre Madrid el 22 de Marzo, fuerzas sociales de todo el estado, incluidos sindicatos, asociaciones y asambleas nacionalistas de izquierda e independentistas van a avanzar con sus hermanos de clase de otros territorios hacía Madrid. Por primera vez en mucho tiempo todas las fuerzas sociales e indignadas de todo el estado van a caminar juntas.

España en manos de sus oligarquías es un mal negocio. La plutocracia y la burguesía rentista españolista nos han hundido, fracasado y vendido el estado español a otras potencias extranjeras y a poderes financieros internacionales, luego que dejen de hablar de una vez, de España y de la patria. Son unos traidores.

 

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La Unión Europea una nueva colonización (II)

images (1)Héctor Illueca y Adoración Guamán*

La Unión Europea se ha construido a golpe de falacias. Desde su creación, con la Comunidad Económica Europea en 1961, la defensa de la paz y de la libertad han aparecido como objetivos idealizados, en un espacio supranacional aparentemente basado en relaciones de igualdad y solidaridad entre los pueblos europeos. Este ideal actuó como un potente cebo para la ciudadanía del sur de Europa, muy especialmente la española, la portuguesa o la griega, que salían de sus dictaduras con el ansia de entrar en lo que parecía el club de la democracia y la prosperidad. A esta idealización contribuyó de forma notable el publicitado crecimiento económico que en el ámbito de la antigua UE-15 se produjo (en beneficio de unos más que de otros) durante casi dos décadas y que dotó de legitimidad y de un atractivo innegable al proyecto europeo.

No obstante, pronto se demostró que aquel “club” no era garantía ni de la democracia ni de la prosperidad, sino una trampa para inhibir la primera y arrumbar la segunda. En realidad, y como veíamos en un texto anterior, la trampa europea encubría una nueva colonización basada en relaciones de fuerza y caracterizada por el dominio de los países del norte europeo, fundamentalmente de Alemania. El Tratado de Maastricht y la aparición del euro desencadenaron una guerra comercial que ha devastado las economías de los países periféricos y lleva camino de hacer lo propio con sus sistemas políticos, destruyendo la soberanía y desmantelando el bienestar de los estados que se encuentran en dificultades. Pronto se evidenció que aquella prosperidad había derivado de un previo y continuado desarrollo económico y social conseguido en el plano nacional por estados enmarcados en el constitucionalismo social de posguerra, con dinámicas intervencionistas y planteamientos redistributivos que la unión económica y monetaria ha eliminado por completo. Se trata, en palabras de Emmanuel Todd, de la negación de Europa.

En este contexto, se antoja imprescindible desbordar los márgenes impuestos y atreverse a plantear la ruptura con las limitaciones que impiden el avance de un programa realizable de transformación social. En nuestra opinión, la salida del euro constituye una alternativa necesaria para recuperar la soberanía y superar la gravísima crisis que atravesamos. Se trataría, junto con la negación al pago de la deuda ilegítima, del primer paso de una estrategia constituyente que pretenda el reequilibrio de la economía en el marco de un desplazamiento del poder económico y social hacia el Trabajo, situando al Estado en el puesto de mando de la economía.

La estrategia tiene numerosos y diversos eslabones. De entrada, es previsible que la devaluación monetaria provoque un incremento de la deuda externa, pues debería liquidarse en una moneda mucho más valiosa que la nuestra y sería imposible continuar satisfaciéndola. Por lo que respecta a la deuda pública (alrededor de 300.000 millones de euros), parece ineludible la suspensión de pagos y la realización de una auditoría pública para asegurar una quita sustancial que aligere el aplastante peso de la deuda sobre nuestra economía. En particular, consideramos que debería declararse ilegítima la contraída por el Estado en la reestructuración y rescate del sistema financiero, que ha supuesto una obscena socialización de las pérdidas acumuladas por la banca en la financiación de las burbujas bursátiles e inmobiliarias.

Por lo que respecta a la deuda privada, los bancos estarían bajo presión y tendrían que afrontar quiebras. Las tensiones que experimentaría el sector financiero harían insoslayable la nacionalización del mismo y la creación de una banca pública con el fin de garantizar los depósitos y asegurar una financiación estable a las pequeñas y medianas empresas. Además, y fundamentalmente, el control público del crédito haría posible afrontar los desequilibrios de fondo que han provocado la crisis, convirtiendo la banca pública en un instrumento clave para revertir la financiarización de la economía y transitar de un modelo dependiente basado en la especulación a un modelo basado en la economía real, productiva e industrial.

En paralelo, el Estado debería nacionalizar los sectores estratégicos (servicios públicos, transporte, energía y comunicaciones) y promover una política de inversiones públicas que, manteniendo la protección y defensa del medio ambiente como pilar fundamental, contribuyese a modificar y renovar la estructura productiva del país, deteniendo los procesos de desindustrialización y especialización productiva que derivan de una inserción asimétrica en la economía europea. Como han destacado algunos autores, la crisis económica está provocando un preocupante deterioro de nuestra capacidad productiva motivado por la debilidad de la actividad inversora, la descapitalización del tejido industrial y la descualificación de la fuerza de trabajo, ahondando la fractura productiva que separa al centro de la periferia[1]. En este contexto, la reconversión del modelo productivo deviene una tarea urgente, so pena de embocar una rápida y dramáticatransición al subdesarrollo. En definitiva, se trata de iniciar una trayectoria de crecimiento diferente, caracterizada por la intervención pública en la economía, la colaboración de un sistema bancario público y el respeto al principio de sostenibilidad ecológica.

Como correlato de lo anterior, la estrategia constituyente tendría que abordar dos aspectos cruciales para detener y revertir la ofensiva neoliberal: una reforma fiscal progresiva y una profunda reestructuración del mercado de trabajo, como expresión de una nueva racionalidad económica que sirva a los intereses de la mayoría social. En efecto, la extensión de la base imponible a los sectores más poderosos y la persecución del fraude fiscal permitirían expandir el gasto público y mejorar las prestaciones sociales, especialmente sanidad y educación, que han sufrido un importante deterioro a causa de los recortes presupuestarios. Del mismo modo, harían posible la reorganización del sistema de pensiones transfiriendo recursos de los presupuestos generales del Estado para garantizar la sostenibilidad del sistema y el poder adquisitivo de las prestaciones[2].

En lo que atañe al mercado de trabajo, urge una respuesta contundente y efectiva a la emergencia social provocada por la situación de paro y precariedad generalizados, otorgando a la legislación laboral un necesario protagonismo político. De entrada, nos enfrentamos a la necesidad de desandar el camino andado durante las dos últimas décadas, retomando la creación de empleo decente como eje nuclear de la política económica. En este sentido, las últimas reformas laborales aprobadas por el PSOE (2010-11) y el PP (2012-13) deben ser expresamente derogadas. Las nuevas normas laborales deberían incentivar la creación de empleo decente, estable y con salarios dignos, mejorar las condiciones de trabajo, prestando una atención especial a la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, a la corresponsabilidad y a la inserción laboral de la juventud así como reforzar la negociación colectiva. Partiendo de esta base, una de las estrategias para combatir el paro que permite una salida progresista y solidaria a la grave situación actual es la reducción de la jornada laboral de manera generalizada para facilitar la colocación de los trabajadores desempleados. Esta medida estratégica debería complementarse con un incremento significativo del salario mínimo interprofesional y con la extensión de la protección por desempleo, a fin de contrarrestar los efectos más nocivos del ajuste interno y alumbrar un modelo diferente de distribución de la riqueza producida por la sociedad.

En los anteriores párrafos hemos resumido la estrategia que, en nuestra opinión, permitiría superar la dinámica colonial en la que nos encontramos tras la implantación del euro. Por supuesto, el empleo del término “constituyente” tiene un significado preciso y congruente con la hoja de ruta anteriormente esbozada: la clave es impulsar un proceso constituyente para realizar una transición democrática completa, que solvente las graves carencias arrastradas desde la dictadura y que refleje un nuevo equilibrio de fuerzas entre clases y entre géneros. No puede haber un reequilibrio de la economía a favor de los trabajadores sin una profunda transformación del Estado en un sentido republicano, plurinacional y democrático, con pleno respeto al derecho a decidir de los pueblos. Una transformación que refleje una gran alianza político-social para sustituir mecanismos de gobierno ineficientes y corruptos por la transparencia y la participación popular permanentes. Esta alianza existe de manera potencial en nuestra sociedad y podría materializarse si las izquierdas políticas y sociales se aglutinasen en un giro radical alrededor de una estrategia constituyente que dispute la hegemonía a la oligarquía.

 

[1] ÁLVAREZ PERALTA, I.; LUENGO ESCALONILLA, F. y UXÓ GONZÁLEZ, J.Fracturas y crisis en Europa. Madrid, Clave Intelectual, 2013.

[2] Vid., en esta línea, el documento “En defensa del sistema público de pensiones”, disponible en http://documentopensiones.org/

*Héctor Illueca, Doctor en Derecho e Inspector de Trabajo y Seguridad Social
Adoración Guamán, Doctora en Derecho y Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social

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Entrevista a José Coy: El 22 de Marzo andando a Madrid

imagesRamón Pedregal C.

José Coy es miembro de la mesa estatal del Frente Cívico Somos Mayoría, es un activista social bien conocido en los movimientos más combativos, apreciado y respetado por su entrega y solidaridad a los sectores siempre en riesgo de exclusión.

Mantenemos una conversación con él tan sólo para que nos cuente de primera mano todo lo que tiene que ver con esa fecha tan importante como es el 22 de Marzo, fecha que se pasa de boca en boca para venir a Madrid andando desde todos los puntos geográficos, reuniendo en una misma voluntad de poner fin al castigo del gobierno y sus socios sobre el pueblo trabajador, a quienes sin falta tienen necesidad de una vida digna, sin paro o con protección social, para poner freno al pago de la deuda ilegítima, para hacernos con el derecho a una vivienda y la recuperación de los servicios públicos. José Coy tiene la palabra.

¿Cómo surge la idea del 22M?

José Coy: Surge tras ponernos en contacto diversas personas afectadas por la crisis y los recortes, somos personas que participamos en los movimientos de resistencia contra las políticas del gobierno al servicio de la troika y los bancos. Con esas políticas unos y otros expulsan a miles de familias de sus casas y están provocando un aumento masivo de la precariedad, la exclusión y la pobreza, así como una perdida alarmante de derechos humanos y sociales que tanto ha costado conseguir tras décadas de conquistas sociales producto de la lucha social y sindical. También el 22 M surge de la necesidad de hacer confluir las luchas y de dotarlas de una continuidad con una estrategia común de confrontación, porque necesitamos poner contra las cuerdas a un gobierno lleno de corrupción y prepotencia que solo gobierna al servicio de una minoría.

¿Quiénes pueden participar en las mismas?

J.C.: Pueden participar en ellas todas las personas que están siendo perjudicadas por el gobierno. Desde los pequeños autónomos que nos hemos visto obligados a cerrar, hasta los jóvenes que no pueden independizarse por que no tienen trabajo. Todo aquel que sea victima de este gobierno y de la crisis estamos obligados a levantarnos si queremos salir de esta situación, no tenemos futuro si no nos rebelamos con contundencia y masivamente. Por supuesto estamos abiertos a que participen todas las organizaciones y colectivos así como sectores, que estén de acuerdo con nuestras reivindicaciones, no puede ser de otra manera si queremos garantizar una movilización muy potente.

¿Cuáles son los objetivos de las marchas de la Dignidad?

J.C.: Las marchas de la dignidad pretenden iniciar un camino de conflictividad permanente de alta intensidad que sea capaz de hacer cambiar la actual situación de ataque sistemático contra la mayoría de la población. Igualmente queremos acabar con la resignación que crece cada vez más, y demostrar que podemos unirnos por abajo para conseguir recuperar derechos perdidos por las sucesivas reformas laborales y recortes practicados en muy poco tiempo con la excusa de la crisis. Hay alternativas que queremos poner en el corazón y la cabeza de la gente como la insoportable deuda externa que nos ahoga, En este sentido podemos comprobar cómo en América Latina a partir de no pagar la deuda y de enfrentarse a sus acreedores pudieron remontar sus crisis.

Creo que es imprescindible que vuelvan al sector publico los sectores estratégicos de la economía y que nunca debieron privatizarse. Lo que estamos viendo con las empresas eléctricas es de vergüenza. Por otra parte no podemos permitir que haya trabajadores y trabajadoras en paro que no tengan prestaciones sociales.

Hay que garantizar una renta básica a quienes no percibimos ningún tipo prestación, que somos más de un tercio de la población desempleada. Los suministros básicos hay que garantizarlos, no podemos permitir que las victimas inocentes de la crisis se queden sin luz ni agua. Por otra parte debemos defender la enseñanza y la sanidad y la paralización inmediata de los desahucios de las viviendas.

¿Qué colectivos se encuentran actualmente detrás de la organización?, ¿es el SAT el promotor o hay varios sujetos detrás?

J.C.: Detrás de esta movilización están la mayoría de los colectivos y movimientos que han articulado luchas y resistencias contra las políticas de este gobierno y el anterior. Diego Cañamero ha repetido varias veces que esta movilización no es solo del SAT. Lo cierto es que ha mediados de verano se produjo un encuentro en Córdoba en la que estuvimos presentes diversos activistas a titulo individual de varios colectivos como la PAH, Frente Cívico, SAT… en la que estuvo presente también Julio Anguita y Diego Cañamero, y allí estuvimos reflexionando sobre diversas iniciativas entre ellas las marchas a Madrid. Se acordó compartir esa idea con más colectivos y territorios y promover un encuentro amplio que se produjo el 3 de septiembre en la parroquia de San Carlos Borromeo, en Vallecas, así empezó todo.

El nombre del movimiento, Marchas de la Dignidad 22M, lo propusieron los compañeros de Extremadura del campamento Dignidad. Y finalmente, tras un periodo de consultas y debates en los territorios y entre las diversas organizaciones en la asamblea estatal que se celebro el18 de septiembre en la misma parroquia se consensuó la fecha y los objetivos.

¿Cómo se está preparando el 22 de marzo?

J.C.: Básicamente estamos concentrados en construir por abajo estructuras de apoyo a las marchas y en la preparación de una gran manifestación tras el recibimiento en Madrid. Se están haciendo también actos muy masivos y se están incorporando cada día mas colectivos y personas afectadas por la crisis y los recortes. Desde el gobierno, los bancos y la patronal nos lo están quitando todo y por eso vamos andando a Madrid, Pues Madrid es la sede de los poderes políticos y económicos.

Una vez finalizadas las marchas, ¿se espera que surja una plataforma o similar?, ¿Se prevén mas movilizaciones tras el 22M?

J.C.: Todavía es pronto para decidirlo, pero si que quienes estamos en la coordinación estatal de las marchas tenemos la idea de ir hacia un movimiento estable y unitario. Algo similar a un movimiento de movimientos y mareas. Desde el Frente Cívico creemos que necesitamos un plan de lucha en torno ha un programa común y unas reivindicaciones fuerza, con un calendario global de lucha. Las movilizaciones que se han realizado hasta ahora -muchas de ellas muy masivas- no han servido para cambiar las políticas del gobierno. Por tanto tenemos que endurecer y masificar aun más el conflicto social mediante la desobediencia civil activa y la extensión de la conflictividad a más sectores y territorios.

Dicho de otra manera, tenemos que organizar la rebelión ciudadana, con todo lo que ello conlleva y para eso hace falta generar estructuras unitarias y transversales, por abajo en los barrios de las ciudades, los pueblos, comarcas, centros de trabajo y estudio. Tenemos que acabar con esa minoría de poderosos que nos están destrozando la supervivencia y el futuro a la mayoría social.

Por mucho que nos cuenten que estamos saliendo de la crisis, lo cierto es que la crisis – estafa, ha llegado para quedarse por mucho tiempo. Posiblemente vayamos – sino lo evitamos – a un estado de crisis permanente en forma de empobrecimiento creciente de la mayoría social, como sucedió en América Latina y otros países donde el neoliberalismo y el totalitarismo ha sido la doctrina dominante hasta que llegaron las revoluciones bolivarianas . La Troika quiere convertir a los pueblos del sur en la China europea.

Sin derechos fundamentales, sin convenios, con mano de obra cada vez más barata y explotada, con una gran bolsa de reserva de trabajadores y trabajadoras inmersos en el desempleo y una vida muy precaria. No lo podemos consentir por que ello nos conduciría a una sociedad llena de miedo y frente al miedo esta la dignidad. Estamos seguros que si la sociedad responde a las movilizaciones planteadas para el 22M y las que vendrán después, quien empezara ha tener miedo será la casta política y económica que dirige nuestro país. Para ello tenemos que convertir todos los territorios en un gigantesco GAMONAL.

José Coy, nos reuniremos el 22 de Marzo en Madrid.

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