Socialismo21 » 23 junio, 2016

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El «partido orgánico»

descargaRaúl Sánchez Cedillo, Fundación de los Comunes

Conocemos la historia: el modelo de pura autonomía de lo(s) político(s) refrendado en Vista Alegre se fundamentaba, en el plano práctico, en la plena delegación de poderes al Estado Mayor de la máquina de guerra mediático-electoral. En el plano teórico, en un populismo laclau-mouffiano exclusivo y excluyente de otros relatos de transformación, ya fueran de izquierda y/o de radicalidad democrática quincemayista.

La constatación del techo electoral de este primer Podemos durante 2015 llevó a una crisis de solvencia de esta primera hipótesis. No podemos exagerar el papel que en esta crisis tuvieron la potencia compuesta y agregadora de los distintos municipalismos y su éxito electoral. Pero también: una incompatibilidad entre las pretensiones centralizadoras del errejonismo, una cúpula madrileña, y la realidad policéntrica y poliárquica que forman Galicia, Andalucía, Asturias, Cataluña, Navarra y Euskadi.

Tras el 20D, y con el casi millón de votos desperdiciados de IU-UP como un problema inocultable, no había más remedio que sacudir la coctelera gramsciana para buscar nuevas combinaciones de la hipótesis nacional-popular. Sí, a fin de cuentas, las disputas estratégicas dentro de lo que fue Claro Que Podemos y entre ésta y el garzonismo lo son en torno a variaciones y arreglos, interpretaciones y actualizaciones de un cierto Gramsci y, sobre todo, de un cierto Togliatti.

La admiración de Laclau por Togliatti es manifiesta y se lee negro sobre blanco en La razón populista. La clave reside en la interpretación togliattiana del PCI como “partido de la nación”. Resulta irónico que haya sido un anticomunista confeso como Matteo Renzi el que, 25 años después de la eutanasia del PCI, haya explotado con relativo éxito aquella expresión, que quiso ser una adaptación a la realpolitik de la temática gramsciana de lo nacional-popular.

Cuesta creer que el proyecto de partido se traduzca en algo más que una izquierda

En esta ventana de oportunidad llevaban tiempo interviniendo Ma­nolo Monereo y su interpretación de la noción gramsciana de “partido orgánico”. La noción es poco precisa y se refiere siempre al “parti­do orgánico” de la burguesía que subtiende los fragmentos y “fracciones, cada una de las cuales asume el nombre de Partido y de Partido independiente” (Grams­­­ci). El buen hacer de Monereo le ha permitido influir decisivamente en el esquema teórico y en el pasaje práctico de lo que se ha venido llamando la “confluencia”.

La primera operación realizada es de simetría: si la oligarquía tiene un partido orgánico, nosotros también. ¿Y quiénes somos nosotros? Las izquierdas del Estado español, por supuesto. O, con vuelo retórico, “los trabajadores y trabajadoras: lo nacional popular, a medio o largo plazo, exigirá un protagonismo de clase”.

La segunda operación es de proyección: el partido orgánico lo es para la revolución democrática nacional.

Las condiciones reales y no las ideales serán las que determinen función, sentido y valor del proyecto de “partido orgánico”. Monereo apela a ciudadanos y movimientos sociales como parte constituyente del partido orgánico.

Ésta es otra torsión de la noción gramsciana, que precisamente desliga al partido orgánico del partido electoral. Sin embargo, haya o no gobierno del cambio tras el 26J, tras dos años de electoralismo puro y de más que creciente ‘gobernismo’ en la vida pública de los partidos del cambio –en contraste con el elogio del agonismo en el esquema de Laclau y Mouffe–, cuesta creer que, ceremonias aparte, el proyecto de partido orgánico se traduzca en algo más que una izquierda –nueva y finalmente– unida. Una especie de consumación posticipada del viejo proyecto anguitiano.

Si aceptamos este lugar común gramsciano, solo cabe considerar válida la idea de partido orgánico si equivale al proyecto de asamblea(s) constituyente(s) de la ciudadanía del cambio. Y ésta pone como condición la disolución en el proceso de los partidos y aparatos existentes. De lo contrario, volveremos a repetir el post festum, pestum.

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Declaración Ganemos Almería

imagesAnte las elecciones generales.
GANEMOS ALMERÍA. SÍ, SE PUEDE.
Nuestro objetivo es la democracia real.
La ciudadanía no puede delegar su soberanía en los partidos políticos.
Estimados amigos y amigas:

Como bien saben ustedes, Ganemos Almería nació como plataforma municipalista, con el objetivo del empoderamiento de los vecinos y vecinas en la gestión política de la ciudad. Por eso, Ganemos no se presenta a las próximas elecciones generales pero, como en otras ocasiones, queremos dejar constancia de nuestra posición de cara a los comicios; al menos en lo que consideramos las líneas generales a nivel Estatal.

En primer lugar, manifestaros que de esta crisis que vivimos no saldremos sin la participación activa de las personas afectadas. Nuestra experiencia en ese camino ha sido la participación democrática de los vecinos y vecinas a través de asambleas de barrio, centros de estudio…Pensamos que es desde abajo desde donde se deben elaborar los programas electorales y la configuración de las listas. Eso garantizaría que nuestras propuestas estarían presentes en un programa de gobierno. Nuestro objetivo es la democracia real.

Por nuestro trabajo en los movimientos sociales, hemos creído fundamental situar el tema de la Paz Mundial como el primer objetivo de un gobierno realmente democrático, porque el derecho a la vida de las personas y el medio, son incuestionables. Por ello exigimos del próximo gobierno: la salida del Estado Español de las tropas extranjeras, el cierre de las bases de Rota y Morón, así como el regreso de nuestros soldados de las zonas en guerra.

Creemos imprescindible la neutralidad activa del Reino de España, en los conflictos internacionales, la salida de España de la OTAN y de aquellos otros tratados militares internacionales de carácter agresivo.

Nos manifestamos contrarios a la visita del Presidente de los EE.UU mientras la política de este país siga siendo el expansionismo militar y la resolución de los conflictos a través de la guerra.

Creemos imprescindible para tener soberanía sobre nuestra economía, la salida de la UE y del Euro. Pensamos que son instrumentos en manos de las élites para garantizarse la rapiña sobre los pueblos y naciones más débiles: Grecia, Italia, España, Portugal y los países que se han incorporado del que antes era llamado “bloque socialista”.

Así mismo, consideramos impagable la Deuda Externa, por ilegítima, por odiosa y eterna, que nos condena a nosotros y a nuestros hijos a ser esclavos en manos de las oligarquías europeas.

Es imprescindible por salud democrática una auditoria sobre esta deuda, determinar las responsabilidades y juzgar a los culpables. El daño que se nos ha hecho a cuarenta y cinco millones de personas no puede quedar impune.

En estos momentos de crisis profunda política, social y económica, en los que se abren debates de carácter estructural, pensamos que La ciudadanía no puede delegar su soberanía en los partidos políticos y éstos no pueden usurpar la voluntad del pueblo, el único soberano. Por eso, exigimos la apertura de un proceso constituyente, un nuevo contrato social; el de la constitución de 1978 está en coma irreversible y las modificaciones que se plantean llevar a cabo dejan fuera a los ciudadanos y ciudadanas. Las viejas y nuevas clases políticas nos lo están demostrando.

También queremos dejar claro, negro sobre blanco, nuestra posición con respecto a la Jefatura del Estado. Creemos irrenunciable que ésta recaiga sobre un ciudadano elegido democráticamente y que no la obtenga ningún ciudadano por herencia. Para nosotros todos los hombres y mujeres tienen los mismos derechos y deberes. Por eso exigimos la República como modelo de estado.

Existen una serie de medidas a tomar por el próximo gobierno que consideramos de carácter urgente:

-Amnistía social a aquellas personas que han sido sancionadas, con multas o privación de libertad luchando por la libertad, la democracia y la justicia social.

-Garantía de un techo digno para todos los sin techo.

-Paralización de todos los desahucios de primera vivienda.

-Garantía de un empleo digno o de una renta básica.

-Devolución al estado de todas las empresas públicas estratégicas privatizadas.

– Auditoria sobre su privatización y la inclusión en los concejos de administración de los privatizadores, incluidos familiares.

-Gestión pública de todos los bancos que hayan sido política y económicamente intervenidos por el Estado.

-Garantizar el mantenimiento de los sectores públicos fundamentales: Sanidad, Enseñanza, sistema público de pensiones. Así como los sectores públicos estratégicos: energéticos y vitales como agua, alimentación, autopistas..

Desde Ganemos Almería no hemos querido hacer un programa electoral; eso hubiese conllevado un proceso más largo y participativo. Pero sí hemos querido marcar las líneas generales del paraguas bajo el que se tenía que desarrollar democráticamente un programa estratégico de gobierno, con participación de los de abajo. Por los demás, el próximo 26 de junio, día electoral, les pedimos que actúen en conciencia. El día 27 se abrirá una nueva fase, ahí estaremos.

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Hay espacio para el socialismo democrático, ajeno a la razón de estado

descargaCarlos Martínez, politólogo.

Las elecciones reparan la senda de la democracia, la cambian y proponen soluciones temporales, o empeoran las cosas. Pero el camino hacia la meta lo trazan las ideas, los ideales, la ideología, los valores. También y eso es muy importante, la orientación de las políticas públicas que un gobierno pueda realizar, pero esas siempre tendrán el sesgo de las ideas que las impulsan. El problema es cuando se impone la política basura y de eso, siempre hay riesgo.

No hay cambio social, solo con unas elecciones, estas pueden significar avances y/o retrocesos, pero solo la victoria sostenida en el tiempo, puede garantizar una transformación, que para ser profunda, no solo debe ser económica sino también cultural, en el amplio y complejo sentido de la palabra cultura.

Como dice Beatriz Arceredillo (exalcaldesa de Parla y miembro del secretariado de ALTERNATIVA Socialista) el inicio de la revolución democrática, se da “elaborando un verdadero programa de cambio, de ruptura con la austeridad, la deuda pública y la guerra,” y con tal programa nadie ha concurrido a estas elecciones. Hay propuestas de modificación, negociación, moratorias, cambios legales o reformas constitucionales; mediadas sociales y de derogación de las injustas leyes del PP, pero nada más, si bien -siendo justos-, nada menos.

Tal vez, no era posible llegar más allá. Tal vez partimos de tantos recortes, latrocinios y crueldades con las clases populares, que esto ya parece un mundo. Pero lo cierto es que el origen de nuestras pesadillas es ahora y hace ya unos años, lo que llamamos el régimen. El sistema se podría decir haciendo un anglicismo lingüístico y de acción política.

Por tanto hay espacio para quienes queremos cambiar el sistema y finiquitar democráticamente el régimen. Hacerlo desde la democracia y con democracia, pero decirlo y hacerlo. Ese es el espacio socialista. El avance gradual hacía el socialismo y por tanto la transformación de la sociedad capitalista y liberal en socialista y en democracia plena.

El de la construcción del camino hacia el socialismo, partiendo de resolver los problemas de la gente, la dureza de la vida para las clases populares, la ausencia de vida digna y que tal nombre merezca de las personas pobres, paradas, precarias, excluidas, refugiadas, exiliadas económicas sin expectativas.

Sin un nuevo sistema, no habrá avances. La monarquía garantiza el poder de las oligarquías y las grandes empresas. Garantiza la pervivencia de un estado injusto y alejado del laicismo, además de recortar la democracia dotando a una familia del privilegio de parir al jefe del estado.

La otra piedra angular del sistema institucional es -sin olvidar jamás que el verdadero poder se asienta en las familias y grupos poseedores capitalistas- es repito, la Unión Europea. La clave de la austeridad, los recortes y de una legislación privatizadora y protectora de los intereses de las grandes multinacionales está en dicha institución “europea” que tan solo garantiza los intereses de los grupos económicos; la obligación de satisfacer una deuda, por cierto sin auditar y cuya auditoria ya nadie con poder al menos mediático reclama. Pues bien, sin contradecir al menos a esos poderes reales, ningún avance profundo será posible.

Como estamos ante una victoria cultural y política del neoliberalismo, se vuelve a hacer necesario reconstruir el socialismo. Un socialismo democrático tan creíble como efectivo. La victoria neoliberal se traduce en recortes, corrupción y democracia de baja calidad, también en más guerras de agresión y económicas, pero se traduce igualmente y eso es tal vez lo más peligroso, en: la moderación del mensaje, la convicción de que o se transige con el capitalismo o llega la destrucción; en cumplir los objetivos de Bruselas. Es aceptar las imposiciones Troika aunque sea disimulando.

Lenguaje radical con mensajes moderados. El lugar de eso, desde la moderación si se quiere, proponer el cambio real de sistema y el final del régimen, que por cierto hace tan solo dos años en España los sectores indignados y democráticos, daban por finiquitado.

Por eso hace falta un partido socialista independiente de la razón de estado, que es el cáncer de la política institucional. Por eso un espacio socialista democrático que desde posiciones más políticas que electoralistas –todo llegará- haga pedagogía y se enfrente a la razón de estado que es la que en estos momentos hace pensar, que a la monarquía no hay que tocarla, que lo de la OTAN ahora no toca y además “cumpliremos nuestros compromisos” lo cual incluye pagar una deuda tan hinchada como injusta. Hacer de la razón de estado la política es lo que desde la democracia se debe evitar, pues en caso contrario, los de arriba, los capitalistas y las multinacionales siempre mandarán.

 

 

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