Socialismo 21 comparte plenamente el manifiesto de la convocatoria de la huelga del próximo 8 de marzo en cuanto a la situación relegada de la mujer en tantos aspectos de la vida económica y social, las denuncias expresadas y las reivindicaciones que propone. En consecuencia, respalda la convocatoria y contribuirá en todo lo posible a su éxito, participando disciplinadamente en las iniciativas que el Comité de huelga proponga.
El retraso histórico de la mujer en su participación económica y social y las profundas desigualdades, cuando no maltratos, a las que se ve sometidas exigen un impulso firme y decidido para avanzar en la igualdad plena y la eliminación de toda discriminación. Y estamos convencidos que la activación del movimiento feminista será un factor de primer orden para lograr estos objetivos, contando con la resistencia, consistencia y determinación que les son propias a las mujeres cuando adquieren compromisos. Como el propio manifiesto reconoce, son muchos los acontecimientos históricos en los que la participación activa de la mujer ha dado un vuelco radical a situaciones indeseables y a luchas decisivas. Acaso conviene recordar que fue la manifestación del día de la mujer en San Petersburgo el 23 febrero de 1917 la que inició la revolución en Rusia que en seis días hundió el régimen autocrático y centenario del zarismo con Nicolás II entonces a la cabeza, que dio paso luego en octubre a la gran revolución proletaria.
La recuperación de ese retraso histórico es tanto más necesaria cuanto que la crisis actual capitalista se está descargando con particular violencia en las condiciones materiales de vida y los derechos de las mujeres -salario, precariedad, pensiones, protección-, que como siempre escoge como víctimas a los sectores y colectivos más vulnerables de la sociedad. Nuevas señales de crisis y de tormentas se avizoran en el horizonte, lo que conllevará una mayor crudeza en la interminable política de austeridad que nos imponen las instituciones y poderes económicos de la Unión Europea como solución fracasada, y cuyas secuelas, como está sobradamente demostrado, recaen sobre todo en las mujeres.
Es preciso reforzar al movimiento feminista para evitar que se descarguen particularmente sobre ellas las perversas consecuencias que origina el capitalismo y agrava su versión neoliberal actual, hasta crear un gran desorden de civilización, con su irracionalidad, voracidad y corrupción.
No podemos olvidar el entusiasmo con que tanto el PP como Ciudadanos comulgan con la política neoliberal y respaldan los ajustes y recortes contra la inmensa mayoría, siendo precisamente además estos partidos los que se han desmarcado, o hecho mofa, de la huelga feminista. A la hora de votar, preocupados como siempre están solo por los votos de esa mayoría, las mujeres, la mitad de la población, tendrán que recordarlo.
La jornada del 8 marzo no debe ser más que en principio de una lucha sostenida en la defensa de una sociedad más justa, libre, solidaria e igualitaria en la que todos tenemos que ganar y las mujeres muchas cuentas pendientes, de opresión y violencia, que saldar.
El 8 de marzo, el día de la mujer, compañeras y compañeros, hay que seguir escrupulosamente la huelga para encontrarnos hermanados en las calles.