Socialismo21 » 30 noviembre, 2020

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Madrid es un paraíso fiscal y nos roba, pero sobre todo roba a su población

Madrid es un paraíso fiscal y nos roba, pero sobre todo roba a su población


Carlos Martinez es del Consejo Científico de Attac y secretario general del PSLF

No es el primer artículo que escribo denunciado la práctica depredadora de la oligarquía madrileña, que no del pueblo trabajador de Madrid que la sufre. Los grandes rentistas de la Villa y corte sean de originarios o traslados de otras regiones y naciones de España convierten –al reino de España- en el negocio de las élites económicas madrileñas y/o radicadas en Madrid. Por eso les interesa tanto la unidad de España, puesto que es su principal fuente de ingresos, hablando claro España es su empresa y punto.


Ya hace varios años que en Attac se venía denunciando que en Madrid había un paraíso fiscal y que este se situaba concretamente en pequeños bancos que operaban para grandes fortunas en la Castellana. Ese paraíso fiscal que se formó durante el “aznarato” ha dado lugar a que estas políticas de evasión fiscal se trasladen también a la hacienda pública madrileña con sustanciosas rebajas de impuestos, pero siempre a grandes empresas y a los más ricos, ni siquiera los sectores de la clase media madrileña que votan PP y VOX son beneficiarios de estas rebajas en su mayor parte.


No es con el mandato de la insoportable, “extremoderechista” y chula señora Ayuso cuando esto ocurre, en estos últimos años más de 2.200 grandes fortunas del resto del reino, se ha trasladado fiscalmente a Madrid para tributar menos, hurtando derechos fiscales y financiación a otros territorios. Esta situación viene de años antes y de anteriores administraciones derechistas. Por no remontarnos a los borbones o a Franco, Aznar hizo una fuerte apuesta por transformar a Madrid en un centro financiero que compitiera con Londres o Frankfurt y para ello centralizó todavía más las infraestructuras de transporte como la nefasta T4 que obliga a desplazarse a Madrid a cientos de miles de españoles si quieren hacer vuelos internacionales. Madrid goza de un turismo cautivo del resto de España o de visitantes extranjeros que para ir a otras comunidades están obligados a pasar por la capital también, gracias a la configuración ferroviaria y de la red de carreteras.


Pero Madrid es además el centro de una administración estatal fuertemente centralizada y centralista que se ha convertido en un cuello de botella que absorbe energías, miles de empleos públicos y se demuestra altamente ineficaz a la hora de actuar ante asuntos urgentes y si no veamos los fallos y retrasos en la gestión de los ERTES o el Ingreso Mínimo Vital. En estos momentos lo del estado de las autonomías es una ficción y lo del federalismo ni a la oligarquía madrileña, ni a los altos cuerpos de la Administración del Estado les interesa lo más mínimo pues perderían poder y privilegios, estableciéndose en torno a ello cientos de despachos de influencia y captación por ser finos, que se alimentan mutuamente y crean una burbuja administrativa en muchos casos corrupta además de la concentración bancaria y lesiva para el resto del estado. Eso explica que en un momento España fuera gobernada y se repartieran contratos y subcontratos desde el palco de un estadio de futbol madrileño y blanco.


La recentralización real del estado coronado español al frente del cual hay una dinastía además de manirrota y lesiva, profundamente centralista cierra el círculo de la corte de los milagros madrileña. Pero hemos de señalar que la situación politica que vivimos lleva años de trabajo, preparación y construcción así como de que no ha sido todavía prioridad para nadie el liquidar esta cuestión, hasta que varios territorios autonómicos han levantado su voz, viendo como a pesar de su tejido industrial y de servicios pierden potencia y capacidad económica y empleo en favor de Madrid. Pero no son precisamente las autonomías rebeldes las que más sufren sino que son las dos castillas ósea Castilla en su conjunto más Extremadura y Andalucía quienes más lo padecen, de hecho las castillas y Extremadura, se ven apartadas de inversiones y proyectos de futuro, pero es que encima se desangran en población y ese es también el origen de la España vaciada en gran parte. Madrid necesita mano de obra barata para los servicios y la encuentra en los territorios limítrofes o Latinoamérica principalmente. Gran parte de la industria madrileña ha sido destruida, la agricultura es muy débil y poca por razones territoriales, luego servicios, turismo e incluso comercio, como si fuera de Madrid no existirán ya comercios y grandes o medianas superficies, luchan por su primacía total y ahora politica, es decir la derecha madrileña trata de imponer a toda España su modelo injusto y desigual. Todo esto ha generado desequilibrio territorial y amplias zonas pobres, que lo van a ser más excepto que encuentren otros incentivos económicos como son la agricultura, la alimentación sana, la agroindustria, la ecología territorial y los servicio públicos y sociales, así como una real descentralización administrativa, económica, politica y de infraestructuras, que no convertirse en zonas de recreo para la clase media alta madrileña o europea.


Claro lo que hay que pensar es a quien beneficia esto ¿a los madrileños? Como afirma la demagoga y autoritaria presidenta de Madrid o a las oligarquías y la élites económicas y políticas madrileñas. Hemos visto con el covid 19 como independientemente de su actual situación en la provincia, los centros de salud eran insuficientes, los hospitales insuficientes y las colas del hambre, muchas colas del hambre en la provincia de Madrid atendidas por la caridad, no por lo público o social. Madrid es terriblemente injusta, clasista y mal dotada de servicios públicos de hecho es superada en inversión pública por otras regiones “más atrasadas”. En Madrid solo pueden vivir dignamente quienes tienen un salario más que decente, las trabajadoras y trabajadores pobres abundan en Madrid y encima la derecha gobernante se plantea bajar más los impuestos, pero claro a quién paga cantidades significativas de impuestos, no a la clase trabajadora a la que un euro o cincuenta céntimos más al mes de rebaja impositiva no le saca de pobre.


Nos encontramos pues con la zona con el PIB más elevado del reino de España, pero claro también aquí hay trampa puesto que al haber tantas sociedades radicadas, pero que no ejercen su actividad económica y productiva en Madrid, provoca por ejemplo que todos los recibos eléctricos de Andalucía o el gasto en transporte público de Granada –La empresa Rober-, computan en Madrid de forma que se absorbe la inversión en energía y transporte por no hablar de servicios bancarios en beneficio de un territorio concreto. Esto no puede seguir así. Es injusto y aquellos presidentes autonómicos que apoyen a Ayuso y Casado o son imbéciles o están corrompidos por la oligarquía centralista o ambas cosas a la vez.


Estamos pues ante una guerra ideológica, una ofensiva de las clases altas y poseedoras, precisamente en tiempos de crisis para acabar con la de por si casi inexistente politica redistributiva del reino de España que va directo a ser uno de los estados más desiguales e injustos del mundo –de hecho esta en el cuadro de honor de la desigualdad en Europa- y esto hay que frenarlo. La única salida que los capitalistas conocen para sus crisis económicas es reducir salarios, derechos laborales, destruir empleo y pagar menos impuestos. La guerra politica que hay en España es la de sus élites corruptas y sus oligarcas contra las clases populares y la democracia. Eliminar nuestra libertad, para garantizar su libertad, es decir su derecho a construir su riqueza a base de expropiar lo público y nuestras conquistas sociales y en esta lucha lo de Madrid es tan solo un síntoma, una batalla más para derrotar a la libertad de poder aspirar a la igualdad y el reparto de la riqueza.

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Nuestras vidas son un simple negocio

Nuestras vidas son un simple negocio


Carlos Martinez es politólogo, del consejo científico de Attac y secretario general del PSLF

El gran circo montado en torno a las vacunas contra el #Covid19 están demostrando no ser más que otro negocio más para las compañías farmacéuticas y con exclusivo ánimo de lucro y por cierto este, mil billonario y por tanto muy apetitoso.


Resulta que la mayor parte de las inversiones en investigaciones para la vacuna anti #coronavirus han sido subvencionadas y/o apoyadas por cuantiosos fondos públicos estatales, es decir dinero de todas y todos, en todo el mundo, incluidos los EEUU la meca del capitalismo.


Sin embargo comprobamos que La OMS no ha autorizado todavía ninguna, al menos que yo sepa. La mayor parte de las noticias sobre las vacunas en el Norte capitalista, no han sido sino notas de prensa de las propias empresas, que provocan subidas en las bolsas y ganancias millonarias para algunos ejecutivos. Además los gobiernos occidentales, los países más ricos están ya comprando millones de dosis de vacunas no aprobadas ni suficientemente testadas. Es inmoral.


Sabemos, pues lo ha hecho público, que el gobierno de España a través del ministro Illa afirma que serán gratuitas y miente, pues las pagamos de nuestros impuestos ¿o acaso las regalan? Además no se ha esperado a ver cómo van las investigaciones españolas, que son muy serias y con gran rigor científico desprovisto de prisa y casualidades y mayormente de instituciones públicas muy prestigiosas. O las potentes investigaciones chinas y comprobar su precio y calidad. En lugar de potenciar una industria pública farmacéutica española y crear tejido industrial propio partiendo del existente o comparar precio y calidad de todas, e incluso buscar alianzas estratégicas con farmacéuticas públicas del mundo anqué estén en Asia, nos vendemos a multinacionales de los EE.UU, Alemania o Gran Bretaña y se favorece el negocio privado extranjero.


En el estado español y durante la pandemia, las Comunidades autónomas en su mayoría han fracasado, mentido, en algunos casos con afirmaciones ridículas que serían para reír sino fuera que provocan muertes, o se cometen locuras y despilfarros, participando en un concurso de haber quién es más inconsciente o quien queda mejor con su parroquia, en lugar de invertir más en atención primaria, crear plazas en la sanidad pública y proteger a la población en lugar de solo a los negocios, en un supuesto más que dudoso de salvar el turismo o la navidad en medio de centenares de muertes que por cierto son muy abundantes también en países europeos que nos envían turistas. Por tanto opino que se cometen crímenes como los que diariamente tienen lugar entre otros en la residencias de mayores que ya debieran ser públicas.


Es por eso que se debe exigir la nacionalización de la industria farmacéutica y de toda la sanidad. Basta de hacer negocio con nuestra salud y nuestras vidas. Basta de mentir, basta de con dinero público favorecer negocios y capitales privados.


Es difícil cumplir el calendario de vacunaciones expuesto por el gobierno entre otras cosas por motivos logísticos y de producción salvo que antes de tener el plácet de la OMS ya se estén fabricando a gran escala vacunas, que ya se presionará para colocar el producto tal y como las farmacéuticas saben hacer. Además por motivos ideológicos y beneficiar el negocio de sus amigos y benefactores, la derecha y la extrema derecha van a poner palos en las ruedas de un Gobierno muy débil con los poderosos y los grandes capitales al objeto de deteriorarlo más.


La pandemia está requiriendo de un gran esfuerzo público. Lo que está demostrando que lo público es imprescindible y el fracaso del sector privado y de las privatizaciones. Del capital incapaz para atender a la humanidad.


Sin impulso estatal nada se puede hacer, pero que eso si, el gran sector privado, la gran patronal, se lanza a hacer negocio y pillar a tal efecto fondos públicos. Vamos la lógica liberal y neoliberal, que es expropiar lo público y las personas para convertirlas en mercado y beneficio.


Desde el pensamiento socialista, pensamos que es la hora de lo público y repartir, no convertir a la sociedad en el negocio privado de unos pocos y menos a costa de nuestras vidas.

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