Del NO al TCE en 2005 al NO a la reforma de las pensiones
¿Qué relación existe entre el 29 de mayo del 2005, fecha del referendum del TCE (Tratado sobre la Constitución Europea) rechazado por el 55% de los franceses, y la actualidad social y política en la Francia de hoy? Existe una relación, aunque no lo parezca.
Han pasado 18 años después del no del 54,6% de los franceses en aquel referendum, que sonó como una advertencia a la Unión Europea y a todos sus promotores, es decir la aplastante mayoría de los partidos políticos, de derecha y de izquierda, los sindicatos, ONG y medios sordos a los opositores.
El potente sentimiento de los franceses de haber ganado una batalla crucial, de haber puesto un límite al control de la Unión europea, de haber reconquistado un espacio político, de haber infligido una estrepitosa derrota a los gobiernos, a las élites, a la Comisión europea, a los medios, a la gran patronal y a la finanza fue el resultado de una mobilización excepcional, desconocida desde hacía mucho tiempo! Los franceses se enorgullecían de haberse vuelto a encontrar, de haber “hecho pueblo“.
Pero las clases dirigentes y la Unión europea no claudican tan fácilmente. Cuando el pueblo no está de acuerdo, pasan del pueblo y esquivan la voluntad de los ciudadanos. El NO de los franceses les impedía la aplicación del TCE? Será el tratado de Lisboa, casi idéntico al anterior que será adoptado mediante un verdadero golpe de estado parlamentario por el Congreso de los diputados y senadores.
¡La constitución francesa se modificaría entonces para integrar todos los tratados europeos! Es decir la puesta bajo tutela de Francia y su pueblo.
A partir de aquel momento, la desconfianza hacia los partidos políticos, los representantes y el régimen se instaló y creció hasta hoy en día.
¿Qué relación existe con la mobilización contra la reforma de las pensiones llevada a cabo por Macron, como respuesta a las expectativas de las clases dirigentes nacionales, europeas e internacionales? En esos 18 años, el sistema euro-liberal ha considerablemente aumentado su influencia. Las conquistas sociales han sido poco a poco arrebatadas. Los derechos del trabajo amputados. Los servicios públicos debilitados. Las directivas europeas se han multiplicado. Siempre con el mismo objetivo : la implementación de reformas tendientes a mermar los servicios públicos para servir el sector privado.
La reforma de las pensiones de Macron en 2023 es la continuación de las anteriores reformas llevadas a cabo por Sarkozy y Hollande. Se inscribe en el marco de las recomendaciones de la UE y atañe a todos los países miembros que disponen de una verdadera protección social al margen de los mercados.
Una vez más, para hacer aceptar una reforma profundamente antisocial, injusta y rechazada por el 70% de los franceses y el 90% de la población activa, Macron ha utilizado todos los artículos de la Constitución para impedir el voto de la Asamblea nacional. Ha despreciado a las organizaciones sindicales y a los ciudadanos en su gran mayoría opuestos al retraso de la edad de la jubilación, incluso para las profesiones difíciles.
¿Del atropello al pueblo, al desprecio de la Asamblea nacional, que se puede esperar de ahora en adelante?
Los oponentes a la reforma de las pensiones, huelguistas, manifestantes, autores de caceroladas (las cazuelas han sido prohibidas y sustituidas por tapas…) se han hecho cada vez más fuertes desde enero del 2023. Más allá de la reforma de las pensiones, los manifestantes han denunciado las trampas de la Constitución de la Vª República y de las instituciones decadentes como el Consejo Constitucional. La cólera se ha multiplicado y está dirigida, más allá de Macron, al régimen de 2005-2008.
Entonces, hay que seguir más allá ahora. ¡Hay que organizarse!
Nos estamos organizando para pensar las instituciones democráticas que necesita el pueblo para ser soberano. No estamos seguros de que los sindicatos se lancen a este combate por la liberación nacional. Si la unión de los ciudadanos, sindicalizados o no, organizados o no, se construye, existe la posibilidad de que las direcciones sindicales se aparten del “diálogo social” y ¡la Confederación europea de los sindicatos existe! ¡Lancemos comités de liberación nacional por la democracia y la soberanía popular!