El síndrome de Vichy

Artículos Debates Internacional

Pedro Montes. Economista. Socialismo 21.

» No hay que permitir el rescate. Frente a él, declaración de moratoria de las cargas de la deuda. Hay que levantarse contra de esta traición del gobierno, que  condenaría a nuestro país a décadas de estancamiento y destrucción, de  degradación e ignominia. Rebelarse es un deber.»

Seria disparatado y pretencioso explicar la evolución cada día de los mercados de valores, algo que pertenece al mundo  vesánico de las finanzas capitalistas. Los movimientos en las cotizaciones son tan erráticos e impredecibles que a veces cuando se creen encontrar razones para la subida hay caídas en picado y viceversa. En un mismo día  se  registran profundos cambios de tendencia en los índices generales, por no hablar de valores en particular, como a título de ejemplo podría ser Bankia en los últimos tiempos.

Ha ocurrido, sin embargo, que la bolsa española el día 16 agosto ha registrado una importante subida de más de 4%, cuando el resto de los mercados europeos lo ha hecho en torno al 1%. No hay razón evidentemente para este acusado contraste, cuando los datos negativos sobre nuestra economía se acumulan sin cesar y cuando todos los pronósticos auguran tiempos muy difíciles.

A modo de especulación y aviso para la izquierda, bien pudiera estar sucediendo que el gobierno ande negociando los términos del “rescate” de nuestro país y que la burguesía  –banqueros, multinacionales,  especuladores- lo den ya por hecho y vean la operación como la mejor salvaguardia de sus intereses. El rescate significa entregar al país maniatado a los poderes económicos europeos, inerme,  para que impongan al pueblo español los brutales ajustes y recortes que por otro medio no son social y políticamente posibles. No cabe olvidar el caso de Grecia.

Los patriotas de pacotilla deben ver en el rescate la mejor solución a sus problemas, el mejor camino para imponer sus objetivos económicos e ideológicos y la fórmula más paralizante de acabar con la resistencia creciente de los ciudadanos. Como los colaboracionistas franceses ante la invasión hitleriana.

No hay que permitir el rescate. Frente a él, declaración de moratoria de las cargas de la deuda. Hay que levantarse contra de esta traición del gobierno, que  condenaría a nuestro país a décadas de estancamiento y destrucción, de  degradación e ignominia. Rebelarse es un deber.

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