«No basta con que un partido con buenas propuestas parciales gane las elecciones, lo importante es que haya un amplio debate social que permita e implante la transformación de todo el sistema político hacia una democracia real».
De Madrilonia
A nadie se le escapa que iniciamos un año complejo y fascinante y que de lo que suceda en los próximos meses depende mucho de nuestro futuro inmediato. Tanto la situación de descomposición institucional como la cercanía de la primera cita electoral con las elecciones europeas marcan la agente por arriba.
Sin embargo ningún agente institucional nos ha traído hasta aquí. Ninguno de los debates abiertos hoy ha nacido en el campo de la representación política, donde el escenario es cada día más bochornoso. Frente a la parálisis política (ni una propuesta económica o social que no sea de puro recorte), la iniciativa está en el campo de juego de la gente .
Hace un año rodeábamos el Parlamento para rescatar la democracia y exigimos un proceso constituyente; esa fue la fuerza que puso encima de la mesa la cuestión constitucional. Meses después fue la Iniciativa Legislativa Popular de la PAH quién colocó la dación en pago y la posibilidad real de detener los desahucios en el Parlamento.
No fueron los partidos a izquierda y derecha el motor de ningún proceso, de ninguna iniciativa. En mayo, la consulta por la Sanidad que consiguió una partición de casi un millón de personas en la Comunidad de Madrid tampoco nació de ningún partido y desde luego no puede entenderse como la acción de un grupo, sino como una propuesta transversal que rompe la dinámica de representación.
Es desde estos lugares (así como otros que podamos imaginar y crear) desde donde tenemos la posibilidad de romper con el régimen de austeridad y lanzar un proceso democrático, no subordinando su potencia a una cita electoral, repetimos, por importante que esta pueda parecer.
La Marea Verde prepara movilizaciones para finales del mes de octubre con una huelga de tres días. En los próximos meses veremos desarrollarse la Obra Social de la PAH y por tanto tendremos un nuevo desafío colectivo, la construcción directa y efectiva del derecho a la vivienda.
Las instancias nacidas al calor del 15M (asambleas de barrio, comisiones de trabajo, experimentos políticos de todo tipo) afrontan nuevos desafíos a la hora deterritorializar, coordinar y extender su práctica política.
Asimismo, dos eventos reactivan la dimensión constituyente en sus distintas facetas. Por un lado el 28 de septiembre con el “Jaque al Rey” por la república que pone en marcha la Coordinadora 25S y, por otro, la movilización del 5 de octubre “Que se vaya la mafia, hola democracia” nacida al calor de las movilizaciones del pasado mes de junio rodeando las sedes del Partido Popular tras el estallido del caso Barcenas, pero que pretende poner por encima de la evidente corrupción de los políticos, la necesidad de una transformación en el sistema de representación, en el control de los elegidos, en la participación social.
Esos dos eventos entrelazan la posibilidad del crecimiento de un espacio de organización en torno a la cuestión constituyente. Porque no basta con que un partido con buenas propuestas parciales gane las elecciones, lo importante es que haya un amplio debate social que permita e implante la transformación de todo el sistema político hacia una democracia real.
Ni siglas históricas ni favores acumulados, no queremos un recambio de elites, queremos un cambio de las normas del juego, un cambio de régimen. Y en el lenguaje de la “democracia representativa” en que vivimos, para ello hay que poner en marcha un proceso constitucional.
La partida sigue abierta. Las dificultades para componer una regeneración democrática por parte del bipartidismo o por nuevas fuerzas a derecha e izquierda son enormes porque los modelos neoliberales y “socialdemócratas” no tienen ninguna propuesta para la sociedad.
Los intentos por vendernos recuperaciones económicas que no esconden más que la misma receta que nos ha llevado hasta aquí, multiplicada por dos, chocan de manera frontal con la situación material de nuestras vidas. Choca con nuestro paro, con nuestra dificultad para acceder al salario y con la descomposición de los servicios públicos, mientras los bancos se quedan con nuestro dinero y la deuda a pagar por todos crece y crece.
Como dice la Marea Blanca, “No tenemos fuerzas para rendirnos” todo lo posible cae de nuestro lado, lo imposible es el plan del 1% para seguir con el expolio.