España es un mal negocio

Artículos Debates Internacional

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martínez , Politólogo.

La profunda crisis que vive el estado español y el deseo de territorios muy activos, emprendedores y cultos de marcharse e independizarse tiene su explicación, no solo por una cuestión identitaria e idiomática, que también, sino sobre todo por la actitud autoritaria, chula, despectiva y altanera de muchas y muchos españolistas y centralistas patrioteros, que dicho sea de paso, no existen solo entre la derecha.

Pero no solo eso, hay más claves que analizar y si bien este artículo no desea ser un trabajo científico, sino divulgativo como muchos de los míos, si al menos pretende tener rigor.

Para comenzar para cualquier persona sensible y cabalmente democrática, honrada y cumplidora con sus obligaciones fiscales, el vivir en un Estado, cuya jefatura está implicada en escándalos desde hace ya muchos años, salsa rosa constante y que es una institución heredada de una dictadura –incluso en el caso de que se le pudiera otorgar un papel positivo en la transición,- no deja de serle muy frustrante. Que el partido en poder sea un partido inmerso de lleno en casos de corrupción, fraudes fiscales y concursos en la administración trucados en favor de “donantes”, le  resulta inaceptable. Tan impresentable al menos como la corrupta CiU y Unió.

Cualquier persona demócrata e informada sabe que el Reino de España, es un estado bananero, ridículo, corrupto y en crisis económica, social y política. Que esa crisis le incluye además al principal –por ahora- partido de la oposición, igualmente lastrado por casos de corrupción e igualmente monárquico a pesar de la que está cayendo, con lo cual la alternativa real puede ser imposible. Es decir, si esta persona solo se informa por “El País” por ejemplo o por “La Vanguardia” o el “Correo” puede pensar que solo hay dos alternativas políticas y ambas desautorizadas por sus contradicciones, carencia de ideas o su apoyo al régimen del 78, amén de su pacto de sangre dinástico y de apoyo al objetivo de déficit, ahora además y por su voluntad, por imperativo constitucional.

Por tanto las ganas de permanecer en semejante Estado no son digamos imperiosas, de no ser que crea en él por profundas convicciones. Si además es objeto por haber nacido en una determinada nación  de chistes, burlas, boicots, desprecios y criminalización indiscriminada, cerramos ya el círculo.

Para que pagar impuestos a un Estado corrompido, injusto y dominado en exclusiva por un establishment madrileño o radicado en Madrid. Con unos medios informativos centralistas y centralizados y unas infraestructuras financiadas por todos, pero pensadas para fortalecer Madrid o más bien su burguesía, aunque como la T4 (Nueva terminal del aeropuerto de Madrid) sean la historia de un gran fracaso.

La oligarquía radicada en Madrid y muchas de las personas que están culturalmente colonizadas por ella soslayan algo muy importante y es que España no es Uruguay. No lo es porque ojalá tuviéramos la calidad democrática de Uruguay y su presidente, no, sino por el peso abrumador de su capital y el hecho de que la mayor parte de su población habita en ella. No, es el caso del estado español. La Comunidad de Madrid, ni es la más poblada, ni la más grande, ni tiene la consideración y simpatía de muchos habitantes del estado, sean de donde sean –incluso por razones futbolísticas-, pero no solo por eso.

Ciudades como Valencia, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Las Palmas, se han hecho a sí mismas, en cualquier caso con el apoyo de sus respectivas conurbaciones o áreas de influencia. Son grandes, pobladas y disponen de servicios, pero estas ciudades, no son las únicas, hay más y en la mayor parte de ellas las burguesías locales, los indianos o un puerto, la industria local u otros factores como una gran Universidad, han contribuido a crearlas y hacerlas crecer. El centro, el centralismo y la Villa de Madrid, necesitó su Carlos III.

Sí. Ser Corte y capital, sede de muchísimas empresas de todo tipo que tienen radicada su producción o clientela en otros territorios pero su oficina central en la ciudad manchega de referencia de forma que la sede conforma el todo, así como a causa de ser el recipiente de toda la burocracia del Estado, nos encontraríamos  ante la gran ciudad, la mayoría de cuyos habitantes son a su vez sus víctimas. Estos factores enumerados son la consecuencia de su fortaleza. Pero ojo, fortaleza creada y construida por personas trabajadoras llegadas de todos lados buscando empleo y/o cercanía a las oligarquías dominantes.

A esto añadimos el centralismo borbónico, consustancial a la esencia del Reino de España. Si la historia es la maestra de la vida, la dinastía francesa afincada en el reino, se implantó tras una guerra contra los otros reinos “periféricos” sus derechos y sus leyes. Los borbones llevan el germen centralista en sus genes. No puede haber federalismo en el estado español, con una monarquía, es así de simple y a su vez la monarquía borbónica constituye un escollo insuperable al objeto de lograr un libre pacto de federación de las naciones, nacionalidades y realidades nacionales de España.

De hecho y a pesar de los esfuerzos del matrimonio Aznar, Madrid está sufriendo una profunda crisis de prestigio, económica, política y moral. La Comunidad con más casos de corrupción a sus espaldas. Con una burguesía cerril, reaccionaria y que lidera al resto de las burguesías más reaccionarias de España, hace del propio pueblo de Madrid su principal víctima aplicándole recortes sanitarios y educativos, desmantelamiento de todo lo público, encarecimiento abusivo e inmisericorde del transporte público y barrios de cientos de miles de personas azotados por el paro y el empobrecimiento, mientras sectores de población cercanos a los poderes dominantes les apoyan aún en sus miserias y despropósitos. Los centralistas ponen a Madrid, como ejemplo y esto no solo no cuela, sino que es un grave error.

Pero el problema no solo es Madrid o mejor dicho la burguesía que lo tiene por base. Una democracia se basa en el constante derecho a decidir. A decidir un parlamento, un gobierno, un jefe del estado –bueno, eso en Uruguay, no en España- así como a dotarse de leyes para el bien común y un libre pacto federativo entre ciudadanos.

Pero esto en el Reino de España, es negado por sus fuerzas vivas y apoyado por amplios sectores del pueblo. El problema es que se piensa y es cierto que las independencias de Cataluña y del País Vasco, pueden hacer quebrar la caja de la Seguridad Social española y el Fondo de Pensiones y Jubilaciones público, pero no se hace ningún gesto de simpatía hacia quienes pueden ayudar de forma clara a impedir esa quiebra.

Es decir para muchos habitantes de otras naciones del estado español, se tiene la sensación de que su obligada pertenencia al Estado es producto del egoísmo de territorios que no se plantean la independencia, pero que necesitan y eso es cierto, las aportaciones e impuestos que ellos generan.

Es decir la unidad del Reino de España, es vista como una imposición y no fruto de un acuerdo federativo. Es producto de la rapiña de unas oligarquías económicas y políticas, que tomando Madrid como centro de operaciones controlan, juegan, dominan y hablan de España, como si fuera su coto de caza o su cortijo.

El principal enemigo del federalismo y de la aceptación del pacto de los pueblos, es la chulería, la dominación y la ausencia de una democracia real, de calidad y eficiente en el Reino de España.

La crisis de este estado es real. Pero nada se hace por resolverla. Un periodo constituyente sería imprescindible y el reconocimiento de las diferentes culturas y leguas también. Vivimos de espaldas unos a otros. Cantamos canciones en inglés pero si alguien lo hace en catalán siempre hay el gracioso mal educado que exige la traducción. Se pronuncian los nombres de forma correcta en la legua anglosajona, incluso en árabe pero si alguien se llama Josep siempre hay el imbécil que le dice José.

A las personas de izquierdas, nos debe quedar claro que el conflicto es de clase. Que la burguesía catalana y no digamos la valenciana o la andaluza son tan injustas, egoístas, dominadoras y explotadoras como la castellana, madrileña o la vasca. El problema que vivimos hoy es de implantación de un modelo neoliberal injusto y en eso coinciden todas las grandes patronales, bancas y burguesías. Todos los ricos son iguales.

Por tanto la lucha de clases puede ser otro elemento que favorezca el pacto federal. Además la lógica estatal unitaria, se impone entre las y los de arriba. La globalización capitalista une las luchas de los ricos del mundo contra las clases populares y trabajadoras.

Por tanto creo que al margen de los señoritos hemos de buscar nuestra propia vía de liberación.

Pero hechas estas consideraciones de clase, para mi imprescindibles, no dejo de reconocer que el Reino de España, se ha vuelto una madrastra incomoda, impuesta y gruñona. El PP y la extrema derecha, que son lo mismo, más la monarquía hacen el resto. Por si faltaba algo, las fuerzas del régimen monárquico, reforman en horas su Constitución y nos entregan a bancos y especuladores de la deuda liquidando aspectos sociales positivos del texto del 78, lo que supone  todo un despropósito. Toda una operación al objeto de liquidar el bienestar en beneficio de los poderosos.

Por lo que yo finalizaría afirmando que España es un mal negocio para las naciones que la integran, pero también, por supuesto y en mayor medida para sus clases populares. La salida de la crisis financiera y capitalista en general que las oligarquías españolas han encontrado es el empobrecimiento generalizado del pueblo, los recortes salariales, el fin de la libertad sindical, la reducción cruel y salvaje de las prestaciones sociales y la liquidación de los sistemas de providencia, solidaridad y cultura, todo en beneficio de las oligarquías y las burguesías hispanas, sean de Madrid o no.

Hay un hecho positivo en el sentido de lo unificadora y federal que puede ser la lucha de clases y es que en las Marchas de la Dignidad, que precarios, personas paradas y trabajadoras van a realizar sobre Madrid el 22 de Marzo, fuerzas sociales de todo el estado, incluidos sindicatos, asociaciones y asambleas nacionalistas de izquierda e independentistas van a avanzar con sus hermanos de clase de otros territorios hacía Madrid. Por primera vez en mucho tiempo todas las fuerzas sociales e indignadas de todo el estado van a caminar juntas.

España en manos de sus oligarquías es un mal negocio. La plutocracia y la burguesía rentista españolista nos han hundido, fracasado y vendido el estado español a otras potencias extranjeras y a poderes financieros internacionales, luego que dejen de hablar de una vez, de España y de la patria. Son unos traidores.

 

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