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El dilema imposible de la socialdemocracia europea

images«La socialdemocracia, sencillamente, no puede volver. Está condenada a un ejercicio de pragmatismo, al haber asumido las reglas impuestas, que la llevará de facto hacia el neoliberalismo. 

Un frasco de izquierda para contener el virus neoliberal. Lo único que puede volver (¡y con qué fuerza!) es el capitalismo salvaje. O su freno racional, el socialismo».

Alberto Garzón, economista

La tradición socialdemócrata suele defender, una vez abandonado el objetivo del socialismo, que es posible vivir bajo un capitalismo de rostro humano. Se acepta que el sistema económico capitalista tiene una lógica interna que provoca que cada cierto tiempo se sucedan las crisis económicas, pero a la vez se asegura que es posible evitar muchas de ellas y desde luego responder ante todas salvaguardando los pilares básicos de la economía y, sobre todo, los derechos conquistados por la lucha obrera. En términos políticos eso significa apoyar la intervención del Estado, regulando la economía a priori o con grandes desembolsos de dinero a posteriori. Desde J. M. Keynes hasta H. Minsky, la tradición teórica de la economía socialdemócrata ha tenido claro que era posible alcanzar un equilibrio entre la lógica del capitalismo y la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos. En definitiva, la tesis es que es posible domesticar al capitalismo salvaje.

Sin embargo, los partidos socialdemócratas actuales llevan años en una deriva confusa. Convertidos a una suerte de socioliberalismo, no hay partido político socialdemócrata que se atreva a día de hoy a hacer suyos programas políticos como los de la socialdemocracia clásica de O. Palme o F. Mitterrand de los años ochenta. La crisis del llamado capitalismo dorado, o época dorada del capitalismo, se llevó por delante el peso práctico con el que había contado la tradición socialdemócrata.

Lo que algunos sostenemos es que la socialdemocracia no puede sobrevivir en un contexto socioeconómico donde se dan alguna de estas dos condiciones: a) una arquitectura institucional que consolida un Estado de economía financiarizada, y b) un modelo de crecimiento económico dirigido por las exportaciones.

La tendencia hacia la desigualdad

Desde la década de los ochenta, y debido al contexto de aplicación de las políticas neoliberales, uno de los efectos más llamativos en todas las economías ha sido el incremento de la desigualdad medido a partir de la distribución funcional. En concreto, la participación salarial en la renta ha decrecido sistemáticamente en todas partes del mundo, con su inverso en el crecimiento de la participación de los beneficios en la renta. Este fenómeno no es de ninguna forma anecdótico, ya que tiene severas implicaciones en la forma en la que operan las economías capitalistas. De hecho, la economía política siempre se ha preocupado de las cuestiones distributivas no por ánimo moralista sino porque afectan a la dinámica de crecimiento económico y de crisis capitalista.

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La razón fundamental está en que las rentas salariales son no sólo un coste para las empresas, sino también la principal fuente de demanda. Sin suficiente demanda, los empresarios no pueden vender su producción y el sistema colapsa. Algo que el empresario estadounidense H. Ford supo ver cuando en 1914 decidió incrementar los salarios a sus trabajadores para facilitar que comprasen los propios productos que la empresa fabricaba.

El llamado capitalismo dorado o de posguerra parte de esa premisa: un pacto capital-trabajo en el que ambas partes colaboran cooperativamente bajo unsistema win-win (donde todos ganan). Tal sistema sólo puede funcionar en la medida que se produce un continuado incremento de la productividad, lo quepermite a su vez que crezcan tanto los beneficios como los salarios. Sea por el potencial de crecimiento (debido a la necesidad de reconstruir un mundo destruido por la guerra) o sea por las nuevas capacidades tecnológicas (estrechamente vinculadas a la industria militar), el capitalismo de postguerra permitió un pacto capital-trabajo en las sociedades capitalistas.

Este sistema, con todos sus rasgos internacionales (desde los financieros hasta los geopolíticos), se vino abajo en torno a la década de los ochenta. Algunas corrientes teóricas lo interpretan como resultado del excesivo poder de los salarios, cuyo crecimiento provocó el estrangulamiento de los beneficios y en consecuencia acabó con la inversión y la creación de empleo. Otras corrientes lo achacan a problemas derivados del agotamiento de las expectativas de inversión por razones inherentes a la dinámica capitalista. Se acepte una versión u otra, lo cierto es que el nuevo contexto institucional –las nuevas reglas de juego– quedaron marcadas por una interpretación neoliberal de la crisis. A saber, el problema residía presuntamente en el excesivo intervencionismo del Estado en los mercados y en la fortaleza negociadora de los sindicatos, razón por la cual la solución radicaba en la reducción de ambos aspectos.

El aspecto laboral fue clave. La lucha encarnizada contra los sindicatos, reduciendo su capacidad negociadora, junto con la propia dinámica del sistema (que terciarizaba la economía, dejando en segundo lugar las fuertes industrias con grandes masas de trabajadores afiliados a sindicatos), llevó a un reparto cada vez más desigual de la tarta. El pacto capital-trabajo se deshacía en pedazos. La experiencia del plan Meidner, en la Suecia más socialdemócrata de toda la historia, representó dramáticamente toda la época.

La ‘financiarización’ y las nuevas reglas de juego

Una reducción de las rentas salariales en todas partes del mundo provoca un efecto contradictorio. En primera instancia las empresas ven aumentado su margen de beneficio, ya que sus costes laborales se reducen. Eso podría estimular la inversión, y es lo que predice la teoría neoclásica dominante. Pero en segunda instancia, y al ser la reducción de costes laborales un fenómeno generalizado, también se reduce la demanda total y en consecuencia la rentabilidad de la inversión. A una empresa puede convenirle que sus propios trabajadores cobren menos (y así la empresa gana más) pero es imposible que le convenga que los trabajadores del resto de empresas vean igualmente mermados sus salarios (dado que son su fuente de mercado). La contradicción central del capitalismo, la relación capital-trabajo.

El problema que emerge es que faltan fuentes de demanda, y que donde antes había salarios que creaban mercado ahora no hay nada. Las teorías económicas marxistas han situado al gasto militar y a los mercados externos como posibles fuentes sustitutorias y complementarias para este problema. La idea es que si no hay suficientes fuentes, hay que crearlas. Una guerra, un plan de estímulo económico o una colonización permiten ampliar los mercados. También las privatizaciones son una forma de ampliar mercados para la esfera privada (ya que desplazan a los ciudadanos desde lo público hacia lo privado). Las teorías del imperialismo (desde J. A. Hobson hasta V. Lenin, pasando por R. Luxemburgo), o la llamada acumulación por desposesión (de D. Harvey) son resultado de esta interpretación. Y toda la base del keynesianismo se encuentra igualmente aquí.

Ahora bien, en el contexto de la globalización neoliberal, donde se han multiplicado los sujetos económicos que compiten al máximo nivel en el mercado mundial (a diferencia de la época de postguerra), otra fuente de demanda puede emerger también en las finanzas. Efectivamente, la poca demanda existente en la economía real puede ser compensada con las burbujas financieras. Gracias a unas nuevas reglas de juego, resulta mucho más rentable invertir en los mercados financieros (deuda pública, deuda privada, acciones, futuros…) que en la economía real (industria, turismo…), todo lo cual estimula igualmente el crecimiento económico. Con el riesgo, comprobado está, de la inestabilidad financiera asociada y de la emergencia sistemática de crisis financieras derivadas de los estallidos de las burbujas. La crisis de las puntocom, a principios del siglo XXI, o la reciente de las hipotecas subprime son buenos ejemplos de ello.

La financiarización, resultantemente, no requiere la existencia de un pacto capital-trabajo. El capital encuentra rentabilidad en sus propios espacios creados ad hoc, y no necesita de la demanda salarial más que de forma indirecta. En este contexto, la desigualdad está íntimamente asociada a la llamada financiarización (predominio de las finanzas) y a la crisis.

El modelo de crecimiento económico dirigido por las exportaciones

Además, la financiarización de la economía mundial ha permitido a muchas economías capitalistas esquivar la crisis que hubiera provocado, en distinto contexto, la desigualdad creciente. Así, economías como España, Grecia o Portugal han podido crecer económicamente a ritmos elevados a pesar de mostrar cada vez mayores desigualdades en la distribución funcional de la renta. La razón está en que sus fuentes de demanda efectiva han sido virtuales, como demuestra el creciente endeudamiento privado que ha permitido a la burbuja inmobiliaria seguir manteniéndose hasta su pinchazo (y que ha dejado tras éste un enorme reguero de deudas, en gran parte asumidas por el Estado).

Así, el crédito ocultaba una realidad subyacente mucho más dramática a la vez que permitía a la economía crecer a tasas suficientemente altas como para crear un empleo (vinculado, en todo caso, a la propia burbuja inmobiliaria y su dinámica). Surgida la crisis, el modelo estalla y el proceso de crecimiento económico dirigido por el crédito se agota.

Desde entonces, la Troika y los gobiernos europeos están tratando de recomponer al capitalismo a partir de otros fundamentos distintos, con otro modelo de crecimiento económico. Estamos ante otro cambio histórico similar al de los años ochenta, y basado en la agudización de lo que entonces ocurrió. Otra vuelta de tuerca neoliberal.

En este caso la idea pasa por instaurar un modelo de crecimiento económico dirigido por las exportaciones, es decir, donde éstas tengan un papel primordial en el crecimiento económico. Para ello se requiere, en primer lugar, que las exportaciones sean superiores a las importaciones. Y, en segundo lugar, que se alcancen nichos de mercado donde las empresas españolas sean altamente competitivas. El modelo de referencia es el alemán.

Alemania comenzó desde inicios de siglo, y precisamente bajo gobierno socialdemócrata, una política de corte neoliberal que logró modificar el modelo de crecimiento económico hacia un modelo dirigido por las exportaciones, a la par que agudizó la desigualdad interna (todo lo cual ahogó la demanda interna).

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En la medida que no todos los países pueden ser exportadores netos, esto es, exportar más de lo que se importa, este modelo no puede ser generalizable. Sólo algunos países, los que más ventaja llevan en el desarrollo capitalista, pueden vencer. Se da lo que llamamos falacia de la composición.

Pero en lo que a este artículo respecta hay una implicación política mayor. En la medida que este modelo implica la búsqueda de fuentes de demanda externas, entonces no es necesario reponer un pacto capital-trabajo para mantener el crecimiento económico. Es más, de hecho cualquier tipo de colaboración entre capital y trabajo es un obstáculo para la consecución y mantenimiento de un modelo que requiere una lucha competitiva en el límite, y fundamentalmente a partir de un incremento constante en la explotación laboral –traducida en incrementos de la jornada laboral, reducciones salariales y otros aspectos propios del neoliberalismo… y del siglo XIX–.

El modelo que se busca, que a veces se etiqueta de neomercantilismo, tiene sustraída la posibilidad de generalizarse y, en consecuencia, aboca a muchas economías a la crisis permanente. Pero en aquellos países donde puede triunfar, aunque sin convertirse ellos mismos en los líderes de la manada, el modelo impone unas transformaciones sociales profundas que, aun permitiendo al capitalismo sobrevivir, no es compatible con los derechos laborales, civiles ni democráticos. Es decir, no hay espacio para el capitalismo domesticado. No hay espacio para la socialdemocracia.

Por estas razones, en este marco y en esta época histórica la socialdemocracia no puede ser socialdemocracia sino, a lo sumo, socialiberalismo. Esto es, una versión difuminada y orientada fuertemente a la derecha de lo que fue el espejismo socialdemócrata de los años de posguerra. La socialdemocracia, sencillamente, no puede volver. Está condenada a un ejercicio de pragmatismo, al haber asumido las reglas impuestas, que la llevará de facto hacia el neoliberalismo. Un frasco de izquierda para contener el virus neoliberal. Lo único que puede volver (¡y con qué fuerza!) es el capitalismo salvaje. O su freno racional, el socialismo.

 

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Siria: 100 mil mártires para llegar a Ginebra2

imagesimagesdescarga (1)Thierry Meyssan, periodista fránces.

La Conferencia de Ginebra, en junio de 2012, debía sentar las bases de la paz en Siria. En aquel momento, para no entrar en conflicto con Rusia y China, la OTAN había renunciado a desatar contra Siria una campaña de bombardeos, similar a la que había aplicado contra Libia. La Francia de Nicolas Sarkozy había negociado la retirada de sus consejeros militares presentes en el Emirato Islámico de Baba Amro y obtenido la devolución de los oficiales franceses que habían caído prisioneros en aquel lugar. Se podía estimar lógicamente que el Estado sirio había ganado la partida y que el regreso a la normalidad estaba cerca.

Sin embargo, en la noche del 30 de junio, la Francia que acaba de elegir como nuevo presidente al socialista Francois Hollande emitía una reserva sobre la interpretación del comunicado final de Ginebra. Según el nuevo gobierno francés, como el futuro gobierno de transición sirio debía contar con la anuencia de todas las partes, el acuerdo de Ginebra implicaba la salida definitiva del presidente sirio Bachar al-Assad. Una semana más tarde, el presidente Hollande recibía en París a los participantes en la 3ª reunión de los «Amigos de Siria», teniendo como guest star a Abou Saleh –el joven periodista de France24 y deAl-Jazeera que había hecho reinar el terror en Homs. Terminaban allí las promesas de Sarkozy: ante el fracaso de la guerra de 4ª generación (la de las mentiras mediáticas), se decidía pasar a una guerra similar a la desarrollada contra la Nicaragua sandinista a finales de los años 1980 con la intervención de decenas de miles de combatientes extranjeros.

El brusco cambio de actitud de Francia estuvo determinado, al mismo tiempo, por las ambiciones de un grupo de miembros de la clase propietaria y por la corrupción del nuevo equipo dirigente.
-  Para algunos capitalistas, la crisis económica de 2008 se caracteriza por la imposibilidad de obtener grandes ganancias en Francia debido al empobrecimiento de las clases populares. Así que empujaron al entonces presidente Sarkozy a preparar la guerra en Siria, proyecto cuya aplicación prosiguieron mientras aquel presidente negociaba la retirada francesa. El representante de los intereses de aquellos personajes en la sede de la presidencia de Francia era el jefe del estado mayor particular del presidente de la República, el general Benoit Puga, a quien el nuevo presidente Francois Hollande mantuvo en ese cargo.
-  La campaña electoral de Francois Hollande estuvo financiada fundamentalmente –y también ilegalmente– por Qatar. Este minúsculo emirato, antiguamente vinculado a Francia, estaba gobernado por el ambicioso jeque Hamad desde el golpe de Estado de 1995. En 1999, el emir Hamad autoriza Exxon-Mobil a explotar de forma ilimitada los yacimientos de gas de Qatar. En pocos años, el pequeño emirato se convierte en un gigante mundial del gas y en propiedadde facto de la familia Rockefeller. A su llegada a la presidencia de Francia, Francois Hollande escoge como ministro de Relaciones Exteriores a Laurent Fabius, quien había servido de intermediario entre él y el emirato. Pero Fabius es ante todo lo que se ha dado en llamar «un amigo de Israel». Actuando como tal, Fabius empujará Francia a «desangrar» Siria.

El ataque comenzó el 18 de julio de 2012 con un atentado que costó la vida a los miembros del Consejo de Seguridad Nacional de Siria. Siguió a ese atentado una guerra de año y medio que dejó más de 100 000 muertos. En este momento, ya se ha llegado a la conclusión de que esta guerra no tendrá solución militar, dado que los Contras eliminados son rápidamente reemplazados por otros.

Moscú y Washington hablan en este momento de una Conferencia Ginebra 2. En efecto, el Reino Unido se vio oportunamente obligado a retirarse como resultado de un voto de la Cámara de los Comunes; el emir de Qatar fue obligado a abdicar por presiones de Estados Unidos; Francia no ha podido mantener su presión militar después de su intervención en Mali; Turquía está demasiado dividida para poder embarcarse en ningún tipo de operación de gran envergadura. No queda, de hecho, más que un solo jugador: Arabia Saudita.

Riad instaló a su ministro adjunto de Defensa en Amman –la capital de Jordania– para formar allí una fuerza de 50 000 mercenarios. Lo previsto era que el ataque químico perpetrado en la Ghouta por los Contras y con material proveniente de Turquía daría un giro a la situación. Los comandantes aliados se reunieron en Amman para preparar la operación de cambio de régimen… pero no pasó nada.

En realidad, al igual que cuando Washington obligó al emir de Qatar a salir del escenario, toda la excitación sobre los anunciados bombardeos estadounidenses contra Siria no tenía más objetivo que forzar la retirada de Arabia Saudita. Después de lanzar aullidos de dolor y de anunciar que se vengaría de Estados Unidos, los Saud parecen haber bajado la cabeza cuando John Kerry se fue hasta Riad para recordarles que si todavía se mantienen en el trono es porque Occidente así lo quiere. Resuelto ese problema, la Conferencia Ginebra 2 debería tener lugar a principios de diciembre o a finales de enero. De esa manera, los aliados de Estados Unidos concretarían por fin el acuerdo secreto pactado entre Moscú y Washington hace año y medio.

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Democratizar es desmercantilizar

descarga«Lo destacaba bien Marx, al decir que cuando las constituciones liberales enuncian que  “Todos son iguales frente a ley”, ahí empieza la desigualdad. Pero mientras sea desigualdad económica, social, cultural, el liberalismo las soporta, con tal de que sus cánones para calificar a un país como democrático sigan vigentes: separación de los poderes, elecciones periódicas, multiplicidad de partidos, prensa libre (“libre “quiere decir “privada” en el vocabulario liberal)».

Emir Sader
Profesor de la Universidade de São Paulo (USP) y de la Universidade do Estado do Río de Janeiro (Uerj)

La fragilidad de las democracias liberales quedó confirmada conforme pudieron convivir con el neoliberalismo y, más que eso, ser funcionales a ese modelo de exclusión social. La brutal penetración del dinero en todos los poros de la sociedad llegó de lleno a la política, con la financiación de campañas electorales, con loslobbies en los Parlamentos, todo absorbido por las democracias liberales, revelando su inmensa elasticidad. Así como, a la vez, han convivido y siguen conviviendo con modelos económicos neoliberales, de concentración de renta, exclusión social, expropiación de derechos fundamentales, aumento exponencial de la pobreza y miseria.

Lo destacaba bien Marx, al decir que cuando las constituciones liberales enuncian que  “Todos son iguales frente a ley”, ahí empieza la desigualdad. Pero mientras sea desigualdad económica, social, cultural, el liberalismo las soporta, con tal de que sus cánones para calificar a un país como democrático sigan vigentes: separación de los poderes, elecciones periódicas, multiplicidad de partidos, prensa libre (“libre “quiere decir “privada” en el vocabulario liberal).

La era  neoliberal representa el máximo de realización del capitalismo en su afán de transformar todo en mercancia, en mercantilizar todo. Libre de las trabas de las reglamentaciones estatales, el capital fluye sin limitaciones, realizando la utopía de que sea un mundo en que todo se compra, todo se vende, todo tiene precio. En nuestros países, esos procesos han trasformado profundamente a nuestras sociedades, destruyendo la escasa red de protección de nuestros Estados, trasfiriendo hacia el mercado lo que eran derechos: a la educación, a la salud, a la cultura, al transporte, a la vivienda.

Gobiernos postneoliberales tratan de revertir ese brutal proceso de mercantilización, reponiendo en la esfera pública lo que fue llevado a la esfera mercantil. Frenando los procesos de privatización, revirtiendo en algunos casos empresas privatizadas a la esfera estatal. Pero, en lo fundamental, reconociendo y ampliando derechos de la gran mayoría de la población, víctima de la expropiación de derechos de parte del neoliberalismo.

La polarización fundamental en la era neoliberal se da entre la esfera mercantil y la esfera publica. Aquella, la esfera del mercado, del consumidor, de la selección social por medio del dinero. La esfera publica, a su vez, es la esfera de los derechos, de los ciudadanos, de la inclusión social. El Estado es un espacio de lucha hegemónica entre la esfera publica y la esfera mercantil, pudiendo ser tanto un Estado financiado, cuanto un Estado refundado alrededor de la esfera pública. En el Estado, decía Pierre Bourdieu, siempre hay  una mano derecha y una mano izquierda.

El neoliberalismo destroza al Estado e intenta imponernos la opción entre estatal y privado. Es decir, entre un Estado desarticulado por ellos o el mercado —que es lo se esconde detrás de lo que ellos llaman de espacio privado—. Mientras que la disyuntiva es distinta: donde el neoliberalismo habla de esfera privada, lo que hay es la esfera mercantil. Y la esfera contrapuesta no es la esfera estatal, sino la esfera pública. La polarización que articula el campo teórico en la era neoliberal es la que se da entre esfera pública y esfera mercantil.

Democratizar nuestras sociedades es desmercantilizarlas, es transferir de la esfera mercantil hacia la esfera pública, la educación, la salud, la cultura, el trasporte, la habitación, es rescatar como derechos lo que el neoliberalismo impuso como mercancia. Esa es la mayor batalla de la era neoliberal: la afirmación hegemónica de la esfera pública en contra de la esfera mercantil. Una sociedad justa es una sociedad centrada en la esfera pública, en la universalización de los derechos, en los ciudadanos, como sujetos de derecho.

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El PSOE sigue sin enterarse

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martínez ,Politólogo y activista social

La solución no es ya de maquillajes o de adaptarse a las modas. No, lo que ocurre es que las personas hartas y el pueblo de izquierdas hemos comenzado a explorar y construir nuevas vías de defensa, resistencia, liberación y auto-organización.

El problema es tener o no tener ya credibilidad. Una encuesta del grupo de poder PRISA a través de cadena SER en “informativos” muy amigos de los socioliberales ya les advierte que la gente sabe que ellos, en la oposición dicen una cosa y en el gobierno hacen otra. Las clases populares europeas no han abandonado a las socialdemocracias de la II Internacional, son ellas las que nos han abandonado.

Susana Díaz en un discurso efectista, que ha interpretado magníficamente, ha errado totalmente en lo esencial. Las personas trabajadoras, excluidas y desempleadas, recortadas y ninguneadas nos hemos organizado en Plataformas y Mareas, puesto que las respuestas a la crisis capitalista y sistémica desde 2008 han sido neoliberales y favorables a sus causantes, los bancos y los poderes financieros. Ante eso nos hemos auto-organizado, si, pues nadie daba las respuestas adecuadas y los sindicatos andaban abrumados y todavía confusos en el rumbo a tomar. Los queremos clara y contundentemente a nuestro lado-a los sindicatos- y de hecho muchas y muchos hemos defendido su necesidad, pero a pasar de ello, no hemos esperado y nos hemos auto-organizado. Sí. Pero ojo, no esperamos que venga nadie, ya estamos.

Siempre la clase obrera, las clases trabajadoras y populares se han auto-organizado según los tiempos y las circunstancias. La lucha de clases existe y con una dureza aterradora para los de abajo. La primera Internacional no fue un producto de laboratorio, sino que unió a expresiones de lucha ya existentes y los primeros socialistas, fueron mayoritariamente obreros indignados que se organizaron ante la revolución industrial. El socialismo fue y sigue siendo un camino hacía una sociedad superadora de las clases y del capitalismo, surgida de la fe de los pobres y los parias en un mundo nuevo. Ahora se dice otro mundo es posible.

Pero las primeras asociaciones y nuevos movimientos, surgimos algunos años antes de que todo estallara en esta enésima crisis capitalista, al descubrir que el capitalismo ha cambiado, es financiero y no productivo en el Occidente cristiano y que está destruyendo y va a destruir todas las conquistas sociales y sindicales o evitar que estas se den en los estados empobrecidos. Esto lo dijimos y advertimos ya en 1999, pero los socialdemócratas con poder, ya convertidos en social-liberales, ni nos creyeron, ni nos hicieron caso, ni nos quieren creer y simplemente nos desprecian o ignoran. Algunas y algunos incluso son educados y nos saludan. Me pregunto ¿Cuánto sufrimiento no se hubiera evitado si los llamamientos de Porto Alegre hubieran sido escuchados por las cúpulas que se decían socialdemócratas en Europa, pues son una fenómeno exclusivamente europeo?

En América Latina y no sin dificultades e incluso errores, sin embargo los socialistas o bien si nos han escuchado o bien están intentando aplicar propuestas de forma cooperativa y participativa. Y sin embargo desde Europa esos sectores que ya no sé ni cómo definir, les siguen ignorando.

Por tanto, nadie se ha ido a una marea para evitar el cierre de un hospital o de un instituto o a una plataforma para evitar que lo desahucien porque el PSOE no sabía estar allí. Es que previamente el PSOE desde 1982 no cambió la ley hipotecaria ni la propiedad inmobiliaria y además en el año 2011 en connivencia con el PP y el aplauso de los bancos españoles, alemanes y franceses cambió la Constitución para poner la deuda y los bancos por encima de los derechos sociales de las personas. Por eso ahora todos los recortes y privatizaciones que hace el PP son legales y están amparados por la Constitución. Son la consecuencia, no de un error, sino de una traición. Ese es el origen de las mareas defensivas y también de la pérdida de credibilidad. Pero afortunadamente en esta vida nadie es insustituible.

Para comprobar si la Conferencia Política del PSOE es o no es puro maquillaje y una operación electoralista más, yo por resumir solo observaría que dicen en tres asuntos:

  1. ¿Proponen o no proponen la derogación del artículo 135bis de la Constitución, que es la madre de todas las privatizaciones y recortes? Si no es así, nada es creíble.
  2. ¿Limitan el poder real de la banca mediante control y han apoyado medidas prácticas y concretas para apoyar la reaparición de la banca pública y una fiscalidad progresiva, que no simples modificaciones de tramos impositivos o simples controles a las SICAV?
  3. ¿Qué dicen de la mal llamada deuda pública? ¿Proponen auditar la deuda y no pagar la deuda ilegitima y la provocada por la economía casino? O lo que sería más sensato, no pagarla e investigar seriamente su composición, origen y juzgar a los culpables de esa ruina. La deuda y su actitud ante ella, hoy, es la madre de todas las batallas sociales.

Seguiría con la cuestión constitucional, pero no solo por el federalismo, sino por el modelo de estado y oponerse a la herencia política de Franco, la monarquía. La monarquía y el resto de las instituciones políticas del sistema constitucional del 78,-que no se lo cuestionan- están carcomidas por la corrupción y la incapacidad. No sirven y esto no es Gran Bretaña, aquí la monarquía borbónica de nuevo cuño, que el dictador impuso y luego la oligarquía mantuvo, es el origen y causa de la actual crisis política y de su incapacidad para regenerarse. Solo hay dos caminos o bien los cambios profundos constituyentes o el autoritarismo y el fascismo.

Nos hemos organizado, un respeto. No somos pobrecitos esperando un pastor o una pastora. No nos insultéis.  Sabemos lo que queremos y cómo hacerlo. Tenemos los movimientos sociales, las plataformas y los partidos de izquierdas transformadoras, incluidos los socialistas antineoliberales y de izquierdas, personas bregadas en la lucha, en el trabajo, en la investigación y el conocimiento, en la universidad del paro y el sufrimiento que tanto enseña. Tenemos alternativas, inteligencia y voluntad de cambio real y por eso estamos creando plataformas y sujetos políticos alternativos. Hoy Pablo Iglesias o Francisco Largo Caballero, estarían organizando plataformas y reorganizando a los socialistas en una fuerza política que creyera en la lucha social y de clases.

Somos un alternativa, desde los inicios en “Activos contra la Crisis”, a la “Cumbre Social”, la PAH o las Mareas Unidas y ahora” Suma, la gente primero” estamos luchando y creando las herramientas al objeto vencer. Vencer porque hay que derogar y ya, las reformas laboral, financiera y el articulo 135bis de la Constitución. Hay que redactar una Constitución plenamente democrática y en primer lugar hay que dejar claramente establecido que necesitamos otras políticas y no políticos profesionales, sino luchadoras y luchadores con inteligencia colectiva, capaces de enfrentarse a las oligarquías, las plutocracias, los banqueros e instaurar un nuevo sistema de valores y la democracia con solidaridad y participación.

Si alguien quiere transformar la sociedad y cambiar las políticas públicas, tiene que  poner a la política por encima de los mercados y su inmenso poder, aquí estamos para ello.

 

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Pedro Montes explica porqué la reforma a las pensiones es un gran atraco

IMG_2114P_1El derecho a una pensión digna es lo que nos pertenece o debería pertenecernos al final de la vida laboral, pero la situación a la que nos llevan los gobiernos habidos hasta ahora, así sean del psoe o del pp, ha sido y es en cada reforma más regresiva: empeoran constantemente el futuro del conjunto de las clases trabajadoras y favorecen a la patronal y los banqueros, quiere decirse al capitalismo.

images (1)Las pruebas se encuentran en la cimentación de lo que ahora nos hacen. Reforma tras reforma hasta llegar a cambiar la Constitución, y esto último sin tan siquiera cumplir con las reglas que ellos mismos habían escrito. Acuerdos de sindicatos oficiales y patronal han dado con el alargamiento de la vida laboral, los bajos salarios, la facilidad para despedir a trabajadores y trabajadoras, contratos basura, ahora ya ni eso, para terminar en el derribo de las pensiones actuales y dinamitar las futuras, todo en la dirección de sostener el sistema de injusticia para la clase trabajadora.

Entrevista a Pedro Montes por Ramón Pedregal

Hablamos con Pedro Montes, economista y luchador social, miembro del Frente Cívico, que si fue el primero en denunciar la catástrofe que nos preparaban con la entrada en el euro, ahora da la batalla contra el pensionazo del actual gobierno. Pedro Montes es una de las personalidades que han trabajado en el documento de los 24 en contestación a aquellos 12 “especialistas” que colaboran con quienes hoy firman las leyes para terminar en poco tiempo con el resultado de toda nuestra vida laboral. Pedro Montes lleva todas las explicaciones necesarias allí donde se le llame para que se sepa cuál es la situación actual de las pensiones y su futuro.

Nos atiende en una conversación en la que aparecen documentos sobre la mesa; el recorrido en la conversación es desde lo más básico hasta meollos intrincados.

¿Hay alguna duda sobre la subida o bajada de las pensiones?

Cabe poca duda. Reducirlas de modo inmediato a partir de este año y recortarlas continuamente en el futuro. Antes de que esté aprobada la reforma, ya se ha recogido en los presupuestos de 2014, con esa revisión del 0,25%, inferior a lo necesario para que las pensiones mantengan su poder adquisitivo. Por su importancia cuantitativa, las pensiones constituyen un bocado suculento para satisfacer la avaricia del capital.

¿Por qué hablan de “problema” en el aumento de esperanza de vida y la producción?

Lo del problema lo resaltan el gobierno y sus expertos, basándose en un esquema tan sencillo como falso. Dicen, como la tasa de natalidad es baja y la esperanza de vida se prolonga, con el tiempo la relación trabajadores activos/ pensionistas disminuirá a un punto en que será imposible hacer frente al pago de las pensiones. Pero basta considerar la capacidad de generación de renta almacenada en la sociedad para concluir que el “problema” está mal planteado y la solución desenfocada. Con un 26 por ciento de paro, con una tasa de actividad femenina alejada de los estándares europeos y con el crecimiento imparable de la productividad, la renta del país podría aumentar de modo extraordinario y por consiguiente la parte dedicada a sostener a los pensionistas no tendría que crecer significativamente en ningún caso. Destacar, para ver el sinsentido global de la reforma, que el porcentaje en nuestro país dedica a las pensiones, en una situación de economía sufriendo una larga depresión, esto es, con un PIB muy por debajo de lo que podría ser, es del 10% del PIB, dos puntos por debajo de la media de la UE.

¿A qué viene y qué significa la reforma que realizan, cuando habían implementado ya otras?

Tu pregunta suscita la respuesta: un gran engaño, esto es un atraco como se dice en las manifestaciones, un acto de piratería del gobierno contra los trabajadores. Todas las reformas que se han llevado a cabo, desde la primera en 1985 por el gobierno del PSOE hasta la penúltima, hace apenas dos años, también por el gobierno del PSOE, con el lamentable respaldo de las direcciones de CCOO y UGT por la que nada menos se aumentaba la edad de jubilación a los 67 años, han tenido siempre como objetivo recortar las pensiones y siempre también con la coartada de asegurar su futuro. Es evidente que sí era para asegurarlas y luego había que recortarlas de nuevo el argumento de la seguridad era falso. La nueva reforma se acomete sin haber dado tiempo a que la anterior surta sus efectos. Se sabe que los cambios en las reglas de las pensiones hay que valorarlos en décadas, luego la precipitación del gobierno en lo que se refiere a las pensiones no es más que un intento de imponer nuevos recortes de impacto tan rápido como sea posible y de aprovechar la crisis para lograr una redistribución de la renta contraria a los intereses de los trabajadores. Indudablemente además hay intereses relacionados con los fondos privados de pensiones en la medida en que la incertidumbre y la insuficiencia de las pensiones públicas harán que aquellas capas de la población que puedan permitírselo, y subrayo esto porque nivel de los salarios para la inmensa mayoría de los trabajadores no alcanza para ahorrar en fondos, ponga a disposición del sistema financiero nuevos recursos cuyo destino final está todo menos garantizado.

¿Qué buscan todos los “reformadores” que han sido y son, por qué caminos? ¿y la izquierda?

Hay una lucha despiadada por el excedente económico, la plusvalía marxista, que abarca y recorre todos los entresijos sociales. Ningún derecho de los trabajadores está salvaguardado, y es así como vemos la caída de los salarios directos, los salarios indirectos, o sea los gastos en servicios sociales, y los salarios diferidos, es decir, las pensiones. Nada está a salvo en esta época de ofensiva salvaje de la burguesía en la lucha de clases. Y para obtener ventajas económicas sustanciales, hay que previa o simultáneamente reducir el poder político de los trabajadores y la inmensa mayoría de los ciudadanos.

De ahí la reforma laboral, el acoso a los sindicatos, la reforma de las pensiones, la represión contra las protestas: cuanto más inseguridad y miedo sientan las personas mejor se les explota. La izquierda tiene en esa evolución una enorme responsabilidad y detener el curso de los acontecimientos es su tarea prioritaria en estos momentos. La unidad no sólo es conveniente, sino históricamente inexcusable.

Luego las pensiones no son caras, ¿por donde va el futuro?

Lo he indicado antes, en torno al 10% del PIB, cuatro puntos menos que por ejemplo países tan próximos como Francia e Italia. Ese porcentaje depende en el numerador del número de pensionistas y de la pensión media. No hay respecto al número de pensionistas ningún rasgo a destacar con otros países de nuestro entorno, mientras que la pensión media es comparativamente baja con otros países europeos, como son los salarios. El denominador es el PIB, ahora muy bajo como lo revela el 26% de paro, y es fijándose en las posibilidades de crecimiento necesarias para acabar con esta dramática situación del empleo las que permiten afirmar que saliendo de la crisis no hay problema alguno de las pensiones. Este es el nudo de la cuestión y el error fundamental de la política del gobierno: se planea y proyecta a largo plazo el futuro de las pensiones cuando lo que hay que resolver es el futuro del empleo, o lo que es lo mismo, como se sale de la crisis.

¿Son pensiones o no son pensiones lo que suscribe quien paga y lo que organizan los bancos?

No cabe hacer una disputa semántica sobre si las pensiones privadas pueden considerarse realmente pensiones. Lo que sí hay es una concepción global, material y moral, muy distinta entre apoyar y estimular el llamado sistema de reparto, esto es si la sociedad garantiza en su proceso generacional la vida de los pensionistas cuando llegan a serlo después de haber sostenido con su trabajo y sus impuestos a las generaciones que le precedieron, y el apoyar el sistema de capitalización, donde cada uno tiene, como individuo aislado, en base a sus ingresos, si los tiene, que proyectarse su futuro. Como digo, son dos concepciones confrontadas de cómo debe funcionar la sociedad.

Los bancos privados si recogen los ahorros de los fondos privados de pensiones disponen de una masa financiera a la que buscar rentabilidad. Su negocio aumenta, crecen sus beneficios, y no corren riesgos pues estos están asignados a los titulares de los fondos, que son realmente muy altos en las condiciones de inestabilidad financiera existente en el mundo. Y digo mundo porque, como es sabido, muchos de los recursos de los fondos privados están diseminados por los rincones más insólitos creados por la globalización financiera. En nuestro país, esos fondos privados se han estimulado enormemente por el trato fiscal de las aportaciones, que reducen la base imponible en el IRPF, otro rasgo del neoliberalismo imperante.

¿Y cuál debería ser la primera medida a tomar?

Como línea general, cuanto más impuestos paga una sociedad más igualitaria y redistributiva es. Es una forma de expresar que lo colectivo prevalece sobre lo individual. Por eso la derecha siempre está propensa a bajar los impuestos y la izquierda debería por el contrario estar dispuesta a subirlos, pero ya sabemos el desconcierto ideológico en el que se mueve el social liberalismo. Por supuesto, la cantidad no excluye la calidad, en el sentido de que los impuestos deben ser muy progresivos y los gastos públicos muy selectivos en cuanto a su destino. Ahora todo está patas arriba. Se suben los impuestos indiscriminadamente, o peor, regresivamente, y se acometen ajustes y recortes en gastos dedicados a servicios públicos esenciales. Es el signo de los tiempos, con el predominio del neoliberalismo y las exigencias de los poderes económicos, mercados financieros y Troika, que imponen un combate contra el déficit público totalmente injusto y antisocial, con el agravante de que cuanto más restrictiva es la política fiscal más se hunden la economía y la recaudación de impuesto y menos se progresa en el objetivo de reducir el déficit. No es necesario entrar en detalles sobre cuál sería la mejor política fiscal: bastaría tener la voluntad política y encargarle a los expertos que revisasen el sistema para dotarlo de suficiencia y progresividad. La lucha contra el fraude fiscal, desde luego, es un aspecto ineludible de toda reforma progresista.

Los doce “expertos” del gobierno se han visto rebatidos por los 24 que han puesto soluciones que ponen en evidencia su ligazón con los banqueros.

El documento de los 24 expertos independientes, en efecto, ha rebatido el informe de los doce expertos gubernamentales, dejando claro que los cálculos de dicho informe no abordaban el problema de las pensiones correctamente y que toda la visión del tema está distorsionada. Ya he comentado que la cuestión no es hacer proyecciones estáticas de la población sino vislumbrar a la sociedad de un modo dinámico considerando sus posibilidades de crecimiento económico. Por cierto, se suelen proyectar las pensiones del futuro sin tener en cuenta la degradación existente en el mercado de trabajo, de modo que los potenciales pensionistas del futuro lo serán con menos derechos que los actuales, en el caso de que lleguen a tener el privilegio de serlo. En el documento de los 24 se dejan algunos temas muy claros, que invalidan las conclusiones del informe de los expertos del gobierno, que este, ha utilizado tan maniqueamente. Se trata la seguridad social como un compartimento estanco de las administraciones públicas, cuando no cabe considerar aisladamente una quiebra de la seguridad social. Por otra parte, los ingresos específicos de la seguridad social se han utilizado en el pasado para financiar otros gastos públicos, así como en el pasado una parte de los gastos en pensiones que han cubierto con transferencias del estado. Es con esa visión global del papel del Estado como hay que valorar la seguridad social, que puede financiarse con cotizaciones u otros impuestos.

Por consiguiente, hay que impulsar un sector público suficiente para atender, entre otros, los gastos sociales necesarios para garantizar las pensiones -no sé si es una broma referirse a que esto es un derecho fijado en la Constitución, con el desprecio y la ruptura del pacto constitucional llevada a cabo por la derecha por sus intereses y la estupidez del PSOE -. El Frente Cívico no ha tenido ningún papel singular en la elaboración del documento de los 24, salvo un cierto trabajo de coordinación que que he realizado yo, y salvo que son tres las personas, miembros de la Mesa Estatal, que han colaborado en su elaboración. Se trataba de producir un documento solvente y “despolitizado”, en la medida de lo posible, para resaltar el engaño de los expertos gubernamentales. Eso sí, una vez hecho público y presentado en sociedad el Frente Cívico está siendo muy activo en la divulgación de sus contenidos y en torno a él esta tratando de construir un movimiento social de rechazo a la reforma de la pensiones. De hecho, el Frente Cívico, como movimiento organizado, ha hecho suyo el documento de los expertos, y trabaja para clarificar y elevar la conciencia social sobre el tema, y por supuesto para organizar una resistencia efectiva a la reforma que, sin estar aprobada, ya ha impuesto el gobierno en el Presupuesto de 2014.

¿Cuál es el problema para el informe de los 24 y por dónde pasa el camino para hacerlo más efectivo?

Como es sabido, el sistema tiene su coherencia interna, y se muestra bastante impenetrable cuando se trata de atacar los intereses preponderantes. Un documento de la solvencia técnica y la sensatez política que tiene el de los 24 expertos debería haber sido difundido y discutido con una gran amplitud social, pues el tema de las pensiones atraviesa de un modo u otro a toda la sociedad. Pero no ha sido así, hay que admitirlo. Los grandes medios lo han ignorado, si bien hemos tratado de infiltrarnos para darlo a conocer lo más ampliamente posible. El Frente Cívico y otras organizaciones estamos tratando de realizar el trabajo político que corresponde al momento y la gravedad de la agresión a las pensiones. No hay motivos para la desesperanza sino para la ilusión. Los problemas actuales nos brindan una gran oportunidad, que debemos intentar aprovechar.

Lucha contra la reforma de las pensiones ¿y qué más?

No me preocupa tanto los resultados de la lucha contra las pensiones como la lucha misma. El gobierno, por ahora, trata con un desprecio provocativo a los ciudadanos y se nos presenta como un muro infranqueable, pero eso es justo hasta el momento en que esté a punto de hundirse. Seguir golpeando es la tarea de la izquierda y tener la confianza de que si se avanza en la construcción de un poder popular todo es posible. Eso de “el pueblo unido jamás será vencido” hay que tomárselo en serio, no sólo por los ciudadanos de a pie sino sobre todo por los colectivos, organizaciones, movimientos y partido, que deben apostar sin titubeos y generosamente por la unidad. Se viven momentos excepcionales, y la forma de estar a la altura de las circunstancias es enlazar todos los brazos y avanzar unidos, firme y contundentemente.

Añade lo que creas importante y no hemos visto.

Gracias, Ramón. Aprovecho para tocar dos temas que me preocupan de la situación de la izquierda. El primero se refiere a la crisis y los esfuerzos demagógicos del gobierno de hacer creer que ha empezado la recuperación. No debe haber confusión: la crisis proseguirá durante mucho tiempo, es bastante probable que por cualquier circunstancia se desencadene una importante agravación, por todos los factores de inestabilidad existente, y que la ofensiva neoliberal sólo se podrá detener con la resistencia popular. La ingenuidad de caer en las trampas de los mensajes del gobierno se pagarán muy caros. El otro, se refiere a la necesidad de proponer una alternativa económica viable que rompa con la línea de los ajustes y austeridad que se viene imponiendo y que nos conduce a la ruina del país. Es el gran reto que tiene el conjunto de la sociedad y en particular la izquierda. Los lectores que conozcan mis posiciones sobre la cuestión europea entenderán lo que insinúo.

Muchas gracias, Pedro, por tus palabras.

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Electoralismo: una enfermedad senil de la izquierda institucionalizada.

NOEmilio Pizocaro

Uno puede estar de acuerdo o no con Julio Anguita pero no cabe duda alguna que su figura es reconocida por su valentía , honestidad y coherencia.

En reciente artículo de Mundo Obrero Anguita lanza un dardo que da justo en la diana : el problema en esta hora no estriba en poner los cinco sentidos en procesos electorales”

Lo relevante de esta opinión es que no se puede pretender seriamente que Anguita es anti-partido o anti-política electoral. Lo que dice es simplemente constatar la borrachera electoral que viven sus compañeros de IU.

A nadie medianamente informado se le escapa que el llamado bloque político-social de IU no es más que una delimitada estrategia para ganar los votos de los “indignados”. O que es lo mismo;  juntar escaños en las Cortes para gobernar con el PSOE en la próxima legislatura.

Es un secreto a voces que la élite de la formación saca cuentas alegres. Por lo pronto, en los pasillo de sus reuniones federales se sueña con la formación de gobiernos tripartitos en las autonómicas.

La gran aspiración “estratégica” de IU es repetir a nivel estatal la experiencia de Andalucía. De ahí no pasan.  ¡Que lejos está esta comportamiento político de la famosa consigna de Anguita “primero programa”!

En su tiempo Rossana Rossanda,  denuncio el oscuro destino de los partido  de izquierda que se transforman en “un comité electoral” . Simplemente desaparecen como el PC italiano o deviene en una frankestein social-demócrata.

Una izquierda transmutada en maquina electoralista abre irremediablemente un espacio para todo tipo de demagogias populistas de derechas.

El caso del partido comunista francés es un ejemplo de esta deriva. Desde que gobernaron  con el “socialista” Jospin han perdido casi toda su influencia en la clase trabajadora. Y de paso han pavimentado el camino para que creciera en los sectores populares la ultraderecha del Frente Nacional que hoy amenaza con llegar al poder.

La patología electoralista es siempre una ilusión engañosa: sus partidarios  creen que “tocando” el poder institucional se consigue un atajo que ahorra el largo camino de la lucha de masas. Lo que ocurre en realidad, tal como pasa en España, es que los partidos se transforman en agencias de empleo y sus dirigentes empiezan a gozar de los privilegios del sistema.

El electoralismo es una excrecencia del viejo pragmatismo estalinista. Es una política miope y coja, que no conduce a ninguna parte. Y en el actual escenario español puede llegar a ser letal para los demócratas de verdad .

Hay que ser muy ciego para no ver que el eje de la política española no pasa por las próximas elecciones. Lo que está en juego es mucho más trascendente, la sobrevivencia de la restauración borbónica.

Por el momento el eslabón mas débil para el régimen es el proceso independentista catalán.  Porque las élites no tienen un pelo de tontas mueven ficha todo los días para seguir usufructuado del poder con les confirió la constitución del 78.

Los hechos están a la vista del que quiera ver .

– El Príncipe empieza ejercer de hecho como Rey y se posesiona en defensa de una España mítica.

– Rubalcaba se auto-declara embajador entre la Moncloa y la Generalitat Catalana y logra rápidamente abrir las conversaciones entre CIU, el PP y el PSOE.

– Rosa Diez, figura de recambio, planta cara y exige con demagogia unas Cortes Constituyentes.

Todos estos movimientos tienen como objetivo salvar una institucionalidad agonizante . La clase política empieza a negociar una modificación de la actual constitución desde arriba . Un gatopardismo puro y duro cuyo objetivo es dejar a los pueblos de España mirando a la carnicería.

La “clase política-económica ” trata de impedir que se ejerza la soberanía popular. Doce millones de pobres y una destrucción masiva del estado de bienestar es potencialmente un peligro muy grande.

¿Que dice IU ante en este escenario?  No se oye padre.

Sus grises voceros olvidan reiteradamente que entre sus acuerdos está el compromiso de impulsar un proceso constituyente desde abajo .

Esta idea fundamental esta fuera del discurso de sus lideres.  De hecho no implementan ninguna política que movilice a sus militantes tras un objetivo de cambio revolucionario que podría ilusionar a todos los pueblos de España.

Pareciera que no comprenden que la realidad exige definiciones políticas de fondo.

La única alternativa real es cortar el nudo gordiano de las contradicciones del estado español con un proceso constituyente. Este no es otra cosa que la ruptura con el actual régimen y sus políticos corruptos. No es más ni menos que ejercer el sagrado derecho a decidir de todos los pueblos de España respecto de la forma de estado y los derechos sociales.

Por lo tanto, dice bien Julio Anguita cuando afirma…la  tarea más urgente, más dramáticamente urgente es ayudar a organizarse a la mayoría social, a la Nación, al Soberano como se quiera decir. La recompensa, si la hay, será mucho mayor: construir otra realidad…”.

Otro gallo cantaría sí el esfuerzo de la izquierda institucionalizada se dirigiera a unir a los movimientos sociales y a los sindicatos tras un objetivo mayor que sacar unos cuantos parlamentarios. Peor aún, en unas elecciones que indefectiblemente empujaran la perpetuación del régimen y su secuela de corruptelas .

En medio de este verdadero páramo de mediocridad política los movimientos sociales sacan sus propias conclusiones. Movimientos y mareas ciudadanas se dan cuenta que las elecciones no están a la orden del día. Que lo fundamental es el trabajo anónimo para echar las bases de una nueva forma de hacer política.

Como ha ocurrido en los procesos latinoamericanos , llegará el momento en que los pueblos de España irán libremente a las urnas sin las ataduras que dejo el post-franquismo.  Para lograrlo es necesario una revolución democrática que destierre a la política de los salones devolviéndola al verdaderamente soberano.

 

 

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Siria: la demonización y la izquierda.

images¿Cómo dar soporte a la primavera siria” cuando ésta es apoyada por las potencias imperiales que desean apropiarse del país? y ¿qué decir cuando son los propios “revolucionarios sirios”, al igual que hicieron los “rebeldes libios”, los que piden la intervención militar? ¿Quién es ese pueblo revolucionario que pide el bombardeo humanitario? ¿a quién representan?

«Auferre, trucidare, rapere falsis nominibus imperium, atque ubi solitudinem faciunt, pacem appellant»

«A la rapiña, el asesinato y el robo los llaman por mal nombre gobernar y dónde crean un desierto, lo llaman paz.  Tácito

Eduardo Luque

La izquierda intelectual.

Conseguir que alguien o algo represente el mal absoluto, es, en palabras de Diego Fusaro, un  arduo trabajo de desinformación. El filósofo italiano define ese proceso como “la demonización preventiva”. Cuando las potencias imperiales definen los objetivos políticos o militares, las divisiones blindadas del pensamiento único se ponen en marcha. Todos los diarios, todas las transmisiones televisivas, las webs, ahora You tube o las redes sociales se utilizan en una campaña coordinada.

Como es un pensamiento totalitario, cuyo método es la manipulación organizada, ha de abarcar  tanto a los medios de derechas como a los supuestamente de izquierdas; esto le otorga una pátina de legitimidad, neutralidad política y homogeneidad interclasista. La condición del mensaje es que ha de ser única y uniforme, sin matices ni discusiones. Hoy Siria y su presidente representan la esencia del mal absoluto; no hay matices, no hay análisis de contexto… Armas químicas, violación de los derechos humanos, dictadura, corrupción,… son las acusaciones del coro mediático.

La industria de la propaganda cultural hace ya mucho que está en movimiento. Según los correos de Wikileaks es muy anterior al 2006. La campaña, minuciosamente organizada, pretende «formatear a la opinión pública» para crear las condiciones de una intervención humanitaria, sea ésta «bombardeo humanitario» o ayuda a los rebeldes. De poco sirve el razonamiento, la relación de las múltiples mentiras utilizadas, las pruebas que se acumulan desde fuentes neutrales…. Al-Assad (el demonio sobre la tierra) ha utilizado contra su propio pueblo el gas sarín.

La demonización del gobierno sirio no alcanzaría tal preeminencia si no fuera por la aportación de algunos reconocidos intelectuales de la izquierda. Los ejemplos se multiplican. En un artículo titulado “Contra la intervención militar extranjera, apoyo a la revuelta popular siria” firmado por Gilbert Achcar y publicado en Rebelión el 09.09.2013, el antaño anti-imperialista, ahora dedicado a la justificación de las intervenciones militares en Libia o Siria, afirmaba:

“… Pero el hecho de que el régimen sirio posea armas químicas y los medios para lanzarlas (para montar un ataque con cohetes y artillería de gran envergadura, como ocurrió) está fuera de toda duda, como también lo está su disposición, al modo de un frío asesino en serie, a utilizarlas contra la población civil”.

Es el mismo personaje que en una intervención pública en Madrid, junto a Esther Vivas y Santiago Alba Rico, llegó  a decir que la “OTAN había bombardeado poco en Libia”. Santiago Alba Rico añadió, en aquella conferencia, que la “OTAN había salvado vidas” en ese país gracias a sus bombardeos. Este autor, que en el caso sirio parece imbuido sin duda del don de la profecía, escribía el 01.09.2013:

La de los que pretenden que Bachar Al-Assad no ha usado armas químicas. Un asesino que bombardea y lanza misiles a su propia población, que tortura sistemáticamente a su pueblo y degüella a mujeres y niños, es sin duda capaz de arrojar gas sarín o cualquier otra sustancia letal sobre sus ciudadanos”.

Todo ello mucho antes que los inspectores de la ONU certificaran que se había usado gas. El documento de la ONU se presentó el día 16.09.2013. Sus conclusiones: no sabemos quién utilizó el gas, ni siquiera donde, ni cuantas víctimas hubo, ni siquiera sabemos por qué se manipularon las  imágenes de los afectados. Las únicas pruebas sólidas presentadas, tanto de expertos rusos como de la misma población civil señalan a la “oposición al gobierno”.

Expertos en comunicación han demostrado que algunos de los niños que aparecen en los videos son en realidad las mismas personas en escenarios diferentes. Algunos niños “gaseados” en Ghouta habían sido previamente degollados; incluso algunos cadáveres llevaban en la muñeca la bandera nacional siria, no la colonial. John Kerry, Secretario de Estado, presentó fotos de los cadáveres de la masacre de Ghouta a Senadores y Congresistas de EEUU.

Las instantáneas se habían tomado en realidad hacía 13 años y  correspondían a la matanza del ejército estadounidense en la guerra del Golfo, como denunció su autor Marco di Lauro. Estas mismas fotografías habían sido utilizadas por la BBC tres meses antes para ilustrar otra más de las masacres del gobierno sirio….. Sin embargo, para los referidos escritores, todo esto carece de importancia. Con una capacidad de visualización más allá del tiempo y el espacio, ya han obtenido todas las respuestas, tienen todas las certezas.

Hay también reporteros que desde su neutralidad proporcionan otras visiones de la guerra en Siria. El reputado corresponsal de guerra Robert Fisk autor entre otras obras de “ La Gran guerra por la civilización”, y en absoluto proclive al régimen de Al-Assad describe en una de sus crónicas recogidas por el diario Al-Manar, cómo el documento de más de 100 páginas analizando el ataque con gas en Ghuta, y presentado en el Consejo de Seguridad por Rusia, no ha sido publicado aún por la ONU; como las primeras sospechas de que los rebeldes habían obtenido gas tóxico de Occidente (específicamente de Arabia Saudita e introducido vía Jordania) han dejado de convertirse en hipótesis para tener amplios visos de verosimilitud. François Houtart en un documento analítico y publicado sobre la realidad siria llega  a la misma conclusión[1]

Hay casos de manipulación que son extraordinariamente burdos. Yassin Al-Hajj Saleh, refiriéndose a las manifestaciones contra el presidente al-Assad en el verano del 2011, hace estas afirmaciones en un artículo publicado en Rebelión el 14.8.2013:

“Las protestas siguieron extendiéndose y a lo largo del verano, centenares de miles de personas se aglomeraron en la plaza del río Orontes, en Hama y en Deir Ezzor, y otros cientos de miles y decenas de miles se reunían en distintos puntos de Siria…”.[2]

El autor parece haber recogido la información suministrada directamente por la prensa anti Assad, sin haberse molestado en contrastar ni siquiera las fotografías que ilustraban los comentarios. En esos días, distintos diarios españoles (ABC, El País, El Mundo o Público) en algunas de las ediciones de agosto del 2011 publicaban reportajes haciéndose eco de las manifestaciones contra el gobierno de Al-Assad. La realidad era todo lo contrario.

En esos días, las hemerotecas están llenas de imágenes de manifestaciones a favor del gobierno pero que los titulares señalan que son contrarias: en Hama, Homs en la  Plaza Saadallah al-Jabri, en Damasco… Que el desconocimiento de los reporteros y su parcialidad sea tan evidente no es de extrañar, para eso cobran. Pero que supuestos intelectuales de izquierda se hagan eco de la propaganda y sobre ella construyan un edificio de mentiras, es algo que aterra.

En general, la posición de los intelectuales de izquierda es una política que debilita los sentimientos contra la guerra y pone el acento positivo en una rebelión que Occidente apoya militar y económicamente. Una de las consecuencias de las múltiples declaraciones y peticiones transformadas en gestos vacíos es acabar, como Almudena Grandes, pidiendo y justificando la intervención occidental. El magnífico artículo de Ángeles Diez Rodríguez: “La complicidad  de algunos intelectuales en la guerra imperial contra Siria” es, en este sentido,  clarificador.

Se pierde la brújula y se acaba por perder hasta el sentido común. ¿Es menos dictador Sadam Hussein que Al-assad?, ¿Por qué Almudena Grandes, la conocida escritora, apoyó en su momento el “NO a la guerra” y ahora pide el bombardeo humanitario?… tal vez porque antes había miles de manifestantes en las calles y ahora no. ¿Cómo justifican las matanzas de la oposición yihadista, los coches bomba contra la Universidad de Alepo en pleno período de exámenes? ¿Cómo pueden justificar el saqueo de los impresionantes sitios arqueológicos de Aphamea, Palmira o Bosra, desde donde los “rebeldes” están arrancando los restos arqueológicos con excavadoras para venderlos en Turquía o Jordania?

Obviamente los autores no dirán que ellos «apoyan» a los extremistas violentos. Es difícil justificar los actos de canibalismo de sectores de la oposición. En general, orillarán el tema; sencillamente, no se manifestarán y no lo harán porque es una realidad muy incómoda que no se ajusta a sus teorías. Este pseudo-discurso progresista acaba afirmando que el pueblo sirio se ha quedado sólo aunque, en realidad, el flujo constante de armas y dinero, proveniente de Occidente, se ha visto incrementado a medida que pasaban los meses pasaban.

El 11.04.2013, también en Rebelión,  se publicaba un documento titulado” Solidaridad con la lucha por la Dignidad y la Libertad Siria” y la “Declaración sobre la revolución siria de las fuerzas de izquierda participantes en el Foro Social Mundial” En ambos casos los llamamientos a la solidaridad con la “Revolución siria” son continuos. Pero la pregunta queda en el aire: ¿a quién apoyan? Se menciona a unos supuestos «revolucionarios sirios», que nadie sabe en dónde se encuadran, ni cuál es su nivel de representatividad y especialmente que peso específico tienen entre las decenas de miles de combatientes opositores, la inmensa mayoría extranjeros, que han acudido a la llamada de la «yihad  islámica».

Algunos de los autores firmantes de la petición van más lejos. Valoran como muy positivo que el embajador de Estados Unidos en Siria haya participado en manifestaciones en contra del gobierno, pero muy negativamente que el presidente Obama no haya querido implementar «un corredor aéreo humanitario». Algunos de los autores antes referidos sostuvieron la misma proposición en la guerra Libia sin que los casi 120,000 muertos que ocasionaron las decenas de miles de bombas caídas sobre el país les hayan empujado a reflexionar ni mucho menos a reconocer su enorme error.

Hoy sabemos, porque el personaje alardea de ello, que fue Soliman Bouchuiguir, (actualmente embajador de Libia en Suiza) y ex presidente de la Liga Libia por los Derechos Humanos quién generó el paquete de mentiras que justificaron la intervención humanitaria de la OTAN. Él fue, con apoyo de los medios occidentales, quien inventó que la aviación de Gaddafi estaba masacrando a su pueblo. El inventó las “supuestas matanzas de civiles” en Bengasi. El propio embajador ha reconocido este hecho, aunque a nuestros “intelectuales” no parece preocuparles excesivamente esta incongruencia.

El esquema que se está utilizando es ya clásico; nos lo recuerda el filósofo Domenico Losurdo. Posiblemente el primer caso evidente fue la caída del presidente rumano Ceaucescu. Se justificó el Golpe de Estado por las imágenes brutales de cadáveres desmembrados, atados con alambre de espino… en la ciudad de Timisoara, (1989). Hoy sabemos que en realidad se cogieron cadáveres de la morgue o se desenterraron, para posteriormente mutilarlos, presentarlos delante de las cámaras de las TV y atribuirlos a una represión policial tal, que justificara la destrucción del estado rumano y la privatización de sus recursos.

Para el filósfo Italiano Giorgio Agabem el caso de la ciudad rumana es el “Auschwitz de la sociedad del espectáculo. Incluso se ha dicho que si después de Auschwitz es imposible escribir y pensar como antes, después de Timisoara ya no será posible mirar una pantalla de televisión de la misma manera.»

El esquema desarrollado en la ciudad rumana sirvió de modelo para hechos posteriores. Se repitió en Racak, en enero de 1999 en los Balcanes. Las “supuestas matanzas” de civiles, desautorizadas por los mismos forenses enviados por la ONU que demostraron que había sido un combate entre fuerzas militares enfrentadas, sirvieron para justificar el bombardeo de Serbia y promover la independencia de Kosovo. Gracias a eso EEUU pudo instalar la mayor base militar en Europa en el nuevo país independiente.

El método se perfeccionó en Iraq, Kuwait,  Libia, ahora en Siria… Pero el esquema siempre es el mismo: “la reductio ad Hitlerum” (“la reducción a Hitler”,  término creado por el filósofo Leo Straus como nos recuerda en su artículo Diego Fusaro). Básicamente es construir entorno al objetivo de turno, la imagen de un nuevo “Hitler” rodeado de la aureola de la maldad absoluta. Allí se mezclará todo el mundo, desde Sadam Hussein a Gadafi, de Chávez a Ahmadinejad. Todos son nuevos Hitler y donde aparece el nuevo nazismo, siempre tiene que haber la nueva Hiroshima, es decir el bombardeo «legítimo» y “ético”.

Pasamos así a justificar “la guerra humanitaria”; esta tiene varios objetivos; el primero es autojustificarse; el segundo, de cara a la opinión pública, es arrebatar al enemigo su condición humana, lo que permite hacer aceptable la intervención militar “puntual” tal y como en un principio señalaban Obama, Hollande o Cameron. La falta de alternativas al discurso dominante, la claudicación de los que tendrían que ser referentes alternativos y críticos acentúa esa realidad.

La memoria del ciudadano es corta como la de los peces; cree “a pies juntillas” aquello que ve en horas de máxima audiencia repetido por los medios “ad nauseam”. El objetivo es alcanzar así «el uso estratégico de lo falso». En el 2010 algunos de los papeles de Wikileaks revelaron la preocupación del Departamento de estado de EEUU y los servicios secretos por la respuesta social a la guerra de Irak. Narran los e-mail filtrados, la puesta en marcha de una campaña sistemática de penetración en organizaciones políticas y sociales que permitiera paralizar las protestas. Es un hecho conocido que determinados gobiernos, destaca el israelí, están contratando, mediante subvenciones directas o indirectas a licenciados en informática o blogueros para que, a través de las redes sociales, puedan extender los conceptos y la filosofía de los gobiernos de turno

La izquierda política.

Si, como hemos señalado, la posición de algunos intelectuales “críticos de izquierda” es una mezcla, que transita entre el deseo y la fantasía. Hay en cambio posiciones en sentido contrario muy importantes como la red de Intelectuales y Artistas en defensa de la Humanidad, con figuras tan reconocidos como Pérez Esquivel, Frei Betto, Ramsey Clark o Atilio borón, firmantes de un documento titulado “Frente a la agresión extranjera contra Siria, levantemos nuestras voces”, donde se denuncia la agresión contra Siria.

La posición de las fuerzas políticas progresistas es en general confusa. Tenemos desde partidos políticos de carácter internacional que como el Partido comunista griego (KKE) se posiciona contra la guerra, hasta el Partido Comunista Francés que sostiene las mismas posturas belicista que el presidente Hollande o el Partido Socialista Francés. En paralelo el partido laborista inglés sumando apoyos desde la derecha conservadora, consiguieron  derrotar al primer ministro Cameron que planteaba la intervención militar.

Mientras en España el PCE, IU, Psuc viu o Red Roja se han manifestado contra la intervención, contra la guerra y a favor de la solución política al conflicto. El PSOE, como no podía ser de otra forma, ha dado apoyo a la intervención alineándose con el gobierno del PP y con las fuerzas imperialistas. Otras fuerzas políticas, la mayoría de matriz troskista como Izquierda Anticapitalista o Revolta Global se ven en una situación comprometida, así mismo el PCC, de matriz prosoviética-ortodoxa pero atado por sus dependencias institucionales en EUiA i ICV intenta, sin conseguirlo, mantener una cierta “neutralidad”. Su propia retórica les lleva a condenar la intervención occidental, pero al mismo tiempo siguen criticando al presidente sirio.

Pero los opositores sirios ¿a quién defienden?, ¿dónde están los revolucionarios pro-democracia? Desde el comienzo del conflicto, hace dos años y medio ya, las banderas que ondea la oposición son las de la antigua colonia, ¿cuál es en realidad su objetivo político?

Para esas formaciones trotskistas españolas, el hecho de que la oposición democrática interna haya participado en las elecciones municipales o haya apoyado el Referéndum constitucional es una cuestión absolutamente baladí. Otras organizaciones como Corriente Roja, también de matriz trotskista, van mucho más lejos y piden el flujo continuo de armas a los rebeldes, presentados poco menos que como héroes internacionalistas. Eso incluye a los que bombardean diariamente a la población civil en Damasco, los que practican el canibalismo o aquella otra oposición que se vanagloria de degollar a los herejes…

El movimiento contra la guerra, antes tan activo, hoy se encuentra terriblemente debilitado. La campaña mediática lanzada por los gobiernos occidentales y apoyados en parte por esa «izquierda» proclive al bombardeo humanitario, ha llevado a estas organizaciones a la práctica desaparición como referentes políticos. La posición de alguna de estas organizaciones a favor del bombardeo de Libia las ha llevado a acrecentar sus contradicciones internas, provocando una auténtica parálisis frente al nuevo ciclo de guerra en Siria.

Al margen de las fuerzas políticas antes mencionadas, otras como ICV, en su declaración del  04-09-2013, buscan una especie de equidistancia política. Es el refugio de las buenas conciencias, aunque en la práctica se iguale así al agresor y al agredido. Frente a unos estados que amenazan a otro, nos declaramos neutrales, somos “ni-nis”. La formación ecosocialista basa gran parte de su estrategia política en la guía que le proporcionan las encuestas electorales; su oportunismo político y la presión de los “medios para convertirla en una formación socialmente creíble hacen el resto. Así la declaración de los ecologistas centra su crítica en el gobierno sirio “… ICV condemna la violència del règim d’Al Assad, responsable de l’escalada del conflicte, així com dels altres bel·ligerants…”

En general todas estas fuerzas proclaman su apoyo a los “pueblos revolucionarios” y su rechazo a la intervención imperial. Nuevamente nos hemos de remitir a las hemerotecas. Desde el inicio fueron las potencias neocoloniales las primeras en apoyar esas “revueltas”. Desde el primer día, los gobiernos occidentales, en paralelo a la campaña mediática orquestada, sacaron resolución tras resolución haciéndose eco de su apoyo a los “pueblos oprimidos”.

Para estas formaciones políticas es una contradicción casi irresoluble. ¿Cómo dar soporte a la primavera siria” cuando ésta es apoyada por las potencias imperiales que desean apropiarse del país? y ¿qué decir cuando son los propios “revolucionarios sirios”, al igual que hicieron los “rebeldes libios”, los que piden la intervención militar? ¿Quién es ese pueblo revolucionario que pide el bombardeo humanitario? ¿a quién representan?

La falta de claridad en las propuestas de esta formación, la más importante de la izquierda catalana, se hace más y más evidente. Se critica la acción militar en ciernes de EEUU, puesto que ella se hace sin el apoyo de la ONU pero, si tuviera tal apoyo como en el caso libio, ¿serían justificables las decenas de miles de muertos que ocasionaría tal intervención?

La deriva de la izquierda española, es en cierta medida fruto y consecuencia de los aires que recorren la izquierda europea donde el PCF cabeza dominante en el PIE (Partido de la izquierda Europea) da apoyo a las propuestas del presidente Hollande a favor de la intervención militar. La declaración en el Foro Social de Túnez, apoyando a la “revolución siria” debemos medirla por el rasero de sus promotores, la mayoría, como hemos señalado, de base troskista y algunas, una mera página en internet. La izquierda italiana, a través de sus medios de comunicación como  “L’Unità” o “La Republica”, se alinea con la ideología dominante. Mientras, los gobiernos progresistas latinoamericanos han dado apoyo sin ambages al gobierno de Al-assad, desde el MST

Siria es hoy también la síntesis de las contradicciones de la izquierda intelectual y política. Una izquierda que frente a una situación compleja en lo nacional y lo internacional  tiene enormes dificultades para orientarse en los nuevos escenarios especialmente dinámicos que la decadencia de un Imperio y el ascenso de otros evidencian.

 

 

 

 


[1] http://www.eleconomista.cubaweb.cu/2013/nro456/conflicto-siria.html

[2] Ver fotografía adjunta.

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España y Portugal. Respuesta a Manolo Monereo.

186530_1280989971_5597357_nMiguel Manzanera Salavert

Hay una indudable comunidad histórica entre las naciones que habitan el territorio de la península ibérica; proviene de su proximidad geográfica y sus intereses comunes. Del mismo modo, el Estado portugués y el español han evolucionado de una forma parecida desde su formación, incluyendo los acontecimientos del último siglo: la imposibilidad de una república avanzada en la primera mitad del siglo XX trajo el fascismo, y el agotamiento del fascismo en su segunda mitad llevó a la democracia representativa.  Eso, en términos generales; pero si nos aproximamos con un poco más de detalle a los hechos, aparecen notables divergencias. Conviene tenerlas en cuenta.

En primer lugar, Portugal mantuvo una buena parte de su imperio hasta la revolución de los claveles (1975), situado principalmente en África; España se quedó sin el suyo a fines del siglo XIX (1898), excepto precisamente dos pequeñas posesiones en África. De ahí derivan las peculiaridades del salazarismo, el fascismo portugués; esa diferencia puede explicar el estancamiento del capitalismo portugués, acostumbrado a lucrarse de la explotación colonial.

Y también puede ayudarnos a comprender la radicalidad de los acontecimientos portugueses cuando llegó la democracia: allí había que liquidar las colonias, esto es, ciertas formas de poder político superadas por la historia moderna. Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo del fascismo, que vuelve a resurgir continuamente en la evolución del mundo moderno como forma transitoria de dominación capitalista.

En segundo lugar, Portugal acabó con la monarquía hace más de un siglo, en 1910, después de un atentado en el que murieron el rey y su heredero –el otro heredero quedó vivo, pero dimitió al cabo de dos años y se proclamó la República-. Por muy difícil que sea calibrar el valor político de la institución  monárquica –y hay opiniones para todos los gustos-, algunas evidencias pueden ser puestas como fundamento para una argumentación plausible sobre el tema.

En efecto, la institución monárquica tiene un claro carácter conservador, aunque solo sea desde el punto de vista simbólico –en las monarquías nórdicas, por ejemplo-. Pero además, el rey de España es el jefe del ejército, y si bien ese ejército ha intervenido apenas en la actividad política reciente, no menos cierto es que su presencia y su ideología ultraconservadora ha condicionado las decisiones políticas de los españoles.

Mientras que el ejército portugués jugó un activo papel en la revolución democrática, como agente inductor de la transformación social, el ejército español dirigido por la monarquía es profundamente conservador y reaccionario. Añadamos que el rey es inviolable, lo que significa que está más allá de la ley y no puede ser juzgado por los tribunales; esto de por sí solo es ya un atentado contra la democracia. En consecuencia, como una tenia parasitaria del cuerpo social, la corrupción anida en la misma cabeza del Estado español y se propaga por todos sus miembros desde ese centro de difusión.

Cierto que la desigualdad social en el país hermano es similar a la nuestra; que sus índices de desarrollo humano y cultural son un poco inferiores a los nuestros; que el poder burgués es allí tan fuerte o más que aquí. Sin embargo, cuando uno sigue la política portuguesa, puede percibir que la corrupción está vigilada de cerca por las instituciones democráticas; situaciones que aquí pasarían desapercibidas, tienen en Portugal profundas repercusiones políticas.

Aunque solo sea en apariencia, según me indican los amigos portugueses, no menospreciemos el valor de los símbolos. Por otro lado, la productividad del trabajo es mucho menor, porque la explotación del trabajo no se produce con tanta intensidad. Pregunten a los empresarios españoles que intentan operar con mano de obra portuguesa, en el Alentejo por ejemplo.

En resumen: tomando en cuenta esas diferencias, no es fácil extrapolar las tendencias de la política portuguesa a los posibles futuros de la política española. No es posible afirmar que la relativa victoria del Partido Socialista en las elecciones municipales portuguesas significa que el PSOE se esté recuperando en nuestro país. Pues, las municipales son un tipo especial de elecciones; puede hablarse de una recuperación del PS –que ha vuelto a situarse por encima del 35% de los votos, bajando un punto y medio respecto de las anteriores elecciones municipales-; pero lo más significativo del resultado electoral no ha sido el crecimiento del PS, sino el hundimiento de la derecha. Esto es lo que la izquierda portuguesa ha celebrado, y lo que con seguridad pasará también en las próximas elecciones europeas aquí en España.

Tampoco puede compararse el espectro político portugués con el español. No hay un bipartidismo similar al de nuestro país; esa afirmación es un error político, porque la derecha portuguesa no es un bloque monolítico, sino que está compuesta por dos partidos, PSD (Partido Social-Demócrata) y CDS-PP (Centro Democrático y Social- Partido Popular).

Según los resultados electorales podría pasar incluso que el PS gobernara con el CDS-PP, como sucedió ya en el pasado; o bien, aunque esto es menos probable en la actualidad, podría darse un gobierno del PS con el PSD. Un gobierno de izquierdas del PS con el PCP (Partido Comunista Portugués) significaría una auténtica revolución para la cual el país todavía no está preparado; mucho menos el liberal-socialismo.

El PCP es una formación tradicionalmente mayoritaria en el Alentejo, no baja nunca del 7% de los votos y se mantiene cerca de un 10% en las municipales; acercándose ahora al 12% y ganando alcaldías tan significativas como Beja, Évora y Setúbal, entre muchas otras. Muy diferente la izquierda española ha oscilado entre el 5% al 12% en diferentes elecciones. Similar a ésta el BE (Bloco de Esquerda) ha tenido subidas espectaculares en años pasados, quedándose en resultados más modestos en las últimas elecciones.

Las diferencias son importantes. Téngase en cuenta que el bipartidismo llegó a tener el 85% de los votos en las elecciones generales al parlamento español hace un lustro. Y eso teniendo en cuenta que el nacionalismo periférico -¡menos mal que existe!-, se lleva más de 5% de los votos y un 10% de los escaños.

A menos que consideremos el PCP como un partido representativo del Alentejo, nada parecido a un partido nacionalista existe en Portugal; y fuera de las elecciones a doble vuelta para Presidente de la República, a lo máximo que ha llegado el bipartidismo ha sido al 65% de los votos. Hablar, por tanto, de bipartidismo luso, y compararlo al caso español, es un tanto exagerado y confuso. Ni tampoco la estructura política resiste una comparación: allí no existen naciones en ruptura con el Estado centralista, ni una monarquía que garantice la existencia de un ejército ultraconservador.

En definitiva, no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo: esperemos los acontecimientos. Pero si hay que hacer apuestas, la mía está clara: el final de la monarquía borbónica es lo único que puede abrirnos un verdadero camino hacia el futuro. Entiendo que negar eso es fruto de la desconfianza ante las actitudes involucionistas del electorado de clase media, y del temor a la violenta reacción de la ultraderecha española ante el peligro de perder sus privilegios seculares.

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