Category Archives: Debates

Sumando para transformar

cartell_confluenciaAsamblea de confluencia Xarxa Socialista Unificada de Catalunya – Socialismo 21

Documento Político (borrador a debate)

Estamos en unos momentos terribles para las mayorías sociales. Cada vez es mayor la tentación de buscar una salida militar al colapso económico (financiero, de recursos energéticos, etc.) del sistema.

Después de la destrucción del Afganistán, Irak o Libia, ahora las viejas potencias coloniales encabezadas por los EE.UU. pretenden intervenir en Siria. Pero en este proceso van quedando al descubierto sus debilidades. Ahora ya ni tan solo pretenden en Oriente Próximo una remodelación de la zona por ponerla a su servicio. Saben ya hace tiempo que no disponen de suficiente fuerza militar y política. Lo que quieren es sencillamente destruir cualquier poder que se les oponga y generar vacíos en la articulación social para seguir drenando recursos e imponer su globalización.

Además, ahora tienen enfrente una opinión pública que sabe que también es una guerra contra las poblaciones del Centro, que se ven abocadas a una creciente precariedad, en Estados cada vez más policiales, desde Nueva York hasta la Plaza de Cataluña. Los montajes mediáticos de las grandes compañías, que han recurrido incluso a la manipulación de sectas de ultraizquierda oscuramente gestionadas, han intentado frustrar los movimientos de oposición a la guerra. Pero los ciudadanos de los EE.UU. y del Reino Unido se han opuesto con firmeza a esta guerra, mostrando el creciente aislamiento del complejo militar-industrial global.

Por cierto, no podemos dejar de denunciar la patética intervención del PSOE para espolear a un temeroso y escaldado PP a implicar a nuestro país en una intervención militar en Siria aunque la ONU no se haya definido. Seguramente éste es el precio a pagar para que ex-ministros de defensa tengan contratos millonarios en universidades americanas. Se trata de una vergonzosa sumisión que ningún compromiso político debería llevar a que fuera pasada por alto desde la izquierda transformadora. Se trata de un motivo adicional para no seguir empleando en el discurso político el concepto de izquierda separado de su praxis concreta. La ciudadanía está ya harta de que en nombre de conceptos etéreos (por ejemplo, “ser de izquierdas”) se la fuerce a acatar por imperativo legal gobiernos enfangados en el proyecto neoliberal. El socialismo francés, con Hollande convocando una vez más a la guerra, ha sido la última muestra penosa de la falta de conexión entre lo que se hace y los principios o las etiquetas que se invocan.

Hay que desarrollar con toda energía una acción continuada contra la guerra y el imperialismo, vinculando esta lucha con la resistencia contra los recortes.

Mientras suenan los tambores de guerra, otra agresión más silenciosa sigue desarrollándose contra nuestro pueblo. Un pueblo que en toda Europa está sometido a un gobierno fáctico que no se presenta a las elecciones. En la Europa que tantas lecciones de democracia pretende dar al mundo, los poderes financieros gobiernan mediante la corrupción de las instituciones políticas, sociales y jurídicas. Desorientada, la población se ve cada vez más agredida dentro de un marco que culturalmente ha aparecido, hasta hace poco, como democrático y legítimo.

Una gran parte de la izquierda ha asimilado el discurso elaborado por los lobbies, mitificando la Unión Europea. Incluso se han convertido en predicadores y apóstoles que sin rigor, con una ingenuidad y fanatismo propios de los conversos a una fe, han vestido esta construcción neoliberal con los términos de progreso, internacionalismo, pacifismo, garantías sociales y democráticas. Pero pese a toda la propaganda europeísta, ahora en la UE hay 115 millones de personas en riesgo de pobreza (23%) y de 100 a 150 más en el umbral de esta situación. La realidad ya no se puede encubrir con discursos y sueños desconectados de la realidad. En cambio, desde 2008 se han dado a los bancos 4,6 billones de euros, mientras que, en los últimos 15 años, los tres millones de millonarios europeos han visto crecer sus activos mucho más que la suma total de las deudas que ahora tienen los países de la UE. Por supuesto que con ese dinero se podría resolver todo el problema de la deuda, pero, como dice Peter Schwarz, “la actual aristocracia financiera tiene tan poca intención de ceder sus privilegios como la aristocracia francesa de antes de la revolución de 1789” .

El desarrollo de la UE que deriva del Tratado de Maastricht es una pieza fundamental de este proceso. Pero la UE está fracasando como proyecto, no sólo porque no evita que caiga el nivel de vida, no sólo porque la gran mayoría de sus Estados miembros han quedado hipotecados por una deuda ilegítima que no es posible reembolsar, no sólo porque su sistema monetario es insostenible, sino porque también se ha colapsado su capacidad de producción y de penetración en los mercados. Todos los sacrificios impuestos en nombre de la competitividad han llevado paradójicamente a que la UE haya perdido en los últimos 10 años peso en el PIB mundial y en el comercio internacional.

Por esta razón en los últimos meses, ante el temor a un estallido del euro, el Banco Central Europeo ha relajado sus normas. En contra de lo que dicen sus propias leyes y los tratados, desde principios de este año el BCE (como hace la Reserva Federal en los EE.UU.) ha comenzado a crear dinero y a inyectarlo en la economía. La particularidad es que presta a los bancos para que compren deuda de los Estados, permitiendo así que los bancos privados obtengan grandes beneficios con el diferencial entre el interés que les cobra el BCE (casi cero) y el que ellos cobran a los Estados para adquirir deuda pública al precio de una inflada prima de riesgo.

Se trata de medidas de último recurso, que no revertirán el colapso productivo ni la destrucción de empleo y riqueza en la UE. Son solamente unos remiendos para impedir de momento el estallido del euro, pero que no generan ocupación. Antes al contrario, cuantos más rendimientos sacan los bancos de esta actividad especulativa, menos les interesa invertir en la producción de bienes y servicios. Es decir, menos dinero prestan a las empresas productivas, y éstas se paralizan y quiebran.

Por lo tanto, de momento se ha evitado el estallido del euro (por un colapso del pago de la deuda de España o Italia), pero la producción sigue reduciéndose y, con ella, el empleo. Los países, pues, no pueden devolver la deuda, la van pagando a base de contraer más deudas. Por lo tanto, es sólo una cuestión de tiempo que el sistema financiero europeo estalle.

Lejos de reconocer este riesgo, el poder trata de ganar tiempo con la publicación de datos parciales con los cuales intenta seguir recitando la letanía de que estamos saliendo de la crisis. Los intereses electorales empujan al poder a tratar de hacer juegos de manos con las estadísticas. Cierto que algunos indicadores pueden dar la apariencia de recuperación, pero el problema de fondo sigue creciendo. No podemos dejarnos engañar por las cifras. Es cierto que los bancos pueden ganar más, porque el Estado les ha comprado los activos tóxicos a través del “banco malo”, o porque les vende deuda a un alto interés, o porque les regala recursos públicos a precio de saldo con las privatizaciones de urgencia. También la manipulación directa de las cifras contribuye a falsear la realidad, cuando se esconde el paro, o se contabiliza el trabajo a tiempo parcial de pocos días como creación de empleo. Pero la sociedad no mejora: aumentan el paro, la pobreza y la emigración. También las condiciones objetivas para impulsar y sostener una nueva resistencia social.

Mientras el sistema pende de un hilo, el reducido número de oligarcas que se está beneficiando del ataque a los derechos sociales se sienten cada vez más envalentonados ante una respuesta dispersa y poco efectiva de las grandes mayorías. Su osadía es tal que, no contentos con los enormes sacrificios impuestos, este verano reclaman ya otros nuevos: una nueva reducción directa de los salarios del 10%, aumento de los impuestos sobre el consumo (IVA), reducción de las prestaciones sanitarias y educativas, destrucción del sistema público de pensiones acabando con su revalorización con arreglo a la inflación, etc.

Convencidos de su impunidad, se permiten alimentar conspiraciones en forma de denuncias cruzadas que, con el objetivo de lograr una mayor sumisión de los políticos a los empresarios, acaban por poner en evidencia la putrefacción del sistema. También los neoliberales quieren un proceso constituyente. Pero lo quieren en un sentido contrario al nuestro. Y hay que andar con cuidado, porque ellos tratan de desviar de mil maneras el malestar de la gente, para destruir los espacios de participación política y sustraer a las clases populares las conquistas democráticas obtenidas en el siglo XX, a menudo con terribles esfuerzos y sacrificios.

Hoy lo que hace falta es más política, no acabar con la política. El discurso antipolítico es extremadamente peligroso, pues cierra el paso a la posibilidad que tienen los de abajo de cambiar las cosas de forma inclusiva, participativa y pacífica. La antipolítica se expresa también cuando se apela a la irracionalidad, las creencias religiosas, los mitos culturales o las patrias, etc. Es una manera de quitar poder a la ciudadanía para evitar que intervenga de manera racional, inclusiva y democrática. Es una manera de imponer salidas en nombre de intereses abstractos, ya sean patrias o supuestos óptimos técnicos. Se trata de someternos a un poder que, disfrazado bajo banderas o equipos de expertos, sustrae la capacidad de decidir a los de abajo y les impone políticas favorables a los poderosos.

Ante este reto no basta con pedir la dimisión del gobierno de Rajoy o de Mas. Es el sistema el que hay que cambiar. Un sistema que podemos visualizar en la monarquía, que es parte de la corrupción que padecemos, pero no el único elemento. Hay que denunciar el papel del Rey, pero también a la Corte de los 40 empresarios que acompañan a Rajoy y Mas. Todos ellos conspiran, acuerdan o se pelean para tratar de impulsar una refundación conservadora del sistema.

Es evidente que ha acabado un ciclo político. Nuestros adversarios están ya impulsando propuestas de refundación del Estado, para ver de mantener su dominación política. Y eso pasa en todo caso por darle un carácter más liberal, más antidemocrático, más elitista y más injusto.

Hay que alertar a la ciudadanía sobre los llamamientos a falsas refundaciones del sistema que sólo pretenden que todo cambie para que todo siga igual. Dichas propuestas pretenden mantener como sea el dominio de las élites financieras que hoy se expresan en el sistema monetario europeo, creado para asentar ese dominio y arrebatar la democracia política a los pueblos de Europa. Aun así, en un marco social cada vez más inestable, esas élites no acaban de ponerse de acuerdo sobre cómo refundar su dominio.

Unos pretenden modernizar la monarquía con cambios estéticos, otros ya insinúan una república liberal que recentralice el Estado de manera que los gobiernos de las autonomías pierdan capacidad de hacer política social. Otros, finalmente, proponen fracturar el Estado español: unos, los políticos profesionales, para seguir teniendo un discurso que llegue fácilmente a la ciudadanía y obtener un espacio electoral; otros, desde los poderes financieros internacionales, para asegurar más fácilmente su dominio sobre Estados que tengan una capacidad más reducida de negociación con las instancias políticas salidas de Maastricht.

La Constitución de 1978, aun cuando tiene elementos que ahora hay que preservar, ha quedado superada y deslegitimada. Nuestro horizonte ha de situarse en un proceso constituyente que, basándose en el apoderamiento popular, abra paso a otra sociedad, asentada sobre unas bases diferentes, favorables a las mayorías.

Sin embargo, en este proceso de superación, en Cataluña nos encontramos con un problema añadido. Como ya señalamos hace más de dos años, ante la descomposición del Estado de la transición, las clases dominantes ven una posibilidad de legitimarse en el discurso nacionalista. Es un viejo recurso que no teme insistir en fórmulas y eslóganes de triste tradición en Europa. El triunfo de la voluntad fue, antes que lema de un cartel de CiU, el título de una película de propaganda nazi, fundamental en la construcción de su discurso. Las sucesivas secesiones de Yugoslavia llevaron al país a una vorágine de guerras civiles crueles y absurdas, en que salieron perdiendo todos los pueblos ante el discurso irracional de los diferentes nacionalismos, cosa que permitió a los sectores más corruptos hacerse con el poder en todas las nacionalidades, rompiendo todos los compromisos sociales anteriores.

En este proceso, la izquierda tiene una enorme responsabilidad por haber abandonado el discurso propio, la lucha por la hegemonía cultural. Trabajando sólo a corto plazo electoral, se ha colocado a remolque de los medios de comunicación, del discurso dominante, tratando de no salirse de lo “políticamente correcto”. Un discurso marcado por las grandes empresas mediáticas y los medios públicos en manos de las oligarquías, que tienen como prioridad mantener el estado de explotación y, sólo secundariamente, preferencias por una u otra forma política de dominio.

El problema nacional, además, es un tema que divide toda la sociedad por cuestiones culturales y de sentimientos. Incluso nuestra organización, que no está fuera de la sociedad, corre ella misma el riesgo de fracturarse por esta cuestión si no acertamos en el discurso y las formas. No hay, obviamente, una cultura mejor que otra, pero cada persona tiene la suya, que vive con más o menos intensidad y que queda como último referente cuando se diluye el discurso y la esperanza de cambio social.

Por lo tanto, es necesario construir una propuesta, con todo el cuidado pero con toda la energía y sin complejos, para presentar un discurso propio que, sobre la base de los intereses objetivos de las mayorías sociales, nos ayude a salir de la postración y la derrota ideológicas actuales.

Estamos en un momento de grave crisis económica, ante un auge del discurso de diferentes nacionalismos antagónicos, situación en la que sabemos, desde la cultura marxista y desde la mera lógica aplicada a los fenómenos sociales en interés de los de abajo, que:

  • Los trabajadores y, por extensión, la inmensa mayoría de la ciudadanía tienen unos intereses comunes y urgentes en poner freno a los recortes y a la pérdida de derechos.
  • Nuestros adversarios intentan dividirnos y confrontarnos con problemas inventados o agudizando problemas reales a un nivel muy por encima del que objetivamente tienen.

No es nuevo este mecanismo. Como es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio, pongamos un ejemplo. En los países árabes, el problema objetivo de la gran mayoría de la población es el expolio de la renta de los recursos petroleros a manos de las multinacionales y sus intermediarios locales: las oligarquías en el poder. Sin embargo, subjetivamente, para mucha gente su mayor problema es poder ejercer su variante religiosa, sin los límites que suponen las otras sectas. No es un problema totalmente inventado, pues es verdad que hay una larga tradición de persecución de minorías (chiítas, salafistas, etc.). Es obvio que la solución no puede ser renunciar cada uno a sus creencias, y menos después de conflictos que han sembrado de insultos, venganzas e incluso cadáveres aquellas sociedades. Para cualquiera persona que lo vea a distancia, la solución es encontrar un marco social que sea satisfactorio para la inmensa mayoría y haga posible la convivencia entre todas las partes. Es evidente que imponer una solución a favor del 60% de la población contra la cultura del 40% no hará más que perpetuar el sufrimiento de todo el mundo. ¿Cómo actúan las oligarquías? Por medio de la provocación, el terrorismo, el espoleo de los conflictos en el marco de unas sociedades atrasadas en que esta chispa encuentra una gasolina a punto para prender dramáticamente en perjuicio de millones de personas.

Cuando se está dentro de este medio social no es fácil construir un discurso transformador. Sigamos con ejemplos. El partido Tudeh de los comunistas del Irán, que estaba fuertemente arraigado entre las comunidades más pobres del país, se vio arrastrado por el discurso de Jomeini, que explicaba la emancipación en clave religiosa contra los “opresores” ajenos a la versión chiíta del Islam, ampliamente predominante al país. Muchos progresistas, entre ellos los comunistas, pensaron que era mejor apoyar este discurso irracional como medio más eficaz para liberarse de la dictadura del Sha. Suponían que, una vez derribado el Sha, las masas entenderían que el origen del problema era el imperialismo y no el alejamiento de la ortodoxia islámica. Es decir, se dejaba para más adelante que las personas fanatizadas mejoraran su nivel de conciencia y superasen el discurso integrista. Esperaban que después de caer el Sha, después del gran día, aquel proceso se convertiría en un primer paso hacia el socialismo. Sin embargo, como bien sabemos, las cosas no fueron así. Dado que no se realizó un trabajo para lograr la hegemonía cultural, una vez caído el Sha se continuó radicalizando el fanatismo, lo que condujo a una persecución religiosa y cultural de la cual el Tudeh fue una de las primeras víctimas.

Los que creen que la radicalización de ciertos nacionalismos considerados más “progresistas” que otros conduce a la libertad y el progreso no conocen la historia más reciente. Entre nosotros no puede haber ninguna clase de tentación nacionalista, respecto de ningún nacionalismo: ni el español ni el catalán. Nosotros somos una organización de marxistas catalanes, una organización nacional catalana, que busca encontrar salidas aceptables para todas las culturas que conforman Cataluña. Nosotros, por muy de moda que esté la patriotería, no podemos ser sus potenciadores y debemos buscar soluciones aceptables para la mayoría y para las minorías, para todas las culturas presentes en el país.

Partiendo de que queremos el apoderamiento de las personas, debemos defender el derecho a decidir, pero no tal como los nacionalistas lo están formulando en Cataluña, entendido únicamente como derecho de secesión respecto de España y sin ningún contenido social.

Tal como hoy lo ha formulado la Asamblea Nacional de Cataluña, se pretende que el pueblo niegue su capacidad constituyente y se defina únicamente entre la Constitución superada de 1978 o la independencia formal de España, pero bajo la férula de los tratados europeos. Su derecho a decidir se limita a que escojamos entre Berlín y Madrid, pero nunca fuera del marco neoliberal del sistema que nos han impuesto en los últimos decenios.

El eficaz recurso de las fuerzas conservadoras a la movilización social, tradicionalmente característica de la izquierda, ha descolocado a una izquierda sin capacidad analítica. Una izquierda que se mueve sólo entre el electoralismo inmediato y el seguidismo de las manifestaciones públicas de las masas, independientemente de su orientación (“¿Dónde va Vicente? Donde va la gente.”). Olvidan que la gente también puede equivocarse. Que el poder puede engañar a las personas y movilizarlas a su favor. La izquierda tiene claro que el hecho de que gane electoralmente el neoliberalismo no es un motivo para aceptar su discurso. Pero, en cambio, cuando el poder alcanza la hegemonía cultural y moviliza la sociedad en la forma tradicionalmente propia de la izquierda (manifestaciones, cadenas, concentraciones, etc.), parece que no podemos hacer otra cosa que aceptarlo y sumarnos. Y hay que decir que esta resignación la encontramos desde la izquierda más moderada a la más radical: es una enfermedad que ha devenido transversal.

Por supuesto que hay razones que lo explican. El nacionalismo catalán no ha sido un nacionalismo que oprimiese a otros pueblos y ha sido históricamente antifascista. El nacionalismo español ha actuado de forma chapucera e insultante contra Cataluña, ha impugnado su último Estatuto (por cierto, devaluado previamente por la ahora independentista CiU), ha marginado de la cultura del Estado las lenguas diferentes del castellano y las ha perseguido en lugares donde son minoritarias (Aragón, Valencia…), ha obstruido la transparencia en la distribución de los fondos comunes, ha espoleado el anticatalanismo en otros territorios del Estado, etc. Todas ellas son razones que explican la aceptación del discurso nacionalista, pero que no la justifican.

¿Qué hacer en este contexto? Tenemos elementos en nuestra cultura que nos permiten trazar unas líneas orientadoras que, aunque genéricas, marcan unas posiciones que no podemos abandonar so pena de situarnos fuera de la tradición emancipadora:

  • Defender el derecho de autodeterminación de los pueblos.
  • Defender a las minorías nacionales y a las naciones oprimidas. Lo cual incluye el derecho de todas las minorías a ser respetadas e implica oponerse resueltamente a cualquier formación política o Estado que justifique, promueva o haga suya cualquier forma de limpieza étnica.
  • Defender proyectos de convivencia no excluyentes, de carácter federal.

En general no tenemos problemas en la aceptación colectiva de estos principios generales. El gran problema que ahora tenemos es que, en el marco de la renuncia a la hegemonía por la izquierda que se quería transformadora, no hemos concretado aquí y ahora cuál puede ser el proyecto federal de convivencia. En ausencia de este proyecto, el derecho a decidir ahora y aquí queda reducido al ejercicio de la independencia. Y de una independencia muy concreta, la que nos somete a la UE y al neoliberalismo.

En realidad, bajo lo etiqueta de “derecho a decidir” se esconde una propuesta constituyente que, una vez más, se hace de espaldas a la participación de la gente. Con la propuesta de secesión de España y sumisión a la UE como única salida, nos encontramos, después de los aspavientos, celebraciones y discursos, nuevamente delante de una forma de pensamiento único. Que tiene, además, un alto riesgo.

Un conflicto entre nacionalismos en el seno del Estado español puede, en el mejor de los casos, situar este problema como prioritario en la agenda política de España y Cataluña, por delante de la progresiva destrucción de derechos políticos y sociales. En el peor de los casos, puede derivar en la confrontación violenta, donde es evidente qué clases sociales pondrán los cadáveres a uno y otro lado (como en Yugoslavia).

Pero incluso si el proceso fuera pacífico y aceptado por el nacionalismo español y su ejército (cosa que ya es mucho suponer), entrañaría un nuevo nivel de conflictos en Cataluña. Al día siguiente de la independencia tendríamos el mismo grado de sometimiento a Bruselas y Berlín, los mismos recortes, los mismos privilegios para los bancos y los “mercados”. Pero entonces ya no se podría echar la culpa a Madrid y habría que buscar nuevos enemigos para canalizar la frustración. Efectivamente, al día siguiente, Boi Ruiz o su sucesor continuaría destruyendo la sanidad pública, alargando las colas de espera e imponiendo el “copago”; Mas Culell o quien lo suceda continuaría subiendo las tasas universitarias y despidiendo personal del sector público. Si en lugar de CiU gobierna ERC, sometida a la disciplina de los mercados impuesta por la UE, continuará aplicando la misma lógica que ya aplica ahora al dar apoyo a las políticas neoliberales de CiU desde el Parlamento. Se invocará, como ahora, el interés supremo de la patria, las amenazas de los enemigos que nos rodean. Pero como no habrá suficiente con eso, habrá que inventar nuevos enemigos. Y éstos serán los “malos catalanes”, aquellos que ha llegado tarde, que no tienen apellidos adecuados, que no pronuncian de manera ser apropiada la lengua única o muestran poco entusiasmo en los rituales patrióticos. Al día siguiente descubriríamos al enemigo interno, como pasó en las repúblicas bálticas. Ahora en Letonia hay un 21% de la población sin voto ni derecho de ciudadanía porque no habla el letón lo bastante bien. En Estonia es el 10%. Señalemos que ésta es una situación tolerada por la formalmente democrática UE, 20 años después de la independencia de aquellos países. En Cataluña podría ocurrir también que los “xarnegos” de las ciudades industriales se convirtiesen en los nuevos parias, y su situación no sólo los perjudicaría a ellos, sino a todos los trabajadores catalanes, con salarios presionados a la baja por una nueva ola de sin-papeles o de ciudadanos de segunda. Por supuesto, entre las consecuencias políticas estaría el crecimiento del nacionalismo fascista entre unos y otros, y una permanente desestabilización de Cataluña y de la Península Ibérica. Sería nuestro tránsito, no a una Suiza mediterránea, sino a una república “bananera”, semicolonia de Alemania.

¿Qué hacer frente a estos riesgos? Lo que seguro que no podemos hacer es mirar a otro lado y sumarnos a los discursos patrióticos y simplistas promovidos por el poder. Pero a la hora de hacer propuestas, las cosas no son sencillas, no podemos improvisar un discurso propositivo después de años de mutismo y seguidismo.

Hay que articular una propuesta federal que sea aceptable y atractiva para la gran mayoría de los ciudadanos. Una propuesta que pluralice el derecho a decidir, hoy reducido a la opción entre independencia sí o no.

En la vía hacia la emancipación socialista, entendemos que hoy hay que dar contenido a la propuesta de República Catalana Federal y Social. Una república en la que la ciudadanía tenga toda la soberanía para decidir su política económica y su vinculación con los otros pueblos. Una vinculación imprescindible si se quiere disponer de la fuerza suficiente para imponerse a los grandes poderes financieros catalanes, españoles e internacionales.

Esta propuesta ha de abrirse paso en Cataluña, pero también en el resto del Estado español. Es necesario que, a partir de nuestra articulación estatal con Socialismo 21, se impulse el debate y la propuesta concreta federal por todo el Estado. Necesitamos que también al otro lado del Ebro se entienda que España es plurinacional. Que se entienda esta diversidad como una riqueza y no como un problema. Que se entienda que hay que construir desde abajo, respetando y defendiendo la diversidad cultural, respetando la autonomía, estableciendo relaciones fraternales y de solidaridad, que superen las imposiciones o cualquier pretensión de superioridad lingüística o cultural.

¿Cuáles son las bases de este federalismo fraternal y solidario? Podemos formular ya ahora algunos principios:

  • No está limitado por ningún marco anterior, sea la Constitución Española o el Tratado de Maastricht.
  • Da el derecho supremo a decidir a la ciudadanía, entendida como conjunto de personas que habitan un territorio, sin exclusiones ni prelaciones por motivos de lengua, cultura, sexo o religión.
  • Reconoce la libertad de las personas para usar los vehículos lingüísticos y culturales de su preferencia. Reconoce el derecho a la protección de toda cultura y lengua presentes en nuestro territorio. Establece el catalán como lengua de comunicación propia y facilita su acceso, oponiéndose a toda discriminación o exclusión por deficiencias en su conocimiento. Entiende el conocimiento universal del castellano como una riqueza y no como un problema para Cataluña.
  • Busca construir puentes de convivencia entre sus ciudadanos, penalizando toda propaganda que promueva el odio y la confrontación entre lenguas y culturas.
  • Establece mecanismos presupuestarios transparentes, basados en la solidaridad, la capacidad, la progresividad fiscal y la igualdad ante la ley.
  • Articula la organización social sobre la base de la subsidiaridad, consistente en aproximar a la ciudadanía, tanto como sea técnicamente posible, las competencias de decisión. Es decir: todo cuanto sea posible decidir a nivel de barrio o municipio (gasto público local, servicios locales, etc.) se ha de decidir en dicho nivel con la máxima participación de las personas implicadas. Todo aquello que afecte a un ámbito más general (pensiones, sistema fiscal, moneda) ha de decidirse al nivel más alto, asegurando que las instituciones sean controladas por representantes apoderados plenamente por la ciudadanía.

Hay que dar poder a la ciudadanía, para que, desde abajo, imponga formas avanzadas de democracia y articule una nueva solidaridad social que sea capaz de hacer frente a los poderosos adversarios que hoy tenemos.

Hoy nuestro instrumento principal es la agitación política y cultural contra aquellos que imponen la dictadura del capital mediante formas cada vez menos sutiles. Hay que generar otro relato de futuro posible contra el Leviatán que nos espera si nos resignamos.

Además, es necesario que este discurso alternativo tenga estructura organizada. Sin ella nada es posible en un mundo controlado por los sistemas de comunicación en manos de los monopolios y por unos órganos de seguridad y control al servicio de los poderosos.

En tercer lugar, esta organización ha de ayudar a consolidar las resistencias, a darles cuerpo orgánico y a enlazarlas transversalmente con otras resistencias.

Hoy, el Frente Cívico – Somos Mayoría es un movimiento en esta dirección que hay que impulsar, una vez se ha constituido formalmente a nivel estatal el pasado mes de julio. Ahora hay que desarrollarlo en cada localidad y sector de Cataluña. Y hacerlo de manera inclusiva, implicándolo y vinculándolo a los movimientos sociales emergentes. El FCC ha de crecer en su acción social, liderando la convergencia entre movimientos, promoviendo la resistencia y asociando a miles de personas en defensa de un programa de oposición activa a los recortes, para hacer posible una salida de la crisis favorable a la mayoría.

Esto implicará realizar un gran esfuerzo en el impulso de las campañas que la Mesa y Coordinadora del FCSM vaya promoviendo en los próximos meses a nivel estatal.

Pero aquí en Cataluña debemos continuar además actuando en los movimientos sociales donde estamos presentes para impulsar la respuesta social.

En particular, hay que dar un último impulso a la ILP por la Renta Garantizada, que ya ha sido un éxito al denunciar al nacionalismo conservador, extender la solidaridad con los excluidos y ayudar a organizar los parados. Una vez acabe la recogida de firmas, habrá que continuar proponiendo medidas de movilización para ir impulsando la construcción de tejido social sobre propuestas concretas y condicionar la decisión del Parlamento de Cataluña.

Además es necesario que abramos un nuevo frente en el ámbito de la defensa de las pensiones. Hemos creado la Sectorial de Personas Mayores de XSUC-S21 y hemos promovido un importante contrainforme que denuncia las falsedades del discurso neoliberal. Ahora hay que pasar a alzar la resistencia de manera creativa e imaginativa, procurando que el millón de pensionistas de Cataluña se ponga en pie y pare las agresiones contra el sistema público de pensiones.

Finalmente, debemos reforzar nuestro trabajo en el seno de EUiA e ICV. Sabemos que son organizaciones que tienen un débil latido interno y que están muy condicionadas por su deriva institucionalista, que las ha ido convirtiendo partidos clásicos de profesionales de la política. Pero aún hay cientos de miles de personas, básicamente de izquierdas, que las consideran su opción electoral. Las encuestas en este sentido muestran un aumento notable (especialmente de IU en el resto del Estado) en las proyecciones de futuras elecciones.

Que situemos como prioridad el impulso de los movimientos sociales no nos debe hacer perder de vista la necesidad de intervenir también en el plano electoral e institucional. En este ámbito, nuestro objetivo no es tanto intervenir en las listas (aunque no todas las personas son iguales y no es indiferente quién tiene la proyección pública en cada momento), sino condicionar el máximo posible el discurso, el programa y las formas de intervenir. Hay que sacar dichas formaciones políticas a la calle, hacer que se “mojen” sus cargos institucionales en otra dinámica, condicionar sus decisiones para que no queden fácilmente secuestradas dentro de alianzas o gobiernos de concentración. Y que, si lo hacen, sea con la máxima contestación desde fuera y desde dentro.

Mucha gente aún cree, o quiere creer, que basta con un cambio de voto para cambiar las cosas. Deshacer esta ilusión nos obliga también a irrumpir en el ámbito de aquellas formaciones políticas con propuestas, crítica e iniciativa. Por lo tanto, en la medida en que nuestros activistas tengan el convencimiento, la fuerza y la posibilidad de intervenir, hay que actuar también en este frente de lucha ideológica y política.

Estamos a las puertas de momentos de gran convulsión económica y social. Se abre una oportunidad de cambio con la que no podemos dar al traste. Pero, además, existe una necesidad objetiva de crear esperanza en un sentido emancipador, porque, en el terremoto social que estamos viviendo, o abrimos una salida hacia la fraternidad y el socialismo, o los poderosos condenarán la sociedad a la destrucción, la violencia y la tiranía. Desde este reto hay que llamar a las personas más conscientes, los mejores activistas sociales, todos aquellos y aquellas que entienden la dimensión de la tragedia que vivimos y están dispuestos a trabajar de forma solidaria y creativa, a dar un paso adelante. A todas ellas las convocamos a ocupar su lugar en nuestra organización para la reflexión, la organización y la lucha.

Documento organizativo

La XSUC y S21 hemos dado un paso adelante formalizando nuestra organicidad y constituyéndonos como asociación con fines políticos y de carácter alternativo al sistema. Sabemos que sin sujeto revolucionario organizado no hay posibilidad de cambio. Sabemos que es necesario un instrumento orgánico para el debate y la configuración del proyecto transformador de carácter socialista, pero queremos hacerlo sin fracturar más el rompecabezas de la izquierda transformadora.

El 26 de mayo de 2012, en su IIIª Sesión Plenaria, la Asamblea de la Xara Socialista Unificada de Catalunya acordó la constitución del Comité de enlace con Socialismo21. Por otro lado, en la IIª Asamblea Estatal de Socialismo21, celebrada en Málaga entre el 2 y el 4 de noviembre de 2012, se acordó iniciar un proceso de confluencia entre las dos organizaciones. Proceso del que ahora cerramos una etapa.

Con el proceso de confluencia que cerramos el 13 de octubre de 2013 damos un paso más para forjar el tejido de un nuevo sujeto revolucionario, que tenga capacidad teórica, política y organizativa para impulsar la superación del sistema. Pero no cerramos el proceso, que continúa en construcción y que necesita de la complicidad y el compromiso de muchas más personas.

Hemos decidido constituir una organización que no se propone intervenir a corto plazo en el espacio electoral y que, en cambio, sitúa su prioridad en desarrollar la actividad allá donde otros han renunciado prácticamente a estar presentes. No queremos crear fracturas abriendo nuevos espacios electorales, porque entendemos que falta un trabajo previo de construcción de tejido social. Entendemos que es mucho más fácil construir una organización para el cambio si superamos debates contaminados por intereses personales y desprovistos de perspectiva transformadora. Pero que quede claro que no fracturar no significa no intervenir y que, por lo tanto, nos reservamos el derecho a intervenir activamente en el seno de la izquierda transformadora para promover o criticar las propuestas en el ámbito institucional, sin ninguna clase de sumisión ni hipoteca.

Nosotros no tenemos una propuesta cerrada ni acabada. Pero sabemos que, si logramos construir tejido social, las grandes mayorías encontrarán la forma de unirse, definir prioridades y establecer caminos para generalizar la desobediencia ciudadana y abrir un proceso constituyente. Es en este marco donde se ha de definir qué modelo de sociedad es el más adecuado para la ciudadanía.

En el marco de este proyecto, reivindicamos la necesidad de reunir a todos aquellos que comparten un horizonte socialista. Sabemos que sin un análisis colectivo de la situación concreta, sin un intercambio de información y propuestas, sin un estudio cuidadoso de las experiencias del pasado y el presente, no es posible confrontar con éxito el sistema. Compartimos la idea de que es necesaria la articulación de un sujeto político revolucionario, que se proponga la superación del sistema vigente. Una organización que, sin esconder su proyecto socialista, haga posible primero la resistencia y después el cambio.

La Xarxa Socialista Unificada de Catalunya y la asociación de ámbito estatal Socialismo 21 compartimos la necesidad de establecer un método orgánico de trabajo que haga viable un proceso de emancipación socialista a partir del proyecto político enunciado anteriormente.

Queremos construir un nuevo sujeto político que asegure tanto una elaboración colectiva en tiempo real como una estructura regular que sea capaz de arraigar en el territorio y en los diversos sectores de trabajadores para impulsar nuestro proyecto de emancipación social. Sabemos que los trabajadores reaccionan contra las agresiones si disponen de instrumentos adecuados, y por eso tratamos de ayudar a construirlos. Pero para ir más allá de la resistencia y abrir los caminos de la emancipación son también necesarios instrumentos de concienciación que ayuden a entender la naturaleza de la explotación a la que estamos sometidos y que permitan descubrir y trazar las vías para cambiar de raíz las reglas del juego, cambiar el sistema social.

Hemos aprendido de la historia del movimiento obrero que una organización de este tipo se caracteriza por atender a la formación de sus afiliados, estimular el debate y la reflexión, estudiar colectivamente, en la práctica, las formas de lucha, proponer iniciativas y acciones, extender las experiencias y las resistencias. Procedemos del hilo rojo del marxismo, una tradición política y cultural que aporta un instrumento teórico extremadamente valioso como método de interpretación de la realidad social. Pero sabemos que ésta se hace en el día a día, a partir del análisis crítico de la realidad y de los intentos de transformación social. Mientras el capitalismo ha entrado en una etapa senil, por más que se presente a sí mismo como la única posibilidad de organización social, nosotros afirmamos que las vías para su superación no están escritas y son diversas. Es por eso por lo que aprendemos de la realidad para transformarla. Es por eso por lo que estudiamos a todos los grandes revolucionarios y pensadores de nuestra tradición y nos inspiramos en su ejemplo, pero sin cerrarnos en ninguna clase de dogmatismo ni esquema preconcebido. Es por eso por lo que buscamos nuevas vías, sin miedo a encontrar nuevos caminos, sin encerrarnos en la lectura de ningún manual ni catecismo, escuchando y considerando todas las voces críticas y evaluando todas las propuestas en el ámbito de la práctica social, con la única finalidad de hacer posible acabar con la explotación de la persona por la persona.

En el siglo XXI, una organización para la transformación social ha de ser altamente participativa y ha de estimular la creatividad y la iniciativa de sus afiliados. No resultan ya útiles las estructuras piramidales en las que no es posible elaborar propuestas sin la aprobación y el control de la dirección, en que muy pocas personas concentran la información y el poder de decisión, en que se separa la praxis cotidiana del proyecto final que se proclama. No hay más que mirar a nuestro alrededor para observar cómo el sistema ha aprendido a neutralizar las viejas organizaciones. Hoy es necesario el uso intensivo de la inteligencia colectiva organizada y potenciada en todas sus capacidades. Éste es el verdadero tesoro de los de abajo: que somos la inmensa mayoría. Pero para que este tesoro pueda hacerse valer, es necesario trabajar en red, activar tejidos orgánicos que tengan al mismo tiempo autonomía y coordinación.

Desde nuestra organización hemos ido construyendo un tejido que hoy está presente a lo largo y ancho de Cataluña en espacios muy diversos. Hemos alcanzado un desarrollo interno que nos ha permitido intervenir, proponer, ayudar a impulsar la transformación y definir un proyecto político de cambio. Ahora bien, aún tenemos una estructura territorial muy débil, pocas organizaciones locales y en los centros de trabajo. Necesitamos dar un salto cualitativo, sin renunciar a nuestro estilo de trabajo.

A partir de ahora conformamos una única organización, federada en el Estado español con Socialismo 21 y con voluntad de incorporar nuevos colectivos, cuadros y activistas de la tradición emancipadora marxista.

Puede parecer complejo que nos propongamos construir al mismo tiempo un nuevo tejido social en los territorios de Cataluña y una propuesta política de Frente Cívico que, articulado en torno a un programa mínimo, genere un movimiento sociopolítico que haga frente a la ofensiva neoliberal, así como un sujeto revolucionario que, aspirando a transformar la sociedad en una dirección socialista, impulse la generación de una conciencia que se proponga superar el actual sistema y cree un tejido orgánico capaz de desarrollar una propuesta política que haga viable el cambio. Pero en realidad son partes de un mismo proceso, que hemos de saber desarrollar simultáneamente. XSUC-S21 sólo podrá ser útil si se proyecta en el seno de nuestra sociedad impulsando, además de la reflexión, propuestas concretas de intervención, en los movimientos sociales en general y en el movimiento obrero en particular.

Además debemos intervenir en el plano institucional, reforzando las opciones electorales más favorables para los trabajadores. Hoy, el marco de EUiA-ICV es el punto de referencia institucional de un sector muy importante de trabajadores y activistas. Hay que mantener la posición en este ámbito de la realidad política, sin perder autonomía ni renunciar a expresar todas las criticas necesarias, pero manteniendo este espacio como un ámbito de trabajo y acción, y saber emplear a fondo las facilidades y complicidades institucionales que podemos encontrar en su seno.

Sólo podrá el nuevo sujeto revolucionario pasar de pretender serlo a serlo de verdad, si al mismo tiempo construimos un tejido social de oposición al sistema actual que incorpore y dé vida a las grandes mayorías. Es en ellas donde nos reforzaremos hasta hacernos invencibles por el sistema que ahora nos ahoga, persigue y amenaza.

La XSUC-S21 ha de tener presencia en los centros de trabajo y ha de poseer, además, núcleos sectoriales de actividad. Pero sin arraigar en el territorio no podremos convertirnos en una fuerza crítica que sea suficiente para impulsar la sociedad en una nueva dinámica que permita, más pronto que tarde, crear otra hegemonía. Por lo tanto, independientemente de las iniciativas que desarrollamos para consolidar los espacios centrales de la organización, tales como comunicación, iniciativa política y organización, los espacios sectoriales de movimiento obrero, movimientos sociales y solidaridad, es necesario que cada asamblea territorial haga un plan de trabajo concreto y gradual para dotarse de un campo de trabajo donde vaya en esta dirección de apoderamiento y socialización ciudadana.

Finalmente, hay que recordar que la propuesta socialista siempre supone una perspectiva internacionalista que permita articular la resistencia general al sistema desde nuestro espacio concreto. Hay, por lo tanto, que impulsar una cultura internacionalista y de paz, promoviendo una visión antiimperialista que incluya el movimiento por la paz, fortaleciendo los organismos de solidaridad con Latinoamérica y reforzando la relación transversal con los movimientos políticos y sociales europeos de cariz anti-neoliberal. Hay que impulsar, por lo tanto, un Espacio de Solidaridad en nuestra organización.

Para asumir las tareas propuestas necesitamos un funcionamiento más regular, estructurado y organizado. Para hacer frente a los retos que se nos vienen encima, hay que adaptar XSUC-S21 mediante algunas reformas organizativas que nos permitan cubrir satisfactoriamente estas tareas a partir de la experiencia de los últimos meses de trabajo del la Comité de enlace. Proponemos adoptar en esta Asamblea de confluencia las siguientes medidas:

  • Constituir a todos los niveles en el ámbito de Cataluña una única organización bajo la denominación “XSUC-S21”. La organización mantendrá la publicación de FARGA en Cataluña y la pagina web XSUC.CAT vinculada al Estatal de S21.
  • Incorporar XSUC-S21 al Comité Permanente Estatal de Socialismo21.
  • Asumir el programa de XSUC-S21 como un elemento de compromiso e identidad colectiva de toda la afiliación.
  • Constituir los organismos de la nueva organización con las personas más adecuadas, por su capacidad y disponibilidad, de las dos organizaciones anteriores.
  • XSUC-S21 contribuirá financieramente al sostenimiento estatal de Socialismo21, proporcionalmente a su peso organizativo.
  • Dotarnos de un modelo orgánico articulado en Asamblea de activistas, Consejo y Junta. Esta estructura se dotará, para el trabajo cotidiano, de asambleas territoriales, comisiones y sectoriales.

Pasamos en seguida a examinar las funciones y propósito de cada elemento de la estructura:

La Asamblea de activistas comprende el conjunto de los afiliados y expresa su soberanía para abordar toda cuestión relevante y toda decisión estratégica de la organización. En ella se debate la situación política y se establece la estrategia y las líneas generales de trabajo. Vista la experiencia, proponemos celebrarlas normalmente de forma más espaciada en el tiempo que lo que era costumbre en la anterior XSUC y acercar su frecuencia a la habitual en Socialismo21, es decir, con periodicidad anual. El método de trabajo ha de dar prioridad al consenso por encima del recurso a las votaciones mecánicas, garantizar el respeto al disenso y la pluralidad, pero también la operatividad y la cristalización de acuerdos que orienten un trabajo práctico en el marco de la realidad social en la que estamos inmersos. La Asamblea escogerá los miembros permanentes de la Junta, que serán responsables delante de la misma de la ejecución de sus acuerdos.

El Consejo de activistas está compuesto por los coordinadores de las comisiones y sectoriales, los responsables territoriales y los miembros de la Junta. El Consejo tendrá una frecuencia ordinaria bimestral. Sus sesiones estarán abiertas a la participación de todos los activistas siempre que sea técnicamente posible. Se levantará acta pública de sus acuerdos. Tal como hemos ido haciendo hasta ahora, cuando una persona no pueda asistir, hay que asegurar la participación de otro miembro de su comisión. Si hay un tema particular que tratar, deben asistir los cuadros más implicados, tanto en la Junta como en el Consejo. En caso de que una persona abandone su responsabilidad por el motivo que sea (enfermedad, agotamiento, imposibilidad laboral, etc.), la Junta cooptará otra persona para cubrir aquella responsabilidad hasta la siguiente Asamblea.

La Junta, escogida en la Asamblea, se reunirá cada semana de manera ordinaria. Estas sesiones estarán abiertas a todos los miembros del Consejo. Se levantará acta pública de sus acuerdos. Proponemos conformar inicialmente la Junta con las siguientes personas: Xavier Bernat, Miguel Candel, Rosa Cañadell, Empar Cogollos, Carme Conill, Eva Duran, Albert Escofet, Ivan Escofet, Ramon Franquesa, Anna Gabarró, Ernesto Gómez de la Hera, Pedro Jiménez, Eduardo Luque y Diosdado Toledano.

Las asambleas territoriales agruparán de manera regular a los afiliados de un territorio. Se constituirán en el ámbito geográfico que los afiliados consideren más útil para su intervención cotidiana (barrio, ciudad o comarca). Tendrán como tarea llevar al territorio el desarrollo de nuestro proyecto. Para cumplir estas tareas conformarán los equipos de trabajo que les permitan continuidad y coordinación. Desde Organización hay que establecer progresivamente un censo de responsables territoriales y comisiones permanentes de las asambleas territoriales.

Las comisiones asegurarán, en el marco de un trabajo colectivo, el desarrollo del trabajo en las siguientes áreas como mínimo: comunicación (Farga, web, comunicación 2.0, propaganda, relación con medios de comunicación), iniciativa cultural (impulso político del Ateneo), formación (cursos, conferencias y material de apoyo argumental), movimientos sociales (impulso y apoyo de los movimientos y sus iniciativas), mundo del trabajo (análisis, impulso y apoyo frente el conflicto laboral), organización y finanzas (administración de los recursos económicos y actualización de censos), solidaridad internacional (impulsar la coordinación con los movimientos emancipadores de todo el mundo y, muy en particular, de Europa y América Latina) y relaciones políticas (relaciones con otras fuerzas e impulso del proceso de confluencia del socialismo revolucionario).

Las sectoriales aseguran la coordinación de los activistas implicados en frentes de lucha homogéneos, para elaborar propuestas a partir del intercambio de información, así como ayudar al impulso de las respectivas luchas sectoriales. Se plantea actualmente la conformación de las siguientes áreas, como mínimo: educación, salud, personas mayores, universidad, solidaridad y jóvenes.

Acabamos con algunas reflexiones más concretas:

Esta Asamblea no cierra la posibilidad de incorporar otras organizaciones, colectivos y personas a un proceso que, como la dinámica política, está muy lejos de haberse cerrado. Con la proyección de nuestra imagen pública hay que ser cuidadosos para no caer ningún comportamiento de exclusión ni de soberbia.

Por lo que respecta a la cuestión financiera, necesitamos más recursos para ampliar nuestra actividad. Nuestras obligaciones financieras quedan ahora incrementadas por la contribución al proyecto estatal S21. Hay que regularizar las cuotas y hacer un esfuerzo para formalizar la afiliación, cosa que, además, tiene un sentido político y de compromiso. En el caso de parados, pensionistas y personas con dificultades económicas, debemos encontrar los mecanismos de contribución no financiera que les permitan sentirse plenamente implicados en el proyecto. Por otro lado, hay que buscar nuevas formas creativas de financiación de nuestra actividad. Hay que buscar formas de colaboración externa, desarrollando actividades culturales que ayuden a nuestra financiación. En todo caso, debemos seguir con la idea de dirigir nuestros recursos a la actividad política y apoyarnos en el trabajo voluntario y no profesional de nuestros activistas en la medida de sus posibilidades, sea en forma de contribuciones en las reuniones en que participen, sea a través de una cuenta bancaria.

Tenemos pendiente desarrollar un plan de formación y captación que permita mejorar la capacidad de análisis y argumentación de nuestros cuadros y acercarnos a sectores que nunca han trabajado políticamente, especialmente entre los jóvenes.

Hay que regularizar el proyecto del Ateneo Octubre, asegurando una dirección, implicando a más personas que colaboren y reforzando su programación. Esta experiencia ha de extenderse a aquellos territorios donde tengamos más incidencia, creando más ateneos.

Published by:

La Marca Malaya. Este reino huele a podrido

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martinez 

Uno de los hechos que más contundentemente manifiestan lo que es la “marca España” del PP y su Estado de café con leche en la Plaza Mayor -de Madrid, por supuesto- es el caso Malaya. Desde sus inicios con las mayorías absolutas de un mafioso autoritario llamado Jesús Gil, varias veces condenado y que llegó a la ciudad -ya en esos momentos con una gran población de aluvión- Marbella, a hacer negocios, especular con el ladrillo y de paso construirse un mini-estado a su medida.

Marbella que previamente a nivel local vivió una crisis de sus agrupaciones políticas locales, el desmembramiento de la izquierda y el centro-izquierda con un plan de urbanismo atascado y “tele-dirigido”, adobado todo ello con una mala gestión, lo que  facilitó el acceso en olor de multitudes de un personaje vergonzoso para cualquier persona medianamente normal y con algo de cultura, ya sea popular o política. Marbella, votó en varias ocasiones a Gil e incluso a su ridículo sucesor por amplias mayorías absolutas. El GIL de hecho no fue derrotado en las urnas sino por un juez justiciero, atípico y valiente que instruyó el sumario e inició el caso Malaya. Eso es la marca España.

Pero hay más. La marca España también nos deja una sentencia para este caso conocido como Malaya, que demuestra que la justicia española y la practicada en Sicilia, Regio Calabria, Zelaya o Ciudad Juarez bajo las metralletas de la mafia o el narcotráfico, están al mismo nivel. A personajes como Roca o Julian Muñoz les ha salido muy barato delinquir. Aunque no solo a ellos, sino a su corte de los milagros, constituida por constructores afines y ex-concejalas cómplices. Daba rabia y vergüenza ver salir de los juzgados a un tipo conocido como Sandokan celebrando su triunfo.

El condenado Roca, feliz y su mujer con una sonrisa de oreja a oreja pues su marido no estará ya más de tres años en la cárcel y luego a disfrutar de lo ocultado bajo las losetas y en los paraísos fiscales, que para eso están. Las multas, esas no las pagarán pues son insolventes y lo que les queda “legalmente” no da para nada.

Ese es el panorama de la cutre burbuja inmobiliaria, que ha dejado en el Reino de España un montón de especuladores chulos, incultos y cutres enriquecidos y millones de parados y paradas así como los mismos bancos y cajas de ahorros que les prestaron un dinero que seguramente también pagó extorsiones a políticos y políticas con un gran agujero que ahora los ciudadanos y ciudadanas burlados por una sentencia injusta, miedosa y parcial, pagando la quiebra bancaria y con la deuda de impresentables, ladrilleros y bancarios sin escrúpulos convertida en deuda pública. Pegándola a base de recortes, despidos y pensionazos varios.

No quiero olvidar que Marbella está en Andalucía. A todos los efectos, lo recuerdo.

Este reino de la corrupción esta podrido. Huele mal y el régimen del 78 que no fue capaz de depurar a la Justicia -como carrera- franquista, está igualmente putrefacto. Nada en este sistema es capaz de regenerarse. Pero la corrupción también es capaz de manchar al pueblo. Engañarlo, darle migajas y hacerlo feliz con un puñado de higos. No me meto con la gente, como escape a la incapacidad manifiesta de las izquierdas y los sindicatos, así como los movimientos sociales a conectar con ella, sino porqué un pueblo al que le quitan las becas de sus hijos, le suben la tarifa eléctrica de forma abusiva y ladrona, paga la gasolina más cara de su historia, le roban sus pensiones y no ha reaccionado ya con contundencia, perdonen ustedes pero algo de responsabilidad tiene.

Franco hizo una guerra civil lenta y de exterminio. Practicó una cruel limpieza étnica y dejó el miedo metido en el cuerpo para generaciones. Esto que digo, ni es mentira, ni es una tontería. La derecha heredera de Franco, toda ella, sea política o económica, lo sabe y por eso aquí siguen habiendo muertos en las cunetas y varios gobiernos socialistas no tuvieron el valor, ni la vergüenza para destruir el mausoleo de Franco en el valle de Cuelgamuros. Franco cambió sociológicamente al pueblo y ahora hemos de reaccionar y rebelarnos ya de una vez. En la transición casi lo conseguimos, pero nos frenaron nuestros dirigentes y encima los militares de Franco dieron un golpe de estado de advertencia. Golpe de estado, por cierto, tampoco nunca clarificado.

De esos polvos, estos lodos. Ladrillazos, corrupción, favoritismos judiciales y gubernamentales para la familia real y el partido de la derecha. Esa es la marca España.

Por eso hemos de reaccionar. Hemos de construir el sujeto político amplio, popular y social, profundamente social que nos libere de la oligarquía rentista y cutre que nos domina. Los banqueros que hace más de cien años que nos atracan y los herederos de Franco.

No apostar ahora por frentes sociales para la resistencia y la regeneración. Amplios, convergentes y con un programa que acabe con la reforma laboral, la reforma financiera, la justicia corporativa y conquiste la democracia, la banca pública, defienda y extienda lo público y el sector público, haga una reforma fiscal progresiva y proponga una nueva ley electoral, el derecho a decidir y una nueva Constitución, es un suicidio colectivo. Muchas y muchos, no estamos dispuestos a suicidarnos. Algunos y espero cada vez más incluso propugnamos el tránsito hacía el socialismo en una nueva sociedad más justa, verde y defensora de la madre tierra.

 

 

Published by:

¿Dónde se encuentra el pueblo soberano?

images«…No son las votaciones, el procedimiento, tal como sostiene el procedimentalismo Político, lo que garantiza la existencia y poder de la Democracia. Y para muestra basta el botón de la actual realidad en España»

Exposición de Joan Tafalla en el Campamento Dignidad de Mérida
                       
Buenos días a todas y todos,

Agradezco a los organizadores del Campamento Dignidad la oportunidad de dirigirme a vosotros. Espero que mi intento de trasladaros algunas de las reflexiones que hemos hecho en nuestro librillo escrito al alimón con mi amigo y sin embargo camarada, Joaquin Miras, os sean de alguna utilidad, en vuestra lucha y en vuestra reflexión. Hablaré en plural por estoy presentando las líneas generales de un modesto material de debate interno que, de ninguna manera aspiraba a ser libro. Bueno, yo le llamo “librillo”. Como ambos somos trabajadores de la enseñanza, ya se sabe: cada maestrillo…2.

Desmontando dos críticas “contundentes”.

Os adelanto que el librillo ha recibido dos críticas supuestamente contundentes.

La primera, es el silencio. Ese silencio puede tener motivos diversos y variopintos: el principal es que desde hace unos cuantos años somos dos extraterrestres en el mundo de la izquierda. Dicho menos simpáticamente: somos marginales, lo que decimos no interesa, o bien no se comprende.

A este silencio quizás haya contribuido el mismo título que promete una crítica tan dura a la izquierda institucional que se considera mejor ni leer ni hablar de ello. Sobretodo en unos momentos en que esa maquinita de la ilusión que son las encuestas electorales permiten creer que IU y el resto de la izquierda plural pueden crecer y ponerse en condiciones de tocar poder por activa como ya lo hacen en Andalucía o por pasiva como aquí en Extremadura.

Mejor dejar, para más adelante en esta misma intervención, la reflexión sobre qué cosa es el poder y que cosa, muy diferente, es el gobierno.

La segunda crítica sedicentemente “contundente” proviene de quien dice haber leído el librito y afirma estar de acuerdo con él pero considera que el libro no contesta de ninguna manera a la pregunta clave de todos los tiempos: “¿Qué hacer?”.

Ya sabéis: esa pregunta angustiosa que se hiciera Chernichevsky en 1863: “¿Qué hacer?”. Esa pregunta que obsesionó a Lenin durante toda su vida. Más allá de la respuesta concreta que diera en su librito de 1902 a los problemas de organización de la socialdemocracia rusa, podemos decir que esta pregunta le persiguió a Lenin durante toda su carrera hasta sus últimos escritos de marzo de 1924.

¿Qué hacer? Siempre es una pregunta angustiosa que aparece ante nosotros bajo un aspecto angustiosamente urgente. En nuestra cultura parece imprescindible responder decidida e inmediatamente. Vamos, sin dudarlo ni un instante, como sin pensarlo.

Pero, queridos y pacientes amigos, las cosas nunca son fáciles, y las respuestas a esa pregunta, tampoco.

Ai ahora yo me presentase ante vosotros cual Moisés que hubiera subido al monte Sinaí del marxismo, y desde esta sillita o desde un púlpito, os enseñase unas tablas (o un librillo) y anunciase que tengo la respuesta a esa pregunta escrita en estos papeles que me sirven de guión, tendríais el derecho y yo diría más, la obligación de desalojarme a empujones, o, contando con vuestra indulgencia, también podríais darme unas palmaditas en el hombre y decirme:

Mi intención es solo trasladaros mi experiencia. Empecé a militar hace 43 años y he hecho, como decimos en Catalunya, “tots els papers de l’auca”. He vivido luchas, algunas victorias y numerosas derrotas. Sobre esta experiencia he intentado reflexionar individualmente, a veces ayudado por Joaquin Miras y también gracias al colectivo que se autodenomina Espai Marx. Modestamente, creo que alguna de estas reflexiones os pueden interesar, aunque no siempre, vayáis a estar de acuerdo con ellas.

De acuerdo pero… ¿Qué hacer?

Volviendo a la dichosa pregunta, cuando queremos darle una respuesta no se puede ceder a la precipitación y al pragmatismo. Repetir una y otra vez los mismos errores no ayuda mucho. Y ello por dos razones:

  • La primera razón consiste en que la respuesta a Lenin en 1902, se piense lo que se piense de ella, venía precedida de una tarea de análisis dura y rigurosa. El no creía que se pudiera contestar a la pregunta de cualquier manera, digamos “ a la que salta” y sin haber realizado un análisis estratégico que por su parte, el había hecho en su obra anterior “El desarrollo del capitalismo en Rusia”. Quienes nos dicen menos reflexionar y más actuar no podrán aducir torticeramente, el argumento de autoridad.
  • En segundo lugar por que Lenin, contestando a la famosa pregunta en 1902 (insisto: se piense lo que se piense de ella) no dio una respuesta pragmática, digamos de navegación de cabotaje, si no más bien estratégica. El qué hacer de Lenin de 1902 representaba el inicio de un largo camino. Un camino que debía abrirse a medida que se recorría, un camino para el que no hubo ningún atajo. Dejadme hacer un ejercicio ucrónico: si no hubiera pasado la primera guerra mundial, podemos pensar que ese canino hubiera durado bastantes más de los quince años que van desde 1902 a 1917.

Por mi parte, hace algunos años que vengo pensando que en nuestra situación concreta, ahora y aquí tiene poco que ver con la situación a la que se enfrentaban los socialdemócratas rusos hace 111 años, cuando respondieron a la pregunta ¿qué hacer?

Tras la experiencia de todo el siglo XX, tanto en lo nacional como en lo internacional, me parece imperativo añadir a esa pregunta otras dos que se me antojan tanto o más importantes:

  • ¿Cómo hacerlo?
  • Y, pensándolo bien, ¿qué no hacer?

Creo que nuestra situación se parece mucho más a del Lenin de 1922-1923, que a la del Lenin de 1902. A la hora de establecer analogías o de encontrar lecturas de referencia prefiero los escritos de ese Lenin maduro, experimentado, que los de 1902.

Esos escritos nos presentan a un hombre angustiado por la transformación incontrolada de la revolución en algo que se le escapaba de las manos. Un Lenin que, a través de la NEP, solicitaba a la historia, un tiempo de prórroga para empezar como dice textualmente, de nuevo. Esa prórroga que la historia, implacable, no concedió debía permitir que la revolución cultural se abriese paso. Una revolución cultural sin la cual no es posible construir una nueva sociedad, un nuevo estado, un nuevo ethos que definan una etapa diferente, que sirvan a la superación del capitalismo.

Nuestro librillo, parte de la base de que se debe empezar de nuevo en la mayoría de los aspectos y también de la idea de que es precisa una profunda revolución cultural en la izquierda y, que, en sus diversas expresiones, va con un gran retraso respecto a la revolución cultural que se está produciendo en el conjunto de lo que denominamos en expresión clásica, el pueblo trabajador.

Espero demostrar que la crítica según la cual en el libro no respondemos a la pregunta ¿qué hacer? No es cierta. Al hilo de un brevísimo resumen de los contenidos del libro, mi intervención de hoy tratará de glosar brevemente algunos de los conceptos teóricos que se encuentran en el trasfondo de nuestra propuesta. Mi idea es, se comparta o no el análisis y las propuestas del librillo, ayudar a debatir en torno a algunos de esos conceptos.

El cruce de tres crisis produce impaciencias.

En la situación española se entrecruzan tres crisis: la así llamada crisis económica, así llamada crisis ecológica y la así llamada crisis del régimen de 1978.

Este entrecruzamiento de crisis está comportando, la necesidad de acelerar las tareas de procesos de constitución de nuevas fuerzas políticas o de reacomodación de viejas fuerzas políticas a la nueva situación. En los últimos tiempos solemos leer apocalípticos análisis que predicen la cercanía de una crisis y caída del régimen actual y la proximidad de la tercera república en el conjunto de España ( si hablamos de la izquierda de ámbito español) o de la independencia de Catalunya o de Euzkadi, o de cualquier otra región o nacionalidad si nos referimos al archipiélago de las izquierdas soberanistas o independentistas).

Suenan las trompetas del sitio de Jericó y todos los capitanes, coroneles, generales y algún que otro mariscal se aprestan al asalto final y a la ocupación de sus nuevas responsabilidades en el nuevo o en los nuevos estados a crear. Lástima que tras esos trompetazos resaltados en negrita o prodigando un léxico más o menos sonoro, pero sobretodo críptico y apocalíptico se haga un triple salto mortal y se vaya a aterrizar, sin red, en los programas electorales o se proclamen procesos constituyentes de estado, de nación o de clase o de multitud y, se aterrice más o menos bruscamente en procesos de organización o reorganización, alianza o coalición entre fuerzas políticas electorales. Procesos legítimos, naturalmente, pero aceptémoslo, bien alejados de los apocalípticos análisis predictores de crisis de régimen y de inminentes terceras repúblicas.

¿Cómo analizamos, por nuestra parte la situación actual?

Por un lado, la así llamada crisis económica nos parece que corresponde a una nueva fase de acumulación de capital mediante la expropiación del conjunto del pueblo trabajador. Es una forma de no verla como un fenómeno natural ineluctable e inevitable. Tratamos de ver la economía como producto del hombre, no como algo ajeno a él, algo que cual Dios omnipotente determina su cultura, su modo de vida y su conciencia. No somos de ninguna manera partidarios de esa reducción anti marxiana de los criterios enunciados por Marx en su prólogo de 1857 a la crítica de la economía política.

Las privatizaciones, la precarización, las externalizaciones, la pérdida de soberanía se corresponden con una nueva fase de acumulación de capital. Una acumulación que enriquece a unos pocos y que empobrece o proletariza o incluso convierte en sub-proletarios a grandes mayorías. Tanto David Harvey como Peter Linnebaugh han comparado ese inmenso robo, esa expropiación con los cercamientos de campos y con la destrucción de los bienes y de los usos comunes de la tierra, con el fin de privatizarlos que se hicieron durante los siglos XVI, XVII y XVIII en la Inglaterra. Un proceso que Marx describió detenidamente en el capítulo de su libro El Capital dedicado al gran secreto de la acumulación primitiva de capital3.

Sólo que ahora de trata de un fenómeno inconmensurablemente mayor. La población concernida por esos fenómenos es muchísimo mayor, los países afectados son casi todos los del planeta.

Durante el siglo XX, bajo el impulso de la revolución de Octubre, bajo el impulso de las grandes luchas del movimiento obrero y bajo el impulso de los grandes movimientos de liberación nacional que destruyeron inmensos imperios coloniales y dieron la libertad a muchísimos pueblos, indujeron a pensar que se le había puesto brida al caballo desbocado del capitalismo. El pacto social de 1945 produjo los treinta años de oro de los que nos habla Hobsbawm.Como afirma Joseph Fontana, el capitalismo había encontrado una contraparte, y, como el miedo guarda la viña, en la parte Europea del mundo se propiciaron cambios.

Tras la implosión de las formaciones sociales del llamado “socialismo real”, el capitalismo ha dejado de tener miedo, ya no existe ningún poder real que se le oponga y el caballo del egoísmo, de la ambición de riqueza, de la explotación, de la alineación y de la opresión corre desbocado, nadie tira de sus bridas sueltas, tratando de frenar o controlar sus instintos salvajes.

El keynesianismo ya no es posible. Quien no toma en cuenta esta realidad, quien mantiene la ilusión en la vuelta a la “belle époque”, a los años de oro que van de 1945 a 1985, o a su remedo durante la burbuja inmobiliaria sueña, aunque parezca estar despierto.

Y el sueño está permitido para el hombre particular, pero le está prohibido al ciudadano (polytés o político). Es decir a quien quiere vivir libre, sin ser dominado. Con contundencia, en nuestro librillo afirmamos que toda propuesta política que no se atenga a esa realidad es una propuesta demagógica. Quizás esa contundencia duela a algunos compañeros y amigos.

En Europa la destrucción de la URSS (dejo de lado, naturalmente el análisis rigurosamente crítico de la experiencia del así llamado socialismo real, no hay aquí ni tiempo ni espacio) y el retroceso del ejército rojo ( que por otra parte ha dejado de serlo) desde el Elba a las fronteras de la Federación rusa, sumado a esa operación de reparto imperialista del territorio de la vieja Europa que es la creación de la Unión europea, ha abierto una nueva situación geopolítica. Alemania, tras la anexión de la RDA, ejerce un rol hegemónico, casi sin discusión, sobre el conjunto de los pueblos europeos.

Los viejos sueños de los creados de una ciencia llamada geopolítica se han cumplido con creces. El espacio vital (lebensraum) al que aspiraba el imperialismo alemán y cuya conquista desencadenó la segunda guerra mundial ha sido conquistado, no con la ayuda de la werhmacht, si no mediante la política y la economía. Con creces.

Hoy no existe soberanía nacional en Europa si no se sale de la órbita del imperialismo alemán. Los defensores de la unidad de la España eterna y los defensores de la independencia de Euskadi o de Catalunya se mienten ellos mismos o simplemente mienten conscientemente cuando olvidan este hecho esencial.

Lo que hoy se necesita es la más coherente unión libre de los pueblos de España o quizás mejor de la península ibérica, para liberarse conjuntamente del imperialismo alemán.

Un epifenómeno de esa dominación imperial global es la ausencia de soberanía monetaria y financiera. Salir del euro es condición necesaria para hacer una política económica favorable para el pueblo trabajador. Naturalmente que no es condición suficiente, pero no por ello es menos necesaria.

Quien afirme en un programa electoral que es posible hacer políticas keynesianas (que ya he dicho que son imposibles en la actual correlación de fuerzas geopolíticas mundiales) sin tener, por lo menos, soberanía monetaria es o un ingenuo o un demagogo.

Un epifenómeno de toda esta situación es la situación sindical. La cooptación del movimiento obrero organizado está más que culminada en nuestro país. Sin la colaboración, por activa o por pasiva, de las centrales sindicales mayoritarias, una parte importante del cronograma expropiador de la actual fase del capitalismo no sería posible, o por lo menos no lograría victoria tras victoria sin la menor resistencia.

La culminación de la mundialización del capitalismo somete a la clase obrera a un proceso de subasta a la baja del salario y de las condiciones de vida y de trabajo.

Lo peor del colaboracionismo sindical con el régimen de dominación imperial no son sus consecuencias en lo económico y en lo social. Lo peor de todo ello es la derrota cultural sin precedentes.

La liquidación cotidiana, en el puesto de trabajo, en el corazón de las relaciones sociales y de la lucha de clases, de la autonomía de las clases subalternas. Derrota cotidiana y permanente de la conciencia de clase aplastada por maquinarias burocráticas productoras al por mayor de los valores de resignación y de sumisión.

No extraemos de eso ningún discurso antisindical. Si una crítica radical y sin contemplaciones del sindicalismo verticalista del régimen de 1978. Incomprensible, nos parece, que algunos augures de la crisis “irremisible” de este régimen, no consideren entre sus tareas esenciales, el relanzamiento del sindicalismo de clase.

Esas derrota viene en nuestro país a sumarse a la derrota y genocidio físico y cultural de la guerra de 1936-39 y a la derrota del pujante movimiento obrero de los años sesenta-setenta perpetrada mediante los pactos de la Moncloa y con la sucesiva liquidación de la democracia interna en el interior del sindicato y en general de la democracia obrera.

Las centrales sindicales mayoritarias han sido, son y seguirán siendo la mayor maquinaria de liquidación de la autonomía de clase que haya existido en nuestro país. Las centrales sindicales mayoritarias son parte integrante de un régimen del que se predice una crisis ineluctable. Sorprende que apocalípticos análisis sobre la crisis del régimen del 78, no vengan nunca acompañados de ninguna indicación de tareas al respecto.

Ninguna fuerza consistente ha reflexionado sobre el rol de la Nueva División Internacional del Trabajo inaugurada tras la crisis de 1973-74, en todo ello y sobre las dificultades de la reconstrucción del sindicalismo de clase en ese contexto. En nuestro librillo argumentamos toda esa situación y hemos resumido esta situación con la conocida expresión: los quieren no pueden y los que pueden ( cada vez pueden menos) no quieren de ninguna de las maneras.

Si no somos nadie para decir ¿qué hacer? (eso es tarea colectiva. Pero si que somos quien puede decir alto y claro “qué no hacer”. Si que tenemos la autoridad que nos proporciona la experiencia y el estudio para dar indicaciones de “como hacer las cosas”. El librillo aunque algunos no las sepan encontrar, está lleno de indicaciones en ese sentido. No hay más sordo que quien no quiere oir.

La crisis de civilización.

Hablemos ahora brevemente de la crisis de civilización. Se trata de una crisis de cultura. Cultura entendida, naturalmente como forma de vida, como vida cotidiana, como ethos. Las bases sociales de la cultura europea occidental fraguada durante los treinta años dorados basada en las conquistas sociales de los pacto social de 1945 (salarios relativamente altos, urbanización, industria, altas tasas de empleo, seguridad social, sanidad y enseñanza pública, alto nivel de consumo, petróleo barato y abundante) han desaparecido para no volver.

Pier Paolo Pasolini, ampliando de manera genial los análisis culturales de Gramsci, anunció premonitoriamente en los años sesenta y primeros setenta del siglo pasado cómo la destrucción de las culturas campesinas autónomas, a la urbanización salvaje y los avances de la homogeneización cultural, unidos al tremendo rol destructor de la autonomía cultural de los medios de comunicación estaban socavando las bases sobre las que se fundamentaba la posibilidad de resistir el imaginario capitalista. Para Pasolini, con esa mutación antropológica se destruían las condiciones de posibilidad de la transformación social.

Cada vez era más difícil que las grandes mayorías contasen con la capacidad de imaginar un mundo diferente, con el sentimiento la necesidad y con la certeza de ese mundo diferente fuera posible. El último Luckacs analizó de manera penetrante y clarividente también sobre las consecuencias de estos cambios.

La cultura, entendida como modo de vida, era el concepto central de estos análisis, que escandalizaron y provocaron no solo a la derecha, como era de desear, si no también a la izquierda.

La izquierda, en general, respondió a esos análisis con el homenaje hipócrita y con el silencio.

En los setenta, otro gran olvidado de la izquierda actual, Enrico Berlinguer advirtió de la necesidad de crear una nueva cultura de la austeridad, propuesta que no fue comprendida por la mayoría de la izquierda y que, fue usada y recuperada por el neoliberalismo.

En la actualidad a esa larga crisis civilizatoria y cultural se le unen nuevos motivos de urgencia: la crisis ecológica y el peak oil. A la falta de capacidad del planeta para soportar la universalización los niveles de consumo energético europeos o USA, se le une la certeza de la cercanía del peak oil. La civilización del petróleo, la más destructiva está en sus últimas fases.

El periodo del agotamiento varia según los pronósticos entre 10 y 30 años. Algunos dirán:”¡ largo me lo fiáis!”. Pero nadie puede ocultarse que el escenario más probable es el de la película Mad Max pero a nivel planetario. Muchas de las guerras de los últimos años forman parte de este escenario. O sea que, Mad Max ya está aquí, aunque aún no haya llegado al territorio de la vieja Europa.

Del análisis de esta crisis cultural aparece tarea central la necesidad de una profunda revolución cultural. Un cambio radical de forma de vida. Ya hemos antes como Lenin pedía una prórroga temporal para permitir que se desarrollase esa revolución cultural. El pensamiento de la izquierda en éste como en tantos temas nos parece francamente débil. Ni se investiga ni se actúa de acuerdo con estos nuevos parámetros de la realidad.

Así pues, lo que falta no son las condiciones objetivas, tenemos plétora o superávit de condiciones objetivas. Lo que falla, lo que no existe son las llamadas condiciones subjetivas.

La pregunta clave que deberíamos estar haciéndonos sería: por qué, a pesar de la barbarie de las medidas expropiatorias, por que, a pesar del paro, de la generalización de la pobreza, de la proletarización de grandes sectores de las clases medias, a pesar de la destrucción del futuro de las nuevas generaciones, las grandes masas aún no se levantan. ¿Por qué no se produce una revolución?

Se nos aduce la aparición del 15 M, las diversas mareas, los movilizaciones del SAT, la inmensa experiencia de la PAH, las corralas, el campamento Dignidad, las movilizaciones. Se afirma que no somos sensibles a estas realidades. La simple lectura de las páginas 29- 30 muestra como esa crítica no tiene nada de cierto.

Otra cosa es que magnifiquemos estas movilizaciones sociales hasta negarnos a ver que el demos, el pueblo no está aún por la labor.

La mayoría se refugia aún en la idea de los malos tiempos pasaran, que es posible volver a aquella “belle époque” en que las condiciones económicas permitían un crecimiento que deparaba empleo de calidad y el aumento permanente de la expectativas de consumo, la posibilidad de que el hijo de obrero fuera la universidad y por tanto la posibilidad de un ascenso social, en que el Estado ( entendido en sentido estricto de sector público procuraba bienestar, salud y educación para todos. Volver a un pasado que se mitifica, del que se olvidan o se desconocen las condiciones de posibilidad.

La izquierda keynesiana ( aunque levante el puño y cante ritualmente la Internacional) es producto y expresión de esa cultura general y alimenta, con su pragmatismo y su falta de proyecto ese pensamiento nostálgico y utópico al mismo tiempo.

Ya tenemos pues un quehacer: La revolución cultural. Nos queda lo más difícil de definir: como hacerlo, donde hacerlo y, como decía al principio, sobretodo: qué no hacer.

Empecemos por eso: qué no hacer.

El cambio radical de cultura no puede, ni debe ser, y previsiblemente no será encabezado por especialistas de la política que realicen la habitual ingeniería social desde la instituciones especializadas de la administración de los estados, al margen y por encima de la sociedad. Una revolución cultural para ser tal requiere que sea la gente la que la realice desde su praxis habitual, en la vida cotidiana, con la creación de nuevas pautas de vivir, nuevos usos, nuevas costumbres de vida, sobrias, autónomas, auto construidas.

Se trata para decirlo con Gramsci de una reforma intelectual y moral, de la creación de un nuevo ethos, de las forma de vida que configura un nuevo orden social, un nuevo estado, entendido también en el sentido de gramsciano como un estado integral.

Pongamos un ejemplo de aroma gramsciano: la reforma protestante como cambio de vida de grandes masas que dio lugar a una nueva civilización ( alfabetización generalizada, surgimiento de un republicanismo popular y democrático ( la guerra campesina encabezada por Thomas Munzer en alemania, la revolución inglesa en el siglo XVII, la revolución americana y la revolución francesa en el siglo XVIII). Gramsci confrontaba esa tremenda revolución cultural con el Renacimiento italiano como fenómeno de élites que es integrado en la Contrarreforma y financiado por los Médicis, por el Dux de Venecia o por el Papa).

Ese es el sentido real de la expresión gramsciana “reforma intelectual y moral”. Ahí se encuentra la base del planteamiento de que una revolución debe conquistar la hegemonía cultural antes de conquistar el poder. El nuevo estado debe estar configurado ya en el hacer de las gentes, de los millones y millones que producen las revoluciones reales.

Pongamos otro ejemplo, éste más ligado a nuestra historia. La República no venció en las elecciones municipales del 14 de abril de 1931. La república empezó a ganar desde que, tras el golpe de Pavía, cuando las clases dominantes de este país trataron de exorcizar la aparición de una alternativa democrática, como fuera la 1ª república frente al liberalismo oligárquico, el régimen de la Restauración, basado en formas políticas caciquiles y clientelares de dominación y la cooptación de diversos sectores.

La república empezó a ganar en la medida que republicanos, socialistas y anarquistas, en la medida de obreros y campesinos mantuvieron una cultura de vida, que es la máxima forma de expresión de una cultura política, al margen de la cultura dominantes: sindicatos, cooperativas, ateneos, partidos, y más allá de ello: cooperación, ayuda mutua, luchas, experiencias masivas, lecturas en voz alta de libros y periódicos. El nuevo estado, el nuevo ethos la nueva cultura tardó un largo plazo en constituirse: hablamos de sesenta, setenta, ochenta años.

La revolución política que supuso la llegada de la segunda república, hecho de lo que los historiadores llaman la “corta duración” no se produce, no se puede producir sin esa larga acumulación de fuerzas, de potencia, de poder. Hablo de lo que los historiadores llaman “fenómenos de larga duración”.

Se trata de la creación y articulación un pensamiento cotidiano autónomo de las clases dominantes. Una acumulación de potencia cultural que es producto de la praxis y de la experiencia colectiva, muchas veces a través de procesos duros y violentos, como la semana trágica (1909), o la huelga general de 1917, o el bienio bolchevique ( 1919-1920) protagonizado por los jornaleros andaluces, o el trienio negro (1920-123) con el intento de la patronal catalana de aniquilar a la CNT mediante el asesinato y la ley de fugas.

Cuando hablamos de acumular fuerzas y de la paciencia no hablamos por supuesto de pasividad. No hablamos de esperar pasivamente a que pase el cadáver del sistema por delante de nuestras puertas. Hablamos de procesos formidables y masivos de creación de conciencia de clase, de constitución de clase en medio de duras y violentas luchas de clases.

Una acumulación de fuerzas que nadie puede decretar, planificar, controlar desde un centro. Una acumulación de fuerzas que se da o no al margen del voluntarismo de las vanguardias. Se trata de una creación de la voluntad, de la conciencia a partir del sentido común y de la experiencia que no puede ser de otra manera que a través de un periodo generalmente dilatado en el tiempo.

Estudiando la revolución francesa he encontrado este tipo de acumulación por un periodo de más de un siglo ( entre 1661 y 1789) en la obra de La rebellion française4.

¿La constitución del pueblo en soberano?

Debemos ahora distinguir entre proceso constituyente de un sujeto social autónomo, sea éste una clase o un pueblo-nación, con respecto de los procesos de constitución de una fuerza política y con respecto de los procesos constituyentes de los nuevos estados, producto de las revoluciones.

Desde el capítulo del manifiesto comunista de 1848 titulado “Burgueses y proletarios” hasta las indicaciones de A. Gramsci sobre la historia de las clases subalternas, al estudio de EP Thompson sobre la formación de la clase obrera inglesa, tenemos bastantes estudios sobre los procesos de constitución de clase.

Esos sujetos colectivos populares no dejan muchas huellas en los archivos. El pueblo, antes de la masiva alfabetización de mediados del siglo XX, no escribía mucho sobre él mismo. Muchas veces hay que buscar sus huellas en los atestados de los comisarios de policía, en los sumarios de los procesos judiciales, en las opiniones, normalmente adversas al pueblo de las élites sobre el populacho, sobre la multitud, sobre la masa.

Podemos distinguir diversas fases en estos procesos. Se empieza por procesos moleculares, muy localizados en el tiempo y en el espacio. Pongamos el campamento Dignidad o las corralas, las ocupaciones de un cortijo o la concentración ante una oficina bancaria.

Con el tiempo y la experiencia esos procesos pueden ser absorbidos por determinadas concesiones, ser reprimidos y desaparecer o bien pueden vertebrarse, federarse o confederarse hasta constituir las grandes organizaciones sindicales o políticas autónomas con respecto a las clases dominantes.

Estos procesos no son procesos lineales ni regulares en el tiempo. Sufren avances y retrocesos, atraviesan largos momentos de aparente pasividad al lado de periodos de tremendas aceleraciones. La clase, en sus inicios, atraviesa fases corporativas, de carácter defensivo, donde impera la disgregación por oficios, por territorios, por sectores, por experiencias. Se trata de una fase en que solo se trata de defenderse de las tremendas agresiones del capitalismo.

Estas luchas defensivas suelen venir aún supeditadas a la cultura dominante y por tanto en la mayoría de las ocasiones se carece de la conciencia autónoma. La clase en proceso embrionario de construcción es aún subalterna, dominada muchas veces por la ideología dominante. Articula su pensamiento a partir de las tradiciones seculares.

Pero la experiencia, el debate sobre las luchas y sus formas la van dotando de conciencia autónoma. Al modo de ver de los autores de éste librillo, la fase en la que nos encontramos en nuestro país en la situación concreta actual es ésta. No negamos que la fase actual contenga en potencia un desarrollo futuro pero creemos, quizás erróneamente, que aún no estamos en esa fase.

Equivocarse de fase, impacientarse, intentar sustituir la lenta pedagogía de la experiencia colectiva y de la lucha de clases, por las conclusiones elaboradas en otras épocas o desde laboratorios exteriores al propio proceso constituyente suele ser el pecado de impaciencia cometido por las vanguardias elitistas.

Sustituir a las masas por las minorías vanguardistas suele comportar llevar a los sectores avanzados de las mismas a derrotas cuyas consecuencias suelen ser terribles para el movimiento: paralización, desmoralización, desconfianza en las propias fuerzas, confirmación del reaccionario sentido común de que las cosas han sido siempre igual y no se pueden cambiar, fatalismo y resignación.

La constitución del proletariado en clase es un acto democrático. No es algo que una vanguardia pueda hacer en nombre del mismo. La velocidad del proceso viene dada no por la urgencias, impaciencias del protagonismo de éste o aquel dirigente o grupo de dirigentes.

La velocidad del proceso, las aceleraciones y frenazos vienen determinados por el desarrollo concreto de la lucha de clases y deben ser producto de la decisión democrática, acertada o no de las masas afectadas.

Dependiendo de esa dinámica compleja, muy compleja, la clase puede iniciar procesos de unificación a nivel de una determinada formación social. Estos procesos de unificación pueden tener resultados diversos.

Desde la burocratización la ausencia de democracia de clase, el sustituismo y la creación de una clase sindical o política que basándose en la delegación y la falta de autonomía del sujeto social acaba teniendo intereses propios y diferenciados.

Es la vía para la cooptación, la integración y de nuevo la sumisión. Numerosos ejemplos históricos de ello: desde el socialismo real hasta el PT del Brasil. Joaquin Miras ha desarrollado la ligazón que existe entre el proceso de constitución de clase y la democracia en diversos materiales y artículos.

Gramsci señaló que ese proceso hacia la autonomía y la unificación de la clase solo se culmina a través de la constitución de la clase en un nuevo estado. Naturalmente el concepto de estado usado por Gramsci es el de lo que él llama “estado integral” negando la separación que hace el liberalismo político entre estado y sociedad civil.

Para que la clase deje de ser subalterna y acabe siendo autónoma de verdad, debe crear un ethos, debe conquistar la hegemonía (que es combinación de consenso y coerción), debe destruir el estado actual y debe crear un nuevo estado. El resto de opciones supone a medio o largo plazo la integración y la cooptación.

Los procesos constituyentes de fuerzas políticas

Otra segundo nivel es el de los procesos constituyentes de fuerzas políticas. Las refundaciones, las coaliciones, los procesos que la actual coyuntura en que se cruzan las tres crisis (económica, de civilización y de régimen) se han acelerado enormemente.

La ebullición es absoluta, propuestas, manifiestos, frentes, procesos constituyentes, desde abajo, desde arriba, de lado, de perfil o de frente. Cargos políticos, asesores, politólogos, aspirantes, todo el mundo muestra músculo, se viste con sus mejores galas, se reparte el piel del oso, olvidando que antes habría que cazarlo.

El marxismo imperante en este mundo super- estructural es el camarote de los hermanos Marx.

Los autores de este librillo expresamos nuestra más amplia desconfianza ante esa tremenda agitación e impaciencia electoral. Consideramos que se trata de una de las vías a través de las que la crisis de régimen se resolverá, previsiblemente, en una remodelación del modo de dominación.

Ante la ausencia de potencia y de una voluntad organizada del pueblo nuestra previsión es que, de nuevo se cumplirá el enunciado de Lampedusa : “Es necesario que algunas cosas cambien para que nada cambie”.

De nuevo Gramsci nos facilita un instrumental precioso para comprender fenómenos como el que estamos contemplando. En los Cuadernos de la Cárcel dedicó mucha atención al análisis histórico pormenorizado de la que fue la revolución sin revolución que fue la unificación italiana durante el siglo XIX conocida en aquel país como Il Risorgimento.

En las paginas de los Cuadernos de cárcel dedicadas a esa reflexión globalizadora acuñó dos conceptos que nos parecen claves y que usamos en el librillo dándolos por conocidos: Revolución pasiva y transformismo. En las páginas 64 a 75 de nuestro librillo hemos esbozado el esquema de una interpretación de la historia de nuestro país usando el concepto de revolución pasiva bajo el título: “La experiencia española: tres revoluciones pasivas con un genocidio intercalado”.

El apartado del librillo donde usamos mayormente del concepto transformismo es el situado al final: “El duro dilema: entre el rudo trabajo de Sísifo o bailar al compás del tango Cambalache”. Creo que en intervención de hoy he dado numerosos ejemplos de lo que es el transformismo, y por tanto no es necesario que me extienda más.

El proceso constituyente de un nuevo estado precisa de la constitución de un pueblo soberano5

Cuando expresamos nuestra convicción de que se debe crear un Soberano, estamos planteando, desde luego, una convicciónnormativa, moral.

Nadie sino el Pueblo puede hablar en nombre del Pueblo. En este principio se basa la Democracia. Y el Pueblo, el Soberano, o existe como realidad organizada, deliberante y activa, o es un recurso literario para justificar opciones políticas particulares.

Pero además estamos tratando sobre la existencia –y sobre la imperiosa necesidad de crearlo, en caso de que no exista, de una Causa Eficiente, de una Fuerza que sea la Condición de Posibilidad, que tenga la capacidad de poner en obra y llevar a término los objetivos y proyectos políticos que el mismo Pueblo Soberano se proponga.

De un poder, esto es, de un Poder Hacer, que sea capaz de ejecutar lo que se plantee la Voluntad soberana. Hablamos de un poder real, de poder sustantivo que posibilita que quien desea un objetivo político, un fin, un proyecto, tiene, a la par de la Voluntad de desearlo, la fuerza para realizarlo.

Esa fuerza que de eficacia a la Voluntad del Pueblo solo puede proceder de la propia organización del Pueblo como agente activo para desarrollar su praxis y crear y controlar desde su vida cotidiana, la actividad que produce y reproduce la sociedad.

La Voluntad de Sujeto Soberano, deliberante, solo podrá realizarse si el mismo Sujeto se autoconstruye como Bloque organizado, como movimiento de masas objetivo, microorganizado, estable, capilar, que elabora e impone un cambio ya en la vida social con su presencia y actividad.

Es más sólo se construye y existe Voluntad Subjetiva colectiva, capacidad de desear fines nuevos, en la medida en que se construye, y si existe, un movimiento democrático articulado, objetivo, de cuya experiencia se concluya para todo el mundo el interés de opinar, la importancia de organizarse para deliberar y actuar, el interés de imaginar proyectos que orienten la propia praxis, de imaginar proyectos que sin esa experiencia de praxis que los hace verosímiles como expectativa, y posibles como realidad en potencia, no son de recibo, y con razón, para el sentido común de cualquier persona sensata.

Solo un poder sustantivo sobre la sociedad puede fundamentar sustantivamente una Democracia. A su vez, una democracia sustantiva, posibilita, entre otras actividades políticas y una vez se ha alcanzado un grado muy grande de poder sobre la realidad social, por un lado, la votación de las leyes por parte del Soberano, previa deliberación colectiva, y por otra, la elección de agentes mandatados para aplicarlas; elección que no tiene que ser forzosamente, exclusivamente, mediante votación también, sino que puede ser por sorteo, como en la antigüedad clásica, o como en la elección de magistrados para tribunales jurados y para mesas electorales, en el presente.

Pero no son las votaciones, el procedimiento, tal como sostiene el procedimentalismo Político, lo que garantiza la existencia y poder de la Democracia. Y para muestra a contrario, nos basta el botón de la actual realidad.

Es el poder sustantivo del Soberano organizado sobre la realidad el que impone y el que puede garantizar la Democracia y la eficacia de las votaciones, entre otras cosas; y lo hace tan solo en la medida en que existe como poder real sobre la realidad social y cultural.

Porque si el Pueblo se constituye, realmente, en Soberano con Voluntad activa y operante, y desarrolla como Sujeto organizado su acción de creación de una realidad nueva, -él mismo lo es ya en sí mismo, por ser un nuevo Sujeto operante-, y de una cultura nueva, en la sociedad, esa cultura nueva, que incluye su activismo protagonista, y que está constituida por las nuevas prácticas, los nuevos usos de vivir y hacer, las nuevas mores, esto es, la nueva Reforma Moral, el nuevo ethos, es ya en sí misma una constitución nueva, que hará quebrar a la antigua constitución de vida y con la constitución escrita vieja, y exigirá que el proceso culmine en la redacción de una nueva constitución escrita.

De la bondad del estiércol

Acabo ya. En resumidas cuentas, se trata de lo siguiente:

  • no sólo es preciso saber el qué hacer en política,

  • se trata también de saber qué no hacer,

  • y sobretodo ¿como hacerlo?

Sobre todo ello nuestro librillo habla bastante, quizás mal y desordenadamente pero habla de todo esto.

Pero nos falta otro elemento esencial que es el ¿cuándo? Es la reflexión entre tiempo y política.

Yo empecé a militar hace 43 años. Durante unos más de treinta años compartí militancia con gentes que habían sobrevivido a la guerra y al genocidio franquista, algunos de ellos habían continuado luchando en la resistencia anti-nazi, habían poblado los campos de exterminio, habían sobrevivido a la cárcel, al hambre, habían construido desde la nada organizaciones sindicales y políticas.

Una frase repetida entre todos ellos era, se la oigo aún a algunos de ellos:

– “no me arrepiento de haber luchado por mi gente, yo quizás no vea el futuro pero vosotros queridos camaradas si que lo veréis y cuando lo veáis guardad un recuerdo para mi y para los que nos hemos quedado por el camino pero con nuestro esfuerzo lo hemos hecho avanzar”.

Me admiró siempre esta templanza ante el discurrir del tiempo, esa paciencia, esa coherencia, esa perseverancia, ese activismo sostenido en el tiempo, en la “larga duración” que dicen los historiadores.

Viniendo para acá observaba los olivares colocados en pendientes inverosímiles en esas sierras que bordean la llanuras cerealeras de vuestra Extremadura. Es misma sensación que he tenido en Andalucía, o en alguna zona de mi Catalunya, en Cerdeña o en Grecia, en nuestro mediterráneo, vaya.

El paisaje, ese paisaje labrado durante siglos por el hombre me trajo el recuerdo de aquella historia en que un viejo griego de avanzada edad, cercano ya a su muerte, plantaba un olivo. Esa actitud sorprendía a sus vecinos quienes no acertaban a comprender esa actividad supuestamente inútil.

Ante las preguntas o las sonrisas irónicas de los que le observaban respondía: “Planto ese olivo por amor a mi tierra y a mi gente. Este paisaje es obra de nosotros los hombres y en ese paisaje deberán alimentarse mis descendientes. Por eso planto ese olivo, para asegurar el futuro de mi descendencia”. Con ello, el dejaba su huella anónima impresa en el paisaje.

Esa comprensión del tiempo político es la que noto a faltar en los últimos tiempos. La comprensión de que no trabajamos para nosotros, la comprensión de que nosotros quizás no veamos el fruto de nuestro trabajo molecular en nuestro barrio, en nuestra empresa, en nuestra escuela, en nuestro centro de salud, en nuestro colectivo de afectados por las hipotecas o por las preferentes. La comprensión de que aunque sea anónimamente nuestro trabajo también dejará su huella en el paisaje o, en ese caso, en la sociedad.

Es un tópico pero no por ello menos real que para que llegue la cosecha es necesario labrar, sembrar, expurgar las malas hierbas, podar, abonar, rociar con el sulfato, volver a laborar la tierra, mirar al cielo con temor o con esperanza.

Equivocarse de fase, impacientarse y tratar de recolectar sin hacer todas esas duras tareas es tarea vana.

En una entrevista de presentación de nuestro librillo publicada en la revista El Viejo Topo del pasado mes de Julio decíamos: “… creemos que ahora lo que toca es asumir que alguien –“álguienes”- ha de ser estiércol que abone en silencio la realidad social, para que haya futuro. Ser estiércol hoy, tal como escribía Antonio Gramsci. Fuera de esta tarea todo nos parece vanidad”.

 

1 Estas notas son las que llevaba en la mano para leer en la escuela de formación del Campamento Dignidad en Mérida, el día 9 de agosto de 2013. Tratando de abreviar hice una intervención oral siguiendo el esquema de este texto. La intervención oral se puede encontrar en: http://manel-marquez.blogspot.com.es/2013/08/video-jornadas-de-debate-y-formacion.html .

2 MIRAS, Joaquín y TAFALLA, Joan, La izquierda como problema, Barcelona, El Viejo Topo, 2013

3 Marx, Karl, El capital, Tomo 1, capítulo XXIV, Barcelona, Edicions 62, segon volum, pp. 391-443.

4 NICOLAS, Jean, La rébellion française, Mouvements populaires et concience sociale ( 1661- 1789), Paris ëditions du Seuil, 2002, 610 p. Véase mis notas de lectura de este libro en: http://lacarmagnole.blogspot.com.es/2011/07/la-rebellion-francaise.html

5 Reproduzco aquí íntegramente las pp. 60-63 de nuestro librillo.

 

Published by:

Estados Unidos ya no asusta a nadie.

principal-thierry-meyssan-es_med

«Nunca antes se había visto tan cuestionada la autoridad de los dueños del mundo, al menos públicamente, lo cual muestra que, después de su retroceso en Siria, ya no logran intimidar a los demás».

Thierry Meyssan,Intelectual francés, fundador de la Red Voltaire. 

   Estados Unidos estimó en 1991 que el derrumbe de su rival iba a permitirle liberar las sumas que hasta entonces había reservado a su propio presupuesto militar y dedicarlas a la prosperidad estadounidense.

Después de la Operación Tormenta del Desierto, el presidente George Bush padre había empezado a reducir el formato de sus fuerzas armadas. Su sucesor, Bill Clinton, fortaleció aquella tendencia. Pero el Congreso republicano electo en 1995 cuestionó esa opción e impuso un rearme, a pesar de que no se percibía enemigo alguno en el horizonte. Los neoconservadores lanzaban así el país al asalto del mundo, con intenciones de crear el primer imperio global.

No fue hasta que se produjeron los atentados del 11 de septiembre de 2001 que el presidente George Bush Jr. decidió invadir, uno tras otro, Afganistán e Irak, Libia y Siria, y luego Somalia y Sudán para terminar con Irán, antes de volverse hacia China.

El presupuesto militar de Estados Unidos llegó a representar más del 40% del gasto militar a nivel mundial. Pero aquella extravagancia ha llegado a su fin. Ante la crisis económica, Washington se ha visto obligado a optar por el ahorro. En un solo año, el Pentágono ha licenciado una quinta parte de los efectivos de sus fuerzas terrestres, renunciando además a varios de sus programas de investigación.

Ese brutal retroceso, que sólo está comenzando, ya ha desorganizado el sistema en su conjunto. Es evidente que Estados Unidos, a pesar de todo su poderío –superior al de los 20 Estados más grandes del mundo, incluyendo Rusia y China– ya no está actualmente en condiciones de librar grandes guerras clásicas.

Así que Washington renunció a atacar Siria, cuando la escuadra rusa se desplegó a lo largo de la costa mediterránea. Para utilizar sus misiles Tomahawk, el Pentágono habría tenido que dispararlos desde el Mar Rojo, sobrevolando estos Arabia Saudita y Jordania. A lo cual Siria y sus aliados no estatales habrían respondido con una guerra regional, sumiendo así a Estados Unidos en un conflicto demasiado grande para sus capacidades actuales.

En un artículo de opinión publicado en el New York Times, el presidente ruso Vladimir Putin abrió fuego al subrayar que «el excepcionalismo americano» constituye un insulto a la igualdad entre los seres humanos y no puede acarrear otra cosa que desastres.

Desde la tribuna de la ONU, el presidente estadounidense Barack Obama le respondió que ninguna otra nación, ni siquiera Rusia, quería cargar con el peso que porta Estados Unidos y que si este país se dedica a estar haciendo de policía mundial es precisamente para garantizar la igualdad entre los humanos.

Esa afirmación no es nada tranquilizadora ya que Estados Unidos reafirma así que se siente superior al resto del mundo y que –a sus ojos– la igualdad entre los humanos no pasa de ser una cuestión de igualdad entre sus súbditos.

Pero el hecho es que ya se rompió el hechizo. La presidenta de Brasil, Dilma Roussef, cosechó aplausos al exigir –también desde la tribuna de la ONU– que Estados Unidos se disculpe por su espionaje contra el resto del mundo, mientras que el presidente de la Confederación Helvética denunciaba la política estadounidense de fuerza.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, habló de llevar a su homólogo estadounidense ante la justicia internacional acusándolo de crímenes contra la humanidad y el presidente serbio Tomislav Nikolic denunció la farsa de los tribunales internacionales que sólo condenan a los adversarios del Imperio, etc.

Hemos pasado así de las críticas emitidas por unos cuantos Estados antiimperialistas a una rebelión internacional generalizada, a la que se suman incluso los aliados de Washington.

Nunca antes se había visto tan cuestionada la autoridad de los dueños del mundo, al menos públicamente, lo cual muestra que, después de su retroceso en Siria, ya no logran intimidar a los demás.

 

Published by:

Los ladrones nos gobiernan ¿Qué esperamos?

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martinez, Politólogo y activista social

«Solo les frenaremos si nos temen. Basta de paños calientes. Somos más, muchas más. Pero nos tienen aborregados frente al televisor que cuenta mentiras, nos engaña y nos divide.Solo acciones valientes, decididas y la preparación ya de una huelga general indefinida con el correspondiente trabajo de educación previo imprescindible nos pueden sacer de encima a esa piara de chorizos que nos gobierna».

Cuando el PP venció las elecciones pasadas gracias a los errores, miedos y traiciones de Rodriguez Zapatero, muchas y muchos si sabíamos lo que acabaría ocurriendo y entre ellos la cúpula del PSOE, que con el cambio constitucional del artículo 135 bis, dejó el camino expedito a los recortes y los copagos varios. El 135 bis sitúa el pago de la deuda por encima de los derechos humanos ¿Luego de que nos extrañamos?

El PP tenía un programa falso y un Plan B que ha resultado ser un Plan A, pero eso ya se sabía, el problema es que faltaban los instrumentos políticos para frenarlos y la autoridad moral para callarlos, por parte de otro partido. Ahora, estamos solos y solas en la arena y delante del toro derechista, es pues nuestra responsabilidad y coraje.

Hemos de decir alto y claro que la crisis del 2008 no ha sido sino una oportunidad para destruir todos los avances logrados por el movimiento obrero, por la lucha de clases desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. Es la reconquista del capitalismo de lo que perdió ante las luchas sindicales y políticas obreras ya fueran reformistas o revolucionarias. Es su reacción ante lo que tuvieron que ceder tras la derrota del fascismo europeo. Es el rearme de los ricos para ser más ricos y tener el poder. El poder absoluto.

En el mundo la llamada “comunidad internacional” es decir las potencias centrales capitalistas, están en retirada. Hay una guerra monetaria y comercial y Occidente judeo-cristiano, la está perdiendo. Por eso ahora sus nuevos esclavos somos otra vez las clases populares occidentales, europeas, blancas y cristianas. Los obreros y obreras del Occidente, de Europa, de España, somos sus nuevos criados sin derechos para que ellos puedan competir y seguir enriqueciéndose en un mundo que se les escapa.

No son sino vulgares ladrones que nos roban nuestra salud, educación, jubilación, trabajo digno, para mantener sus bancos, saldar sus deudas, las suyas, no la deuda pública, eso es mentira, la deuda la han generado ellos.

El PP es el partido de los ricos. Pero todavía no ha surgido con fuerza el partido de los pobres. Los pobres somos nosotras, las clases trabajadoras, las y los que creen fatuamente ser de “clase media”. Pero mientras tanto, tenemos los movimientos sociales, las plataformas de resistencia y los sindicatos. A pesar de todos los pesares.

A los sindicatos que afirman ser todavía mayoritarios hay que exigirles más lucha, compromiso, activismo y pedagogía social y de clase. Si no saben hacerlo –es humano, pues llevaban años sin movilizar- que pregunten. Los nuevos movimientos sociales, deben ser conscientes de sus limitaciones, pero también de que las cosas no se solucionan con manifestaciones limitadas y pequeñas concentraciones y desconfianza, mucha desconfianza.

Hace falta fraternidad, educación popular y convergencia. Menos cálculos y más sacrificios. Más ejemplo personal y más decisión. Cuando hace años se renunció a la lucha de clases, se dejó el camino abonado a los ladrones que ahora nos dominan y los banqueros que nos atracan. Cuando se dejó de hablar claro, las clases populares, el pueblo se quedó huérfano y se sintió solo muy solo.

La maldita modernidad que sustituyó a las ideas y le fe en un mundo nuevo fueron sustituidas por la gestión eficiente. Que resultó ser muy eficiente, pero para banqueros, poderosos, grandes industriales, grandes comerciales y grandes mafiosos que no pagan impuestos y encima tienen la desvergüenza de afirmar que el estado social es inviable y no puede mantenerse.

Hay que ir a los barrios y a los pueblos y decir alto y claro que mienten como bellacos y nos confunden para robarnos. Que si hay dinero, hay de sobra, pero lo tienen ellos y para ellos, para sus yates, sus fincas, sus putas, sus queridos, sus chalets de lujo, sus múltiples vacaciones, sus reyes inútiles y vagos.

Solo les frenaremos si nos temen. Basta de paños calientes. Somos más, muchas más. Pero nos tienen aborregados frente al televisor que cuenta mentiras, nos engaña y nos divide.

Solo acciones valientes, decididas y la preparación ya de una huelga general indefinida con el correspondiente trabajo de educación previo imprescindible nos pueden sacer de encima a esa piara de chorizos que nos gobierna. Pero sin sectarismos, sin recetas grupusculares, sin dirigentes de café. Unión, acción y valor. Decisión para el cambio.

Hay derrotistas que dicen: mirad a Grecia, múltiples huelgas generales y nada. Mentirosos cobardes, en Gracia están levantando una fuerte resistencia y tienen alternativa política propia y construida en las luchas y la confluencia. Aquí todavía NO HAY NADA SEMEJANTE. Pero debemos construirlo y es urgente el hacerlo.

Este otoño no debe ser caliente, debe ser ardiente.

Congelan y bajan las pensiones. Nos roban las becas. Nos hacen pagar las medicinas en las camas de los hospitales. Nos despiden cuando les da la gana aún ganando dinero ¿Y qué pasa? Nada. Encima las compañías eléctricas nos suben la luz a pesar de sus ganancias y este invierno mucha, mucha gente pasará frio en sus casas y volverán los braseros de picón y nada de nada.

Ya ha llegado la hora de plantar cara. Ha llegado la hora de la dignidad. Ha llegado la hora de que paradas, parados, pensionistas, que no tenemos nada que perder nos rebelemos.

Gentes pobres, humildes, no les hagáis caso, no os creáis sus patrañas, solo os quieren, nos quieren robar.

Pero sabed gentes esquilmadas y engañadas que si tenemos alternativas, si sabemos lo que hay que hacer, si tenemos esperanza en el reparto y sobre todo que si es posible vencerlos.

Published by:

¿ Será Izquierda Unida devorada por las sombras de la corrupción?

images (1)«El sueño social-liberal (fundamento del llamado “gobierno de resistencia” en Andalucía)está acabado.
Un debate real sobre una perspectiva de cambio de modelo de desarrollo requiere la ruptura con el marco anterior y el sistema en crisis».

Ocaso institucional y cómo evitar que IULV-CA sea devorada por las sombras.

Por Francisco Sánchez del Pino y María Dolores Nieto Nieto. Asamblea Local de Izquierda Unida en Jaén.

Susana Díaz fue investida finalmente presidenta del gobierno de la Junta de Andalucía, el pasado día 7 de septiembre, tras un proceso de recomposición interna en el interior del PSOE-A, un proceso rapidísimo e inevitablemente condicionado por las previsiones de una posible imputación del anterior presidente, José Antonio Griñán.

Dicha posibilidad (derivada del papel que ha jugado la corrupción en la forma de gobernar Andalucía durante los últimos años) se ha visto aproximada justo después de conocerse la composición del nuevo gobierno andaluz, del que IULV-CA forma parte en las mismas condiciones que en la fase anterior y después de un proceso político en el que la falta de intervención consciente y diferenciada ha sido nota característica de una organización que acababa de salir de su XIX Asamblea sin un debate en profundidad sobre una presencia en el gobierno andaluz cuyo valor se daba por sentado. La constatación, también de forma inevitable por la dirección de IULV-CA, de las limitaciones y contradicciones de esa presencia, no ha llevado aparejado un proceso consecuente y necesario de cuestionamiento de las mismas.
La XIX Asamblea en Bormujos

La Asamblea de Bormujos (Sevilla) vino determinada por el propósito declarado de «evitar que se convirtiera en un debate sobre gobierno sí o gobierno no». El llamado “gobierno de resistencia” era un hecho consumado cuyo cuestionamiento resultaba impertinente, como ya lo fue de hecho en el referéndum de 2012 sobre el acuerdo de gobierno. Entonces se excluyó una respuesta que podía haber sido mayoritaria por su virtualidad de conectar con voluntades tanto de las bases de IULV-CA como de los movimientos sociales (a conectar con ellas y a conectarlas entre así ayudando reforzar alternativas): evitar el gobierno de castigo del PP, apoyar la investidura del PSOE condicionándola al compromiso con unas pocas exigencias básicas que están en el orden del día de lo que se mueve, y pasar a la oposición política y social contra las políticas de ajuste, con la posibilidad de avanzar en amplias alianzas con la movilización ciudadana en torno a un programa y un horizonte de transformación real.

Todo ello (porque hubiera sido mucho más coherente con el propio programa electoral de IULV-CA) como alternativa razonable a la suscripción de un, así llamado, Acuerdo Programático que, precisamente, asume la necesidad de esas políticas antisociales cuya aplicación, por imperativo legal, son la base de la cacareada estabilidad.

Resulta, empero, que más allá de lo chocante de esa devoción por la “estabilidad” (un lenguaje poco propio) en tiempos de convulsión social y de “estado de excepción”, ha sido la realidad la que ha puesto en cuestión y a pique de desbaratar, en muy poco tiempo, el núcleo fundamental del diseño.

En un artículo anterior (ver aquí) pusimos de manifiesto el riesgo de que las pretensiones de realismo posibilista se revelaran, paradójicamente, como las más irrealistas por su déficit de consideración de la realidad material. Algo de eso ha ocurrido ya, un poco antes quizá de lo que podía preverse, y eso a lo que llaman estabilidad anda puesto en cuestión.

Desde entonces

El viejo comunista italiano, ya fallecido, Lucio Magri, recoge en su último libro El sastre de Ulm. El comunismo en el siglo XX. Hechos y reflexiones (2010) un “relato” con el que se propone ayudar a ilustrar de forma amarga lo ocurrido al PCI en los años 60: «La frase es de Ramsay MacDonald, un primer ministro inglés que lideró un gobierno de gran coalición alrededor de los años treinta.

Al final de esa experiencia, de manera poco brillante, un periodista estadounidense le preguntó: «¿En síntesis, qué enseñanza puede sacar?». MacDonald respondió cáusticamente: «Antes había aprendido cuán frustrante puede ser el llegar a ser excluido largo tiempo del gobierno, pero luego he comprendido que hay algo peor: llegar al gobierno y caer en la cuenta de que no se puede hacer casi nada».

En ese sentido es necesario ser veraces, y en ese sentido se han sucedido, desde la XIX Asamblea, acontecimientos que sólo pueden ser tenidos en cuenta y que confirman aspectos esenciales de la crítica que desde el comienzo se viene haciendo a la línea desarrollada.

El gobierno del Partido Popular ha paralizado el “Decreto de la función social de la vivienda” mediante recurso al Tribunal Constitucional, un órgano gobernado por un militante del PP para la vigilancia del ajuste de la legislación a una Carta Magna que, reformada (o asaltada), consagra, por acuerdo bipartidista (entre el PP y el socio de IULV-CA en el gobierno de la Junta de Andalucía) la prioridad de aquello sobre la base de lo cual la troika impugna la medida: los intereses de los poderes financieros. Es un dibujo acertado del margen de maniobra en el co-gobierno con el PSOE andaluz: un decreto considerado por los movimientos antidesahucios como insuficiente, elaborado para obtener el permiso de “pasar” pero que desde luego es mejor que nada (como solución de emergencia limitada a algunas personas y familias a quienes puede ser útil), y que acaba siendo paralizado, sin apenas resistencia, por el Estado de Excepción establecido de hecho por los que mandan.En definitiva, un mal menor cuya realidad ni siquiera es posible en un marco como el asumido. La escasa o nula respuesta social a las llamadas a la movilización para defender el decreto del gobierno andaluz en la calle dan buena cuenta de un hecho fundamental relativo a una cuestión de procedimiento y de orientación general: una ley cuyo contenido ha sido trabajado fundamentalmente con el socio institucional y sólo parcialmente con la gente, no puede movilizar significativamente a quien no la siente como realmente propia, aun quedando reconocido el tímido avance que implica y la terrible agresión contra las víctimas de la crisis que supone el recurso del gobierno al TC. Cabe plantear, en primer lugar, una hipótesis: que no sea este, como al menos sugieren las imágenes de las mencionadas movilizaciones tomadas como símbolo, el camino hacia la construcción de una mayoría social y cultural ilusionada y con expectativas de un cambio real. En segundo lugar, un principio de confirmación de otra idea que se venía avanzando: que no hay perspectiva real de paliativo “social-liberal” significativo para las consecuencias más desgarradoras de las políticas de castigo a los de abajo, por razones tanto políticas (estado de excepción decretado por el “poder materialmente constituyente” de las elites gobernantes) como económicas (falta progresiva de recursos).
En relación a esto último, el Gobierno central ha fijado este verano el techo de déficit para las Comunidades Autónomas, que marca el margen de maniobra para la elaboración de los presupuestos de la Junta de Andalucía para 2014. Si en 2013, con un límite fijado en el 1,58%, los recortes afectaron notablemente (a pesar del relato de la “minimización de daños”) a partidas como la destinada a sanidad (10% menos), la educación (8% menos), la protección social y el fomento del empleo, es razonable el temor a que con un margen considerablemente más estrecho el presupuesto venga a ser peor, más antisocial, más chocante con el programa de IULV-CA de lo que fue el de 2013. Eso en lo inmediato. Aún están por venir, además, las consecuencias de la reducción anunciada del 5% para las políticas de cohesión de la Comisión Europea para el periodo de 2014-2020 y las dificultades para la recaudación en un contexto de depresión creciente de la actividad económica, toda vez que ha saltado por los aires el modelo de “modernización dependiente” implantado en Andalucía por el PSOE, en cuyos esquemas, ni antes ni ahora, entraba ni por asomo la idea de un cambio de modelo para el desarrollo de una verdadera Autonomía que vaya más allá de las loas al papel; esto es, un modelo que planteara una superación del papel dependiente y subalterno asignado a Andalucía en el seno de la Unión Europea actual. El hecho de que las partidas presupuestarias correspondientes a las áreas gestionadas por IULV-CA puedan sufrir un recorte menos violento, supone un cuestionable consuelo ante la constatación del escaso peso financiero que tienen dichas áreas. Lo decíamos hace tres meses y lo decimos ahora con más razones ante la confirmación los datos: la base material para la tentativa social-liberal que fundamenta al actual Gobierno Andaluz es progresivamente menguante y convierte el propósito de mínimos en una ensoñación además claudicante. No se trata de una carencia coyuntural con previsiones de mitigarse en una irreal fase próxima distinta, sino de una limitación estructural insuperable y degenerativa mientras no se pongan en cuestión, con radicalidad, tanto el papel dependiente y sin base económica propia que la actual división internacional de funciones reserva a Andalucía y a otras zonas del sur de Europa, como la arquitectura institucional misma que sustenta ese reparto, esto es: la Unión Europea en su actual configuración. Asumir contractualmente el compromiso con el cumplimiento de las imposiciones de La Troika , que ahondan esa depresión y anulación económica, política y social creciente de áreas y regiones enteras, ayuda poco en ese sentido.
Los últimos sondeos dejan ver una “amenaza” de abstención de en torno a la mitad del electorado. Esto, casi sobra decirlo, manifiesta el desapego ciudadano hacia la política en general y una huérfana falta de esperanza en un sistema político inmerso en una crisis sin precedentes (una crisis de régimen como bien recogen los documentos de la X Asamblea Federal de IU). Una de las justificaciones de cierta euforia en la dirección de IULV-CA son los resultados que proyectan las encuestas electorales, pero sólo una parte de ellos: el sorprendente crecimiento porcentual. El hecho de que ese porcentaje lo sea sobre un porcentaje mínimo de participación previsto, sólo ahora parece que se comienza a tener en cuenta, por lo arrollador del asunto. Lo que está por ver es que de esa realidad se saquen conclusiones prácticas coherentes. Lógicamente es motivo de alegría que IULV-CA pudiera ver incrementada su fuerza parlamentaria para poder arrebatar terreno de representación al bipartidismo. Pero 1) el avance frente al bipartidismo se presenta limitado y se relativiza su valor cuando se sostiene a una de sus dos patas; y 2) los resultados de las encuestas no denotan un crecimiento de apoyo popular a la presunta alternativa, esto es, no se recoge y/o representa el descontento y la indignación de la población en general o de sectores de la misma especialmente castigados; ni una tendencia a la conquista de la llamada “masa silenciosa” ni una conexión real con los sectores en lucha. No aparecen, con nitidez, ni un diálogo con quienes han perdido la esperanza ni un refuerzo a quienes están convencidos o pretenden convencerse de que otra cosa es posible (movimientos sociales, mareas ciudadanas, otros sectores políticos,…). Cuando no van hacia atrás, son inexistentes los pasos hacia la constitución de ese Bloque Político y Social establecido como objetivo en la X Asamblea Federal de IU. La lectura positiva podría ser que aún no ha habido una merma tan aguda de la base de apoyo social y electoral como la que padecen otros partidos “del régimen”, y quizá aún no sea demasiado tarde para un cambio de rumbo. Pero puede serlo pronto, muy pronto.
Por último, está el asunto de la práctica imputación de Griñán. El intento de desvincular el acuerdo con el PSOE de la persona que preside el gobierno, para sostener que con aquello con lo que se ha pactado es con las políticas, es un intento poco convincente. Efectivamente no se trata de Griñán en particular (si bien, el apoyo a la continuidad del aforamiento del ex presidente con su nombramiento como senador crea problemas de solidez a ese discurso), sino de un modelo político que a lo largo de muchos años ha cohesionado una clientela más o menos influyente haciendo uso de lo público en Andalucía. Más difícil se presenta la cuestión cuando la negación de lo personal se hace sobre la base de unas políticas que muestran tan corto recorrido.
Y para lo que viene

Corremos el peligro de incurrir en manipulaciones del lenguaje para velar, con una forma de decir, lo que realmente se hace. Decir y hacer lo que se dice, ser veraces, es la regla primera para conectar la gente.

Anunciar que el Presupuesto de 2014 será un presupuesto de “resistencia”, puede suponer no sólo una aceptación de las reglas del juego de las políticas de ajuste contra las poblaciones, sino, precisamente por ello, también de las reglas del juego de la manipulación de masas mediante la distorsión del lenguaje. Se sea más o menos consciente de ello, se incurre en el peligro de profundizar en el distanciamiento entre la mayoría de la población y el mundo de la política, hablando lenguajes distintos y perversos, y de desconectar del acervo identitario de la izquierda, de los movimientos sociales, y en general de los comunes y corrientes que, de una manera u otra, inventan sus prácticas de resistencia material, real, al poder.

Otro tanto se puede decir del uso del término “estabilidad”, que es lo que busca el sistema actual ante los estragos y la desestabilización de la crisis, en conflicto abierto, radical, y en ocasiones explícitamente violento, con las demandas democráticas de las gentes.

Como se decía en un artículo reciente firmado, entre otros y otras, por Manuel Monereo y Tania Sánchez, “lo que define el momento político que vivimos es la disputa del respaldo de las mayorías sociales entre el bloque que aspira a algún tipo de restauración de las viejas reglas del juego (al precio social que eso implique) y el bloque, todavía en construcción, que aspira a desbordar y profundizar la democracia actual en la construcción colectiva de un proyecto de futuro.”

Se impone la necesidad de dejar de utilizar esquemas que lo son para tiempos de “normalidad”. Hablar y actuar como si el momento fuera “normal” supone otro paso más en el distanciamiento de unas gentes que son conscientes de la excepcionalidad de la crisis. El intento de jugar a la calle de en medio, el “que nos quedemos como estamos”, no es realista, por mucho que suene a ello.

Estamos en medio de una crisis institucional sin precedentes, y en el origen de esa crisis está el modelo de la Transición y de la consecuente integración en el “modelo atlántico” a través de una Unión Europea que reservaba a Andalucía, y a otras zonas periféricas, un papel subalterno para uso y disfrute del capital financiero y multinacional, que ha obtenido el premio de las privatizaciones y ha alimentado el necesario endeudamiento para suplir tanto los efectos del déficit en la balanza comercial como de la reducción del peso de los salarios en el PIB.

Esa política ha llevado a la situación actual, pero su impulso no se ha detenido y continúa hacia el asalto de los últimos nichos de beneficio. Es en este marco el que hay que explicar también el asalto a los ayuntamientos y servicios municipales, cuya legalización se prepara a través de la llamada Ley de Sostenibilidad de la Administración Local, elaborada por el gobierno del Partido Popular en consonancia tanto con la línea de “estabilidad financiera” marcada desde hace años por la UE, consagrada a través del Pacto Fiscal Europeo e impulsada decididamente y sin tapujos por el Banco Central Europeo, como con la introducción del equilibrio presupuestario (constitucionalización de la doctrina neoliberal) en la Constitución Española, por obra y gracia del golpe bipartidista.

No es ninguna broma: acabar con la autonomía local significa una vuelta de tuerca más, definitiva, en la crisis institucional que vivimos y un elemento más de confirmación de la irrealidad de la proclama del “que nos quedemos como estamos”.

No hay posibilidad de detener el deterioro masivo dentro del orden actual de las cosas que conduce al desmantelamiento global de derechos sociales y políticos. El sueño social-liberal (fundamento del llamado “gobierno de resistencia” en Andalucía)está acabado.

Un debate real sobre una perspectiva de cambio de modelo de desarrollo requiere la ruptura con el marco anterior y el sistema en crisis. Puede no gustar lo de coger de las superficies comerciales el material escolar o alimentario para repartirlo entre las gentes necesitadas, pero andar hoy por la vida política y social en Andalucía (a la deriva y hacia una destrucción social acelerada) creyendo que los cambios sustanciales necesarios se consiguen a base de agitación política-institucional coyuntural es peor. Las alternativas necesitan también crítica y lucha material contra el sistema existente.

Conviene, para empezar, avanzar y hacerse eco de la propuesta del SAT, el Frente Cívico y otras muchas organizaciones, de comenzar a poner en marcha, con fuerza y pasión, un trabajo paciente que lleve a una movilización general para el mes de marzo que ayude a unificar fuerzas y reivindicaciones para que el movimiento real adquiera autonomía, firmeza y conexión con los habitantes.

Se trata, en definitiva, de ayudar a poner en marcha una amplia alianza social y política que ponga sobre la mesa la urgente necesidad de un “proyecto de país (o de países)”, un proyecto que haga recuperar la ilusión y la esperanza, que restablezca los derechos robados y avance en la soberanía real hacia el horizonte de una base económica y productiva propia, basada en los recursos propios y en la posibilidad de crear nuevas oportunidades materiales con perspectiva de salida para las necesidades de la población.

Para ello se requiere una apuesta rupturista con un marco que no ofrece más posibilidades que las de ahondar en el sufrimiento y en el malestar de la mayor parte de la gente. Y ello implica también una mirada a los países del sur de Europa y el arco Mediterráneo, como dijimos en el anterior artículo mencionada, sin la cooperación con las cuales no es posible la conquista de la autonomía que permita una salida real de la crisis y favorable a las personas.

Una perspectiva semejante choca con la perpetuación del papel de sostén de una de las patas del poder institucional en crisis, la cual dificulta, además, y con razón, las posibilidades de diálogo y alianzas sociales. El tiempo apremia.

Published by:

Jaque Mate: “el Rey está atrapado”

imagesJesús Díaz Formoso, Jurista

En ajedrez, el Jaque, como amenaza de captura, solo se puede evadir mediante tres mecanismos (wikipedia):

1.- Moviendo la pieza agredida (el rey) a una casilla fuera de la acción de las piezas contrarias (el rey no puede hacer jaque mate).

2.- Capturando la pieza agresora.

3.- Interponiendo una pieza entre la pieza agresora y la pieza agredida (esto no es posible contra los ataques del caballo o del peón).

Si ninguna de las tres formas anteriores es posible, se habla entonces de un jaque mate. Por tanto, examinemos estas situaciones, que la inteligencia humana ha deducido del pensamiento y la práctica milenaria.

1.- Escaqueo o Movimiento de la pieza agredida (el rey) a un Escaque (casilla) fuera de la acción de las piezas contrarias (el rey no puede hacer jaque mate).

La experiencia en el escaqueo por parte de la Casa Real española es de todos conocida; a los Borbones no es fácil echarlos de una patada en el culo; es más sencillo ponerles la zancadilla, a fin de frustrar su huida. El problema es que, según parece, hoy por hoy el rey solo puede huir a la pata coja; y así lo ha hecho, a buen seguro de manera no intencional; simple predisposición genética.

El actual Jefe de la Casa Borbón, SAR don Juanito, tomando buena nota de pasadas experiencias familiares, ha convertido el escaqueo en un arte; así, el 28S estará reposando sus maltrechos huesos, a nuestra costa, claro está. Como su hija menor, que buscando asilo extranjero, ha abandonado el reino de papá -que antes han esquilmado hasta convertirlo en un páramo de modernidad plasmática-, financiada por la Derecha Independentista Catalana, que así, dinero a dinero (de nuevo, nuestro dinero), va financiando el exilio Borbónico del Siglo XXI mediante una suerte de “gambito de Infanta”. Una novedad histórica es el ver a la realeza huyendo a la manera plebeya; las mujeres y los niños primero. De momento, claro está.

2.- Captura de la pieza agresora.

Las pasadas experiencias del 25S y el 25A son buena muestra de esta estrategia política, que el 28S bien podría trasmutarse en “real”.

En el tablero, los jugadores mueven sus trebejos (“fichas”) en función de sus respectivas estrategias. Una de ellas consiste en el “sacrificio” de las propias piezas a fin de alcanzar un objetivo “superior”. Superior objetivo ante cuyo altar es sacrificado el Pueblo, que de ser “sujeto” de la historia, ha pasado a ser su “objeto”, mero instrumento en las luchas por el poder que llevan a cabo los jugadores en el tablero.

En esta partida, iniciada el 25S, la estrategia del sacrificio reviste esencial trascendencia. Por parte de los atacantes, el sacrificio no lo fue solo de Peones; también se sacrificaron piezas mayores.

Hemos de recordar que la inicial convocatoria “25S – Rodea el Congreso” (al igual que la Convocatoria “25 A – Asedia el Congreso”, a la que se sumó la Coordinadora 25S) partió de la Plataforma “En Pie”, un grupo “cerrado y no inclusivo” que, sin embargo, realizaba una Convocatoria abierta e inclusiva.

La aparente contradicción se salva teniendo presente que “En Pie” surge del descontento de algunos integrantes de “DRY” (Democracia Real Ya) ante la evidencia de la infiltración de grupos políticos “sistémicos” -en especial del PCE, pero también de otras facciones de I.U.-, en la organización, al punto de convertirla en mero instrumento de intereses ocultos del propio sistema.

Con más pena que gloria, la Plataforma “En Pie” va a convocar la protesta “25S – Ocupa el Congreso” (más tarde transformada en “Rodea el Congreso”, a fin de encarar las falsas acusaciones de violencia desplegadas por los medios sistémicos, si; pero también por sus “infiltrados” en los Movimientos Sociales). Sin embargo, será el propio Gobierno, mediante su Delegada en Madrid, quien se encargaría de dar toda la publicidad a la Convocatoria, criminalizando las legítimas protestas de los ciudadanos, mediante el espionaje y el recurso a la violencia -brutal- policial (ver http://elemperadorestadesnudo.blogspot.com.es/2012/10/25-s-el-gobiernoespia-y-criminaliza-las_9.html ).

Con la Convocatoria “25 A – Asedia el Congreso”, efectuada por la Plataforma “En Pie”, y a la que se sumó la Coordinadora 25S, la estrategia de los jugadores (aún siendo similar; infiltración y agresión) sufrió algunas modificaciones; la infiltración en la organización de “En Pie” no pudo tener lugar, por el propio carácter cerrado y no inclusivo de la Plataforma; por ello tuvieron que recurrir a la creación de un clima de miedo en la ciudadanía, del que fueron responsables no solo los medios de comunicación “oficiales” del sistema, sino también un buen número de los medios alternativos, supuestamente independientes.

Los hechos demostrarían la absoluta falsedad del pretendido, y tan cacareado, carácter violento de la Convocatoria, que transcurrió con absoluta normalidad durante tres horas, hasta que al conectar en directo las televisiones, un grupo de una docena de personas, absolutamente diferenciadas de los demás manifestantes, tiraron unas vallas en las mismas narices de las fuerzas policiales que, a continuación, dejando totalmente de lado al grupo que derribó la valla, procedió a cargar contra el resto de asistentes, de incuestionable carácter pacífico.

Por otra parte, como quiera que ante la coreografía gubernamental orquestada para hacer percibir en la ciudadanía un carácter violento en esta Convocatoria, de la que no solo se hicieron eco muchos medios alternativos, sino también un buen número de Movimientos Sociales, la Comisión Legal Sol anunció públicamente que no prestaría asistencia legal a los asistentes a la Convocatoria 25A, lo que dio lugar a que desde la Coordinadora 25S (en la que estaba integrada la Plataforma “En Pie”) solicitasen a AUSAJ ( http://www.ausaj.org/ ) la prestación de dicha Asistencia Legal, esta Asociación acordó emitir un Comunicado (ampliamente difundido; se puede consultar en https://plataformaenpie.wordpress.com/2013/04/15/comunicado-de-ausaj/ ) en el que se fundamentaba jurídicamente la legalidad de la Convocatoria, a cuyos asistentes AUSAJ prestaría asistencia jurídica integral y totalmente gratuita.

Como efecto de dicho Comunicado, de inmediato la Delegación del Gobierno en Madrid modificó su mensaje, señalando confusamente que la Manifestación no era ilegal, aunque si ilícita. Es de destacar como la violencia policial desplegada en la Convocatoria “25 A – Asedia el Congreso”, redujo de manera drástica su intensidad, más en relación a la extrema brutalidad de la actuación policial que tuvo lugar en la anterior Convocatoria “25 S – Rodea el Congreso”.

A diferencia de esta última, el 25A solo hubo 11 detenidos, de los que ninguno denunció torturas en las dependencias policiales. Detenciones que se prolongaron solo esa noche, siendo todos los detenidos puestos a disposición judicial, y tras prestar declaración, todos ellos fueron puestos en libertad esa misma tarde del día 26 de abril. En cuanto a las sanciones de multa que se pretendieron imponer a los asistentes, en las que también se proporcionó la asistencia jurídica integral y gratuita por parte de AUSAJ, hasta donde conocemos, no ha recaído sanción alguna hasta la fecha.

Agresiones; criminalización; detenciones; enjuiciamientos por supuestos delitos con el único fundamento de las declaraciones de los agentes policiales involucrados; multas y espionaje. Tales son las estrategias gubernamentales desplegadas por las fichas del tablero. Hasta el momento.

3.- Interposición de una pieza entre la pieza agresora y la pieza agredida (esto no es posible contra los ataques del caballo o del peón).

La defensa del trebejo “Real”, en este supuesto, requiere el sacrificio de pieza/s del tablero. Paul Morphy advierte al ajedrecista novel que “El Rey es la pieza más débil” del tablero.

Las posibilidades de sacrificio para la defensa borbónica, son tantas como piezas tiene en el tablero. En primer lugar, la Reina; su sacrificio, por su posición en el tablero, carece de mayor funcionalidad a esta estrategia. Luego, debemos plantearnos la posibilidad del sacrificio de otras piezas.

Así, en primer término, el sacrificio del Poder Institucional, simbolizado por las Torres, no resulta de especial trascendencia para la Defensa del trebejo “Rey”. Su desprestigio, fruto de su absoluta corrupción, limita sobremanera su operatividad. Por lo demás, la Constitución contempla la posibilidad de crisis de Gobierno o la Disolución del Parlamento; pero no la crisis del Estado (Monarquía Constitucional).

En cuanto al Poder Pastoral, simbolizado por los Alfiles (“Bishop”- obispo), y que, a diferencia de Focault, ahora personificaremos en los distintos Medios de Comunicación que sirven al sistema, no parece que la mayor parte de ellos accedan voluntariamente a sacrificarse en defensa del trebejo “Borbón”; los restantes, por su notoria falta de escrúpulos y su conocida tendencia a falsear la información, únicamente tendrían efecto respecto a una escueta minoría de ciudadanos, todavía creyentes en el sistema, y que por tanto, nada aportarían a las fuerzas reales, de las que ya forman parte.

El sacrificio de los Caballos, que simbolizan la violencia propia del complejo Policial/Judicial, su funcionalidad defensiva presenta aspectos problemáticos. En efecto, resulta evidente que la amplia mayoría de las fuerzas policiales comparten, de una u otra manera, las reivindicaciones populares puestas sobre el tablero.

De la misma manera que la inmensa mayoría de nuestros Jueces de base. Únicamente el sacrificio de los altos mandos policiales y de las más elevadas jerarquías judiciales podría resultar operativo para superar la situación de “Jaque” que se cierne sobre el trebejo real. Y ese es un sacrificio que posee la potencialidad de fortalecer a las fichas que amenazan con sacar al Rey “jaqueado” del tablero, y con él, a todo el corrupto aparato neofranquista que se ha apropiado del Estado.

Y, finalmente, el sacrificio de los Peones. Peones que, de nuevo en palabras de Paul Morphy, “son el más importante instrumento de la victoria”. Esto essu sacrificioconduce a la derrota; al Jaque Mate.

Pero, ¿que simbolizan los Peones?. Los Peones somos nosotros; el Pueblo. Y la posibilidad de victoria del Bando “Real” siempre se ha basado en mantenernos enfrentados unos con otros. Divide y vencerás.

La cuestión, entonces, es; si nosotros, el Pueblo, solo somos fichas en el tablero, ¿quienes juegan la partida? Porque, como bien señaló Lasker, “en el tablero de ajedrez luchan personas y no figuras”.

Presiento que tras la noche, vendrá la noche más larga” (Luís Eduardo Aute).

Published by:

Seguimos en las calles y sin miedo. El 28S jaque al rey

images (2)Primer aniversario del 25S:
Dijeron que seguirían en las calles y lo han cumplido

Ana Barba, periodista

El día 25 hizo un año. Un año en el que ha quedado de manifiesto que las razones para salir a la calle estaban justificadas. Un año de expolio continuado de los derechos sociales adquiridos con siglos de lucha y sufrimiento. Hoy hay más motivos, si cabe, para volver a salir a la calle y exigir nuestros derechos. Podemos volver a leer el manifiesto de entonces y comprobar que está totalmente vigente (*)

El 25 de septiembre de 2012 atrajo al Rodea el Congreso a numerosas personas de fuera de Madrid. Venían en coches particulares y en autobuses. Muchos de estos autobuses fueron los detenidos en las afueras de la capital e identificados por la policía sus ocupantes. Se incautaron las máscaras de Anonymus que algunos portaban. Al parecer las consideraban peligrosas. Pero lo auténticamente peligroso era el armamento del que dotaron a la policía ese día: fusiles de asalto y fusiles repetidores.

Muchos temimos entonces un resultado sangriento de la jornada. En todo caso, la represión fue totalmente desproporcionada con un movimiento pacífico de ciudadanos desarmados. Porque, no debemos olvidarlo, fue un acto pacífico. Incluso los once diputados de Izquierda Plural que decidieron salir a la calle fueron maltratados por la policía.Estos once diputados de Izquierda Plural que se unieron al 25S y salieron del Congreso fueron criticados y alabados casi por igual.

Desde los analistas afines al 15M se valoró como un primer paso, pero se le achacó tibieza a este grupo: deberían haber renunciado a su acta de diputados antes de salir a la calle. Otros analistas, más reflexivos, opinaban que era importante tener dentro a alguien que defendiera la voz de la calle.

De igual modo, el llamamiento inicial de PEP de acampar hasta que se iniciara el proceso constituyente y el más realista de la Coordinadora 25S de pedir la dimisión del Gobierno y la disolución de las Cortes, fueron apoyados y criticados a partes iguales. Una mayoría de la población estaba de acuerdo en que había un problema, incluso en el análisis de dicho problema, pero no se ponía de acuerdo en cual debía ser el mecanismo para resolverlo.

El despliegue policial, la imagen de los manifestantes sentados, los cánticos y los lemas que coreaban, circularon por las redes sociales, incluso por los medios tradicionales,  y están en la memoria de todos.

Las imágenes de la represión policial dieron la vuelta al mundo y dejaron en entredicho el talante supuestamente democrático del Gobierno. Se hizo muy popular el valiente camarero de la cafetería del paseo del Prado que defendió a los manifestantes.

Fue una noche muy larga, con mucha tensión, incluso miedo. Al día siguiente, la Coordinadora emitió un comunicado:

  1. A pesar de los graves incidentes de ayer, queremos transmitir una idea positiva: el 25s ha sido un éxito de afluencia masiva. Dos generaciones han roto el consenso de hierro de la transición y generado una protesta social sin comparación en la reciente historia española. Pase lo que pase a partir de ahora, el 25s es ya un punto y aparte.
  2. Ha resultado imposible evitar el desborde un escenario que había sido crispado y criminalizadohasta la exageración y la caricatura por la Delegación de Gobierno. Como se ha mostrado, las personas, de toda edad y condición, que han salido a la calle no querían dar ningún golpe de Estado, sino visibilizar el secuestro de la democracia que, a pesar de nuestra protesta, sigue teniendo lugar bajo la excusa de la crisis económica. En este sentido, es un hecho que la convocatoria ha sido un ejemplo de coraje político de la ciudadanía frente al intolerable chantaje del miedo.
  3. Ante un poder que es sordo y ciego, nos reafirmamos en nuestra posición de desobediencia civil no violenta, así como condenamos las estrategias de provocación y de infiltración policiales que, como aparecen en algunos medios, fueron utilizadas en la concentración de ayer para disolver a los participantes de la concentración. Somos los primeros en lamentar que el foco en las escenas violentas que ayer desgraciadamente se produjeron deje de lado la cuestión de fondo que nos sacó a la calle y que no es otra que la ocupación efectiva de nuestra capacidad de decisión política. Hasta el momento de las cargas, la convocatoria transcurrió de forma cívica y responsable y ha quedado de manifiesto que la acción no perseguía interferir el transcurso normal de la Cámara. El apoyo que la convocatoria ha tenido por parte de algunos diputados y grupos parlamentarios evidencia asimismo que la iniciativa no buscaba, como se anunció, “ocupar” literalmente el Congreso, sino llamar la atención sobre la funesta distancia que existe entre este y la ciudadanía. Que varios cargos públicos de Izquierda Plural que simplemente se encontraban en la acera sufrieran también la actuación desproporcionada del cuerpo policial muestra la irracionalidad de un Gobierno que solo acierta a esconder su debilidad y falta de legitimidad de forma autoritaria.
  4. Esta no ha sido una simple manifestación de quejas, sino una manifestación política. Sería un grave error que, tras estos hechos, el Gobierno no escuchara esta voz y siguiera haciendo caso omiso a la desesperación y sufrimiento que está causando su gestión en la población española.

Seguimos en las calles y sin miedo.”

Fue tanta la fuerza ciudadana desplegada esos días que el 29 de septiembre se volvió al Congreso. No voy a contarlo yo, lo van a contar ellos, mediante el comunicado que emitieron sobre ese día:

Texto leído en la plaza de Neptuno a las 20h

El pasado 25S nos convocamos a rodear el Congreso de los diputados para rescatarlo del secuestro de la soberanía popular llevado a cabo por la Troika y los mercados financieros. Una ocupación ejecutada con el consentimiento y la colaboración de la mayoría de los partidos políticos. A pesar de las constantes amenazas, las manipulaciones mediáticas y la intensa campaña para infundir temor en la población, decenas de miles de personas acudimos a la cita y dijimos alto y claro que no tenemos miedo, que estamos juntas en esto y que no vamos a pararnos hasta que dimitan y se inicie un proceso constituyente.

El gobierno nos respondió con golpes, infiltraciones, detenciones, violencia indiscriminada, heridos y un despliegue policial absolutamente inédito. Sin embargo… perdió. Las imágenes de la represión han dado la vuelta al mundo y la visita de Rajoy a la ONU quedó completamente ensombrecida por la capacidad organizativa y comunicativa que hemos demostrado. El debate sobre la legitimidad de la acción del 25 se ha abierto, y hoy toda la sociedad española habla de ello, debate, opina, toma posición. Hemos iniciado una gran conversación y este es el camino que queremos seguir.

Por mucho que gobierno y medios de comunicación traten de convertir nuestras reivindicaciones en un problema de orden público, salir a la calle a reivindicar derechos es hacer política, manifestarse es hacer política, tomar la palabra es hacer política.

Seguimos aprendiendo. Hoy, 29 de septiembre, las calles se han vuelto a llenar con miles de personas que dicen basta y que quieren tirar del freno a una realidad que se está volviendo cada vez más insoportable. Y además, hoy, salimos para acompañar y sentirnos acompañados por nuestros hermanos y hermanas portugueses, griegos e italianos, rodeando su propio parlamento. Los “Cerdos” son ellos, nosotros y nosotras somos el sur de Europa, y sin el sur de Europa, no hay Europa posible.

Seguimos rodeando el Congreso porque queremos dar un salto en la movilización social y poner en el centro la recuperación de la soberanía y del poder ciudadano, es decir, de la democracia. En este año y medio hemos aprendido a integrar, a pensar y actuar colectivamente, entablando alianzas imprevisibles: mareas de todos los colores tomando la ciudad; vecinos y vecinas parando desahucios, funcionarios y funcionarias cortando calles… Ahora sabemos descifrar complejos conceptos económicos y legales, cuidarnos y cuidar a las demás, comunicarnos mejor, gestionar espacios de participación y discusión en las redes, las plazas,y los centros de trabajo; reírnos de la violenta estupidez del poder, ante la que, cada vez más, resistimos en lugar de correr. Hemos logrado ampliar los métodos de las viejas formas de lucha, y hemos llevado a cabo iniciativas que queremos seguir desarrollando desde abajo, sin atajos y paso a paso. Porque creemos que el tiempo de las decisiones tomadas por unos pocos ha terminado; porque, frente a quienes quieren dejarnos sin futuro, tenemos los medios y la inteligencia colectiva para decidir y construir la sociedad que queremos; porque no necesitamos falsos intermediarios, sino recursos y herramientas colectivas que fomenten activamente la participación política de todas las personas en los asuntos comunes.

Seguimos rodeando el Congreso para decirles a quienes dicen mandarnos que no, que desobedeceremos sus imposiciones injustas, como la de pagar su deuda, y que defenderemos los derechos colectivos: la vivienda, la educación, la salud, el empleo, la participación democrática, la renta. Para iniciar un proceso que permita que los responsables de la crisis dejen de ser impunes, para que los pirómanos que han provocado nuestra crisis no sean recompensados y empiecen, en cambio, a ser juzgados.

Ni el gobierno de Zapatero, ni el de Rajoy nos han escuchado. Ambos han traicionado a sus propios votantes llevando adelante medidas que prometieron que nunca pondrían en marcha. No obedecen a los ciudadanos, no tienen la valentía ni interés para hacerlo. El gobierno Rajoy, por lo tanto, no nos sirve y exigimos su dimisión.

Hoy se han presentando los presupuestos generales del Estado para el año que viene. Esos presupuestos son el resultado de una reforma de la Constitución ejecutada a medias entre el PSOE y el PP sin que la ciudadanía pudiera decir nada al respecto. Esos presupuestos dedican mucho más dinero a pagar una deuda ilegítima que a las necesidades sociales que puede articular una salida colectiva de la crisis. Esos presupuestos son una vergüenza para la soberanía nacional, para la democracia. Y por eso tenemos que pararlos.

Queremos hacer un llamamiento a una nueva movilización cuando los presupuestos se discutan en el Parlamento. Queremos estar de nuevo aquí esos días para decirles que no, que se acabó gobernar sin preguntar.

Exigimos también el cese de la criminalización, la libertad de la persona aún detenida y que se retiren todos los cargos imputados a las otras compañeras que asimismo fueron vejadas y maltratadas en virtud de unas diligencias intolerables en un estado de derecho. Que se abra una investigación sobre la actuación policial durante el día 25.

Estos días hemos visto que podemos, si nos organizamos, si nos comunicamos, si usamos nuestras redes e infundimos confianza, calma, inteligencia colectiva. Por eso os proponemos que participéis en la Coordinadora25S, no sólo aquí en Madrid, sino en todas partes, que organicéis vuestros propios nodos de esta red, que hagáis vuestras las convocatorias… Nos están quitando lo poco que quedaba por defender. Nos queda absolutamente todo por construir.

No tenemos miedo. Los presupuestos de la vergüenza, los vamos a rodear. Que se vayan. Sí se puede.

Dijeron que seguirían en las calles y lo han cumplido, lo hemos cumplido, apoyando toda causa justa, toda reivindicación asumible, toda defensa de las causas de los más débiles: la PAH, las Mareas, La Plataforma Antirrepresiva, y un largo etcétera han sido causas participadas y apoyadas desde el 25S, a lo largo de este año tan duro, tan injusto, en el que cada vez se nos priva a los ciudadanos de más derechos y se nos imponen más deberes. Es una lucha que debe seguir hasta la batalla final, que será de victoria o de esclavitud.

Manifiesto de la coordinadora 25s (25-9-12)*:

La democracia está secuestrada. desde el 25s vamosrescatarla.

Rodearemos el Congreso de los Diputados para rescatarlo de un secuestro que ha convertido a esta institución en un órgano superfluo. Un secuestro de la soberanía popular llevado a cabo por la Troika y los mercados financieros y ejecutado con el consentimiento y la colaboración de la mayoría de los partidos políticos. Partidos que han traicionado sus programas electorales, a sus votantes y a la ciudadanía en general incumpliendo promesas y contribuyendo al empobrecimiento progresivo de la población.

Rodeamos el Congreso después de más de un año de intensas movilizaciones en todos los sectores sociales y tras comprobar que no puede haber democracia cuando las instituciones que dicen representarla se mueven por intereses que no son los de la mayoría. Porque no tenemos nada que hablar con un poder que ha demostrado sistemáticamente ser ciego, sordo y mudo a justas y concretas demandas de igualdad y justicia social. Lo rodeamos para rescatar a la política de un régimen económico insostenible y depredador: el sistema capitalista.

Rodeamos el Congreso porque queremos dar un salto en la movilización social y poner en el centro la recuperación de la soberanía y del poder ciudadano, es decir, de la democracia. Hemos creado numerosos procesos de lucha, espacios de participación y discusión en las redes y en las plazas, en los barrios y en los centros de trabajo, y hemos llevado a cabo iniciativas que queremos seguir desarrollando desde abajo, sin atajos y paso a paso. Porque creemos que el tiempo de las decisiones tomadas por unos pocos ha terminado; porque, frente a quienes quieren dejarnos sin futuro, tenemos los medios y la inteligencia colectiva para decidir y construir la sociedad que queremos; porque no necesitamos falsos intermediarios, sino recursos y herramientas colectivas que fomenten activamente la participación política de todas las personas en los asuntos comunes.

Rodeamos el Congreso para decirles a quienes dicen mandarnos que no, que desobedeceremos sus imposiciones injustas, como la de pagar su deuda, y que defenderemos los derechos colectivos: la vivienda, la educación, la salud, el empleo, la participación democrática, la renta. Para iniciar un proceso que permita que los responsables de la crisis dejen de ser impunes, para que los pirómanos que han provocado nuestra crisis no sean recompensados y empiecen, en cambio, a ser juzgados.

Nos manifestaremos alrededor del Congreso porque queremos recuperar la responsabilidad sobre nuestro propio futuro sin aceptar imposiciones. Para decirles a quienes tienen secuestrada la democracia que ha llegado el momento de irse y para exigir la dimisión de este Gobierno como primer paso, porque vamos a liberarla iniciando un proceso constituyente. Un proceso de participación directa abierto en el que determinemos y pongamos en marcha las instituciones políticas, herramientas de participación y mecanismos jurídicos y políticos que necesitamos para garantizar que las decisiones colectivas sean completamente efectivas. Un proceso constituyente sostenido y cuya definición colectiva comienza, pero no termina, el 25S.

Rescatar el Congreso es lanzar una invitación a que se articulen y unan otros movimientos sociales como la lucha de los funcionarios por la defensa de los servicios públicos, las diversas “mareas” y otras luchas por la igualdad y la justicia social. Significa negarnos a aceptar el miedo, la impotencia y la desorientación surgidas de la reducción de lo político a lo económico y sus consecuencias fascistas, xenófobas, racistas y machistas. Y buscar una salida colectiva.

Invitamos a todas las personas que quieran acompañarnos a rodear el Congreso, a decir ¡basta! y a continuar este camino para rescatar la democracia y la soberanía.

Queremos derechos, democracia, justicia y libertad para todo el mundo.Hasta aquí hemos llegado, no tenemos miedo. Nos vemos el 25S… y más allá.

*Este manifiesto es fruto del debate en las asambleas de esta Coordinadora, un esfuerzo de síntesis de los motivos para rodear el Congreso que compartimos y otra de las voces por las que puedes sentirte apelado/a para acudir.

Published by: