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El holandés errante y el imperio

SEDANO-150x150«Hay que ir construyendo un horizonte postimperialista, debilitando a la Europa de los mercaderes con una estrategia común: Vía Sur. Rompiendo la unidad de mercado y el diseño político del subimperio.»

Marcos González Sedano

Cuando yo era niño,

me asaltaba la interrogante

por saber, dónde se refugiaban

los peces cuando llovía.

Si les dijera a ustedes que anoche me encontré con el capitán Willem Van der Decken, en la Cala de los Muertos, en Cabo de Gata, pensarían que la cabeza me empieza a fallar; no estoy yo para negarles la mayor, sin embargo, no suelo mentir. El capitán y yo hemos navegado más de una vez juntos, y cuando baja a tierra, no hay botella de vino que se nos resista, renovando así, nuestro propio pacto con el Diablo.

Ya, casi antes de partir, me comentaba mi compadre de jumas que los vientos de la guerra recorren las costas de África, Asia y Europa; que el corsario del Imperio George Bush, con los generales del Ejercito Imperial, diseñaron la estrategia militar del siglo XXI, y a la campaña por el control de esta parte del planeta, la bautizaron como Gran Oriente (que nada tiene que ver con la logia masónica francesa del mismo nombre), creando para ello un cuerpo de ejército con autonomía propia, llamado AFRICOM.

El capitán me decía, que el papel de los bufones intelectuales etno-centristas en esto, es el de ciegos, o el de colaboradores en la rapiña puesta en marcha.Van der Decken, que desde principios del siglo XVII vaga por los mares sin patria, ni dios, ni rey, me susurraba en la oscuridad de su camarote, mientras la sombras de las velas escuchaban, que es el momento de convocar a la Hermandad de los Pueblos del Sur: Parar la guerra, impedir que el Imperio del Mal siga avanzando.

El Holandés Errante, sentenciaba que hay que ir construyendo un horizonte postimperialista, debilitando a la Europa de los mercaderes con una estrategia común: Vía Sur. Rompiendo la unidad de mercado y el diseño político del subimperio. Terminó diciendo, que la toma del poder por la Plebe, requiere de una sublevación constructiva.

Mientras el Holandés Volador se alejaba y yo soñaba con el Mar delas Antillas, pensaba en la carga que mi hermano de la Mar nos había dejado sobre los hombros: Vivir la agonía del Imperio.

Desde el Mar de los Sargazos hasta el Mediterráneo, hay que encontrar a marineras/os de mar y de tierra, que estén dispuestos a unir sus manos y remar en la misma dirección. De puerto en puerto y de taberna en taberna, hay que convocar a la Hermandad: Vía Sur.

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El “soberano” que delega su poder es un súbdito.

log“No se trata de crear el enésimo partido de tutores por ver si esta vez son buenos tutores. Se trata de crear la organización,  para que los representantes o magistrados estén por debajo del pueblo quieran o no, sean buenos o no. Un mandar obedeciendo se construye, no se ruega, ni se recibe del que manda”.

Por Diego Hidalgo Morgado de Constituyentes

 

La representación política en la Constitución Española de 1978

 

Las calles de nuestro Estado se han llenado de protestas contra la representación política actual impuesta por la Constitución Española de 1978… Que no nos representan. Por supuesto que no: nos tutelan, nos gobiernan, pero no nos representan. Sin embargo, ante estas reivindicaciones, el debate y las opciones alternativas presentadas son escasos, pobres, poco imaginativos.

Existen muchos modelos de representación diferentes que funcionan en nuestro Derecho. ¿Por qué no aprendemos de ellos para comprender mejor cuál es el sistema que tenemos y encontrar ideas para mejorarlo?

La representación política actual más extendida y la de la ce78 es una tutela política.

El modelo de representación política de la Constitución Española de 1978 (CE78) es una tutela política: el cauce favorito de las dominaciones de la historia. Es el gran contrario de la democracia.En realidad, la historia de la política puede resumirse como la lucha entre la tutela y la democracia. La CE78 sigue una tradición política por la que al pueblo se le quita el ejercicio de su poderi.

La idea de que en el pueblo reside la soberanía y que emana de él hacia quien la ejerce en su representación no es democrática. Es una explicación para defender y justificar a los monarcas absolutistas, que fue perpetuada por los burgueses en la Constitución Francesa de 1971.

El “soberano” que delega su poder es un súbdito. Esta fórmula de las Monarquías Absolutas se ha extendido a las constituciones actuales, como la CE78. El gran contrario teórico-político de la democracia significa considerar al pueblo incapaz de gobernarse a sí mismo y establecer las estructuras o herramientas necesarias para que otros gobierne en lugar del pueblo y sobre el pueblo.

Sobre la tutela de derecho civil, el artículo 222 del Código Civil (CC en adelante) explica que es el régimen al que se somete al incapaz, que es aquel que “no puede gobernarse por sí mismo” (art. 200 CC). Por contra, democracia debería significar que el pueblo se gobierne a sí mismo.

En derecho civil, de aquel que “no puede gobernarse por sí mismo” se dice que no tiene capacidad de obrar. La incapacidad de obrar lo determina todo. El equivalente político a la capacidad de obrar para el Pueblo (a mi modo de ver) es la capacidad de éste de ejercer su propio poder.

En la tutela política, al ser incapaz de obrar o de ejercer su propio poder (o soberanía si lo preferís), el Pueblo no puede actuar aparte de sus representantes, ni puede actuar (o ejercer su pod er) para controlarlos, pedirles responsabilidades o darles mandatos expresos. Ha sido incapacitado. El régimen tutelar en política es un régimen para atar al pueblo y hacerlo dependiente de sus políticos, creando un pueblo inactivo, pasivo, un pueblo obediente, un pueblo sometido.

La dignidad humana es pisoteada en este esquema de representación, porque el gobierno sobre el pueblo se hace achacándolo a la “voluntad” del pueblo. El pueblo ha sido tan incapacitado que ni tan siquiera tiene otra voluntad que no sea la de sus representantes. Ha sido convertido en un incapaz sin acción, sin voluntad, para que unos cuantos se apropien del poder sobre todo, sin límites ni responsabilidades.

La CE78 no permite el ejercicio de la soberanía por el pueblo, tan sólo su participación en el ejercicio del poder por parte de los tutores, y ni siquiera da cauces realistas y eficaces para ello. Quita al pueblo su capacidad de ejercer su propio poder.

Impone las herramientas y estructuras para que otro lo ejerza en su lugar y e sos “representantes” asumen el poder sobre todos los bienes y la riqueza del pueblo. El pueblo queda en la misma posición que Aristóteles condenaba a los esclavos, las sociedades patriarcales a las mujeres, los Monarcas a sus súbditos. Esto es una tutela política.

Comparativa de la representación de la ce78 y la tutela del código civil

Veamos con un poco de detenimiento una comparación entre las bases de la representación política en la CE78 y la regulación de la tutela en el Código Civil. Para ello, hay unas preguntas que haría cualquier persona antes de “contratar” con un representante: ¿podré actuar por mi cuenta sin su permiso, podré darle órdenes generales y concretas, podré salir del contrato o cambiarlo, podré despedir o cambiar a mi representante, podré controlarle y saber lo que hace, pedirle responsabilidades y anular sus decisiones perjudiciales para mí…? Nadie firma un contrato de representación sin establecer antes esas condiciones.

No deberíamos juzgar el régimen de representación del pueblo en la CE78 sin hacer esas preguntas.

– Actuar sin representantes: Al pueblo no se le da ningún medio ni se le reconoce capacidad para actuar sin representantes. Hasta para convocarse para votar o para un referéndum consultivo (art. 92 CE78) deben convocarlo los representantes. La ILP (art. 83.2 CE78) o el derecho de petición (art. 29 CE78) tan sólo son formas de hacer una propuesta a los representantes, nada más, y muy limitada en materias. Incluso para la revisión constitucional el pueblo sólo ratifica lo que hacen los representantes (art. 168 CE78), pero no puede ordenarles qué revisión hacer.

– Órdenes: El pueblo no puede dar órdenes a sus representantes en la CE78. Ni órdenes concretas o puntuales ni órdenes generales tipo programas. De hecho, los representantes no tienen ninguna obligación de cumplir los programas por los que los electores les han votado. Por supuesto, el pueblo está sometido al ordenamiento jurídico que hacen los tutores (art. 9 CE78).

– Control e información: El control y el requerimiento de información a los representantes se hace y ejerce por los propios representantes. Más aún, son ellos los que eligen a los jueces, los miembros del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas…; y los que hacen las normas en las que se definen la información que deben dar y los controles a los que deberán someterse.

– Revertir o anular actos de representantes: El pueblo debe someterse a lo que hagan los tutores aunque vaya contra la voluntad de los representados y en beneficio de una minoríaii. Ni siquiera se recoge la posibilidad de aplicar la doctrina de la deuda odiosa.

– Exigir responsabilidades (por actos contrarios a su voluntad e intereses, no sólo por actos ilegales): Nadie puede hacer nada, salvo contra actos contrarios a las leyes que los propios representantes aprueban. Y no es el pueblo el que exige esta responsabilidad, sino los mismos representantes. Si hay algo que la gente en la calle está pidiendo con urgencia, es poder exigir responsabilidades a los “representantes” políticos por sus actos. Es algo que está excluido en la CE78.

– Revocar representantes: Tan sólo los representantes pueden convocar elecciones o llevar a cabo una moción de censura.

– Cambiar las bases del régimen de representación: El pueblo no tiene ningún poder en la CE78 para iniciar un proceso constituyente, sólo los representantes pueden hacerlo. Los representantes pueden hacer una reforma constitucional (como sucedió con la del artículo 135 para dar prioridad a los pagos a los bancos sobre los servicios públicos) sin consultar en absoluto al pueblo. La revisión constitucional o cambio de las bases de la Constitución la inician y la hacen los representantes, el pueblo sólo ratifica o no, pero ni siquiera puede proponer contenidos.

El pueblo no tiene ejercicio del poder y se encuentra bajo el poder de los tutores. La CE78 impone una tutela. En este contrato social el pueblo queda como súbdito. La clave de la tutela es que al incapacitado no se le reconoce ningún poder de acción ni decisión sin los representantes.

Así están nuestros gobernantes: sin control, porque no podemos actuar para controlarles; sin obedecernos, porque no se nos reconoce capacidad para darles órdenes; sin responsabilidades, porque no tenemos vías para exigírselas… Y nosotros, eso sí, les debemos obediencia y somos obligados a cumplir sus deudas como nuestras, sometidos a una tutela perpetua.

Regulación de la tutela civil

La regulación de la tutela civil se encuentra en el Título X del Libro Primero del Código Civil. En la tutela civil, el tutelado le debe obediencia al tutor, no puede darle órdenes de ningún tipo, no tiene control de lo que hace el representante, no puede revocar su representación, no puede actuar por su cuenta… Ni siquiera puede exigirle responsabilidades mientras se mantenga la tutela.

Este régimen es perfectamente lógico, el tutelado no tiene capacidad de obrar, no puede “hacer” nada jurídicamente, y tanto dar órdenes, como controlar, como exigir responsabilidades, etc… son actos jurídicos, para los que está incapacitado.

El tutor se queda con el “poder” jurídico del tutelado y controla todos sus bienes y riqueza. Eso sí, debe hacerlo por su bien, como un gobierno con el “interés general”. Este es el equivalente jurídico de la representación política de la CE78: la tutela. La tutela política se le impone al pueblo que no ejerce su poder y lo delega, como la tutela civil se le impone al incapaz.

Este también es el régimen de representación que impone la CE78 al pueblo: la tutela. Hay una diferencia entre la tutela civil y la representación política de la CE78. El tutelado en derecho civil puede recuperar su capacidad de obrar. Entonces finaliza la tutela y el tutor debe ser sometido a la rendición de cuentas (art. 279 CC), en la que pueden recaer responsabilidades civiles y penales sobre él si ha utilizado los bienes del tutor o sus poderes en su beneficio o de terceros, si los ha utilizado en perjuicio del tutelado, etc…

La rendición de cuentas no está prevista en la CE78, porque con ella, el pueblo nunca sale de la tutela. Un pueblo incapacitado no puede pedir rendición de cuentas y la CE78 es una incapacitación perpetua del pueblo, una pérdida de soberanía perpetua. Si quitamos el régimen tutelar de la CE78 y comenzamos a gobernarnos a nosotros mismos, lo primero es que pidamos cuentas y responsabilidades a los tutoresiii, por lo que han hecho con el poder que robaron y la riqueza de la que se han apropiado.

En busca de una política que reconozca al pueblo su capacidad de hacer

Del mismo modo que cualquier particular exige poder sobre el representante antes de firmar un contrato de representación, el pueblo está hoy pidiendo esos poderes que le corresponden.

Hoy reivindicamos democracia: que los políticos deban obedecer al pueblo y ceñirse al programa que el pueblo ha votado (no cumplir el programa es engañar a los votantes), se busca que ciertas medidas sean decididas directamente por el pueblo, que los políticos deban responder por las ilegalidades y los incumplimientos de la voluntad del pueblo, que se puedan anular las decisiones contrarias a la voluntad manifiesta del pueblo o que los representantes puedan ser revocados.

Es absurdo que el pueblo deba pedir permiso de los tutores para decidir. Pedimos democracia. Nos encontramos con una tutela.

Un sistema como el de estas reivindicaciones es perfectamente viable, de hecho, aspectos parciales se aplican ya en muchos lugares (la revocación de los políticos o la anulación de la deuda odiosa en Ecuador, las condenas a políticos en Islandia, en muchos lugares hay decisiones que son exclusivas del Pueblo…). Pero, siguiendo con el esquema de análisis que he propuesto, analicemos otros modelos de representación no incapacitantes que funcionan en nuestro Derecho.

¿No es de sentido común que los representantes obedezcan al representado y éste pueda controlarlos y exigirles responsabilidades?. Es lo que marca el Derecho, salvo para el pueblo. De hecho, si un adulto libre y capaz firmara un contrato de representación como el de la CE78, probablemente lo consideraríamos nulo de pleno derecho. Veamos las regulaciones legales de las sociedades de adultos libres y su representación.

Representación de contratos sociales en derecho civil y mercantil

Las asociaciones civiles y su sistema de representantes son regulados por la Ley Orgánica 1/2002, 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, en sus artículos 11 y 12. En este régimen hay dos órganos, la Asamblea o Junta de Socios y los administradores (representantes) de la asociación.

Los representantes están obligados a seguir las directrices que marque la Junta, que es el “órgano supremo de gobierno”. La Junta decide los estatutos sociales y puede cambiarlos en cualquier momento, diseñando los elementos de control y mando sobre los representantes y las decisiones que la Junta toma de forma autónoma. Los socios no se consideran incapaces en ningún momento.

Tienen la herramienta para actuar en común, que es la Junta. Esta se reúne sin pedir permiso a los representantes, obligatoriamente una vez al año y cuando lo pidan un mínimo de socios. Los socios tienen capacidad para actuar sin los representantes porque tienen la herramienta, la organización, para ello.

La regulación de las sociedades de capital está en el Real Decreto-ley 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital (TRLSC). Nuevamente tenemos dos órganos distintos. El Consejo de Administración ostenta la representación de la sociedad, pero de la sociedad, no de los socios.

Y está sometido a las decisiones de la Junta. Los socios no se ven incapacitados para actuar por encima de los administradores, controlarlos o exigirles responsabilidades. Los socios tienen un órgano, que es la Junta de Accionistas, que es la herramienta a través de la cual pueden ejercer su poder sobre la sociedad. Veamos un poco esta regulación:

– Actuar sin representantes: Los socios, a través de la Junta, tienen muchas decisiones que son su competencia exclusiva, entre otras, la aprobación anual de los presupuesos o el cambio de estatutos (art. 160 TRLSC), y pueden intervenir en cualquier acto que estén llevando a cabo los representantes y tomar cualquier decisión por encima de ellos (art. 160 TRLSC).

– Órdenes: La Junta de socios puede dar órdenes directas puntuales a los administradores (arts. 160.e y 161 TRLSC), también pueden someter la decisión final de cualquier negociación que lleven a cabo los administradores a ratificación de la Junta por votación. Además de las órdenes puntuales, una de las competencias de la Junta es la aprobación anual de presupuestos, que funcionan como programas que deberán cumplir los administradores (art. 160.c TRLSC), los cuales pueden incurrir en responsabilidades personales de no cumplirlos.

– Control e información: Los socios pueden controlar lo que hacen los administradores en todo momento y reciben información constante (art. 160.g TRLCS).

– Revertir o anular actos de representantes: Las decisiones de los representantes son anulables por diversos motivos (art. 160.h TRLCS). En algunos casos, la decisión es considerada nula, en otros, los actos de los representantes quedan vigentes pero como actos particulares de los administradores que no afectan a la sociedad (como si un político tuviera que pagar la deuda que ha contraído con su dinero).

– Exigir responsabilidades (por actos contrarios a su voluntad e intereses, no sólo por actos ilegales): El régimen de responsabilidades exigibles a los Administradores es realmente completo. Pueden exigirse tanto de forma individual como colectiva, responsabilidades civiles y penales, por actos contrarios a la voluntad manifiesta de la Junta, por actos contrarios a los intereses de la sociedad, por actos de los representantes en beneficios de terceros… No sólo por actos ilegales. Y se pueden anular sus decisiones (art. 160.h TRLSC)

– Revocar representantes: La Junta de Accionistas pueden revocar los administradores-representantes en cualquier momento (art. 160.f TRLSC)

– Cambiar las bases del régimen de representación: La modificación de los estatutos de la asociación es competencia exclusiva de la Junta de Accionistas (art. 160 TRLSC).

La clave siempre es la existencia de un órgano, una herramienta que sirve para dar cauce al “hacer” y la decisión colectiva de los socios. En la representación de las sociedades de capital, la Junta debe reunirse cada vez que haya un número mínimo de firmas, cada vez que haya un tema que tratar competencia de la Junta (como si hubiera que cambiar el programa o el presupuesto de forma sustancial), y siempre de forma periódica anualmente. No se necesita ningún permiso de los representantes para tratar una cuestión, ni para actuar, votar o decidir.

Permítanme esbozar un régimen de representación política basado en estas regulaciones de representación no tutelar: La clave es un órgano de democracia directa que se convoca para tomar sus decisiones sin que lo puedan impedir los representantes, por un número mínimo de peticiones o firmas y siempre de forma periódica. Es un órgano supremo de gobierno, un órgano de ejercicio del poder. Los representantes le deben obedienciaiv. El gobierno manda obedeciendo.

La Junta o Asamblea en la que participan todos los asociados tiene unas decisiones que son de su exclusiva competencia. Dentro de estas decisiones exclusivas debe estar el cambio del contrato social (Constitución de un Estado) y la aprobación de presupuestos o programas.

Siempre la Junta o Asamblea puede tomar una decisión sobre el tema que desee (como hemos intentado con la dación en pago en España y no se nos ha permitido), y esta decisión debe ser obedecida por los representantes. Existe una información determinada que debe ser dada a la Junta siempre por los representantes, y la Asamblea puede acceder a la información que solicite para controlar lo que hacen sus administradores.

Los representantes son revocables en cualquier momento por la Asamblea, que puede ser convocada cuando lo pida un número mínimo de socios para tomar esa decisión. La Junta puede anular o revocar las decisiones de los representantes que vayan contra sus intereses e instrucciones o sean en beneficio de terceros. Y en el mismo proceso, puede exigirles responsabilidades penales y civiles por ello. Incluso puede que el representante tenga que asumir estas deudas como suyas personales.

Esto es una representación de una sociedad de adultos que se ha demostrado viable en sociedades enormes que funcionan en multitud de países. Si un adulto firmara un contrato por el que se somete a una tutela sería nulo de pleno derecho, no se le reconocería validez alguna. La representación de la CE78 debería ser declarada nula por ir contra la dignidad del pueblo.

CONCLUSIONES

La Constitución Española de 1978 impone al pueblo una tutela política. Esta se basa en la visión del pueblo como un incapaz que necesita ser sometido a un gobernante por su propio bien. Consiste en incapacitar al pueblo y crear las herramientas necesarias para que unos dirigentes gobiernen sobre el pueblo y adquieran el poder sobre toda la riqueza sin ninguna responsabilidad por sus actos legales realizados en beneficio propio o de un tercero.

La tutela política es lo contrario a la democracia. La frase con que suele expresarse desde la Edad Moderna es que el pueblo delega el ejercicio del poder en representantes o en el Estado; o que los poderes o el poder legislativo del Estado se ejerce por delegación.

En una organización social de adultos plenos, cuando existe representación ésta nunca es tutelar. Si existe representación en política, ésta no debe ser tutelar. La clave de una representación política no tutelar es el órgano soberano de democracia directa que permita al pueblo hacer colectivamente, sin tutores; decidir como un pueblo libre.

Así son las Asambleas que han nacido por doquier en el Estado Español desde el 15M (y antes a menor escala). El pueblo no necesita representantes, sino organización, herramientas. En cualquier caso, de nuevo tenemos que empezar desde abajo. Ese órgano es la herramienta necesaria para que el pueblo pueda ejercer el poderv y debe ser adecuada al Pueblo. Debe ser “su” herramienta y por eso debe funcionar desde abajo.

Encontramos un ejemplo histórico en el Proyecto Constitucional Andaluz de 1883 (la Constitución de Antequera, el texto constitucional más alejado de la tutela de los que conozco). Funciona desde abajo, con una Constitución del Municipio, luego una de los Cantones, y finalmente la de Andalucía.

Todas las competencias son municipales; y en el Municipio, el pueblo tiene su Asamblea desde donde lo dirige todo. Pero como también demuestra la propia historia de ese proyecto, hay que construir de verdad, no vale limitarse a escribir sobre el papel. El papel sirve para inspirar, pero la realidad se construye en la calle.

El pueblo no es incapaz de obrar o ejercer su soberanía, como sostienen algunos. Lo que sucede es que en la historia (de Occidente) jamás se ha permitido que tuviera organización o herramientas para hacerlo.

Nadie debería firmar un “contrato social” (en la terminología burguesa) o Constitución sin que estén creados los poderes del pueblo. Queremos salir de la incapacitación, dejar de ser un pueblo atado, incapacitado, que pone todo su destino, su trabajo, sus riquezas, su futuro, en manos de unos pocos a los que no puede controlar.

No se trata de crear el enésimo partido de tutores por ver si esta vez son buenos tutores. Se trata de crear la organización, las cláusulas de ese contrato (pero crearlas en la realidad y no sólo sobre el papel) para que los representantes o magistrados estén por debajo del pueblo quieran o no, sean buenos o no. Un mandar obedeciendo se construye, no se ruega, ni se recibe del que manda.

Tan sólo con una tutela el pueblo puede ser sometido por sus “representantes”. En cualquier otro modelo de representación no habría incapacitación del pueblo, el representado sería capaz de actuar por sí mismo por encima de ellos, y podría controlarlos y darles órdenes, pedirles responsabilidades por desobedecerle, y sobretodo, expresar su propia voluntad. ¿Qué harían los privilegiados financieros?

Notas:

i La representación tutelar en política proviene de las ideas de Platón y Aristóteles. En la Edad Moderna, para defender a las Monarquías Absolutas, se dijo que aunque las personas individuales no eran incapaces, el pueblo no podía ejercer su soberanía y necesitaba la dirección de un monarca que le “representaba”, en el que este ejercicio era delegado. Siéyes la plasmaría en la Constitución Francesa de 1791 y de ahí pasó al constitucionalismo burgués que hemos heredado.

ii Ahí podemos ver que, por ejemplo, los rescates multimillonarios a la banca o los recortes de sanidad, educación, etc… van en contra de la mayoría y de su voluntad, y a favor de una minoría de la que forman parte los representantes (las élites político-financieras), y resulta que el pueblo está obligado a obedecer y respetar esos compromisos para el futuro.

iii Haré una propuesta concreta sobre esto en próximos artículos.

iv No se debe equiparar esta Asamblea con los Parlamentos actuales. Este es para representantes, la Asamblea es para el pueblo, sin representantes. Un lugar de democracia directa.

v La clave sobre el poder, como explico en  ¿Y esto es democracia? y en Teoría Crítica del Kaos Humano, está en el diseño de las mediaciones sociales en las que se ejerce.

Teoría crítica del Kaos Humano. Tomo I Democracia. Es un libro que estoy terminando para su próxima publicación, donde todas estas ideas están mucho más desarrolladas y argumentadas. Es parte de un proyecto de trilogía que incluya: Democracia vs Privilegios (Tomo I), Persona vs Propiedad (Tomo II), Verdades vs Verdad (Tomo III).

 

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Palo Olímpico

186530_1280989971_5597357_nMiguel Manzanera

«El dato es significativo porque demuestra el declive de la influencia española en el panorama internacional. No es de extrañar. Un sujeto que quiere tapar sus vergüenzas arremetiendo contra todo el mundo, no puede esperar el aplauso de la comunidad internacional».

El titular de portada en el periódico Marca del domingo 8 de septiembre no podía ser más claro: Palo Olímpico. El Comité Olímpico Internacional (COI) se había reunido el día anterior en Buenos Aires para tomar una decisión importante: elegir la ciudad que va a recibir los Juegos Olímpicos de 2020.

Allí se encontraba el lobby español, compuesto por lo más significativo de las fuerzas vivas patrias: la Casa Real con el príncipe y su esposa, además de la hermana del rey, la derecha radical representada por la alcaldesa de Madrid y la derecha moderada por el presidente del gobierno, etc.

Nada pudieron frente a la indiferencia de los delegados olímpicos. Madrid quedaba relegada al tercer lugar en las preferencias como Villa Olímpica en 2020. Por tercera vez consecutiva se rechazaba su candidatura.

El dato es significativo porque demuestra el declive de la influencia española en el panorama internacional. No es de extrañar. Un sujeto que quiere tapar sus vergüenzas arremetiendo contra todo el mundo, no puede esperar el aplauso de la comunidad internacional.

El gobierno de España ha tomado como táctica publicitaria el enfado permanente con sus vecinos, como si éstos tuvieran la culpa de su mala gestión: el contencioso con Inglaterra por Gibraltar, la pelea de Repsol con Argentina, la acritud contra la República de Venezuela, el apoyo a Obama en la guerra de Siria, etc. ¿Pensaba Rajoy que hacerse la foto con Obama iba a ayudar nuestra causa en el panorama internacional? ¡Pero si todo el mundo está en contra de la guerra! Sobre todo el Papa, especialmente Francisco I. La derecha española parece autista.

El triunfalismo de la derecha gobernante se percibía en los medios de comunicación, que repetían machaconamente las consignas del día: Madrid 2020. Todo estaba bien atado, la candidatura española era imbatible, tenía las mejores perspectivas, nos presentábamos con las tareas hechas.

Un escenario en la puerta de Alcalá tenía que dar cauce al esperable entusiasmo colectivo. Pero las masas, que suelen acudir por millones a esta misma plaza de Cibeles, cuando de manifestaciones pacifistas se trata, esa vez no se dieron por enteradas. Apenas unos miles de personas. Pocos. Como si se olieran el bluff.

Ese desinterés ciudadano se suplió con un notable voluntarismo político: desde la mañana del sábado potentísimos altavoces retumbaban una música horrible de discoteca barriobajera por todo el barrio burgués del Retiro. Es inimaginable que tales gestores de la cultura lleven gobernando Madrid durante tres décadas. Con toda probabilidad, esa falta de tacto que demuestra la derecha española ha contribuido también al desastre del lobby invencible que viajó a Buenos Aires.

En todo caso es seguro que ayudó a la ciudadanía a comprender la falta de solidez de esta operación de salvamento, que quería ser el primer paso de la recuperación de la crisis. La decepción por la decisión del día anterior, era notoria en las filas de la derecha. La alcaldesa lo afirmaba con rotundidad: ¡es horrible! El lunes la bolsa de Madrid cedía enteros, especialmente las constructoras.

Los negocios se volatilizaban, tan rápidamente como las ilusiones de los ciudadanos. Los miles de puestos de trabajo soñados se perdían por los sumideros del sueño. De nuevo Bienvenido, Mr. Marshall, la parábola del tío de América, nos devuelve a la realidad patria de este malhadado país gobernado por clases parasitarias. ¿Tendremos también la misma suerte con Eurovegas?

Ya lo iban diciendo las encuestas, sin que nos pudiéramos fiar mucho. Pero después de este fracaso, ahora sí que me creo que la izquierda ganará en Madrid las próximas elecciones.

 

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Obama: Esa obsesión por mentir

A BoronAtilio Boron

“…Un imperio mentiroso hasta la médula, que ha convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un Estado canalla: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU merece ser obedecida, ninguna norma moral puede oponerse al apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en proporción directa a las guerras.

 

No hay pruebas; “Si las tienen, que las muestren”, dijo Vladimir Putin. No las mostraron ni lo harán, sencillamente porque no existen. Igual que en 2003, cuando difundieron la escandalosa mentira de las “armas de destrucción masiva” en Irak para justificar la destrucción de un país que, todavía hoy, sigue sumido en un interminable calvario de dolor y muerte.

Ahora repiten el libreto, a favor de una población domesticada, propensa a aceptar los argumentos más absurdos –el “consenso prefabricado” del que habla Chomsky–, tales como aquel que reza que Siria constituye una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.

Mienten y lo hacen descaradamente; mienten a su propio pueblo y a la comunidad internacional. Ocultan el hecho decisivo de que fue Al Assad quien convocó a los inspectores de la ONU y no Washington; que fue la Casa Blanca la que, por el contrario, demandó que esos inspectores se retiraran del teatro de operaciones porque el castigo no podía demorarse ni un día más.

Ocultan también que bajo la sola hipótesis de la total estupidez de Damasco podría el gobierno sirio haber detonado una bomba bacteriológica para matar a casi mil quinientos inocentes en las mismas barbas de los inspectores venidos por su encargo. Y si de algo ha dado muestras Al Assad en estos días es de que no es ningún estúpido.

Lo que ocurrió es un clásico sabotaje en el cual los agentes de la CIA son expertos. Como cuando inventaron el incidente del golfo de Tonkin, en 1964, para que la opinión pública estadounidense aceptara entrar en guerra con Vietnam. Ya en 1898 los bandidos habían hecho lo mismo: hundir el acorazado Maine, en un sórdido autosabotaje, en la entrada de la bahía de La Habana, lo que les permitió declararle la guerra a España y apoderarse de la isla.

Con sus mentiras, Obama y Kerry esconden también la pérfida doble moral del gobierno estadounidense, que permaneció inmutable cuando su por entonces amigo Saddam Hussein gaseaba con armas químicas “Made in America” a las minorías turcas; o cuando sus socios israelíes utilizaron fósforo en el brutal ataque a la Franja de Gaza.

Enterado de las atrocidades de Anastasio Somoza en Nicaragua, Franklin D. Roosevelt se encogía de hombros y decía: “Sí, pero es nuestro hijo de puta”. Lo mismo decían de los crímenes perpetrados por Saddam y Netanyahu, pero resulta que Al Assad no es su hijo de puta y entonces merece un feroz escarmiento. Escarmiento que no sufrirá él sino su pueblo, la gente que aparecerá en los escuetos informes del Pentágono como “daños colaterales”.

Un imperio mentiroso hasta la médula, que ha convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un Estado canalla: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU merece ser obedecida, ninguna norma moral puede oponerse al apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en proporción directa a las guerras.

Hay que lanzar misiles, fletar portaaviones, movilizar helicópteros y aviones y utilizar cuanto armamento sea necesario. De lo contrario, no hay ganancias y sin ellas no se pueden financiar las carreras de políticos como el inverosímil Premio Nobel de la Paz y cínico admirador de Martin Luther King.

Es una gran oportunidad: Siria no sobresale por sus reservas petroleras (se ubica en el lugar 31 a nivel mundial, debajo de la Argentina, según la OPEP), pero está en el corazón del caldero de Medio Oriente.

Y está la oportunidad, largamente acariciada por Washington, para avanzar en aproximaciones sucesivas ante el objetivo supremo: Irán. Demasiadas tentaciones para una burguesía imperial que arrojó por la borda cualquier norma ética, y para un gobernante cuyas convicciones quedaron colgadas en la reja de la Casa Blanca el día que asumió la presidencia imperial.

 

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La lección de Allende

p_05_09_2013A los luchadores sociales y políticos de hoy corresponde hacer honor a la memoria de Salvador Allende y de todos los chilenos y chilenas caídos en los 17 años de dictadura militar-empresarial. Solo una Constitución democrática, producto de una Asamblea Constituyente plebiscitada por el pueblo, permitirá retomar el camino de liberación que interrumpió La Moneda en llamas.
                              Manuel Cabieses, Punto Final (revista chilena).

                                                           El presidente Salvador Allende Gossens (1908-1973) dejó a la Izquierda chilena una lección de consecuencia y valor personal que no se debe olvidar. Constituye un capital moral y político precioso para levantar en Chile una Izquierda socialista y democrática que se proponga construir una sociedad basada en la participación ciudadana, la justicia social y la integración con los pueblos de América Latina.

Allende, derrocado y empujado al suicidio hace 40 años, fue el más destacado político latinoamericano de su generación. Al contrario de lo que ocurrió con el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), el portorriqueño Luis Muñoz Marín (1898-1980), el costarricense José Figueres (1906-1990) o el venezolano Rómulo Betancourt (1908-1981), todos ellos protagonistas de experiencias socialdemócratas en el mismo periodo, Salvador Allende no abandonó jamás su posición antiimperialista y su lealtad a los objetivos democráticos del socialismo, que abrazó en su juventud.

No solo en el momento del sacrificio de su vida en La Moneda, Allende dio testimonio de su apego a los principios éticos que diferencian al revolucionario de los políticos de circunstancias. En numerosas situaciones de su trayectoria dio muestras de una recia moral que le llevaba a jugarse entero por sus convicciones, desdeñando el cálculo del mayor beneficio que suele condicionar la actuación política. En ese sentido lo retrata de cuerpo entero su temprana adhesión y solidaridad con la Revolución Cubana.

Pocos días después del triunfo de la revolución, en enero de 1959, Allende llegó a La Habana y conoció a Fidel y Raúl Castro, al Che Guevara y demás líderes de la primera revolución socialista en América Latina. Salvador Allende -cuyo latinoamericanismo fue siempre su horizonte político- viajó varias veces a la isla y se ganó el respeto y amistad de los jóvenes dirigentes cubanos.

Con razón el Che Guevara le escribió una dedicatoria en su libro Guerra de guerrillas: “A Salvador Allende que por otros medios busca lo mismo. Afectuosamente, Che”.En 1964 Allende -por tercera vez- fue candidato presidencial. Esta vez los EE.UU. financiaron, asesoraron y consiguieron imponer la candidatura del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva. Una impresionante campaña del terror que utilizó todos los medios de comunicación, logró frustrar la victoria del candidato socialista.

Eran los tiempos de las reformas auspiciadas por Washington mediante la Alianza para el Progreso a fin de contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana. En Chile esa estrategia se basaba en la “revolución en libertad” de Frei y la DC.

Pero Allende no debilitó su discurso ni acomodó su perfil político a las condiciones que imponían la oligarquía y el imperio.

En enero de 1966 participó en la Tricontinental que reunió en La Habana a más de 600 delegados de partidos y movimientos antiimperialistas de Africa, Asia y América Latina. Allende propuso avanzar hacia la creación de un organismo que coordinara las luchas de liberación.

Este fue el origen de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) que se constituyó en La Habana en agosto de 1967, también con participación de Allende. Entretanto, en abril de ese año, se divulgó la carta del comandante Guevara que llamaba a crear “dos, tres, muchos Vietnam”. El impulso de la lucha revolucionaria, sin embargo, se vio truncado por la muerte del Che en Bolivia en octubre de 1967. En febrero del año siguiente, tres cubanos y dos bolivianos, sobrevivientes de la guerrilla del Che, entraron a territorio chileno.

Allende, que era presidente del Senado y se aprestaba a iniciar su cuarta campaña presidencial, no dudó en solidarizar con los compañeros de lucha del Che. Intercedió por ellos ante el gobierno de Frei y los acompañó en el vuelo hasta Tahiti en su regreso a Cuba, todo esto en medio del escándalo de la prensa reaccionaria y de las protestas de la derecha política.

El 4 de septiembre de 1970 Allende ganó por estrecho margen la elección presidencial: 36,3% contra 34,9% del empresario liberal Jorge Alessandri -que había sido presidente en el periodo 1958-64-, y 27,9% del demócrata cristiano Radomiro Tomic, que planteaba un “socialismo comunitario” para Chile. Ese resultado obligaba a definir en el Congreso quién sería el presidente entre las dos primeras mayorías.

La tradición era elegir al candidato con más votos. Pero la proclamación de Allende no estaba asegurada. La conspiración comenzó. El empresario Agustín Edwards, propietario de la cadena de diarios El Mercurio, se trasladó a Washington y obtuvo la promesa del presidente Richard Nixon de emplear todos los recursos para impedir la proclamación de Allende o “hacer chillar la economía” chilena si era investido presidente. En ese marco se produjo en octubre de 1970 el asesinato del general René Schneider, comandante en jefe del ejército.

El atentado fue cometido por un comando de extrema derecha que utilizó armas proporcionadas por la CIA. Schneider se había pronunciado por el respeto a la Constitución y por mantener al ejército fuera del escenario político. La derecha y el gobierno norteamericano se coludieron, asimismo, en una maniobra para elegir a Alessandri en el Congreso. Luego este renunciaría y Frei sería candidato de la derecha y la DC.

La maniobra fracasó pero la DC consiguió imponer un “estatuto de garantías democráticas” en el Congreso, que limitaba los movimientos del gobierno de la Unidad Popular. Aún así -y con absoluto respeto a la Constitución-, el gobierno del presidente Allende realizó muchas de las reformas que Chile necesitaba, orientando su gobierno en ruta al socialismo. Su primer Mensaje al Congreso Nacional, en mayo de 1971, explicita los objetivos que planteaba el “socialismo a la chilena”.

El 15 de julio de ese año se concretó la histórica ley de nacionalización del cobre, aprobada por unanimidad en el Parlamento. La reforma agraria, la nacionalización de la banca y una vigorosa política social, marcaron el carácter del gobierno popular y democrático.

En las elecciones municipales de 1971, el respaldo a la Unidad Popular aumentó al 49,73%. Sin embargo, los grupos de derecha -el fascista Frente Nacionalista Patria y Libertad y el Comando Rolando Matus del Partido Nacional-, asesorados por oficiales de las FF.AA., desataron la violencia mediante sabotajes y atentados. Una de las víctimas fue el comandante Arturo Araya, edecán naval del presidente, asesinado por el comando Rolando Matus y cuyos autores serían indultados por la dictadura militar.

Al terrorismo se sumaron el desabastecimiento, el paro de los camioneros, la huelga de los obreros de El Teniente, el boicot norteamericano a las exportaciones de cobre, la asfixia crediticia, etc., que agudizaron las tensiones políticas y sociales. La DC se alió con el Partido Nacional en la Confederación de la Democracia (CODE). Mediante su mayoría parlamentaria destituyeron ministros e intendentes y acusaron al gobierno de transgredir la Constitución y las leyes.

El esfuerzo reaccionario se orientó a obtener en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 los dos tercios que le permitirían destituir al presidente. Pero si bien la CODE consiguió mayoría (54,78% contra 43,85% de la Unidad Popular), no alcanzó lo necesario para sus propósitos. Eso dejó vía libre al plan golpista. El 29 de junio de 1973 se rebeló el Regimiento Blindado Nº 2, causando más de veinte víctimas.

La conspiración se orientó a conseguir la renuncia del constitucionalista general Carlos Prats a la comandancia del ejército. Una vez logrado ese objetivo la traición de los generales y almirantes -alentados por la oligarquía y el imperialismo- se precipitó.

El golpe impidió el último gesto de convicción democrática del presidente Allende que se proponía anunciar el mismo 11 de septiembre un plebiscito para que el pueblo decidiera la continuación de su gobierno o llamar a nuevas elecciones.Allende nunca desmayó en el cumplimiento de su deber como presidente de la República ni ocultó sus convicciones de luchador social. No eludió responsabilidades ni se sometió a la fuerza bruta. Sus últimas horas en La Moneda asediada por el ejército y bombardeada por la aviación, dan cuenta de un comportamiento heroico que hace aún más vergonzante la miseria moral de los militares y civiles traidores.

Allende cumplió la promesa de entregar su vida si era necesario para retribuir la lealtad del pueblo. A los luchadores sociales y políticos de hoy corresponde hacer honor a la memoria de Salvador Allende y de todos los chilenos y chilenas caídos en los 17 años de dictadura militar-empresarial. Solo una Constitución democrática, producto de una Asamblea Constituyente plebiscitada por el pueblo, permitirá retomar el camino de liberación que interrumpió La Moneda en llamas.

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Tambores de guerra sobre Siria. (IV)

images (3)«Lo decíamos en un artículo anterior: nunca desde 1962, ha sobrevolado sobre el conjunto de las naciones el peligro de una guerra generalizada, tal y como lo denunció la ministra de Asuntos Exteriores italianas, Emma Bonino».

Eduardo Luque.

El presidente Obama continúa dando pasos hacia la guerra directa contra Siria. La otra, la intervención indirecta, hace dos años y medio que arrasa el país. Las declaraciones del inquilino de la Casa blanca el 4 de octubre insisten una y otra vez en el culpable (Al-assad) y el castigo (la guerra generalizada).

El discurso de la legalidad internacional queda arrinconado, cada vez  más se demuestra que el gobierno Obama carece de la entidad moral o la credibilidad para sostenerlo; no puede esperar a la resolución de los inspectores de la ONU sobre el terreno porque sabe que todo el entramado se hundiría.

No hay pruebas reales de la utilización del gobierno de Al-Assad de las armas químicas, incluso los grandes rotativos norteamericanos proclives al presidente, preguntan por las supuestas pruebas aún no presentadas a la opinión pública.

Los actores se van quitando las máscaras.  Erdogan, el presidente turco, atrapado por su apoyo a los “hermanos musulmanes sirios” y dependiente del dinero Saudí, clama por la guerra sin más, aunque no pudiera probarse el uso de armas químicas.

El francés Hollande rehace continuamente el argumento, ahora habla de la seguridad de “Francia”; la mayoría parlamentaria que lo sustenta se resquebraja, la derecha francesa, no está de acuerdo con el ataque, espera el aval de la ONU. Arabia Saudita compra la intervención del ejército francés, acaba de cerrar un jugoso negocio con el gobierno galo al que comprará armamento por valor de 1000 millones de euros y otros 3000 millones más si el gobierno francés continúa manteniendo la misma postura respecto a Siria.

Obama, incapaz de ofrecer pruebas concluyentes, insiste en el riesgo para EEUU y los aliados en la zona. La Liga árabe en un gesto inesperado ha asestado un duro golpe al frente belicista. El Secretario de Estado norteamericano que había dado por descontado el apoyo de esta organización al ataque ha visto con incredulidad y asombro como la propuesta de intervención presentada por Arabia Saudita y Qatar ha sido rechazada por los demás países a pesar de la dependencia económica de aquellos respecto a las petromonarquías del Golfo.

Mientras, la lógica de la guerra se impone. En las últimas horas, Hezbollah ha retirado los móviles a sus combatientes (silencio radiofónico) en el Líbano y ordenado la concentración de las tropas en sus puntos de combate. Los arsenales han sido abiertos. El estado mayor conjunto de la resistencia libano-sirio-iraní hace días que trabaja, preparando un conflicto que con toda seguridad no se limitará a un mero acto”punitivo y puntual” (aunque este cueste miles de muertos) sino que dibuja una guerra generalizada.

El ejército sirio ha movilizado a todas sus reservas, sus escuadrones de misiles estratégicos están en el nivel más alto de vigilancia. Los ejércitos de Arabia Saudita, Turquía, Israel, al igual que Irán, están en estado de máxima alerta. Los misiles, lanzados hace dos días frente a las costas sirias como “prueba” y reivindicados por Israel,  tenían como objetivo calibrar las defensas sirias. Fueron los radares de alerta temprana rusos en el sur del país, los que, a los pocos segundos del lanzamiento, habían localizado los misiles y establecido su trayectoria.

Por precaución, e inmediatamente al lanzamiento, los propios misiles balísticos rusos fueron puestos en estado de alerta. Un incidente semejante, aunque no tan grave, acaeció en 1995 cuando el lanzamiento de un cohete meteorológico noruego, lanzado sin avisar, provocó la puesta en alerta de los escuadrones de bombardeo estratégico ruso. Cualquier error en este terrible juego de ajedrez puede tener consecuencias inimaginables.

Lo decíamos en un artículo anterior: nunca desde 1962, ha sobrevolado sobre el conjunto de las naciones el peligro de una guerra generalizada, tal y como lo denunció la ministra de Asuntos Exteriores italianas, Emma Bonino.

También añadíamos y lo continuamos sosteniendo que el presidente Hollande y especialmente el presidente Obama se han subido a un árbol y no saben cómo bajar de él. Su propia retórica belicista los ha atrapado. En este momento la administración Obama enfrenta la crisis en una situación de división interna; varios sectores se enfrentan.

Uno, terriblemente belicista y aliado de Israel, promueve la guerra generalizada contra el Líbano, Siria e Irán. Sus mentores son Robert Kagan, Lawrence F. Kaplan, Joseph I. Lieberman… agrupados en torno a un grupo de presión denominado Foreign Policy Initiative (FPI) que proclama la necesidad de una guerra total contra el Líbano, Siria, Irán y los Palestinos. Así, el 26 del presente mes, enviados Israelitas estuvieron en EEUU planificando las operaciones contra Siria.

Como la capacidad del estado hebreo evidentemente está más allá de sus deseos (sobre todo si se enfrenta al mismo tiempo al Líbano, Siria e Irán) necesita del músculo armado de EEUU para imponerse.

Por eso los argumentos de Obama de una guerra limitada suenan a falso. En el otro grupo se hallan otros legisladores republicanos agrupados en la asociación derechista (Heritage Action for America) y la asociación demócrata denominada Comité de Campaña para un cambio Progresista, opuestos a la implicación directa.

Los 218 votos que necesita el presidente del Congreso para justificar la guerra no son nada fáciles de conseguir. Tanto el General Dempsey, jefe de la junta de Estado Mayor, como el Secretario de Defensa han amenazado con presentar la dimisión al presidente Obama si este ordena el ataque sin el apoyo de la legalidad. Se ha ganado unos cuantos días.

La incapacidad política de Obama, en una trampa en la que él solo se ha metido, le está cerrando de hecho las salidas. Una derrota en el Congreso que le forzara a no atacar, le permitiría salvar un poco la cara, a cambio de una negociación por debajo de la mesa con los republicanos para hacer más intensos los recortes sociales a cambio de no tocar el presupuesto militar (tiene que reducir los efectivos militares en unos 140000 hombres a consecuencia de los ajustes).

La otra solución sería alcanzar algún tipo de acuerdo con Rusia para reactivar la conferencia de Ginebra II, sea como negociaciones bilaterales o con la Intervención de la Asamblea General de las NNUU como el caso del ataque de Inglaterra y Francia al presidente egipcio Nasser.

Sea cual fuere la resolución final de este conflicto, la posición de los EEUU como potencia única queda en evidencia. Es incapaz en este momento de poner en pie una coalición que le permita obtener la necesaria cobertura política y militar.

Los aliados más importantes en la OTAN no quieren seguirle en esta aventura. Fidelísimos países, como Polonia, no desean verse implicados. Sólo el “caniche” francés, Hollande se ha puesto incondicionalmente al lado de EEUU. La aportación  principal a la guerra por parte de Francia habría de ser el portaviones nuclear “Charles de Gaule”, ejemplo de la “grandeur” francesa.

Este barco es una costosísima nave que presenta errores de diseño fundamentales, tiene fugas radioactivas en el interior que hacen temer por la vida de los marineros, tras las reparaciones perdió una hélice… Un barco que en la guerra libia, sólo navegaba a 9 nudos (16,6 Km/h) cuando su velocidad de crucero es de 27 (50 km/h) y desde donde sólo pudieron operar 8 de los 27 aviones embarcados por problemas técnicos. Este es el poder marítimo del gobierno de París.

En este momento Francia (las compañías energéticas galas se juegan mucho si pierden el acceso a las bolsas de gas de la costa siria) se ha olvidado incluso de los militares franceses tomados como prisioneros por el ejército sirio.

El ejército francés está presente desde hace más de 2 años en suelo sirio. Ahora se concentra la Legión Extranjera en los límites de Jordania en la carretera que uniría la ciudad siria de Bosra con la frontera jordana.

El descrédito político del presidente estadounidense, tanto si evita el ataque (los Republicanos lo tildarán de timorato) como si lo realiza (se saltará la legalidad internacional) está servido. Obama pretende llegar a esta última fase del conflicto en una posición de fuerza frente a Putin y China. En la búsqueda de una salida airosa sube la apuesta y el nivel de enfrentamiento.

 

 

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Los desafíos de Septiembre

«politicosdineroNo basta con que un partido con buenas propuestas parciales gane las elecciones, lo importante es que haya un amplio debate social que permita e implante la transformación de todo el sistema político hacia una democracia real».

De Madrilonia

A nadie se le escapa que iniciamos un año complejo y fascinante y que de lo que suceda en los próximos meses depende mucho de nuestro futuro inmediato.  Tanto la situación de descomposición institucional como la cercanía de la primera cita electoral con las elecciones europeas marcan la agente por arriba. 

Sin embargo ningún agente institucional nos ha traído hasta aquí.  Ninguno de los debates abiertos hoy ha nacido en el campo de la representación política, donde el escenario es cada día más bochornoso. Frente a la parálisis política  (ni una propuesta económica o social que no sea de puro recorte), la iniciativa está en el  campo de juego de la gente .

Hace un año rodeábamos el Parlamento para rescatar la democracia y exigimos un proceso constituyente; esa fue la fuerza que puso encima de la mesa la cuestión constitucional. Meses después fue la Iniciativa Legislativa Popular de la PAH quién colocó la dación en pago y la posibilidad real de detener los desahucios en el Parlamento.

No fueron los partidos a izquierda y derecha el motor de ningún proceso, de ninguna iniciativa. En mayo, la consulta por la Sanidad que consiguió una partición de casi un millón de personas en la Comunidad de Madrid tampoco nació de ningún partido y desde luego no puede entenderse como la acción de un grupo, sino como una propuesta transversal que rompe la dinámica de representación.

Es desde estos lugares (así como otros que podamos imaginar y crear) desde donde tenemos la posibilidad de romper con el régimen de austeridad y lanzar un proceso democrático, no subordinando su potencia a una cita electoral, repetimos, por importante que esta pueda parecer.

La Marea Verde prepara movilizaciones para finales del mes de octubre con una huelga de tres días. En los próximos meses veremos desarrollarse la Obra Social de la PAH y por tanto tendremos un nuevo desafío colectivo, la construcción directa y efectiva del derecho a la vivienda.

Las instancias nacidas al calor del 15M (asambleas de barrio, comisiones de trabajo, experimentos políticos de todo tipo)  afrontan nuevos desafíos a la hora deterritorializar, coordinar y extender su práctica política.

Asimismo, dos eventos reactivan la dimensión constituyente en sus distintas facetas. Por un lado el 28 de septiembre con el “Jaque al Rey” por la república que pone en marcha la Coordinadora 25S y, por otro, la movilización del 5 de octubre “Que se vaya la mafia, hola democracia” nacida al calor de las movilizaciones del pasado mes de junio rodeando las sedes del Partido Popular tras el estallido del caso Barcenas, pero que pretende poner por encima de la evidente corrupción de los políticos, la necesidad de una transformación en el sistema de representación, en el control de los elegidos, en la participación social.

Esos dos eventos entrelazan la posibilidad del crecimiento de un espacio de organización en torno a la cuestión constituyente. Porque no basta con que un partido con buenas propuestas parciales gane las elecciones, lo importante es que haya un amplio debate social que permita e implante la transformación de todo el sistema político hacia una democracia real.

Ni siglas históricas ni favores acumulados, no queremos un recambio de elites, queremos un cambio de las normas del juego, un cambio de régimen. Y en el lenguaje de la “democracia representativa” en que vivimos, para ello hay que poner en marcha un proceso constitucional.

La partida sigue abierta. Las dificultades para componer una regeneración democrática por parte del bipartidismo o por nuevas fuerzas a derecha e izquierda son enormes porque los modelos neoliberales y “socialdemócratas” no tienen ninguna propuesta para la sociedad.

Los intentos por vendernos recuperaciones económicas que no esconden más que la misma receta que nos ha llevado hasta aquí, multiplicada por dos, chocan de manera frontal con la situación material de nuestras vidas. Choca con nuestro paro, con nuestra dificultad para acceder al salario y con la descomposición de los servicios públicos, mientras los bancos se quedan con nuestro dinero y la deuda a pagar por todos crece y crece.

Como dice la Marea Blanca, “No tenemos fuerzas para rendirnos” todo lo posible cae de nuestro lado, lo imposible es el plan del 1% para seguir con el expolio. 

 

 

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El Frente Cívico da un paso adelante y se suma a la exigencia de un proceso constituyente

images«Necesitamos una nueva Constitución sobre la base de los Derechos Humanos y la Carta de la Tierra, elaborada con la participación de todos los colectivos sociales que queremos recuperar la dignidad».

POR UN PLAN DE ACTUACIÓN UNITARIO CONTRA LAS MEDIDAS REGRESIVAS.

Impulsemos una movilización unitaria, contundente, sostenida en el tiempo.

El gobierno da la espalda al pueblo y con el dinero de todos esta rescatando a los grandes poderes financieros. El BBVA y el Banco de Santander han obtenido este año respectivamente 2882 y 2255 millones de euros de beneficio. Mientras, nuestra vida cotidiana oscila entre la disminución de salarios, la pérdida de derechos y la destrucción de puestos de trabajo.

Los poderosos han secuestrado al poder político mediante la corrupción. Gobiernos y medios de comunicación intentan distraernos creyendo que solo vivimos de televisión, radio, prensa, la manipulación estadística o vacías arengas políticas.

Y en lugar de sacarnos de la pobreza, de aliviar nuestro sufrimiento, de sacarnos de la incertidumbre, la desesperanza y el miedo, no cesan de preparar más medidas para exprimir aun más a los de abajo. Este verano mientras que el gobierno estaba enfangado por el caso Bárcenas, cuyas implicaciones sabemos que llegan hasta el mismo Presidente, no se dejaban de lanzar nuevas propuestas de agresiones, invocando futuras recuperaciones, letanía vacía conocida desde hace 5 años. Ahora quieren reducir de nuevo las pensiones, reducir los salarios otro 10%, aumentar los impuestos sobre el consumo (IVA)….

En España vivimos una situación de emergencia, que necesita una respuesta desde la ciudadanía. El Frente Cívico Somos Mayoría entiende que existen soluciones a esta situación que pasan por revertir la dirección de las políticas y medidas impuestas hasta ahora, con propuestas como:

–      Acabar con la deflación de sueldos que nos están imponiendo, y elevar el salario y las pensiones mínimas a los 1000 euros.

–      Recuperar el control sobre los precios de los abastecimientos básicos de: luz, agua, gas, comunicaciones, alimentación…

–      Recuperar los Sectores Estratégicos de la Economía, devolvérselos al Estado, de donde no debieron salir, pues los abastecimientos son un bien común que pertenecen a toda la ciudadanía.

–      Recuperar la Banca Pública, que pueda inyectar dinero a intereses fuera de los niveles de usura, acabando con el secuestro financiero que la banca privada está perpetrando y permitiendo reactivar los medios de producción y hacer que la economía real sustituya a la especulativa. Ello implica abrir un debate sobre el Euro y el sistema monetario europeo que ha secuestrado nuestra soberanía.

–      Y lo más importante: Recuperar la legitimidad de las bases de nuestra sociedad. La constitución de 1978 ha sido violada sistemáticamente. La última vez con la reforma del artículo 135, consensuada entre el PP y el PSOE, que dicta que el pago de la deuda está por delante de atender las necesidades de las personas. Sin consulta, sin referéndum y sin seguir los pasos previstos en la propia Constitución. Necesitamos una nueva Constitución sobre la base de los Derechos Humanos y la Carta de la Tierra, elaborada con la participación de todos los colectivos sociales que queremos recuperar la dignidad.

Pero sabemos que con nuestras fuerzas no basta. Para confrontar con el Tsunami de nuevas medidas regresivas propuestas para este otoño, necesitamos auto-convocarnos sin ninguna exclusión, para urdir un denso tejido social, sobre el compromiso de defender a la mayoría. En este sentido proponemos una convergencia que trace un plan de actuación unitario, en el que confluyan las organizaciones y personas que estén dispuestas a luchar por un cambio en nuestro país.

Esta llamada quiere permitir la suma de muchas entidades con el fin de diseñar propuestas que impliquen claramente la defensa concreta del bienestar de los ciudadanos, enfrentándose a los que causan el sufrimiento a la mayoría de la ciudadanía.

Para ese marco de compromiso común planteamos el siguiente programa de mínimos: Medidas contra el empobrecimiento (cobertura de rentas mínimas); protección social plena; paralización de desahucios; garantía de servicios básicos como el agua o luz; empleo digno revirtiendo las reformas laborales; reparto del trabajo; impago de la deuda ilegitima contraída con el poder financiero internacional; defensa de lo público en materia de salud, educación y sectores estratégicos; reversión de las privatizaciones; reforma fiscal que elimine los privilegios de los ricos y reparta la riqueza; medidas contundentes contra la corrupción, el fraude fiscal y el fraude laboral; creación de una banca pública al servicio de la mayoría social; referéndum vinculante sobre cuestiones que afecten a la mayoría social; Modificación de la Ley Electoral.

Necesitamos una movilización contundente, sostenida en el tiempo y de intensidad creciente. Entendemos que ésta puede construirse sobre la base de una propuesta de mínimos que aúne las distintas reivindicaciones y movilizaciones que están emergiendo en la sociedad aún de forma dispersa, pero que en última instancia giran en torno a los mismos problemas de fondo. El objetivo de esta propuesta es ayudarnos a superar la actual situación, para que la crisis no recaiga sobre la ciudadanía y podamos empezar a levantar un nuevo porvenir.

Solo las gentes organizadas y movilizadas podemos cambiar esta situación. Debemos dejar de mirar para otro lado con la esperanza de que las cosas se arreglen solas. Debemos plantarnos tomar la responsabilidad de nuestras vidas y recuperar el rumbo de nuestro país. Desde Frente Cívico Somos Mayoría invitamos a la reflexión y a la acción para construir sin dilación una respuesta unitaria, masiva, contundente y sostenida en el tiempo que haga caer el sistema político actual y retorne la dignidad y el poder a la ciudadanía.

FRENTE CIVICO SOMOS MAYORIA 

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