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Lo que hay detrás de la abdicación del rey es un golpe de estado de la casta.

descarga«Lo que pretende «la casta» con la abdicación del Rey es conjurar, antes que sea demasiado tarde la apertura de un proceso constituyente . Se trata de impedir que el pueblo, único titular de la soberanía , se exprese democráticamente».

Emilio Pizocaro, periodista

Este periodista lo adelanto en marzo del 2013.  Escribimos en esos días que el Rey Juan Carlos tenía los días contados. (Aquí van un par de enlaces donde hablamos del tema:  http://www.alertadigital.com/2013/03/06/sofia-y-el-club-bilderberg-presionan-al-rey-para-que-abdique/http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164483,http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165807 ).-

¿Pero, porqué abdica el Rey justamente ahora? Muy sencillo, después del terremoto electoral del 25M el miedo cambio de bando.

El sismo ha sido muy fuerte. Ha estremecido los cimientos del régimen bipartidista,  arrinconando a la casta y lo más importante ha obligado a tomar urgentes decisiones a los poderes fácticos que son los que de verdad gobiernan España.

El 25M ha puesto sobre la cuerdas a los dos partidos que han mantenido la monarquía por más de 35 años. Juntos reúnen menos del 50 por ciento del electorado, esto significa, ni mas ni menos, que en las próximas elecciones se puede advertir una mayoría republicana.

En resumen, más vale prevenir que curar . Lo que acaba de hacer la casta política es iniciar un golpe de estado blando. Decimos esto porque un golpe de estado no más ni menos que la maniobra que permite hurtar al pueblo su derecho soberano a elegir a sus gobernantes y en primer lugar al jefe del estado.

Los comandantes civiles del golpe están en el PP y el PSOE. Además de Rafael Spotorno Díaz-Caro de la Casa Real, los principales conspiradores son; Rajoy, Rubalcaba, Bono, Duran i Lleida y Felipe González

Pero no hay que equivocarse, esta novísima forma de golpe de estado recién está dando sus primeros pasos. Esta maniobra de “trilero cutre” de la casta pretende pasar a la ofensiva en todos los frentes. Han constatado que la “gran coalición”, entre el PP y el PSOE, se ha tornado insuficiente, por tanto los próximos pasos serán el acuerdo con CIU y el PNV , con el objetivo de instaurar una Monarquía Federal.

Como era de esperar acompañan la maniobra golpista la mayoría de los medios de comunicación . Son imprescindibles para legitimar la siguiente etapa del régimen Borbónico. Ya escuchamos sus fuegos de artificio.  En un lugar destacado de este complot esta Juan Luis Cebrián y el grupo Prisa. (Hoy a la cadena SER se le vio la pluma.  Tenían listo, desde hace tiempo, la pieza radial con el “obituario de la abdicación” con los elogios de rigor al monarca de la corrupción).

Están asustados. Le tienen miedo al pueblo. Quieren finiquitar rápidamente el primer paso aprobando la ley orgánica que permita la coronación de Felipe lo más pronto posible. Es tal la crisis del régimen que necesitan simular que viene un tiempo nuevo.

La siguiente etapa de este aparente nuevo tiempo es la “monarquía federal para integrar en el poder a las burguesías nacionalistas de Cataluña y del País Vasco. En la conjura actúan en silencio los operadores de la embajada norteamericana que ya pilotearon en los 70 la transición de la segunda restauración borbónica.

La gran maniobra de las elites se venía venir.  Lo anunció la semana pasada el Presidente de la CEOE. Sin remilgos de ningún tipo Joan Rosell señalo la hoja de ruta del putsch;  «si fuimos capaces de reformar la Constitución prácticamente en 24 horas ¿porque no ahora? «. 

¿Cual es el significado de esta afirmación?  Esta claro. Lo más probable es que una noche de Agosto (al igual que lo hizo Zapatero hace tres años) se apruebe a espaldas del pueblo una reforma constitucional que asegure un nuevo ”consenso”  con el objeto de perpetuar en el poder a los mismo que nos han llevado a este desastre. Lógicamente todo se hara al margen del soberano en una democracia, es decir el pueblo.

Esta es la madre del cordero . Allí esta la clave del golpe de estado blando. Lo que pretende la casta con la abdicación del Rey es conjurar, antes que sea demasiado tarde la apertura de un proceso constituyente . Se trata de impedir que el pueblo, único titular de la soberanía , se exprese democráticamente.

Más allá de sus gastados discursos la casta es profundamente antidemocrática . Sus desesperadas maniobras están destinadas a hurtar al pueblo la posibilidad de construir una autentica democracia participativa.

A partir de hoy el escenario político ha cambiado radicalmente . El primer daño colateral lo sufrirán los independentistas Catalanes que verán como sus deseos de soberanía se negocian al margen de la voluntad popular. El segundo impacto lo sufrirá el PSOE, su corrupta cúpula traicionará una vez más  a sus militantes de base, que son republicanos de corazón.

Lo que viene ahora es una intensa campaña mediática para edulcorar el golpe. Sin embargo el putsch de la casta no ha terminado. Está en pleno desarrollo. Todavía necesita de un tiempo para consolidarse e imponerse en su totalidad.

Esto significa que la pelota está en nuestro tejado. Tenemos que recuperar la ofensiva. Se deben acabar las medias tintas que nos hará llorar en el futuro lo que no defendimos hoy. Hay que cruzarse en el camino de los golpistas. De partida, debemos salir con toda la fuerza posible al paso de la coronación  Felipe. Será un rey impuesto por parlamentarios que hoy representan una minoría de la población.

La movilización social unitaria es más urgente que nunca. Si no actuamos con la contundencia suficiente las reformas que ha impuesto el PP y el PSOE serán apenas el comienzo de una verdadera dictadura neoliberal.

Los poderes fácticos han declarado la guerra a la soberanía popular. Es hora de plantearse con toda seriedad una estrategia rupturista que mande al basurero de la historia a la casta y a todos los de su calaña.

Las consignas son claras; Fuera la Casta y la monarquía  , No nos representan , Democracia real Ya.

 

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Podemos ¿ Una victoria de Gramsci en España ?

descarga«La izquierda había abandonado demasiados campos de batalla sin siquiera oponer resistencia, nos hemos dejado arrebatar hasta las palabras sin luchar por ellas». 

Carlos Gutiérrez  

Una de las principales aportaciones de Antonio Gramsci fueron sus reflexiones sobre el fracaso de los procesos revolucionarios en los países a cuyas sociedades podríamos calificar como “avanzadas”.

La explicación de Gramsci para ese fracaso, grosso modo, era que en estos países la sociedad civil presentaba un panorama más tupido, y los anticuerpos, por utilizar un término muy comprensible, del sistema, eran más eficaces. Por eso en Rusia, por ejemplo, ante una sociedad más desestructurada y un aparato estatal de coerción más burdo, habría sido posible un proceso revolucionario.

¿Qué tiene que ver todo esto con Podemos? Pienso que el principal acierto de la formación encabezada por Pablo Iglesias puede venir marcado por la comprensión del análisis gramsciano de las sociedades de los países desarrollados, y no se han quedado solo en el análisis, sino que a partir de ahí han llegado a la conclusión de que era necesario penetrar en el instrumento más potente de construcción de la hegemonía del sistema: los medios de comunicación.

En este sentido, tal vez una de las conclusiones políticas más fuertes que podemos sacar de este estupendo resultado electoral es que tal vez los puntos más sólidos del Sistema pueden esconder su propia debilidad, y que un ataque llevado a cabo con una mezcla de inteligencia y prudencia puede provocar grietas en el muro.

La izquierda había abandonado demasiados campos de batalla sin siquiera oponer resistencia, nos hemos dejado arrebatar hasta las palabras sin luchar por ellas. Hemos dejado ultrajar un concepto de nuestra tradición: la democracia, permitiendo que se emplee esta palabra para describir algo que no tiene nada que ver con su significado real, ya es hora de ir ocupando espacios y planteando debates en profundidad.

El debate sobre Europa ha quedado pendiente y me parece urgente que se aborde. También forma parte de nuestra tradición la actuación en los medios de nuestros “rivales” para desmontar sus argumentos y para hacer llegar a los ciudadanos nuestras propuestas. En ese campo tengo que decir que el diseño de la campaña de Podemos me ha parecido perfecto.

Creo que en Podemos, volviendo a Gramsci, sí han comprendido que estamos en una fase de guerra de posiciones, y que mientras no se vislumbra una posibilidad de cambiar el Sistema sí se puede ir avanzando y trabajando por cambiar el sentido común de una parte importante de la población.

Ese trabajo previo de influencia en el sentido común de las mayorías sociales lo han hecho penetrando por pequeños orificios en el mayor aparato de generación de consensos y de creación de tendencias: la televisión. Nadie puede negar, los resultados cantan, que esa estrategia ha sido todo un éxito y debe servir para reflexionar al conjunto de la izquierda, para seguir potenciando los medios alternativos y para estudiar cómo conseguimos acceder a los medios de masas.

Tal vez la izquierda ha olvidado que la principal ocupación de Marx fue estudiar cómo funcionaba el sistema, para saber cuáles eran sus debilidades, cómo vivían los oprimidos, y cuál era la composición interna de las clases sociales. Tal vez llevamos demasiado tiempo protestando por la omnipotente influencia de los medios de comunicación y sobre como sirven a los intereses de los poderosos y no hemos hecho nada por tratar de “asaltarlos”.

Y, por supuesto, llevamos muchísimo, demasiado tiempo, instalados en la “confortable y honrosa” derrota: afrontamos las elecciones sin demasiada ilusión, dando por sentado que con nuestro porcentaje de siempre podremos capear el temporal a la espera de unos buenos tiempos que parece llegarán sin que tiremos de ellos.

Creo que Podemos supone un cambio muy importante en cuanto a la manifestación de una voluntad de dar pasos con intención de conseguir la victoria. Me parece que si se ha hecho un análisis muy importante sobre la influencia de los medios de comunicación y del conjunto del aparato de creación de consensos, en este sentido hay que destacar algún trabajo de Pablo Iglesias sobre el cine y otro en preparación sobre la series de televisión.

Se trata de un trabajo aún incipiente pero que se debería seguir desarrollando. De todos modos quedan aún muchísimos temas clave por abordar, desde luego el más importante de ellos es la cuestión de clase y el estudio de cuál es la actual composición y situación de la clase trabajadora en nuestro país.

La cuestión de clase es uno de los temas que está aún, a mi juicio, demasiado ausente en el discurso de Podemos. Creo que es indiscutible que existe un importante número de jóvenes con estudios universitarios con aspiraciones frustradas a los que la crisis ha proletarizado o les ha obligado a emigrar, pero no debemos olvidar que, probablemente, la mayoría de los jóvenes no han alcanzado ese nivel de educación y se mueven en un mundo extremadamente precario y en circunstancias posiblemente más duras.Un discurso, que a veces puede abusar de una especie de neolengua, dirigido en exclusiva a una elite ilustrada sería un error muy importante.

No sé si es posible, pero resultaría muy interesante saber el grado de penetración del discurso de Podemos entre esas personas a las que el escritor socialista británico Owen Jones ha denominado Chavs, término posiblemente intraducible que se refiere a jóvenes que, por una u otra razón, no han tenido la posibilidad de acceder a la formación y viven hundidos en la precariedad, y que en algunos casos han creado su propia subcultura.

Si Podemos pretende empezar a construir para empezar a ir ganando posiciones debe contar con el apoyo y la participación de las mayorías sociales, por lo tanto debe huir de cualquier teoría que proclame la disolución de las clase sociales y el fin de la clase trabajadora.

Desde luego que quien considera las clases sociales como algo estático, impermeable y ajeno a la evolución de la sociedad también yerra de modo absoluto, pero es innegable, pese al ascenso del porcentaje de personas con educación superior o pese al proceso de tecnificación del trabajo, que la explotación del trabajo asalariado continúa siendo el pilar del Sistema.

Es imprescindible que Podemos no dé la imagen de un grupo que solo se dirige a jóvenes universitarios descontentos por lo mal que les ha ido la vida sino que se trata de un partido o movimiento que trabaja para el autogobierno de la mayoría social de explotados. Podemos debería, en mi opinión, cambiar una cierta tendencia a magnificar el “yo” para fomentar el “nosotros”, sólo así será posible trabajar sobre el sentido común y construir una sociedad democrática e igualitaria.

Antonio Gramsci también incidía de un modo muy vivo en la importancia de decir la verdad a la gente y en el potencial revolucionario de la verdad. En ese sentido, sigo pensando que el discurso de Podemos en cuanto a Europa ha sido insuficiente y tal vez apresurado. Es necesario decir la verdad sobre Europa y es necesario decir que la Unión Europea es irreformable y que el Euro es un fracaso absoluto.

Los excelentes resultados de los llamados euroescépticos y de la extrema derecha en algunos países tienen que servir también de reflexión para la izquierda europea. No se puede dejar el discurso crítico con el Euro en manos de la extrema derecha cuando es un discurso más que necesario imprescindible. Desde la izquierda no podemos defender una salida del Euro y de la UE sin ton ni son y tenemos que levantar la alternativa de una área económica alternativa de los países mediterráneos basada en valores distintos a los que actualmente guían a la UE, una especie de ALBA mediterránea.

Estoy convencido de que Podemos debe comprender, con Gramsci, que los procesos de constitución de las clases son largos y complicados, y los procesos de construcción de la hegemonía son aún más prolongados y tortuosos.

De ningún modo (sería su final y la decepción para miles de personas), pensar que cuando hablamos de “bloque social” nos referimos a una alianza electoral o electoralista. Si se quiere construir algo sólido y con la intención de cambiar las cosas de verdad es fundamental una correspondencia entre métodos y fines. Al mismo tiempo es necesario, por un lado, no caer en el sectarismo que impida alianzas, y, de igual modo, no caer en la ilusión de pensar que las alianzas electorales son un fin y no un medio.

Es muy posible que Podemos haya empezado la casa por el tejado, y que el inesperado éxito electoral le haya pillado en pleno proceso de formación. Las victorias espectaculares también tienen sus peligros, y creo que las gentes que están trabajando en Podemos son conscientes de ello. Me parece muy positivo que las aspiraciones no sean conseguir un porcentaje dentro del sistema sino trabajar con paciencia para tratar de cambiarlo.

De ningún modo se puede caer en el ya conocido error de acomodarse en un determinado porcentaje electoral y que el mantenimiento de esa cuota sea el objetivo final de la organización. Tampoco se puede caer en el error de tratar de “representar” a los movimientos sociales o pretender que “Podemos es el 15M”, eso sería reproducir los vicios de los partidos que hemos conocido hasta ahora.

Los retos por delante son muchos, pero el resultado electoral es un síntoma de un importante torrente de ilusión que se ha generado. En primer lugar creo que va a ser muy importante que se cumpla todo lo que se ha dicho y que los cargos públicos de Podemos prediquen con el ejemplo y respeten los protocolos económicos establecidos por la organización.

También es muy necesario que se desarrolle una estructura ágil y que permita un funcionamiento democrático que consiga alejar una innegable imagen de hiperliderazgo que no creo que ayude mucho. Podemos bebe mucho de la experiencia de sus impulsores en los movimientos sociales, la organización debe construirse en y con esos movimientos, pero no debe olvidar la importancia de recuperar un movimiento obrero y sindical que deambula casi como un zombi.

Tanto la mayoría social como el bloque histórico que hay que construir, y que son necesarios para cambiar las cosas, están constituidos por un conjunto de realidades diversas y el programa para el cambio radical debe ser fruto de la deliberación de esas mayorías, y no de directrices impuestas por personas que se autoatribuyan, en su condición de “intelectuales”, la representación de los otros.

Estamos ante un hecho muy importante, tal vez único en nuestra historia reciente, y muy posiblemente se han sumado diversos factores que han producido esta tremenda sorpresa: la crisis económica, el impulso del 15M, la entrada en el campo político de una nueva generación, el agotamiento del régimen surgido de los consensos de la Transición o el acierto político de atacar al sistema desde sus propias entrañas, quizás podríamos añadir bastantes más.

La ilusión se ha generado y ahora nos toca aprovechar su impulso para cabalgar sobre las olas y no defraudar a esa generación de nuevos militantes, son ellos los que deben recoger la experiencia acumulada y construir, junto con los más mayores, y con paciencia pero sin pausa, la alternativa de sociedad que se plasme en un mundo más justo, democrático e igualitario.

 

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¿Podremos construir juntos la alternativa?

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«Pablo Iglesias ha incorporado elementos sustanciales del discurso de Anguita: pensar en grande, definir el enemigo principal (la clase política) y, específicamente, disputarle la base social a los partidos tradicionales desde posiciones que vayan más allá de los viejos posicionamientos  y, no es cosa pequeña, vocación de mayoría y no de fuerza complementaria».

Manolo Monereo

1.-  Se trata de elecciones en la Unión Europea

Los efectos políticos  de estos comicios han sido tan significativos en nuestro país que a veces se nos  olvida que estas eran unas elecciones europeas. El dato de fondo: la UE se ha ido convirtiendo en una maquina productora de fascismos, nacionalismos extremistas y populismos de derecha. La paradoja está ahí: nacida, eso se dice desde la ideología europeísta, para superar los nacionalismos, fomentar la paz y la cooperación, se ha ido convirtiendo en su contrario.

Se profundiza la fractura Norte-Sur  y se acentúa  la del oeste con la del este, desde una dinámica que solo cabe calificar de (neo) colonial; la dependencia política, económica y político-militar de la Administración imperial norteamericana adquiere rasgos dramáticos. El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) y la actuación de la UE en Ucrania son datos especialmente significativos de lo que decimos; todo ello, de ahí su gravedad, en un mundo que cambia aceleradamente hacia la multipolaridad. A más Unión Europea, mayor dependencia del  imperialismo USA.

El otro lado es la catástrofe social y la regresión civilizatoria, especialmente en el Sur. Para decirlo directamente y ahorrar literatura: las poblaciones están exigiendo protección, seguridad y horizonte de futuro ante una Unión Europea que le exige recortes sociales sin límites, degradación de sus condiciones de vida y reducción de sus libertades. Todo ello, para salvar al euro y a un  proyecto supuestamente europeo que condena  a la pobreza, al desempleo y la precariedad a las mayorías sociales y singularmente a la juventud.

Los gobiernos, todos los gobiernos sin excepción (hablar de derecha e izquierda da vergüenza ajena) cómplices y ejecutores conscientes de políticas contrarias a sus constituciones, a sus proclamadas defensa de los derechos sociales y del Estado de bienestar. Se podría decir de otro modo: estamos en la plena (norte) americanización de la vida pública europea. Gobernar en esta Unión significa traicionar y dividir a los europeos y europeas.

Por eso a nadie le puede extrañar  la elevadísima abstención, la desgana, el aburrimiento y la rabia, una inmensa rabia, de unas poblaciones sin referentes, desprotegidas y masivamente  engañadas por sus élites políticas.

Casi nunca se habló en serio de propuestas europeas y las grandes frases (Europa social, modelo social europeo, democracia, solidaridad, proceso constituyente) se quedaron en eso, frases de cartón-piedra, recuerdo de viejos escenarios  que circulan como ideas zombi por imaginarios sociales que definitivamente viven en otro mundo, en el del miedo, la inseguridad y el abandono.

Si algo demuestran estas elecciones  es que la  soberanía popular y el Estado social nacional son las únicas líneas de resistencia al neoliberalismo y a la Europa alemana del euro.

2.- Crisis del bipartidismo, crisis del régimen: entre restauración y ruptura

 Ha sido un fantasma que ha recorrido la campaña: el gobierno de coalición. El ruido, el rumor, venía de lejos pero desde dentro del poder. Que fuese Felipe González  y en plena campaña no pudo ser casual, sobre todo, por que rompía el discurso del PSOE, que, no le quedaba otra, consistía en diferenciarse del PP en el terreno más difícil: la UE; menos mal, para ellos, que las meteduras de pata machistas del señorito Cañete ayudaron al pobre y desteñido discurso de la señora Valenciano.

Las razones que se barajan por los círculos palaciegos, mediáticos, económicos, políticos, para la “gran coalición” han sido, parece, básicamente tres: el desprestigio creciente de la monarquía, las varias cuestiones “nacionales” del Estado español y la crisis del bipartidismo. Yo le añadiría una más, que se relaciona con el sur de la zona euro y que anuda y concreta históricamente las otras tres cuestiones: ¿qué modelo productivo económico y social?, ¿qué  tipo de Estado y qué sistema político nos toca en la nueva división del trabajo que se está construyendo en la crisis y desde ella?

Es, lo podríamos llamar así, el tema viejo y nuevo, del subdesarrollo y de la dependencia (neo) colonial de España, en el marco de una alianza de clases de las diversas burguesías articuladas por las instituciones de la Unión y garantizadas por el Estado alemán.

El resultado de las elecciones no hace otra cosa que confirmar lo acertado de estas previsiones: el bipartidismo retrocede electoralmente y lo hace por y desde la izquierda. Sin embargo, para aterrizar, no se deberían olvidar dos cosas: que estas elecciones tienen la peculiaridad de ser muchas veces mecanismo de protesta, voto de castigo y advertencia a las fuerzas políticas dominantes y, esto hay que subrayarlo, que la crisis del bipartidismo no implica sin más su superación, para que esto sea posible hará falta una fuerza  política y social alternativa que lo materialice. Lo nuevo, insisto, es el avance de IU y el ímpetu de Podemos.

La respuesta de la clase política ha sido la esperada: autismo y más de lo mismo. La derecha canta aparentemente victoria y espera tiempos mejores, dios mediante la esperada recuperación económica y la suavización de los criterios fiscales y presupuestarios de la Troika. Sorprende la actitud del PSOE: una dimisión a tiempo  fijo de su secretario general y convocatoria de un congreso en clave de aparato. Replegarse en estas condiciones parece la vía más segura para convertir la crisis en algo estructural y permanente.

Hay razones de fondo para el declive: la socialdemocracia europea se ha ido convirtiendo en la otra cara del neoliberalismo dominante, comprometida con un europeísmo insulso y  carente de un proyecto realmente diferenciado de la derecha. Del “reformismo sin reformas” se ha pasado a la “contra reforma” permanente y  a su progresiva conversión en un “partido cartel” sin vínculos sociales específicos y desligado de los movimientos sociales viejos y nuevos.

Parecería que el “repliegue como respuesta” de Rubalcaba tiene relación con la crisis del régimen y las salidas políticas al mismo. Unas primarias democráticas podrían poner el partido en manos de personas poco seguras y  sin  relaciones orgánicas con los poderes fácticos; un giro hacia la izquierda seria percibido como  una  propuesta “frente populista” y acentuaría aún más la crisis del sistema dinástico de partidos.

Quizás estemos ante una  “salida” a la italiana: refundar el PSOE en clave de partido democrático y remodelar el conjunto de las fuerzas políticas del régimen. El “transformismo” como vía  para una nueva transición y el gobierno de coalición como palanca de un nuevo régimen monárquico y oligárquico. Felipe González ya lo intentó en otro momento.

3.- Izquierda Unida y Podemos: la alternativa que avanza

Empezar por lo evidente siempre ayuda a enhebrar  el razonamiento: el bipartidismo retrocede seriamente y lo hace por la izquierda. IU avanza y Podemos emerge con mucha fuerza. Este es el dato y se puede y se debe partir de él: los nuestros, los hombres y mujeres comunes y corrientes, quieren una izquierda alternativa a las políticas dominantes y a las formas tradicionales de ejercerlas. Esto para IU debería ser memoria y sentido común partidario.

Partiendo del avance de IU y de su enorme patrimonio moral y organizativo, hay que reconocer un dato nuevo y sustancial: por primera vez, la formación creada por Julio Anguita tiene no solo un competidor sino una alternativa. Hablar del que fuera secretario del PCE no es inocente.

Pablo Iglesias ha incorporado elementos sustanciales del discurso de Anguita: pensar en grande, definir el enemigo principal (la clase política) y, específicamente, disputarle la base social a los partidos tradicionales desde posiciones que vayan más allá de los viejos posicionamientos  y, no es cosa pequeña, vocación de mayoría y no de fuerza complementaria  para supuestas mayorías de izquierda. Podemos no va a disputarle a IU su espacio al modo de la vieja extrema izquierda: no será el NPA francés o al menos lo intentará.

Hay, más allá de las intenciones, varios escenarios posibles para  supuestos como los analizados: el portugués, el griego o el mencionado francés. La unidad nunca es fácil y al final no es otra cosa que la continuación del conflicto por otros medios, sobre todo, cuando no hay una experiencia común, un programa y un imaginario compartido, pero esto, como sabemos, se construye colectivamente.

La clave de la unidad, sin ingenuidades, tiene que ver con el territorio común: la construcción de la alternativa política, social y cultural para iniciar un proceso constituyente que lleve a un nuevo régimen y a una nueva clase dirigente. Esta es  la verdadera línea demarcación  entre las fuerzas de la izquierda alternativa y, hay que subrayarlo,  en el interior de ellas.

El resultado electoral ha sido muy bueno para las fuerzas que estamos batallando por la Alternativa. El bipartidismo es el núcleo duro del Régimen: hoy nos lo recuerdan tantos y tantas sesudas comentaristas que intentan asustarnos con la inestabilidad permanente, el caos y la “amenaza” bolivariana (Felipe González, se está convirtiendo, tampoco es casual, en el “intelectual orgánico” de la restauración borbónica).

Ahora se trataría de construir fuerza organizada y militante y, es fundamental, combatir denodada y sistemáticamente por un nuevo consenso de masas que defina un nuevo sentido común liberador: situar a las mujeres y a los hombres que sufren la barbarie capitalista y la crueldad  sin límites de los poderosos en protagonistas conscientes de su propia historia, en actores cotidianos de un esfuerzo milenario por una vida digna, libre y emancipada del mal social de la explotación. Esa fue siempre nuestra fuerza: soñar, imaginar, darse y luchar, luchar siempre y no rendirse nunca.

Las movilizaciones, las imponentes  luchas sociales recientes  y estos  resultados electorales nos dicen que hay una disponibilidad social creciente para salir de la ratonera de las políticas neoliberales y de esta Europa alemana del euro. Necesitaremos de toda nuestra inteligencia y de todo nuestro coraje moral para no perder de nuevo una oportunidad histórica: ya han sido muchas y nuestra gente no puede esperar.

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¿ Perdió las elecciones europeas Izquierda Unida?

descargaInteresante y polémico análisis de las recientes elecciones de Rafael Escudero , p​rofesor de Filosofia del Derecho e integrante de la Fundación Europa de los Ciudadanos perteneciente a Izquierda Unida.

 

IU: razones y lecciones de una derrota

Se miren por donde se miren, los resultados de Izquierda Unida en las elecciones europeas son un tanto decepcionantes. Aunque considerable, la subida de votos y escaños sólo ha dejado satisfecha a la dirección federal. “Estamos triplemente satisfechos”, se escuchó decir al cabeza de lista durante la noche electoral. Frente a esta valoración, muchos militantes y simpatizantes sienten lo contrario: que IU ha perdido una ocasión de oro para crecer y hacer crecer a la izquierda en el Estado español; y, lo que puede ser todavía peor, que su dirigencia no parece haber captado el mensaje que muchos votantes de izquierdas lanzaron el domingo.

Me encuentro entre quienes piensan así. Resulta cuanto menos frustrante que IU no haya sabido aprovechar el descrédito del bipartidismo y el creciente desencanto de la ciudadanía -especialmente, de la más joven- con el régimen nacido de la transición y de la Constitución de 1978. Tampoco ha sabido poner en valor el trabajo de su militancia en la PAH, el 15-M o las distintas mareas, es decir, su diaria y continua participación en las luchas por los derechos y la dignidad de las personas. En esta línea, es sorprendente que tampoco haya sabido destacar -dado que de elecciones europeas se trataba- su larga trayectoria contraria a este modelo por que que discurre el devenir de la Unión Europea. Recordemos lo que le costó a IU (escisión incluida) su negativa a Maastricht y recordemos también los calificativos que se dirigieron desde el establishment a economistas, politólogos y juristas cercanos a la formación que denunciaron la deriva y efectos que produciría esta errada forma de dirigir la “construcción” europea. Hoy, años después, cuando la UE se dirige hacia lo que IU pronosticaba entonces en solitario y la realidad ha venido a darle la razón, Izquierda Unida ha sido incapaz de recordar y reivindicar su trayectoria. Me temo que las “condiciones objetivas” empiezan a estar hartas de esperar a IU.

Acostumbrada a mirar al PSOE o a sí misma, IU ha dejado de mirar a otros lados. En concreto, a las demandas de cambio de métodos, estructuras y formas de hacer política que mucha gente venía expresando desde tiempo antes de las elecciones del pasado domingo. Y que no sea porque la dirección no estaba avisada. En el interior de la propia organización, muchos militantes advirtieron que esto podía pasar. Sin embargo, la dirección federal hizo oídos sordos a estas llamadas de atención. Prefirió enrocarse y optar por un método de selección de la candidatura propio del pasado. Al final, la lista europea se configuró por un “comité de sabios” que actuó (como de costumbre) sin transparencia y siguiendo las viejas prácticas de reparto de cuotas de poder -en este caso, de escaños- entre familias, sensibilidades y grupos varios. Todo, con tal de no abrir las ventanas de la organización y escuchar lo que desde la calle se demandaba.

En política los métodos determinan los resultados. Así, de un mal método no podía salir una buena candidatura. Se eligió como cabeza de lista a un experimentado europarlamentario, pero desconocido para buena parte de la población. Sobre todo, para el sector de la misma a la que IU debiera dirigirse con mayor atención; un sector muy identificado con las demandas y formas del 15-M y que conecta mucho mejor con un perfil y un modelo de liderazgo distinto. Dado que esta organización cuenta con personas que dan muy bien ese perfil (incluido el mediático), parece claro que la única razón de la elección del cabeza de lista es la mera supervivencia de esa generación de políticos de IU que se resiste a dejar paso a otras personas y formas de hacer política.

Y es que en IU todavía persisten restos de la cultura de la transición. Aunque la mayoría de su militancia tiene muy clara la opción por un proceso constituyente y una ruptura democrática con el régimen de 1978, su dirección no desdeña los acuerdos de mesa camilla con los partidos del régimen a cambio de prebendas o puestos de poder. Como sucedió, por ejemplo, cuando IU entró en el juego del reparto de los miembros del Consejo General del Poder Judicial con el PP y el PSOE. Este tipo de pactos desconcierta a la propia militancia y hace difícil atraer hacia IU a esa parte de la ciudadanía (que existe, como se pudo ver el domingo) que denuncia el bipartidismo y apuesta clara y rotundamente por el proceso constituyente como única forma de enfrentarse al proceso destituyente de democracia y derechos que en la actualidad sufrimos.

Volvamos a la lista electoral. Su problema no residió únicamente en su cabeza. El segundo puesto se reservó para la dirección de Comisiones Obreras (ocupada, no obstante, por una muy buena sindicalista). Extraño mensaje el que se mandó con esta decisión, puesto que, a las críticas que recibe desde buena parte de la izquierda la dirección de CCOO y su forma de enfrentarse a los gobiernos y políticas de PSOE y PP, hay que sumar que en su día el sindicato apoyó ese tratado de Maastricht en el que se sentaron las bases de este proyecto europeo dirigido por la Troika. Y, por si con esto fuera poco, años después CCOO apoyó la llamada Constitución europea, ante la que también se opuso IU. En suma, parece que la lista electoral se ha utilizado más bien como un instrumento con el que la dirección de IU busca asegurarse un apoyo para su futura supervivencia política; en este caso, de la dirección del sindicato.

Además, no terminaron aquí las extrañas decisiones electorales. El tercer puesto de la lista quedaba reservado de entrada para Iniciativa per Catalunya Verds, tradicional aliado en estas lides. Esta decisión tampoco es muy coherente con la posición que ambas formaciones ocupan en el Parlamento europeo. Mientras que IU ha apostado fuerte por el grupo de la Izquierda Unitaria Europea, liderado por Alexis Tsipras, es más que presumible que ICV vuelva a incorporarse al grupo de Los Verdes, cuya posición ante la Europa de la Troika es cuanto menos errática. Esta discrepancia de posiciones políticas dentro de una misma lista no se ha explicado a los electores y esto también ha podido pasar factura. Y hablando de Catalunya, ni la lista ni el discurso de IU ha tenido el punto clave de recoger la relevancia de la cuestión del derecho a decidir e incardinarla en el discurso general sobre el proceso constituyente republicano y federal que mantiene la formación.

Con estos condicionantes, el resto de la lista se veía ya muy lejos. Ni la presencia en estos puestos de candidatos más cercanos a movimientos y luchas sociales ni la enorme movilización de las bases de IU ha sido suficiente para generar la ilusión que también desde la izquierda han generado otros. Si a esto sumamos una campaña electoral mal diseñada, basada en el modelo de “caravana electoral” más propio de los años ochenta y noventa que de la época post 15-M, así como unos cuantos errores clamorosos, como por ejemplo el de preguntar a la Junta Electoral sobre la participación del candidato de Podemos en las tertulias televisivas, el resultado final estaba ciertamente cantado. Y de ahí la decepción que se vivió en muchas sedes de IU el domingo por la noche.

Pero ya no es el momento de lamentarse, sino de cambiar los métodos de hacer política y sentarse a escuchar, dialogar, tender puentes, pactar y construir con quienes estén dispuestos a generar ese frente amplio que cambie radicalmente el curso político en las próximas citas electorales. Incluyendo, por supuesto, con quienes han demostrado que sí se puede movilizar e ilusionar a la gente en un proceso electoral. Por favor, háganlo antes de que sea demasiado tarde.

Rafael Escudero es profesor titular de Filosofía del Derecho
Universidad Carlos III de Madrid

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La peligrosa decadencia del Imperio

Sin título«Al margen de los resultados de las recientes elecciones, es extremadamente urgente para los pueblos europeos reaccionar contra las dinámicas de guerra y nuevo auge del fascismo que cien años después sacuden de nuevo sus tierras».

Andrés Piqueras. Profesor de Sociología Universitat Jaume I 

A cien años de la Primer Gran Guerra podemos estar asistiendo al principio del fin de la hegemonía estadounidense. De los dos pilares en los que todavía se sustenta ésta, el dólar (o el mundo financiero en general) y el complejo industrial-militar, el primero está en franco desmoronamiento; lo que previsiblemente minará a su vez al segundo.

La continua creación de dinero sin respaldo (dólares-chatarra) por parte de la Reserva Federal de EEUU, no es sino una desesperada huida hacia adelante para no reconocer el colapso económico de la hasta ahora principal potencia mundial.

La sustitución del dólar como moneda de referencia internacional, por alguna moneda “materializada”, referida a los recursos energéticos, está cada vez más próxima. Eso quiere decir que los países con reservas energéticas adquirirán un creciente peso si logran preservarlas para sí mismos.

Pero mientras que las potencias geoestratégicas emergentes no buscan provocar abiertamente el derrumbe del dólar, pues le necesitan al menos mientras no se hayan desacoplado totalmente de él, EEUU está emprendiendo una ofensiva desesperada para mantener artificialmente el dólar como moneda refugio e intercambio internacional.

Uno de sus puntos de anclaje para ello es crear inseguridad en torno a los recursos energéticos y especialmente el petróleo. Esto es así porque al pagarse el petróleo en dólares, si hay una crisis petrolera subirá el precio del “oro negro” y con ello la demanda de dólares, permitiendo la revalorización del papel verde.

El otro punto radica en generar inestabilidad político-militar para hacer ver que sólo la moneda del más fuerte puede tener alguna seguridad. Por último, pero unido a esto, EEUU trata por todos los medios (y digo todos) de desbaratar la potencialidad de Eurasia. Eurasia es el Heartland (“la Isla del Centro del Mundo” en el vaticinio del primer estratega norteamericano, Mackinder), donde está la gran masa de población, recursos y riqueza.

Algunos de los elementos geoestratégicos más importantes de la intervención del imperio en declive son:

1. Acoso sistemático a Rusia. No contento con acabar con la URSS, persigue ahora desmembrar también Rusia, tratando de reducirla a un tamaño insignificante y sobre todo intentando separarla de sus territorios asiáticos y descolgar de ella Siberia, donde se alberga la mayor variedad de recursos del planeta. Chechenia, Georgia y algunos otros han venido siendo puntos calientes al respecto. Pero últimamente ha combinado esta política con intervenciones geoestratégicas de mayor calado, golpeando a Rusia a través de :

a) la crisis bancaria de Chipre (allí es donde Rusia transformaba las cuentas de su energía en monedas de cambio para las compras internacionales);

b) la guerra de Siria (cortando la salida de los oleoductos rusos al Mediterráneo e intentando a la vez establecer una cabeza de puente para el control de todo Asia Occidental y Central);

c) el golpe de Estado en Ucrania (convierte al que se había pactado como un Estado tampón entre las potencias europeo-norteamericanas y Rusia en un Estado hostil a este último país, en sus propias puertas; al tiempo que intentaba privar a Rusia de la estratégica Crimea).

2. Asedio a China a través de una permanente penetración en Asia Occidental y Centro-Asia, la implantación de un reguero de bases militares en las antiguas repúblicas soviéticas asiáticas, la desestabilización del flanco más oriental a través de las continuas provocaciones a Corea del Norte, el bloqueo del mar de Malaca (principal vía de los intercambios chinos) y el intento de desmembración del territorio chino por el lado del Tíbet, son sólo algunos de los eslabones estratégicos de aquel asedio.

3. Lucha sin cuartel en África contra la penetración china en este continente, previo desplazamiento de Francia del mismo, y apropiación de todo lo que es apropiable allí (Libia, Congo, República Centroafricana, Mali y ahora Nigeria, son algunos de los puntos calientes en un incendio de guerras provocadas que asolan sin piedad el continente).

Tanto en Asia como en África las intervenciones imperiales dejan atrás sociedades barbarizadas y en guerra entre sí, regiones enteras en manos de “señores de la guerra”, a menudo con un notorio ascenso de la influencia de Al-Qaeda (que luego justifiquen nuevas intervenciones militares en una espiral sin fin). También dejan Estados carcelarios, como Egipto, Yemen o Irak, que se vienen a sumar en ello a Israel.

4. Contra-ataque en su “patio trasero” para anegar los procesos tanto progresistas como bolivarianos en América Latina (véase especialmente el presente acoso a Venezuela, donde la superpotencia se juega las posibles mayores reservas petroleras del mundo y un “peligroso” liderazgo contra-hegemónico). Ya ha tenido éxito en los golpes de Estado de Honduras y Paraguay.

¿Mientras tanto qué le depara a Europa?

Al viejo continente le tiene envuelto en otra dinámica belicista de “Guerra Fría” contra Rusia, precisamente cuando la vinculación a este país sería la única vía de salida futura inteligente para Europa desde un elemental sentido común capitalista (allí está la energía, la defensa nuclear, enormes recursos y mercado potencial que se abre también hacia el resto de Asia, por ejemplo).

Además de otros objetivos ya vistos, a través de la creación de la crisis de Ucrania EEUU logra dar dos pasos a la vez. Uno: meter el miedo a los europeos de un probable corte de suministros energéticos por parte de Moscú, llevándoles a refugiarse en el espejismo energético del frackingestadounidense. Y dos: dar cobertura para que su complejo industrial-militar pueda intentar tirar de nuevo de la economía.

Al mismo tiempo la superpotencia americana busca la implantación de un macro acuerdo de “libre comercio” (TTIP) con Europa. Con esto pretende dar una salida a sus productos hacia Europa ante un mercado interno crecientemente insolvente.

Para ello necesita que los europeos desbaraten la legislación protectora de sus economías y rebajen o eliminen los controles de calidad de las mercancías y las regulaciones sobre transgénicos y demás prevenciones respecto de la salud pública. Aún más importante, busca preservar al dólar como moneda de intercambio con Europa y evitar que ésta forme bloque con los BRICS y muy especialmente con Rusia.

Curiosamente, una vez doblegados los principales líderes europeos bajo tremendas presiones (con algún sui generis “golpe de Estado” por medio, como el de Renzi), el último reducto de resistencia ante toda esta tropelía que se lleva a cabo, como es habitual con el mayor secretismo, no son las poblaciones europeas, que no saben de la misa la media al respecto; ni siquiera las principales fuerzas sindicales, al parecer ocupadas en no perder legitimidad frente a la Troika. Ese último reducto parece encarnarlo la clase capitalista alemana. Demasiado consciente de lo que se juega dando la espalda a la parte rica del continente que llamamos Eurasia.

Al margen de los resultados de las recientes elecciones que en gran medida son ajenas a todo ello, es extremadamente urgente para los pueblos europeos reaccionar contra las dinámicas de guerra y nuevo auge del fascismo que cien años después sacuden de nuevo sus tierras.

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Lo que las Europeas abren

images (1)“Todos los elementos apuntan en la misma dirección: el proceso constituyente es la clave del ciclo electoral que continua en las municipales y concluye en las generales. Lejos de haberse hecho más complejo, el escenario se ha simplificado; para bien”.

Madrilonia

Noche cálida y noche intensa la del domingo. Tres datos la calentaron hasta el punto de hacernos sudar. El primero y más obvio: el bipartidismo está al borde del precipicio.

No se trata de que hayan perdido 30 puntos respecto a la media de las tres últimas décadas –del 80 % a menos del 50 %– sino que en números absolutos, han perdido tres de cada cinco votantes: de los 19 millones de 2011 a los 7,5 de ayer.¿Qué es lo que decían las encuestas? Al parecer la resilencia del sistema de partidos español está al límite. Han bastado tres años.

El segundo es, que por más que se quiera acallar, la abstención fue salvaje. Rozó al 55 %. Sólo en las dos anteriores comicios europeos se habían alcanzado niveles similares, y si se descontara Cataluña como una circunscripción aparte –por razones obvias–, la abstención habría alcanzado récord históricos. Para unas elecciones que se han vivido en clave de avance de las generales, tamaña desafección de la mayor parte de la ciudadanía apuntala que la crisis de régimen es profunda, o por decirlo en viejos términos, orgánica y no coyuntural.

El tercero es la irrupción de nuevas fuerzas políticas, entre las que sin hacer de menos los resultados del Partido X (100.000 votos), y de la aparición de Ciudadanos y Primavera Europea, la principal es sin dudas Podemos. Cinco escaños que han sorprendido a propios y a extraños, cinco esaños que han desbordado las previsiones más optimistas. Una formación apenas constituida, casi una campaña mediática anti-régimen y cuyo único elemento discursiva es «echar a la casta política» ha conseguido 1,25 millones de votos, prácticamente lo mismo que IU en las últimas convocatorias.

Los tres elementos apuntan en la misma dirección: el proceso constituyente es la clave del ciclo electoral que continua en las municipales y concluye en las generales. Lejos de haberse hecho más complejo, el escenario se ha simplificado; para bien.

La física política del próximo curso puede llegar a reducirse a dos movimientos. Arrinconadas y empujadas hacia una solución que integre la «cuestión catalana», que trate de maquillar la crisis social y confiar en la recuperación convertida en largo estancamiento económico, las fuerzas del régimen apostarán, casi seguro, a la reforma constitucional. Si es el caso, los gobiernos de concentración nacional, las reformas impuestas y los grandes pactos serán el modo. Su resultado, apenas sepamos movernos, será el fracaso a medio plazo.

Del otro, se ha constituido ya un movimiento plural en el que todavía faltan actores, y cuyo propósito principal es la democratización institucional y a todos los niveles. Por paradójico que parezca, el principal vehículo político de este movimiento es Podemos. Si la progresión se mantiene, y es lo más probable, este puede superar a IU (ya lo ha hecho en Madrid y en Asturias), romper en dos a esa formación y proponerse como cabeza para un proceso constituyente democrático que realmente lo sea.

A aquellos que participamos en las iniciativas de movimiento, que pensamos que Podemos así manejado y construido, desde la presencia mediática, no era ni la mejor opción ni la más óptima para la revolución democrática, nos quedan básicamente dos opciones.

O dejar pasar, presionando desde fuera, y en la medida de lo posible, para que se incorporen algunos elementos de movimiento a unas «posiciones de partido» cada vez más receptivas, aunque sólo sea por falta de programa y discurso.

O participar directamente en la herramienta que se ha convertido en ariete institucional. Caso de optar por esto último, se trata de «movimentizar» Podemos, empujar contra la inevitable consolidación de los aparatos de partido y apostar por una organización política, que resulta necesaria, pero que no puede quedar anclada en lo meramente electoral.

Ambas opciones están ya sobre la mesa antes de saber los resultados. Y ambas se verán de nuevo tensionadas y modificadas por lo que ayer sucedió.

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Ante el avance de la ultraderecha; notas para organizar la lucha contra el fascismo

05 2012«Si queremos evitar esa vuelta a la barbarie, necesitamos transformar las estructuras que organizan las relaciones humanas. Para que la catástrofe no vuelva a suceder, necesitaríamos cambiar el orden social».

Miguel Manzanera,filósofo

De nuevo se repite la historia. No nos puede pillar por sorpresa el masivo apoyo popular en las últimas elecciones europeas, a los partidos que preconizan el regreso a las formas autoritarias del Estado nacional. Hace casi un siglo, la gran depresión del 29 trajo el predominio de la extrema derecha en la vida política europea, con un programa político que negaba los derechos humanos universales.

Y ahora, de nuevo otra vez, vemos asomar en nuestro horizonte histórico el espectro de ese pasado, que no ha recibido las exequias fúnebres que merecía. La tremenda crisis económica que arrasa las economías más avanzadas, ha disparado las simpatías de las poblaciones europeas por las ideologías fascistas, y éstas obtienen apoyos multiplicados en casi todo el continente, en la Europa del Este, el área mediterránea y el norte europeo.

Pero esto no es una casualidad, ni una correlación inevitable de acontecimientos. Es algo que viene preparado por la política internacional, dirigida por los intereses del gran capital financiero.

¿Es posible que se repita también la enorme tragedia a comienzos del siglo XX con sus dos guerras mundiales, sus campos de concentración y sus bombas atómicas? A pesar de que las circunstancias históricas del siglo pasado eran diferentes, los procesos que se desarrollan ante nuestros ojos, parecen conducirnos a los mismos resultados ya conocidos. Y si la historia repite esas horribles posibilidades, es porque hay causas estructurales que las determinan, y que la humanidad no ha aprendido todavía a combatir.

Si queremos evitar esa vuelta a la barbarie, necesitamos transformar las estructuras que organizan las relaciones humanas. Para que la catástrofe no vuelva a suceder, necesitaríamos cambiar el orden social.

El objetivo político más urgente ahora consiste en ahorrarnos nuevas masacres en las que perezcan millones de seres humanos. Dos condiciones me parecen imprescindibles en ese sentido: a) el desarrollo de una conciencia renovada de humanidad, basada en los derechos humanos y las relaciones pacíficas entre los Estados, b) el conocimiento científico que nos permita comprender los mecanismos sociales que conducen a la catástrofe, saber cómo y por qué se producen los procesos históricos y cuáles son las fuerzas que determinan el flujo de los acontecimientos. Hace falta tanto una ciencia social explicativa del proceso histórico, como las organizaciones de ciudadanos conscientes que se opongan a los crímenes sistemáticamente organizados desde el poder político.

Y puesto que ya disponemos de cierta experiencia histórica, habrá que dirigir a ésta nuestras observaciones para alcanzar ese conocimiento de la historia que nos puede ayudar a resolver los problemas del presente –sin obviar que toda observación se hace desde un punto de vista predeterminado-.

La teoría determina lo que es relevante observar, nos ayuda a distinguir lo permanente de lo coyuntural en la sucesión de los hechos históricos, y es así como se nos hará posible atajar las causas y paliar los efectos. En lo que sigue, se lanzará un vistazo sobre estos acontecimientos contemporáneos desde la teoría marxista, cuya largo recorrido desde su fundación hasta nuestros días –abarcando ya más de 150 años-, nos permite observar los hechos históricos con cierta congruencia en la perspectiva.

 
La estructura histórica de la crisis capitalista cíclica

 

En primer lugar, entre los elementos concomitantes que caracterizan la crisis capitalista, destaca la gestión liberal de la economía, la enajenación del patrimonio público a favor de los propietarios privados, eliminando sus funciones la provisión de bienes y servicios; la desposesión de los bienes comunes, reduce el papel del Estado a las funciones de policía y defensa, para la protección de la propiedad privada de la clase dominante.

La aplicación de las recetas liberales a favor de la acumulación privada de la riqueza, determina la ruina de las clases trabajadoras, y refuerza la estructura de clases del capitalismo entre burgueses y proletarios, en el momento en que ésta entra en crisis por las contradicciones del sistema.

Esa política proviene de la idea de que el mercado es la institución que distribuye más eficientemente los recursos y los bienes producidos; una idea que se ha demostrado falsa repetidamente a lo largo de los siglos de expansión capitalista. Por el contrario, una sociedad fundada sobre el libre mercado, un mercado sin regulaciones estatales, sufre crisis económicas que retornan una y otra vez, convulsionando la vida social y provocando guerras y revoluciones de todo signo.

Como muestra la experiencia histórica, el predominio de los intereses financieros en las decisiones políticas, actúa como desencadenante de la crisis económica y conducen el proceso histórico hacia la solución totalitaria bajo las organizaciones que destruyen los derechos humanos.

Esa es la respuesta espontánea del sistema político liberal ante la crisis del capitalismo, que conduce una secuencia bien conocida de crisis-fascismo-guerra. En lugar de corregir las disfunciones del mercado, el Estado sirve como instrumento para incrementar la opresión social como garantía de la explotación laboral; el autoritarismo represor disciplina a la clase trabajadora, recortando las libertades y los derechos, para favorecer el fortalecimiento de la clase empresarial e intensificar la explotación de la fuerza de trabajo.

Esa dominación capitalista en las relaciones sociales, viene complementada por la carrera de armamentos y el incremento de la tensión bélica a nivel internacional, preparando la guerra sin que ninguna oposición social pueda manifestarse en contra. De ese modo, la evolución de las estructuras clasistas conduce hacia el fascismo.

Ese mecanismo de respuesta a la crisis es propio de las estructuras sociales del imperialismo, y está avizorada ya en el Manifiesto Comunista, cuando se señala que la dinámica capitalista divide a la sociedad en dos clases opuestas aboliendo las clases medias, haciendo a los ricos cada vez más ricos, y a los pobres cada vez más pobres.

Ante esa evidencia, que vuelve a hacerse patente en la crisis actual, las capas populares exigen un reforzamiento del poder del Estado, que someta a los grandes capitalistas al imperio de la ley y evite el caos social, provocado por la miseria de grandes segmentos de la población. Ésas son las condiciones históricas que determinan la necesidad del desarrollo social hacia el nuevo modo de producción socialista; pero también constituyen las condiciones para erigir un estado autoritario de carácter fascista.

Si todo esto debía estar ya claro para cualquiera que tenga unas mínimas nociones de la historia contemporánea, podemos preguntarnos, en segundo lugar, por qué las masas se dejan conducir hacia el matadero capitalista. Y lo primero es observar que la sociedad de masas es un producto del modo de producción mercantil, o más precisamente, de la destrucción de las estructuras y las instituciones sociales por la revolución liberal.

El mercado, la institución fundamental del orden capitalista –que deja inoperantes e inútiles todas las demás instituciones sociales-, conforma las masas anónimas fascinadas por el fetichismo de la mercancía. El egoísmo instintivo de los consumidores de mercancías anula la conciencia histórica y la experiencia colectiva. El individuo egoísta e insolidario que compra en el mercado es el fundamento de la dominación liberal.

El avance hacia el socialismo está bloqueado en Europa, por la resistencia de las clases dominantes, que prefieren apoyar el ascenso de los movimientos ultraconservadores y las ideologías nacionalistas, intensificando la dominación clasista y anulando la capacidad de reflexión consciente de la ciudadanía. Pero esa anulación de la conciencia está implícita en los comportamientos cotidianos, regidos por el trabajo alienado, pero también y sobre todo por el consumo alienado.

Pues una cierta alienación en el trabajo quizás sea inevitable, en cuanto que necesitamos participar de la acción colectiva, sometiéndonos a las normas que rigen la cooperación. Pero el consumo alienado significa que la dominación ha penetrado hasta lo más íntimo de la personalidad humana, en aquellas esferas donde el ser humano habría de producirse dentro de la libertad creadora del tiempo de ocio.

 
Capitalismo e imperialismo

 

En tercer lugar, el modo de producción capitalista va unido a la política imperialista desde sus propios orígenes. La búsqueda y adquisición de materias primas para el desarrollo de la economía de las metrópolis, fue acompañada por la violencia más criminal en todo el mundo. La conquista de América en busca de oro y plata, la esclavitud de millones de africanos para trabajar en los latifundios americanos, los asaltos al continente asiático en busca de materias primas y mercados para las manufacturas europeas, esos grandes genocidios de la historia capitalista, que fueron acompañados de otros, no por menores menos significativos.

El etnocentrismo cultural que acompaña a esa política genocida, es uno de los elementos más característicos de los movimientos culturales que acompañan el ascenso de la extrema derecha. Está profundamente anclado en prejuicios que a veces toman forma ilustrada, en el orgullo por los avances tecno-científicos de las sociedades desarrolladas. Una actitud que se prolonga en la pasividad de las poblaciones europeas ante la agresividad genocida de la OTAN, sólo contestada mayoritariamente por motivos coyunturales de intereses políticos concretos.

El ascenso de la extrema derecha en los países europeos viene acompañado por la creación de un ambiente bélico a nivel internacional, alimentado las agresiones y violencias del imperialismo en el mundo entero. En la última década hemos visto las agresiones criminales a países de cultura musulmana, por parte de hordas fanáticas apoyadas financiera y militarmente por los Estados de la OTAN.

En África central se han sucedido las matanzas más sangrientas, con objetivo de apoderarse de la riqueza mineral del continente. En América ha habido dos golpes de estado contra Estados democráticos, y existen fuertes amenazas de que sigan produciéndose más. En Asia Oriental se incrementa la presión militar sobre China. Europa apoyó en los años 80 a las fuerzas reaccionarias que desmantelaron el Estado yugoeslavo mediante la violencia, acabando con una de las experiencias más interesantes para avanzar hacia el socialismo. Etc.

La crisis económica capitalista y las recetas liberales incapaces de resolverla, la anulación de la conciencia personal en la cultura de masas y el belicismo etnocéntrico de la política imperialista, ponen las bases para el triunfo de la extrema derecha. Esa pauta repite en la historia europea un siglo después de la Primera Guerra Mundial, y es el camino de la catástrofe. Así vemos a los países de la OTAN apoyar en Ucrania a un gobierno nacido de un golpe de estado contra un gobierno legítimo, donde hay varios ministros nazis, y que permite el asesinato de sindicalistas y ciudadanos desarmados por parte de los grupos armados ultraderechistas.

No es de extrañar y encuentra su explicación en la dinámica de la crisis gestionada por el liberalismo, que está auspiciando el ascenso electoral de la extrema derecha en casi todos los estados europeos. Urge sentar ya las bases para una contestación política de los trabajadores y los pueblos europeos ante la política suicida de las clases dirigentes imperialistas.

 
Aspectos coyunturales

 

El mundo ha cambiado en un siglo. Se intentó llegar al socialismo y se fracasó, pero en ese camino se consiguieron importantes objetivos en el plano político: a) la creación de la ONU y su Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como un sistema jurídico internacional acatado por todos los Estados; b) la descolonización, y el reconocimiento de los Estados soberanos de los antiguos territorios colonizados, de modo que Europa ha dejado de ser el centro económico de la humanidad y la metrópolis adonde fluyen las riquezas de los cinco continentes; c) como consecuencia, ha cambiado la correlación de fuerzas en el mundo, con la aparición de una nueva hegemonía mundial a partir de la lucha contra el imperialismo en las antiguas periferias del sistema –especialmente el ascenso de la República Popular China y el nuevo sistema de alianzas internacionales formado por el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)-; d) se ha abierto un nuevo camino para avanzar hacia el futuro a partir del socialismo del siglo XXI, desarrollado en los países latinoamericanos.

Otros factores del desarrollo capitalista reciente han empeorado radicalmente las perspectivas de futuro de la humanidad y requerirán un esfuerzo importante para ser superados. Por una parte, la creación de un arsenal de armamento nuclear que podría destruir varias veces el planeta Tierra, es una seria advertencia frente a la guerra, lo que no excluye que se mantengan cientos de guerras y conflictos violentos de baja intensidad en los cinco continentes con importantes violaciones de los derechos humanos.

Por otra, la novedad más importante en la coyuntura actual es el previsible colapso ecológico del planeta, provocado por el desarrollo industrial. Hemos tocado el techo del desarrollo de las fuerzas productivas dentro del capitalismo, y se hace urgente encontrar alternativas al actual modelo de producción y consumo.

Las fuerzas productivas se han desarrollado hasta dimensiones insospechadas, pero están acercándose rápidamente a su techo expansivo, tocando los límites del planeta Tierra. Esa constatación nos lleva corroborar la teoría marxista, en el sentido de radicalizar el postulado sobre la inviabilidad del capitalismo a largo plazo.

Pero también en el sentido de matizar la teoría del socialismo como ‘superación del reino de la necesidad’, redefiniendo el concepto de necesidad. Cierto que la abundancia ya se ha conseguido, pero dentro de un marco capitalista profundamente irracional que despilfarra los recursos escasos y redistribuye la riqueza de forma injusta y desequilibrada.

De ahí que el ecologismo sea una fuerza mundial en nuestros días que ha promovido importantes actuaciones políticas, condicionando la transformación del tejido productivo para hacerlo compatible con la sostenibilidad ambiental. Éstas, sin embargo, siguen siendo claramente insuficientes para resolver los graves problemas provocados por el capitalismo. De ahí que una parte importante de este movimiento –la más consecuente-, dirija sus ojos a la superación del modo de producción mercantil, definiéndose como ecosocialismo.

En el plano político, se debe subrayar el papel de los nuevos movimientos sociales, que han madurado y se han extendido a lo largo del siglo XX, creando una nueva conciencia social y nuevas costumbres más adecuadas a la realidad contemporánea. Además del pacifismo y el ecologismo, el feminismo ha conquistado la emancipación de las mujeres en numerosos estados y su lucha es reconocida en toda su importancia por las instituciones mundiales.

A pesar de ello todavía le queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar sus objetivos en un grado que pueda considerarse mínimamente satisfactorio. Y finalmente, a pesar de que el pacifismo ha calado en la conciencia de las poblaciones humanas, y constituye una fuerza moral importante en todas las culturas, está lejos de poder condicionar las decisiones de los gobiernos, y resulta incapaz de detener la carrera de armamentos.

Todos esos factores positivos de la coyuntura, son todavía frágiles indicadores de un nuevo desarrollo histórico hacia el socialismo, que apenas resisten la agresividad del imperialismo capitalista y no reducen el peligro que supone el ascenso del fascismo en Europa. No se debe olvidar que la OTAN sigue siendo la potencia militar más fuerte del planeta.

Por un lado, el imperialismo utiliza una estrategia de desgaste contra sus enemigos –guerras de baja intensidad, los golpes de Estado, las sanciones económicas y políticas por motivos ideológicos-, para obstaculizar el desarrollo del socialismo en aquellos países que han avanzado posiciones de progreso. Por otro lado, el peligro de una guerra abierta se ha intensificado en los últimos años –en la confrontación entre Rusia y China contra la OTAN-, dando lugar a una nueva carrera de armamentos, que pudiera bloquear el desarrollo humano a nivel mundial.

El crecimiento de las fuerzas productivas en el siglo pasado, tiene un aspecto monstruoso, si consideramos la acumulación de armas atómicas y el desarrollo de la maquinaria bélica; lo que unido además a la industrialización intensamente destructiva en su tratamiento de la vida terrestre, y los graves problemas ambientales nos permite augurar una difícil coyuntura para la humanidad en el siglo XXI.

El crecimiento de la población mundial, superando los 7.000 millones de habitantes, incrementa aún más el dramático problema ecológico de la biosfera.

La solución: afianzar una política de izquierdas

 

En el siglo XXI, tras la experiencia acumulada en el último siglo, parece indudable que el modelo económico para una sociedad equilibrada, consiste en una combinación de la iniciativa privada para el mercado con la planificación estatal. Sin embargo, la necesidad de detener el actual desarrollo de las fuerzas productivas, exige la superación del capitalismo y la construcción de un nuevo orden socialista de producción.

Dos condiciones consideramos esenciales en el socialismo del futuro: a) una economía basada en la eficiencia y el ahorro, para conseguir la sostenibilidad –en oposición a la economía capitalista basada en la eficacia y el crecimiento irracional-; b) la planificación democrática de la producción, lo que estaría en dependencia de la participación de la sociedad civil en los asuntos políticos –entendida en sentido republicano como conjunto de asociaciones que buscan satisfacer intereses sociales y no beneficios privados-. El fortalecimiento de las instituciones sociales de las clases populares, frente al autoritarismo del Estado y la militarización de la crisis.

Conseguir ese objetivo supondría, en primer lugar, detener el desarrollo del fascismo y el militarismo en Europa. El avance de la extrema derecha en las últimas elecciones europeas, tiene una función política muy precisa para el imperialismo: atajar la salida democrática y popular ante la crisis del capital, al mismo tiempo que busca reforzar la hegemonía del capitalismo liberal a través de la confrontación militar, frente a la alianza entre China, Rusia e Irán –con el apoyo de otros Estados periféricos-, que está consiguiendo parar la ofensiva imperialista contra los países de Oriente Medio en el terreno militar.

Fomentar la oposición a la guerra, desarrollar la conciencia ecologista y defender los derechos de las mujeres, deben seguir siendo objetivos prioritarios para la izquierda europea. Y esos objetivos están directamente vinculados a la superación de las políticas neoliberales, creando un Estado bien constituido, no por la violencia militar, sino por la participación ciudadana.

Para ello las poblaciones del mundo desarrollado deben renunciar al imperialismo y reconocer que la vanguardia del desarrollo humano ya no se encuentra en el antiguo centro del sistema, sino en la periferia convertida en el centro del progreso. Más que criticar otras culturas deberíamos aprender de ellas –apoyando y fortaleciendo la satisfacción de los derechos humanos en todo el mundo, pero sin actitudes paternalistas que tan frecuentemente complementan el imperialismo político-.

En el Prólogo al Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx parafraseaba a Hegel diciendo que la historia siempre se repite dos veces, añadiendo la observación de que la primera lo hace como tragedia y la segunda como comedia. ¿Tenemos suficiente sabiduría para evitar que las tragedias del siglo XX se vuelvan a repetir en este siglo XXI que tan complicado se nos presenta? ¿Sabrá la humanidad reconducir el trágico desarrollo de los acontecimientos históricos? Confiemos en que así sea.

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Primer análisis de los resultados del 25M.

images» Hoy es el día de empezar a trabajar YA por esta unidad ciudadana… Las elecciones expresan el ansia de cambios profundos y no sólo pequeñas reformas( para que todo siga igual) por lo que sería importante poner conceptos comunes como el de abrir un PROCESO CONSTITUYENTE como marca común a todas las candidaturas ciudadanas y unitarias».
Federico Noriega, activista social.

              -En primer lugar reconocer el buenísimo resultado de PODEMOS en el día de ayer. Los mejores augurios hablaban de 3 parlamentarios, pero los 5 conseguidos le dan a la iniciativa-partido un protagonismo que se veía venir desde su nacimiento sorprendente.

Una mezcla de trabajo de base a pié de calle, ligado a un buen rendimiento en redes sociales, y aunque en el programa se podría comprobar muchas coincidencia con otros grupos y candidaturas presentadas, han puesto el grado justo de emoción, y no han cargado las tintas en el identitarismo de izquierdas, lo que ha llegado a mucha gente al margen de su perfil ideológico.

-En segundo lugar constatar que si contamos los votos de las candidaturas alternativas, IU, PODEMOS, EQUO, PARTIDO X, etc. incluidos los que no han obtenido representación, pero competían con un programa parecido de renovación democrática y enganche en las movilizaciones 15M y post 15M, el resultado habría sido una victoria total en las primeras elecciones en las que se competía. Eso sin contar con el efecto de ilusión añadida que hubiera resultado de una gran coalición unitaria, que habría levantado a bastante gente de sus casa para ir a votar.

-En tercer lugar, la suma de PP-PSOE no ha obtenido ni siquiera el 50% del total de los votos, por primera vez desde que se inició el régimen del 78. Una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar, porque las ventanas de la historia se abren, pero también se cierran en un momento determinado.

-De las candidaturas presentadas como renovadoras y alternativas, destacar que la gente no ha confiando en personajes y personajillos, ni con tintes frikis, ni con tintes muy autoritario o ególatras.

Las movilizaciones tras el 15M si han servido de ejercicio anti-personalismo, y el personal prefiere un liderazgo blanco y compartido, que represente ideas y sentimientos colectivos, pero que no controlen toda la vida política.

Y PODEMOS ha sido capaz de proponer un liderazgo de ese tipo, bastante compartido con otra mucha gente en las candidaturas y sobre todo en su organigrama, y aunque su estructura interna es aún bastante débil, y descansa en perfiles poco diversos ideológicamente hablando, ha sabido trasmitir un mensaje aglutinador muy acorde con las luchas de la calle.

De ahí que muchos dijimos en cierto momento de las reuniones y contactos para una confluencia en las europeas, que si PODEMOS quedaba fuera, sería muy difícil construir la coalición para el cambio social y político.

Los que sólo confiaban en sus figuras mediáticas, o en sus propuestas técnicas o muy estructuradas en las redes y sistemas, también se han equivocado, porque la gente también quiere contacto, piel y emoción en sus mensaje, y no sólo propuestas PLANAS Y TÉCNOLÓGICAS de cambio, y menos aún trasponer movimientos políticos que han funcionado en otros países, pero que no son susceptibles de imponerse automáticamente en el nuestro tras muchas luchas, movilizaciones y asambleas, que han forjadounos mensajes y unas prácticas absolutamente distintas y autónomas.

Por otro lado la actitud de IU tiene que cambiar radicalmente, porque aún subiendo de forma sustancial, NO ha recogido el entusiasmo de la gente joven y no tan joven, que tenemos ganas de cambios profundos. Se acabó eso de ir de padre-padrote de la izquierda, y si quiere sobrevivir para apoyar la transformación política que se está gestando, tendrá que tirar de MUCHA HUMILDAD, ser uno más en el trabajo de apoyo, practicar la democracia directa y participativa, primarias abiertas y sin cortapisas, etc…o en las próximas elecciones puede quedar relegada a fuerza marginal, cuando ellos esperaban ser la ALTERNATIVA DEL CAMBIO SOCIAL.

-Resumiendo, ahora es más necesaria la UNIDAD que nunca. Tenemos elementos suficientes para saber, COMO se puede llegar a la gente, y COMO NO se llega. Sabemos también que podemos vencer al monstruo de la CASTA DEL REGIMEN DEL 78, al SISTEMA, y sus políticos y políticas corruptas. Las municipales pueden ser un buen ensayo de unidad por la base, ya que los nominalismos en las municipales son poco importantes.

Pero debemos poner el acento en las propuestas, y sobre todo en las MANERAS de hacerlas. Buscar lugares comunes, y ser capaces de poner la humildad, el respeto, el reconocimiento de las cosas bien hechas a la gente que ha conseguido crear ilusión y expectativas, y presentar en cada ciudad y pueblo, unas candidaturas unitarias potentes, que representen el fin del bipartidismo, el ansia de cambios profundos y no sólo pequeñas reformas para que todo siga igual, por lo que sería importante poner conceptos comunes como el de abrir un PROCESO CONSTITUYENTE general, como marca común a todas estas candidaturas ciudadanas y unitarias.

Hoy es el día de empezar a trabajar YA por esta unidad ciudadana, MAÑANA es tarde, mucha gente está esperando, desesperada por su situación, pero ahora tiene una luz de esperanza que tendremos que alimentar con cariño y prudencia, porque la mayoría social que necesitamos para limpiar este país, no es del 8, del 15 o del 20 %, necesitamos el 50% más uno, porque todos los poderosos se van a poner a trabajar también, y tiene aliados entre los partidos del régimen.

 

 

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