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10 apuntes para no olvidar al enemigo principal.

Por Emilio Pizocaro

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«En tiempos tormentosos no se  puede perder la brújula. El enemigo principal sigue siendo el imperialismo.  Si en España avanza un verdadero proceso democrático- revolucionario tendremos a la triada imperial frente a frente con sus bases militares y su arsenal de herramientas sediciosas».

 

“El imperialismo no es una etapa, ni siquiera la etapa más alta del capitalismo. Desde el comienzo es inherente a la expansión del capital y la conquista imperialista del planeta por los europeos y sus hijos norteamericanos”

 Samir Amin

1.-  Barras y Estrellas

Cuando nacía el siglo XXI el periódico New York Times Magazine publicó una portada con un gran puño apretado pintado con las estrellas y barras con las siguiente frase:  “Esto es lo que el mundo necesita hoy para que la globalización funcione. Estados Unidos NO debe temer actuar como la potencia todopoderosa que es”

A confesión de partes, relevo de pruebas. La mencionada portada ilustra el espíritu que impregna a la elite imperial americana. También da cuenta que el “imperialismo colectivo” conformado por Estados Unidos, Japón y Europa, es básicamente asimétrico, tiene un solo mandamás; Washington.

La portada posee una cualidad añadida. Deja claro que – por el momento – la “triada” esta bajo el indiscutible predominio político, económico y militar de los Estados Unidos. En el reparto mundial, las demás potencias capitalistas disponen de un rol subordinado.

Estados Unidos es el “soldado universal” que garantiza la reproducción del capital, protege con su maquinaria político, militar y propagandística a las clases dominantes en todos los rincones del planeta .

No hay otro país que brinde al capital más garantías que las generadas por el Pentágono y Wall Street. Para respaldar este papel,  el gran gendarme cuenta con cerca de 800 bases militares desplegadas en 120 países, incluyendo más de 90 apostadas en Europa.

2.- La UE : complemento y colaborador necesario

Terminada la segunda guerra mundial los estrategas norteamericanos disciernen correctamente. Era imposible mantener el sistema mundo capitalista sin las viejas naciones colonialistas. En la vieja Europa estaba su origen y parte de su futuro.

Por tanto, la UE nace signada para no disputar el poder de los Estados Unidos. Al contrario surge con el respaldo norteamericano para servir de cortafuegos ante el “peligro soviético” y como “colaborador necesario” para el expansión del capital internacional.

Ahora bien, como sabemos , el modo de producción capitalista se desarrolla de un modo desigual y combinado . Este patrón evolutivo a creado países centrales dominantes y naciones periféricas subordinadas. En territorio europeo, el centro se ubicó históricamente en los países anglo-sajones protestantes ( Alemania, Holanda, Bélgica, Inglaterra ) y la periferia en los pueblos del sur del continente.

Con la caída del muro este proceso – propia del crecimiento capitalista – recibe un empujón decisivo. La reunificación convierte a Alemania en la nación más grande y con mayor poderío económico de Europa.

3.- Sueño de renacer imperial.

En la actualidad,  el “cuarto Reich” parece distante, sin embargo  intelectuales como Ulrich Speck marcan la línea de la clase política; “De la misma manera que el imperio Alemán era una sociedad anónima con la mayoría de las acciones en manos de Prusia, hoy la Unión Europea debe jugar un papel similar y ser la palanca para la política exterior de la actual Alemania “

Dicho con otro términos, es el viejo sueño carolingio. Los “junquers”, la vieja oligarquía germana, aspira a capitanear un sub-imperio europeo desde el puesto de mando que ofrece la Unión Europea.

Para lograrlo se han dado a la tarea de recrear un gran proyecto nacional. Un proyecto que cuenta hoy con el consenso mayoritario de su población, representada políticamente, por la “gran coalición” de socialdemócratas y conservadores.

Hasta hace pocos años, la Unión Europea era un proyecto de apariencia exitosa. Creció como una gran plataforma de la globalización capitalista, de la financiarización de la economía .

La deslocalización propugnada por el propio neoliberalismo le ha hecho morderse su propia cola . El sueño de “renacer imperial alemán ” se alejaba. Era imposible con las conquistas de los trabajadores ganadas en décadas . Había que desposeerlos para aumentar los márgenes de ganancia de la gran empresa. Fueron los socialdemócratas – con la llamada Agenda 2010 – los que cambiaron el cuadro macro-económico.¿ Su objetivo?  Hacer del país una fuerza más competitiva y determinante en los mercados internacionales.

La crisis, desatada en el 2008, puso en evidencia que se necesitaba la pócima ultra-liberal en toda Europa . En efecto, esta crisis, ha servido de pretexto para ejecutar  la llamada política del “shock”. Es el modelo, de factura anglosajón, que impone el “hegemón” alemán para competir con eficacia ante los países emergentes.

4.- La OTAN Económica

A diferencia de la desnortada izquierda europea, la elites dominantes cuentan con eficaces “think tanks” que le procuran objetivos claros, respaldados por un elaborado pensamiento estratégico .

Nada de lo que ocurre es casualidad. Detrás de cada retroceso del llamado “estado de bienestar” hay un plan maestro elaborado en los cenáculos de los poderes de la oligarquía financiera.

En el campo económico la ofensiva neoliberal esta muy lejos de concluir. Al revés, el plan maestro aun no se ha ejecutado íntegramente. El siguiente paso está a la vuelta de esquina. Se llama  Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (ATCI) .

El Acuerdo Transatlántico , negociado en estos días de manera secreta, pretende crear una gigantesca área de “libre comercio” entre Estados Unidos y Europa. Según sus propias palabras tiene como objetivo ; “alcanzar los niveles más altos de liberalización y protección de las inversiones” y  “abrir a la empresa privada, sin discriminación alguna, los servicios, el transporte y todas las áreas de la economía”.

Como se puede apreciar, el capitalismo no puede parar de expandirse. Su constante expansión es una condición obligada de su sobrevivencia. La dinámica de la triada imperialista responde a esta lógica .

El Acuerdo Transatlántico es la cara económica de la OTAN . El mercado común entre estados unidos y la unión europea, es un requerimiento inexcusable para relanzar con ímpetu el predominio mundial de las potencias occidentales.

Mirado en perspectiva, el episodio de espionaje denunciado por E. Snowden, no hacen más que confirmar la hegemonía de Estados Unidos . Este se impone a pesar de la indiscutible política intervencionista del gran patrón en los asuntos internos de sus aliados más cercanos.

En otras palabras, las contradicciones subyacentes en la triada, todavía no son suficientes para colocar en entredicho la preeminencia norteamericana.

5.- In good we trust , pero no tanto

Para Paul Craig Roberts, columnista The Washington Times , republicano, ex asesor  económico de Reagan “el siglo estadounidense ha terminado antes de empezar”.

Efectivamente , muchos analistas piensan que la superioridad del imperio norteamericano empieza a dar síntomas de agotamiento.Destaquemos algunos indicios de esta relativa debilidad imperial.

En el campo económico los antecedentes revelan que el dólar, clave financiera del dominio norteamericano, esta condenado a perder su papel de moneda de referencia del comercio mundial. Según, lo confirma el ultimo informe GEAB , el yuan chino se apresta a plantar cara a la divisa Imperial.

En la práctica , pausadamente, esta ocurriendo lo anunciado por una editorial de Xingua; “La quiebra fiscal en Estados Unidos justifica un mundo des-americanizado. Los intercambios entre China y Rusia , entre China y otras naciones del mundo, ya se hacen sin utilizar el dólar.

El propio economista republicano, Craig Roberts alerta preocupado; la actual conflicto en Ucrania puede acelerar el surgimiento de una moneda de los BRICS. Países nos recuerda;  “que reúnen más de la mitad de la humanidad”.

En el fondo la financiarización de la economía – y su consecuente endeudamiento – esta pasando factura al capitalismo de matriz occidental. Le han salido competidores .

6.- Nuevos púgiles en el ring

El desarrollo de los emergentes BRICS está empezando a poner en entredicho la dominación de las naciones centrales del capitalismo histórico.

Aunque el bloque BRICS es todavía informal, en su seno se está consolidado  un potente eje Moscú-Pekín. Eje que ha originado los primeros contrapesos importantes a la “triada imperial”.

La alianza Moscú-Pekín esta dirigido por una nueva burguesía y una burocracia política, formada tras el fracaso de la experiencia del régimen estatista, mal denominado socialismo . El régimen económico que gestionan no es más que variables del capitalismo de estado. (También hay que decir que en estas potencias euro-asiáticas hay plutócratas con un papel ambiguo porque son parte activa de la transnacionalización de los capitales ).

Por otro lado, en otro extremo del mundo, Estados Unidos tiene dificultades para mantener el control imperial.  Una ventana de oportunidad se ha abierto en su patio trasero.  Por el hueco transitan procesos de liberación nacional de algunos países de América Latina (Venezuela , Ecuador y Bolivia) .

En este caso, se trata de experiencias , eminentemente anti-imperialistas, con proyectos nacionales y populares, pero todavía dentro de los márgenes del capitalismo de estado.

Sus gobiernos, hostigados permanentemente por el Imperio, se han visto obligados a establecer nuevas alianzas defensivas, tanto regionales como internacionales (Rusia acaba de anunciar la instalación de bases en Venezuela, Nicaragua y Cuba ).

No hay que echar las campanas al vuelo . El papel hegemónico de Estados Unidos es todavía incuestionable en muchos aspectos. Por tanto, es demasiado temprano para calibrar la magnitud del declive norteamericano. Pero, tal como lo percibe Craig Roberts todo indica que, el siglo XXI ya no será “el siglo americano”.

7.-  Subversiones de los poderosos

En el campo militar la superioridad militar estadounidense, también empieza a ser dudosa. Para expertos en cuestiones militares (Jaques Sapir, entre otros ) Estados Unidos tendría serias dificultades para mantener varias guerras convencionales a la vez. En efecto, en la últimos conflictos, las tropas imperiales han sido incapaces de conservar el control sobre el terreno ocupado.

No obstante, Estados Unidos sabe que no puede perder la ofensiva. Su hegemonía pende de su capacidad de intervención en todas las áreas conflictivas del planeta.

Ante el debilitamiento relativo de su poder, el Imperio ha empezado a reemplazar gradualmente el antiguo expediente invasor, por la estrategia de la conspiración sediciosa .

El diseño de este viraje táctico adquirió nivel “teórico” con el  documento del experto en inteligencia militar,  William Lind ;»El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación”.

Este trabajo define a las guerras de nuestra época como “ guerras  de cuarta generación”.  Se trata de una formula que emplea,  las viejas armas del espionaje, el uso de mercenarios, la formación de ejércitos secretos, las acciones encubiertas.

El medio primordial de esta estrategia es la guerra sicológica.  El nuevo dispositivo bélico privilegia el uso de los medios de comunicación, las modernas tecnologías de la información, el empleo planificado de la propaganda y las operaciones sicológicas diseñadas por expertos en manipulación de conciencias.

La neo-política sediciosa esta presente en todos los países agredidos por el imperialismo. Todos han sido invariablemente víctimas de este tipo campañas. En la actualidad, la primera potencia hace gala de su musculo subversivo en tres países a la vez ; Siria, Venezuela, Ucrania.

8.- ¿Que se esconde tras la guerra sicológica ?

Esta claro que el Imperio no aceptará un poder menguante. Responde de manera planificada a los desafíos de la historia. Un Imperio global requiere de una respuesta global.

En el campo económico una de sus apuestas fundamentales es el anunciado Acuerdo Transatlántico. En el campo militar la elite imperialista no tiene duda alguna. Se juega el dominio del mundo en el siglo XXI.

Estados Unidos, Japón y las viejas potencias colonialistas han optado por enfrentarse a las naciones emergentes. Necesitan con urgencia “colocar en vereda” a los países que simplemente procuran preservar, para sus ciudadanos, la explotación de sus recursos naturales.

El acelerado crecimiento de China y el fortalecimiento de Rusia, dos naciones que cuentan con un pasado no capitalista, son vistas como una amenaza para occidente.

Estados Unidos se ha visto obligado a ajustar su discurso para el siglo XXI . De repente, el peligro terrorista islámico desaparece de sus prioridades . El grueso de sus esfuerzos se vuelcan en conquistar la superioridad en el área euro-asiática. Lo hace vía extensión de la OTAN hacia el este y creando un cinturón de bases militares alrededor de China y Rusia .

La destrucción de la pequeña nación petrolera de Libia puso un punto aparte en la relaciones de colaboración de China y Rusia con las potencias occidentales.

La idílica mundialización, que vendió el Imperio ha mostrado su verdadera cara. Un camino de muerte y sangre, pleno  de guerras neo-coloniales que devastan naciones y pueblos completos.

Al mirar tenebrosa luz que arrojo el conflicto Libio, resulta vergonzoso la perdida de perspectiva de ciertos intelectuales españoles y europeos que se dicen demócratas, de izquierda y anticapitalistas.

9.- ¿ Anticapitalismo sin antiimperialismo ?

No es posible entender el actual sistema mundo capitalista sin la gestión compartida que hace el imperialismo colectivo. En nuestra época las clases dominantes entrelazan sus intereses forjando una gestión participada de las finanzas, de la política y de los asuntos militares.

Efectivamente, no hay lucha anticapitalista que no sea anti-imperialista. El imperialismo no es un producto externo al capitalismo. Es la condición necesaria de su desarrollo.

No lo entiende así cierta “izquierda” europea”. En su permanente derechización (1) se han conformado con políticas de solidaridad con los pueblos explotados del sur . Esta “izquierda” no consigue comprender que el corazón de una política anticapitalista es una activa política anti-imperialista.

El proyecto explicitado por Bruselas y el FMI no puede ser más transparente. Las naciones del sur de Europa tienen su lugar reservado en la división internacional del trabajo del modelo neoliberal. Su destino esta determinado. Deben ser “maquiladoras de low cost” para la industria y tecnología de una Europa con hegemonía alemana.

En el caso del reino de España , este desde hace mucho tiempo tiene un rol subordinado en el macro-mundo del Imperio. Su ingreso a la Unión Europea y la implantación del euro han significado la perdida casi completa de su soberanía económica y política . En el reparto de papeles, le ha tocado el rol de patio trasero.

Basta con mirar el mapa para comprender que debemos agregar el factor geoestratégico. España, ha sido siempre la puerta de entrada al Mediterráneo. Así lo entiende Estados Unidos que ha intervenido activamente en política interna desde la época de Franco (2).

Para el Imperio el control sobre el mediterráneo sigue siendo una prioridad estratégica.  No por casualidad es en territorio español, donde Estados Unidos despliega sus armamentos de ultima generación; el escudo antimisiles.

El escudo, aprobado en las postrimerías del gobierno de Zapatero, puede llegar a colocar a España en el ojo de la tormenta. Ucrania , Siria o Libia están prácticamente “ a tiro de escopeta” de la península.

10.- El regreso de los estados-nación

Entre otros factores, las clave de la actual crisis internacional debemos buscarla en la economía. Más precisamente en el movimiento de los capitales.

Ahora sabemos que China se deshizo en diciembre pasado de una partida récord de bonos del tesoro de EE.UU. Otros Bancos Centrales han reducido su posesión en una gran cantidad. Si prosigue esta tendencia se pondrá al descubierto la fragilidad del dólar y del mercado de deuda estadounidense.

Politólogos de todo el mundo se están preguntando si estamos ante el comienzo del fin de  la globalización neoliberal. Sería el tercer fracaso de la mundialización capitalista en los últimos 200 años.

A “contrario sensu” están  regresando los intereses vitales de los estados-naciones. Realmente, nunca se fueron.

Las potencias y todas las naciones empiezan a mover fichas.  Los países con recursos energéticos tejen alianzas declaradas o soterradas . Tras cada conflicto lo que esta en juego es la conformación de un nuevo escenario geopolítico y geoestratégico.

En este escenario la hipocresía “civilizada” de la Unión Europea ya no consigue a ocultar su verdadera catadura. La UE no es más que una pieza indispensable de la triada imperialista.

Hay que agregar su deslegitimación . Para amplios sectores de la opinión publica es un engendro antidemocrático, un monstruo burocrático al servicio de la banca. Efectivamente, el euro ha sido el principal instrumento utilizado por el capital financiero para “normalizar “ la  implementación del neoliberalismo en Europa

Salir del euro se ha transformado en una necesidad acuciante para los pueblos del sur europeo. La divisa es un dogal que asfixia sus economías.

Una condición sine qua non para acometer una política contra el euro será instituir una coalición que reúna a las naciones del sur europeo en alianza con los países que estén dispuestos a desafiar a la triada imperialista.

En tiempos tormentosos no se  puede perder la brújula. El enemigo principal sigue siendo el imperialismo.  Si en España avanza un verdadero proceso democrático- revolucionario tendremos a la triada imperial frente a frente con sus bases militares y su arsenal de herramientas sediciosas.

Las fuerzas emancipadoras necesita contar con un accionar propio de un pensamiento estratégico acorde con la época. Esta tierra, por su ubicación privilegiada, será parte de la disputa entre las nuevas alianzas internacionales que está en plena configuración. No pensarlo de esta manera, sería de una ingenuidad criminal.

 

1.- El colmo del entreguismo fue la actitud del eurocomunista Berlinguer.   El líder del PCI ofreció mantener a Italia dentro de la OTAN si su partido llegaba a gobernar. La deriva de esos dirigentes la conocemos, son el núcleo duro del PD un partido neoliberal más.

2.- Hay un libro de Joan Garcés ( Soberanos e Integrados), basado en los documentos desclasificados de la CIA, que pone al descubierto el estrecha tutela que ejercieron los servicios de inteligencia norteamericanos sobre la transición el año 1976. Solo como ejemplo diremos que hoy se conocen los operativos que planificaron conjuntamente la CIA y la inteligencia militar española durante los días de la restauración Borbónica. A saber: Operación Lucero, Operación Diana, Operación Alborada y Operación Jano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2.- Hay un libro de Joan Garcés ( Soberanos e Integrados), basado en los documentos desclasificados de la CIA, que pone al descubierto el estrecha tutela que ejercieron los servicios de inteligencia norteamericanos sobre la transición el año 1976. Solo como ejemplo diremos que hoy se conocen los operativos que planificaron conjuntamente la CIA y la inteligencia militar española durante los días de la restauración Borbónica. A saber: Operación Lucero, Operación Diana, Operación Alborada y Operación Jano

 

 

 

 

 

 

 

 

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El nuevo gran juego (de amenazas) en Eurasia

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Pepe Escobar , Periodista y escritor (Asia Times Online)

En Ucrania, Occidente apoyó un golpe inconstitucional contra un gobierno elegido perpetrado, entre otros, por guardias de asalto fascistas/neonazis (Svoboda, Sector Derecho) instrumentalizado por la inteligencia estadounidense. Después de un contragolpe ruso, el presidente Barack Obama proclamó que cualquier referendo en Crimea “violaría la constitución ucraniana y violaría el derecho internacional”.

Es solo el último ejemplo en la violación serial del “derecho internacional”. El registro diario es enorme, e incluye: Los bombardeos de Serbia por la OTAN durante 78 días en 1999 para permitir la secesión de Kosovo; la invasión de EE.UU. en 2003 y la subsiguiente billonaria ocupación y creación de una guerra civil en Iraq; los bombardeos de Libia de la OTAN/AFRICOM en 2011 invocando R2P (“la responsabilidad de proteger”) como cobertura para provocar un cambio de régimen; la inversión de EE.UU. en la secesión del Sur de Sudán, rico en petróleo, para que China tenga otro dolor de cabeza geopolítico; y la inversión estadounidense en una perenne guerra civil en Siria.

No obstante Moscú sigue creyendo (¿desatinadamente?) que hay que respetar el derecho internacional presentando al Consejo de Seguridad de la ONU información clasificada sobre todas las acciones occidentales de inteligencia/operaciones psicológicas conducentes al golpe en Kiev, incluyendo “entrenamiento” asegurado por Polonia y Lituania, para no mencionar la participación de la inteligencia turca para la realización de un segundo golpe en Crimea. Diplomáticos rusos pidieron una investigación internacional imparcial. Esta nunca tendrá lugar; la narrativa de Washington sería totalmente desenmascarada. Por ello habrá un veto de EE.UU. en la ONU.

El ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov también pidió que la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) investigue objetivamente a los francotiradores que dispararon a todos los que tenían a la vista en Kiev, como lo reveló el Ministro de Exteriores de Estonia a la jefa de política exterior de la UE, Catherine «I love Yats» Ashton. Según el embajador de Rusia en la ONU, Vitaly Churkin, “aparecería un cuadro totalmente diferente en comparación con el que presentan los medios estadounidenses y, por desgracia, algunos políticos estadounidenses y europeos”. Sobra decir que no habrá ninguna investigación.

Hola, soy su buen neonazi

Todos recuerdan al “buen talibán”, con el cual EE.UU. podía negociar en Afganistán. Luego aparecieron los “buenos” yihadistas de al Qaida, que EE.UU. podía apoyar en Siria. Ahora son los “buenos neonazis” con los cuales Occidente puede cooperar en Kiev. Pronto habrá los “buenos yihadistas que apoyan a los buenos neonazis”, que pueden ser desplegados para apoyar las intenciones de EE.UU./OTAN y contrarias a los rusos en Crimea y más allá. Después de todo, el mentor de Obama Dr. Zbigniew “el Gran Tablero de Ajedrez” Brzezinski es el padrino de los buenos yihadistas, totalmente armados para combatir contra la ex Unión Soviética en Afganistán.

Tal como van las cosas en el terreno, los neonazis vuelven definitivamente como los buenos muchachos.

Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, fascistas y neonazis están al mando en una nación europea (aunque Ucrania podría ser caracterizada sobre todo como la nación fluctuante crucial en Eurasia). Parece que pocos en Europa se han dado cuenta.

El desfile de personajes incluye al ministro interino de defensa ucraniano y ex estudiante en el Pentágono Ihor Tenyukh; al primer ministro adjunto para asuntos económicos e ideólogo de Svoboda Oleksandr Sych; el agro-oligarca ministro de agricultura Ihor Svaika (Monsanto, después de todo, necesita un agente en jefe); el jefe del Consejo Nacional de Seguridad y comandante en Maidán de neonazis del Sector Derecho, Andry Parubiy; y el jefe adjunto del Consejo Nacional de Seguridad, Dmytro Yarosh, fundador de Sector Derecho. Para no mencionar al líder de Svoboda Oleh Tyanhybok, amigo cercano de John McCain y de Victoria Nuland, y proponente activo de una Ucrania libre de la “mafia moscovita-judía”.

Mientras el Kremlin se niega a tratar con esta pandilla y el referendo del 16 de marzo en Crimea es prácticamente dado por hecho, el equipo de “Yats” está plenamente legitimado, con honores, por el equipo de Obama, con su líder incluido, en Washington.

Para citar a Lenin, ¿qué hacer? Una lectura cuidadosa de las acciones del presidente Putin sugeriría una respuesta: nada. Como ser solo esperar, mientras se subcontrata a la UE el futuro inmediato de la espectacular bancarrota de Ucrania. La UE es impotente incluso ante la tarea de rescatar a los países del Club Med. Inevitablemente, más temprano que tarde, con o sin amenazas de sanciones, volverá arrastrándose a Moscú a la busca de “concesiones”, de modo que Rusia también podría pagar la cuenta.

Mientras tanto, en Ductistán

Mientras tanto, el Nuevo Gran Juego (de amenazas) en Eurasia progresa sin tregua. Moscú llegaría gustosamente a un compromiso respecto a una Ucrania neutral, incluso con neonazis en el poder en Kiev. Pero una Ucrania ligada a la OTAN es una línea roja absoluta. A propósito, la OTAN está “monitoreando” Ucrania con aviones AWACS desplegados en el espacio aéreo polaco y rumano.

Por lo tanto el tan alabado “reajuste” entre el Kremlin y el gobierno de Obama ha sido enterrado para todos los efectos prácticos (sin que se pueda esperar un renacimiento al estilo de Hollywood), lo que queda es el peligroso juego de amenazas. Desplegado no solo por el Imperio, sino también por sus acólitos.

Esa colección monstruosa de burócratas sin cara al estilo de Magritte en la Comisión Europea (UE), agregada a la interminable amenaza de sanciones de la UE, ha decidido retardar una decisión sobre si Gazprom podrá vender más gas a través del gasoducto OPAL en Alemania, y también retardar las negociaciones sobre South Stream, el gasoducto bajo el Mar Negro que debería entrar en operación en 2015.

Como si la UE tuviera algún Plan B factible para escapar a su dependencia del gas ruso (para no hablar de evadir el muy lucrativo juego financiero entre capitales europeas clave y Moscú). ¿Qué van a hacer? ¿Importar gas en vuelos de Qatar Airways? ¿Comprar GNL de EE.UU. algo que no será factible en el futuro previsible?

El hecho es que desde el minuto en que comience una guerra del gas, si llegara a ocurrir, la UE estará bajo intensa presión de una serie de naciones miembros para mantener (e incluso ampliar) su solución con el gas ruso – con o sin “nuestros bastardos” (neonazis) en el poder en Kiev. Bruselas lo sabe. Y sobre todo, Vlad el Martillo [Putin] lo sabe.

 

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En Europa no hay democracia, hay fascismo electoral

Aguilo“Hoy en Europa no hay democracia, hay fascismo electoral, el gobierno de poderes autoritarios no electos que se apropian de la democracia representativa, los partidos y las elecciones para legitimarse y ejecutar por las urnas un genocidio social cuyas cifras aterran”.

Entrevista a Antoni Agulló, Catedrático de la Universidad de Coimbra de Portugal ( Publico,es )

Antoni Agulló es filósofo político y doctorado en Humanidades y Ciencias Sociales. En la actualidad estudia los lenguajes y prácticas políticas del 15-M en el marco de un proyecto más amplio denominado  ALICE – Espejos extraños, lecciones imprevistas: definiendo para Europa una nueva manera de compartir las experiencias del mundo.

 

¿Qué es ALICE?

Un proyecto de investigación internacional financiado por el Consejo Europeo de Investigación y dirigido por el sociólogo Boaventura de Sousa Santos. El proyecto, liderado por el Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra, se puso en marcha en julio de 2011 y tiene una duración de cinco años.

¿Por qué ese nombre?

Está inspirado en la Alicia de Lewis Carroll, un personaje que resuelve enfrentar las maravillas de otros mundos, distanciándose de lo convencional para dejarse llevar por la curiosidad y la imaginación. Esta actitud lleva a Alicia a cuestionar la realidad tal y como aparentemente es y a adquirir aprendizajes sorprendentes.

Y la importancia del espejo en estos aprendizajes es central. Los espejos de Carroll no son, como los de Stendhal, una reproducción mimética del mundo, sino una metáfora que funciona como inversión de la realidad. Todo lo que en Alicia tiene relación con los espejos u ocurre dentro de ellos va en este sentido.

El espejo representa una puerta hacia otros mundos, la metáfora de una posibilidad hacia lo imprevisto e insospechado, sea maravilloso o terrorífico. Por eso Alicia nos deja un aprendizaje: que la curiosidad sea más grande que el miedo, a la vez que nos plantea un desafío mucho mayor: activar nuestra capacidad de sorpresa para mirarnos en espejos extraños cuyos reflejos nos permitan aprender cómo vemos y quiénes somos.

¿Qué pretende descubrir este proyecto?

En ALICE no trabajamos con lógicas del descubrimiento. Si lo hiciéramos caeríamos en una contradicción. La lógica del descubrimiento establece una relación de poder entre quien “descubre” y quien es “descubierto”.

Colabora en la construcción de espejos sociales (formas de representación de la sociedad: teorías, normas, instituciones, etc.) que imponen ciertos sentidos y legitiman formas de discriminación y exclusión. El psicoanálisis freudiano “descubrió” la histeria de las mujeres blancas de clase media y alta. La medicina y el derecho modernos “descubrieron” a las personas homosexuales como enfermas y delincuentes, respectivamente, pero ninguna de estas disciplinas vio los espejos patriarcales y homófobos creados.

Algo similar ocurre con los actuales debates globales sobre economía, democracia, derechos humanos, emancipación de las mujeres, etc., atravesados por espejos que dificultan ver representaciones alternativas de la realidad.

El objetivo general del proyecto es investigar la capacidad que Europa tiene de aprender de experiencias innovadoras que están sucediendo en diferentes contextos para enriquecerse con ellas; experiencias invisibilizadas o tratadas de manera residual por los espejos dominantes.

Esto nos permite valorar experiencias a partir de las epistemologías del Sur planteadas por Boaventura Santos, que son una invitación a aprender con el Sur global, metáfora de la injusticia, la explotación y la exclusión generadas por los poderes que dominan el mundo, como el capitalismo, el colonialismo y el sexismo.

¿Cómo está organizado y cuál es su responsabilidad en el proyecto?

Se organiza en torno a cuatro grandes áreas temáticas. Una es democratizar la democracia, que estudia formas de democracia de alta intensidad y sus posibles articulaciones. Otra, el Constitucionalismo transformador, interculturalidad y reforma del Estado, que analiza sobre todo experiencias constitucionales surgidas de luchas populares. Luego está el área Otras economías, donde se examinan experiencias y formas de organización económica no capitalistas.

Y, por último, Derechos Humanos y otras gramáticas de la dignidad humana, que estudia distintas concepciones de dignidad humana y los derechos humanos desde una perspectiva intercultural. Estos ejes temáticos son objeto de estudio en 11 países: África del Sur, Bolivia, España, Portugal, Ecuador, Italia, Brasil, India, Francia, Mozambique e Inglaterra.

Además de la investigación en el eje “democratizar la democracia”,  que coordino con otros colegas, colaboro en tareas de coorganización de eventos científico-académicos, de extensión y difusión cultural.

¿Cómo se traducen actualmente estas temáticas y problemáticas en Europa?

Europa tiene a sus espaldas una pesada historia de dogmatismos e imposiciones, no sólo respecto a los países que colonizó, sino también entre los propios europeos. Lo vemos con la conversión informal del sur de Europa en una semicolonia de Alemania y la Troika.

La democracia, los derechos humanos, el Estado de derecho, entre otros dispositivos que Occidente se jactó de inventar y llevar al resto del mundo, son objeto de una crisis galopante en buena parte de Europa que revela que a menudo las hermosas palabras desempeñan un papel funcional a la corrupción, la represión, el elitismo, la pobreza, el miedo, la desigualdad, etc.

El aumento de la criminalización de la protesta social en España, los desahucios, el paro que no cesa, el subempleo, los suicidios, las agresiones a las políticas sociales, la brecha creciente entre ciudadanos y políticos, la reciente muerte de 15 migrantes en Ceuta, la aparición de Amanecer Dorado en Grecia, la abolición del sistema público griego de atención primaria, las muertes de Alpha Pam y Soledad Torrico, la suspensión de las elecciones en Italia, el fracaso del proyecto de constitución ciudadana en Islandia o el chantaje de los mercados financieros son, entre otros, reflejos de problemáticas actuales más amplias, como la derrota de la democracia por el capitalismo, la degradación de los derechos humanos o la ausencia de un constitucionalismo emancipador.

¿Cuál es la función social de un conocimiento construido desde la perspectiva de las epistemologías del Sur?

Hacer ciencias sociales y humanas desde las epistemologías del Sur significa comprometerse con la realidad excluida, marginada o silenciada. Hay una variedad de sociologías, filosofías, economías, pedagogías, etc., que desperdician experiencia humana, generan discursos basados en la superioridad de una cultura o grupo y no están preocupadas por la búsqueda de alternativas frente a lo hegemónico. Los espejos creados por estas formas de conocimiento no permiten reconocerse en los demás, encontrarse con ellos y descubrir lazos comunes.

Las epistemologías del Sur son un esfuerzo por recuperar y poner en diálogo saberes y prácticas ocultas tras los espejos políticos y sociales dominantes para crear formas de conocimiento que tengan una visión más rica e inclusiva del mundo, de ahí que una de las premisas básicas del proyecto sea que la comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo.

Pretenden contribuir a crear espacios de transformación comprometidos con la construcción de nuevos mundos posibles más justos y plurales. Enr esumen, las epistemologías del Sur son una lucha contra el desperdicio de experiencia.

¿A qué se refiere cuando habla de la importancia de promover diálogos horizontales de saberes y prácticas? ¿Cómo se establecen estos diálogos de los que habla?

A la necesidad de buscar formas de conocimiento y reconocimiento entre diferentes luchas y resistencias para generar articulaciones entre ellas. ¿Qué pueden tener en común, por ejemplo, un indígena guaraní que participa en las marchas del TIPNIS en Bolivia y un miembro de la Marea blanca que se moviliza contra la privatización de la sanidad pública en Madrid?

Para los espejos convencionales, probablemente nada, pero si miramos más allá veremos que la lucha contra el neoliberalismo no es exclusiva de un grupo o territorio. De lo que se trata es de tender puentes de comunicación para intercambiar experiencias y apoyos que permitan aprendizajes mutuos a través de un diálogo de saberes.

Gandhi reconocía la influencia en su práctica de la no violencia de las técnicas de resistencia pasiva y desobediencia civil pacífica de las sufragistas británicas, que aprendió mientras estudiaba derecho en Londres.

No hay una sola manera de establecer estos diálogos. Lo fundamental para que puedan darse es respetar determinadas condiciones que promuevan el enriquecimiento mutuo, como reconocer ciertas asimetrías de poder entre los participantes, la voluntad de desaprender y reaprender juntos, comprometerse en acciones colectivas, desarrollar una relación de complementariedad recíproca, etc.

¿Qué puede aportar un filósofo político a una investigación de estas características?

Creo en la función social de la filosofía, a menudo practicada en ciertos ambientes como una bella durmiente desvinculada de la realidad. Entiendo la filosofía, y en particular la filosofía política, como parte de una teoría crítica de la sociedad. Para mí la filosofía política es una actividad reflexiva, crítica y contextualizada que puede ayudar a crear una conciencia política alternativa a partir de los problemas y experiencias cotidianas de las personas. La filosofía que yace dormida tiene que ser despertada por el crudo beso de la realidad.

Usted coordina el eje del proyecto que propone “democratizar la democracia”. ¿En qué consiste exactamente?

Partimos de la premisa de que una democracia significativa no puede reducirse a la democracia electoral hegemónica, que ha demostrado ser un modelo capaz de convivir tranquilamente con situaciones estructurales de desigualdad, exclusión, autoritarismo, corrupción, privilegios de casta, etc., y que además se presenta ante el mundo como un espejo de democracia en el que mirarse.

La democracia no es algo monolítico, sino una construcción social dinámica que adopta diferentes formas y expresiones. Por eso el área se propone contribuir a revelar la diversidad democrática del mundo y explorar el potencial de experiencias alternativas de democracia al modelo dominante que no se agotan en el voto y la representación.

En ese sentido han surgido nuevas propuestas políticas que quieren incluir a la ciudadanía, hacerla partícipe directa. Me refiero a Podemos, encabezado por Pablo Iglesias; y al Partido X. ¿Cómo los valora?

Son dos muestras de las nuevas forma de hacer política que reclama la gente. El Partido X está superando algunos escollos que a mi entender le restaban credibilidad, como el anonimato y el aire de misterio que lo envolvía. También ha demostrado ser capaz de hacer un trabajo serio y prolongado, así como de hacerse presente en ciudades y barrios con sus nodos de trabajo y su Red Ciudadana.

Sin embargo, me parece que se apoya demasiado en la comprensión experta y especializada de la política en detrimento del ciudadano de a pie, lo cual no ayuda a desprofesionalizar la política. También da la impresión de estar muy enfocado a la sociedad red y a quienes controlan las nuevas tecnologías, cuando el analfabetismo y la brecha digital están presentes en un sector importante de la población.

El gran mérito de Podemos, teniendo en cuenta que es un proceso en gestación, ha sido devolver el entusiasmo a mucha gente como no lo había hecho nadie desde el 15-M. Además tiene la virtud de volver a poner sobre la mesa el debate sobre la construcción de un poder popular capaz de subvertir los viejos códigos políticos y no sólo de oponerse a ellos.

Pienso que el horizonte de Podemos no debe ser disputarse el poder, sino invertirlo. El reto a largo plazo es ver si sus Círculos pueden funcionar como contrapoderes sociales con potencial de ruptura. Creo conveniente evitar caer en las prisas electorales, desinflar el carácter mediático de la iniciativa y su liderazgo, ampliar la pluralidad de voces y articularse con movimientos y proyectos afines.

¿Ve alguna posibilidad de regenerar de nuevo la democracia por la vía que proponen estos dos proyectos?

Luchar por la democracia es luchar contra el capitalismo y contra la falsa democracia liberal, su caja de resonancia política. Las propuestas del Partido X están encaminadas a introducir mecanismos que combaten la perversidad del sistema representativo (transparencia, wikigobierno, referéndum, etc.), explorar las posibilidades de participación que ofrece la sociedad red y luchar contra el fraude fiscal.

Son medidas urgentes y necesarias que mejoran y amplían la democracia, pero que no necesariamente van en la dirección de una democracia anticapitalista. El proyecto político de Podemos apunta más alto, pero aún es bastante embrionario. Habrá que ver si lo que plantea es más democracia o más bien otra democracia.

En su opinión, ¿cómo se pueden construir discursos y prácticas contrahegemónicas de la democracia que modifiquen las viejas estructuras de poder?

Tenemos que ser capaces de crear una conciencia popular masiva sobre la importancia de construir democracias reales, denunciando los discursos y prácticas falsamente democráticas que legitiman la situación actual y convierten la democracia en un esperpento grotesco.

Como decía Rosa Luxemburg, lo más revolucionario que uno puede hacer es denunciar siempre y en voz alta lo que está pasando, y yo añadiría por qué está pasando. Indignación y democracia son amantes inseparables. Por eso la democracia de los indignados no puede ser la democracia de los indignos: democracia vendida, democracia privatizada, democracia especulada, democracia robada por el neoliberalismo y sus lacayos.

Hoy en Europa no hay democracia, hay fascismo electoral, el gobierno de poderes autoritarios no electos que se apropian de la democracia representativa, los partidos y las elecciones para legitimarse y ejecutar por las urnas un genocidio social cuyas cifras aterran.

Hago un uso metafórico del término fascismo electoral para referirme al poder totalitario que impone sus condiciones sobre la economía, la política, la salud, la educación, etc. aprovechándose, con la connivencia de la mayoría de los partidos, de las reglas del juego electoral.

¿Qué puede aprender Europa de estas experiencias de democracia para que no pase lo mismo?

Un aprendizaje fundamental para Europa reside en la importancia de crear pensamiento colectivo, de aprender una sabiduría del nosotros en la vida política y social cotidiana a partir de prácticas como el consenso, la escucha y la asamblea. La democracia radical, el asamblearismo popular, los procedimientos horizontales o el poder constituyente no serán realmente efectivos si no se basan en lógicas comunitarias.

El 15-M fue una semilla cuyo potencial todavía está por descubrir. De ahí la importancia de aprender con otras culturas políticas. La experiencia de la lucha anticolonial indígena, de otras formas de organizarse y hacer política vinculadas a lo comunitario, pueden ser cruciales para superar problemas de Europa, como la desarticulación de las luchas y movimientos.

En España esta desarticulación no sólo tiene que ver con factores como el predominio cultural del  individualismo y la competitividad, sino también con los mitos creados por la cultura de la Transición, que nos legó un sistema supuestamente democrático aplaudido por una izquierda institucional dócil. Desaprender esta cultura es imprescindible para levantar la democracia.

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Ucrania: «El fascismo no es ninguna opinión, es un crimen»

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«Infunden desconfianza aquellos “demócratas” (me da igual si llevan el “cristiano” o el “social” por delante) y aquellos “izquierdistas” que por posibilismo político intentan justificar lo injustificable: colaborar con fascistas».
                           Ingo Niebel, escritor alemán

Parece que se ha olvidado esta máxima en Alemania porque en mi Isla de la Felicidad se ha hecho de moda llamar “ultranacionalistas” a los neonazis de Svoboda y cía.

Esta “reconversión semántica” se debe a que gracias a la intervención del socialdemócrata alemán Frank-Walter Steinmeier, a la sazón ministro de Asuntos Exteriores, sin olvidar la ayuda de sus homólogos, el francés Fabius y el polaco Sikorski, los bisnietos ideológicos de Hitler y de su colaborador ucraniano Stepan Bandera están ahora en los puntos clave del poder político en Kiev. Hay fotos que documentan este extremo.

En Alemania presentadores y políticos tuvieron que marcharse por haber empleado algún eslogán del lenguaje propagandístico nazi por descuido y sin pertenecer a esta versión alemana del fascismo internacional.

En Alemania el SPD y otros partidos han llevado ante la Corte Constitucional al partido neonazi NPD por considerarlo anticonstitucional – ahora el SPD lleva a los “Kameraden” ucranianos de los fascistas alemanes al poder en Kiev.

Esta es una de aquellas contradicciones que sólo la socialdemocracia sabe producir sin que se levante la más mínima protesta.

Hoy, la diputada del partido Die Linke (La Izquierda), Ulla Jelpke, critica en un artículo, publicado por el diario junge Welt, a su propio partido porque “de forma contínua se llama al diálogo con todos los actores y a una solución pacífica”. Pienso que “diálogo” y “paz” son dos conceptos incompatibles con el fascismo al ser una ideología que se basa en el orden, el mando y en la razón de la fuerza del más fuerte.

Ante la desorientación de la izquierda alemana (en general) ya no me extraña que la estadounidense Hillary Clinton ha podido llamar “Hitler” a Vladimir Putin. Parece que la confusión de conceptos y de hechos históricos ya no tiene límite alguno.

La política, “demócrata” ella, no es la única; su par alemán es el nuevo director de la oficina de la fundación Konrad Adenauer (KAS) en Uruguay, Georg Eickhoff. “ Pero lamentablemente falta el caudillo capaz de unificar. #Venezuela” tuiteó sobre las “guarimbas” el 2 de febrero.

Hace años el alcalde cristiano demócrata se largó de su pueblo germano hasta la lejana República Bolivariana poco antes de que el consejo municipal le echase del cargo por haber llevado el municipio a la bancarrota.

Durante su estancia en Caracas, Eickhoff comparó constantemente la política del presidente Chávez con el nazismo alemán. Y ahora está buscando un “caudillo”. Tanto tiempo en América Latina y todavía no se ha dado cuenta de los cambios que se han producido en el continente desde 1998 gracias también al comandante supremo de la Revolución Bolivariana.

Volviendo al Viejo Continente, ayer Hermann Tertsch disertó en su artículo “Ucrania, el genocidio de Stalin”, publicado por ABC: “El dictador soviético asesinó entre 1932 y 1933 a 7 millones de ucranianos, algo que ni Hitler logró.” Los revisionistas de los crímenes nazis a ambos lados de los Pirineos se habrán alegrado al leer esta “comparación” que deja bien al “Führer”.

A Tertsch se le olvidan al menos tres cosas: primero, unos 20 millones de ciudadanos soviéticos pagaron con sus vidas por la agresión nazi; segundo, en los planes de los nazis, Ucrania debería haberse convertido en la “cámara de trigo” del Reich y para ello Berlín necesitaba esclavos.

“Excluidas” de esta medida quedaron aquellas personas calificadas de “judíos” y/o “comisarios políticos”, porque de éstas se ocuparon ipso facto los escuadrones de muerte de las SS y del Ejército alemán mientras que los presos de guerra soviéticos se morían de hambre en los campos. Tercero, el Estado español apoyó esta “guerra de exterminio” nazi enviando al “frente del Este” la “División Azul”, a la que hoy en día rinden homenaje no sólo los (post)franquistas como el PP, sino también el PSOE.

¡Vaya ambiente que se está formando en algunas cabezas si no se hace memoria histórica!

Y para más inri, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, acaba de decir en relación con el referéndum de Crimea: “Nadie debería intentar de trazar nuevas fronteras en el mapa de la Europa del siglo XXI”.

Tal vez esta frase no me daría tanto a pensar si el jefe político de esta organización militar hubiera utilizado algún nombre concreto en vez de la variable “nadie”.

Ahora, este “nadie” puede ser Putin, pero también Arturo Mas o Sean Connery o cualquier otra persona en Escocia, Catalunya, Euskal Herria o donde sea, la cual quiere recurrir al derecho a decidir para saber si hay mayoría para cambiar alguna parte del mapa europeo.

Lo que vemos en Ucrania es un peligroso pulso geopolítico entre EEUU, la OTAN y la UE por un lado, y Rusia por el otro. Al haber perdido la guerra por Siria y el puerto militar ruso en ese país, la Santa Trinidad del Imperialismo occidental quiere lograr una victoria estratégica atacando a Moscú desde Ucrania.

No se trata de una batalla de ideas, sino de una guerra en la que todo vale, incluida la colaboración con los fascistas. La cuestión ya no es lo que Putin es o lo que deja de ser, sino quien está con los fascistas y quien no.

Y lo que me inquieta no son los neonazis de aquí o de allá porque gracias a su ideología y la Historia sabemos cómo vencerlos – digo sólo “primero Stalingrado, después Nuremberg”. Espero que no tengamos que volver a estos extremos. Pero infunden desconfianza aquellos “demócratas” (me da igual si llevan el “cristiano” o el “social” por delante) y aquellos “izquierdistas” que por posibilismo político intentan justificar lo injustificable: colaborar con fascistas.

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Derechas con look de izquierda

images (1)«Las derecha han sido capaces de crear un dispositivo “popular”, como el que describe Rafael Poch, para desestabilizar gobiernos populares, dando la impresión de que estamos ante movilizaciones legítimas que terminan derribando gobiernos ilegítimos, aunque estos hayan sido elegidos y mantengan el apoyo de sectores importantes de la población». 
                                                         Raúl Zibechi, periodista uruguayo

Las recientes manifestaciones de masas generadas por las derechas en los más diversos países, muestran su capacidad por apropiarse de símbolos que antes desdeñaban, introduciendo confusión en las filas de las izquierdas.

El 17 de febrero de 2003 Patrick Tyler reflexionaba sobre lo que estaba sucediendo en las calles del mundo en una columna en The New York Times: “Las enormes manifestaciones contra la guerra en todo el mundo este fin de semana son un recordatorio de que todavía puede haber dos superpotencias en el planeta: los Estados Unidos y la opinión pública mundial”.“Mira a tu alrededor y verás un mundo en ebullición”, escribe el editor estadounidense Tom Engelhardt, editor de la página ‘tomdispatch’. En efecto, diez años después del célebre artículo del Times, que dio la vuelta al mundo en ancas del movimiento contra la guerra, no hay casi rincón del mundo donde no exista ebullición popular, en particular desde la crisis de 2008.

Se podrían enumerar la Primavera Árabe que derribó dictadores y recorrió buena parte del mundo árabe; Occupy Wall Street, el mayor movimiento crítico desde los años sesenta en Estados Unidos; los indignados griegos y españoles que cabalgan sobre los desastres sociales provocados por la megaespeculación. En estos mismos momentos, Ucrania, Siria, Sudán del Sur, Tailandia, Bosnia, Turquía y Venezuela están siendo afectadas por protestas, movilizaciones y acciones de calle del más diverso signo.

Países que hacía décadas que no conocían protestas sociales, como Brasil aguardan manifestaciones durante el Mundial luego de que 350 ciudades vieran cómo el desasosiego ganaba las calles. En Chile, se ha instalado un potente movimiento juvenil estudiantil que no muestra signos de agotamiento y en Perú el conflicto en torno a la minería lleva más de un lustro sin amainar.

Cuando la opinión pública tiene la fuerza de una superpotencia, los gobiernos se han propuesto entenderla para cabalgarla, manejarla, reconducirla hacia lugares que sean más manejables que la conflagración callejera, conscientes de que la represión por sí sola no consigue gran cosa. Por eso, los saberes que antes eran monopolios de las izquierdas, desde los partidos hasta los sindicatos y movimientos sociales, hoy encuentran competidores capaces de mover masas pero con finas opuestos a los que esa izquierda desea.

Estilo militante

Desde el 20 hasta el 26 de marzo de 2010 se realizó en el departamento uruguayo de Colonia un “Campamento Latinoamericano de Jóvenes Activistas Sociales” (http://alainet.org/active/37263), en cuya convocatoria se prometía “un espacio de intercambio horizontal” para trabajar por “una Latinoamérica más justa y solidaria”. Entre el centenar largo de activistas que acudieron ninguno sospechaba de dónde habían salido los recursos para pagar sus viajes y estadías, ni quiénes eran en realidad los convocantes (Alai, 9 de abril de 2010).

Un joven militante se dedicó a investigar quiénes eran los Jóvenes Activistas Sociales que organizaban un encuentro participativo para “comenzar a construir una memoria viva de las experiencias de activismo social en la región; aprender de las dificultades, identificar buenas prácticas locales aprovechables a nivel regional, y maximizar el alcance de la creatividad y el compromiso de sus protagonistas”.

El resultado de su investigación en las páginas web le permitió averiguar que el campamento contó con el auspicio del Open Society Institute de George Soros, y de otras instituciones vinculadas al mismo. La sorpresa fue mayúscula porque en el campamento se realizaban reuniones en ronda, fogones y trabajos colectivos con papelógrafos, con fondo de whipalas y otras banderas indígenas.

Un decorado y estilos que hacían pensar que se trataba de un encuentro en la misma tónica de los Foros Sociales y de tantas actividades militantes que emplean símbolos y modos de hacer similares. Algunos de los talleres empleaban métodos idénticos a los de la educación popular de Paulo Freire que, habitualmente, suelen emplear los movimientos antisistémicos.Lo cierto, es que unos cuantos militantes fueron usados “democráticamente”, porque todos aseguraron que pudieron expresar libremente sus opiniones, para objetivos opuestos para los que los convocaron. Este aprendizaje de la fundación de Soros fue aplicado en varias ex repúblicas soviéticas, durante la “revuelta” en Kirguistán en 2010 y en la revolución naranja en Ucrania en 2004.

Ciertamente, muchas fundaciones y las más diversas instituciones envían fondos e instructores a grupos afines para que se movilicen y trabajen para derribar gobiernos opuestos a Washington. En el caso de Venezuela, han sido denunciadas en varias oportunidades agencias como el Fondo Nacional para la Democracia (NED por sus siglas en inglés), creada por el Congreso de Estados Unidos durante la presidencia de Ronald Reagan. O la española Fundación de Análisis y Estudios Sociales (FAES) orientada por el expresidente José María Aznar.

Ahora estamos ante una realidad más compleja: cómo el arte de la movilización callejera, sobre todo la orientada a derribar gobiernos, ha sido aprendida por fuerzas conservadores.

El arte de la confusión

El periodista Rafael Poch describe el despliegue de fuerzas en la plaza Maidan de Kiev: “En sus momentos más masivos ha congregado a unas 70.000 personas en esta ciudad de cuatro millones de habitantes. Entre ellos hay una minoría de varios miles, quizá cuatro o cinco mil, equipados con cascos, barras, escudos y bates para enfrentarse a la policía. Y dentro de ese colectivo hay un núcleo duro de quizás 1.000 o 1.500 personas puramente paramilitar, dispuestos a morir y matar lo que representa otra categoría. Este núcleo duro ha hecho uso de armas de fuego” (La Vanguardia, 25 de febrero de 2014).

Esta disposición de fuerzas para el combate de calles no es nueva. A lo largo de la historia ha sido utilizada por fuerzas disímiles, antagónicas, para conseguir objetivos también opuestos. El dispositivo que hemos observado en Ucrania se repite parcialmente en Venezuela, donde grupos armados se cobijan en manifestaciones más o menos importantes con el objetivo de derribar un gobierno, generando situaciones de ingobernabilidad y caos hasta que consiguen su objetivo.

La derecha ha sacado lecciones de la vasta experiencia insurreccional de la clase obrera, principalmente europea, y de los levantamientos populares que se sucedieron en América Latina desde el Caracazo de 1989. Un estudio comparativo entre ambos momentos, debería dar cuenta de las enormes diferencias entre las insurrecciones obreras de las primeras décadas del siglo XX, dirigidas por partidos y sólidamente organizadas, y los levantamientos de los sectores populares de los últimos años de ese mismo siglo.

En todo caso, las derecha han sido capaces de crear un dispositivo “popular”, como el que describe Rafael Poch, para desestabilizar gobiernos populares, dando la impresión de que estamos ante movilizaciones legítimas que terminan derribando gobiernos ilegítimos, aunque estos hayan sido elegidos y mantengan el apoyo de sectores importantes de la población. En este punto, la confusión es un arte tan decisivo, como el arte de la insurrección que otrora dominaron los revolucionarios.

Montarse en la ola

Un arte muy similar es el que mostraron los grupos conservadores en Brasil durante las manifestaciones de junio. Mientras las primeras marchas casi no fueron cubiertas por los medios, salvo para destacar el “vandalismo” de los manifestantes, a partir del día 13, cuando cientos de miles ganan las calles, se produce una inflexión.

Las manifestaciones ganan los titulares pero se produce lo que la socióloga brasileña Silvia Viana define como una “reconstrucción de la narrativa” hacia otros fines. El tema del precio del pasaje pasa a un segundo lugar, se destacan las banderas de Brasil y el lema “Abajo la corrupción”, que no habían estado originalmente en las convocatorias (Le Monde Diplomatique, 21 de junio de 2013).

Los medios masivos también desaparecieron a los movimientos convocantes y colocaron en su lugar a las redes sociales, llegando a criminalizar a los sectores más militantes por su supuesta violencia, mientras la violencia policial quedaba en segundo plano.De ese modo, la derecha que en Brasil no tiene capacidad de movilización, intentó apropiarse de movilizaciones cuyos objetivos (la denuncia de la especulación inmobiliaria y de las megaobras para el Mundial) estaba lejos de compartir. “Es claro que no hay lucha política sin disputa por símbolos”, asegura Viana. En esa disputa simbólica la derecha, que ahora engalana sus golpes como “defensa de la democracia”, aprendió más rápido que sus oponentes.

 

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Aportaciones al debate estratégico

05 2012Miguel Manzanera Salavert, filósofo

 Contestando a Raúl Zibechi

No es la primera vez en la historia que el fascismo toma las calles o imita las formas de lucha de la clase obrera. Sucedió también en el segundo cuarto del pasado siglo, cuando las instituciones obreras construidas por la II Internacional fueron barridas del mapa en la mayor parte de Europa, por la violenta ofensiva de la extrema derecha alentada por las clases dirigentes.

La primera pregunta que debemos hacernos, es entonces, ¿por qué la extrema derecha ha conseguido liderar otra vez la protesta contra la crisis económica? Y en lugar de ignorar la historia, como hacen quienes buscan novedades, la respuesta debe venir de las lecciones que nos llegan del pasado.

Pues en efecto, ¿alguien podría explicar qué tiene de novedad el asalto de Kiev por la extrema derecha ucraniana, respecto de la marcha sobre Roma liderada por Mussolini? Porque a mí me parece que en sus formas externas esos dos acontecimientos tienen muchos puntos en común; y hace falta un análisis muy preciso para distinguir las diferencias que pueda haber entre ambas movilizaciones de la extrema derecha, más allá de los rasgos particulares de cada cultura. ¿No llegaron, en efecto, ambas movilizaciones hasta el control del Estado mediante un violento derribo del poder político legalmente establecido? ¿No han sido apoyadas, tanto la una como la otra, por las elites imperialistas dominantes a nivel internacional?

Y ¿no son resultado de la crisis cíclica del capitalismo liberal? Con una diferencia temporal que bien puede entenderse como resultado de un ciclo económico –una onda larga del desarrollo capitalista, según la explicación de Mandel, explicable por tanto desde las premisas teóricas de El Capital-, los mecanismos de mercado dejados a su libre determinación nos han vuelto a traer un tremendo desastre histórico. Las condiciones objetivas para la superación del capitalismo están dadas en ese desastre económico; pero fallan las condiciones subjetivas.

Por tanto, las similitudes son extraordinarias y no se entiende bien cómo alguien puede hablar de la novedad en esta movilización fascista del siglo XXI. ¿Tal vez porque nadie se lo esperaba ya a estas alturas de la historia? Pero hay más semejanzas; la coyuntura histórica repite cansinamente las mismas pautas evolutivas, apenas perceptibles para el entendimiento de la humanidad a causa del bloqueo ideológico de la conciencia social.

Desde luego: ¿no llegó el fascismo italiano al poder acompañado por un terremoto político mundial, que dejaría el Estado en manos de la extrema derecha dentro de la mayor parte de los países europeos? Del mismo modo, la marcha sobre Kiev tiene por compañía la violencia sectaria del extremismo islámico, el ascenso de la ideología nacionalista conservadora en Europa del Este, y no tan al Este, la violencia de los liberales latinoamericanos en Venezuela, Colombia, Honduras, Paraguay, etc., -una nueva ofensiva imperialista en América Latina-.

Acontecimientos históricos muy similares, identidad estructural en el desarrollo capitalista de la historia; el asalto fascista al poder, ni entonces, siglo XX, ni ahora, siglo XXI, ha consistido en hechos aislados, sino en un ambiente de rebeldía ampliamente generalizado a nivel internacional. ¿Se trata de una moda con profundas raíces en la mentalidad de la especie humana? ¿O es más bien un resultado de los condicionamientos estructurales en los que se mueve la acción humana? O las dos cosas al tiempo: la repetición del fenómeno es índice de que nos encontramos ante un rasgo determinante de la naturaleza humana.

Y sin embargo, si afinamos nuestra vista, en medio de tantos paralelismos tal vez podamos descubrir entre ellos algunas diferencias esenciales. El evidente salto temporal, más de 90 años después, no puede ocultarnos las concomitancias; casi un siglo, la barbarie vuelve a presentarse en el seno de las masas europeas. Pero la diferencia temporal nos aporta una categoría esencial: la experiencia histórica. La subjetividad humana ha cambiado en este tiempo.

Pero entonces, ¿qué ha pasado para que la situación objetiva se mantenga idéntica y el fascismo vuelva a repetir sus gestas?, ¿por qué no hemos aprendido las lecciones de la historia? Decía Hanna Ahrend que no debíamos olvidar los campos de concentración, porque al hacerlo corríamos el riesgo de repetir su horror. Pero ahora sabemos que el horror se repite en nuestro mundo ante la indiferencia de la opinión pública. ¿Es que nos hemos olvidado ya de aquello? Debe haber algo más que eso, cuando ni siquiera un presidente de los EE.UU. –el hombre más poderoso del país más poderoso-, es capaz de cumplir su promesa electoral de cerrar un pequeño campo de concentración en Guantánamo.

Creo que en la reflexión de Ahrend se deslizaron algunos errores básicos; su equivocación fue no haber reconocido que el caso alemán no fue tan excepcional como ella pretendía, haber insistido en su singularidad. Cierto que le tocaba muy de cerca y para ella fue excepcional. Pero los genocidios se repiten en la historia con mayor frecuencia de lo que sería deseable, para afirmar la racionalidad en la especie humana. Echemos un vistazo a la historia. Un genocidio que seguramente Ahrend querría olvidar, fue la conquista de Palestina por los israelitas hace más de 3000 años, tal como nos lo cuenta la Biblia –genocidio que hoy se repite en el exterminio palestino provocado por el Estado de Israel-. Seguramente en ese olvido, tan inconsciente como interesado, está el prejuicio que originó su error en el análisis de la monstruosidad fascista.

Es el prejuicio etnocéntrico, típico de la mentalidad liberal europea. En el debe del imperialismo europeo y liberal está el genocidio americano durante la colonización de aquel continente, la esclavitud de los negros africanos prolongada durante varios siglos, y algunos otros genocidios modernos, incluido el lanzamiento de la bomba atómica.

Ese liberalismo tan racional para incrementar el desarrollo económico hasta límites inconcebibles, es también una ideología de la explotación del hombre por el hombre, puesto que sin explotación, esclavización y destrucción cultural no hay acumulación de capital. El desarrollo económico que impulsa el imperialismo europeo se apoya en la creación de millones de víctimas en aras del progreso; ésa es la matriz del fascismo europeo y olvidarlo es verse condenados a repetir la historia. Frente a la miopía de Ahrend, debemos situar las tesis de la filosofía de la historia de Walter Benjamin.

Se dirá que esos hechos históricos son cosas antiguas; pero siguen pesando en la indiferencia europea ante el cataclismo histórico en el que nos encontramos. Esa memoria cultural pesa en la conciencia deformada de los ciudadanos en los Estados imperialistas. Late en la ignorancia histórica del intelectual progresista, que se pregunta cómo es posible que la extrema derecha esté consiguiendo aprovecharse de la crisis para destruir otra vez los derechos naturales de la humanidad.

Son aquellos intelectuales que, como Ahrend, basan su buena intención en los prejuicios arraigados del etnocentrismo cultural, como parte de su estrategia de acomodación a los poderes hegemónicos. Éstos, como la opinión pública democrática, no se han enterado todavía de que estamos ante una crisis terminal de la civilización liberal; pero todos lo intuyen y la crisis económica lo evidencia. La senilidad del liberalismo, más que la experiencia histórica, es la diferencia que aporta el paso del tiempo. Y como fiera acorralada por el tiempo, el imperio se apresta a vencer a la desesperada lo que podría ser su último mortal combate.

Se podría haber esperado que la Segunda Guerra Mundial hubiera sido la lección histórica que nos redimiera de nuestras más torpes miserias humanas. Ya se ve que no. Por el contrario, el fascismo está ahora más extendido que nunca. A lo largo del siglo XX los europeos perdieron la oportunidad de regenerarse diciendo adiós de una vez al colonialismo y sus nefastas consecuencias históricas para la humanidad. No hubo valor ni decencia suficientes.

Ahora, noventa años después, nos damos cuenta de que no hemos aprendido nada y vemos el fascismo como una novedad histórica, exactamente igual que Ahrend nos contaba que los nazis eran una novedad histórica. Pero no es la primera vez que Ucrania es invadida por el fascismo, apoyado por los europeos occidentales; noventa años después los rusos siguen teniendo razón.

Otra diferencia podría ser la geográfica, espacial; en el sentido de que el fascismo fue un fenómeno europeo en el siglo XX, pero ahora en el siglo XXI es un fenómeno mundial. Durante estas décadas ominosas de comienzos del siglo XXI, el fascismo se exporta fuera, a lugares donde nunca había existido antes ni podía imaginarse su existencia.

Civilizaciones y culturas, hasta ahora pacíficas y pacifistas, parecen inmersas en un frenesí integrista, que estaba lejos de pertenecer a sus señas de identidad. ¿Cómo es posible que la religión musulmana, compendio de sabiduría práctica, haya dado paso a la barbarie wahabita? ¿Por qué las culturas centroafricanas andan exterminándose entre sí a machetazo limpio? ¿A qué fue debido que países latinoamericanos con largas tradiciones liberales y democráticas se convirtieran en Estados dictatoriales durante décadas en el siglo XX?

¿No sucede como si la imagen que el imperialismo exporta, fuera asumida como identidad propia por las demás culturas humanas? Los yihadistas buscan el renacimiento del Islam, mirando a Europa y desconociendo su propio pasado; los negros asesinos de los Grandes Lagos reproducen la imagen del salvaje fabricada por los europeos colonizadores; los fascistas latinoamericanos se reconocen en los colonizadores españoles que organizaron el genocidio de los indígenas en aquel continente. ¿No es, precisamente la Europa liberal el modelo de inhumanidad que triunfa con el fascismo rampante?

¿Y de dónde nace esa inhumanidad europea? La tesis que propongo a discusión: el antirracionalismo forma parte esencial de la ideología imperialista, porque está en las entrañas mismas de la cultura europea. Esas entrañas, constituidas por el cristianismo romano, sus ritos sacramentales y sus mitos absurdos, catequizados pacientemente durante milenios a los pueblos europeos.

No hay más que conocer los supuestos metafísicos de la filosofía de Locke o de la teoría del mercado, para comprender que el liberalismo está contaminado por la misma ideología imperialista que subyace al monoteísmo religioso. Y perteneciendo a los prejuicios culturales de nuestra civilización, habría que preguntar si no contamina también a la mayor parte de la izquierda progresista europea, y sus influencias por el mundo, como agentes inconscientes del imperialismo.

La conclusión es que resulta absolutamente necesario desprenderse de esos prejuicios etnocéntricos, para entrar en el nuevo mundo que ha producido la globalización. Reconozco que después de lo que ha pasado en estos últimos treinta años, tengo muy poca confianza en la capacidad de los europeos para superar esos estigmas de la historia.

Creo que mientras la superioridad militar esté en la OTAN, mal le va a ir al mundo y a la humanidad: el fascismo estará siempre a las puertas del triunfo. Frente a la banal indiferencia con que los pueblos europeos ignoran el desastre humano que provoca su egoísmo, apenas nos queda una terca resistencia, fundada en la memoria de las víctimas, y confiar que las nuevas sociedades emergentes en el mundo sean capaces de encontrar una solución a los problemas radicales de la humanidad moderna.

No me cabe duda de que esas soluciones serán republicanas: construir una sociedad justa requiere reconocer los límites del desarrollo humano, sin renunciar a los derechos fundamentales. En lugar de la expansión imperialista propugnada por el imperialismo capitalista, la sociedad autocontenida fundada en la virtud moral de los ciudadanos.

Donde la política sea entendida como negociación entre los intereses diversos, armonizados en el bien común; y dentro de un Estado fundado en el consenso y no en la coerción, que administre los bienes públicos para satisfacción de los derechos humanos universales. Donde el Estado renuncie al uso de la fuerza en las relaciones internacionales y la ONU sea el foro que determine racional y pacíficamente la solución de los inevitables conflictos intra-específicos. Quizás no estemos tan lejos de ello; pero todavía no sabemos verlo.

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La primavera fracasa en Ucrania

descarga«Putin aplicó Sun Tzu al pie de la letra, y ahora juega EE.UU. contra la UE. Ha dejado en claro que Moscú no necesita “invadir” Ucrania.El tratado de partición de 1997 de Ucrania-Rusia permite específicamente tropas rusas en Crimea».

Pepe Escobar , escritor y periodista de «Asia Times Online»

La promoción de la excepcionalidad estadounidense de “democracia” entra en acción: Washington ha reconocido un golpe de Estado en Ucrania que cambió el régimen de –a pesar de sus evidentes faltas– un gobierno democráticamente elegido.

Y el presidente ruso Vladimir Putin, ya habló el año pasado sobre cómo Rusia y China decidieron comerciar en rublos y yuan, y destacó cómo Rusia tiene que abandonar el “excesivo monopolio” del dólar de EE.UU. Tenía que saber que el Imperio devolvería el golpe.

Ahora hay más: el consejero presidencial ruso Sergey Glazyev declaró a RIA Novosti: Rusia abandonará el dólar estadounidense como moneda de reserva si EE.UU. impone sanciones contra la Federación Rusa”.

Por lo tanto el Imperio devolvió el golpe dando “una pequeña ayuda” al cambio de régimen en Ucrania. Y Moscú contestó tomando el control de Crimea en menos de un día sin disparar un tiro –con o sin brigadas de elite Spetznaz (think-tanks basados en el Reino Unido dicen que participan; Putin dice que no).

La evaluación de Putin de lo que ocurrió en Ucrania es realmente correcta: “una toma anticonstitucional y armada del poder”. Queda abierto un interminable debate, en su mayor parte desagradable, sobre si el Kremlin exageró en su reacción o no. Considerando el historial de una satanización generalizada de Rusia y Putin que ha tenido lugar durante años –y que ahora llega a un nivel febril– la rápida reacción del Kremlin fue bastante mesurada.

Putin aplicó Sun Tzu al pie de la letra, y ahora juega EE.UU. contra la UE. Ha dejado en claro que Moscú no necesita “invadir” Ucrania. El tratado de partición de 1997 de Ucrania-Rusia permite específicamente tropas rusas en Crimea. Y después de todo Rusia es un activo proponente de soberanía estatal; este principio lleva a que Moscú rechace una “intervención” occidental en Siria.

Dejó abierta la puerta para –oh cósmica ironía de ironías– una invención/intervención estadounidense (y eso, predeciblemente, no fue detectable por los medios corporativos occidentales; la R2P –responsabilidad de proteger– de la ONU en caso que los fascistas y neonazis alineados con Occidente en Ucrania amenazaran a civiles rusos o ruso parlantes con un conflicto armado. Samantha Power debe estar orgullosa de sí misma.

No te metas con la inteligencia rusa

“Occidente” ha aprendido una vez más que no hay que meterse con la inteligencia rusa, que rápidamente previno en Crimea una réplica del golpe en Kiev, precipitado en gran parte por UNA-UNSO – una tenebrosa fuerza paramilitar derechista de primera vinculada a la OTAN, que utiliza Ucrania como base, como lo denuncia William Engdahl.

Y Crimea fue una operación aún más lóbrega, porque esos neonazis de Ucrania Occidental trabajaban en tándem con yihadistas tártaros (la Casa de Saud será fuertemente tentada a financiarlos desde ahora).

En los hechos, el Kremlin tiene razón cuando señala que el golpe fue esencialmente realizado por fascistas y “nacionalistas” de ultraderecha – código occidental para neonazis. El miembro del consejo político del partido Svoboda (“Libertad”), Yury Noyeby incluso admitió abiertamente que se utilizó la integración con la UE como pretexto “como medio para romper nuestros vínculos con Rusia”.

Los medios corporativos occidentales siempre olvidan convenientemente que Svoboda –así como los fascistas del Sector Derecho– siguen los pasos del fascista/terrorista de Galicia Stepan Bandera, un agente tristemente célebre de un conjunto de agencias de inteligencia “occidentales”. Ahora Svoboda ha logrado incluir no menos que seis mandamases como parte del nuevo régimen en Kiev.

Además existen los nuevos gobernadores regionales nombrados para el predominantemente rusófono este y sur de Ucrania. Son –qué iban a ser– oligarcas, como ser los multimillonarios Sergei Taruta instalado en Donetsk e Ihor Kolomoysky instalado en Dnipropetrovsk. La gente en Maidán en Kiev protestaban sobre todo –quiénes iban a ser– contra los oligarcas cleptócratas. Una vez más, los medios corporativos occidentales – que hablaron incansablemente de un levantamiento “popular” contra la cleptocracia – no se dieron cuenta.

Una vez más, seguid el dinero

Las reservas de divisas extranjeras de Ucrania, cayeron –solo en las últimas cuatro semanas– de 17.800 millones de dólares a 15.000 millones. ¿Queréis comprar hryvnia? No realmente; la moneda nacional ucraniana se encuentra en una caída cósmica frente al dólar. Es una buena noticia solo para los buitres del capitalismo del desastre.

Y en el momento justo, el Fondo Monetario Internacional está enviando esta semana una “misión investigadora” a Ucrania. Los ucranianos de todo tipo tratarán de escapar pero no se podrán ocultar ante el “ajuste estructural”. Podrán juntar lo necesario para comprar un pasaje con sus despreciables hryvnia (ser un candidato para una visa a la llegada a Tailandia siempre es útil).

Los bancos europeos –que según el Banco de Pagos Internacionales (BIS) se enfrentan a más de 23.000 millones de dólares en préstamos impagos– podrían perder mucho en Ucrania. Los bancos italianos, por ejemplo, han prestado cerca de 6.000 millones.

En el frente del Ductistán, Ucrania depende fuertemente de Rusia: 58% de su suministro de gas. No puede exactamente diversificar y comenzar a comprar mañana de Catar – ¿con entrega mediante Qatar Airways?

E incluso mientras un 66% del gas ruso exportado a la UE transita a través de Ucrania, el país está perdiendo rápidamente su importancia como centro de tránsito. Tanto el gasoducto Nord Stream como el South Stream –desde Rusia por vía submarina– soslayan Ucrania. Nord Stream, terminado en 2011, vincula Rusia con Alemania por el Mar Báltico. South Stream, bajo el Mar Negro, estará listo antes del fin de 2015.

Geoeconómicamente, el Imperio necesita que Ucrania esté fuera de la unión económica eurasiática promovida por el Kremlin – que también incluye a Kazajstán y Bielorrusia. Y geopolíticamente, cuando el Secretario General de la OTAN, el engreído títere Anders Fogh Rasmussen, dijo que un paquete FMI-UE para Ucrania sería un “importante estímulo para la seguridad euro-atlántica”, esto dio el toque final; lo único que importa en todo este juego es que la OTAN “anexe” Ucrania como examiné anteriormente.

Siempre ha tenido que ver con el Imperio de Bases – igual que el cerco de Irán; igual que el “giro” hacia Asia equivalente al cerco de China; igual que el cerco de Rusia con bases y “defensa de misiles”. Pasando por sobre el cadáver colectivo del Kremlin, por supuesto.

Saqueemos ese yermo

La acusación del Secretario de Estado de EE.UU. John Kerry de que Rusia esté “invadiendo Ucrania”, en “violación del derecho internacional”, y “de vuelta al Siglo XIX”, es tan espectacularmente patética en su hipocresía –una vez más, considerad el historial de EE.UU.– que no merece comentarios de ningún observador informado. A propósito, es tan patético como su oferta de miserables 1.000 millones de dólares en “garantías de préstamos” – que apenas pagaría las cuentas de Ucrania durante dos semanas.

El gobierno de Obama –especialmente los neoconservadores del tipo “que se joda la UE”– ha perdido su maniobra agresiva. Y en cuanto a Moscú, no tiene ningún interlocutor en Kiev porque considera que el cambio de régimen es ilegal. Moscú también ve a “Europa” como un montón de plañideros perdedores consentidos – sin una política exterior común para comenzar.

Por lo tanto cualquier mediación depende de Alemania. Berlín no toma en serio la idea de “sanciones” – el sacrosanto mantra excepcionalista estadounidense; Rusia es un excelente mercado para la industria alemana. Y a pesar de todas las vociferaciones del Economist y del Financial Times, la City de Londres tampoco quiere sanciones; el centro financiero cuenta con los pródigos fondos político/oligárquicos rusos. En cuanto al “castigo” occidental a Rusia al amenazar con su expulsión del Grupo de Ocho, es un chiste. El G-8, que excluye a China, ya no decide nada relevante; el G-20 sí lo hace.

Si se realizara un amplio sondeo, revelaría que la mayoría de los ucranianos no quieren formar parte de la UE – así como la mayoría de los europeos no quieren a Ucrania en la UE. Lo que les queda a los ucranianos son los chupasangre del FMI, recibidos debidamente por “Yats” (como llama al primer ministro Yatsenyuk Vic –“Que se joda la UE”– Nuland).

Ucrania se arrastra hacia la federalización. Los cambiadores de régimen de Kiev no tienen influencia en Crimea autónoma – que es casi seguro que seguirá siendo parte de Ucrania (y, a propósito, Rusia se ahorrará los 90 millones de dólares de alquiler que paga por la base de Sebastopol, que hasta ahora tuvo que pagar a Kiev.)

La jugada final está prácticamente predeterminada; Moscú controlará gratuitamente una Crimea autónoma, y EE.UU./UE “controlarán”, o tratarán de saquear, al estilo del capitalismo del desastre, un páramo occidental ucraniano “administrado” por un montón de títeres occidentales y oligarcas, con algunos neonazis.

¿Qué hará entonces el dúo estratégico magistral Obama/Kerry? ¿Comenzarán una guerra nuclear?

Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan  

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Recuperar el debate estratégico

images (1) «Nos guste o no, los conflictos no se están resolviendo en las urnas, sino en las calles y en las barricadas, mediante artes insurreccionales que las derechas están aprendiendo a utilizar para sus fines, apoyadas por las grandes potencias occidentales…».

Raúl Zibechi, Escritor y activista

Parece evidente que estamos ante un recodo de la historia. Lo que suceda en los próximos años, sumado a lo que ya está sucediendo, tendrá efectos de largo plazo.

Lo que hagamos, o lo que dejemos de hacer, va a tener alguna influencia en el destino inmediato de nuestras sociedades. Sabemos que es necesario actuar, pero no está claro que seamos capaces de hacerlo en la dirección adecuada.

Los recientes sucesos en Ucrania y Venezuela intensificaron la sensación de que estamos ante momentos decisivos. Esta coyuntura devela que la violencia jugará un papel decisivo en la definición de nuestro futuro. Guerra entre estados, lucha entre clases, conflictos violentos entre los más diversos grupos, desde pandillas hasta organizaciones de narcotraficantes. Como sucedió en otros periodos de la historia, la violencia empieza a decidir coyunturas y crisis.

La violencia no es la solución, y cuanto más tiempo podamos aplazarla, tanto mejor. Sin violencia no podemos lograr nada. Pero la violencia, por muy terapéutica y eficaz que sea, no resuelve nada, escribió Immanuel Wallerstein en el prefacio del libro de Frantz Fanon Piel negra, máscaras blancas (Akal, 2009). Estar preparados para la violencia, pero subordinarla al objetivo del cambio social, es parte de los debates estratégicos necesarios.

Menciono la cuestión de la violencia porque de eso se trata en Venezuela y en Ucrania, en Bosnia, Sudán del Sur, Siria y cada vez más lugares. Nos guste o no, los conflictos no se están resolviendo en las urnas, sino en las calles y en las barricadas, mediante artes insurreccionales que las derechas están aprendiendo a utilizar para sus fines, apoyadas por las grandes potencias occidentales, Estados Unidos y Francia en lugar muy destacado. La llamada democracia languidece y tiende a desaparecer.

No me canso de leer y reproducir la visión que trasmitió el periodista Rafael Poch de la plaza Maidán de Kiev: En sus momentos más masivos ha congregado a unas 70 mil personas en esta ciudad de 4 millones de habitantes. Entre ellos hay una minoría de varios miles, quizá cuatro o cinco mil, equipados con cascos, barras, escudos y bates para enfrentarse a la policía. Y dentro de ese colectivo hay un núcleo duro de quizás mil o mil 500 personas puramente paramilitar, dispuestos a morir y matar, lo que representa otra categoría. Este núcleo duro ha hecho uso de armas de fuego (La Vanguardia, 25/2/14).

Multitudes protestando y pequeños núcleos decididos y organizados enfrentándose a los aparatos estatales a los que suelen desbordar. Lo consiguen por tres motivos: porque hay decenas de miles en las calles que representan el sentir de una parte de la sociedad, que legitima la protesta; porque hay una vanguardia a menudo entrenada y financiada desde fuera, y porque el régimen no está en condiciones de reprimirlos, ya sea por debilidad, falta de convicción o porque no tiene un plan para el día siguiente.

Que las derechas hayan fotocopiado las formas de hacer de los revolucionarios y las utilicen para sus fines, y que cuenten con abundante apoyo del imperialismo, no hace a la cuestión central: ¿cómo enfrentar situaciones en las que el Estado es desbordado, neutralizado o usado contra los de abajo?

Mi primera hipótesis es que las fuerzas antisistémicas no estamos preparadas para actuar sin el paraguas estatal. Casi todos los gobiernos progresistas del continente fueron posibles gracias a la acción directa en las calles, pagando un alto precio por poner el cuerpo a las balas, pero esa dinámica queda demasiado lejos y ya no es patrimonio de los movimientos. Poner el cuerpo dejó de ser el sentido común de la protesta, sobre todo desde que reapareció el escudo estatal con los gobiernos progresistas.

La segunda es que la confianza en el Estado paraliza y desarma moralmente a las fuerzas antisistémicas. A mi modo de ver, la peor consecuencia de esta confianza es que hemos desarmado nuestras viejas estrategias. Este punto tiene dos pliegues: por un lado, no está claro por qué mundo luchamos, toda vez que el socialismo estatista dejó de ser proyección de futuro. Por otro, porque no está a debate si nos afiliamos a las tesis insurreccionales o a la guerra popular prolongada, o sea a las tipologías europea y tercermundista de la revolución.

No quiero detenerme en la cuestión electoral porque no la considero una estrategia para cambiar el mundo, ni siquiera un modo de acumular fuerzas. Entiendo que hay gobiernos mejores y peores, pero no podemos tomar en serio el camino electoral como una estrategia revolucionaria. En suma, no estamos debatiendo el cómo. En tanto, las derechas sí tienen estrategias, en las que lo electoral juega un papel decorativo.

Entre la insurrección y la guerra popular, el zapatismo inaugura un nuevo camino, que combina la construcción de poderes no estatales defendidos armas en mano por las comunidades y bases de apoyo, con la construcción de un mundo nuevo y diferente en los territorios que esos poderes controlan.

Puede argumentarse que se trata de una variable de la guerra popular esbozada por Mao y Ho Chi Minh. No lo veo de esa manera, más allá de alguna similitud formal. Creo que la innovación radical del zapatismo no puede comprenderse sin asimilar la rica experiencia del movimiento indígena y del feminismo, en un punto crucial: no luchan por la hegemonía, no quieren imponer sus modos de hacer. Hacen; y que los demás decidan si acompañan o no.

En este argumento hay una trampa. No se puede luchar por la hegemonía porque sería trasmutarla en dominación, algo que las revoluciones triunfantes olvidaron muy pronto. La hegemonía se consigue naturalmente, por usar un término afín a Marx: por contagio, empatía o resonancia, con modos de hacer que convencen y entusiasman. Me parece que recuperar el debate estratégico es más importante para cambiar el mundo que la enésima denuncia contra el imperialismo. Que sigue siendo necesario firmar manifiestos, pero no alcanza.

 
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