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Contribución para construir el marxismo del siglo XXI

186530_1280989971_5597357_nMiguel Manzanera Salavert

En los años 60 del siglo pasado comenzó un proceso de descomposición del movimiento comunista internacional, que con el tiempo desembocaría en el hundimiento del Bloque del Este en los años 90 y una nueva hegemonía neoliberal en el mundo durante 30 años hasta nuestros días.

Esto hizo que el marxismo quedara completamente desprestigiado a finales del siglo XX.Sin embargo, ante la crisis capitalista actual y el impresionante desarrollo de la República Popular China, se hace necesario buscar la explicación de los procesos económicos en las teorías de Marx.

En lo que sigue voy a intentar exponer las ideas que considero fundamentales para la recuperación de un marxismo revolucionario, a partir de las investigaciones del filósofo comunista Manuel Sacristán (1925-1985).

En mi tesis doctoral, publicada en varios lugares de la red informática, he tratado en detalle la vida intelectual de este hombre, que fue uno de los pensadores más lúcidos de su generación en la cultura española. Doctor en filosofía, profesor de metodología de las ciencias sociales, expulsado de la Universidad de Barcelona por motivos políticos y dirigente del partido comunista, Sacristán dejó constancia de esa coyuntura histórica en sus textos, escritos para los trabajadores e intelectuales comunistas del Estado español.

En su veraz descripción de la crisis del comunismo en el siglo pasado, reside el principal interés de su trabajo intelectual, y ello explica que los marxistas de este país sigamos leyéndolo tras su muerte; solo conociendo nuestra historia y nuestra tradición podremos construir una práctica política y cultural que proponga un verdadero futuro emancipador para la humanidad.

Si bien el hundimiento de la U.R.S.S. no se produjo hasta la década de 1990, las causas de ese proceso se hunden en la historia del siglo XX. No me voy a centrar en las causas remotas, aunque aludiré a ellas al final de este trabajo, sino en las más inmediatas. Los hitos que marcaron la descomposición del llamado ‘socialismo real’ se produjeron en los años 60 del siglo pasado; fueron los siguientes:

1.- la ruptura abierta en 1965 entre los dos principales países socialistas, La U.R.S.S. y la República Popular China, condujo a peleas intestinas dentro de las organizaciones comunistas acerca de la línea política más adecuada para avanzar hacia el socialismo; esas divergencias debilitaron la cohesión de los trabajadores en su lucha contra la burguesía.

2.- la revolución tecno-científica del siglo XX permitió al capitalismo recuperar la tasa de beneficio apoyándose en la extracción de la plusvalía relativa; ese desarrollo trajo la automatización del trabajo físico por la computación, la sustitución del trabajo intelectual por la inteligencia artificial y la expansión informática de las comunicaciones.

3.- la incapacidad para la renovación teórica y práctica de las instituciones comunistas, lo que se manifestó con claridad en los acontecimientos del año 68, principalmente el mayo francés y la primavera de Praga, que terminaron ambos con un sonoro fracaso.

La reflexión sobre el comunismo y sus problemas jugó un papel fundamental en el pensamiento de Sacristán, y esos tres aspectos reseñados aparecen con claridad en su obra.

El empeño, al que Sacristán dedicó los mejores esfuerzos intelectuales, consistió en reflexionar sobre las causas de la crisis que afectó al movimiento anticapitalista en la segunda mitad del siglo XX; lo que le llevó a proponer nuevas interpretaciones de la organización revolucionaria en sus dos aspectos, teórico y práctico:

1.  el análisis epistemológico del marxismo como teoría científica, y

2. la renovación práctica del comunismo como expresión de las aspiraciones a la emancipación que laten en la humanidad.

El marxismo como filosofía de la ciencia

En el primer aspecto de su trabajo intelectual, Sacristán desarrolló el leninismo desde una perspectiva enraizada en la tradición filosófica española. Su racionalismo se alimentaba de las fuentes clásicas de la cultura, el humanismo renacentista y la ilustración moderna. Una de sus aportaciones fue utilizar el concepto ‘generación’ –desarrollado por José Ortega y Gasset-, para analizar la evolución del pensamiento comunista.

Así dedicó especial atención a la tercera generación de marxistas, entre los que cuentan además del propio Lenin, pensadores y activistas como Gramsci, Lukács, Karl Korsch, Bujarin, etc. Ese concepto de ‘generación’ viene a interpretar la trasmisión de conocimiento y experiencia a través de la historia, entre personas que han vivido circunstancias distintas, pero que están en continuidad unas con otras a través del tiempo.

De ese modo, desarrolló el marxismo como filosofía de la práctica, esto es, como reflexión sobre la acción política e instrumento para la crítica de la cultura y la vida cotidiana, desde una perspectiva que enraizaba el materialismo histórico en la larga tradición de lucha contra el mal.

La filosofía de la práctica tiene como misión proporcionar a la ciencia –que no es más que racionalidad instrumental-, sus objetivos racionales, esto es, la racionalidad del sentido para el que se hace la ciencia.

Además utilizó sus conocimientos analíticos para estudiar el legado científico de Marx. En la última década de su vida, a raíz de los problemas de descomposición del movimiento comunista, dedicó una especial atención a la producción teórica de Marx, y presentó ante el público un revelador estudio sobre El Capital, desde el punto de vista del análisis epistemológico de la teoría social.

Para realizar su investigación, se interesó por los modelos de investigación científica, estudió el giro historicista de la filosofía de la ciencia que impulsó Thomas Kuhn, y trabajó sobre sociología de la ciencia desde la perspectiva marxista. En contra de las ideas demagógicas de Popper –según señala Kuhn-, el historicismo de la reciente investigación metacientífica encaja bien con la perspectiva que el marxismo arroja sobre la ciencia.

Sacristán estaba convencido de que el materialismo dialéctico es la filosofía ilustrada de la ciencia, en el sentido de que aporta los criterios filosóficos para la interpretación de la actividad científica.

El resultado de esa investigación final fue establecer la posibilidad de una sociología marxista de la ciencia desde la perspectiva de El Capital, especialmente su Sección IV dedicada a la distinción entre Plusvalía absoluta y plusvalía relativa, donde Marx investiga el uso de la tecno-ciencia por la burguesía como un arma para derrotar al proletariado en la lucha de clases.

En consecuencia propuso renovar la alianza del movimiento obrero con la ciencia, y un Programa socialista de la ciencia que tuviera en cuenta la sostenibilidad ecológica de la economía a largo plazo en sus innovaciones técnicas y productivas.

Un problema filosófico al que dedicó especial empeño, fue el de establecer la relación entre la teoría científica y la práctica social, un problema clave del materialismo dialéctico. Para aclarar el núcleo teórico del marxismo, Sacristán se fundó en la distinción analítica entre experiencia colectiva e intención política –crítica de las falacias metafísicas, idealista o racionalista y naturalista-, tantas veces confundidas en las versiones ideológicas de la ciencia y la filosofía.

La experiencia nos proporciona el conocimiento que tenemos del mundo por haber vivido en él; se refiere por tanto al pasado. Es colectiva cuando viene a fijarse en el lenguaje y la comunicación. La intención se refiere a los objetivos que la acción humana pretende alcanzar; se refiere por tanto al futuro.

Es colectiva cuando propone objetivos compartidos a la sociedad, a través de ideales racionales aceptados por todos sus miembros. La libertad humana consiste en que el futuro no será igual que el pasado, sino que depende de la actividad del propio ser humana.

El valor de la ciencia consiste en que proporciona una presentación sistemática de la experiencia, útil para actuar racionalmente sobre el mundo natural y social.

El marxismo contiene una teoría científica de la realidad, que debe servir para orientar la acción política del proletariado. Esta ciencia social tiene la misión de reconstruir teóricamente la sociedad histórica desde la perspectiva de la emancipación humana.

En línea con la tradición ilustrada europea, Marx descubrió principios fundamentales del desarrollo histórico que deben servir como fundamento para la ciencia social: el desarrollo de las fuerzas productivas a través de los modos de producción.

Pero ese principio general debe ser concretado para cada sociedad histórica, a través del estudio empírico de los datos que completan el esquema básico. No es posible que un hombre solo pudiera realizar completamente esa labor, ni siquiera siendo un genio como Marx, ni siquiera ayudado por su mejor amigo, Engels que era otro genio.

Por eso los comunistas se agrupan en partidos, como institución encargada de realizar la tarea filosófica de reunir el conocimiento científico, para establecer el programa político de la revolución emancipatoria.

La teoría marxista tiene peculiaridades que la diferencia de la sociología académica, pues para alcanzar sus objetivos políticos, se rige por los principios de la práctica y la concreción. En primer lugar, hay que tomar en cuenta que el trabajo científico de Marx está orientado por una intención, de la que el propio autor era perfectamente consciente.

Y aquí tenemos la primera diferencia respecto de los científicos ‘normales’ en el capitalismo, cuyo trabajo se encuentra orientado por los intereses de la acumulación y el beneficio capitalista; en la mayoría de los casos el propio científico no es consciente de eso, porque no se ha parado a pensarlo.

El científico cobra del empresario o del Estado que le piden su investigación, y raramente se preocupa de más. Marx, en cambio, pensaba que el primer paso de la ciencia social había de ser la Kritik, esto es, la crítica de la literatura científica, o dicho en palabras más técnicas, la crítica de la ideología subyacente a las formulaciones científicas; el primer paso de la investigación científica ha de ser descubrir las intenciones con las que una teoría se postula como explicación de la realidad.

Pues los valores y los ideales del científico determinan la selección de los datos y su interpretación, aspectos relevantes para la formulación teórica. Para que el conocimiento tenga utilidad, tenemos que saber para qué está hecho, exactamente igual que un destornillador o una llave inglesa. Que Marx nos haya descubierto esta realidad, es una prueba de su honestidad humana y científica.

Además Marx quería reconstruir teóricamente la enorme complejidad de la realidad social, en su unidad indescomponible e histórica. Se trata de una labor titánica, que pudo realizar en parte, porque su amigo Engels le ayudó, tanto materialmente con subvenciones monetarias, como espiritualmente en la redacción de su obra.

Esa reconstrucción de la totalidad es lo que los marxistas entienden por dialéctica. ¿Y para qué sirve eso? Se trata de una técnica política, como fundamento de la emancipación: la creación de un programa de acción fundado en el conocimiento científico.

La ciencia social marxista es holista, se basa en la idea de que la totalidad social es una concreta realidad histórica con su propia dinámica de desarrollo. La sociedad es una estructura de elementos funcionales, basada en la división del trabajo. Las tensiones principales dentro de esa estructura se establecen entre las clases sociales, dominantes y subalternas, explotadoras y explotadas, opresoras y oprimidas.

Esos elementos objetivos de la realidad social se complementan con la realidad subjetiva, constituida por la conciencia, los valores e ideales, de las personas que componen la sociedad. Significa esto que el individuo no es un mero resultado de las fuerzas presentes en el mundo donde vive, sino que tiene un cierto margen para actuar sobre la realidad, transformarla y cambiarse él mismo en ese proceso de cambio. De ahí, el radical contenido ético del marxismo, que fue subrayado por Sacristán en su reflexión sobre la práctica comunista.

El comunismo como práctica emancipatoria

El partido es el Príncipe moderno, en palabras de Gramsci, que ha de realizar la labor política de traer el nuevo orden social. El desafío de la razón moderna consiste en alcanzar la emancipación humana a través del conocimiento científico de la naturaleza y la sociedad.

El instrumento para ello se construye mediante el partido comunista como intelectual colectivo; de ese modo se crea una ciencia social en acto, cuyas categorías teóricas deben originarse a partir de la reflexión sobre la práctica concreta de la sociedad.

El partido comunista se constituye como la suma de prácticas conscientes, reflexivamente interpretadas a través de la ciencia social. A estas alturas de la historia, podemos pensar que ese desafío ha sido relativamente cubierto por numerosas experiencias, unas más exitosas que otras.

En los años 70 el marxismo comenzaba a parecer una teoría científica obsoleta. A finales del siglo XX ya casi nadie creía en ella. Los sonoros fracasos del llamado ‘socialismo real’ habían desacreditado completamente las tesis de Marx. Un filósofo anti-comunista como Popper era el gurú de los tiempos. El hecho de que Sacristán fuera un auténtico comunista y un humanista ilustrado, viene demostrado porque no se rindió ante los contratiempos de la coyuntura; lo que hizo fue repasar la teoría para encontrar los fallos.

Como se ha señalado, descubrió que la noción de ciencia en Marx es demasiado compleja, y que por tanto requiere un esfuerzo intelectual enorme que sólo puede ser completado colectivamente. Se trata de construir la institución que realice el proceso de la emancipación sobre el fundamento del conocimiento racional de la realidad histórica.

Esa función consiste en construir el programa político que debe ser implementado por la lucha de las clases trabajadoras; pero los partidos comunistas no fueron capaces de constituirse como el intelectual colectivo capaz de hacer esa ciencia social en acto.

Entre los motivos de ese fracaso de la institucionalización comunista en el partido, podemos señalar: 1. la burocratización autoritaria impuesta por el estalinismo, 2. la deriva conservadora y oportunista de los cuadros pequeño-burgueses, 3., o bien, en otros casos, los vicios del vanguardismo sectario en los partidos de la izquierda radical.

Todos ellos provienen de una mala relación de la teoría con la práctica, que proviene de las confusiones ideológicas y la falta de claridad epistemológica entre los cuadros y los militantes.

Siendo consciente de esos problemas, la solución que Sacristán propuso fue volver a un tipo de trabajo político en el seno de los movimientos sociales, en una línea política con objetivos comunistas, y cercana al anarquismo, desarrollando una crítica frontal del poder político y el Estado capitalista.

Esa actitud de rechazo a las estructuras de poder, que tiene parecido con la puesta en práctica del brasileño Frei Betto, por poner un ejemplo latinoamericano, le acercó también a los cristianos.

Es decir, que el partido comunista inspirado en la ciencia social marxista, es una fuerza para la emancipación humana, pero no debe considerarse la única perspectiva posible, sino una voz más entre las muchas que componen el colectivo humano en lucha por su emancipación. No se ha de imponer dogmáticamente un punto de vista en la investigación científica de la realidad.

En el terreno de la práctica, en los años 70 se trataba de volver a empezar. En este sentido desarrolló críticamente las orientaciones de Gramsci y Lukács, como representantes del leninismo y su continuación en el comunismo de Bujarin. Reconoció los errores del estalinismo y su gemelo opuesto, el trotskismo.

Se interesó por la crítica de la cultura que Gramsci había impulsado e inspiraba la práctica del Partido Comunista de Italia. De Lukács tomó la idea de una razón armoniosa –proveniente de la tradición clásica, pero adaptada a las condiciones de la modernidad científica-, como modelo de la sociedad emancipada.

Sin embargo, la crítica de Sacristán se dirigió contra la teoría del Estado obrero como instrumento para la construcción del socialismo, que propugnaba Bujarin en continuación con el leninismo.

Le pareció que la experiencia histórica mostraba su inadecuación para la tarea propuesta de construir el socialismo, porque con ese modelo se reproducía la aparición de una nueva clase social dominante a partir de la burocracia estatal, que mantenía la explotación de los trabajadores y desarrollaba una versión ideológica del marxismo. De ahí que optara por una práctica política fundada en la participación de los movimientos sociales, más preocupada por el control democrático del poder estatal, que por la conquista y ejercicio directo de ese poder.

Se trata de plantear la cuestión leninista del poder político como elemento clave para la interpretación de la práctica social, y deconstruir ese poder político desde una democracia radical participativa.

En su giro hacia los movimientos sociales y su encuentro con las fuerzas políticas que laten en el seno de la sociedad, descubrió el problema fundamental para la humanidad del siglo XXI: la destrucción de los ecosistemas vivos en el planeta tierra por la industrialización capitalista.

De ahí que dedicara los últimos años de su vida a promover el movimiento ecologista; señaló los problemas ambientales del capitalismo tardío y sus peligros para la humanidad, que podría llegar a extinguirse en las próximas décadas por causas que el propio ser humano ha creado. Lo que supone una importante objeción al progreso tecno-científico.

Y aquí encontramos otra importante crítica que Sacristán dirige contra la exposición de la historia por Marx: su optimismo ilustrado heredero del racionalismo idealista de Hegel. Esa crítica no busca destruir los conceptos marxistas fundamentales, sino que pone el acento en los aspectos negativos del desarrollo humano, lo cual parecía ser requerido por la coyuntura histórica de finales del siglo pasado. Esos aspectos fueron reconocidos y expuestos por Marx en sus trabajos teóricos, y pueden ser comprendidos bajo el concepto de alienación.

En efecto, la cuestión puede plantearse de la siguiente forma: frente al optimismo ilustrado, el progreso en las ciencias y las artes no conduce automáticamente a un progreso moral de la humanidad; debido a la forma de la estructura social –fundada en la  división social del trabajo y las diferencias de clase que de ésta se deriva-, el aumento de la riqueza se traduce en la explotación y opresión de los trabajadores.

Y un progreso tecno-científico sin desarrollo moral de la humanidad, en la actual coyuntura histórica conduce irreparablemente hacia el abismo de la auto-destrucción biológica –con afectación probable de todas las demás especies por destrucción de los ecosistemas vivos-.

Cuando Sacristán propuso la alianza de la clase obrera con la ciencia, como línea de política cultural capaz de allanar el camino hacia el socialismo, estaba pensando en un desarrollo del ecologismo, capaz de convencer a los trabajadores de la necesidad de superar el capitalismo.

Esa política cultural debería impulsar, al mismo tiempo, los avances feministas para la emancipación de las mujeres, como pieza indispensable de la emancipación humana, y también una cultura de paz y entendimiento entre las naciones, que evitara las peligrosas guerras actuales con el uso de armamento sofisticado de destrucción masiva.

El principal problema ecológico, diría, es la carrera de armamentos. La forma social que debía desarrollarse para alcanzar esos objetivos, debía basarse en la comunidad autogestionada, potenciando la descentralización económica.

Pero ésta iría unida a la centralización política en el control de las actividades respetuosas con el medio ambiente natural. Esa centralización política no iría unida a un Estado autoritario y represivo, sino a una democracia basada en el consenso razonado entre los miembros de la sociedad.

Perspectivas de futuro en la actualidad mundial

Sacristán se dio cuenta de que ese proyecto político tendría enormes dificultades para realizarse y manifestó su pesimismo hacia el final de su vida. La pregunta con la que quiero terminar esta reflexión es si hoy debemos compartir ese pesimismo y cuáles son las perspectivas en la actual coyuntura. Admitiendo el modelo de comunismo sin Estado, alcanzado a través de la república participativa –que es la auténtica perspectiva que Marx propone como proyecto para la humanidad-, hay que encontrar las mediaciones para alcanzar tal objetivo.

En mi opinión, hoy se podría hacer un balance de las posibilidades del socialismo a partir de las últimas experiencias históricas. Me refiero a los siguientes datos:

1. La agudización de los problemas ambientales en la civilización industrial, que no son resolubles por vías clásicas del capitalismo de mercado;

2. La crisis del capitalismo neoliberal y su pérdida de hegemonía a nivel mundial, así como la deriva fascista de las sociedades occidentales y la OTAN;

3. El fracaso del modelo de la antigua U.R.S.S. ha sido sustituido por el desarrollo de la República Popular China, como capitalismo de Estado que se ha convertido en la mayor potencia económica de nuestros días.

En primer lugar, la destrucción de los ecosistemas vivos solo puede evitarse con una planificación cuidadosa de la economía, que supere definitivamente el sistema de competencia mercantil como un sistema inestable y económicamente ineficiente.

Una buena parte de los beneficios capitalista se obtienen de externalizar los gastos de las empresas, vertiendo productos contaminantes, agotando la riqueza natural y destruyendo el patrimonio cultural de la humanidad. Es la destrucción creativa, que quiere producir un mundo completamente artificial, para mayor riqueza y poder de la oligarquía mundial en su dominación el planeta.

Otra fuente de beneficios es la apropiación de bienes públicos en un proceso de acumulación que esquilma a los trabajadores, empobreciendo a la mayoría de la población mundial. No obstante, la imposibilidad de mantener esa dinámica, viene dada por la actual crisis capitalista, que nos indica que el capitalismo neoliberal ha alcanzado sus límites, en parte por la existencia de un modelo alternativo que se ha estado desarrollando en las últimas décadas.

La cuestión es qué estructura social sustituirá a la actual ordenación de las relaciones internacionales. Los dos modelos presentes son el capitalismo de Estado chino, con importantes elementos redistributivos, y el capitalismo privatizado neoliberal en el resto del mundo cada vez más desequilibrado.

Pero ya sea por parte de un Estado mundial, construido sobre la base de las instituciones internacionales desarrolladas –ONU, PNUD, TPI, UNESCO, etc.-, ya por parte de las grandes empresas transnacionales que intentan monopolizar el mercado mundial, se hará necesaria una planificación cada vez más precisa de la economía mundial para garantizar la supervivencia de la especie.

Existen, por tanto, dos alternativas en pugna, cuyos polos respectivos son la OTAN por un lado –cuya falta de respeto por los compromisos internacionales es notorio-, y la República Popular China con sus aliados por el otro.

El pronóstico más probable es la hegemonía del modelo chino de capitalismo de Estado en un plazo de tres o cuatro décadas, quizás antes, lo que significaría el inicio de un proceso de tránsito hacia un futuro sistema socialista. Sin embargo, la OTAN, dirigida por el Pentágono de los EE.UU., ha entrado en una dinámica bélica con el objetivo de truncar ese desarrollo. La intensificación de la guerra forma parte de esa deriva suicida de la economía capitalista, y tiene su raíz en la crisis de hegemonía del capitalismo neoliberal, una vez agotada la revolución informática en la industria.

Por otro lado, para recomponer la tasa de plusvalía y los beneficios del capital, el imperialismo liberal se ha propuesto controlar la alimentación de la población mundial a partir de las grandes compañías transnacionales del agro-negocio; entre ellas la principal es Monsanto, que promueve una agricultura a gran escala basada en los productos transgénicos, o, como ahora les llaman, OMG (Organismos Genéticamente Modificados).

El intento de mantener una hegemonía mundial por parte del capitalismo neoliberal, tiene por lo tanto dos vertientes. Una intensificación de la carrera de armamentos y de los conflictos en el mundo, que dará el poder a los fuertemente armados Estados que forman parte de la OTAN.

Y una revolución agrícola con fuertes peligros ambientales, fundada en las nuevas biotecnologías impulsadas por el capital trasnacional, que tiene el objetivo de controlar el mercado de la alimentación y mantener de ese modo la dominación sobre las poblaciones humanas.

La conclusión de ese análisis es que una persona comprometida con la emancipación de la clase obrera y la humanidad, debe apoyar el crecimiento y desarrollo del capitalismo de Estado como tránsito hacia el socialismo, sin perder la perspectiva emancipatoria, atendiendo a las cautelas críticas y reconociendo los problemas que se van presentando.

La situación se ha vuelto tan peligrosa para la humanidad, que se deben tomar todas las cautelas para evitar un enfrentamiento bélico entre las superpotencias.

En lo que respecta al campo anti-imperialista, la evolución de esos acontecimientos recientes demuestra que Mao llevaba razón en su polémica contra Stalin. Según Mao, Stalin había decapitado la dialéctica, lo que significaba que su liquidación de la burguesía para construir la dictadura del proletariado, había destruido al mismo tiempo el proceso histórico de desarrollo social.

No es posible un socialismo en un solo país, y ni siquiera en un grupo importante de países. Como diría Horkheimer, el error de Stalin, como el de Hitler, fue el haber querido acelerar el proceso histórico de construcción del socialismo. Por el contrario, la línea leninista de desarrollo socialista se basaba en la NEP (Nueva Política Económica), que permitía una existencia limitada de la burguesía y el mercado.

Esa tesis maoísta se tradujo políticamente: la República Popular China se construyó sobre una alianza de clases sociales, burguesía y proletariado, de carácter nacional. La teoría de las contradicciones en el seno del pueblo, venía a garantizar la existencia de los dos polos sociales en permanente conflicto, como motor del progreso y el desarrollo.

Esa estructura social ha permitido a China a adaptarse a las condiciones del mercado internacional, evitar el dogmatismo estalinista y la represión violenta que le acompañaba, e impulsar un desarrollo potentísimo de su economía que está superando todas las previsiones.

La diferencia entre el modelo capitalista neoliberal y el capitalismo de Estado, estriba en la cantidad de recursos que tienen titularidad pública. Es muy posible que en la República Popular esa cantidad llegue al 90% de la economía. Bancos y sectores estratégicos permanecen en manos del Estado, grandes empresas nacionales dominan la economía sin merma de la productividad económica, la Constitución mantiene sin mentira principios fundamentales en la lucha por la paz y la solidaridad internacional, la población china apoya su Estado, y la política económica que éste está implementando consigue una mejora notable de los niveles de vida de la población.

Con todas las deficiencias, desequilibrios y errores que se quieran señalar –por ejemplo, el problema demográfico, la corrupción o las tensiones nacionalistas periféricas-, China es hoy en día un país con un desarrollo impresionante. Es cierto que en la actualidad la derecha del partido, el sector burgués, está acumulando cada vez más poder, conforme la economía crece y se desarrolla.

No menos cierto es que es un país donde hay un consenso muy amplio acerca del actual orden político, fundado en una interpretación propia de los derechos humanos, no siempre coincidente con los patrones vigentes en el resto del mundo –Amnistía Internacional denuncia reiteradamente el uso de la pena de muerte en China y vigila las garantías procesales de los ciudadanos chinos-.

Al mismo tiempo, allí se producen importantes luchas sociales y existe una notable conciencia ambientalista, lo que se traduce en un activismo social, que proporciona a los trabajadores y el pueblo frecuentes victorias políticas.

La cuestión es saber si ese modelo será capaz de traer el socialismo a esta humanidad atormentada; las mejoras que deben introducirse para que la sociedad china alcance mayores cotas de igualdad y libertad ciudadanas dependen de la lucha de la clase obrera china, que hoy en día constituye el contingente más numeroso, fuerte y disciplinado de los trabajadores del mundo.

Será necesario que la clase obrera china sea capaz de controlar democráticamente a su burguesía, para luego superar esa etapa del capitalismo de Estado.Para ello es condición indispensable la derrota del imperialismo neoliberal.

Otra cuestión importante es conseguir que el socialismo sea un progreso en la resolución de los graves problemas que tiene por delante la humanidad actual, lo que depende del desarrollo del marxismo como teoría social, capaz de diseñar las condiciones sociales para avanzar hacia el modelo de comunismo sin Estado, que es el objetivo histórico de los trabajadores conscientes.

 

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Habla Diego Cañamero:»Izquierda Unida ya no sirve»

D. Cañamero«Yo sinceramente creo que Izquierda Unida ya no sirve. Es una pena, pero creo que no.
Porque hay mucha gente con esperanza en esta coalición, en este partido, porque claro, con los palos que les da el PP y el PSOE por la inercia parece que IU va subiendo, pero no es por méritos propios, sino porque la gente está desencantada por los políticos que nos han gobernado durante 30 años».
       
La Directa/ La Mancha Obrera

 

Diego Cañamero (Campillos, Málaga, 1956) es el portavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). A la vez también forma parte del Colectivo de Unidad de los Trabajadores (CUT), formación que a la vez está dentro de Izquierda Unida.

Ayer visitó Barcelona para participar en un acto contra la represión sindical y social organizado por la IAC. Hemos hablado con él sobre la situación política y sindical en Andalucía y el resto del Estado español.

¿Las últimas acciones del SAT en supermercados, no son más bien acciones comunicativas que no destinadas a resolver realmente estos problemas?

Más que nada son acciones de denuncia. Para poner sobre la mesa la realidad social que de otro modo no se podría exponer: la situación de pobreza, de desempleo… se debe tener en cuenta que en Andalucía hay un 37% de paro, un 67 % de paro juvenil, han desahuciando a 67.000 personas desde 2007, dos millones de personas están por debajo del umbral de la pobreza, 400.000 familias tienen todas las personas en paro, 350.000 familias donde ninguno de sus miembros cobra ningún tipo de protección social. Esta es la realidad que nosotros queremos denunciar. Somos conscientes de que no solucionaremos el problema de toda la gente, pero sí llenaremos de vergüenza los gobiernos que no gobiernan para el pueblo, sino que lo hacen para los bancos, los mercados, los especuladores.

¿Y cómo se solucionan entonces los problemas reales?Las personas que votan no lo hacen para que haya seis millones de personas paradas en España, ni para que se den a los bancos cientos de millones de euros, ni que hagan reformas laborales en contra de los trabajadores. La gente no vota esto. Entonces, si no votan esto, porque carajo los partidos que nos gobiernan hacen lo contrario del espíritu de los que votan? Son ellos los que se sitúan en la ilegalidad, tanto ética como moral. Tienen la ley pero no están legitimados. Por eso es necesario cambiar estos políticos .

¿La solución pasaría por cambiar los políticos?

Hace falta otro gobierno, otros partidos políticos que nos gobiernen y que por ejemplo nacionalicen la banca, el sector energético, que pongan las tierras en manos del pueblo y los trabajadores. Hace falta una economía al servicio de las personas. Hace falta un cambio radical de la política .

¿Pero dentro del sistema?

Hace falta ir hacia otro sistema. Un sistema económico diferente al que ellos llaman economía de mercado. Hace falta una economía al servicio de los pueblos, de los trabajadores y de los ciudadanos. Y la gente dice: ¿cuál es el sistema que tú planteas ? Pues yo planteo este sistema. Simplemente que la economía, la democracia, la cultura, esté al servicio de las personas, que los bancos y las tierras sean públicas, etc .

¿Pero cómo se llega a este sistema?

Con la movilización social y con estas alternativas claras. Es importante plantear estas alternativas que son claves y luchar por ellas. Por ejemplo ahora estamos sondeando la posibilidad de hacer una gran movilización a nivel de todo el Estado. La idea es que diecisiete columnas lleguen desde diferentes puntos en Madrid con el objetivo de hacer llegar un millón de personas y sacar al Gobierno.

¿Para cuándo?

Lo tenemos que discutir entre todos, pero hay dos fechas que se están hablando: noviembre o la primavera del año que viene. La idea es quedarnos allí hasta que se vaya el Gobierno. El Gobierno no nos representa. Un Gobierno que hace lo contrario de lo que promete no es digno.

¿Porque Izquierda Unida está gobernando con el PSOE en Andalucía?

Esto lo deberías preguntar a Izquierda Unida . Yo personalmente estoy totalmente en contra. Que esté IU en el gobierno es una barbaridad. Es legalizar la corrupción, lavarle la cara a la socialdemocracia capitalista .

Pero la CUT está dentro de Izquierda Unida. Y tú eres de la CUT.

Nosotros votamos contra el pacto, contra los acuerdos, contra la presidenta. Estamos totalmente en contra. Somos una coalición dentro de IU con una determinada fuerza.

¿Y no se ha planteado salir a raíz de ello?

Sí, de todo siempre se habla. Creo que los partidos políticos y las coaliciones son como los coches, cuando no te sirven y no te llevan donde quieres tú debes cambiar.

¿Y sirve IU?

Yo sinceramente creo que Izquierda Unida ya no sirve. Es una pena, pero creo que no. Porque hay mucha gente con esperanza en esta coalición, en este partido, porque claro, con los palos que les da el PP y el PSOE por la inercia parece que IU va subiendo, pero no es por méritos propios, sino porque la gente está desencantada por los políticos que nos han gobernado durante 30 años.

Entonces a nivel estatal, un posible gobierno PSOE -IU, no lo ves.

Creo que debemos ser ambiciosos. Debemos aspirar a que el pueblo realmente saque sus propias conclusiones y sus propios instrumentos para defenderse. Y quizás alguna vez este instrumento deberá irlo recomponiendo el pueblo, con gente honesta y con una fuerza política que sea del pueblo, que represente al pueblo y que quiera llegar hasta el fondo.

Parece que planteas algo diferente a IU.

Sí, bastante diferente a IU.

¿Crees que puede haber algún partido político que pueda representar en el Parlamento las luchas que hay en la calle?

Es importante que la representación política que se tenga sea la representación del pueblo, de sus aspiraciones, de sus anhelos, de sus sueños, de sus utopías, etc. En el momento que los partidos políticos hacen lo contrario de lo que dicen dejan de ser representantes del pueblo aunque tengan los votos .

¿Y el Parlamento puede servir para cambiar las cosas?

Yo creo que si se llega al Parlamento y hay mayoría y se empieza un proceso constituyente nuevo, con una constitución nueva, se cambian las leyes, etc., pues se puede hacer, como por ejemplo en Venezuela. Es difícil porque ellos diseñan la democracia para ellos y cuando te cuelas allí, eres un intruso . Aquí, cuando nos colamos en su democracia, durante la República, dieron un golpe de Estado. Siempre lo han hecho.

¿Cómo está el SAT ahora mismo? ¿Cómo os ha afectado la represión?

Como sindicato estamos bien. Seguimos creciendo por toda Andalucía en todo los sectores. Estamos teniendo también un crecimiento importante en las ciudades, como por ejemplo en la Universidad de Sevilla donde por primera vez nos presentamos a las elecciones y sacamos trece delegados. Ahora mismo seremos unos 20.000 afiliados, pero no es una cuestión prioritaria la afiliación, sino que la prioridad es la lucha. Que la gente vea que esta herramienta es válida .

¿Cómo ve el SAT el escándalo de los EREs?

Si el Gobierno andaluz se pasara 30 años pidiendo disculpas al pueblo no pagaría el daño que le ha hecho a los trabajadores. Se han llevado mucho dinero público. Y la Junta de Andalucía está implicada y ahora intenta taparlo sacando a Griñán y poniendo ésta que no ha dado un palo en su vida y que ha estado catorce años para sacarse la carrera . Dice que está contra la corrupción, pero ella ha estado metida hasta el fondo .

¿Qué piensa el SAT de todo el proceso independentista que se está viviendo aquí?

Hay pueblos que tienen bastante avanzada la reivindicación del derecho a la autodeterminación y Cataluña y el País Vasco son los que más. Nosotros lo miramos desde el respeto y la admiración. Respetando siempre el derecho de los pueblos a decidir su futuro. Defendemos el derecho a la soberanía de los pueblos.

¿El SAT es un sindicato independentista? ¿Le gustaría tener un referéndum de autodeterminación en Andalucía?

El SAT es un sindicato nacionalista. Ahora mismo pedir un referéndum de autodeterminación en Andalucía sería absurdo, porque el gran problema de Andalucía es el 37 % de paro, la economía, el subdesarrollo, el atraso. Nuestra lucha está enfocada hacia aquí en estos momentos, más que por la independencia. Ahora mismo la población no está por eso, aunque seamos un sindicato nacionalista que defendemos el sur y Andalucía. Pero entendemos que debe haber una normativa clara para que los pueblos puedan decidir si quieren estar en España o no .

 

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Recordar a Salvador Allende

tumblr_m61w8kjoa41qmt3qso1_500«Recordar a Allende exige ir más allá de la inmensa tragedia del 11 de septiembre de 1973 (y después), de su heroica muerte en La Moneda. Recordar a Allende es recorrer su apasionante trayectoria política y la historia de la izquierda chilena en el siglo XX. Recordar a Allende invita a pensar y recrear el socialismo en el siglo XXI».
Mario Amorós, escritor
La madrugada del 5 de septiembre de 1970 Salvador Allende salió al balcón del viejo caserón que la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) tenía en la Alameda, frente a la Biblioteca Nacional.
Con un modesto micrófono habló a las miles de personas que festejaban la victoria de la Unidad Popular en la principal arteria de Santiago, en una noche constelada que la izquierda había anhelado durante todo el siglo XX. Pronunció un discurso emocionante en el que rindió homenaje a la dura historia del movimiento popular, ensalzó el pluralismo de las fuerzas sociales y políticas que sustentaban su candidatura y prometió que sería leal a la confianza que el pueblo había depositado en él.

No había un lugar más simbólico para dirigir sus primeras palabras al país como futuro Presidente de Chile, porque su bautismo de fuego se produjo precisamente en la Universidad de Chile en la segunda mitad de los años 20, cuando llegó a Santiago para estudiar Medicina, tras cumplir el servicio militar de manera voluntaria.

Elegido presidente del Centro de Alumnos de su Facultad, en 1931 participó activamente, como miembro del Grupo Avance (su primera experiencia militante), en las épicas luchas que condujeron a la caída de la dictadura del coronel Carlos Ibáñez y durante un breve periodo fue vicepresidente de la FECh.

Un año después, tomó parte en la efímera República Socialista de junio de 1932, lo que le costó varias semanas de cárcel y ser procesado por una corte marcial. En el funeral de su padre, en septiembre de aquel año, prometió dedicar su vida a “la lucha social”.

Descendiente, por vía paterna, de una familia que tuvo un papel destacado en la lucha por la independencia nacional en los albores del siglo XIX y después en la pugna por la democratización del país desde las filas del Partido Radical y la masonería (con el ejemplo luminoso de su abuelo Ramón Allende Padín), hijo de un abogado que terminó sus días como notario de Valparaíso, Salvador Allende Gossens (Santiago de Chile, 26 de junio de 1908) asumió desde muy joven un compromiso social y político inusual en un muchacho de su clase social.

Frente a la caricatura del pije Allende, siempre vestido de manera elegante, que tantas veces dibujaron sus adversarios (y algunos de sus compañeros), resplandece su temprana participación en talleres de alfabetización de las clases populares tanto en el Liceo Eduardo de la Barra del puerto como en la FECh y también su colaboración solidaria en consultorios médicos vinculados a los sindicatos anarquistas en Santiago (por la huella labrada en su conciencia por el carpintero libertario Juan Demarchi en 1922) y al Partido Socialista en Valparaíso.

1933 marcó el rubicón en su trayectoria al tomar parte en la fundación del Partido Socialista en Valparaíso. Su ascenso fue verdaderamente meteórico: secretario regional del PS desde 1935, vicepresidente del Frente Popular en Valparaíso desde 1936, elegido diputado en marzo de 1937, responsable local de la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda que llevó al histórico triunfo del 25 de octubre de 1938 y subsecretario general del PS desde diciembre de este año.

Y el 28 de septiembre de 1939 Aguirre Cerda le designó ministro de Salubridad cuando tan solo contaba con 31 años. Su trabajo durante dos años y medio al frente de esta importante responsabilidad muestra muy bien su personalidad política: su capacidad para diagnosticar los grandes problemas nacionales, explicarlos de manera pedagógica (como aquella exposición sobre la vivienda frente al aristocrático Club de la Unión, en la Alameda, en 1940) y señalar las soluciones legislativas y ejecutivas para corregirlos (como la emblemática reforma de la Ley 4.054 que suscribió el 11 de junio de 1941 y que terminaría alumbrando el Servicio Nacional de Salud en 1952).

También en los años 40 su trayectoria fue especialmente meritoria. Entre enero de 1943 y agosto de 1944, le correspondió ocupar (por única vez en su vida) la secretaría general del Partido Socialista, en un contexto muy influido por la II Guerra Mundial. En 1945, fue elegido senador por primera vez. En 1947 y 1948, se distanció del sector anticomunista del socialismo y criticó firmemente la persecución del Partido Comunista por el Gobierno de Gabriel González Videla, estigmatizado para siempre como traidor por Pablo Neruda en Canto general.

Y cuando la mayor parte de sus compañeros apostó por la opción populista de Ibáñez para la contienda presidencial de 1952, supo reagrupar junto a los comunistas en el Frente del Pueblo a las fuerzas de izquierda que apostaron por un camino singular en el contexto de la guerra fría.

Elegido candidato presidencial, Allende recorrió por primera vez todo el país, “de Arica a Magallanes” como acostumbraba a decir, con la dedicación y la fe de un misionero. Volodia Teitelboim, Jaime Suárez Bastidas o Carmen Lazo le acompañaron en la campaña de 1952 y dejaron sus testimonios de su tenacidad y su confianza en la posibilidad de transformar Chile a partir de la formación de un potente movimiento político y social.

En 1958, ya con el socialismo reunificado y la izquierda fortalecida en el Frente de Acción Popular (FRAP), quedó a 33.000 votos de La Moneda y fue el candidato más votado por el electorado masculino. Algunas irregularidades en el escrutinio y la inopinada aparición de un curioso personaje, el “cura de Catapilco”, le privaron de la victoria, que correspondió al derechista Jorge Alessandri.

En febrero de 1959, mientras se encontraba con su esposa, Hortensia Bussi, en Caracas para asistir a la toma de posesión de su amigo Rómulo Betancourt, decidió viajar a Cuba y allí conoció a los principales dirigentes de la Revolución que cambió la historia continental y endureció el clima de la guerra fría en América Latina por la respuesta de Washington. Amigo y compañero de Fidel Castro y de Ernesto CheGuevara, fue un firme defensor de la Cuba socialista.

En 1964, la batalla presidencial le enfrentó con un viejo amigo, el democratacristiano Eduardo Frei Montalva, pero también con la CIA y el Gobierno de Lyndon Johnson, que financió una increíble campaña de propaganda anticomunista que ya había dado resultado en Italia en 1948.

Su tercera derrota no le indujo ni a moderar sus posiciones políticas, ni tampoco a aceptar el estruendoso proceso de radicalización (retórica) de su partido, con el Congreso de Chillán de 1967 como punto de partida.

Muy pronto advirtió de las limitaciones del programa reformista de la Democracia Cristiana y de la hipocresía de la “Revolución en Libertad”.

La creación del MAPU por los dirigentes más consecuentes de la DC y la masacre de la Pampa Irigoin en 1969 le dieron la razón. La fundación de la Unidad Popular en octubre de aquel año reafirmó su correcto análisis político: por primera vez, junto con la izquierda marxista confluían fuerzas tradicionalmente centristas (Partido Radical), de inspiración cristiana (el MAPU) y otros sectores (API y PSD).

La campaña para la batalla presidencial de 1970, con la explosión del movimiento muralista y de la Nueva Canción Chilena, la movilización de los trabajadores y de nuevos actores, como los pobladores, alumbró un inmenso movimiento popular que abrió las puertas de la Historia aquel inolvidable 4 de septiembre de 1970.

Después vinieron sesenta días de una tensión política extrema, en los que la derecha, el freísmo, el poder económico (con el emblemático viaje de Agustín Edwards, propietario de El Mercurio, a Washington el 14 de septiembre) y el Gobierno de Nixon, la ITT y la CIA conspiraron para impedir la investidura de Allende por el Congreso Pleno. Fracasaron porque la Democracia Cristiana estaba dirigida por su tendencia progresista y las Fuerzas Armadas encabezadas por un general ejemplar, René Schneider, asesinado por la ultraderecha y la CIA.

El 3 de noviembre, Salvador Allende se terció la banda presidencial y se inició uno de los procesos políticos que mayor esperanza despertaron en el siglo XX. Un periodo lleno de dificultades, también –obviamente- de errores de la Unidad Popular, pero en el que sobre todo brillan los inmensos logros del Gobierno presidido por  Allende y del pueblo chileno: la nacionalización del cobre, la reforma agraria y la erradicación del latifundio, la creación del Área de Propiedad Social y la participación de los trabajadores, una política internacional no alineada y verdaderamente ejemplar, un proyecto cultural inigualado en la historia nacional (Quimantú, el Tren de la Cultura, el crecimiento y apertura a los obreros de la Universidad Técnica del Estado) y un programa de medidas sociales muy completo (con el medio litro de leche como expresión cotidiana de eso bello cartel creado por los artistas plásticos de la UP: “La felicidad de Chile empieza por sus niños”). Y sobre todo el desarrollo verdaderamente conmovedor de la conciencia revolucionaria del pueblo, su alegría y su permanente movilización en defensa del camino al socialismo “en democracia, pluralismo y libertad”.

Salvador Allende representa ante la humanidad aquel proyecto político, aquellos años inolvidables… incluso para quienes no los vivimos. Aquel tiempo de las cerezas, similar al cantado en la bella canción de la Comuna de París, un siglo antes.

Han transcurrido ya 40 años y Chile enfrenta grandes desafíos para conquistar una verdadera democracia. La huella dolorosa del cruento golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 no desaparece de esta angosta y extensa franja encajada entre la cordillera andina y el imponente océano Pacífico. El reto es construir una nueva mayoría política nacional que aglutine a todas las fuerzas democráticas para superar el modelo neoliberal impuesto a sangre y fuego por la dictadura militar y avanzar hacia un país con más igualdad y justicia social.

Una nueva Constitución, la renacionalización del cobre, la derogación de la legislación laboral pinochetista, el respeto al medio ambiente, el reconocimiento de los pueblos indígenas, el fin del lucro en la educación y la salud, una ley electoral justa… El horizonte democrático se ensancha hacia las Grandes Alamedas.

Y en este camino vivirá siempre la memoria de Salvador Allende. De aquel muchacho que conversaba y jugaba al ajedrez con el viejo Demarchi en su modesto taller de carpintería, del militante del Grupo Avance, del fundador del Partido Socialista, del médico con profunda vocación social, del masón orgulloso de sus antepasados, del diputado, ministro y senador, del candidato presidencial que unió a la izquierda y de aquel inmenso y hermoso movimiento popular que abrió con él las puertas de la Historia una noche constelada de septiembre de 1970.

Recordar a Allende exige ir más allá de la inmensa tragedia del 11 de septiembre de 1973 (y después), de su heroica muerte en La Moneda. Recordar a Allende es recorrer su apasionante trayectoria política y la historia de la izquierda chilena en el siglo XX. Recordar a Allende invita a pensar y recrear el socialismo en el siglo XXI.

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El holandés errante y el imperio

SEDANO-150x150«Hay que ir construyendo un horizonte postimperialista, debilitando a la Europa de los mercaderes con una estrategia común: Vía Sur. Rompiendo la unidad de mercado y el diseño político del subimperio.»

Marcos González Sedano

Cuando yo era niño,

me asaltaba la interrogante

por saber, dónde se refugiaban

los peces cuando llovía.

Si les dijera a ustedes que anoche me encontré con el capitán Willem Van der Decken, en la Cala de los Muertos, en Cabo de Gata, pensarían que la cabeza me empieza a fallar; no estoy yo para negarles la mayor, sin embargo, no suelo mentir. El capitán y yo hemos navegado más de una vez juntos, y cuando baja a tierra, no hay botella de vino que se nos resista, renovando así, nuestro propio pacto con el Diablo.

Ya, casi antes de partir, me comentaba mi compadre de jumas que los vientos de la guerra recorren las costas de África, Asia y Europa; que el corsario del Imperio George Bush, con los generales del Ejercito Imperial, diseñaron la estrategia militar del siglo XXI, y a la campaña por el control de esta parte del planeta, la bautizaron como Gran Oriente (que nada tiene que ver con la logia masónica francesa del mismo nombre), creando para ello un cuerpo de ejército con autonomía propia, llamado AFRICOM.

El capitán me decía, que el papel de los bufones intelectuales etno-centristas en esto, es el de ciegos, o el de colaboradores en la rapiña puesta en marcha.Van der Decken, que desde principios del siglo XVII vaga por los mares sin patria, ni dios, ni rey, me susurraba en la oscuridad de su camarote, mientras la sombras de las velas escuchaban, que es el momento de convocar a la Hermandad de los Pueblos del Sur: Parar la guerra, impedir que el Imperio del Mal siga avanzando.

El Holandés Errante, sentenciaba que hay que ir construyendo un horizonte postimperialista, debilitando a la Europa de los mercaderes con una estrategia común: Vía Sur. Rompiendo la unidad de mercado y el diseño político del subimperio. Terminó diciendo, que la toma del poder por la Plebe, requiere de una sublevación constructiva.

Mientras el Holandés Volador se alejaba y yo soñaba con el Mar delas Antillas, pensaba en la carga que mi hermano de la Mar nos había dejado sobre los hombros: Vivir la agonía del Imperio.

Desde el Mar de los Sargazos hasta el Mediterráneo, hay que encontrar a marineras/os de mar y de tierra, que estén dispuestos a unir sus manos y remar en la misma dirección. De puerto en puerto y de taberna en taberna, hay que convocar a la Hermandad: Vía Sur.

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El “soberano” que delega su poder es un súbdito.

log“No se trata de crear el enésimo partido de tutores por ver si esta vez son buenos tutores. Se trata de crear la organización,  para que los representantes o magistrados estén por debajo del pueblo quieran o no, sean buenos o no. Un mandar obedeciendo se construye, no se ruega, ni se recibe del que manda”.

Por Diego Hidalgo Morgado de Constituyentes

 

La representación política en la Constitución Española de 1978

 

Las calles de nuestro Estado se han llenado de protestas contra la representación política actual impuesta por la Constitución Española de 1978… Que no nos representan. Por supuesto que no: nos tutelan, nos gobiernan, pero no nos representan. Sin embargo, ante estas reivindicaciones, el debate y las opciones alternativas presentadas son escasos, pobres, poco imaginativos.

Existen muchos modelos de representación diferentes que funcionan en nuestro Derecho. ¿Por qué no aprendemos de ellos para comprender mejor cuál es el sistema que tenemos y encontrar ideas para mejorarlo?

La representación política actual más extendida y la de la ce78 es una tutela política.

El modelo de representación política de la Constitución Española de 1978 (CE78) es una tutela política: el cauce favorito de las dominaciones de la historia. Es el gran contrario de la democracia.En realidad, la historia de la política puede resumirse como la lucha entre la tutela y la democracia. La CE78 sigue una tradición política por la que al pueblo se le quita el ejercicio de su poderi.

La idea de que en el pueblo reside la soberanía y que emana de él hacia quien la ejerce en su representación no es democrática. Es una explicación para defender y justificar a los monarcas absolutistas, que fue perpetuada por los burgueses en la Constitución Francesa de 1971.

El “soberano” que delega su poder es un súbdito. Esta fórmula de las Monarquías Absolutas se ha extendido a las constituciones actuales, como la CE78. El gran contrario teórico-político de la democracia significa considerar al pueblo incapaz de gobernarse a sí mismo y establecer las estructuras o herramientas necesarias para que otros gobierne en lugar del pueblo y sobre el pueblo.

Sobre la tutela de derecho civil, el artículo 222 del Código Civil (CC en adelante) explica que es el régimen al que se somete al incapaz, que es aquel que “no puede gobernarse por sí mismo” (art. 200 CC). Por contra, democracia debería significar que el pueblo se gobierne a sí mismo.

En derecho civil, de aquel que “no puede gobernarse por sí mismo” se dice que no tiene capacidad de obrar. La incapacidad de obrar lo determina todo. El equivalente político a la capacidad de obrar para el Pueblo (a mi modo de ver) es la capacidad de éste de ejercer su propio poder.

En la tutela política, al ser incapaz de obrar o de ejercer su propio poder (o soberanía si lo preferís), el Pueblo no puede actuar aparte de sus representantes, ni puede actuar (o ejercer su pod er) para controlarlos, pedirles responsabilidades o darles mandatos expresos. Ha sido incapacitado. El régimen tutelar en política es un régimen para atar al pueblo y hacerlo dependiente de sus políticos, creando un pueblo inactivo, pasivo, un pueblo obediente, un pueblo sometido.

La dignidad humana es pisoteada en este esquema de representación, porque el gobierno sobre el pueblo se hace achacándolo a la “voluntad” del pueblo. El pueblo ha sido tan incapacitado que ni tan siquiera tiene otra voluntad que no sea la de sus representantes. Ha sido convertido en un incapaz sin acción, sin voluntad, para que unos cuantos se apropien del poder sobre todo, sin límites ni responsabilidades.

La CE78 no permite el ejercicio de la soberanía por el pueblo, tan sólo su participación en el ejercicio del poder por parte de los tutores, y ni siquiera da cauces realistas y eficaces para ello. Quita al pueblo su capacidad de ejercer su propio poder.

Impone las herramientas y estructuras para que otro lo ejerza en su lugar y e sos “representantes” asumen el poder sobre todos los bienes y la riqueza del pueblo. El pueblo queda en la misma posición que Aristóteles condenaba a los esclavos, las sociedades patriarcales a las mujeres, los Monarcas a sus súbditos. Esto es una tutela política.

Comparativa de la representación de la ce78 y la tutela del código civil

Veamos con un poco de detenimiento una comparación entre las bases de la representación política en la CE78 y la regulación de la tutela en el Código Civil. Para ello, hay unas preguntas que haría cualquier persona antes de “contratar” con un representante: ¿podré actuar por mi cuenta sin su permiso, podré darle órdenes generales y concretas, podré salir del contrato o cambiarlo, podré despedir o cambiar a mi representante, podré controlarle y saber lo que hace, pedirle responsabilidades y anular sus decisiones perjudiciales para mí…? Nadie firma un contrato de representación sin establecer antes esas condiciones.

No deberíamos juzgar el régimen de representación del pueblo en la CE78 sin hacer esas preguntas.

– Actuar sin representantes: Al pueblo no se le da ningún medio ni se le reconoce capacidad para actuar sin representantes. Hasta para convocarse para votar o para un referéndum consultivo (art. 92 CE78) deben convocarlo los representantes. La ILP (art. 83.2 CE78) o el derecho de petición (art. 29 CE78) tan sólo son formas de hacer una propuesta a los representantes, nada más, y muy limitada en materias. Incluso para la revisión constitucional el pueblo sólo ratifica lo que hacen los representantes (art. 168 CE78), pero no puede ordenarles qué revisión hacer.

– Órdenes: El pueblo no puede dar órdenes a sus representantes en la CE78. Ni órdenes concretas o puntuales ni órdenes generales tipo programas. De hecho, los representantes no tienen ninguna obligación de cumplir los programas por los que los electores les han votado. Por supuesto, el pueblo está sometido al ordenamiento jurídico que hacen los tutores (art. 9 CE78).

– Control e información: El control y el requerimiento de información a los representantes se hace y ejerce por los propios representantes. Más aún, son ellos los que eligen a los jueces, los miembros del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas…; y los que hacen las normas en las que se definen la información que deben dar y los controles a los que deberán someterse.

– Revertir o anular actos de representantes: El pueblo debe someterse a lo que hagan los tutores aunque vaya contra la voluntad de los representados y en beneficio de una minoríaii. Ni siquiera se recoge la posibilidad de aplicar la doctrina de la deuda odiosa.

– Exigir responsabilidades (por actos contrarios a su voluntad e intereses, no sólo por actos ilegales): Nadie puede hacer nada, salvo contra actos contrarios a las leyes que los propios representantes aprueban. Y no es el pueblo el que exige esta responsabilidad, sino los mismos representantes. Si hay algo que la gente en la calle está pidiendo con urgencia, es poder exigir responsabilidades a los “representantes” políticos por sus actos. Es algo que está excluido en la CE78.

– Revocar representantes: Tan sólo los representantes pueden convocar elecciones o llevar a cabo una moción de censura.

– Cambiar las bases del régimen de representación: El pueblo no tiene ningún poder en la CE78 para iniciar un proceso constituyente, sólo los representantes pueden hacerlo. Los representantes pueden hacer una reforma constitucional (como sucedió con la del artículo 135 para dar prioridad a los pagos a los bancos sobre los servicios públicos) sin consultar en absoluto al pueblo. La revisión constitucional o cambio de las bases de la Constitución la inician y la hacen los representantes, el pueblo sólo ratifica o no, pero ni siquiera puede proponer contenidos.

El pueblo no tiene ejercicio del poder y se encuentra bajo el poder de los tutores. La CE78 impone una tutela. En este contrato social el pueblo queda como súbdito. La clave de la tutela es que al incapacitado no se le reconoce ningún poder de acción ni decisión sin los representantes.

Así están nuestros gobernantes: sin control, porque no podemos actuar para controlarles; sin obedecernos, porque no se nos reconoce capacidad para darles órdenes; sin responsabilidades, porque no tenemos vías para exigírselas… Y nosotros, eso sí, les debemos obediencia y somos obligados a cumplir sus deudas como nuestras, sometidos a una tutela perpetua.

Regulación de la tutela civil

La regulación de la tutela civil se encuentra en el Título X del Libro Primero del Código Civil. En la tutela civil, el tutelado le debe obediencia al tutor, no puede darle órdenes de ningún tipo, no tiene control de lo que hace el representante, no puede revocar su representación, no puede actuar por su cuenta… Ni siquiera puede exigirle responsabilidades mientras se mantenga la tutela.

Este régimen es perfectamente lógico, el tutelado no tiene capacidad de obrar, no puede “hacer” nada jurídicamente, y tanto dar órdenes, como controlar, como exigir responsabilidades, etc… son actos jurídicos, para los que está incapacitado.

El tutor se queda con el “poder” jurídico del tutelado y controla todos sus bienes y riqueza. Eso sí, debe hacerlo por su bien, como un gobierno con el “interés general”. Este es el equivalente jurídico de la representación política de la CE78: la tutela. La tutela política se le impone al pueblo que no ejerce su poder y lo delega, como la tutela civil se le impone al incapaz.

Este también es el régimen de representación que impone la CE78 al pueblo: la tutela. Hay una diferencia entre la tutela civil y la representación política de la CE78. El tutelado en derecho civil puede recuperar su capacidad de obrar. Entonces finaliza la tutela y el tutor debe ser sometido a la rendición de cuentas (art. 279 CC), en la que pueden recaer responsabilidades civiles y penales sobre él si ha utilizado los bienes del tutor o sus poderes en su beneficio o de terceros, si los ha utilizado en perjuicio del tutelado, etc…

La rendición de cuentas no está prevista en la CE78, porque con ella, el pueblo nunca sale de la tutela. Un pueblo incapacitado no puede pedir rendición de cuentas y la CE78 es una incapacitación perpetua del pueblo, una pérdida de soberanía perpetua. Si quitamos el régimen tutelar de la CE78 y comenzamos a gobernarnos a nosotros mismos, lo primero es que pidamos cuentas y responsabilidades a los tutoresiii, por lo que han hecho con el poder que robaron y la riqueza de la que se han apropiado.

En busca de una política que reconozca al pueblo su capacidad de hacer

Del mismo modo que cualquier particular exige poder sobre el representante antes de firmar un contrato de representación, el pueblo está hoy pidiendo esos poderes que le corresponden.

Hoy reivindicamos democracia: que los políticos deban obedecer al pueblo y ceñirse al programa que el pueblo ha votado (no cumplir el programa es engañar a los votantes), se busca que ciertas medidas sean decididas directamente por el pueblo, que los políticos deban responder por las ilegalidades y los incumplimientos de la voluntad del pueblo, que se puedan anular las decisiones contrarias a la voluntad manifiesta del pueblo o que los representantes puedan ser revocados.

Es absurdo que el pueblo deba pedir permiso de los tutores para decidir. Pedimos democracia. Nos encontramos con una tutela.

Un sistema como el de estas reivindicaciones es perfectamente viable, de hecho, aspectos parciales se aplican ya en muchos lugares (la revocación de los políticos o la anulación de la deuda odiosa en Ecuador, las condenas a políticos en Islandia, en muchos lugares hay decisiones que son exclusivas del Pueblo…). Pero, siguiendo con el esquema de análisis que he propuesto, analicemos otros modelos de representación no incapacitantes que funcionan en nuestro Derecho.

¿No es de sentido común que los representantes obedezcan al representado y éste pueda controlarlos y exigirles responsabilidades?. Es lo que marca el Derecho, salvo para el pueblo. De hecho, si un adulto libre y capaz firmara un contrato de representación como el de la CE78, probablemente lo consideraríamos nulo de pleno derecho. Veamos las regulaciones legales de las sociedades de adultos libres y su representación.

Representación de contratos sociales en derecho civil y mercantil

Las asociaciones civiles y su sistema de representantes son regulados por la Ley Orgánica 1/2002, 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, en sus artículos 11 y 12. En este régimen hay dos órganos, la Asamblea o Junta de Socios y los administradores (representantes) de la asociación.

Los representantes están obligados a seguir las directrices que marque la Junta, que es el “órgano supremo de gobierno”. La Junta decide los estatutos sociales y puede cambiarlos en cualquier momento, diseñando los elementos de control y mando sobre los representantes y las decisiones que la Junta toma de forma autónoma. Los socios no se consideran incapaces en ningún momento.

Tienen la herramienta para actuar en común, que es la Junta. Esta se reúne sin pedir permiso a los representantes, obligatoriamente una vez al año y cuando lo pidan un mínimo de socios. Los socios tienen capacidad para actuar sin los representantes porque tienen la herramienta, la organización, para ello.

La regulación de las sociedades de capital está en el Real Decreto-ley 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital (TRLSC). Nuevamente tenemos dos órganos distintos. El Consejo de Administración ostenta la representación de la sociedad, pero de la sociedad, no de los socios.

Y está sometido a las decisiones de la Junta. Los socios no se ven incapacitados para actuar por encima de los administradores, controlarlos o exigirles responsabilidades. Los socios tienen un órgano, que es la Junta de Accionistas, que es la herramienta a través de la cual pueden ejercer su poder sobre la sociedad. Veamos un poco esta regulación:

– Actuar sin representantes: Los socios, a través de la Junta, tienen muchas decisiones que son su competencia exclusiva, entre otras, la aprobación anual de los presupuesos o el cambio de estatutos (art. 160 TRLSC), y pueden intervenir en cualquier acto que estén llevando a cabo los representantes y tomar cualquier decisión por encima de ellos (art. 160 TRLSC).

– Órdenes: La Junta de socios puede dar órdenes directas puntuales a los administradores (arts. 160.e y 161 TRLSC), también pueden someter la decisión final de cualquier negociación que lleven a cabo los administradores a ratificación de la Junta por votación. Además de las órdenes puntuales, una de las competencias de la Junta es la aprobación anual de presupuestos, que funcionan como programas que deberán cumplir los administradores (art. 160.c TRLSC), los cuales pueden incurrir en responsabilidades personales de no cumplirlos.

– Control e información: Los socios pueden controlar lo que hacen los administradores en todo momento y reciben información constante (art. 160.g TRLCS).

– Revertir o anular actos de representantes: Las decisiones de los representantes son anulables por diversos motivos (art. 160.h TRLCS). En algunos casos, la decisión es considerada nula, en otros, los actos de los representantes quedan vigentes pero como actos particulares de los administradores que no afectan a la sociedad (como si un político tuviera que pagar la deuda que ha contraído con su dinero).

– Exigir responsabilidades (por actos contrarios a su voluntad e intereses, no sólo por actos ilegales): El régimen de responsabilidades exigibles a los Administradores es realmente completo. Pueden exigirse tanto de forma individual como colectiva, responsabilidades civiles y penales, por actos contrarios a la voluntad manifiesta de la Junta, por actos contrarios a los intereses de la sociedad, por actos de los representantes en beneficios de terceros… No sólo por actos ilegales. Y se pueden anular sus decisiones (art. 160.h TRLSC)

– Revocar representantes: La Junta de Accionistas pueden revocar los administradores-representantes en cualquier momento (art. 160.f TRLSC)

– Cambiar las bases del régimen de representación: La modificación de los estatutos de la asociación es competencia exclusiva de la Junta de Accionistas (art. 160 TRLSC).

La clave siempre es la existencia de un órgano, una herramienta que sirve para dar cauce al “hacer” y la decisión colectiva de los socios. En la representación de las sociedades de capital, la Junta debe reunirse cada vez que haya un número mínimo de firmas, cada vez que haya un tema que tratar competencia de la Junta (como si hubiera que cambiar el programa o el presupuesto de forma sustancial), y siempre de forma periódica anualmente. No se necesita ningún permiso de los representantes para tratar una cuestión, ni para actuar, votar o decidir.

Permítanme esbozar un régimen de representación política basado en estas regulaciones de representación no tutelar: La clave es un órgano de democracia directa que se convoca para tomar sus decisiones sin que lo puedan impedir los representantes, por un número mínimo de peticiones o firmas y siempre de forma periódica. Es un órgano supremo de gobierno, un órgano de ejercicio del poder. Los representantes le deben obedienciaiv. El gobierno manda obedeciendo.

La Junta o Asamblea en la que participan todos los asociados tiene unas decisiones que son de su exclusiva competencia. Dentro de estas decisiones exclusivas debe estar el cambio del contrato social (Constitución de un Estado) y la aprobación de presupuestos o programas.

Siempre la Junta o Asamblea puede tomar una decisión sobre el tema que desee (como hemos intentado con la dación en pago en España y no se nos ha permitido), y esta decisión debe ser obedecida por los representantes. Existe una información determinada que debe ser dada a la Junta siempre por los representantes, y la Asamblea puede acceder a la información que solicite para controlar lo que hacen sus administradores.

Los representantes son revocables en cualquier momento por la Asamblea, que puede ser convocada cuando lo pida un número mínimo de socios para tomar esa decisión. La Junta puede anular o revocar las decisiones de los representantes que vayan contra sus intereses e instrucciones o sean en beneficio de terceros. Y en el mismo proceso, puede exigirles responsabilidades penales y civiles por ello. Incluso puede que el representante tenga que asumir estas deudas como suyas personales.

Esto es una representación de una sociedad de adultos que se ha demostrado viable en sociedades enormes que funcionan en multitud de países. Si un adulto firmara un contrato por el que se somete a una tutela sería nulo de pleno derecho, no se le reconocería validez alguna. La representación de la CE78 debería ser declarada nula por ir contra la dignidad del pueblo.

CONCLUSIONES

La Constitución Española de 1978 impone al pueblo una tutela política. Esta se basa en la visión del pueblo como un incapaz que necesita ser sometido a un gobernante por su propio bien. Consiste en incapacitar al pueblo y crear las herramientas necesarias para que unos dirigentes gobiernen sobre el pueblo y adquieran el poder sobre toda la riqueza sin ninguna responsabilidad por sus actos legales realizados en beneficio propio o de un tercero.

La tutela política es lo contrario a la democracia. La frase con que suele expresarse desde la Edad Moderna es que el pueblo delega el ejercicio del poder en representantes o en el Estado; o que los poderes o el poder legislativo del Estado se ejerce por delegación.

En una organización social de adultos plenos, cuando existe representación ésta nunca es tutelar. Si existe representación en política, ésta no debe ser tutelar. La clave de una representación política no tutelar es el órgano soberano de democracia directa que permita al pueblo hacer colectivamente, sin tutores; decidir como un pueblo libre.

Así son las Asambleas que han nacido por doquier en el Estado Español desde el 15M (y antes a menor escala). El pueblo no necesita representantes, sino organización, herramientas. En cualquier caso, de nuevo tenemos que empezar desde abajo. Ese órgano es la herramienta necesaria para que el pueblo pueda ejercer el poderv y debe ser adecuada al Pueblo. Debe ser “su” herramienta y por eso debe funcionar desde abajo.

Encontramos un ejemplo histórico en el Proyecto Constitucional Andaluz de 1883 (la Constitución de Antequera, el texto constitucional más alejado de la tutela de los que conozco). Funciona desde abajo, con una Constitución del Municipio, luego una de los Cantones, y finalmente la de Andalucía.

Todas las competencias son municipales; y en el Municipio, el pueblo tiene su Asamblea desde donde lo dirige todo. Pero como también demuestra la propia historia de ese proyecto, hay que construir de verdad, no vale limitarse a escribir sobre el papel. El papel sirve para inspirar, pero la realidad se construye en la calle.

El pueblo no es incapaz de obrar o ejercer su soberanía, como sostienen algunos. Lo que sucede es que en la historia (de Occidente) jamás se ha permitido que tuviera organización o herramientas para hacerlo.

Nadie debería firmar un “contrato social” (en la terminología burguesa) o Constitución sin que estén creados los poderes del pueblo. Queremos salir de la incapacitación, dejar de ser un pueblo atado, incapacitado, que pone todo su destino, su trabajo, sus riquezas, su futuro, en manos de unos pocos a los que no puede controlar.

No se trata de crear el enésimo partido de tutores por ver si esta vez son buenos tutores. Se trata de crear la organización, las cláusulas de ese contrato (pero crearlas en la realidad y no sólo sobre el papel) para que los representantes o magistrados estén por debajo del pueblo quieran o no, sean buenos o no. Un mandar obedeciendo se construye, no se ruega, ni se recibe del que manda.

Tan sólo con una tutela el pueblo puede ser sometido por sus “representantes”. En cualquier otro modelo de representación no habría incapacitación del pueblo, el representado sería capaz de actuar por sí mismo por encima de ellos, y podría controlarlos y darles órdenes, pedirles responsabilidades por desobedecerle, y sobretodo, expresar su propia voluntad. ¿Qué harían los privilegiados financieros?

Notas:

i La representación tutelar en política proviene de las ideas de Platón y Aristóteles. En la Edad Moderna, para defender a las Monarquías Absolutas, se dijo que aunque las personas individuales no eran incapaces, el pueblo no podía ejercer su soberanía y necesitaba la dirección de un monarca que le “representaba”, en el que este ejercicio era delegado. Siéyes la plasmaría en la Constitución Francesa de 1791 y de ahí pasó al constitucionalismo burgués que hemos heredado.

ii Ahí podemos ver que, por ejemplo, los rescates multimillonarios a la banca o los recortes de sanidad, educación, etc… van en contra de la mayoría y de su voluntad, y a favor de una minoría de la que forman parte los representantes (las élites político-financieras), y resulta que el pueblo está obligado a obedecer y respetar esos compromisos para el futuro.

iii Haré una propuesta concreta sobre esto en próximos artículos.

iv No se debe equiparar esta Asamblea con los Parlamentos actuales. Este es para representantes, la Asamblea es para el pueblo, sin representantes. Un lugar de democracia directa.

v La clave sobre el poder, como explico en  ¿Y esto es democracia? y en Teoría Crítica del Kaos Humano, está en el diseño de las mediaciones sociales en las que se ejerce.

Teoría crítica del Kaos Humano. Tomo I Democracia. Es un libro que estoy terminando para su próxima publicación, donde todas estas ideas están mucho más desarrolladas y argumentadas. Es parte de un proyecto de trilogía que incluya: Democracia vs Privilegios (Tomo I), Persona vs Propiedad (Tomo II), Verdades vs Verdad (Tomo III).

 

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Palo Olímpico

186530_1280989971_5597357_nMiguel Manzanera

«El dato es significativo porque demuestra el declive de la influencia española en el panorama internacional. No es de extrañar. Un sujeto que quiere tapar sus vergüenzas arremetiendo contra todo el mundo, no puede esperar el aplauso de la comunidad internacional».

El titular de portada en el periódico Marca del domingo 8 de septiembre no podía ser más claro: Palo Olímpico. El Comité Olímpico Internacional (COI) se había reunido el día anterior en Buenos Aires para tomar una decisión importante: elegir la ciudad que va a recibir los Juegos Olímpicos de 2020.

Allí se encontraba el lobby español, compuesto por lo más significativo de las fuerzas vivas patrias: la Casa Real con el príncipe y su esposa, además de la hermana del rey, la derecha radical representada por la alcaldesa de Madrid y la derecha moderada por el presidente del gobierno, etc.

Nada pudieron frente a la indiferencia de los delegados olímpicos. Madrid quedaba relegada al tercer lugar en las preferencias como Villa Olímpica en 2020. Por tercera vez consecutiva se rechazaba su candidatura.

El dato es significativo porque demuestra el declive de la influencia española en el panorama internacional. No es de extrañar. Un sujeto que quiere tapar sus vergüenzas arremetiendo contra todo el mundo, no puede esperar el aplauso de la comunidad internacional.

El gobierno de España ha tomado como táctica publicitaria el enfado permanente con sus vecinos, como si éstos tuvieran la culpa de su mala gestión: el contencioso con Inglaterra por Gibraltar, la pelea de Repsol con Argentina, la acritud contra la República de Venezuela, el apoyo a Obama en la guerra de Siria, etc. ¿Pensaba Rajoy que hacerse la foto con Obama iba a ayudar nuestra causa en el panorama internacional? ¡Pero si todo el mundo está en contra de la guerra! Sobre todo el Papa, especialmente Francisco I. La derecha española parece autista.

El triunfalismo de la derecha gobernante se percibía en los medios de comunicación, que repetían machaconamente las consignas del día: Madrid 2020. Todo estaba bien atado, la candidatura española era imbatible, tenía las mejores perspectivas, nos presentábamos con las tareas hechas.

Un escenario en la puerta de Alcalá tenía que dar cauce al esperable entusiasmo colectivo. Pero las masas, que suelen acudir por millones a esta misma plaza de Cibeles, cuando de manifestaciones pacifistas se trata, esa vez no se dieron por enteradas. Apenas unos miles de personas. Pocos. Como si se olieran el bluff.

Ese desinterés ciudadano se suplió con un notable voluntarismo político: desde la mañana del sábado potentísimos altavoces retumbaban una música horrible de discoteca barriobajera por todo el barrio burgués del Retiro. Es inimaginable que tales gestores de la cultura lleven gobernando Madrid durante tres décadas. Con toda probabilidad, esa falta de tacto que demuestra la derecha española ha contribuido también al desastre del lobby invencible que viajó a Buenos Aires.

En todo caso es seguro que ayudó a la ciudadanía a comprender la falta de solidez de esta operación de salvamento, que quería ser el primer paso de la recuperación de la crisis. La decepción por la decisión del día anterior, era notoria en las filas de la derecha. La alcaldesa lo afirmaba con rotundidad: ¡es horrible! El lunes la bolsa de Madrid cedía enteros, especialmente las constructoras.

Los negocios se volatilizaban, tan rápidamente como las ilusiones de los ciudadanos. Los miles de puestos de trabajo soñados se perdían por los sumideros del sueño. De nuevo Bienvenido, Mr. Marshall, la parábola del tío de América, nos devuelve a la realidad patria de este malhadado país gobernado por clases parasitarias. ¿Tendremos también la misma suerte con Eurovegas?

Ya lo iban diciendo las encuestas, sin que nos pudiéramos fiar mucho. Pero después de este fracaso, ahora sí que me creo que la izquierda ganará en Madrid las próximas elecciones.

 

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Obama: Esa obsesión por mentir

A BoronAtilio Boron

“…Un imperio mentiroso hasta la médula, que ha convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un Estado canalla: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU merece ser obedecida, ninguna norma moral puede oponerse al apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en proporción directa a las guerras.

 

No hay pruebas; “Si las tienen, que las muestren”, dijo Vladimir Putin. No las mostraron ni lo harán, sencillamente porque no existen. Igual que en 2003, cuando difundieron la escandalosa mentira de las “armas de destrucción masiva” en Irak para justificar la destrucción de un país que, todavía hoy, sigue sumido en un interminable calvario de dolor y muerte.

Ahora repiten el libreto, a favor de una población domesticada, propensa a aceptar los argumentos más absurdos –el “consenso prefabricado” del que habla Chomsky–, tales como aquel que reza que Siria constituye una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.

Mienten y lo hacen descaradamente; mienten a su propio pueblo y a la comunidad internacional. Ocultan el hecho decisivo de que fue Al Assad quien convocó a los inspectores de la ONU y no Washington; que fue la Casa Blanca la que, por el contrario, demandó que esos inspectores se retiraran del teatro de operaciones porque el castigo no podía demorarse ni un día más.

Ocultan también que bajo la sola hipótesis de la total estupidez de Damasco podría el gobierno sirio haber detonado una bomba bacteriológica para matar a casi mil quinientos inocentes en las mismas barbas de los inspectores venidos por su encargo. Y si de algo ha dado muestras Al Assad en estos días es de que no es ningún estúpido.

Lo que ocurrió es un clásico sabotaje en el cual los agentes de la CIA son expertos. Como cuando inventaron el incidente del golfo de Tonkin, en 1964, para que la opinión pública estadounidense aceptara entrar en guerra con Vietnam. Ya en 1898 los bandidos habían hecho lo mismo: hundir el acorazado Maine, en un sórdido autosabotaje, en la entrada de la bahía de La Habana, lo que les permitió declararle la guerra a España y apoderarse de la isla.

Con sus mentiras, Obama y Kerry esconden también la pérfida doble moral del gobierno estadounidense, que permaneció inmutable cuando su por entonces amigo Saddam Hussein gaseaba con armas químicas “Made in America” a las minorías turcas; o cuando sus socios israelíes utilizaron fósforo en el brutal ataque a la Franja de Gaza.

Enterado de las atrocidades de Anastasio Somoza en Nicaragua, Franklin D. Roosevelt se encogía de hombros y decía: “Sí, pero es nuestro hijo de puta”. Lo mismo decían de los crímenes perpetrados por Saddam y Netanyahu, pero resulta que Al Assad no es su hijo de puta y entonces merece un feroz escarmiento. Escarmiento que no sufrirá él sino su pueblo, la gente que aparecerá en los escuetos informes del Pentágono como “daños colaterales”.

Un imperio mentiroso hasta la médula, que ha convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un Estado canalla: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU merece ser obedecida, ninguna norma moral puede oponerse al apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en proporción directa a las guerras.

Hay que lanzar misiles, fletar portaaviones, movilizar helicópteros y aviones y utilizar cuanto armamento sea necesario. De lo contrario, no hay ganancias y sin ellas no se pueden financiar las carreras de políticos como el inverosímil Premio Nobel de la Paz y cínico admirador de Martin Luther King.

Es una gran oportunidad: Siria no sobresale por sus reservas petroleras (se ubica en el lugar 31 a nivel mundial, debajo de la Argentina, según la OPEP), pero está en el corazón del caldero de Medio Oriente.

Y está la oportunidad, largamente acariciada por Washington, para avanzar en aproximaciones sucesivas ante el objetivo supremo: Irán. Demasiadas tentaciones para una burguesía imperial que arrojó por la borda cualquier norma ética, y para un gobernante cuyas convicciones quedaron colgadas en la reja de la Casa Blanca el día que asumió la presidencia imperial.

 

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La lección de Allende

p_05_09_2013A los luchadores sociales y políticos de hoy corresponde hacer honor a la memoria de Salvador Allende y de todos los chilenos y chilenas caídos en los 17 años de dictadura militar-empresarial. Solo una Constitución democrática, producto de una Asamblea Constituyente plebiscitada por el pueblo, permitirá retomar el camino de liberación que interrumpió La Moneda en llamas.
                              Manuel Cabieses, Punto Final (revista chilena).

                                                           El presidente Salvador Allende Gossens (1908-1973) dejó a la Izquierda chilena una lección de consecuencia y valor personal que no se debe olvidar. Constituye un capital moral y político precioso para levantar en Chile una Izquierda socialista y democrática que se proponga construir una sociedad basada en la participación ciudadana, la justicia social y la integración con los pueblos de América Latina.

Allende, derrocado y empujado al suicidio hace 40 años, fue el más destacado político latinoamericano de su generación. Al contrario de lo que ocurrió con el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), el portorriqueño Luis Muñoz Marín (1898-1980), el costarricense José Figueres (1906-1990) o el venezolano Rómulo Betancourt (1908-1981), todos ellos protagonistas de experiencias socialdemócratas en el mismo periodo, Salvador Allende no abandonó jamás su posición antiimperialista y su lealtad a los objetivos democráticos del socialismo, que abrazó en su juventud.

No solo en el momento del sacrificio de su vida en La Moneda, Allende dio testimonio de su apego a los principios éticos que diferencian al revolucionario de los políticos de circunstancias. En numerosas situaciones de su trayectoria dio muestras de una recia moral que le llevaba a jugarse entero por sus convicciones, desdeñando el cálculo del mayor beneficio que suele condicionar la actuación política. En ese sentido lo retrata de cuerpo entero su temprana adhesión y solidaridad con la Revolución Cubana.

Pocos días después del triunfo de la revolución, en enero de 1959, Allende llegó a La Habana y conoció a Fidel y Raúl Castro, al Che Guevara y demás líderes de la primera revolución socialista en América Latina. Salvador Allende -cuyo latinoamericanismo fue siempre su horizonte político- viajó varias veces a la isla y se ganó el respeto y amistad de los jóvenes dirigentes cubanos.

Con razón el Che Guevara le escribió una dedicatoria en su libro Guerra de guerrillas: “A Salvador Allende que por otros medios busca lo mismo. Afectuosamente, Che”.En 1964 Allende -por tercera vez- fue candidato presidencial. Esta vez los EE.UU. financiaron, asesoraron y consiguieron imponer la candidatura del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva. Una impresionante campaña del terror que utilizó todos los medios de comunicación, logró frustrar la victoria del candidato socialista.

Eran los tiempos de las reformas auspiciadas por Washington mediante la Alianza para el Progreso a fin de contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana. En Chile esa estrategia se basaba en la “revolución en libertad” de Frei y la DC.

Pero Allende no debilitó su discurso ni acomodó su perfil político a las condiciones que imponían la oligarquía y el imperio.

En enero de 1966 participó en la Tricontinental que reunió en La Habana a más de 600 delegados de partidos y movimientos antiimperialistas de Africa, Asia y América Latina. Allende propuso avanzar hacia la creación de un organismo que coordinara las luchas de liberación.

Este fue el origen de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) que se constituyó en La Habana en agosto de 1967, también con participación de Allende. Entretanto, en abril de ese año, se divulgó la carta del comandante Guevara que llamaba a crear “dos, tres, muchos Vietnam”. El impulso de la lucha revolucionaria, sin embargo, se vio truncado por la muerte del Che en Bolivia en octubre de 1967. En febrero del año siguiente, tres cubanos y dos bolivianos, sobrevivientes de la guerrilla del Che, entraron a territorio chileno.

Allende, que era presidente del Senado y se aprestaba a iniciar su cuarta campaña presidencial, no dudó en solidarizar con los compañeros de lucha del Che. Intercedió por ellos ante el gobierno de Frei y los acompañó en el vuelo hasta Tahiti en su regreso a Cuba, todo esto en medio del escándalo de la prensa reaccionaria y de las protestas de la derecha política.

El 4 de septiembre de 1970 Allende ganó por estrecho margen la elección presidencial: 36,3% contra 34,9% del empresario liberal Jorge Alessandri -que había sido presidente en el periodo 1958-64-, y 27,9% del demócrata cristiano Radomiro Tomic, que planteaba un “socialismo comunitario” para Chile. Ese resultado obligaba a definir en el Congreso quién sería el presidente entre las dos primeras mayorías.

La tradición era elegir al candidato con más votos. Pero la proclamación de Allende no estaba asegurada. La conspiración comenzó. El empresario Agustín Edwards, propietario de la cadena de diarios El Mercurio, se trasladó a Washington y obtuvo la promesa del presidente Richard Nixon de emplear todos los recursos para impedir la proclamación de Allende o “hacer chillar la economía” chilena si era investido presidente. En ese marco se produjo en octubre de 1970 el asesinato del general René Schneider, comandante en jefe del ejército.

El atentado fue cometido por un comando de extrema derecha que utilizó armas proporcionadas por la CIA. Schneider se había pronunciado por el respeto a la Constitución y por mantener al ejército fuera del escenario político. La derecha y el gobierno norteamericano se coludieron, asimismo, en una maniobra para elegir a Alessandri en el Congreso. Luego este renunciaría y Frei sería candidato de la derecha y la DC.

La maniobra fracasó pero la DC consiguió imponer un “estatuto de garantías democráticas” en el Congreso, que limitaba los movimientos del gobierno de la Unidad Popular. Aún así -y con absoluto respeto a la Constitución-, el gobierno del presidente Allende realizó muchas de las reformas que Chile necesitaba, orientando su gobierno en ruta al socialismo. Su primer Mensaje al Congreso Nacional, en mayo de 1971, explicita los objetivos que planteaba el “socialismo a la chilena”.

El 15 de julio de ese año se concretó la histórica ley de nacionalización del cobre, aprobada por unanimidad en el Parlamento. La reforma agraria, la nacionalización de la banca y una vigorosa política social, marcaron el carácter del gobierno popular y democrático.

En las elecciones municipales de 1971, el respaldo a la Unidad Popular aumentó al 49,73%. Sin embargo, los grupos de derecha -el fascista Frente Nacionalista Patria y Libertad y el Comando Rolando Matus del Partido Nacional-, asesorados por oficiales de las FF.AA., desataron la violencia mediante sabotajes y atentados. Una de las víctimas fue el comandante Arturo Araya, edecán naval del presidente, asesinado por el comando Rolando Matus y cuyos autores serían indultados por la dictadura militar.

Al terrorismo se sumaron el desabastecimiento, el paro de los camioneros, la huelga de los obreros de El Teniente, el boicot norteamericano a las exportaciones de cobre, la asfixia crediticia, etc., que agudizaron las tensiones políticas y sociales. La DC se alió con el Partido Nacional en la Confederación de la Democracia (CODE). Mediante su mayoría parlamentaria destituyeron ministros e intendentes y acusaron al gobierno de transgredir la Constitución y las leyes.

El esfuerzo reaccionario se orientó a obtener en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 los dos tercios que le permitirían destituir al presidente. Pero si bien la CODE consiguió mayoría (54,78% contra 43,85% de la Unidad Popular), no alcanzó lo necesario para sus propósitos. Eso dejó vía libre al plan golpista. El 29 de junio de 1973 se rebeló el Regimiento Blindado Nº 2, causando más de veinte víctimas.

La conspiración se orientó a conseguir la renuncia del constitucionalista general Carlos Prats a la comandancia del ejército. Una vez logrado ese objetivo la traición de los generales y almirantes -alentados por la oligarquía y el imperialismo- se precipitó.

El golpe impidió el último gesto de convicción democrática del presidente Allende que se proponía anunciar el mismo 11 de septiembre un plebiscito para que el pueblo decidiera la continuación de su gobierno o llamar a nuevas elecciones.Allende nunca desmayó en el cumplimiento de su deber como presidente de la República ni ocultó sus convicciones de luchador social. No eludió responsabilidades ni se sometió a la fuerza bruta. Sus últimas horas en La Moneda asediada por el ejército y bombardeada por la aviación, dan cuenta de un comportamiento heroico que hace aún más vergonzante la miseria moral de los militares y civiles traidores.

Allende cumplió la promesa de entregar su vida si era necesario para retribuir la lealtad del pueblo. A los luchadores sociales y políticos de hoy corresponde hacer honor a la memoria de Salvador Allende y de todos los chilenos y chilenas caídos en los 17 años de dictadura militar-empresarial. Solo una Constitución democrática, producto de una Asamblea Constituyente plebiscitada por el pueblo, permitirá retomar el camino de liberación que interrumpió La Moneda en llamas.

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