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El estado de las cosas en el mundo

imagesAndrés Piqueras* 

«La implosión de la globalización y el principio del fin de la civilización industrial dejan a la humanidad ante una de sus más importantes encrucijadas desde su aparición en este planeta. Nadie más que las sociedades organizadas, como sujetos colectivos amplios, tienen la clave para inclinar a su favor ese desenlace».

PUESTA AL DÍA Y PERSPECTIVAS INMEDIATAS1.

1. El juego agónico del capital.

Hay quien a la peculiar relación asiático-norteamericana que mantiene el Sistema Mundial capitalista en estado asistido en las dos últimas décadas le ha dado el nombre de Bretton Woods II. El detalle es como sigue.

Ante el fin de Bretton Woods I, EE.UU. y Asia oriental emprendieron una especie de arreglo parcial que estaría vigente de forma más o menos informal desde el comienzo de la última década del siglo XX, para mantener por métodos no oficiales y muy variados, artificialmente alto el valor del dólar y artificialmente bajos los valores de distintas divisas asiáticas, a fin de exportar mercancías baratas de Asia oriental a EE.UU.

De esta manera –además del crédito y la deuda, claro- es que la fuerza de trabajo estadounidense pudo seguir quedando integrada a través del consumo (sintiendo como si tuviera capacidad de consumir). Facilitaban esto redes comerciales especializadas en esas mercancías baratas, de la que Walmart y los propios comercios chinos, son el epítome[i].

El éxito exportador de China ha dependido en alto grado del partenariado económico ente China y Estados Unidos. Mientras China actúa como una locomotora de la oferta mundial, Estados Unidos juega el papel de locomotora de la demanda.

¿Cómo mantuvo EE.UU. esa demanda?

A costa de sus enormes déficits, naturalmente.

Todo comenzó con el “Shock de Volcker” -(entre 1979 y 1982) en referencia al entonces director de la Reserva Federal-, y la subida unilateral de intereses al acabar la década de los 70, que los hizo rondar el 20%. Convirtiéndose en el gran atractor de capitales del mundo, sobredimensionando el complejo financiero de Wall Street. El poderío militar estadounidense y la seguridad de su moneda de pago internacional, hicieron el resto de esa atracción.

El capital que afluía a EE.UU. del resto del mundo se reinyectaba a las corporaciones empresariales estadounidenses, engrasaba el mercado doméstico a través del préstamo al consumo y financiaba los déficits del gobierno norteamericano (por la masiva compra de bonos del Tesoro). Permitía, además (dado que el déficit comercial no preocupaba, al ser permanentemente enjugado con el dinero exterior) una ciclópea demanda estadounidense suficiente como para mantener a flote las exportaciones netas del resto del mundo, así como la exportación de capitales desde EE.UU. para inflar burbujas en cualquier lugar del globo. Ello también fue posible por la ingente masa de dinero privado creado.

Puede entenderse así el déficit crónico y ascendente del comercio exterior:
Pero además ese “juego” ha permitido a EE.UU mantener un altísimo déficit fiscal. 160.000 millones $ en 2002, 380.000 millones en 2003 y más de 1 billón de dólares en 2009.
También una enorme deuda pública:

La deuda total estadounidense (pública + privada) rondaba en 2009 los 54 billones $. Equivalía aproximadamente al PIB mundial, y más de 3 veces el PIB estadounidense. El 20% de la misma era deuda externa.

Debido a la creciente dificultad de invertir rentablemente el excedente producido, con la consiguiente sobreacumulación generada, el dinero va dejando de reproducirse como capital, quedando más y más fuera de la producción, como dinero-mercancía, listo para sobredimensionar la vertiente financiero-especulativa de la economía capitalista. Se creó así una ingente suma de capital ficticio, que ha sido en realidad el gran motor del breve y tímido despegue neoliberal de las tasas de ganancia.

El Bank for International Settlements en su Quarterly Review de junio de 2011, reportaba haber recibido datos bancarios hasta diciembre de 2010 por un total de 601 billones de dólares en derivados emitidos, lo que suponía más de 10 veces el PIB mundial. Otras fuentes, sin embargo, estiman ese monto de capital ficticio en torno a 30 veces la riqueza mundial “real”. En cualquier caso, en 2012 el Banco de Basilea confirmaba que el monto total de derivados financieros superaba los 720 billones de dólares, lo que supone un crecimiento de un 20% en poco más de un año[ii].

Cuando a partir de 2007 empezó a desmoronarse el entramado financiero que mantenía esa ingente masa de capital ficticio acumulado, el delicado juego de amor-odio entre las dos superpotencias del inicio del siglo XXI (EE.UU.-China) se desbarata.

El gigante norteamericano deja de poder ejercer como succionador de la demanda mundial gracias al dinero del resto del mundo, al tiempo que cada vez le es más difícil que le financien el débito.

Las pugnas internas entre las fracciones de sus clases dominantes se hacen cada vez más feroces (y sangrientas). Por un lado, el sector ligado al capital financiero transnacional busca cierto mayor “multilateralismo” en la regulación del capitalismo mundial decadente (Standard & Poors, Barclays, Rotschild…). Por otro, los sectores que propugnan una nueva salida imperial norteamericana, el mega-Estado dominador del mundo (aquí Moody’s, Goldman Sachs, Warren Bufffet, Rockefeller, los halcones y la cúpula republicana de EE.UU.)[iii].

De momento, como vía de escape a su dramática situación el establisment estadounidense se ha venido inclinando a imprimir dinero sin ningún respaldo[iv]. Inunda el mercado mundial con esos dólares-chatarra: todos hacen como que se creen que valen pero sólo porque están los misiles detrás (esto forma parte del juego pero es cada vez más parecido al juego del monopoly, sólo que con armas sobre la mesa[v]). De paso, esa incontinencia en la impresión de moneda mantiene el dólar a la baja para tener alguna oportunidad en el comercio internacional.

Pero frente al declive de la hegemonía económica estadounidense, el crónico deterioro de su balanza comercial y su incuestionable sobre-evaluación monetaria, la economía mundial no puede seguir manteniendo la ficción del dólar como moneda de cambio internacional, ni la fe en la gran cantidad de dólares-chatarra que circulan sin respaldo alguno. La caída del dólar –que arrastraría de inmediato a la libra esterlina, íntimamente ligada a aquél- es frenada cada vez más por el poderío militar estadounidense, único que ya sostiene el dólar como moneda-refugio mundial, a la falta de otra moneda que garantice rentabilidad.

Las intervenciones militares estadounidenses, y sobre todo las que desestabilizan los flujos petroleros mundiales, también tienen por objetivo revalorizar el dólar al hacer subir el precio del “oro negro” (dado que el petróleo se paga en dólares); al tiempo que dan muestra de la “fuerza” de EE.UU. a los compradores de bonos y a quienes buscan un refugio para su dinero.

A pesar de todo, o precisamente por ello, nadie se fía ya en serio del dólar. Y los otros dos motores de la globalización (UE y Japón) no pueden seguir financiando su déficit.

La gran incógnita en estos momentos es cuántos más dólares chatarra va a estar dispuesta a digerir China a cambio de sus mercancías baratas[vi].

2. Japón: el elemento más frágil de todo el entramado.

Japón tiene en proporción a su PIB la deuda pública y privada más grande de todas las economías centrales. La deuda total sobrepasa en más de 450% su PIB. La deuda de Estado asciende al 200%.

Hasta ahora había evitado la especulación contra ella por diversas razones. A) Su Inversión Internacional Neta (IIN) no era negativa[vii]; B) a diferencia de las formaciones sociales europeas, tiene soberanía monetaria, es decir, dispone de Banco Central para tener una política monetaria propia; C) congruentemente con ello, ha mantenido unos intereses de los bonos del tesoro muy bajos, del orden del 0,5%. Como quiera que además la inflación era negativa (en torno al -0,5%), los rendimientos reales se acercaban al 1%.

El dilema actual es que para activar la economía debe aumentar enormemente la cantidad de moneda en circulación; pero si lo hace aumentará la inflación, y si aumenta ésta estalla la crisis de la deuda. Si por el contrario no inyecta moneda, el estancamiento se tornará pronto en recesión grave[viii]. Además tiene que destinar importantes sumas a paliar los daños ecológicos y nucleares en su territorio. Sea como fuere, Japón queda fuera de juego para financiar el déficit USA y para servir más de motor. En cambio, las irrupciones sociales se verán pronto allí.

3. Europa: otro motor que se apaga. El loco proyecto de la Gran Alemania.

El proyecto alemán de lanzar la UE tuvo como objetivo posibilitar su reestructuración productiva con miras a la exportación, correlativa a la disminución continua del salario real en su propia casa. En las últimas décadas la vieja industria alemana se reconvirtió, renovando su perfil hasta hacerse una “arrolladora máquina de generar excedentes” (las ventas externas pasaron del 20% del PIB en 1990 al 47% en 2009). Esto se logró, como es obvio, a costa de los países deficitarios, que “se convirtieron en el medio financiero mediante el cual las corporaciones alemanas internacionalizaron sus actividades en EE.UU., China y Europa del Este” (Varoufaquis, opus cit., pg. 257).

Pero en todo este proceso hay que considerar también otra dinámica que casa mal con la economía productiva, la dinámica de financiarización económica alemana. Un singular detalle de ese complejo proceso pasó por realizar grandes préstamos a la Banca de las formaciones periféricas europeas, a fin de generar un ciclo de demanda de los productos alemanes. También se realizó una gran inversión especulativa en el sector inmobiliario de ciertas de esas formaciones, así como en el de EE.UU., contribuyendo a provocar sus enormes burbujas[ix].

Cuando, en plena crisis, los Bancos privados tienen que satisfacer la deuda alemana y no pueden, son los Estados (es decir, el conjunto de la población) los que la asumen (“socialización de pérdidas”). Esa y no otra es la economía política del Gran Capital europeo: que las deudas privadas de las instituciones bancarias y financieras las pague el conjunto de ciudadanos.

El otro gran objetivo es disciplinar a la fuerza de trabajo, reducir sustancialmente su poder social de negociación y, consecuentemente, su precio. Supuestamente ahora el capital europeo ha abierto el camino para estar en mejores condiciones de competir con los bajos precios de la mano de obra de las potencias “emergentes” (fijémonos hasta dónde se puede llegar por esa senda).

Pero Alemania ha estirado tanto la cuerda que ha acentuado el ciclo depresivo inducido en una buena parte de las formaciones sociales integrantes más allá de lo razonable y en consecuencia es el propio euro el que se resquebraja. La UE puede ser historia en muy breve plazo, al menos la UE pensada para toda la Europa occidental. Sin sus exportaciones al resto del continente, la Gran Alemania no tardará en tener serios problemas internos en su economía productiva. La crisis de la deuda es cuestión de poco tiempo que estalle a allí también (como indicaremos en el apartado final).

4. La globalización china.

Ante el deterioro del trimotor de la globalización capitalista, China ha comenzado a lanzar su propia globalización. De momento, ejerce una indiscutible hegemonía en los BRICS (estos que las potencias centrales llaman “países emergentes”). Es el único de ellos, por ahora, con geoestrategia global propia.

En septiembre de 2012 se produjo el Gran Cambio para la geoestrategia mundial. China y Rusia acuerdan intercambios comerciales en sus respectivas monedas, así como la explotación conjunta de reservas y el intercambio de recursos energéticos estratégicos. Recientemente la empresa rusa Gazprom ha acordado con la china CNPC la venta de 38.000 millones de metros cúbicos de petróleo a partir de 2018, mientras que los chinos se van a comprometer a suministrar gas a Rusia durante los próximos 50 años.

Difícilmente se puede dar una patada más contundente al dólar como moneda de cambio internacional y como moneda reserva para hacer frente a los costos de la energía

La sentencia al papel verde se dará muy probablemente en la próxima reunión del G20, este otoño, en la que China y Rusia propondrán a buen seguro una moneda de cambio internacional que sea compendio de las principales monedas (o incluso que esté vinculada a las materias primas esenciales).

Así pues, de septiembre de 2001 a septiembre de 2012, E.E.UU., su geoestrategia global y su posición dominante en el mundo viven dos enormes conmociones, a pesar del silencio informativo que en esta última fecha rodeó a ese acontecimiento de alcance planetario.

Además, los BRICS, que albergan al 43% de la población del planeta, acaban de dar luz verde a su propio Banco en marzo de 2013 y estrechan sus intercambios a través de sus respectivas monedas, dejando al dólar en una situación cada vez más delicada. No es superfluo que la participación del dólar en las reservas mundiales haya caído del 62% en 2000, al 54% de la actualidad, según el Consejo mundial del Oro. Queda, entonces, EE.UU. más inclinado hacia la salida militar global.

Siria y en general Asia occidental pueden acusar el primer gran impacto de esta salida desesperada. De hecho, EE.UU., las potencias subordinadas a él en la OTAN y las amigas dictaduras feudalizantes de la península arábiga (Arabia Saudi, Kuwait, Emiratos Árabes…) han venido infiltrando paramilitares de medio mundo en ese primer país, así como apoyando a tropas de Al Qaida para derrocar al gobierno sirio.

Ante su patente fracaso y retroceso, parecen dispuestos a desencadenar un gran conflicto regional (Israel no para de provocar a Siria con bombardeos directos sobre su territorio, al tiempo que Turquía se apresta a agredirla por el norte, tras aceptar autogolpes en su territorio para inventarse acusaciones contra Siria -lo propio burdo de las acusaciones implica el grado de desesperación al respecto por iniciar la guerra-). Es el primer eslabón para tener el camino despejado hacia Irán en la gran y suicida ofensiva asiática contra China que la todavía primera potencia lleva tejiendo desde hace tiempo.

Pero EE.UU. es la única formación estatal, hoy por hoy, con capacidad de golpear en cualquier punto del planeta, e incluso hacerlo simultáneamente en más de uno. Eso quiere decir que ni Venezuela ni centro-Asia, ni siquiera territorios estratégicos de África pueden descuidarse.

De momento, sin embargo, el resto de los BRICS (fuera de China) se contentan con ejercer un papel subimperialista en su región[x]. Aunque Rusia haya comenzado a intentar reencontrarse como superpotencia, más allá del cometido de exportadora de recursos fósiles que le había adjudicado EE.UU. en su particular división internacional del trabajo tras su victoria en la Guerra Fría.

5. América Latina y el ALBA, ¿el continente de la esperanza?

Las formaciones del ALBA protagonizan procesos de integración en el continente americano, parcialmente desconectistas respecto de la jerarquización y división internacional del trabajo del Sistema Mundial capitalista, aunque muy lejos de la construcción de un modo de producción diferente. Son llevados a cabo desde arriba (con poco protagonismo popular, aunque a menudo con masivo seguimiento popular), pero con intención redistribuidora.

Están procurando estos procesos “bolivarianos”, más allá de la retórica “socialista” o del “Vivir Bien”, lo que intentaron décadas atrás los proyectos de capitalismo autocentrado o “nacional” de los gobiernos nacionalistas latinoamericanos, reiteradamente agredidos por EE.UU. (Arbenz, Vargas, Perón, Bosch, Alvarado, Terry, Torrijos…), o el propio proceso de Bandung: la generación de una demanda interna solvente, para hacer despegar el ciclo de acumulación propio, fundamentado ante todo, en el actual proceso latinoamericano, en el extractivismo energético.

Pero esta vez lo están haciendo cada vez más como bloque, buscando ciertos niveles de integración por primera vez a escala realmente regional sobre todo en cuestiones energéticas básicas (con lo que la tan recurrida “integración latinoamericana” en el ámbito supraestructural o ideológico –de Bolívar y Martí al Che-, cobra por fin sustento infraestructural o energético)[xi]. Todo a pesar de que en lo sustancial del bloque progresista de las formaciones latinoamericanas prima el neodesarrollismo (Argentina, Brasil, Uruguay, ahora Perú), frente a los Estados más “rupturistas” en el plano político, como pudieran ser Venezuela, Ecuador o Bolivia, con la inestimable concurrencia de Cuba, obviamente.

Esos procesos han resultado hasta ahora favorecidos por el relativo y temporal esquive de la crisis por parte de las principales formaciones sociales latinoamericanas, a través, entre otros factores, de la mayor vinculación comercial a China y la reprimarización de sus economías a que esa relación les obliga.

Sin embargo, tal proyecto previsiblemente será cada vez más liderado por Brasil, como potencia regional subimperialista y por tanto tendente a descartar las vertientes más progresistas de todo el proceso (ya se vio, por ejemplo, en su boicot al Banco del Sur propuesto por Venezuela, así como en su tendencia a anular el ALBA en favor de Mercosur).

La decadencia de la correlación de fuerzas en Venezuela y las tentaciones de vuelta al pactismo o al neodesarrollismo entre los sectores de la “boliburguesía” venezolana y del chavismo oportunista previsiblemente se acentuarán. ¿Se darán en breve batallas entre fracciones chavistas?[xii]. Si así fuera, y la opción popular y movimientista no saliera fortalecida, sería letal para los procesos de transformación social latinoamericanos, dado que Venezuela es el único país que ejerce un cierto contrapeso al subimperialismo brasileño.

Sin embargo, la coyuntura histórica abre una posibilidad sin precedentes a las sociedades latinoamericanas para ejercer el control de sus propios recursos (soberanía energética), que se harán cada vez más estratégicos en un capitalismo agónico, necesitado de energía fósil, agua, biodiversidad, minerales, etc.

De la conjunción de fuerzas sociales internas, y de la incierta capacidad de mantener por algo más de tiempo el crecimiento de estas formaciones, dependerá hacia dónde se decanten esos procesos (involución o aceleración de las reformas). También, en buena medida, influirá y no precisamente de manera positiva, la deriva del proceso cubano, el cual ante la obliteración de la vía socialista arrastra un cada vez mayor distanciamiento entre la población y las élites gobernantes, incapaces éstas de mejorar significativamente las penurias de la cotidianidad de un pueblo exhausto después de 54 años de agresiones y un bloqueo de medio siglo.

6. ¿Y las sociedades qué? Las disrupciones pendientes.

Para las sociedades del planeta el convencimiento de la creciente dificultad para el capital de generar progreso está todavía lejana. La mayoría de la población mundial bastante tiene con estar pendiente de su supervivencia.

Fuera de ello, resulta difícil percatarse de que el capitalismo bien puede estar en su fase senil, definitivamente degenerativa y de que esta crisis no es una crisis más, sino una que afecta a todas las dimensiones a la vez (de inversión, de financiación, de liquidez, de sobreacumulación, de recursos, de hegemonía, de población, de biosfera…). Una crisis civilizacional, de fin de la era industrial y del fosilismo energético.

Por una parte, en las formaciones centrales crecieron tres generaciones de personas identificando capitalismo con crecimiento, capitalismo con bienestar y capitalismo con democracia. Por otro lado, buena parte de las poblaciones de las formaciones periféricas se han mirado en el espejo del capitalismo keynesiano de las centrales como ejemplo de las posibilidades progresivas de este modo de producción.

Romper con todo ese imaginario no es cuestión ni breve ni baladí.

En las formaciones sociales semicentrales (de la periferia europea) la reacción ante el hundimiento social ha pasado por los grados de perplejidad (¿qué está pasando, no nos dijeron que éramos ciudadanos del Primer Mundo y que todo iba a irnos bien?), indignación (¿por qué de repente nos quedamos sin poder participar de la fiesta del consumo, de los recursos sociales de los que han disfrutado nuestros padres?) y protesta contra la propia exclusión. Más todavía no hay rebelión (de forma generalizada) contra el sistema que excluye crecientes contingentes de población.

En el núcleo duro de las formaciones centrales, de momento, con un por ahora más lento desmontaje del Estado Social, se desatan mayoritariamente soluciones individualistas, insolidarias (el Estado social para los nacionales, que no vengan inmigrantes, que se vayan), con revitalización de los nacionalismos excluyentes, del hermetismo fronterizo, de los racismos (¿también del fascismo?).

En las formaciones periféricas se había dado una extenuación de los sujetos antagónicos, cuando no su eliminación física y política en virtud de la “terapia de choque” policíaco-militar llevada a cabo. La subsunción ideológica terminó de hacer el trabajo a través de integrismos involutivos o ideologías étnico-religiosas excluyentes, para aquellos sectores y formaciones sociales al margen de las posibilidades de integración a través de la elevación de la calidad de vida en general, o del consumo en particular. En los sectores integrados o semi-integrados con cierto reformismo y calidad de vida, funge todavía el espejismo del ascenso personal, del consumo y el desarrollo social, según el viejo efecto de arrastre del capitalismo avanzado de las formaciones centrales.

Pero todo esto puede empezar a cambiar de forma tan rápida como contagiosa.

En Europa la implosión de la UE y la fractura del euro aparcarán pronto las dudas en los Estados periféricos sobre si continuar o no bajo el yugo de la moneda única. La cuestión radica en cómo se va a efectuar esa salida. Puede hacerse vía catástrofe, sin más remedio, o se puede realizar planificadamente (aunque cada vez queda menos tiempo para ello). Y mejor aún si se hace de forma coordinada entre varias sociedades, si son capaces de dar una nueva impronta al Estado, en pro de la soberanía monetaria, la cual pasa cada vez más necesariamente por la soberanía ciudadana y la democracia económica. La posible inminente asunción de gobierno por parte de Syriza en Grecia abriría una tenue aunque esperanzadora posibilidad en ese sentido.

Por otra parte, la decadencia de la productividad alemana se ha visto compensada hasta ahora por el mecanismo de acreencia-deuda generado con las formaciones periféricas europeas, lo que ha permitido aplazar el necesario ajuste bancario en Alemania y mantener mediante el gasto público pagado con esa deuda el ciclo de consumo. Sin embargo, el “desajuste” financiero-productivo en forma de crisis recesiva es sólo cuestión de poco tiempo para Alemania, mas no sin antes haber dejado un panorama europeo desolador.

Hacia qué lado bascule la reacción popular en Europa dependerá en alguna medida del pivote francés. La Banca francesa se ha mostrado mucho más poderosa que incluso la de países superavitarios, pero queda ahora altamente expuesta a los impagos. El deterioro de la condición social en Francia y su obligada “desconexión” de Alemania, provocarán una nueva sacudida social en el país que históricamente fungió de bisagra entre la restauración y la revolución en Europa, pudiendo activar, por tanto, insurgencias populares en el continente.

Ayudará a ello, sin duda, el fin del acuerdo sobre el reparto de la riqueza social entre las clases dominantes, con duras pugnas entre sí por apropiarse de la menguante tarta, que pasan por denuncias y acusaciones mutuas de corrupción (proceso del que el Reino de España es un ejemplo paradigmático),

A escala mundial, resultará de especial importancia la pérdida de hegemonía y rápido declive económico de EE.UU., altamente susceptible de deteriorar su liderazgo integrador de las potencias capitalistas. También se resentirá sobremanera su capacidad de integración de la población a través de las ventajas que suponía ser parte de la ciudadanía de la primera potencia mundial en el disfrute de una división internacional del trabajo comandada por ella, de cuya “renta imperialista” se beneficiaba también en diferente medida su población.

El estancamiento de procesos reformistas de las relaciones laborales y sociopolíticas en Estados que tienen elevados procesos de asalarización de su población (sin gran ejército de reserva ya, por tanto), es susceptible de conducir a olas de protesta e inestabilidad social, cuando no a serios estallidos sociales en ellos.

Los puntos calientes en el futuro inmediato podrían ser entre otros, en África, Suráfrica (82% de asalarización), Seychelles (81%), Mauricio (79%), Suazilandia (76%), Botswuana y Namibia (73%). Igual ocurre en otras formaciones asiáticas: Hong Kong (89%), Singapur (85%), Taiwán (75%), Malasia (74%), Corea del Sur (68%), Filipinas (51%), Sri Lanka (59%) o incluso Turquía (59%) e Irán (51%). Mientras que casi toda América Latina es un polvorín en este sentido.

Y a diferencia de lo que sucede en Europa, las poblaciones de esos países no tienen nostalgia del capitalismo. Nunca conocieron el capitalismo de rostro amable.

La Gran Depresión del siglo XXI no hace sino acrecentar las posibilidades de que se encienda la mecha social en esos lugares[xiii].

La implosión de la globalización y el principio del fin de la civilización industrial dejan a la humanidad ante una de sus más importantes encrucijadas desde su aparición en este planeta.

Nadie más que las sociedades organizadas, como sujetos colectivos amplios, tienen la clave para inclinar a su favor ese desenlace.

* Andrés Piqueras es profesor titular de Sociología y Antropología Social de la Universitat Jaume I de Castellón, miembro del Observatorio Internacional de la Crisis. Cofundador de la Academia de Pensamiento Crítico, que forma parte de la organización Socialismo21. Integrante también del Frente Cívico, Somos Mayoría. **

Notas

[i] Ver D. Graeber, En deuda. Una historia alternativa de la economía. Ariel. Barcelona, 2012.

[ii] W. Dierckxsens y A. Jarquín [Observatorio Internacional de la Crisis]. Crisis y sobrevivencia. Ante guerreros y banqueros. DEI. San José. 2012, pg. 40.

[iii] Así resumen Formento y Merino la situación:

“Definitivamente a partir de 1991 la fracción dominante fue la angloamericana (Citibank, HSBC, Lloyd’s, Barclays). Su proyecto estratégico es la aceleración de la crisis de la soberanía del estado nacional y el desarrollo de formas de soberanía global tendientes a la conformación del Estado-Red Global. A partir de 2000-2001, la fracción retrasada, fuertemente desarrollada al interior de los EEUU pero con menor desarrollo global (la fracción industrialista), logra compensar su debilidad en el terreno económico, desplegando una política militarista legitimada en la idea de la seguridad nacional. El Lehman Brothers no se cayó, en la lucha lo dejaron caer para que arrastrara a toda la banca de inversión a la crisis. En el propio territorio angloamericano estas fracciones necesitan perpetuar el viejo imperialismo de país central con rasgos fascistas. La caída de las Torres Gemelas era el medio para detener el avance de la fracción avanzada del capital financiero global y dinamizar el antiguo complejo industrial-militar norteamericano. La caída del Lehman Brothers guarda relación con la necesidad de desarticular la Red financiera global”. W. Formento y G. Merino, Crisis financiera global, La lucha por la configuración del Orden Mundial. Peña Lillo/Ediciones Continente. Buenos Aires, 2011,pg. 42.

[iv] Desde 2006 no se dan datos de la impresión de dólares. Ante la falta de confianza y de compradores, hay cada vez más sospechas de que EE.UU. compra sus propios Bonos del Tesoro a través de off shore hedge funds (para generar confianza). Haciéndose pasar por cliente extranjero. Los compra con dinero recién imprimido, sin valor real alguno.

[v] Varoufaquis lo ha llamado “El Minotauro global”. Y. Varoufaquis. El minotauro global. Estados Unidos, Europa y el futuro de la economía global. Capitán Swing. Madrid, 2012.

[vi] De todas formas, China, a través de la compra de materias primas, energía y tierras a los países periféricos, está transformando esos dólares-chatarra y capital ficticio en general, en riqueza real.

[vii] A IIN es la diferencia entre las compras de empresas y activos extranjeros por empresas propias, y las compras de empresas y activos propios por empresas extranjeras.

[viii] Ver GEAB, nº 74, en http://www.leap2020.eu/MAP4-esta-disponible-Anticipar-es-prever-para-actuar-por-Marie-Helene-Caillol-Sommario_a8111.html

[ix] Hay una esclarecedora síntesis del mismo en I. López, “Die Krisis”, en Diagonal, nº 188, pg. 22.

[x] R. Zibechi, “BRICS, pasos desde el Sur”, en Diagonal, nº 196, pg.28.

[xi] En cuanto a la integración, y si hay ocasiones en que es forzoso reconocer la importancia del individuo en la historia, ese es el caso de Hugo Chávez, a quien hay que hacer obligado homenaje en ese sentido, además de en la propia transformación experimentada por Venezuela.

[xii] Ver un excelente análisis de Javier Biardeau, “Venezuela: ¿era previsible una estrategia de desconocimiento de resultados luego del 14 de abril?”, http://alainet.org/active/63741

[xiii] Todo esto lo explica con detalle Dierckxsens, W. “Población, fuerza de trabajo y rebelión en el siglo XXI. ¿De las revueltas populares de 1848 en Europa a la rebelión mundial actual?”, en A. Piqueras y W. Dierckxsens, El colapso de la globalización. La humanidad frente a la gran transición. El Viejo Topo. Barcelona, 2011.

** En general, este artículo incluye temas que el autor desarrolla en un libro de próxima aparición, La opción reformista: entre el Despotismo y la Revolución. Una explicación del capitalismo histórico a través de las luchas de clase. En prensa.

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“Si este movimiento desemboca en una asamblea constituyente, los políticos quedarán cesantes”

276474_273161486038289_895686685_nChile vive una situación similar a la Española. Allí la casta política se ha desprestigiado por su total sumisión al poder financiero.

Gabriel Salazar, historiador y catedrático universitario analiza la debacle de los partidos en la siguiente entrevista.

No sabe en qué terminará todo, pero lo intuye: la vía está en la ciudadanía. Desde ese contexto explica la coyuntura, la verborrea de los discursos presidenciales que hablan de la calle, el hervidero de la organización de la gente común y corriente.

“El estado de la política nacional es una página más del espectáculo que ha dado la clase política civil chilena desde el Siglo XIX”, dice Gabriel Salazar. El historiador de izquierda, resume así la escena:

-Estas situaciones en que todos los políticos –en la perspectiva de una elección– en que se unen, se dividen, se aserruchan el piso, es un espectáculo que se viene repitiendo más o menos desde 1875 en adelante, y se produce entonces una especie de guerra de unos con otros que genera divisiones de partidos, pugnas internas que impiden que los partidos se muevan en una sola dirección y que es la tendencia que anima a toda la clase política en su conjunto de escalar posiciones dentro de la estructura política.

-¿Y esos son los síntomas de ahora?

-Esto se ha producido siempre en Chile, período tras período. A veces un poco más agudo, pero se ha repetido. Una característica es que todos los Presidentes en Chile se han quejado de que al final de sus mandatos los partidos que los han apoyado se han dividido o se han separado.

Quedan solos, abandonados y se dan cuenta que en Chile no existe el Presidencialismo, sino realmente distintas variantes del viejo Parlamentarismo que tantas veces se criticó. Y ese Parlamentarismo es producto de que los partidos se mueven por incentivos electorales y al acercarse a la elección, comienza esta pugna y se olvidan del programa del Presidente y los proyectos.

Los últimos gobiernos de la Concertación y Piñera han tenido menos trifulca en sus partidos que antes de Allende… pero el conjunto de la clase política da un espectáculo para la ciudadanía, y estamos viviendo una de las etapas más farandulezcas de toda la historia política parlamentaria de Chile. Pero esta es una enfermedad muy antigua.

-¿Con la misma transversalidad que vemos hoy?

-Eso también es histórico. Hay un espectro de 10 partidos y 7 hacen crisis.

-¿Y cómo ordena esta crisis en particular el contexto actual? Por ejemplo, si hablamos de la derecha. De una escena donde no estarán ni Novoa ni Larraín… 

-Todas estas movidas son reacciones individuales. Algunos quieren subir rápido las escaleras diciendo ‘yo voy a arreglar todo’, tipo Longueira. Otros se bajan, renuncian y se van para la casa.

Todos los políticos están lanzados en esta carrera de ascenso al poder. Y muchos también se quiebran y se retiran. Es curioso que dos de las principales figuras de la derecha se hayan retirado. La Matthei también anunció su retiro. Ellos mismos se asquean de lo que convulsiona por dentro a la política civil.

-Y eso vinculado a la relevancia que ha adquirido el movimiento social, ¿nos sitúa en qué nuevo escenario?

-Este espectáculo es el que ha producido los movimientos del electorado desde la derecha hasta la izquierda, pues el electorado, dentro de todo, muta sus orientaciones.

Por ejemplo,  cuando el electorado eligió a Arturo Alessandri Palma para su segundo gobierno y éste actuó con la derecha y se puso represivo, autoritario, capitalista y todo, el electorado se volcó a la izquierda y apoyó al Frente Popular y el Partido Radical. Luego se aburrió de los radicales y de los políticos en 1952 y votó por Ibáñez.

Pero fue tan escandaloso el gobierno de Ibáñez, desde el punto de la corrupción de los políticos, que buscó una salida por un hombre ético que no quería nada con los partidos, Jorge Alessandri. Después otra vez se buscó un hombre por la izquierda…

-Y ahora…

-Imagínate que la gente se haya aburrido de la Concertación y que haya ganado Piñera. Es un castigo a la clase política, a la liviandad y la relativa corrupción que hubo durante los gobiernos de la Concertación. La ciudadanía está hasta aquí –dice llevándose la mano derecha hasta la frente–. La gente ya no tiene en el espectro político dónde elegir, porque además el espectro político se ha achicado: la Concertación es neoliberal, la Alianza por Chile es neoliberal.

El Partido Comunista se puso a la cola de la Concertación y no es una alternativa real. Por eso que la ciudadanía está buscándose en sí misma. Y eso es lo más interesante del período que estamos viviendo.

Y eso explica el desarrollo y auge de las asambleas ciudadanas territoriales. Aysén triunfó frente al gobierno, Freirina también. Hay un lote de asambleas por todas partes.

-¿Esa elite que ha gobernado el país transversalmente puede ser reemplazada por los líderes de regiones?

-El problema es que están surgiendo movimientos ciudadanos de dos tipos. Unos que están liderados por los viejos actores sociales, funcionales, por ejemplo, la Confech de los estudiantes, la Anef, los trabajadores portuarios, los del cobre, los profesores un poquito y punto, porque la CUT no corre.

No es un movimiento social. Y por otro lado tienes estas asambleas ciudadanas territoriales que son un nuevo actor social, por lo menos del último siglo y medio que plantean sus puntos de manera mucho más radical incluso que los actores funcionales o gremiales.

-Por ejemplo…

-Lo que está haciendo Freirina, por ejemplo, es un verdadero ejemplo de una alternativa revolucionaria, porque se unieron como comunidad local, le doblaron la mano a Agrosuper, derrotaron al cuerpo especial de Carabineros, obligaron a movilizar a las comunidades del Huasco contra la Barrick. El Valle del Huasco se plantó frente a la Termoléctrica… o sea, están triunfando a todo lo largo del valle, y plantean que ellos deberían gobernar el valle porque lo conocen y saben lo que les sirve y lo que no les sirve.

Están planteándose la idea de reconstruir el Estado y el país a partir de autonomizar las comunidades locales, regionales… por eso es que llamaron a una junta nacional de asambleas ciudadanas territoriales. Incluso aprobaron no actuar acompañados o dirigidos o asociados a partidos políticos.

Todo en base a asambleas autónomas. En la medida que se asocien estos movimientos vas a tener un movimiento ciudadano con una tremenda fuerza cultural de autonomía, de gestión territorial.

Un país sin políticos

Salazar cree que en este escenario es poco y nada el espacio que les queda a los partidos políticos. Y casi nulo también el rol que pueden jugar. “Muy poco, como no sea la refundación”, dice y apunta a los salvavidas: “Pero refundados en el sentido de que las bases lo controlen.

O sea, que no aparezca esta posibilidad de que los líderes del movimiento se conviertan en  políticos profesionales y los políticos profesionales en clase política. Eso es lo que ha pasado en Chile. Y cuando surge la clase política, la soberanía desaparece porque los políticos se apropian de ella.

Tal como está ocurriendo con esta gente. Entonces están asustados porque son conscientes de este peligro. Y todos están tomando el lenguaje de estos movimientos. Y están asustados, porque si este movimiento desemboca en una asamblea constituyente donde el pueblo construya la constitución,  los políticos quedarán cesantes”.

-¿Y en este contexto, simbólicamente, cómo se ve la bajada de Camilo Escalona?

-Yo lo veo como un despecho personal. Porque su primera movida fue él  designar poco menos que los candidatos y él colocarse en la mejor posición posible. Lo que indica una actitud de controlar desde un centro burocrático, casi estalinista, la marcha de un partido y asumiendo él la designación de candidatos, lo que le debería corresponder al pueblo.

-Entonces esta crisis es estructural o tiene más que ver con caudillismos. ¿Pone un punto de inflexión?

-No hay dudas que la tendencia que ha tomado el movimiento ciudadano y el movimiento popular, esta tendencia a la autogestión, al ejercicio local de la soberanía es un proceso que viene de muy atrás. No viene del 2011. Viene desde la época de la toma de terrenos, el poder popular. O sea ese poder es el que enfrenta después a Pinochet en 22 jornadas de protesta.

Entonces, esta decisión es una cultura adquirida que viene de fines de los 60, pasó por los 70, los 80 y quedó como a la espera con los gobiernos de la Concertación. Pero quedó en la memoria, y la memoria no olvida y estuvo mientras la Concertación gobernó.

Y si le dieron carta blanca es porque la Concertación estaba compuesta de partidos que antiguamente eran socialistas, aunque a la altura del 2005 estaba clarito que eran todos neoliberales. Eso implica el reventón de los pingüinos. Y el reventón de las comunidades, el reventón del 2011 y las asambleas territoriales. Es una cultura que tiene 50 años.

-¿Y la caída de los líderes de la elite, del partido del orden, es tal? ¿Qué lugar ocupan en ese proceso?

-Ellos se dan cuenta que esto es un tsunami, lo tienen clarito. No se trata de un líder, no tienen a quien acusar ni a quien reprimir. Es una marea que se les viene encima. Por eso es que todos están apurados revisando sus propios discursos.

Tratando de agarrar las consignas. De hecho, lo que hizo este gobierno fue tratar de hacer un gobierno micro populista, absolutamente y ciento por ciento neoliberal. Lo revela el anuncio del bono para el tercer hijo. Eso es populismo, es una dádiva, una limosna, pero este gobierno tuvo que hacer eso porque la marejada va en esa dirección.

-Pero si ese discurso no es real la ciudadanía lo va a notar. ¿Qué pasará en un eventual gobierno de Bachelet?

-Ella era la única candidata que tenía la posibilidad de asumir seriamente esta marejada ciudadana que ya tiene 50 años de desarrollo, pero hasta donde yo me he dado cuenta, ella está más bien tratando de congraciarse con esta tendencia sin soltar la amarra con los partidos de la Concertación y sin soltar la amarra con la Constitución vigente porque ella planteó que lo de la educación lo iba a presentar como proyecto de ley al Congreso Nacional. O sea, al final son estos mismos campeones los que tienen que decidir al respecto.

Entonces la clase política intuye para dónde va esta marejada y está tratando de montarse en la ola, pero la gente no les cree. Lo que hicieron con Moreira lo encuentro último. Lo mandan al sur y lo sacan de un suácate para meter a un señor Kast, que probablemente es el delfín que están preparando para las próximas elecciones. ¿Por qué lo van a exhibir en Las Condes si no es por eso? Bueno, evidentemente Kast es un gallo equilibrado, buenmozo, tiene don de gente para relacionarse, entonces no es un Longueira,  no es un Golborne.

-¿Qué va a surgir entre la pugna de la ciudadanía y los partidos?

-El gallito lo va a ganar la ciudadanía, obviamente. Los políticos no pueden hacer nada contra un turbión que está tomando estas características. Los únicos que podrían pararlo son los militares.

Tendría que haber un nuevo golpe, pero un golpe muy distinto al anterior, el que fue fácil para ellos porque atacaron las organizaciones de izquierda, las cúpulas, los sindicatos, los partidos políticos… y los desarmaron, quedaron reducidos a nada.

Ahora es muy distinto porque aquí no hay partidos, no hay cúpulas. Es la masa ciudadana que se rige por una cultura distinta. Entonces ni una masacre callejera para la cosa. Yo creo que los militares no están en condiciones de dar un segundo golpe, pero al mismo tiempo el movimiento social va a tener que preocupase de los militares porque son los únicos que pueden pararlos.

-¿Le augura éxito a Marcel Claude?

-Claude está pisando fuerte. Está pisando mucho más fuerte que Arrate y los anteriores. No creo que vaya a ganar, pero va a sacar una votación contundente, y si se le suma a los otros, hasta la de MEO, vas a tener una votación alternativa que si la Bachelet no es capaz de parar va a ser muy potente. Pero yo creo que ella igual gana.

-¿Y usted vota?

-Sí.

-¿Le puedo preguntar por quién va a votar?

-Esta vez creo que no voy a votar. O voy a anular. O voy a poner puros garabatos. ¡Por primera vez en mi vida!

-¿Y antes, por quién votó?

-En general voté por la Concertación y una vez por Manfred Max-Neef. Pero ya me di cuenta que la salida política no son los candidatos alternativos. No se trata de talar un nuevo Allende. Aquí es la ciudadanía entera la que tiene que ser su propio candidato, ejercer soberanía.

Yo soy muy amigo de Marcel Claude, pero él por sí solo no va a resolver el problema. A esta altura me convencí, porque antes ¡Voté hasta por Frei! ¡apretándome la guata por la chupalla, porque no había otro! Pero esta vez me dan lo mismo estos señores, que saquen los votos que sea. La apuesta no está por ahí.

 

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Acerca del Frente Amplio y su puesta en marcha. Programa

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martínez

Es noticia la voluntad de muchas fuerzas políticas y sociales, así como de grupos de personas, acerca la imperiosa necesidad de construir un bloque social de progreso y de avance al objeto de frenar las políticas noeliberales y austericidas que las clases populares en el Reino de España, soportamos y sufrimos.

La historia nos enseña que en tiempos de graves crisis y posibles cambios las fuerzas progresistas y obreras del Estado Español, siempre, al menos desde que existen sindicatos y partidos se han unido. Así ocurrió con la Huelga General de 1917, primera huelga general española y que sumó a CNT y UGT, pero también al PSOE de entonces, muy diferente del actual y a fuerzas republicanas, que constituyeron una especie de frente político de apoyo, ante la profunda crisis social y lo podrido del corrupto régimen monárquico, del Pacto del Pardo. Posteriormente en 1931 las fuerzas republicanas burguesas y las obreras volvieron a unirse, no sin algunos problemas, al objeto de alcanzar la implantación de la II República, en el llamado Pacto de San Sebastian.

Con el Frente Popular de 1936, nuevamente surgió esta alianza y convivieron partidos burgueses republicanos, los socialistas y los todavía muy minoritarios comunistas. Tras el fracaso del movimiento insurreccional de 1934, que en Asturias fue una revolución, había que lograr ahora en la urnas frenar a una derecha antirepublicana y protofascista. La República no podía seguir en manos de la CEDA. En ese Frente convivieron liberales de la época, republicanos burgueses y fuerzas obreras. Por eso cuando ahora hay personas que plantean un Frente Popular y/o Amplio y lo plantean desde la hegemonía de tal idea, grupo o fuerza, se equivocan. Un frente popular se construye desde la igualdad y la inclusión, no desde la exclusión. El frente de 1936, lo fue de republicanos y de antifascistas. El de hoy pienso, lo debe ser junto a fuerzas politicas de izquierda transformadora, de antineoliberales y también de demócratas y de alternativos al régimen y por supuesto de republicanos.

En 1936, había una situación, ahora otra, pero en el fondo la misma idea de defender la libertad, la justicia, el reparto y el progreso social. La frontera debe ser el oponerse a la corrupción y al régimen corrupto de 1978 que a estas alturas, incluso nada tiene que ver ya con la transición inicial. Debe ser el bloque unitario, amplio cómodo e inclusivo, si, pero coherente también. Lo único pues que debe ser cumplido, respetado y obligatorio, es el programa. El programa debe ser la base y el acuerdo previo y en el hay temas clave como el de la deuda o el fin de las políticas de recorte social así como de subvención de los bancos privados. Pero también de construir un nuevo paradigma económico, la prioridad del empleo y la profunda y verdadera reforma fiscal y financiera, pero al objeto de controlar la economía y las oligarquías que dominan el reino. Es decir debe ser un programa antioligárquico y de reparto, con la inmediata supresión de las contra reformas que tanto el PSOE como el PP han implementado a lo largo de la llamada crisis.

Sin olvidar los aspectos políticos que pasan por recuperar las libertades e iniciar un nuevo pacto constitucional destituyente y dotarnos de una nueva ley electoral.

Pero no lo lograremos si de por medio hay descalificaciones. El invento nefasto de que querer gobernar para introducir cambios reales, es un paso al centro, es sencillamente suicida. Además todas y todos tenemos el mismo derecho a reclamar el frente amplio. Todos tenemos derecho a proponer la unidad ante las elecciones europeas, concretada en una candidatura unitaria ya. Unas elecciones que serán una oportunidad maravillosa para agrupar fuerzas y tener una victoria moral incluso efectiva frente al bipartidismo.

Para construirlo -el frente amplio- no dañarnos será bueno. No decir y tu más. Tampoco, lo de vamos a unirnos en la calle y ya veremos, dicho eso por personas que ocupan puestos de responsabilidad en gobiernos presidios por el PSOE resulta cómico. Es decir, vamos a no meter el dedo el ojo y a agrupar e incluir. Partiendo del hecho de que nadie deseamos ser compañeros de viaje y sabiendo que ciertas bolsas de votos en la abstención solo podrán ser recuperadas por personas que sean de la confianza de ese voto de defraudados y defraudadas.

No estoy dando consejos a nadie. Estoy y a las claras expresando mi opinión, con libertad como siempre. Pero como persona de izquierdas, permitaseme que también exprese desde las ideas de clase y de transformación social y socialista lo siguiente:

Desde tiempos de la primera Internacional, las fuerzas del movimiento obrero y lo que ahora llamamos también ciudadano o de las clases subalternas, tienen un programa máximo, es decir el socialismo o lo que es lo mismo, la sociedad sin clases y ni explotados, ni explotadores, hecho este el el que los socialistas -que lo somos- (no confundir con socioliberales) y todas las familias procedentes del tronco común de la primera internacional coincidimos. Así como un programa mínimo. Este programa, lo es de transición y al objeto de solucionar los males y la explotación que la clase obrera sufrimos y las clases populares en su conjunto igualmente.

Ahora, en estos tiempos, este programa se define mayoritariamente como antineoliberal. Nuestro principal problema es la desconfianza y el sectarismo. También las peleas entre hermanos y hermanas proletarias, que según Marx es un concepto también de ideas y de alianza, no solo de cuna. Resulta curioso como muchas personas en lugar de alegrarse de que surgan iniciativas tendentes a engrosar las filas de los dispuestos a enfrentarse al sistema, aunque sea solo comenzando por un programa mínimo, se enfaden y les recriminen siempre algo. Les exijan algo así como el programa de perfección. Había gente que criticaba a Salvador Allende, un socialista, por ser decían muy moderado y la derecha le organizó un golpe de estado y Allende murió defendiendo la legitimidad de la Unidad Popular. No es pues el que se cree más radical el que lo es, sino el que con su acción y difusión de las ideas provoca al opresor y consigue mejoras sustanciales para las clases pobres, como hizo Hugo Chávez, con un programa de tránsito hacía el socialismo.

Por tanto en lugar de dudar construyamos. Además no podemos decir que nosotros -ciertos movimientos y ciertas personas- somos lo nuevo y otros lo viejo. Lo viejo es el liberalismo y lo nuevo lo que está por llegar el socialismo.

También hay que ser impacientes, si , pero para organizarnos  frente al régimen corrupto que sufrimos en el estado español y frente a la dictadura de los mercados -que muchas llevamos más de doce años denunciando, siendo Ramonet el autor de este término- así como frente a la tiranía de la deuda y el objetivo de déficit, preceptos ambos que el articulo espuriamente modificado de la Constitución, impone, es decir el 135. Todas y todos no podemos pensar igual, pero si estamos de verdad por un frente popular, por un frente de izquierdas deberemos coincidir. Las victimas de la crisis, no podemos esperar más.

Tampoco olvidemos el internacionalismo y la ubicación de este Estado en el panorama internacional. Posición de fuerza ante la Unión Europea y debate sobre el euro y sus profundas negatividades. Alianza social y antineoliberal con el Sur de Europa. Defensa de la soberanía tanto popular como estatal. Mirada hacía América Latina, pues entre otras muchas consideraciones de tipo político y afinidad ideológica, Los necesitamos. Eso, programa.

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La Opción Electoral

187218058_640Monserrat Galcerán ,Catedrática Emérita de la Complutense y Activista Social.

Para tener posibilidades de ganar, la propia gestación de la alternativa tiene que ser ya amplia y democrática. Si no, los partidos o grupos que surjan no serán más que un remedo de lo que ya hay y, por consiguiente, serán incapaces de propulsar la revolución democrática que necesitamos


Desde los primeros días del 15M, la pregunta por si nos convertiríamos en partido y nos presentaríamos a las elecciones ha sido una constante. Mientras que en todas las plazas se repetía el “No nos representan” y se buscaban otras formas de hacer política, los medios repetían una y otra vez esta cuestión, sin advertir que la capacidad de sorpresa del movimiento recaía en su fuerza para unir y tejer encuentros en un ambiente de interpelación directa.

Han pasado dos años desde entonces. En el movimiento han ganado peso las personas ya organizadas políticamente y se ha debilitado la presencia de las no previamente politizadas. Está surgiendo una nueva generación política, empeñada en mil proyectos y capaz de combinar política institucional y política en la calle.El objetivo debería ser abrir un proceso de innovación y democratización política que institucionalice formas de democracia directa y participación activa como formas normales de gestión

Y sin embargo de nuevo surge la pregunta por las elecciones; surgen sectores activamente interesados en pasar por la prueba de las elecciones. Sus razones pueden sintetizarse en tres argumentos:

Primero. Tras dos años de movilizaciones, no hemos encontrado el más mínimo eco en las autoridades gobernantes y poca acogida en las filas de los políticos profesionales. El PP está cerrado en banda a cualquier propuesta que venga de la calle. Los partidos del centro escuchan e incorporan algunas demandas de forma totalmente oportunista. Y sólo algunos partidos pequeños se muestran receptivos a los movimientos.

IU tiene una actitud más que ambivalente. Como mucho se plantean posiciones ‘regeneracionistas’ que hay que leer como intentos de cooptación de las personas más destacadas, pero poco más. ¿Es esto suficiente? No, puesto que la crítica tiene mucho más recorrido que estas tímidas propuestas.

Segundo. El bloqueo por parte del Gobierno y la falta de interacción suponen un rechazo tajante hacia cual­quier incremento de la democracia en nuestro país. En un momento en que se exigen continuamente sacrificios, a la población se le niega cualquier atisbo de participación en las decisiones políticas. Eso genera una situación insostenible y llama a gritos a la desobediencia civil.

Tercero. En este contexto algunas voces nos urgen a repensar la vía electoral. Parece que no baste seguir movilizándonos en la calle, sino que tenemos que dar el salto a las instituciones con una forma de organización política que se presente a las elecciones intentando ganarlas.

Hasta aquí el relato resulta relativamente coherente pero me plantea varios interrogantes. El objetivo de una formación política es presentarse a las elecciones y ganarlas. Luego, al menos en una primera fase, no va a intentar cambiar la legislación sino adaptarse a ella y, lo que es más importante, no pone en cuestión el propio sistema de representación.

Por consiguiente, en el caso de que optáramos por adecuarnos a esta vía debería haber un compromiso formal de que el objetivo no es ganar las elecciones para ganar el poder y/o posicionarse en el Parlamento, sino que el objetivo es abrir un proceso de innovación y democratización política que institucionalice formas de democracia directa y participación activa como formas normales de gestión.

A su vez esta formación debe ser radicalmente nueva, formada por personas integrantes de los movimientos. Su constitución debe ser abierta y no secretista, debe ser refrendada en las plazas y espacios del movimiento y, si se llegara a ello, la decisión debe ser tomada como resultado de una amplia deliberación.

Habrá quien considere estas puntualizaciones innecesarias. Quien
siga pensando en crear un nuevo partido al viejo estilo, centralizado y organizado verticalmente, cuya capacidad de acción se base en la confianza hacia los dirigentes.

Creo que es un error. Por muy bienintencionados que sean estos y por mucho modelo de Estado que tengan en su cabeza, la reapropiación de la política por los/as ciudadanos/as movilizados/as es una novedad demasiado importante para que la menospreciemos.

Para tener posibilidades de ganar, la propia gestación de la alternativa tiene que ser ya amplia y democrática. Si no, los partidos o grupos que surjan no serán más que un remedo de lo que ya hay y, por consiguiente, serán incapaces de propulsar la revolución democrática que necesitamos

 

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SALIR DEL EURO

Manifiesto

Por la recuperación de la soberanía económica, monetaria y ciudadana.

images 3La dramática situación social y económica en la que está hundida nuestra sociedad exige una política capaz de crear las condiciones para salir de la crisis. Es una necesidad urgente. El tiempo se ha convertido en un dato primordial por los riesgos de agravamiento y degradación que existen, por el enorme sufrimiento social que provoca la persistencia de las políticas de ajuste, austeridad y privatización de lo público.

La red en la que estamos atrapados  está conformada por un nivel de paro catastrófico, por un endeudamiento del país frente al exterior imposible de afrontar y por una evolución de las cuentas públicas que conducen a la quiebra económica del Estado. Más de 6 millones de parados, más de 2,3 billones de euros de pasivos brutos frente al exterior, y una deuda pública de casi un billón de euros, creciente y próxima al 100% del PIB,  son datos que definen un desastre inmanejable, ponen en peligro la convivencia y derruyen derechos sociales fundamentales.

Una crisis de esta envergadura tiene causas complejas y múltiples, desde la crisis  general del capitalismo financiero hasta el despilfarro y la corrupción propios, pasando por un sistema fiscal tan regresivo como injustamente aplicado, pero aun a  riesgo de simplificar el análisis para desentrañar  las soluciones, hay que atribuir a la incorporación de nuestro país a la moneda única la principal razón de esta desoladora situación.

Como ahora se reconoce, no había condiciones  para implantar una moneda única  entre países tan desiguales económicamente sin ir acompañada de una fiscalidad común. Su creación implicaba, por otra parte,  un marco propicio para implantar políticas regresivas y antisociales de todo tipo según la doctrina neoliberal, que ha tenido en  la construcción de la Europa de Maastricht su máxima expresión.  Como se calibró en su momento, el Estado del bienestar no es compatible con la Europa de  Maastricht.

Con la incorporación al euro, nuestro país perdió un instrumento esencial para competir y mantener un equilibrio razonable de los intercambios económicos con el exterior, como era el control y manejo del  tipo de cambio con respecto al resto de las monedas. Por otra parte, hubo una cesión de la soberanía al BCE en cuanto a la creación de liquidez y aplicación de la política monetaria, una institución dominada desde los orígenes por los intereses del capitalismo alemán.

Como no podía ser de otro modo, el retraso y la debilidad de la economía española frente a  otros países y la rigidez absoluta impuesta por el euro llevaron a lo largo de la década del  2000 a un déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente abrumador. Se registraron unos desequilibrios insostenibles, como también les ocurrió a otros países como Grecia y Portugal, apresados en la misma trampa. En los 14 años transcurridos desde la creación del euro en 1999 hasta el final del 2012, el déficit exterior acumulado fue de casi 700 mil millones de euros, que hubo de financiarse endeudándose con el exterior.  Las entidades crediticias y las empresas españolas demandaron más de otro billón de euros de recursos para sus planes de inversiones en el exterior, principalmente en América Latina.

Hasta el año 2008, en que se desató la crisis financiera internacional,  por las facilidades extraordinarias de financiación, el país vivió un sueño, como drogado, alimentando la burbuja inmobiliaria y ajeno a los problemas que se habían gestado. En ese año, todo cambió radicalmente, los mercados financieros se cerraron, por los canales no fluía la liquidez y la situación de cada deudor pasó a examinarse con rigor. Con el  cambio abrupto en la posición deudora de nuestra economía frente al exterior, los pasivos brutos pasaron de 540 mil millones al final de 1998 a 2,2 billones en 2008, el país entró en quiebra y sobrevino una profunda recesión que a todos los efectos sigue vigente.

El sector público se resintió profundamente desde entonces, incurriendo en un déficit desorbitado por la caída drástica de los ingresos, reforzada por el estallido de la burbuja inmobiliaria. El Estado, sobre el que acaban descargando todas las tensiones de las administraciones públicas, ha necesitado  de centenares de millones de euros, obtenidos con la emisión de deuda pública en los mercados interior y exterior, ante la imposibilidad de la financiación directa por la autoridad monetaria.  Al final de 2007,  la deuda en circulación del Estado era de 307.000 millones de euros, el 37% del PIB. Al  final de 2012 había subido a 688,000  millones,  el 65% del PIB, y sigue aumentando como corresponde a la evolución deficitaria de las cuentas públicas.

Desde que se admitió la crisis, la política económica ha tenido unos rasgos básicos inamovibles. La pérdida de competitividad de la economía española ha servido de excusa para aplicar a rajatabla las recetas neoliberales y se ha tratado de compensar con el llamado “ajuste interno”, un proceso dirigido a disminuir los salarios y facilitar los despidos para abaratar los precios de las mercancías y servicios españoles, desde el momento en que la vía natural e histórica de la devaluación de la moneda está cegada por el euro. Ajustes, contrarreformas laborales y recortes continuos jalonan la política de los últimos años. Por otra parte, la mal denominada austeridad se ha impuesto brutalmente en la política fiscal, como exigencia de los poderes económicos, haciéndose de la lucha contra el déficit publico el talismán engañoso  de la solución a la crisis.

Esta política ha producido un retroceso social muy doloroso, ha impulsado inconteniblemente el crecimiento del paro y, lo que es fundamental, es inútil. El país se desliza sin freno y  se despeña hacia una fosa profunda. Los determinantes de la crisis siguen intactos cuando no degradados. Los pasivos  exteriores no pueden disminuir sin que se registre un excedente de la balanza de pagos, cosa prácticamente inalcanzable para una economía bastante derruida y de escasa  competitividad,  y la pesada carga de deuda pública no dejará de crecer hasta que se diluya el déficit público, algo que el propio gobierno no alcanza a vislumbrar. La desconfianza es general.

La sociedad en una encrucijada.

¿Cómo superar el desastre? La alternativa a la crisis que defiende la Troika y abiertamente el PP pasa por profundizar  en los ajustes,  en la  austeridad y en la destrucción de lo público. La economía española, como ya le ha ocurrido a Grecia o Portugal, cae por el precipicio y se desfondará en el abismo,  con unas consecuencias sociales dramáticas y riesgos políticos de todo signo.

El PSOE, copartícipe activo en el actual diseño económico y social, finge ahora un desacuerdo con el PP y critica su  política suicida, pero sigue amarrado al criterio de que el euro es irreversible.

Las direcciones de los sindicatos mayoritarios, una vez contrastado el error de cálculo cometido con el  sí crítico a Maastricht, denuncian ahora el actual estado de cosas, pero no están en condiciones de proponer medidas anticrisis realmente efectivas ya que no cuestionan con coherencia la Europa construida.

Otras fuerzas, organizaciones y autores de la izquierda critican  la Europa actual y proponen cambios bastante utópicos y proyectos sin fundamento, dado el carácter irreformable de la Europa surgida, sobre todo después de la ampliación de la zona euro al Este. A las carencias originales de la moneda única se añade el peso que ha cobrado Alemania como país hegemónico y la realidad de una descomposición de Europa, aprisionados algunos países en deudas impagables. La imprescindible y urgente necesidad de romper con las ataduras de los Tratados europeos no puede paralizarse ni ocultarse tras propuestas de proyectos de otra naturaleza. Por deseable que sea otra Europa, es ahora inviable, requiere de bases en que sustentarse bien distintas y de la soberanía perdida de cada Estado.

El fracaso del proyecto de construcción  de Europa es inocultable, con independencia de que no sea posible determinar cuándo y cómo se desbaratará la insostenible situación existente.

A los firmantes de este manifiesto  nos parece claro que la Europa de Maastricht no podrá sobrevivir con su actual configuración, tras  los desastres y sufrimientos que ha causado, además de vaciar de contenido la democracia y sustraer la soberanía popular.

También afirmamos que nuestro país no puede salir de la crisis en el marco del euro. Sin moneda propia y sin autonomía monetaria es imposible hacer frente al drama social y económico, tanto más cuanto que la política fiscal también ha quedado anulada con el Pacto de Estabilidad, alevosamente constitucionalizado.

Es precisa una moneda propia para competir y una política monetaria soberana para suministrar liquidez al sistema y estimular una demanda razonable. Y esto como primera condición ineludible, pero en modo alguno suficiente, para poder desarrollar una política avanzada de control público de los sectores estratégicos de la economía, entre ellos la nacionalización de la banca, de reconstrucción del tejido industrial y agrícola, de defensa  y potenciación de  los servicios públicos fundamentales con un poderoso y progresivo  sistema fiscal, de amortiguación de las desigualdades y distribución de la riqueza, del reparto del trabajo para combatir el paro, de  derogar las contrarreformas laborales y de las pensiones, de respeto en serio al medio ambiente, etc., y de  abordar un proceso constituyente que permita recuperar y profundizar la democracia. Por todo ello hay que despreocuparse transitoriamente del déficit público, olvidarse de hacer propuestas imposibles al BCE y dejar de añorar a la  Reserva Federal o el Banco de Inglaterra cuando se puede disponer del Banco de España como  institución equivalente.

El montante de la deuda externa es impagable. Su mayor parte es deuda del sector privado, y corresponde a sus agentes resolver los problemas que se presenten, incluido el sector financiero,  muy comprometido. Por ello rechazamos toda operación de “rescate” de nuestro país y por la misma razón consideramos como deuda completamente ilegitima la contraída por el Estado para proporcionar fondos de salvamento a las entidades crediticias que no hayan sido nacionalizadas.

Con respecto a la deuda pública, el Estado debe realizar una profunda reestructuración de la misma (quita, moratoria, conversión en moneda nacional) que alivie la presión abrumadora que soportan las cuentas públicas. En otro caso, puede darse como irremediable la quiebra del Sector público.

No se nos escapan los problemas y complejidades de los pasos que proponemos, entre otros limitar la libre circulación de capitales. Tampoco nuestro análisis nos impide colaborar en acciones, propuestas y movilizaciones con aquella parte de la ciudadanía y sus organizaciones que, bajo el efecto del bombardeo mediático al que somos sometidos o por otros motivos, aún no comparte nuestra opción ante la  encrucijada en que estamos y la necesidad de romper el nudo gordiano del euro. Sin embargo,  ante el desastre que nos envuelve y ante las causas profundas que lo promueven y agudizan,  no podemos mantenernos mudos ni evasivos.  A nuestro entender, hoy la sociedad española, que ya ha entrado en una agonía prolongada y sin esperanza, no dispone de otra  elección que salir del euro para impedir el hundimiento definitivo del país.

Recuperar la soberanía económica perdida, hacer efectiva la soberanía popular, requiere desprenderse de los dogales que nos paralizan, encarar la cruda realidad y dotarse de los medios para trazar un proyecto de supervivencia que, con todas sus dificultades, puede representar también una gran oportunidad para  crear una sociedad soberana, próspera, justa, solidaria, democrática, ecológicamente responsable  y libre.

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Salida de la UE, vía sur

SEDANO-150x150Marcos González Sedano

El régimen español se tambalea, y las castas surgidas del proceso constitucional de 1978 intentan apuntalarlo con un Pacto de Estado. Sindicatos mayoritarios, partidos políticos y la propia Casa Real, demandan ese acuerdo. Ellos han tomado nota, y saben que en el imaginario colectivo de los ciudadanos,  el “NO NOS REPRESENTAN” tiene formas, cuerpos y expresiones, que han puesto sobre el tablero de juego el jaque al régimen. Aún así, nosotros los de abajo, seguimos sin encontrar el camino para tumbar al gigante (si lo fuera).

No terminamos de ver que todas las movilizaciones, tienen que tener como objetivo el cambio de régimen. Las luchas que estamos desarrollando deben llevar el germen de lo nuevo. Nos toca huir de los corporativismos, universalizar las reivindicaciones, cuestionar el modelo de desarrollo, hablar del reparto de la riqueza que generamos, conquistar la gestión de lo público y lo común,  e ir a la democracia de los de abajo.

Por otra parte, el proceso de configuración de la Unión Europea nos ha demostrado que avanzar en espacios de democracia y justicia social, dentro de ella, es imposible. La UE se ha ido construyendo a la medida de los mercaderes y castas políticas nacionales, sobre la base de la expropiación de los bienes materiales e inmateriales de la mayoría de los ciudadanos.

La UE es un poder fáctico en manos de las élites. De ahí, que al mismo tiempo que nos planteamos el cambio de régimen, debemos poner encima de la mesa nuestra salida del Euro y de la UE. En ese camino tiene especial importancia el papel que jueguen los ciudadanos de los países del Sur, que han sido llevados por las élites europeas al borde de la indigencia.

Los pueblos del Sur estamos llamados a buscar puntos de encuentro, de resistencia y solidaridad compartida.Podemos construir una Vía Sur, como opción socioeconómica a la imposición del modelo capitalista del Norte: abandonar la UE Vía Sur, es una oportunidad de hacer posible nuestros sueños.

Desde abajo, construyendo nuestra democracia y compartiendo objetivos.

 

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Lo que se hunde y lo que puede flotar

Carlos_Martinez_presidente_Attac_EspanaCarlos Martínez

El reino de España vive en estos meses el hundimiento, lento pero constante del bipartidismo. Una Constitución quemada tras la modificación a traición y espaldas del pueblo del artículo 135 que pone a bancos y deuda por encima de los derechos humanos.

La corrupción de los profesionales de la política, desde las instancias de la Jefatura del estado a los partidos gobernantes del turno o nacionalistas de derechas. Las medidas de recorte y austeridad (austeridad para las clases populares, que no para los oligarcas) que además el nuevo 135 consagran, han sido los torpedos que lo están consiguiendo.

Pero el pesado acorazado del Régimen tiene sus posibilidades de seguir a flote, si no perseveramos y además lo hacemos correctamente. En primer lugar las encuestas señalan que PP y PSOE siguen bajando a pesar de sus esfuerzos por despistar y del apoyo mediático que sigue manteniendo de forma machacona la ficción bipartidista e ignorando al resto, excepto a CiU en ocasiones.

En segundo lugar las campañas propagandísticas en torno al heredero y su multi-operada de cirugía estética (a nuestra costa) consorte e hijas (que por cierto no pueden reinar).  El “joven” militarote muy preparado, dicen, ya está listo. Mientras a pesar de abundante “salsa rosa” destinada a buscar chivos expiatorios como el yernísimo. La censura en lo importante, a saber negocios reales, sigue vigente.

En tercer lugar, los votos que pierde el PP e incluso algunos del PSOE van a parar al partido “atrápalo todo” Unión Progreso y Democracia (UPy D) verdadero partido trampa y engañabobos. Liderado por alguien que lleva treinta años de cargo público en cargo público, sin embargo tiene la desvergüenza de criticar a los políticos. Lo cierto es que la oligarquía y el más rancio y reaccionario españolismo, ya tienen quien les ampare. UPyD sube como la espuma y eso es una mala noticia para las clases populares.

En cuarto Lugar Izquierda Unida a quien las encuestas otorgan una horquilla entre el 13 y el 17% no es capaz de articular en torno a ella todo el voto de la izquierda y si bien avanza mucho y ello es buena noticia, no lo hace suficientemente. En lugar de eso crece la abstención. Por tanto algo más debe reflexionar el aparato de la Coalición y sobre todo es responsabilidad también suya encontrar y buscar soluciones ampliamente aceptables. Por ejemplo expandir el modelo gallego. IU, su dirigencia, debe decidir si aun creciendo, su voluntad es situar a Chacón o Madina en la Moncloa o bien posibilitar la gran coalición de facto PSOE –PP tal vez con CiU, incluso UPyD o bien que logremos entre todas y todos un gobierno de progreso y de cambio real y antineoliberal.

En quinto lugar este fin de semana ha transcendido una noticia que ciertamente me preocupa y es el acuerdo de Equo con los Verdes Alemanes, fundamentalmente. El actual partido verde alemán es un partido ecologista de centro, como mucho y cada día más liberal. Gobierna antes con la CDU la democracia cristiana de Merkel que con Die Linke, a la que constamente fustiga. Cuando gobernó con la socialdemocracia del SPD, aplicó recortes y practicó políticas neoliberales. No veo lo positivo del acuerdo con los alemanes, que además le pueden exigir, como sabemos ya ocurrió en el pasado, concurrir al margen de un frente amplio. Equo debe elegir sus socios y su política (no soy yo quién para decir nada), pero si advierto lealmente, que puede elegir el camino gallego (en Galicia es socio de AGE) o bien el verde-alemán y en ese caso, actuará por libre y frente a las izquierdas. Como digo en mi blog,”No he de callar por más que con el dedo…” Parafraseando a Quevedo.

Igualmente están surgiendo como setas alternativas unitarias. Cada uno construimos nuestro Frente Amplio y similares. Pues bien vamos a unir los Frentes Amplios y Convergencias desde abajo. Todo es desde abajo, aunque la argamasa sean élites activas, organizadas y ya concienciadas. Al fin y al cabo, frentes de organizaciones y de “multiactivistas”. Lo cual es un hecho, por tanto lo que entiendo hay que hacer es ponerse manos a la obra y comenzar a reunirnos.

Como la realidad es la que es, al menos dos noticias positivas y es que a principios de Junio van a haber al menos dos encuentros estatales, al objeto de reflexionar y buscar construir la hegemonía social imprescindible. Pues bien, vamos a inter-actuar y lograr algo positivo.

Si no ampliamos miras y esfuerzos, dejamos de lado espejismos a veces trufados de ambiciones personales y no buscamos la mayor convergencia posible y soy realista, digo posible, la derecha, los socioliberales y los engañabobos volverán a vencer y mientras tanto podremos seguir buscando la unidad. Siempre habrá quien en posesión de la verdad y más unitario que nadie, concurra a las distintas procesos electorales, algunos ya cercanos, por su cuenta.

Bueno con eso cuento, que diría aquel, pero lo cierto es que tenemos la mayor posibilidad que hemos tenido jamás de cambiar este Estado ante nuestras narices con el fin de poder ejecutar políticas anti-oligárquicas y contra la “austeridad”, en favor de las clases populares, que jamás hemos tenido. No lo dejemos pasar o nuestros hijos se quedan sin derecho a jubilación. Siempre les quedará emigrar a Alemania o Brasil y a los demás jubilarnos con setenta años.

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Cae otro tabú : Desde Grecia nos invitan a una Alianza contra el Euro y la UE

images (1)INICIATIVA CONTRA EL EURO EN ATENAS 
 25 y 26 DE MAYO
La ruptura con la UE es una condición para la toma de medidas necesarias como la nacionalización del sistema bancario, de la energía y otros sectores socialmente vitales, para ponerlos bajo control democrático y obrero.
Esta ruptura también es indispensable para la ampliación de los derechos laborales,  el aumento de los salarios y la redistribución de la riqueza, así como para la reestructuración del sistema económico para que cubra las necesidades de la mayoría social.

Nos dirigimos a vosotros en nombre de la Iniciativa en contra del Euro y de la Unión Europea.

Nuestra Iniciativa se creó en Atenas en Julio de 2011, con los siguientes objetivos:
Generar un debate amplio y abierto sobre la necesidad de la inmediata salida de Grecia del euro y la Unión Europea, como condición imprescindible para la supervivencia del pueblo griego frente al empobrecimiento diario, y para iniciar un camino en dirección anticapitalista.
Contribuir a la creación de un movimiento popular masivo que derrocará la “maquinaria de la deuda” y  luchará por la ruptura con la UE, llevando a Grecia a una salida de la misma.
Desde la entrada de nuestro país en la Comunidad Económica Europea en 1981, y especialmente tras nuestra incorporación a la Eurozona y la adopción del euro, Grecia ha perdido gradualmente todas las posibilidades de desarrollo autónomo.
La política y las directivas de la UE han resultado en el encogimiento industrial, la reducción de la producción agrícola, la privatización de infraestructuras y empresas públicas, sentenciando al país al parasitismo y la supervivencia a base de subvenciones y préstamos.
Ahora, la UE presenta a Grecia como culpable de la crisis capitalista internacional, difama al pueblo griego tachándolo de vago, le niega la última oportunidad de sobrevivir, para “satisfacer las demandas de los prestamistas y los mercados”.
La ruptura con la UE es una condición para la toma de medidas necesarias como la nacionalización del sistema bancario, de la energía y otros sectores socialmente vitales, para ponerlos bajo control democrático y obrero. Esta ruptura también es indispensable para la ampliación de los derechos laborales,  el aumento de los salarios y la redistribución de la riqueza, así como para la reestructuración del sistema económico para que cubra las necesidades de la mayoría social.
Al mismo tiempo queremos que esta ruptura se extienda más allá de nuestra región, por los pueblos y países de Europa. Un nuevo proceso de internacionalización anticapitalista que se basará en la solidaridad, justicia e igualdad, sobre la base de los trabajadores y de los intereses populares, que sirva a la causa de la liberación social universal.
En medio de la crisis capitalista, el ataque desatado no sólo afecta a la clase obrera y los países de los “PIIGS” –como nos llama la UE-, sino a todos los países y todos los pueblos de Europa.Esta nueva situación es la negación más grave de la democracia conquistada por los pueblos de Europa desde el final de la Segunda GuerraMundial.
Desde el 1 de Enero de 2013 se estableció oficialmente el “pacto financiero” (TSCG) como marco firme para todos los países de la Eurozona y la Unión Europea. Este marco se ha incorporado a la Constitución de cada país, anulando así las Constituciones nacionales.
El “Dachau” financiero requiere una vigilancia constante y un mecanismo de control de la UE de las finanzas públicas de cada país con el fin de: a) mantener el equilibrio presupuestario con límite máximo de déficit del 3% del PIB, y b) la introducción del freno de la deuda pública, que no podrá superar el 60% del PIB. En caso de exceder el límite, cada país se compromete a reducir su deuda en un 5% anual. De lo contrario habrá sanciones y medidas en su contra.
De forma dictatorial, y sin el conocimiento de los pueblos, se impone un memorándum general a todos los países de la Eurozona y la UE.
Las reglas sangrientas de la austeridad y el empobrecimiento de la sociedad, porque de esto estamos hablando, serán la única política económica autorizada, independientemente de lo que elijan o voten los ciudadanos.
Los ciudadanos europeos se transforman radicalmente en esclavos de los bancos, los mercados financieros, las multinacionales y su organización burocrática basada en Bruselas.
El tratado de estabilidad, coordinación y gobernanza (TSCG), el control presupuestario y las políticas salariales de los Estados miembros, y la supervisión de los bancos por parte de la UE no garantizan los derechos políticos, las libertades democráticas y las conquistas sociales, sino que condenan al hambre y el suicido a causa de la desesperación. Representan la abolición de toda legitimidad constitucional, todo derecho social y humano.
El “experimento griego”, tras una docena de intervenciones de “salvación”, hundió el país en una recesión comparable solo a la de períodos de guerra.
El 60% de la población se encuentra efectivamente por debajo del umbral de la pobreza, hay 1,5 millones de parados, miles de despidos al mes, un suicidio al día, 40000 hogares sin electricidad, millones de hogares (el 60% del total) sin calefacción, niños que mueren en los hospitales porque la Troika corta gastos “innecesarios” cerrando Unidades de Cuidados Intensivos. Son víctimas de una guerra financiera declarada por la UE contra los Estados miembros. Y se le concede el Premio Nobel de la Paz.
Durante los últimos 4 años, instituciones que están más allá de cualquier control democrático o público, como el BCE y la Comisión Europea, imponen un sistema de tutela a los pueblos de Irlanda, Hungría, Rumanía, Grecia, Italia, España, Portugal, Chipre etc, con la colaboración activa de la clase dominante de estos países.
El principio según el cual “la soberanía acaba donde empiezan los requisitos de los usureros internacionales” reduce los países que reciben ayudas a la categoría de protectorados.
En Atenas, Lisboa, Dublín o Madrid, los “hombres de negro” de la troika, los grupos de trabajo del BCE y la Comisión Europea, desmantelan los organismos públicos y los servicios sociales, y supervisan la recaudación de impuestos sangrantes, otorgando sus rendimientos a las instituciones financieras; dictan medidas de reducción de los ingresos; planean la venta de los terrenos públicos y privados, de las infraestructuras y las empresas, de todos los recursos naturales y riquezas nacionales; exponiendo al público las relaciones neocoloniales a las que se someten los países de la periferia.
Los gobiernos se sustituyen por “tecnócratas” del BCE sin ninguna legitimidad democrática, y cuando se sospecha que los pueblos puedan poner en duda los memorándums votando en contra, se responde con una cruda intervención sobre la política interior del país y amenazas económicas de proporciones bíblicas.¿Cómo llamamos a esta forma de gobierno de los pueblos sin los pueblos?
La estructura de la UE, que se constituye con los memorandos, el “pacto financiero”, la legislación para el gobierno económico (6 pack, 2 pack) etc, no lleva a la recuperación de las economías nacionales, y nunca tuvo este objetivo. En cambio, dirige al empobrecimiento de las economías y los Estados, fragmentándolos en pezados disueltos fáciles de saquear (las  Zonas Económicas Especiales). ¡
La calidad de vida de millones de personas se reduce a recursos humanos cuya existencia o no será determinada por comparación con los costes laborales unitarios en China!Esta nueva situación confirma una vez más nuestra tesis de que la condición inicial para una salida de la crisis en Grecia que vaya a favor del pueblo es la doble salida del euro y la UE, acompañada por la eliminación unilateral de la deuda, tanto a los grandes bancos como a los “mecanismos de apoyo” de la UE.
Promover esta demanda de ser indisciplinados contra las medidas injustas que nos impone Bruselas es necesario para que la lucha por defender las conquistas democráticas y sociales no se estanque y tenga perspectiva.
La “Iniciativa en contra del Euro y la UE” invita a un encuentro internacional para debatir-evaluar la nueva situación de cada país, pero también a nivel europeo, con el objetivo de iniciar un camino común y la toma de medidas conjuntas.
Esta invitación se dirige a todas las fuerzas políticas y sociales que militan contra la estrategia de la UE. A todo sindicato, organización política y social que, independientemente de su origen y sus objetivos estratégicos, busque la salvación del pueblo y no del euro y los intereses del capital.
Esta alianza militante puede contribuir definitivamente a derrocar la agresión que sufrimos, e imponer la voluntad popular en la perspectiva de una nueva sociedad antropocéntrica en nuestros países, en Europa, en el mundo.
El encuentro se programará para los días 25 y 26 de Mayo en Atenas. A continuación, la propuesta del orden del día:
1. Del “desarrollo sostenible” de los beneficios al “jobless recovery” y al “desarrollo” a través de las Zonas Económicas Especiales. Efecto de la incorporación a la UE y sus políticas en las economías nacionales de los Estados miembros. ¿Hay salida?
2. La UE y la crisis capitalista internacional. Las condiciones financieras del totalitarismo europeo contemporáneo. ¿Hay cabida para los pueblos y la democracia en la UE? La lucha nacional e internacional hoy en día. Prioridades políticas que debería establecer el movimiento obrero y popular.
3. Los sindicatos y la organización de la lucha popular. Debemos superar el callejón sin salida de los sindicatos cómplices del Gobierno y sus burocracias. Renacimiento democrático, solidaridad, coordinación, acción común.
Cualquier organización que lo desee puede participar con un discurso introductorio a cada uno de los temas propuestos, y por supuesto puede intervenir en las tres rondas de debate.
Agradeceríamos conocer vuestra opinión sobre la estructura del orden del día, y vuestra preferencia por el tema introductorio.
Informamos a los participantes de que hay posibilidad de alojamiento gratuito.
Flora Papadede
(Tel.: 0030 6980 211 411  e-mail : florapapadede@yahoo.gr)
(http: stopeuroee.wordpress.com   e-mail: stopee2011@gmail.com)
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