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¿Cambio de fase? La democracia como desafìo

De Madrilonia

«Por fin lo podemos decir: la fase destituyente se ha cumplido. Ya nadie cree que aquí hay democracia: sólo la dictadura financiera reforzada por el gendarme alemán y un gobierno pelele, preso de los mismos intereses financieros y alimentado por una clase política corrupta e incapaz. La cuestión es ahora ¿cuál es nuestra democracia?»

De http://madrilonia.org/

Días de vértigo. La prima alcanza nuevos récords cada semana, cada día. Los funcionarios desobedecen de forma cada vez más descarada. La manifestación del 19 de julio sobrepasa todas las movilizaciones pasadas. El gobierno impotente, a puntito de caer. ¿Estamos ante un cambio de fase? Así parece apuntarse en la confluencia de las dos líneas fundamentales de esta coyuntura: los ataques financieros y las movilizaciones sociales.

Respecto a la primera, la deuda española crece en «subida libre» empujada por las apuestas por el «rescate» de las grandes agencias financieras. 580, 600, 620, 640. Se han superado ya los umbrales de los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal. El tipo de interés del bono a 10 años sobrepasa el 7.5 % y la deuda española incorpora 10 puntos porcentuales del PIB cada 8 o 9 meses (100.000 millones de euros). El Estado tiene problemas con el flujo de caja, esto es, tiene dificultades para hacer frente a los pagos inmediatos (pensiones, salarios, transferencias, etc). Es el escenario griego, al que se añaden los problemas declarados de las CCAA. Sin la improbable intervención del BCE o del MEDE por medio de la compra masiva de bonos, el escenario que puede ser el del impago o el de una profundización del rescate en curso. O, muy probablemente, una combinación de ambos. En breve, y al ritmo que marquen los momentos de agonía financiera del Estado, Alemania intentará mover ficha gestionando el impago desde arriba mediante una quita a los inversores en bonos. Eso sí, es muy posible que la prima de riesgo sea todavía demasiado baja como para que los agentes financieros acepten la reducción de sus rentabilidades. Así que muy posiblemente no tengan garantías de éxito hasta que la prima suba aún más. En todo caso, el horizonte de impago ya está frente de nosotros.

De la segunda, debemos reconocer un hecho que ha pasado casi de tapadillo en los principales medios de comunicación: la manifestación del 19 de julio fue la mayor desde al menos las manifestaciones contra la guerra de Irak. En Madrid, el recorrido permaneció colapsado desde Recoletos hasta Sol (donde, dicen, caben 30.000 personas). Dicho de otro modo, entre 400.000 y 800.000 participantes, una de las mayores manifestaciones de la historia de la ciudad; y entre 4 ó 6 veces la cantidad de participantes que convocaron las grandes concentraciones del 15M, 19Junio, 15O o el 12M. No se trata sólo de una cuestión cuantitativa, sino cualitativa. En el 19J había de todo: maestros y profesoras, sanitarios, bomberos, sindicalistas, profesionales, policías, etc. El 15M organizado fue sólo un segmento más entre los distintos cuerpos de funcionarios, la marea verde, los bloques sindicales y ocasionales de todo tipo. Una diversidad sorprendente que recorría todo el arco ideológico, etario, profesional, etc.

La manifestación hubiera sido, no obstante, un ejemplo cuantitativo importante, pero poco determinante, de no ser porque fue acompañada de otro fenómeno imprevisto: actos de desobediencia, sabotajes, cortes de vías públicas, desplantes a las autoridades… Todos ellos protagonizados por los hasta hace bien poco tímidos y obedientes cuerpos del Estado. Bomberos que se ofrecen como cuerpos de choque en las manifestaciones; policías que no obedecen o sabotéan los medios necesarios para reprimir; militares que declaran su rebeldía a los recortes; funcionarios que denuncian a sus jefes y se plantan cada día a interrumpir el tráfico. Atención: ¿no es esto lo que ocurre en vísperas de una revolución?

¿Y el gobierno? Bloqueado por arriba debido a la presión financiera avalada por el gobierno alemán y el BCE, y presionado por abajo por unas movilizaciones que no logra moderar, sólo puede caer. El único interrogante es cuando y cómo. Seguramente cuando se declare el impago. Seguramente por medio de un gobierno de concentración que llame al PSOE, CIU y algunas otras agrupaciones de profesionales de la representación. En este sentido el PSOE ya está siendo presionado para posicionarse del lado del gobierno y así “impedir que la indignación en las calles se desborde”

¿Podemos sacar algunas conclusiones? Cuatro son las que se nos ocurren:

La primera es que la caída del gobierno es un éxito del movimiento. Los días precedentes nos han mostrado que la desobediencia no es un gesto ideológico sino nuestra táctica en la nueva situación: que no opere la represión, que no funcione la administración. Dicho de otro modo, se trata de que la crisis de legitimidad se convierta en una crisis de autoridad. Si realmente se consigue que la administración no funcione, que el gobierno no gobierne, éste (y todos los que le sigan) se verán forzados a la impotencia. La crisis política ya no la produce así tanto la agitación activista, las manifestaciónes, las acciones, como la desobediencia de los cuerpos del Estado. Bienvenido sea todo lo que ayude y colabore a ello.

La segunda es que a partir de ahora la prima de riesgo ya no trabaja únicamente sobre la extorsión de la deuda del Estado. Definitivamente entramos en una «fase política» o «agonística» del gobierno de la crisis. Los llamados mercados, esto es, el puñado de agencias financieras occidentales que dominan el mercado de deuda están tomando nota de las movilizaciones. Como en Grecia, los ataques sobre la prima de riesgo van a mostrar, y cada vez más, el riesgo de impago debido a las movilizaciones. Por primera vez, nos enfrentamos directamente a quienes verdaderamente detentan la soberanía económica: las grandes corporaciones financieras. Y esto es bueno.  En este terreno, nuestro objetivo político no parece que pueda ser otro más que el default español y la auditoría de la deuda, la supresión de la deuda ilegítima y la reestructuración, políticamente dirigida, de la deuda privada.

La tercera es que el movimiento está mutando, ya no se trata sólo del 15M, protagonizado principalmente por «jóvenes» de entre 25 y 40 años, universitarios en su mayoría, precarios y desempleados, sino algo cada vez más parecido al 99 %. Si atendemos a la composición del 19J habremos de reconocer a los funcionarios, a las generaciones que superan los 40 e incluso los 50, a los principales cuerpos profesionales del país, es decir, a todos aquellos que asintieron a las reivindicaciones del 15M, pero calladamente, y que ahora se han vuelto protagonistas de las protestas. Pero ¿acaso no son éstos los mismos que hasta hace poco eran el bastión electoral, político e ideológico del bipartidismo, de la Constitución de 1978 y de los logros de la Transición? ¿No es esto el acta de defunción de un cadáver?

Y ésta es la cuarta enseñanza, quizás la más interesante. La crisis económica y política apunta cada vez más al régimen político, a la «democracia» tal y como la conocemos. Es la materialización de los lemas del 15M: «No nos representan» y «Lo llaman democracia y no lo es».

Por fin lo podemos decir: la fase destituyente se ha cumplido. Ya nadie cree que aquí hay democracia: sólo la dictadura financiera reforzada por el gendarme alemán y un gobierno pelele, preso de los mismos intereses financieros y alimentado por una clase política corrupta e incapaz. La cuestión es ahora ¿cuál es nuestra democracia?

En Islandia echaron a los políticos y crearon una Asamblea Constituyente. En Grecia ya han acabado con el bipartidismo tradicional. Aquí estamos ante una situación absolutamnte inédita, una partida cuyo resultado está completamente abierto y en la que la pieza más importante somos nosotros y nosotras. Esto no es una democracia. Ya lo sabemos. Entonces toca, cuanto antes, ponernos a construir la democracia, una cuya arquitectura sea discutida y decidida por el 99 %. Un proceso constituyente plural, absolutamente abierto, absolutamente incluyente.

El desafio que afrontamos es cómo fundarla.

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Consecuencias de la salida de España del Euro.

 Pedro Montes, Economista y Presidente de Socialismo 21

Titulares

– “Salir del euro significa, fundamentalmente, que nuestro país debe tener una moneda propia cuya emisión y control dependerá del Banco de España, que recuperará así su papel histórico”

– “La pérdida de la soberanía monetaria supuso la pérdida de un resorte fundamental para controlar la evolución económica del país atendiendo a las necesidades económicas y sociales”

– “El euro es un proyecto tan contrahecho y con tantas carencias que si, por una vía milagrosa, se superase la actual crisis,  al día siguiente comenzaría a gestarse la siguiente”

– “La aparición de la peseta tendría el mismo significado que una devaluación como las que ocurrían antes de la creación del euro. Las exportaciones se verían estimuladas y las importaciones frenadas”

– “No es razonable suponer que la vuelta a la peseta impulsará los precios al alza como lo hizo la implantación del euro, más bien lo contrario”

– “Todos los beneficios colaterales de la moneda única – facilidades al viajero, tasas de compraventa de moneda extranjera, coberturas de riesgos del tipo de cambio, etc – se perderían, pero son minucias en comparación con la destrucción que puede seguir causando el euro”

 

Quienes podríamos considerarnos en posiciones más radicales, apostamos por la salida del euro porque consideramos que no hay solución a los problemas económicos de nuestro país en el marco de la moneda única y porque, además, estimamos que en la Europa de Maastricht es imposible llevar a cabo una política mínimamente progresista,  por cuanto Maastricht representa la culminación del proyecto neoliberal europeo.

Otros se han aproximado por dos motivos. El primero, que no ven posible o, por lo menos, fácil llevar a cabo las reformas necesarias en la Unión Europea para sostener al euro y corregir sus carencias más evidentes, con el tema fiscal como decisivo. Preferirían salvar la unidad monetaria, pero están llegando a la conclusión de que la Europa de Maastricht no es reformable. El segundo, que las políticas de ajuste y recortes que se están practicando como solución a la crisis financiera de la zona del euro no evitan consecuencias desoladoras para los países, caso de Grecia o caso de Portugal, y que la situación de la economía española se degrada a tal ritmo que resulta inevitable plantearse la cuestión del euro aunque no sea algo deseable.

El deslizamiento al abismo de Grecia y Portugal, como si hubieran sido maldecidas por la divinidad, y la deducción lógica de que nuestro país no podrá evitar un trayecto parecido, hace que, intelectualmente, se contemple ya la supervivencia o la pertenencia al euro como un capítulo cerrado, sin vuelta atrás, pendiente únicamente del desenlace efectivo. Los argumentos para seguir en el euro parecen agotados,  y sólo cabe esperar el curso de los acontecimientos que, aunque muy incierto, parece inexorable.

Muchas incógnitas y falta de control de la situación

Nadie ha planteado por el momento como se llevaría a cabo este descuelgue de nuestro país del euro. Y ello por la razón de que estando la moneda única en una crisis de supervivencia nadie está en condiciones de saber cómo será su desenlace. Por acuerdos, por expulsión o desenganche de algunos países, por conmociones financieras que arrasen algunas economías, por una crisis general,….como se colige, hay muchas  incógnitas en el horizonte y una manifiesta falta de control sobre la situación, por no pasar a considerar aspectos sociales y políticos, que están también sobre el tapete.

Desde luego, todos valoran como un hecho histórico la salida del euro cualesquiera que sean las razones o la forma en que se produzca, y todos saben que se abre con ello un periodo trascendental de muy difícil pronóstico en sus consecuencias según un proceso que está, como se ha dicho, en bastante medida fuera de control.

Estas palabras, en apariencia, se vuelven inmediatamente en contra de los defensores de la salida del euro, como si tuviéramos que ser nosotros los que justifiquemos esa necesidad y los responsables de los inconvenientes, si se quiere graves y traumáticos, que la alternativa tiene.  No obstante, ese traspaso de la carga de la prueba no  es admisible, puesto que la propuesta surge de la orfandad intelectual que existe para avanzar en la integración de Europa con el euro, del desastre causado por su la existencia (por supuesto, con causas adicionales), y del progresivo hundimiento que sufre la economía cuando se implantan la medidas económicas recomendadas o exigidas por los poderes económicos europeos. Hay que tener en cuenta que el euro es un proyecto tan contrahecho -competir países tan desiguales sin el resorte y alivio que representa las devaluaciones del tipo de cambio para los más débiles-, y con tantas carencias -la fiscalidad compartimenta- que si por una vía milagrosa se superase la actual crisis,   al día siguiente comenzaría a gestarse la siguiente.

La ruptura con el euro algo mucho más que simbólico

Hasta ahora se ha hablado de la salida del euro, pero debe quedar claro desde el principio que esta forma de expresar la necesidad de una ruptura económica es una manera simplificada y sintética de los cambios que han de producirse, que van más allá de disponer de una moneda propia. Pero, sin duda, la ruptura con el euro es algo más que simbólico  y no cabe renunciar a expresarnos con claridad y sin temor a las críticas.

En fin, entremos en materia, iniciemos la tarea de descifrar las consecuencias de la salida del euro y de pensar como afrontar el periodo de transición económica que se abre con ello.

Una moneda propia emitida y controlada por el Banco de España

Salir del euro significa, fundamentalmente, que nuestro país debe tener una moneda propia cuya emisión y control dependerá del Banco de España, que recuperará así su papel histórico. Este hecho, devolver al Banco de España sus funciones de emisor de una moneda y prestamista de última instancia para el conjunto de la economía, es de los más relevantes y decisivos que ocurrirán. La pérdida de la soberanía monetaria supuso la pérdida de un resorte fundamental para controlar la evolución económica del país atendiendo a las necesidades económicas y sociales.

El Banco Central europeo, con una autonomía injustificada, ha tenido que llevar a cabo una política dirigida en lo esencial a controlar la inflación de la zona euro, y cuando se ha olvidado de esta tarea lo ha hecho en función de las necesidades de los países predominantes en la zona euro, léase Alemania y Francia. Determinar una única política monetaria para un conjunto de países tan diferentes y sobre todo recorrido por problemas y coyunturas no equiparable, es una de las grandes fallas del euro y una causa primordial de la crisis actual.

La existencia del Banco España, asemejado a la tan deseada Reserva Federal de Estados Unidos como fuente de liquidez, pondrá en manos de los gobiernos la posibilidad de manejar la política monetaria, en sus vertientes esenciales de determinar la cantidad de dinero y/o  los tipos de interés.

El hundimiento que sufre la economía se podrá amortiguar con una política monetaria que alimente las cajas vacías de todas las instituciones públicas para estimular la demanda, practicar políticas de alivio de los costes sociales de la crisis, impulsar medidas progresistas y de mejora de los servicios públicos y facilitar la recuperación de muchas empresas liquidadas o en trance de hacerlo  por las deudas que tienen contraídas las Administraciones Públicas.

Nada funciona hoy con normalidad por la falta de crédito, y muchas empresas viables y rentables desaparecen por falta de financiación, cuando el Banco de España, incluso actuando con disciplina y ortodoxia,  podría proporcionar toda la liquidez necesaria para poner en marcha y lubricar la maquinaria económica ahora enmohecida del país.

Problema distinto es todo lo concerniente al papel del Banco de España ante la crisis bancaria. A margen de las reformas emprendidas, desde el punto de vista del tema que nos concierne, no parece conveniente dedicar fondos públicos ni proporcionar liquidez para  sanear instituciones privadas que han cometido muchos abusos y errores. En buenas leyes de la economía de mercado, deben solucionar sus problemas sin perjuicio de las conmociones que una crisis bancaria originará, lo que no excluye prestar protección a los pequeños y modestos ahorradores. No hay que dejar de pensar que hablamos de un periodo transitorio y turbulento como consecuencia del fracaso del euro.

Una devaluación contundente para afrontar los problemas.

Desde el momento que exista una nueva moneda, la vuelta de la peseta tiene todo a su favor, será necesario fijar el valor de su cotización con el euro si existe o con otra moneda de referencia universal, el dólar, y, a partir de esa cotización, determinar el valor de la peseta con el resto de las monedas existentes.

No cabe duda que la nueva peseta tendrá que sufrir una devaluación muy importante con respecto a su actual valor, con independencia de la moneda de referencia, el euro  o el dólar. El desequilibrio exterior es tan agudo, que  una economía hundida en los últimos tres años que ha generado 3 millones de parados, todavía ha registrado un  déficit por cuenta corriente en 2011 próximo al 4% del PIB. Sólo con una devaluación contundente se afrontaría el problema.  Una decisión adicional es si dejar la nueva moneda que cotice con total  libertad en los mercados o si controlarla en alguna medida interviniendo la autoridad monetaria en los mercados de divisas.

Sobre el papel, y, por supuesto, sin considerar el imponderable impacto social y económico, y el efecto interno e internacional,  la aparición de la peseta tendría el mismo significado que una devaluación como las que ocurrían antes de la creación del euro. Las exportaciones se verían estimuladas y las importaciones frenadas, dependiendo, claro está, de la magnitud de la devaluación y de la flexibilidad o elasticidad de las importaciones al encarecimiento de los precios interiores, a través de los cuales se tiene que operar la mejora y cierre del déficit exterior.

Es evidente que toda devaluación tiene efectos inflacionistas, tanto más cuanto más insustituibles sean las importaciones, pero no es razonable suponer que la vuelta a la peseta impulsará los precios al alza como lo hizo la implantación del euro. El precio de la taza café como ejemplo. Mas bien lo contrario. Pasar de una unidad de cuenta a otra que valía 167 más era abrir las puertas a los abusos, que posiblemente se nos mostrarán  en toda su magnitud cuando nuevamente los precios de los bienes y servicios se expresen  en pesetas. Por supuesto, todos los beneficios colaterales de la moneda única – facilidades al viajero, tasas de compraventa de moneda extranjera, coberturas de riesgos del tipo de cambio, etc – se perderían, pero son minucias en comparación con la destrucción que puede seguir causando el euro: tendrían entonces la consideración de lamentables “daños colaterales”, como ocurre con los bombardeos de la OTAN.

Rechazo a los argumentos de un supuesto empobrecimiento.

Por otra parte hay que rechazar por incorrectos los argumentos del “empobrecimiento” que sufriría nuestro país. La mayor parte de la producción y el gasto se realiza entre los residentes del país, y no tiene que sentirse afectada por la moneda en que se valoren y realicen los intercambios. Otra cosa son las importaciones y exportaciones, que si resienten la variación del tipo de cambio, encareciéndose las primeras para los españoles y abaratándose las segundas para los extranjeros, lo cual implica un cabio adverso en la relación con la que se intercambia con el exterior: hay que entregar más bienes españoles por la misma cantidad de importaciones. Pero ello no implica un “empobrecimiento” general, sobre todo si las exportaciones se ven estimuladas. Todo lo ocurrido en nuestro país tras las devaluaciones sucesivas que hubo que efectuar en 1992 y 1993,  cuando la crisis del sistema monetario europeo- el SME-  es un periodo  de referencia digno de tenerse en cuenta, pues tras ellas, con las exportaciones como catalizador, se inicio una recuperación  económica prolongada.

Los desahucios de decenas de miles de familias son el símbolo más dramático del fracaso económico de nuestros gobernantes.

Sobre el conjunto de las operaciones de la balanza de pagos por cuenta corriente, incluidos también los servicios,  no cabría sino esperar una mejoría, cuyo significado aparte de corregir el desequilibrio actual, sería un estímulo a la actividad y el empleo en la medida que todo nivel de demanda interna se cubriría con menos importaciones y las exportaciones crecerían.

No obstante, es evidente que las relaciones con el exterior no se limitan a los flujos corrientes-transacciones comerciales, servicios, pago de rentas y transferencias-  sino que existen también operaciones financieras. El  conjunto ha determinado a lo largo del tiempo una posición financiera externa de la economía española que se verá muy afectada por la recreación de la peseta y la devaluación referida.

Al finalizar el año 2011,  la economía española tenía una posición neta negativa frente al  exterior de 968.000 millones de euros, resultado de unos pasivos de 2.316.000 millones de euros y unos activos frente al exterior de 1.348.000 millones de euros. Sin entrar a desglosar la composición de unos y otros, relevante a los efectos que vamos a comentar, cabe decir que los poseedores de activos frente al exterior ganarían en la medida en que los tienen formalizados en monedas cuyo valor en pesetas sería mayor por la devaluación inicial de la nueva moneda. Por el contrario,  la masa de deuda externa con sus correspondientes compromisos de devolución se vería incrementada para los residentes internos por la devaluación que sufra la nueva moneda. Por decirlo sencillamente, habrá que devolver euros que valen mucho más que las 166,386 pesetas actuales. Un incremento significativo de la deuda externa representa uno de los problemas fundamentales de la salida del euro.

España no podrá pagar nunca la deuda externa acumulada.

La cruda realidad es que nuestro país no podrá pagar nunca la deuda externa acumulada y, por consiguiente, menos podrá hacerlo si esa deuda hay que liquidarla en una moneda mucho más valiosa en términos de la moneda de la economía española. Son palabras mayores, pero significa que nuestro país tendrá que declararse en quiebra por imposibilidad de atender todos los pagos exigidos por el exterior.

“El euro es un proyecto tan contrahecho y con tantas carencias que si, por una vía milagrosa, se superase la actual crisis,  al día siguiente comenzaría a gestarse la siguiente”

Para esos pagos no hay que contar con los activos frente al exterior, puesto que los poseedores de estos son personas físicas o jurídicas cuyo espíritu no está alimentado por la  caridad, de modo que no regalarán su dinero a los deudores españoles. Los pasivos brutos que hemos mencionado, 2,3 billones de euros, es la carga a la que deben hacer frente los deudores, sin perjuicio de que algunos deudores tendrán también activos en el exterior y de que no todos los pasivos son exigibles en el mismo grado.

La primera distinción importante de la cifra citada es si se trata del sector público o del sector privado. La cifra recién citada se descompone en 300.000 millones de deuda del sector público, fundamentalmente deuda del Estado en manos de extranjeros, y de 2 billones de deuda del sector privado, muy destacadamente las instituciones crediticias. Unas instituciones atrapadas además en la crisis Inmobiliaria: un porcentaje significativo de los activos de la banca y las cajas de ahorro están comprometidos en préstamos a la vivienda de particulares y préstamos a promotores inmobiliarios. Ello, a su vez, ha desencadenado la crisis bancaria, con sus problemas de saneamiento de balances, quiebras de algunas entidades y reestructuración del sector, lo que implica problemas internos para la economía española y problemas externos, puesto que la contrapartida de la deuda externa son activos sobrevalorados o fallidos. ¿Qué hacer?

La deuda privada frente al exterior, la parte más voluminosa, no debiera constituirse en un problema que afectase al conjunto de los agentes económicos, sino que habría que dejar que cada uno de los atrapados en dificultades tratase  de superarla con su medios propios. Los que puedan pagar que paguen, otros que negocien quitas y otros, irremediablemente, tendrán que declararse en quiebra, todo lo cual repercutirá en los acreedores extranjeros y, por supuesto, es la credibilidad de la economía española que quedará por tiempo muy afectada. La crisis trae estas consecuencias. (Como es evidente,  las instituciones europeas y el gobierno español no piensan lo mismo y de ahí toda la removida política y económica que ha generado la crisis bancaria y los intentos de resolverla con el rescate y la intervención del Eurogrupo)

Sólo cuando la crisis de la deuda afectara a empresas decisivas de sectores estratégicos, con un riesgo de desaparición, correspondería al Estado salvarlas bajo la fórmula de la nacionalización sin indemnización alguna y sólo atendiendo a los compromisos ineludibles para garantizar su supervivencia. La casuística de la realidad existente no permite avanzar criterios mucho más concretos.

La deuda externa del sector público, importante pero limitada, como se ha visto, remite a un problema más general: el endeudamiento global de las Administraciones públicas, con el Estado como principal institución en este tema.

Similitud entre el déficit de la balanza de pagos y el déficit público.

Hay una similitud muy grande en el caso español, por una parte, entre el déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente y el déficit público y, por otra, entre la magnitud del endeudamiento externo y el volumen de la deuda pública en circulación.

El endeudamiento sólo puede reducirse como consecuencia de un superávit, ya sea en la balanza de pagos o en las cuentas públicas, pero no es fácil de corregir. El déficit exterior responde a  causas complejas, que pueden sintetizarse en la falta de competitividad de la economía española y no son fáciles de superar. A pesar de los esfuerzos por lograr su reducción, a pesar de los duros ajustes internos y la depresión de la economía, el déficit exterior sigue existiendo y con ello originándose el aumento de la deuda externa.

En el caso del déficit público, los intentos de reducirlo chocan con la trampa de que una política fiscal contractiva hunde la economía y ello va acompañado de una reducción de los ingresos públicos y el aumento de algunos gastos, con lo cual los objetivos del déficit se alejan. La deuda pública acumulada no deja de crecer mientras exista el déficit, y la carga que ello representa, en unas condiciones además muy adversas por la crisis financiera internacional y las sospechas justificadas sobre la solvencia del país,  que se traducen en tipos de interés con primas de riesgo muy elevadas. Se crea así un círculo infernal entre la obsesión por contener el déficit público y la depresión de la economía. Tanto él  déficit exterior como el déficit público exigen políticas que agravan hasta el extremo de lo disparatado y lo socialmente sostenible el hundimiento de la economía.

Hemos mencionado el déficit de la balanza por cuenta corriente de casi el 4% del PIB en 2011 y los 2,3 billones de euros de endeudamiento exterior.  En lo que se  refiere al déficit público todo intento de reducirlo por la vía de ajustes y recortes tiene consecuencias muy dramáticas, como se está experimentando en los últimos tiempos. Cada punto de rebaja del déficit público representa unos 10.000 millones de euros,  pero el endeudamiento (conocido) de las Administraciones Públicas alcanza a finales del 2011 los 800.000 millones de euros.

La conclusión, desde mi punto de vista, es la siguiente: así como no se podrá pagar el endeudamiento externo, también será imposible que las Administraciones Públicas españolas puedan hacer frente al montante de la deuda acumulada. Significa esto, expresado con toda claridad, que será necesario reducir el peso de las cargas de la deuda por la vía rupturista de anunciar y negociar una quita de la deuda pública española o imponer una moratoria a muy largo que, a todos los efectos, tiene el mismo significado.

Todos los acreedores poseedores de dicha deuda, extranjeros y españoles,  tendrán que ver disminuidos sus activos por el montante de la quita. Todo esto suena estridente, a crisis aguda, a una situación compulsiva, pero es una realidad ya, por ejemplo, en el caso de Grecia. Y nuestro país, con sus matices, tendrá que recorrer la misma senda.

No se puede ocultar el dramatismo que estos acontecimientos tendrán en nuestro país y en el ámbito de la unión europea. Pero hablamos de necesidades imperiosas y de fuerzas incontenible y, por consiguiente, no cabe pensar en la conveniencia o deseabilidad de estos hechos, que no lo son,  sino que están irremediablemente condenados a acontecer. Este punto de vista no es inocuo políticamente, porque,  cuando se habla de la salida del euro, este hecho no está ligado o forma parte de las reivindicaciones de la izquierda, sino que sucederá con independencia de la fuerza política de ella. En cambio, la política que acompañará a la salida del euro, política salarial, regulación laboral, redistributiva, fiscal, nacionalizaciones, derechos sociales, si estará determinada por el empuje de las fuerzas progresistas y la movilización social.

Más protección.

Hasta aquí se han tratado los asuntos fundamentales que implican la salida del euro. Pero tal suceso tiene muchas más implicaciones y consecuencias que, sin embargo, no son fáciles de anticipar puesto que no son independientes de las circunstancias en que se produzca esa salida -ya se ha visto antes que la casuística del desmontaje del euro es prolija- ni de, por otra parte, la profundidad de la ruptura de y con la Unión Europea.

Salir del euro podría significar ser uno de los países que conforman la Unión Europea pero no forman parte de la zona euro, como es el caso de Gran Bretaña o Dinamarca.  De ser simplemente esto, habría que seguir respetando todas las normas que rigen en el mercado único y las políticas comunes. Si la ruptura del euro o el desenganche de un país pone también en cuestión la existencia o los compromisos derivados de la vinculación al  mercado único, los márgenes de una actuación autónoma, soberana e independiente, son indiscutiblemente mayores. Cabría concebir una situación intermedia que consistiría en lograr un régimen especial para una economía convulsa y traumatizada para contar con grados de libertad importante en el manejo de sus relaciones internacionales.

Así, debe pensarse en recuperar resortes y capacidad para controlar los movimientos de capitales. La globalización financiera, sustentada en la desregulación y la libertad absoluta de los movimientos de capital, se ha demostrado un disparate que es preciso acotar, tanto para reducir la especulación y la inestabilidad financiera como para proteger empresas y sectores nacionales.

Por otro lado, el mercado único impide levantar barreras arancelarias o restricciones cuantitativas al comercio de mercancías, pero no hay por qué descartar que, al menos transitoriamente, en una situación muy adversa desde todos los puntos de vista, se pudiera influir en los flujos de las importaciones, a sabiendas de la complejidad del problema, incluidas las represalias posibles.

Todo ello parece una vuelta al pasado, y sin duda lo es. Pero no cabe dramatizar el hecho pensando que se vuelve a una situación autárquica o de ruptura de relaciones económicas con el exterior.

Después de todo, el euro tiene una historia muy breve, poco más de 13 años, y sólo se trataría de desmontar algunos aspectos insostenibles de la unidad europea y recuperar para los países los resortes e instrumentos de que han dispuesto históricamente para conducir la economía por una senda elegida. El futuro siempre es oscuro, pero no nos son menores los riesgos de no tratar de dominarlo con todas sus incertidumbres, y continuar  como si no pasara nada camino de la catástrofe.

La situación social y política en que tenga lugar la ruptura económica que la salida del euro implica determinará su intensidad y la orientación de la política a seguir. La relación de fuerza entre las clases, la movilización social, el apoyo y comprensión con que cuente esa ruptura serán decisivos para recorrer el periodo de transición que se abre. Inútil es ocultar que la izquierda parte de una posición débil en casi todos los sentidos, pero los cambios en una situación económica y social tan adversa y perversa pueden ser bastante rápidos, que nos diría Lenin.

A partir de aquí, más que seguir proponiendo contenidos políticos alternativos, cambios económicos necesarios y convenientes, lo fundamental sería decidir la salida del euro y comenzar el debate social de como afrontar la nueva fase de nuestra historia, el despertar del mal sueño y la pesadilla del euro, que estará cargada sin duda de problemas y retos cruciales. Los ingentes recursos intelectuales que se gastan inútilmente en justificar o defender una posición perdida como es la perduración del euro en nuestro país debieran dedicarse a estudiar, profundizar y detallar las mejores soluciones para recuperar a una sociedad postrada y descompuesta en todos los órdenes. Supondría ocupar al país en actividades creativas e ilusionantes y abandonar el pesimismo funerario en que está atrapado. Muchas veces el miedo y la sinrazón paralizan y destruyen a las sociedades, las atosiga en estrechos callejones cuando las amplias avenidas están a la vuelta de la esquina.

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Por su interes analitico y el acierto en el pronóstico, este enlace permite leer otro articulo de Pedro Montes, publicado en “El Viejo Topo” a principios de 2009,  donde se avanza con precisión y solvencia  la degradación que ha sufrido el país desde entonces: ver artículo

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“España reclama un nuevo pacto social”

Entrevista a Juan Carlos Monedero de la Revista Debate

«Hay un nuevo escenario donde se están cambiando las reglas de juego, las que pueden ser, ahora, reelaboradas por parte de la ciudadanía. Quiere decir que le corresponde a ésta articular un nuevo contrato social. Precisamente, se reclama un nuevo pacto social, donde los responsables de una crisis paguen por ella. «

Que la marcha y huelga de los mineros españoles, así como la convocatoria a la movilización por parte de los sindicatos, se encuentren en el centro de la escena, ¿expresa una madurez respecto del reclamo más disperso de los indignados?

 

Aquí hay dos elementos. Por un lado, cada vez se suman más sectores, conforme se van implementando ajustes que perjudican a cada uno de ellos. Por otro lado, hay un incremento de la conciencia tanto de quienes ya han sido afectados, como de los sectores que aún no, respecto de que estamos ante un cambio de contrato social y entonces deciden movilizarse. El elemento añadido es que los mineros han actualizado la idea de que la madre de todas las contradicciones, es decir, la contradicción entre el capital y el trabajo, está amenazando a toda la sociedad.¿En qué sentido?

Así como cuando el joven Mohamed Bouazizi se prendió fuego en Túnez y activó la protesta que finalmente dio pie a la denominada Primavera Árabe, en España el peregrinar de los mineros hasta llegar a Madrid ha supuesto la conciencia de que la crisis económica necesita acabar con todo derecho laboral para poder satisfacer los intereses de unas minorías que controlan tanto el gobierno, las grandes empresas, como los organismos internacionales europeos. Entonces, se está llegando a un punto de inflexión donde la gran mayoría del pueblo español observa que se están cambiando las reglas de juego al margen de cualquier tipo de decisión democrática.

Se habla, entonces, de una repolitización de la sociedad…

Claro, sin duda. Ocurre que España y Europa han vivido muy bien en esa burbuja que creó la especulación inmobiliaria, en un contexto de sociedades saturadas visualmente, donde tu espejo de la realidad era la lectura que se hacía del propio 
bienestar, y de lo que se contaba en los medios de comunicación. La gente tenía trabajo, consumía. De alguna manera, se desentendía de la realidad de un sistema que funciona a golpes de crisis. Gran parte de la población se rehusó, un poco, a la reflexión pese a que había diversos grupos que alertaban sobre la mentira que se estaba viviendo, y es un poco lógico. Entonces, en el corto plazo se ha generado una especie de shock en la población, como plantea Naomi Klein.

¿Cuál es la singularidad del “shock” español?

Muchas veces, frente a una crisis, el capitalismo suele tener, como se sabe, una respuesta de corte fascista o bélica. Pero, en España, el movimiento de indignados, 15-M , ha supuesto un adelanto. Ellos armaron una lectura de la realidad que implica una politización o una prepolitización. Quiero decir que, de ahora en más, cuando el ciudadano se sienta interpelado a entender que está siendo víctima del sistema puede contar con la experiencia y el discurso probado del 15-M y, por tanto, será mucho menos susceptible a escuchar los cantos de sirena de posiciones de la extrema derecha racista y xenófoba.

Como ocurrió en otros países de la UE…

Sí, creo que el 15-M propuso dos premisas correctas en el momento adecuado. Primero, planteó el dilema de la representatividad de la democracia liberal, y llegó a la conclusión de que el actual sistema político no nos representaba. Segundo, analizó cuál es la inclusión social en el sistema neoliberal, y dedujo que los ricos eran cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. A partir de ahí, señaló quiénes eran los responsables de la hecatombe actual. Responsabilizó al sistema financiero, cuyos miembros más destacados trabajaban para el gobierno y, luego, para los grandes conglomerados empresariales y financieros.

Entonces, en el momento en que el 15-M señaló a los responsables de esta crisis, ésta se convirtió en una estafa. Con esta comprensión de los hechos, se obtura el discurso oficial que indica que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. E imposibilita el discurso del poder financiero que pretende justificar su latrocinio achacándole la culpa a una política abstracta, o suave, hacia los inmigrantes, los países del Sur, los sindicatos, o hacia cualquier actor contrario a los intereses neoliberales.Además, se plantea que el propio sistema político español está en crisis porque arrastra vicios desde la transición democrática. ¿Cuál es su lectura?España está viviendo un proceso acelerado de historia. Por un lado, se esclarecen las responsabilidades que Europa en su conjunto tiene frente a la crisis, pero también se clarifican aquéllas que tienen que ver con nuestra propia idiosincrasia. Es decir, el hoy gobernante PP y el opositor PSOE, las dos grandes coaliciones que articularon el proceso de la transición que dejó atrás el régimen dictatorial de Francisco Franco, están actualmente desenmascarados.

Ambos partidos tienen profundas dificultades para generar credibilidad en la ciudadanía y, por lo tanto, se están rompiendo los consensos de la transición. Por ejemplo, aquél que indicaba que todo lo que venía de Europa era positivo, o la idea que postulaba que hay que dejar la política a los políticos, de que no hay que involucrarse, etcétera. Además, se está rompiendo el consenso sobre la propia idea de consenso, es decir, se recupera poco a poco la idea de conflicto y de que las luchas de ayer son los derechos de hoy, y las luchas de hoy son los derechos del mañana.¿Entonces?Todo ello genera, de alguna manera, un nuevo escenario donde se están cambiando las reglas de juego, las que pueden ser, ahora, reelaboradas por parte de la ciudadanía. Quiere decir que le corresponde a ésta articular un nuevo contrato social. Precisamente, se reclama un nuevo pacto social, donde los responsables de una crisis paguen por ella. Se sabe que el Estado está “desconstitucionalizando” el primer artículo de la Carta Magna española; es decir, se está destruyendo el Estado de Bienestar, un Estado democrático y de derecho.

A propósito del liderazgo europeo de Alemania, se especula con que Berlín aprovecha la crisis para conseguir el antiguo objetivo de integrar a Europa bajo las condiciones germanas. ¿Cuál es su opinión?

Claro, el punto de inflexión de Europa tiene que ver con la reconstrucción de la economía alemana luego de la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, con la unificación de ese país. Cuando se adoptó el euro en 1999, reemplazando al marco alemán y a otras monedas europeas, éste heredó el status de divisa de reserva que tenía el marco. Así, la condición que Alemania puso para sumarse al euro fue que el modelo del BCE (Banco Central Europeo) estuviera directamente basado en su homólogo germano, el Bundesbank. Y así fue. De ahí que la reconstrucción de la UE se hizo sobre la base del modelo del Banco Central alemán.

¿Qué implicó?

Que las claves de unificación económica del bloque europeo fueran referenciadas con parámetros que fijaron metas de déficit público, de inflación, de deuda, etcétera, y no de elementos asociados al empleo, o al crecimiento. Con todo, a diferencia de la Reserva Federal estadounidense, el BCE se concentra en controlar la suba de precios en vez de controlar la tasa de desempleo, por ejemplo.

¿Todo ello aportó a la posición dominante alemana?

Claro, porque la conclusión es que, sin duda alguna, Alemania es el país que más se ha beneficiado económicamente con la integración. Presionado también por los sectores financieros, ese país está en condiciones de completar una jugada de larga data en un escenario que ni siquiera pudo imaginar, que es volver a controlar Europa mediante criterios económicos. Efectivamente, el gran conglomerado industrial y el sistema bancario alemán están en condiciones de someter a los países vecinos sin necesidad de marchar sobre los Campos Elíseos ni de bombardear Guernica, como lo hicieron durante la Guerra Civil Española.

LA MIRADA SOBRE LATINOAMÉRICA

Usted suele reivindicar como alternativas las propuestas de algunos de los gobiernos progresistas de América Latina. Salvando las distancias, ¿qué diferencias observa con las estrategias implementadas por Europa? 

Cuando los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales, Dilma Rousseff o Cristina Fernández realizan una cumbre se generan políticas que benefician a los pueblos de América Latina. En cambio, aquí, tenemos la absoluta certeza de que cuando se reúnen François Hollande, Mariano Rajoy, Mario Monti y Angela Merkel es para acordar políticas que perjudican a los pueblos de Europa. Latinoamérica está avanzando en materia de democracia ciudadana, negada durante el período del modelo neoliberal. La región sufrió veinte largos años de desestructuración brutal del bienestar de los pueblos. Y la transición a otro modelo, es decir, la emergencia que representaron los gobiernos de Lula, Kirchner, Evo o Chávez, seguramente habría sido más beligerante o con más violencia si Estados Unidos no hubiera estado entretenido con Oriente Medio. El subcontinente ganó fuerzas suficientes como para paliar las eventuales injerencias de los norteamericanos.

¿Y en el caso de Europa?

En cambio, aquí, se tenía un cómodo marco de integración, sin conflictos políticos porque no había conflictos económicos. Pero, una vez que no se pudo sostener la tasa de ganancia europea a costa de los países del Sur, se produjo una guerra de elites, el núcleo central de la cuestión. En la actualidad, la elite gobernante alemana pelea por mantener sus privilegios y necesita hacerlo sobre las espaldas de la ciudadanía griega, irlandesa o española. Tenemos pendiente como ciudadanos no la integración de las elites, que en tiempos de crisis no es factible, sino una integración de las bases que obliguen a replantear el contrato social europeo.

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La lucha de clases, en plena vigencia

Domenico Losurdo
«A la actual Europa en crisis, fracturada por luchas desgarradoras entre el centro y la periferia, ¿Cuál es la principal crítica que cabría formularle? Según Domenico Losurdo, “la subordinación a los intereses de Estados Unidos y la participación en todas las aventuras imperiales promovidas por los norteamericanos; si pretendemos luchar contra el imperialismo, Europa ha de plantear su autonomía y, en consecuencia, no participar en el embargo a Cuba, Irán, ni colaborar con Estados Unidos en su objetivo de impedir que China acceda a la tecnología”.
Por Enric Llopis de Rebelión
Participación del filósofo Domenico Losurdo en la Universidad de Verano de Socialismo 21 y El Viejo Topo
Para el filósofo italiano Domenico Losurdo, la categoría “lucha de clases” conserva hoy todo su vigor en el mundo, por mucho que el neoliberalismo y las filosofías asociadas –sobre todo, el relativismo postmoderno- hayan pretendido arrumbarla. A reflexionar sobre “Ideología y lucha de clases en el siglo XXI” ha dedicado Losurdo la sesión inaugural de la Universidad de Verano de Socialismo 21 y El Viejo Topo, que en su primera edición lleva por título “Poder, ideología y medios de comunicación”.

Losurdo ha recordado cómo, con ojos de hoy, “podemos sonreír” al leer los argumentos con los que filósofos como Dahrendorf o Habermas refutaban la idea marxista de lucha de clases. Así, Jürgen Habermas señalaba que conservadores y laboristas (o liberales y socialdemócratas) coincidían en su momento en la defensa del estado social. No había contradicción ideológica ni, por tanto, lucha de clases. “Con todos mis respetos, este argumento es una tontería”, responde Losurdo. Y se pregunta: “¿Cómo nace en Europa occidental (en Estados Unidos nunca existió) el estado social? Sin duda, es un producto de la lucha de clases; en ningún caso una concesión graciosa de las clases dominantes”.

“¡Cómo han envejecido estos discursos sobre el final de la lucha de clases!”, ha exclamado el filósofo italiano, quien recuerda además cómo Habermas reconocía años después en un artículo que el capitalismo, al dejar de tener competidor, ya no se preocupa por ocultar su rostro real. El filósofo alemán, así pues, se desmentía. Las reflexiones de Friedrich Von Hayek –uno de los grandes patrones del neoliberalismo y guía económico de la administración Reagan- también reconocen implícitamente la existencia de la lucha de clases.

Y esto es así al vincular los derechos económicos y sociales incluidos en la Carta de los Derechos Humanos de 1948 (trabajo, instrucción y salud, entre otros) a la revolución soviética. Es decir, según Hayek no se trata de derechos cuya existencia deba reconocerse, sino una creación de la revolución de 1917. “Implícitamente Hayek nos está diciendo que la lucha de clases desarrollada en Rusia permitió la conquista de estos derechos socioeconómicos”, explica Domenico Losurdo. Además, “cuando nos dice que estos derechos han de erradicarse, no es por falta de recursos para garantizarlos, sino simplemente porque piensa que no existen. Y es esto precisamente lo que está pasando hoy: asistimos al fin del estado social”.

Profesor de Filosofía de la Historia en la Universidad de Urbina, Losurdo ha escrito dos obras fundamentales: “Contrahistoria del Liberalismo” (“El Viejo Topo, 2007) y “Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra” (El Viejo Topo, 2011). Su principal ámbito de investigación es la filosofía política clásica alemana (de Kant a Marx). También ha estudiado con hondura a Nietzsche y las ideas de Heidegger en relación con la guerra.

Síntomas de la vigencia de la lucha de clases en el siglo XXI. Losurdo subraya que ha retornado la figura del “working poor” (trabajador pobre), habitual en el siglo XVIII y principios del XIX. Se trata de personas que, a pesar de contar con un puesto de trabajo, no disponen de recursos suficientes para vivir. A ellos hay que agregar los parados y los excluidos. Pero también en el ámbito de la política puede advertirse la lucha de clases. “Por ejemplo, en la competencia electoral”, apunta el filósofo italiano. “El peso de la riqueza es tal hoy en día, que asistimos a situaciones similares a las del siglo XIX, donde existía la discriminación censitaria, es decir, sólo se tenían derechos políticos si se alcanzaba un nivel de renta determinado”. Además, hace una década Losurdo ya hablaba de un “monopartidismo competitivo”, con formaciones políticas que representaban a la misma burguesía y exhibían la misma ideología neoliberal.

Pero Domenico Losurdo insiste en que constituye un serio error reducir la lucha de clases (y otras categorías tradicionales del marxismo, como el imperialismo y el colonialismo) a los problemas de la Europa occidental. “Hay que entender la lucha de clases a nivel mundial”, sentencia. Por ejemplo, en Palestina, “donde continúa el colonialismo en su formulación más clásica, es decir, la colonización de un territorio y sus habitantes; se da en Palestina un proceso parecido al que Marx subrayaba en Irlanda: la expropiación de tierras por parte de los colonos ingleses (en el caso palestino, de los israelíes); además, igual que en Irlanda, la cuestión social se presenta en Palestina como una lucha de liberación nacional”.

Losurdo recurre habitualmente a los paralelismos históricos, aunque con las salvedades y los matices que imponen los saltos en el tiempo. Por ejemplo, al abordar la lucha de clases en América Latina se retrotrae a la Doctrina Monroe y a los designios del presidente norteamericano, Theodore Roosevelt, que en 1904 ya planteó que Estados Unidos debía ejercer de policía internacional en América Latina. “El objetivo, hoy, es también quitarse de encima la bota norteamericana”, subraya el profesor de Filosofía de la Historia. Y para ello resulta capital la independencia económica. El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, lanzó en 2006 la proclama “industrialización o muerte”, igual que Mao advirtió poco antes del triunfo de la revolución en 1949 de los riesgos de que China se convirtiera en una colonia de Estados Unidos. El Che Guevara y Fidel Castro en los 60 alertaron asimismo de la necesidad de liberarse de la opresión económica del imperialismo, y Frantz Fanon, en Argelia, subrayaba que tras el triunfo de la revolución anticolonial se imponía el desarrollo económico.

Trasladado al siglo XXI, “los países que se han quedado atrasados en el desarrollo económico, tecnológico y militar corren el riesgo de una agresión directa por parte del imperialismo; este desarrollo es el precio de su independencia”, explica Domenico Losurdo. También es esto lucha de clases. “Ya ha ocurrido en Libia, y ahora puede pasar en Irán y Siria”, añade. Sin embargo, “para destruir un país no hace falta agredirlo militarmente, pues el imperialismo cuenta con otra arma decisiva, el embargo económico; Cuba lleva padeciéndolo más de 50 años; en Irak, antes de la guerra de 2003, el embargo produjo centenares de miles de muertos: eso si que resultó un arma de destrucción masiva; si las agresiones mediante el embargo han perdido fuerza en algunos casos, como en Cuba, es por la presencia de China, que garantiza determinados intercambios comerciales”.

En resumen, a juicio de Domenico Losurdo, la lucha de clases tiene lugar hoy en tres frentes, “y hay que entenderlos de manera unitaria”. En primer lugar, los movimientos de masas que en occidente (Estados Unidos, Grecia o España) protestan en el contexto de un capitalismo en crisis; Además, las naciones, como Palestina, que sufren una dominación –el colonialismo clásico- política y económica; por último, los países (por ejemplo, los latinoamericanos) que cuentan con independencia política pero han de conquistar la económica.

A la actual Europa en crisis, fracturada por luchas desgarradoras entre el centro y la periferia, ¿Cuál es la principal crítica que cabría formularle? Según Domenico Losurdo, “la subordinación a los intereses de Estados Unidos y la participación en todas las aventuras imperiales promovidas por los norteamericanos; si pretendemos luchar contra el imperialismo, Europa ha de plantear su autonomía y, en consecuencia, no participar en el embargo a Cuba, Irán, ni colaborar con Estados Unidos en su objetivo de impedir que China acceda a la tecnología”.

En medio de una crisis global a la que no se advierte salida y con una izquierda mortecina, el recurso a los clásicos permite alumbrar el camino. Para calibrar las perspectivas de cambio, Losurdo recurre a las categorías de Marx “clase en sí” (clase que aún no ha tomado conciencia de su situación) y “clase para sí” (con plena conciencia de clase). “El camino que nos queda por recorrer para pasar del primer estadio al segundo es muy largo”, explica el filósofo. ¿Por qué? “La izquierda en occidente viene de sufrir una derrota histórica, la destrucción del campo socialista y lo que ello implicó; por eso ahora cuesta tanto responder a la ofensiva ideológica del neoliberalismo”, responde.

Pero una cosa es importante: “No confundir la autocrítica con el autoodio para avanzar; con todas las críticas que puedan formularse a la revolución de octubre, antes de 1917 las potencias occidentales eran las dueñas del planeta. La revolución rusa rompió este escenario y favoreció los procesos de independencia colonial; además, entre febrero y octubre de 1917, Rusia fue el primer gran país donde las mujeres lograron la emancipación política; y otra cuestión, ¿puede entenderse la generalización del sufragio universal sin la contribución del movimiento comunista? Pienso que no. En Inglaterra (cuna del parlamentarismo), antes de la revolución de octubre la fracción más pobre del proletariado no tenía derecho al voto”. “Son cosas que no deben olvidarse”, concluye Domenico Losurdo.

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Es imprescindible un proceso constituyente

“El debate de este proceso constituyente debería ser abierto y flexible y no quedar, en ningún momento, en manos de «profesionales».

La reivindicación primera de cualquier movimiento ciudadano no debería centrarse en reformas parciales o cambios concretos del articulado, sino exigir el arranque de un nuevo proceso constituyente.”

José Manuel Lechado. Escritor, especializado en ensayo histórico y político.

La constitución española vigente, votada en referéndum en diciembre de 1978, se ha ido convirtiendo en la guinda del pastel de un cuerpo normativo obsoleto.

En tanto que refundición maquillada o más bien reconversión de las Leyes Fundamentales de la dictadura franquista, esta norma suprema del ordenamiento legal español, si bien continúa siendo útil a la clase dominante, ha dejado de servir al pueblo, ya que no garantiza sus derechos ni sus libertades ni asegura la soberanía nacional.

La constitución de 1978 es en la actualidad un obstáculo para la democracia. Con un articulado vetusto, fuera de época y gestionado por una clase política corrupta e incompetente y una judicatura mayoritariamente conservadora cuando no fascistoide, la única reforma sensata que admite esta mal llamada carta magna, si de verdad se desea un cambio y un futuro para España, es su completa derogación.

Por eso la reivindicación primera de cualquier movimiento ciudadano no debería centrarse en reformas parciales o cambios concretos del articulado, sino exigir el arranque de un nuevo proceso constituyente. Proceso que no ha de quedar, como el de 1978, en manos de la oligarquía más inculta de Europa, su clase política sometida y sus obedientes jueces, sino que habrá de ser iniciado, impulsado, dirigido y ejecutado por la ciudadanía.

El debate de este proceso constituyente debería ser abierto y flexible y no quedar, en ningún momento, en manos de «profesionales».
La reivindicación primera de cualquier movimiento ciudadano no debería centrarse en reformas parciales o cambios concretos del articulado, sino exigir el arranque de un nuevo proceso constituyente.
Como orientación general, el nuevo ordenamiento español debería considerar las siguientes propuestas, mínimas, pero imprescindibles.

-Forma del Estado republicana por cuestiones tanto éticas como estéticas. En el mundo actual es intolerable que se privilegie a una familia con la máxima magistratura del Estado sólo por cuestiones genéticas.
-Separación de poderes real y efectiva, no como en la actualidad. En este sentido los tres poderes deberían ser elegidos directamente por el pueblo y de forma independiente cada uno. Medidas imprescindibles en este sentido serían la supresión del Ministerio de Justicia y la creación de un órgano de gobierno judicial elegido por el pueblo.
-Instauración de un sistema plebiscitario en virtud del cual las grandes decisiones tengan que ser siempre refrendadas por el pueblo.
-Limitación legal del carácter «representativo» de los cargos electos, para evitar la justificación de cualquier acto de gobierno por el mero hecho de contar con cierto respaldo en forma de votos.
-Supresión del Senado e instauración de un legislativo monocameral.
-Supresión del tribunal de excepción conocido como Audiencia Nacional.
-Nueva redacción de los códigos legales y sus reglamentos, buscando la simplicidad y la comprensión, así como evitar las contradicciones y las trampas de ley.
-Creación de una ley de responsabilidad política y financiera para los cargos electos en el ejercicio de sus funciones. En particular, los programas electorales deberían tener valor contractual y su vulneración ser considerada delito. Si no puedes cumplir las promesas, dimite y convoca nuevas elecciones.
-Nuevo reglamento electoral que suprima las diferencias del valor del voto por regiones. Cambio del sistema D´Hondt por otro procedimiento de reparto más justo y equitativo.
-Nueva ley de partidos. Supresión de las subvenciones por voto recibido y por escaño. Eliminación de las limitaciones legales para participar en los comicios. Severo control de la financiación de los partidos. Los objetivos principales son la supresión del bipartidismo, de la corrupción y del clientelismo.
-Reforma del sistema penitenciario para que cumpla una función reintegradora, no vengativa.
-Nueva legislación impositiva que aumente la presión fiscal sobre los más ricos y dé lugar a una distribución equitativa de la renta.
-Lucha decidida contra el fraude fiscal y la evasión de capitales. Supresión de las sicav y otras argucias que permiten a las grandes fortunas evitar sus responsabilidades fiscales y la participación en el fondo común.
-Lucha decidida contra la corrupción y el despilfarro en la administración pública.
-Supresión del acceso a puestos públicos por libre designación y por concurso-oposición.
-Limitación intensa del número de cargos públicos electos. La administración podría funcionar de hecho sin apenas cargos electos, por lo que sería interesante reducir su presencia (y el peso que suponen para las arcas públicas) al mínimo imprescindible.
-Reorganización de los recursos públicos para asegurar su máxima eficacia y quitar facilidades para la corrupción y el despilfarro.
-Reorganización del cuerpo de funcionarios del Estado para distribuir y aprovechar con la máxima eficiencia el trabajo de las personas.
-Supresión de las leyes de privilegio. Por ejemplo, los tratamientos de respeto para ciertos cargos, las exenciones de impuestos a ciertos colectivos, las prebendas y la impunidad de ciertos cargos electos, el delito de atentado a la autoridad o la propia existencia de una familia real.Si siempre miramos hacia otro lado dejando pasar las cosas y sólo nos movilizamos cuando nos tocan el bolsillo, no vamos a ninguna parte.
-Reforma a gran escala de la policía y el ejército. La fuerza armada, tanto policial como militar, debe estar al servicio del ciudadano y no actuar como pretorianos a las órdenes de los ricos y sus políticos a sueldo. En este sentido sería interesante que las funciones policiales dejaran de depender del Ministerio del Interior y fueran asumidas por los ayuntamientos (seguridad ciudadana, tráfico, proximidad, etc.) y el poder judicial (investigación criminal, etc.). El ejército, a su vez, debería contar con una mayor integración en la sociedad, no vivir aislado en sus cuarteles, e integrar a toda la población en la defensa nacional. Las unidades dedicadas al control social, como la UIP (antidisturbios), o las decorativas (caballería, guardia real, etc.) deberían ser disueltas.
-Revisión en profundidad de la relación de España con la Unión Europea. Establecimiento de una política que permita la recuperación de la soberanía nacional. Esto debería incluir un riguroso análisis sobre la conveniencia o no de mantener en España la moneda internacional denominada euro.
-Revisión en profundidad de la deuda pública, dividiéndola en legítima e ilegítima y anulando el pago de esta última. En particular el nuevo Estado Español debería incluir en su carta constitucional una mención expresa contra las políticas criminales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y los dudosos dictámenes de las agencias de calificación financiera.
-Estricto control público de la actividad financiera, bursátil y bancaria. Imposición de normas y regulaciones que impidan la especulación, la creación de burbujas, las estafas y la proliferación de productos y derivados de carácter dudoso o poco ético.

En fin, sólo algunas sugerencias para solucionar los gravísimos problemas creados por la avaricia de los ricos y la incompetencia y mediocridad de los políticos profesionales que les sirven.

Sin embargo, salir de la eterna crisis requiere algo más: una acción decidida sobre el gran pilar carcomido de la sociedad, que no es otro que la pasividad cómplice del pueblo. Si siempre miramos hacia otro lado dejando pasar las cosas y sólo nos movilizamos cuando nos tocan el bolsillo, no vamos a ninguna parte. Tampoco si, al llegar las elecciones, un gran número de ciudadanos irresponsables, interesados o mal informados siguen apostando por los dos partidos dinásticos: PP y PSOE.

La democracia no es fácil, como no lo es la justicia. La democracia requiere esfuerzo y dedicación, además de vigilancia. La pereza sólo proporciona esa tranquilidad que otorgan al esclavo sus cadenas y su ignorancia.

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Entre 40 y 60 Mil mercenarios invaden Siria por la frontera Jordana

«Entre 40 y 60,000 Contras, principalmente libios, han entrado en el país en varios días, esencialmente a través de la frontera jordana. La mayoría están vinculados con el Ejército «Sirio» Libre, estructurado bajo las órdenes de Turquía para servir de pantalla a las operaciones secretas de la OTAN. Algunos son miembros de grupos de fanáticos, entre ellos al-Qaeda, creados bajos las órdenes de Qatar y de una facción de la familia real de Arabia Saudita: los Sudairis»

LA BATALLA POR DAMASCO A COMENZADO

Por Thierry Meyssan

Hace ya 5 días que Washington y París dieron inicio a la operación «Volcán de Damasco y terremoto de Siria». No se trata esta vez de una campaña de bombardeos aéreos sino de una operación de guerra secreta comparable a desarrollada en Centroamérica en tiempos de la administración Reagan.

Entre 40 y 60,000 Contras, principalmente libios, han entrado en el país en varios días, esencialmente a través de la frontera jordana. La mayoría están vinculados con el Ejército «Sirio» Libre, estructurado bajo las órdenes de Turquía para servir de pantalla a las operaciones secretas de la OTAN. Algunos son miembros de grupos de fanáticos, entre ellos al-Qaeda, creados bajos las órdenes de Qatar y de una facción de la familia real de Arabia Saudita: los Sudairis. Se apoderaron a su paso de varios puestos fronterizos, antes de llegar a la capital, donde sembraron la confusión atacando al azar los objetivos que encontraban a su paso: como grupos aislados de policías o de militares.

En la mañana del miércoles, una explosión destruyó la sede de la Seguridad Nacional, donde se reunían varios miembros del Consejo de Seguridad Nacional. La explosión costó la vida al general Daud Rajha, ministro de Defensa; al general Assef Chawkat, ministro adjunto; y al general Hassan Turkmani, adjunto del vicepresidente de la República. Se desconoce aún el modo exacto en que fue realizada la operación. Podría tratarse de un atentado suicida o de un ataque realizado con un avión sin piloto.

Washington esperaba que la decapitación parcial del aparato militar sirio condujese a varios oficiales superiores a desertar con sus tropas, o sea a volverse contra el gobierno civil. Pero no ha sido así. El presidente Bachar al-Assad firmó inmediatamente las nominaciones de los sucesores de los fallecidos, garantizando así a la perfección la continuidad del Estado.

En París, Berlín y Washington, los mismos que ordenaron la operación se han entregado además a una sucia maniobra que consiste en condenar el acto terrorista a la vez que confirman su apoyo político y logístico militar a los terroristas que lo cometieron. De forma totalmente desvergonzada concluyeron que los responsables de los asesinatos no son los realizadores del atentado sino las propias víctimas, por haberse negado a dimitir bajo la presión de esos mismos gobiernos y por no haber aceptado entregar su patria a los apetitos occidentales.

Caracas y Teherán han expresado sus condolencias a Siria, subrayando que el ataque fue ordenado y financiado por las potencias occidentales y los países del Golfo. Moscú también expresó sus condolencias y observó que el pedido de sanciones contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU constituye un respaldo político a los terroristas que atacan ese país.

Los canales de la televisión siria comenzaron a transmitir cantos patrióticos e imágenes del ejército. Interrumpiendo la programación, el ministro de Información, Omran al-Zou’bi, lanzó un llamado a la movilización de toda la ciudadanía. No es momento para querellas entre gobierno y oposición. La Nación está enfrentando una agresión externa. Recordando el artículo que publiqué en Komsomolskaya Pravda, donde describía la operación mediática de desmoralización preparada por los canales occidentales y del Golfo [1], el ministro alertó a sus conciudadanos sobre el inminente comienzo de dicha operación. Posteriormente desmintió las falacias de los canales del Golfo sobre un supuesto motín en la 4ª división y sobre una serie de explosiones que habrían destruido el cuartel principal de dicha división.

Los canales nacionales sirios han transmitido varias veces por hora las indicaciones necesarias para que los telespectadores sirios puedan captar sus programas a través del satélite Atlantic Bird, en caso de que se interrumpiera su transmisión a través de los satélites ArabSat y NileSat.

En Líbano, Hassan Nasrallah recordó la hermandad de armas existente entre el Hezbollah y Siria, forjada en la lucha contra el expansionismo sionista, y garantizó su respaldo al Ejército Árabe Sirio.

El atentado fue la señal de inicio para la segunda parte de la operación. Los grupos armados infiltrados en la capital se lanzaron al ataque de diversos objetivos, de forma más o menos selectiva. Por ejemplo, un centenar deContras atacaron la casa próxima a mi apartamento al grito de ¡Alá Akbar! Un alto responsable militar reside en el lugar. Hubo 10 horas de combate ininterrumpido.

Al caer la noche, el ejército respondía con discreción a los ataques de los Contras. Posteriormente, se dio la orden de responder a los atacantes lo más enérgicamente posible. No se trataba ya de luchar contra terroristas que venían a desestabilizar Siria. La nueva misión era enfrentar una inconfesable invasión extranjera y proteger la patria en peligro.

La aviación entró entonces en acción para destruir las columnas de mercenarios que tratan de alcanzar la capital.

Al final de la mañana, la calma se restablecía progresivamente en la ciudad. Los Contras y sus colaboradores se veían obligados a retirarse. Se restablecía la circulación en las carreteras y las grandes arterias y se instalaban barreras para filtrar el tránsito en el centro de la ciudad. La vida volvía a su curso cotidiano, aunque aún podían escucharse disparos aislados en diversos lugares. La mayoría de los comercios permanecían cerrados y largas colas podían verse ante las panaderías.

Se piensa que el asalto final puede tener lugar durante la noche del jueves al viernes y durante la jornada del propio viernes. Es indudable que el ejército nacional sirio saldrá nuevamente victorioso ya que tiene a su favor la correlación de fuerzas. Se trata además de un ejército de reclutas que goza del apoyo de la población, e inclusive el respaldo de la oposición política interna.

Conforme a lo previsto, los satélites ArabSat y NileSat desconectaron durante la tarde la señal del canal sirio de televisión Ad-Dounia. La CIA pirateó la cuenta de Ad-Douni en Twitter para transmitir mensajes falsos que anunciaban una retirada del ejército nacional sirio.

Los canales de televisión del Golfo anunciaron un derrumbe de la moneda siria, como preludio de la supuesta caída del Estado. El gobernador del Banco Central, Adib Mayaleh, se presentó ante las cámaras de la televisión siria para desmentir la nueva intoxicación y confirmar que la tasa de cambio sigue siendo de 68,30 libras sirias por un dólar estadounidense.

Se desplegaron refuerzos en los alrededores de la plaza de los Omeyas, para proteger los estudios de la televisión estatal, que todos los enemigos de la libertad consideran un objetivo prioritario. Se han instalado estudios auxiliares en el hotel Rosa de Damasco, donde pasan cómodamente su tiempo los observadores de la ONU. La presencia de estos observadores militares de la ONU, que no han permitido que el ataque contra la capital interrumpa su farniente, sirve de facto de protección a los periodistas sirios que arriesgan sus vidas para mantener informados a sus conciudadanos.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, la Federación Rusa y China recurrieron por tercera vez al veto ante una proposición de resolución en la que los países occidentales y las monarquías del Golfo trataban de abrir el camino a una intervención militar internacional. Los representantes de Rusia y China ante el Consejo de Seguridad han denunciado incansablemente la propaganda tendiente a presentar como una revuelta ahogada en sangre lo que en realidad es una agresión exterior contra el Estado sirio.

Se estima que la batalla de Damasco puede reanudarse esta noche.

 

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Tesis sobre proceso constituyente

Tamborilero de Hojalata de Periódico  3ºInformación

» La propuesta es constituir una democracia basada en el empoderamiento de los sectores populares, en el poder popular. Una democracia entendida como participación directa, satisfacción de las necesidades y capacidad de garantizarlo, la democracia participativa. Por tanto, construir poder popular para una democracia participativa.»

 

1. Desde la política, se puede concebir un proceso constituyente como un cambio en la constitución material (conjunto articulado de fuerzas, relaciones e instituciones sociales que fundamentan el sistema político plasmado en la constitución formal -escrita-), como una nueva configuración del bloque social sobre el que se sustenta la constitución formal del poder político (la institucionalidad, el estado). Si cambia el bloque de poder, cambia la institucionalidad. Ese cambio puede significar alteraciones en las correlaciones de fuerzas internas en el bloque de poder o la sustitución de un bloque de poder por otro.

2. La oligarquía española, aliada con las oligarquías europeas dirigentes, está llevando a cabo una feroz ofensiva contra los sectores populares en el marco del régimen de 1978. Se rebaja el umbral de las condiciones de vida, se estrecha el marco de los derechos sociales y políticos manteniendo apenas alterada la constitución escrita, culminando así un proceso de vaciamiento de tres décadas. La reforma constitucional de agosto de 2011 simboliza este hecho.

3. A su vez, se evidencia que en el proceso de construcción europea, en tanto que una forma bastarda y falsa de “proceso constituyente”, solo las oligarquías nacionales europeas operan como “poderes constituyentes”, representadas por sus respectivos gobiernos y a través de mecanismos financieros. La convergencia europea en la UE no es la constitución de un sujeto político europeo, ni en forma de demos, ni de kratos, ni siquiera de una oligarquía europea, es la vinculación dependiente, imperialista, de las oligarquías de los países periféricos, que arrastran tras de sí a los sectores populares, a las oligarquías de los países dominantes europeos en un marco institucional que garantiza esa dominación.

4. Todo cambio social implica transferencias de poder político. Con la crisis, el cambio necesario para conseguir derechos sociales, sacar adelante reivindicaciones salariales o hacer valer intereses incluso a corto plazo, no encaja en el marco constituido. Las reivindicaciones inmediatas, los intereses a corto plazo representan ya hoy necesidades constituyentes, pues para satisfacerse precisan de tal grado de poder político como para ser constituyente, precisan fundar un marco político y social propio que las reconozca y las garantice. El actual marco político y social, formal y material no permite ya su satisfacción: ni las fuerzas dirigentes del bloque oligárquico están dispuestas a ceder ante los intereses populares ni el marco formal es capaz de integrarlos como hasta ahora. Por eso hoy cualquier pequeña reivindicación alberga en su interior potencial constituyente, puede ayudar a plantear la cuestión del poder, la cuestión de la democracia.

5. El proceso constituyente que necesitamos permite plantear la cuestión del poder y la cuestión de la democracia como interdependientes. En el contexto de la crisis y desde la perspectiva de la satisfacción de las necesidades de la clase trabajadora y los sectores populares, el poder y la democracia son aspectos de la misma cuestión: qué poder para qué democracia, cómo construir un poder alternativo para otra democracia posible y necesaria. Ese es el objetivo estratégico del proceso constituyente que necesitamos.

6. La propuesta es constituir una democracia basada en el empoderamiento de los sectores populares, en el poder popular. Una democracia entendida como participación directa, satisfacción de las necesidades y capacidad de garantizarlo, la democracia participativa. Por tanto, construir poder popular para una democracia participativa. Conseguir la capacidad de asegurar nuestras necesidades sociales y dotarnos de un marco político que lo garantice. Esa es la perspectiva de salida a la crisis.

7. El proceso constituyente que necesitamos se entiende como un proceso de acumulación de fuerzas en lucha por articularse como alternativa de poder, como nuevo bloque de poder, como poder constituyente. Es el proceso constituyente de los sectores populares afectados por la crisis.

8. El proceso constituyente que necesitamos supone un cambio de bloque de poder que implique no sólo un cambio en la institucionalidad, no sólo sustituir una corona por una presidencia de la república, sino en su carácter de clase, en la geometría del poder: el bloque de poder de los de abajo, popular, frente al bloque de poder de los de arriba, oligárquico, con una institucionalidad correspondiente. El proceso constituyente del bloque popular, de la clase trabajadora y los sectores populares, constituye poder popular, constituye democracia participativa.

9. El proceso constituyente que necesitamos no desvincula ni confronta lo estatal de lo europeo, aspira a integrarse en un proceso verdaderamente constituyente europeo, sobre la base del empoderamiento de los pueblos de Europa, desde su unión en base a sus necesidades, en igualdad y solidaridad.

10. La sociedad civil, entendida como el conjunto de los sujetos sociales, es el terreno principal donde se despliega y articula el proceso constituyente. La constitución de sujetos sociales en sujetos políticos en el seno de la sociedad civil supone la identificación de intereses, la formulación de reivindicaciones y la satisfacción de necesidades a través del empoderamiento, de la apertura de espacios de poder alternativo, como germen de una nueva sociedad política, de un nuevo estado. Los sujetos deben reconocerse como tales, pasar de ser sujetos objetivamente a serlo subjetivamente, de ser pasivos a ser activos, de ser subalternos a ser articuladores.

11. La tarea de las fuerzas políticas implicadas en el proceso es facilitar el paso de sujetos sociales a sujetos políticos, a poder constituyente, a agentes fundantes de una realidad nueva, de una institucionalidad nueva, desde la inversión de la geometría del poder. Ayudar al salto cualitativo desde unos sujetos sociales desarticulados, inconscientes (de su subjetividad y, por ende, de su propio poder) y políticamente dependientes e integrados en el bloque dominante a sujetos políticos plenos, capaces de articular un bloque social propio. Las fuerzas políticas no son sujeto constituyente o poder popular, son los instrumentos del sujeto constituyente, del poder popular.

12. La expresión política organizada de los sujetos sociales precisa de la unidad, de la alianza, del frente común, pero no para crear una instancia superior que sustituya a los sujetos sociales ni para que los represente dentro del viejo marco político-formal, procesando sus necesidades en fórmulas digeribles y asimilables por éste (algo que pese a su imposibilidad actual no se deja de intentar), sino para consumar la constitución de los sujetos políticos asumiendo la tarea de superar-romper el viejo marco político, la vieja institucionalidad. Para consumar, en definitiva, la constitución del bloque social alternativo como bloque histórico que enarbola un proyecto histórico: la democracia participativa como poder popular, camino del socialismo.

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Urgente: Portaaviones Norteamericanos amenazan a Siria

SIRIA  ¿Tiene derecho a defenderse un país agredido?

 ¿Qué diría la izquierda, si organizaciones de mercenarios actuaran como fuerzas de invasión con apoyo de organizaciones criminales como la OTAN, atacando a un país y un régimen legitimado internacionalmente, que promueve cambios sociales y políticos, el único país laico de Oriente Medio, donde los derechos de la mujer y el hombre son similares, donde conviven multitud de religiones sin aparentes conflictos, capaz de acoger a casi 3 millones de refugiados entre Palestinos, Libaneses y Iraquíes provocados por las sucesivas guerras en la zona?

Siria IV: la gran impostura.

Eduardo Luque Guerrero

…Y para terminar, ¿no será acaso que se está intentando destruir Siria porque este país está considerado como el centro del Islam moderado? Para justificar su propia política de dominación, Occidente prefiere la existencia del Islam extremista que el propio Occidente propicia, alimenta y engorda. Al oponer al mundo occidental (supuestamente cristiano) un mundo de barbudos fanáticos, Occidente puede justificar su propia guerra por el control del petróleo…

Junio del 2012. Informe elevado al Vaticano por el enviado especial del Papa Monseñor Philippe Tournyol du Clos, Archimandrita Griego-Católico para Oriente Medio.

 

En 1962 el Estado Mayor conjunto y el Pentágono desarrollaron un plan de acción contra Cuba, lo denominaron: «Justificación de la intervención militar estadounidense en Cuba» u operación Northwoods.[1] Consistía básicamente en asesinar a ciudadanos de EEUU preferentemente cubanos y provocar con ello una «valiosa oleada de indignación en la prensa estadounidense» que justificara la declaración de guerra contra Cuba. Su aplicación fue rechazada por el entonces presidente Kennedy; aunque esa misma premisa ha sido utilizada desde el atentado a las torres gemelas para justificar las guerras de Afganistán e Irak.

Dentro de las terribles matanzas que se están produciendo en Siria, la penúltima de ellas, el exterminio de la población en Houla es especialmente escalofriante. Más de un centenar de personas asesinadas muchas de ellas niños y mujeres degollados; decenas de hombres asesinados sumariamente.

La matanza se hizo coincidir con la llegada a Damasco del enviado de las NNUU Kofi-Anan. Curiosamente los grandes titulares contra el gobierno sirio se producen cuando hay un hecho político relevante: pasó con los observadores de la Liga Árabe, cuando iban a hacer público su informe denunciando, entre otras cosas, la acción militar de la “oposición” fueron acallados por la presidencia de la comisión en manos de Arabia Saudita. Sucedió con la estancia de los observadores de las NNUU; la sucesión de atentados con coche bomba, los propios ataques a los convoyes de los observadores, tuvieron como finalidad conseguir que estos se llevaran una imagen distorsionada del país. Cada matanza que sucedía era achacada al gobierno sirio, el menos interesado políticamente puesto que sólo beneficiaban a la oposición.

Los “medios” occidentales al unísono siempre señalan un único culpable: el presidente Al-Assad. En la matanza de Houla la oposición ha presentado hasta tres versiones diferentes a saber: primero se afirmó que la población había sido masacrada por efectos de bombardeos aéreos, las cadenas de TV (entre ellos los canales españoles y catalanes) emitieron imágenes descontextualizadas de aviones bombardeando. Cuando los inspectores de la ONU en misión de observación alcanzaron la aldea, pudieron comprobar que la mortandad se había producido de otra forma. La población en realidad fue expulsada de varias aldeas cuando el ejército perdió el control sobre las mismas tras un duro ataque y fue concentrada por el Ejército Sirio Libre en el lugar de la matanza. Rápidamente los medios cambiaron el guión, ahora fue el ejército sirio. Cuando demostraron los observadores que no se podía atribuir a éste la masacre, los medios cambiaron por tercera vez y afirmaron que habían sido las milicias “pro-gubernamentales”.

Días más tarde el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zaitung, nada afín por cierto al gobierno sirio, en su edición del 8 de junio del 2012 señalaba inequívocamente al Ejército Siro libre y a fuerzas de la propia OTAN de haber perpetrado la matanza; en paralelo, las investigaciones del afamado periodista ruso Marat Musin, recogían testimonios directos de los supervivientes que señalaban a la oposición armada como la gran responsable. Las declaraciones son escalofriantes. La primera familia masacrada, casi treinta personas, eran culpables de que uno de sus miembros era un parlamentario recién escogido. Otra familia fue acribillada porque un menor lucía un brazalete con los colores de la bandera Siria….

Nuevas voces se alzan contra la distorsión de la realidad: en el mes de mayo el enviado especial del Vaticano para Oriente Medio visitaba durante semanas las regiones azotadas por la guerra. El conjunto de entrevistas a supervivientes, ciudadanos de una u otra religión y elevado al Vaticano denuncia la Impostura mediática que se está produciendo y el apoyo de la población, que quiere y espera reformas, pero que no desea la caída de Al-Assad. El documento es de tal claridad que no ha sido recogido por ningún medio de comunicación occidental.[2]

Para añadir más argumentos a este hecho cabe recordar las declaraciones del portavoz del Secretario General de la ONU para Siria, el señor Martin Nesirky quién declaraba que según los informes publicados por los observadores de la Organización de las Naciones Unidas, la oposición armada siria dispara contra civiles inocentes atendidos en hospitales y casas de salud; en ocasiones no duda en abrir fuego desde los propios hospitales contra los civiles para provocar la intervención militar.

La diplomacia occidental aprovechó las oleadas de indignación orquestadas y antes de poner en marcha ninguna investigación, los gobiernos europeos llamaron a consultas a sus embajadores y liberaron más dotaciones económicas a los resistentes. Los gobiernos occidentales están aumentando el ritmo de la contratación de mercenarios en diversos países e incluso la de suicidas que por importantes sumas de dinero para sus familias, se inmolan asesinando al mayor número de civiles posibles (fuentes de la inteligencia israelí calculan que el costo de un suicida es de unos 50000$) La matanza de Houla arrastra pues el tufo inconfundible de la operación Northwoods.

La implicación directa de la OTAN en la guerra civil Siria es evidente. Ya han muerto los primeros mercenarios españoles que luchan con las brigadas yihadistas opuestas al gobierno. Para antiguos legionarios y ex miembros del ejército español, sueldos de 6000 a 8000 € al mes son una buena tentación. Así la financiación de grupos de asesinos a sueldo desde el principio se ha incrementado, la venta de armamento cada vez más sofisticado también.

Francia ha reconocido oficialmente que vende material militar a la oposición. La utilización de satélites, aviones no tripulados e incluso cazas de la OTAN violando el espacio aéreo del país son una constante desde el comienzo del conflicto hace 14 meses. La OTAN sigue contemplando una intervención militar. La arrogancia imperial de la política de la señora Clynton está tensando las relaciones con Rusia y China de forma extraordinaria.

La detención en el Mar del Norte, en la primera semana de julio, de un barco ruso cargada de suministros para la base naval de Latakia en la costa siria, es un hecho que recuerda la crisis de los misiles cubana. Tanto China como especialmente Rusia están desarrollando un intensísimo esfuerzo diplomático que evite la agudización del conflicto tal y como parece desear el Imperio y la OTAN.

Frente a la arrogancia occidental, la respuesta del ejército sirio abatiendo un caza turco que había violado su espacio aéreo, ha provocado un auténtico desconcierto en el Cuartel General de la Alianza  Atlántica. El gobierno de  Al-Assad ha demostrado su determinación para defender su país de la agresión exterior. La declaración posterior del presidente de que su país estaba en guerra va en la misma dirección. Porque es de eso de lo que estamos hablando, Siria está sufriendo una invasión exterior.

El apoyo de Rusia como decimos es firme, lo demuestra el lanzamiento de dos mísiles balísticos de última generación (diez cabezas nucleares por misil, con un alcance de 12000 Km y con un error de impacto de menos de 60 cm) que sobrevolaron Israel, Jordania, el Líbano y Turquía; un claro aviso de las consecuencias que tendría una intervención occidental directa y demuestran la dimensión internacional de un conflicto, que es el prolegómeno necesario al ataque Israelí-estadounidense a Irán. La guerra abierta contra Siria, de producirse, evolucionaría rápidamente a otra más generalizada que abarcaría desde el Mediterráneo Oriental hasta Asia Central.

No debemos ignorar las implicaciones geo-estratégicas que se ocultan tras el hostigamiento al único país laico de Oriente Medio. El descubrimiento de importantes campos de petróleo en el este del país, de grandes bolsas de gas en la costa mediterránea y el deseo de Occidente de dar salida al petróleo de Arabia Saudita por territorio sirio es una de los argumentos base del conflicto.

En la partida se juega no sólo la estabilidad del país y el fin de las masacres sino también la reconfiguración de un espacio estratégico vital para las potencias emergentes y para un Imperio que declina.

El gobierno de Al-Assad ha sido el único que ha hecho propuestas políticas reales: la convocatoria de elecciones municipales, el Referéndum constitucional, las elecciones  legislativas y finalmente la inclusión de representantes de la oposición en el gobierno buscan una salida política; igualmente el pasado 27 de marzo el gobierno Sirio aceptó los 6 puntos del plan de paz de Kofi Annan y elecciones parlamentarias a finales del 2013 sin la participación del presidente Al-Assad.

La oposición no desea ninguna salida política, sigue  reivindicando la destitución del gobierno. La propuesta de Kofi Anan encuentra enormes dificultades. El 16 de junio, los enviados de la ONU abandonaron el trabajo de campo después de sufrir varios atentados que acabaron con la vida de militares que les servían de protección. Los atentados fueron reivindicados por Al-Qaeda, una de las 100 organizaciones militares de mercenarios que luchan contra el gobierno sirio. Cada propuesta política por parte de Rusia y el gobierno sirio es respondida por la oposición con una nueva masacre.

Una nueva mesa de “diálogo” se ha abierto, el Grupo de Acción para Siria lo forman Rusia, China, EEUU, Turquía, la UE, la Liga Árabe, el Reino Unido. Como en los procesos neocoloniales de principio de siglo XIX, no es necesario pedir opinión a los sirios. El grupo ha acordado promover la existencia de un gobierno de transición con representantes del gobierno actual y de la oposición no militar.

De todas formas la reunión evidencia un doble fracaso estratégico para Occidente; no se contempla la destitución del presidente Assad ni la supeditación del país a los intereses occidentales, y se mantiene la unidad política Siria frente al proyecto de iraquización que promueve el Departamento de Estado.

El pasado 27 de junio, la “resistencia democrática” perpetraba una nueva acción terrorista en Damasco, periodistas sirios y agentes del orden eran asesinados en los locales de la Al-Ikhbariya TV, un ataque auspiciado por la decisión de la UE de imponer sanciones contra el Organismo de la Radio y la Televisión siria. EEUU señaló también los objetivos al incluir en sus listas negras a las TV y los medios tanto escritos como audiovisuales que dieran algún tipo de información diferenciada. Con su habitual cinismo ni Reporteros sin Frontera (RSF) que sigue calificando al Ejército sirio Libre como autor de una «sublevación prodemocrática». Ni France 24, auténtico ariete a favor de la intervención francesa, ni el País, ni el Mundo, ni Público, ni otros medios de “izquierdas” repiten otra cosa que no sea la versión oficial de la OTAN. La manipulación mediática que estamos viviendo es tal que el ministro ruso de Relaciones Exteriores Serguei Lavrov, ha incluido de forma prioritaria en el protocolo de propuestas el fin del acoso mediático a Siria. Facebook se ha convertido en un medio importante para marcar los objetivos a asesinar por parte de la “oposición democrática”.

A través de este medio se envían direcciones, fotos de los objetivos y las familias que han de ser eliminadas por su apoyo al gobierno. En la matanza de Houla las primeras decenas de muertos habían sido denunciados en facebook como familiares del Secretario del Parlamento sirio. Hillary Clinton ha manifestado su apoyo al papel de Facebook en los cambios de régimen de la llamada «primavera árabe». Las redes sociales son utilizadas como elementos clave de la  propaganda del imperialismo, es algo sobre lo que habría de reflexionar la izquierda que en ocasiones de forma bastante simplista habla de la libertad de las redes sociales e internet.

El Ejército Sirio libre y los medios occidentales justifican y amparan la campaña bajo el argumento de ser “favorables al régimen”, se abre así la espita para asesinar a cualquier persona que defienda al gobierno nacional. El fundador de la red social, Mark Zuckerberg participó en el 2011 en el grupo Bilderberg un club exclusivo de la OTAN, supervisando también la campaña a favor del presidente de  Israel en los últimos meses.

La pregunta que cabe hacerse es si tiene derecho a defenderse un país y un gobierno si es atacado por fuerzas extranjeras. La declaración pública del presidente Al-Assad de que el país está en guerra, no es sino el reconocimiento de una realidad. La victoria militar contra el gobierno sirio, al menos de momento, se antoja imposible. A pesar de la capacidad armamentística de la  oposición no han sido capaces de ocupar y controlar un terreno de forma estable.

El gobierno cuenta con una enorme base social que lo sostiene y ha conseguido nuclear la oposición interna entorno al presidente. La oposición militar sólo ofrece como solución, la formación de un estado islámico y el “exterminio” de los herejes. La práctica de la degollación de la población civil es para los fanáticos yihadistas una forma de ofrenda a Alà.

El final de la pasada cumbre del G-20 no representó ningún avance en el cuadro sirio, el presidente Barack Obama, presionado por las urgencias electorales, las presidenciales son en Noviembre, no está dispuesto a dar marcha atrás[3] aunque bajo la mesa busque algún tipo de salida. El órdago se hace cada vez más grande. En este momento sólo separa la orden de intervención directa en Siria e Irán el cálculo de rentabilidad electoral, si Obama cree que la reelección está comprometida permitirá el ataque Israelí a Siria e Irán.

El Laberinto de la Izquierda.

¿Qué diría la izquierda, si organizaciones de mercenarios actuaran como fuerzas de invasión con apoyo de organizaciones criminales como la OTAN, atacando a un país y un régimen legitimado internacionalmente, que promueve cambios sociales y políticos, el único país laico de Oriente Medio, donde los derechos de la mujer y el hombre son similares, donde conviven multitud de religiones sin aparentes conflictos, capaz de acoger a casi 3 millones de refugiados entre Palestinos, Libaneses y Iraquíes provocados por las sucesivas guerras en la zona?

Seguramente la izquierda evocaría a la Republica española del 36, cuando la sublevación de sectores sociales de extrema derecha, con apoyo del ejército y la inestimable ayuda de Hitler y Mussolini ensangrentó durante 3 años a nuestro país.

¿Quién negaría el derecho a la autodefensa a la República Española, aunque cometiera errores en plena guerra civil? Igual que 1936 la gran prensa Inglesa, americana e incluso francesa, acusaba a los republicanos de cometer multitud de tropelías hoy acusa al gobierno sirio, a diferencia de entonces, la izquierda permanece muda y sorda, o bien toma partido por la oposición Otanista en un claro ejemplo de aceptación de lo “políticamente correcto”.

En 1936 las bombas incendiarias machacaban Madrid o Guernika, hoy las bombas puestas en los lugares de  mayor tránsito de personas en los parques, en hospitales, escuelas  o camino de la Universidad en Damasco o Aleppo, no conmueven para nada a esa izquierda que como mucho, dice cerrar los ojos a una realidad que no quiere abordar, que apoya el cartel de la manifestación pero no el comunicado, mientras la otra, la instalada en el gobierno Autonómico, apuesta por la intervención en pasillos “humanitarios”.

Se echan en falta también los defensores de esa “primavera Siria” que parece que sólo existe en su propia fantasía. ¿Alguien puede creer en una “primavera libre” financiada, dirigida y orquestada por la OTAN, por los gobiernos fascistas y teocráticos de Arabia Saudita o Qatar donde aún se castiga con la hoguera a las brujas y con la lapidación a las adúlteras? Porque estos son los adalides de esta “revolución” al igual que lo fueron de la Revolución libia. De esa misma izquierda aún estamos esperando que condenen los mortales bombardeos sobre los Guernikas Libios.

 

Eduardo Luque Guerrero


[1] Este plan de alto secreto fue desclasificado en el 2001 y se puede consulta fácilmente en: gwu.edu/~nsarchiv/news/20010430/doc1.pdf

[2] El autor del informe es Monseñor Tournyol du clos, Archimandrita perteneciente al Patriarcado de Antioquía y de todo el Oriente, de Jerusalén y de Alejandría El documento fue traducido por la red voltarie y reconocido como tal por la agencia Fides (vocera del Vaticano) el 04/06/2012.

[3] «Obama: Rusia y China no apoyan derrocamiento de Al-Asad », Red Voltaire , 20 de junio de 2012, www.voltairenet.org/a174702

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