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¿Podremos construir juntos la alternativa?

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«Pablo Iglesias ha incorporado elementos sustanciales del discurso de Anguita: pensar en grande, definir el enemigo principal (la clase política) y, específicamente, disputarle la base social a los partidos tradicionales desde posiciones que vayan más allá de los viejos posicionamientos  y, no es cosa pequeña, vocación de mayoría y no de fuerza complementaria».

Manolo Monereo

1.-  Se trata de elecciones en la Unión Europea

Los efectos políticos  de estos comicios han sido tan significativos en nuestro país que a veces se nos  olvida que estas eran unas elecciones europeas. El dato de fondo: la UE se ha ido convirtiendo en una maquina productora de fascismos, nacionalismos extremistas y populismos de derecha. La paradoja está ahí: nacida, eso se dice desde la ideología europeísta, para superar los nacionalismos, fomentar la paz y la cooperación, se ha ido convirtiendo en su contrario.

Se profundiza la fractura Norte-Sur  y se acentúa  la del oeste con la del este, desde una dinámica que solo cabe calificar de (neo) colonial; la dependencia política, económica y político-militar de la Administración imperial norteamericana adquiere rasgos dramáticos. El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) y la actuación de la UE en Ucrania son datos especialmente significativos de lo que decimos; todo ello, de ahí su gravedad, en un mundo que cambia aceleradamente hacia la multipolaridad. A más Unión Europea, mayor dependencia del  imperialismo USA.

El otro lado es la catástrofe social y la regresión civilizatoria, especialmente en el Sur. Para decirlo directamente y ahorrar literatura: las poblaciones están exigiendo protección, seguridad y horizonte de futuro ante una Unión Europea que le exige recortes sociales sin límites, degradación de sus condiciones de vida y reducción de sus libertades. Todo ello, para salvar al euro y a un  proyecto supuestamente europeo que condena  a la pobreza, al desempleo y la precariedad a las mayorías sociales y singularmente a la juventud.

Los gobiernos, todos los gobiernos sin excepción (hablar de derecha e izquierda da vergüenza ajena) cómplices y ejecutores conscientes de políticas contrarias a sus constituciones, a sus proclamadas defensa de los derechos sociales y del Estado de bienestar. Se podría decir de otro modo: estamos en la plena (norte) americanización de la vida pública europea. Gobernar en esta Unión significa traicionar y dividir a los europeos y europeas.

Por eso a nadie le puede extrañar  la elevadísima abstención, la desgana, el aburrimiento y la rabia, una inmensa rabia, de unas poblaciones sin referentes, desprotegidas y masivamente  engañadas por sus élites políticas.

Casi nunca se habló en serio de propuestas europeas y las grandes frases (Europa social, modelo social europeo, democracia, solidaridad, proceso constituyente) se quedaron en eso, frases de cartón-piedra, recuerdo de viejos escenarios  que circulan como ideas zombi por imaginarios sociales que definitivamente viven en otro mundo, en el del miedo, la inseguridad y el abandono.

Si algo demuestran estas elecciones  es que la  soberanía popular y el Estado social nacional son las únicas líneas de resistencia al neoliberalismo y a la Europa alemana del euro.

2.- Crisis del bipartidismo, crisis del régimen: entre restauración y ruptura

 Ha sido un fantasma que ha recorrido la campaña: el gobierno de coalición. El ruido, el rumor, venía de lejos pero desde dentro del poder. Que fuese Felipe González  y en plena campaña no pudo ser casual, sobre todo, por que rompía el discurso del PSOE, que, no le quedaba otra, consistía en diferenciarse del PP en el terreno más difícil: la UE; menos mal, para ellos, que las meteduras de pata machistas del señorito Cañete ayudaron al pobre y desteñido discurso de la señora Valenciano.

Las razones que se barajan por los círculos palaciegos, mediáticos, económicos, políticos, para la “gran coalición” han sido, parece, básicamente tres: el desprestigio creciente de la monarquía, las varias cuestiones “nacionales” del Estado español y la crisis del bipartidismo. Yo le añadiría una más, que se relaciona con el sur de la zona euro y que anuda y concreta históricamente las otras tres cuestiones: ¿qué modelo productivo económico y social?, ¿qué  tipo de Estado y qué sistema político nos toca en la nueva división del trabajo que se está construyendo en la crisis y desde ella?

Es, lo podríamos llamar así, el tema viejo y nuevo, del subdesarrollo y de la dependencia (neo) colonial de España, en el marco de una alianza de clases de las diversas burguesías articuladas por las instituciones de la Unión y garantizadas por el Estado alemán.

El resultado de las elecciones no hace otra cosa que confirmar lo acertado de estas previsiones: el bipartidismo retrocede electoralmente y lo hace por y desde la izquierda. Sin embargo, para aterrizar, no se deberían olvidar dos cosas: que estas elecciones tienen la peculiaridad de ser muchas veces mecanismo de protesta, voto de castigo y advertencia a las fuerzas políticas dominantes y, esto hay que subrayarlo, que la crisis del bipartidismo no implica sin más su superación, para que esto sea posible hará falta una fuerza  política y social alternativa que lo materialice. Lo nuevo, insisto, es el avance de IU y el ímpetu de Podemos.

La respuesta de la clase política ha sido la esperada: autismo y más de lo mismo. La derecha canta aparentemente victoria y espera tiempos mejores, dios mediante la esperada recuperación económica y la suavización de los criterios fiscales y presupuestarios de la Troika. Sorprende la actitud del PSOE: una dimisión a tiempo  fijo de su secretario general y convocatoria de un congreso en clave de aparato. Replegarse en estas condiciones parece la vía más segura para convertir la crisis en algo estructural y permanente.

Hay razones de fondo para el declive: la socialdemocracia europea se ha ido convirtiendo en la otra cara del neoliberalismo dominante, comprometida con un europeísmo insulso y  carente de un proyecto realmente diferenciado de la derecha. Del “reformismo sin reformas” se ha pasado a la “contra reforma” permanente y  a su progresiva conversión en un “partido cartel” sin vínculos sociales específicos y desligado de los movimientos sociales viejos y nuevos.

Parecería que el “repliegue como respuesta” de Rubalcaba tiene relación con la crisis del régimen y las salidas políticas al mismo. Unas primarias democráticas podrían poner el partido en manos de personas poco seguras y  sin  relaciones orgánicas con los poderes fácticos; un giro hacia la izquierda seria percibido como  una  propuesta “frente populista” y acentuaría aún más la crisis del sistema dinástico de partidos.

Quizás estemos ante una  “salida” a la italiana: refundar el PSOE en clave de partido democrático y remodelar el conjunto de las fuerzas políticas del régimen. El “transformismo” como vía  para una nueva transición y el gobierno de coalición como palanca de un nuevo régimen monárquico y oligárquico. Felipe González ya lo intentó en otro momento.

3.- Izquierda Unida y Podemos: la alternativa que avanza

Empezar por lo evidente siempre ayuda a enhebrar  el razonamiento: el bipartidismo retrocede seriamente y lo hace por la izquierda. IU avanza y Podemos emerge con mucha fuerza. Este es el dato y se puede y se debe partir de él: los nuestros, los hombres y mujeres comunes y corrientes, quieren una izquierda alternativa a las políticas dominantes y a las formas tradicionales de ejercerlas. Esto para IU debería ser memoria y sentido común partidario.

Partiendo del avance de IU y de su enorme patrimonio moral y organizativo, hay que reconocer un dato nuevo y sustancial: por primera vez, la formación creada por Julio Anguita tiene no solo un competidor sino una alternativa. Hablar del que fuera secretario del PCE no es inocente.

Pablo Iglesias ha incorporado elementos sustanciales del discurso de Anguita: pensar en grande, definir el enemigo principal (la clase política) y, específicamente, disputarle la base social a los partidos tradicionales desde posiciones que vayan más allá de los viejos posicionamientos  y, no es cosa pequeña, vocación de mayoría y no de fuerza complementaria  para supuestas mayorías de izquierda. Podemos no va a disputarle a IU su espacio al modo de la vieja extrema izquierda: no será el NPA francés o al menos lo intentará.

Hay, más allá de las intenciones, varios escenarios posibles para  supuestos como los analizados: el portugués, el griego o el mencionado francés. La unidad nunca es fácil y al final no es otra cosa que la continuación del conflicto por otros medios, sobre todo, cuando no hay una experiencia común, un programa y un imaginario compartido, pero esto, como sabemos, se construye colectivamente.

La clave de la unidad, sin ingenuidades, tiene que ver con el territorio común: la construcción de la alternativa política, social y cultural para iniciar un proceso constituyente que lleve a un nuevo régimen y a una nueva clase dirigente. Esta es  la verdadera línea demarcación  entre las fuerzas de la izquierda alternativa y, hay que subrayarlo,  en el interior de ellas.

El resultado electoral ha sido muy bueno para las fuerzas que estamos batallando por la Alternativa. El bipartidismo es el núcleo duro del Régimen: hoy nos lo recuerdan tantos y tantas sesudas comentaristas que intentan asustarnos con la inestabilidad permanente, el caos y la “amenaza” bolivariana (Felipe González, se está convirtiendo, tampoco es casual, en el “intelectual orgánico” de la restauración borbónica).

Ahora se trataría de construir fuerza organizada y militante y, es fundamental, combatir denodada y sistemáticamente por un nuevo consenso de masas que defina un nuevo sentido común liberador: situar a las mujeres y a los hombres que sufren la barbarie capitalista y la crueldad  sin límites de los poderosos en protagonistas conscientes de su propia historia, en actores cotidianos de un esfuerzo milenario por una vida digna, libre y emancipada del mal social de la explotación. Esa fue siempre nuestra fuerza: soñar, imaginar, darse y luchar, luchar siempre y no rendirse nunca.

Las movilizaciones, las imponentes  luchas sociales recientes  y estos  resultados electorales nos dicen que hay una disponibilidad social creciente para salir de la ratonera de las políticas neoliberales y de esta Europa alemana del euro. Necesitaremos de toda nuestra inteligencia y de todo nuestro coraje moral para no perder de nuevo una oportunidad histórica: ya han sido muchas y nuestra gente no puede esperar.

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¿ Perdió las elecciones europeas Izquierda Unida?

descargaInteresante y polémico análisis de las recientes elecciones de Rafael Escudero , p​rofesor de Filosofia del Derecho e integrante de la Fundación Europa de los Ciudadanos perteneciente a Izquierda Unida.

 

IU: razones y lecciones de una derrota

Se miren por donde se miren, los resultados de Izquierda Unida en las elecciones europeas son un tanto decepcionantes. Aunque considerable, la subida de votos y escaños sólo ha dejado satisfecha a la dirección federal. “Estamos triplemente satisfechos”, se escuchó decir al cabeza de lista durante la noche electoral. Frente a esta valoración, muchos militantes y simpatizantes sienten lo contrario: que IU ha perdido una ocasión de oro para crecer y hacer crecer a la izquierda en el Estado español; y, lo que puede ser todavía peor, que su dirigencia no parece haber captado el mensaje que muchos votantes de izquierdas lanzaron el domingo.

Me encuentro entre quienes piensan así. Resulta cuanto menos frustrante que IU no haya sabido aprovechar el descrédito del bipartidismo y el creciente desencanto de la ciudadanía -especialmente, de la más joven- con el régimen nacido de la transición y de la Constitución de 1978. Tampoco ha sabido poner en valor el trabajo de su militancia en la PAH, el 15-M o las distintas mareas, es decir, su diaria y continua participación en las luchas por los derechos y la dignidad de las personas. En esta línea, es sorprendente que tampoco haya sabido destacar -dado que de elecciones europeas se trataba- su larga trayectoria contraria a este modelo por que que discurre el devenir de la Unión Europea. Recordemos lo que le costó a IU (escisión incluida) su negativa a Maastricht y recordemos también los calificativos que se dirigieron desde el establishment a economistas, politólogos y juristas cercanos a la formación que denunciaron la deriva y efectos que produciría esta errada forma de dirigir la “construcción” europea. Hoy, años después, cuando la UE se dirige hacia lo que IU pronosticaba entonces en solitario y la realidad ha venido a darle la razón, Izquierda Unida ha sido incapaz de recordar y reivindicar su trayectoria. Me temo que las “condiciones objetivas” empiezan a estar hartas de esperar a IU.

Acostumbrada a mirar al PSOE o a sí misma, IU ha dejado de mirar a otros lados. En concreto, a las demandas de cambio de métodos, estructuras y formas de hacer política que mucha gente venía expresando desde tiempo antes de las elecciones del pasado domingo. Y que no sea porque la dirección no estaba avisada. En el interior de la propia organización, muchos militantes advirtieron que esto podía pasar. Sin embargo, la dirección federal hizo oídos sordos a estas llamadas de atención. Prefirió enrocarse y optar por un método de selección de la candidatura propio del pasado. Al final, la lista europea se configuró por un “comité de sabios” que actuó (como de costumbre) sin transparencia y siguiendo las viejas prácticas de reparto de cuotas de poder -en este caso, de escaños- entre familias, sensibilidades y grupos varios. Todo, con tal de no abrir las ventanas de la organización y escuchar lo que desde la calle se demandaba.

En política los métodos determinan los resultados. Así, de un mal método no podía salir una buena candidatura. Se eligió como cabeza de lista a un experimentado europarlamentario, pero desconocido para buena parte de la población. Sobre todo, para el sector de la misma a la que IU debiera dirigirse con mayor atención; un sector muy identificado con las demandas y formas del 15-M y que conecta mucho mejor con un perfil y un modelo de liderazgo distinto. Dado que esta organización cuenta con personas que dan muy bien ese perfil (incluido el mediático), parece claro que la única razón de la elección del cabeza de lista es la mera supervivencia de esa generación de políticos de IU que se resiste a dejar paso a otras personas y formas de hacer política.

Y es que en IU todavía persisten restos de la cultura de la transición. Aunque la mayoría de su militancia tiene muy clara la opción por un proceso constituyente y una ruptura democrática con el régimen de 1978, su dirección no desdeña los acuerdos de mesa camilla con los partidos del régimen a cambio de prebendas o puestos de poder. Como sucedió, por ejemplo, cuando IU entró en el juego del reparto de los miembros del Consejo General del Poder Judicial con el PP y el PSOE. Este tipo de pactos desconcierta a la propia militancia y hace difícil atraer hacia IU a esa parte de la ciudadanía (que existe, como se pudo ver el domingo) que denuncia el bipartidismo y apuesta clara y rotundamente por el proceso constituyente como única forma de enfrentarse al proceso destituyente de democracia y derechos que en la actualidad sufrimos.

Volvamos a la lista electoral. Su problema no residió únicamente en su cabeza. El segundo puesto se reservó para la dirección de Comisiones Obreras (ocupada, no obstante, por una muy buena sindicalista). Extraño mensaje el que se mandó con esta decisión, puesto que, a las críticas que recibe desde buena parte de la izquierda la dirección de CCOO y su forma de enfrentarse a los gobiernos y políticas de PSOE y PP, hay que sumar que en su día el sindicato apoyó ese tratado de Maastricht en el que se sentaron las bases de este proyecto europeo dirigido por la Troika. Y, por si con esto fuera poco, años después CCOO apoyó la llamada Constitución europea, ante la que también se opuso IU. En suma, parece que la lista electoral se ha utilizado más bien como un instrumento con el que la dirección de IU busca asegurarse un apoyo para su futura supervivencia política; en este caso, de la dirección del sindicato.

Además, no terminaron aquí las extrañas decisiones electorales. El tercer puesto de la lista quedaba reservado de entrada para Iniciativa per Catalunya Verds, tradicional aliado en estas lides. Esta decisión tampoco es muy coherente con la posición que ambas formaciones ocupan en el Parlamento europeo. Mientras que IU ha apostado fuerte por el grupo de la Izquierda Unitaria Europea, liderado por Alexis Tsipras, es más que presumible que ICV vuelva a incorporarse al grupo de Los Verdes, cuya posición ante la Europa de la Troika es cuanto menos errática. Esta discrepancia de posiciones políticas dentro de una misma lista no se ha explicado a los electores y esto también ha podido pasar factura. Y hablando de Catalunya, ni la lista ni el discurso de IU ha tenido el punto clave de recoger la relevancia de la cuestión del derecho a decidir e incardinarla en el discurso general sobre el proceso constituyente republicano y federal que mantiene la formación.

Con estos condicionantes, el resto de la lista se veía ya muy lejos. Ni la presencia en estos puestos de candidatos más cercanos a movimientos y luchas sociales ni la enorme movilización de las bases de IU ha sido suficiente para generar la ilusión que también desde la izquierda han generado otros. Si a esto sumamos una campaña electoral mal diseñada, basada en el modelo de “caravana electoral” más propio de los años ochenta y noventa que de la época post 15-M, así como unos cuantos errores clamorosos, como por ejemplo el de preguntar a la Junta Electoral sobre la participación del candidato de Podemos en las tertulias televisivas, el resultado final estaba ciertamente cantado. Y de ahí la decepción que se vivió en muchas sedes de IU el domingo por la noche.

Pero ya no es el momento de lamentarse, sino de cambiar los métodos de hacer política y sentarse a escuchar, dialogar, tender puentes, pactar y construir con quienes estén dispuestos a generar ese frente amplio que cambie radicalmente el curso político en las próximas citas electorales. Incluyendo, por supuesto, con quienes han demostrado que sí se puede movilizar e ilusionar a la gente en un proceso electoral. Por favor, háganlo antes de que sea demasiado tarde.

Rafael Escudero es profesor titular de Filosofía del Derecho
Universidad Carlos III de Madrid

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La peligrosa decadencia del Imperio

Sin título«Al margen de los resultados de las recientes elecciones, es extremadamente urgente para los pueblos europeos reaccionar contra las dinámicas de guerra y nuevo auge del fascismo que cien años después sacuden de nuevo sus tierras».

Andrés Piqueras. Profesor de Sociología Universitat Jaume I 

A cien años de la Primer Gran Guerra podemos estar asistiendo al principio del fin de la hegemonía estadounidense. De los dos pilares en los que todavía se sustenta ésta, el dólar (o el mundo financiero en general) y el complejo industrial-militar, el primero está en franco desmoronamiento; lo que previsiblemente minará a su vez al segundo.

La continua creación de dinero sin respaldo (dólares-chatarra) por parte de la Reserva Federal de EEUU, no es sino una desesperada huida hacia adelante para no reconocer el colapso económico de la hasta ahora principal potencia mundial.

La sustitución del dólar como moneda de referencia internacional, por alguna moneda “materializada”, referida a los recursos energéticos, está cada vez más próxima. Eso quiere decir que los países con reservas energéticas adquirirán un creciente peso si logran preservarlas para sí mismos.

Pero mientras que las potencias geoestratégicas emergentes no buscan provocar abiertamente el derrumbe del dólar, pues le necesitan al menos mientras no se hayan desacoplado totalmente de él, EEUU está emprendiendo una ofensiva desesperada para mantener artificialmente el dólar como moneda refugio e intercambio internacional.

Uno de sus puntos de anclaje para ello es crear inseguridad en torno a los recursos energéticos y especialmente el petróleo. Esto es así porque al pagarse el petróleo en dólares, si hay una crisis petrolera subirá el precio del “oro negro” y con ello la demanda de dólares, permitiendo la revalorización del papel verde.

El otro punto radica en generar inestabilidad político-militar para hacer ver que sólo la moneda del más fuerte puede tener alguna seguridad. Por último, pero unido a esto, EEUU trata por todos los medios (y digo todos) de desbaratar la potencialidad de Eurasia. Eurasia es el Heartland (“la Isla del Centro del Mundo” en el vaticinio del primer estratega norteamericano, Mackinder), donde está la gran masa de población, recursos y riqueza.

Algunos de los elementos geoestratégicos más importantes de la intervención del imperio en declive son:

1. Acoso sistemático a Rusia. No contento con acabar con la URSS, persigue ahora desmembrar también Rusia, tratando de reducirla a un tamaño insignificante y sobre todo intentando separarla de sus territorios asiáticos y descolgar de ella Siberia, donde se alberga la mayor variedad de recursos del planeta. Chechenia, Georgia y algunos otros han venido siendo puntos calientes al respecto. Pero últimamente ha combinado esta política con intervenciones geoestratégicas de mayor calado, golpeando a Rusia a través de :

a) la crisis bancaria de Chipre (allí es donde Rusia transformaba las cuentas de su energía en monedas de cambio para las compras internacionales);

b) la guerra de Siria (cortando la salida de los oleoductos rusos al Mediterráneo e intentando a la vez establecer una cabeza de puente para el control de todo Asia Occidental y Central);

c) el golpe de Estado en Ucrania (convierte al que se había pactado como un Estado tampón entre las potencias europeo-norteamericanas y Rusia en un Estado hostil a este último país, en sus propias puertas; al tiempo que intentaba privar a Rusia de la estratégica Crimea).

2. Asedio a China a través de una permanente penetración en Asia Occidental y Centro-Asia, la implantación de un reguero de bases militares en las antiguas repúblicas soviéticas asiáticas, la desestabilización del flanco más oriental a través de las continuas provocaciones a Corea del Norte, el bloqueo del mar de Malaca (principal vía de los intercambios chinos) y el intento de desmembración del territorio chino por el lado del Tíbet, son sólo algunos de los eslabones estratégicos de aquel asedio.

3. Lucha sin cuartel en África contra la penetración china en este continente, previo desplazamiento de Francia del mismo, y apropiación de todo lo que es apropiable allí (Libia, Congo, República Centroafricana, Mali y ahora Nigeria, son algunos de los puntos calientes en un incendio de guerras provocadas que asolan sin piedad el continente).

Tanto en Asia como en África las intervenciones imperiales dejan atrás sociedades barbarizadas y en guerra entre sí, regiones enteras en manos de “señores de la guerra”, a menudo con un notorio ascenso de la influencia de Al-Qaeda (que luego justifiquen nuevas intervenciones militares en una espiral sin fin). También dejan Estados carcelarios, como Egipto, Yemen o Irak, que se vienen a sumar en ello a Israel.

4. Contra-ataque en su “patio trasero” para anegar los procesos tanto progresistas como bolivarianos en América Latina (véase especialmente el presente acoso a Venezuela, donde la superpotencia se juega las posibles mayores reservas petroleras del mundo y un “peligroso” liderazgo contra-hegemónico). Ya ha tenido éxito en los golpes de Estado de Honduras y Paraguay.

¿Mientras tanto qué le depara a Europa?

Al viejo continente le tiene envuelto en otra dinámica belicista de “Guerra Fría” contra Rusia, precisamente cuando la vinculación a este país sería la única vía de salida futura inteligente para Europa desde un elemental sentido común capitalista (allí está la energía, la defensa nuclear, enormes recursos y mercado potencial que se abre también hacia el resto de Asia, por ejemplo).

Además de otros objetivos ya vistos, a través de la creación de la crisis de Ucrania EEUU logra dar dos pasos a la vez. Uno: meter el miedo a los europeos de un probable corte de suministros energéticos por parte de Moscú, llevándoles a refugiarse en el espejismo energético del frackingestadounidense. Y dos: dar cobertura para que su complejo industrial-militar pueda intentar tirar de nuevo de la economía.

Al mismo tiempo la superpotencia americana busca la implantación de un macro acuerdo de “libre comercio” (TTIP) con Europa. Con esto pretende dar una salida a sus productos hacia Europa ante un mercado interno crecientemente insolvente.

Para ello necesita que los europeos desbaraten la legislación protectora de sus economías y rebajen o eliminen los controles de calidad de las mercancías y las regulaciones sobre transgénicos y demás prevenciones respecto de la salud pública. Aún más importante, busca preservar al dólar como moneda de intercambio con Europa y evitar que ésta forme bloque con los BRICS y muy especialmente con Rusia.

Curiosamente, una vez doblegados los principales líderes europeos bajo tremendas presiones (con algún sui generis “golpe de Estado” por medio, como el de Renzi), el último reducto de resistencia ante toda esta tropelía que se lleva a cabo, como es habitual con el mayor secretismo, no son las poblaciones europeas, que no saben de la misa la media al respecto; ni siquiera las principales fuerzas sindicales, al parecer ocupadas en no perder legitimidad frente a la Troika. Ese último reducto parece encarnarlo la clase capitalista alemana. Demasiado consciente de lo que se juega dando la espalda a la parte rica del continente que llamamos Eurasia.

Al margen de los resultados de las recientes elecciones que en gran medida son ajenas a todo ello, es extremadamente urgente para los pueblos europeos reaccionar contra las dinámicas de guerra y nuevo auge del fascismo que cien años después sacuden de nuevo sus tierras.

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Lo que las Europeas abren

images (1)“Todos los elementos apuntan en la misma dirección: el proceso constituyente es la clave del ciclo electoral que continua en las municipales y concluye en las generales. Lejos de haberse hecho más complejo, el escenario se ha simplificado; para bien”.

Madrilonia

Noche cálida y noche intensa la del domingo. Tres datos la calentaron hasta el punto de hacernos sudar. El primero y más obvio: el bipartidismo está al borde del precipicio.

No se trata de que hayan perdido 30 puntos respecto a la media de las tres últimas décadas –del 80 % a menos del 50 %– sino que en números absolutos, han perdido tres de cada cinco votantes: de los 19 millones de 2011 a los 7,5 de ayer.¿Qué es lo que decían las encuestas? Al parecer la resilencia del sistema de partidos español está al límite. Han bastado tres años.

El segundo es, que por más que se quiera acallar, la abstención fue salvaje. Rozó al 55 %. Sólo en las dos anteriores comicios europeos se habían alcanzado niveles similares, y si se descontara Cataluña como una circunscripción aparte –por razones obvias–, la abstención habría alcanzado récord históricos. Para unas elecciones que se han vivido en clave de avance de las generales, tamaña desafección de la mayor parte de la ciudadanía apuntala que la crisis de régimen es profunda, o por decirlo en viejos términos, orgánica y no coyuntural.

El tercero es la irrupción de nuevas fuerzas políticas, entre las que sin hacer de menos los resultados del Partido X (100.000 votos), y de la aparición de Ciudadanos y Primavera Europea, la principal es sin dudas Podemos. Cinco escaños que han sorprendido a propios y a extraños, cinco esaños que han desbordado las previsiones más optimistas. Una formación apenas constituida, casi una campaña mediática anti-régimen y cuyo único elemento discursiva es «echar a la casta política» ha conseguido 1,25 millones de votos, prácticamente lo mismo que IU en las últimas convocatorias.

Los tres elementos apuntan en la misma dirección: el proceso constituyente es la clave del ciclo electoral que continua en las municipales y concluye en las generales. Lejos de haberse hecho más complejo, el escenario se ha simplificado; para bien.

La física política del próximo curso puede llegar a reducirse a dos movimientos. Arrinconadas y empujadas hacia una solución que integre la «cuestión catalana», que trate de maquillar la crisis social y confiar en la recuperación convertida en largo estancamiento económico, las fuerzas del régimen apostarán, casi seguro, a la reforma constitucional. Si es el caso, los gobiernos de concentración nacional, las reformas impuestas y los grandes pactos serán el modo. Su resultado, apenas sepamos movernos, será el fracaso a medio plazo.

Del otro, se ha constituido ya un movimiento plural en el que todavía faltan actores, y cuyo propósito principal es la democratización institucional y a todos los niveles. Por paradójico que parezca, el principal vehículo político de este movimiento es Podemos. Si la progresión se mantiene, y es lo más probable, este puede superar a IU (ya lo ha hecho en Madrid y en Asturias), romper en dos a esa formación y proponerse como cabeza para un proceso constituyente democrático que realmente lo sea.

A aquellos que participamos en las iniciativas de movimiento, que pensamos que Podemos así manejado y construido, desde la presencia mediática, no era ni la mejor opción ni la más óptima para la revolución democrática, nos quedan básicamente dos opciones.

O dejar pasar, presionando desde fuera, y en la medida de lo posible, para que se incorporen algunos elementos de movimiento a unas «posiciones de partido» cada vez más receptivas, aunque sólo sea por falta de programa y discurso.

O participar directamente en la herramienta que se ha convertido en ariete institucional. Caso de optar por esto último, se trata de «movimentizar» Podemos, empujar contra la inevitable consolidación de los aparatos de partido y apostar por una organización política, que resulta necesaria, pero que no puede quedar anclada en lo meramente electoral.

Ambas opciones están ya sobre la mesa antes de saber los resultados. Y ambas se verán de nuevo tensionadas y modificadas por lo que ayer sucedió.

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Ante el avance de la ultraderecha; notas para organizar la lucha contra el fascismo

05 2012«Si queremos evitar esa vuelta a la barbarie, necesitamos transformar las estructuras que organizan las relaciones humanas. Para que la catástrofe no vuelva a suceder, necesitaríamos cambiar el orden social».

Miguel Manzanera,filósofo

De nuevo se repite la historia. No nos puede pillar por sorpresa el masivo apoyo popular en las últimas elecciones europeas, a los partidos que preconizan el regreso a las formas autoritarias del Estado nacional. Hace casi un siglo, la gran depresión del 29 trajo el predominio de la extrema derecha en la vida política europea, con un programa político que negaba los derechos humanos universales.

Y ahora, de nuevo otra vez, vemos asomar en nuestro horizonte histórico el espectro de ese pasado, que no ha recibido las exequias fúnebres que merecía. La tremenda crisis económica que arrasa las economías más avanzadas, ha disparado las simpatías de las poblaciones europeas por las ideologías fascistas, y éstas obtienen apoyos multiplicados en casi todo el continente, en la Europa del Este, el área mediterránea y el norte europeo.

Pero esto no es una casualidad, ni una correlación inevitable de acontecimientos. Es algo que viene preparado por la política internacional, dirigida por los intereses del gran capital financiero.

¿Es posible que se repita también la enorme tragedia a comienzos del siglo XX con sus dos guerras mundiales, sus campos de concentración y sus bombas atómicas? A pesar de que las circunstancias históricas del siglo pasado eran diferentes, los procesos que se desarrollan ante nuestros ojos, parecen conducirnos a los mismos resultados ya conocidos. Y si la historia repite esas horribles posibilidades, es porque hay causas estructurales que las determinan, y que la humanidad no ha aprendido todavía a combatir.

Si queremos evitar esa vuelta a la barbarie, necesitamos transformar las estructuras que organizan las relaciones humanas. Para que la catástrofe no vuelva a suceder, necesitaríamos cambiar el orden social.

El objetivo político más urgente ahora consiste en ahorrarnos nuevas masacres en las que perezcan millones de seres humanos. Dos condiciones me parecen imprescindibles en ese sentido: a) el desarrollo de una conciencia renovada de humanidad, basada en los derechos humanos y las relaciones pacíficas entre los Estados, b) el conocimiento científico que nos permita comprender los mecanismos sociales que conducen a la catástrofe, saber cómo y por qué se producen los procesos históricos y cuáles son las fuerzas que determinan el flujo de los acontecimientos. Hace falta tanto una ciencia social explicativa del proceso histórico, como las organizaciones de ciudadanos conscientes que se opongan a los crímenes sistemáticamente organizados desde el poder político.

Y puesto que ya disponemos de cierta experiencia histórica, habrá que dirigir a ésta nuestras observaciones para alcanzar ese conocimiento de la historia que nos puede ayudar a resolver los problemas del presente –sin obviar que toda observación se hace desde un punto de vista predeterminado-.

La teoría determina lo que es relevante observar, nos ayuda a distinguir lo permanente de lo coyuntural en la sucesión de los hechos históricos, y es así como se nos hará posible atajar las causas y paliar los efectos. En lo que sigue, se lanzará un vistazo sobre estos acontecimientos contemporáneos desde la teoría marxista, cuya largo recorrido desde su fundación hasta nuestros días –abarcando ya más de 150 años-, nos permite observar los hechos históricos con cierta congruencia en la perspectiva.

 
La estructura histórica de la crisis capitalista cíclica

 

En primer lugar, entre los elementos concomitantes que caracterizan la crisis capitalista, destaca la gestión liberal de la economía, la enajenación del patrimonio público a favor de los propietarios privados, eliminando sus funciones la provisión de bienes y servicios; la desposesión de los bienes comunes, reduce el papel del Estado a las funciones de policía y defensa, para la protección de la propiedad privada de la clase dominante.

La aplicación de las recetas liberales a favor de la acumulación privada de la riqueza, determina la ruina de las clases trabajadoras, y refuerza la estructura de clases del capitalismo entre burgueses y proletarios, en el momento en que ésta entra en crisis por las contradicciones del sistema.

Esa política proviene de la idea de que el mercado es la institución que distribuye más eficientemente los recursos y los bienes producidos; una idea que se ha demostrado falsa repetidamente a lo largo de los siglos de expansión capitalista. Por el contrario, una sociedad fundada sobre el libre mercado, un mercado sin regulaciones estatales, sufre crisis económicas que retornan una y otra vez, convulsionando la vida social y provocando guerras y revoluciones de todo signo.

Como muestra la experiencia histórica, el predominio de los intereses financieros en las decisiones políticas, actúa como desencadenante de la crisis económica y conducen el proceso histórico hacia la solución totalitaria bajo las organizaciones que destruyen los derechos humanos.

Esa es la respuesta espontánea del sistema político liberal ante la crisis del capitalismo, que conduce una secuencia bien conocida de crisis-fascismo-guerra. En lugar de corregir las disfunciones del mercado, el Estado sirve como instrumento para incrementar la opresión social como garantía de la explotación laboral; el autoritarismo represor disciplina a la clase trabajadora, recortando las libertades y los derechos, para favorecer el fortalecimiento de la clase empresarial e intensificar la explotación de la fuerza de trabajo.

Esa dominación capitalista en las relaciones sociales, viene complementada por la carrera de armamentos y el incremento de la tensión bélica a nivel internacional, preparando la guerra sin que ninguna oposición social pueda manifestarse en contra. De ese modo, la evolución de las estructuras clasistas conduce hacia el fascismo.

Ese mecanismo de respuesta a la crisis es propio de las estructuras sociales del imperialismo, y está avizorada ya en el Manifiesto Comunista, cuando se señala que la dinámica capitalista divide a la sociedad en dos clases opuestas aboliendo las clases medias, haciendo a los ricos cada vez más ricos, y a los pobres cada vez más pobres.

Ante esa evidencia, que vuelve a hacerse patente en la crisis actual, las capas populares exigen un reforzamiento del poder del Estado, que someta a los grandes capitalistas al imperio de la ley y evite el caos social, provocado por la miseria de grandes segmentos de la población. Ésas son las condiciones históricas que determinan la necesidad del desarrollo social hacia el nuevo modo de producción socialista; pero también constituyen las condiciones para erigir un estado autoritario de carácter fascista.

Si todo esto debía estar ya claro para cualquiera que tenga unas mínimas nociones de la historia contemporánea, podemos preguntarnos, en segundo lugar, por qué las masas se dejan conducir hacia el matadero capitalista. Y lo primero es observar que la sociedad de masas es un producto del modo de producción mercantil, o más precisamente, de la destrucción de las estructuras y las instituciones sociales por la revolución liberal.

El mercado, la institución fundamental del orden capitalista –que deja inoperantes e inútiles todas las demás instituciones sociales-, conforma las masas anónimas fascinadas por el fetichismo de la mercancía. El egoísmo instintivo de los consumidores de mercancías anula la conciencia histórica y la experiencia colectiva. El individuo egoísta e insolidario que compra en el mercado es el fundamento de la dominación liberal.

El avance hacia el socialismo está bloqueado en Europa, por la resistencia de las clases dominantes, que prefieren apoyar el ascenso de los movimientos ultraconservadores y las ideologías nacionalistas, intensificando la dominación clasista y anulando la capacidad de reflexión consciente de la ciudadanía. Pero esa anulación de la conciencia está implícita en los comportamientos cotidianos, regidos por el trabajo alienado, pero también y sobre todo por el consumo alienado.

Pues una cierta alienación en el trabajo quizás sea inevitable, en cuanto que necesitamos participar de la acción colectiva, sometiéndonos a las normas que rigen la cooperación. Pero el consumo alienado significa que la dominación ha penetrado hasta lo más íntimo de la personalidad humana, en aquellas esferas donde el ser humano habría de producirse dentro de la libertad creadora del tiempo de ocio.

 
Capitalismo e imperialismo

 

En tercer lugar, el modo de producción capitalista va unido a la política imperialista desde sus propios orígenes. La búsqueda y adquisición de materias primas para el desarrollo de la economía de las metrópolis, fue acompañada por la violencia más criminal en todo el mundo. La conquista de América en busca de oro y plata, la esclavitud de millones de africanos para trabajar en los latifundios americanos, los asaltos al continente asiático en busca de materias primas y mercados para las manufacturas europeas, esos grandes genocidios de la historia capitalista, que fueron acompañados de otros, no por menores menos significativos.

El etnocentrismo cultural que acompaña a esa política genocida, es uno de los elementos más característicos de los movimientos culturales que acompañan el ascenso de la extrema derecha. Está profundamente anclado en prejuicios que a veces toman forma ilustrada, en el orgullo por los avances tecno-científicos de las sociedades desarrolladas. Una actitud que se prolonga en la pasividad de las poblaciones europeas ante la agresividad genocida de la OTAN, sólo contestada mayoritariamente por motivos coyunturales de intereses políticos concretos.

El ascenso de la extrema derecha en los países europeos viene acompañado por la creación de un ambiente bélico a nivel internacional, alimentado las agresiones y violencias del imperialismo en el mundo entero. En la última década hemos visto las agresiones criminales a países de cultura musulmana, por parte de hordas fanáticas apoyadas financiera y militarmente por los Estados de la OTAN.

En África central se han sucedido las matanzas más sangrientas, con objetivo de apoderarse de la riqueza mineral del continente. En América ha habido dos golpes de estado contra Estados democráticos, y existen fuertes amenazas de que sigan produciéndose más. En Asia Oriental se incrementa la presión militar sobre China. Europa apoyó en los años 80 a las fuerzas reaccionarias que desmantelaron el Estado yugoeslavo mediante la violencia, acabando con una de las experiencias más interesantes para avanzar hacia el socialismo. Etc.

La crisis económica capitalista y las recetas liberales incapaces de resolverla, la anulación de la conciencia personal en la cultura de masas y el belicismo etnocéntrico de la política imperialista, ponen las bases para el triunfo de la extrema derecha. Esa pauta repite en la historia europea un siglo después de la Primera Guerra Mundial, y es el camino de la catástrofe. Así vemos a los países de la OTAN apoyar en Ucrania a un gobierno nacido de un golpe de estado contra un gobierno legítimo, donde hay varios ministros nazis, y que permite el asesinato de sindicalistas y ciudadanos desarmados por parte de los grupos armados ultraderechistas.

No es de extrañar y encuentra su explicación en la dinámica de la crisis gestionada por el liberalismo, que está auspiciando el ascenso electoral de la extrema derecha en casi todos los estados europeos. Urge sentar ya las bases para una contestación política de los trabajadores y los pueblos europeos ante la política suicida de las clases dirigentes imperialistas.

 
Aspectos coyunturales

 

El mundo ha cambiado en un siglo. Se intentó llegar al socialismo y se fracasó, pero en ese camino se consiguieron importantes objetivos en el plano político: a) la creación de la ONU y su Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como un sistema jurídico internacional acatado por todos los Estados; b) la descolonización, y el reconocimiento de los Estados soberanos de los antiguos territorios colonizados, de modo que Europa ha dejado de ser el centro económico de la humanidad y la metrópolis adonde fluyen las riquezas de los cinco continentes; c) como consecuencia, ha cambiado la correlación de fuerzas en el mundo, con la aparición de una nueva hegemonía mundial a partir de la lucha contra el imperialismo en las antiguas periferias del sistema –especialmente el ascenso de la República Popular China y el nuevo sistema de alianzas internacionales formado por el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)-; d) se ha abierto un nuevo camino para avanzar hacia el futuro a partir del socialismo del siglo XXI, desarrollado en los países latinoamericanos.

Otros factores del desarrollo capitalista reciente han empeorado radicalmente las perspectivas de futuro de la humanidad y requerirán un esfuerzo importante para ser superados. Por una parte, la creación de un arsenal de armamento nuclear que podría destruir varias veces el planeta Tierra, es una seria advertencia frente a la guerra, lo que no excluye que se mantengan cientos de guerras y conflictos violentos de baja intensidad en los cinco continentes con importantes violaciones de los derechos humanos.

Por otra, la novedad más importante en la coyuntura actual es el previsible colapso ecológico del planeta, provocado por el desarrollo industrial. Hemos tocado el techo del desarrollo de las fuerzas productivas dentro del capitalismo, y se hace urgente encontrar alternativas al actual modelo de producción y consumo.

Las fuerzas productivas se han desarrollado hasta dimensiones insospechadas, pero están acercándose rápidamente a su techo expansivo, tocando los límites del planeta Tierra. Esa constatación nos lleva corroborar la teoría marxista, en el sentido de radicalizar el postulado sobre la inviabilidad del capitalismo a largo plazo.

Pero también en el sentido de matizar la teoría del socialismo como ‘superación del reino de la necesidad’, redefiniendo el concepto de necesidad. Cierto que la abundancia ya se ha conseguido, pero dentro de un marco capitalista profundamente irracional que despilfarra los recursos escasos y redistribuye la riqueza de forma injusta y desequilibrada.

De ahí que el ecologismo sea una fuerza mundial en nuestros días que ha promovido importantes actuaciones políticas, condicionando la transformación del tejido productivo para hacerlo compatible con la sostenibilidad ambiental. Éstas, sin embargo, siguen siendo claramente insuficientes para resolver los graves problemas provocados por el capitalismo. De ahí que una parte importante de este movimiento –la más consecuente-, dirija sus ojos a la superación del modo de producción mercantil, definiéndose como ecosocialismo.

En el plano político, se debe subrayar el papel de los nuevos movimientos sociales, que han madurado y se han extendido a lo largo del siglo XX, creando una nueva conciencia social y nuevas costumbres más adecuadas a la realidad contemporánea. Además del pacifismo y el ecologismo, el feminismo ha conquistado la emancipación de las mujeres en numerosos estados y su lucha es reconocida en toda su importancia por las instituciones mundiales.

A pesar de ello todavía le queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar sus objetivos en un grado que pueda considerarse mínimamente satisfactorio. Y finalmente, a pesar de que el pacifismo ha calado en la conciencia de las poblaciones humanas, y constituye una fuerza moral importante en todas las culturas, está lejos de poder condicionar las decisiones de los gobiernos, y resulta incapaz de detener la carrera de armamentos.

Todos esos factores positivos de la coyuntura, son todavía frágiles indicadores de un nuevo desarrollo histórico hacia el socialismo, que apenas resisten la agresividad del imperialismo capitalista y no reducen el peligro que supone el ascenso del fascismo en Europa. No se debe olvidar que la OTAN sigue siendo la potencia militar más fuerte del planeta.

Por un lado, el imperialismo utiliza una estrategia de desgaste contra sus enemigos –guerras de baja intensidad, los golpes de Estado, las sanciones económicas y políticas por motivos ideológicos-, para obstaculizar el desarrollo del socialismo en aquellos países que han avanzado posiciones de progreso. Por otro lado, el peligro de una guerra abierta se ha intensificado en los últimos años –en la confrontación entre Rusia y China contra la OTAN-, dando lugar a una nueva carrera de armamentos, que pudiera bloquear el desarrollo humano a nivel mundial.

El crecimiento de las fuerzas productivas en el siglo pasado, tiene un aspecto monstruoso, si consideramos la acumulación de armas atómicas y el desarrollo de la maquinaria bélica; lo que unido además a la industrialización intensamente destructiva en su tratamiento de la vida terrestre, y los graves problemas ambientales nos permite augurar una difícil coyuntura para la humanidad en el siglo XXI.

El crecimiento de la población mundial, superando los 7.000 millones de habitantes, incrementa aún más el dramático problema ecológico de la biosfera.

La solución: afianzar una política de izquierdas

 

En el siglo XXI, tras la experiencia acumulada en el último siglo, parece indudable que el modelo económico para una sociedad equilibrada, consiste en una combinación de la iniciativa privada para el mercado con la planificación estatal. Sin embargo, la necesidad de detener el actual desarrollo de las fuerzas productivas, exige la superación del capitalismo y la construcción de un nuevo orden socialista de producción.

Dos condiciones consideramos esenciales en el socialismo del futuro: a) una economía basada en la eficiencia y el ahorro, para conseguir la sostenibilidad –en oposición a la economía capitalista basada en la eficacia y el crecimiento irracional-; b) la planificación democrática de la producción, lo que estaría en dependencia de la participación de la sociedad civil en los asuntos políticos –entendida en sentido republicano como conjunto de asociaciones que buscan satisfacer intereses sociales y no beneficios privados-. El fortalecimiento de las instituciones sociales de las clases populares, frente al autoritarismo del Estado y la militarización de la crisis.

Conseguir ese objetivo supondría, en primer lugar, detener el desarrollo del fascismo y el militarismo en Europa. El avance de la extrema derecha en las últimas elecciones europeas, tiene una función política muy precisa para el imperialismo: atajar la salida democrática y popular ante la crisis del capital, al mismo tiempo que busca reforzar la hegemonía del capitalismo liberal a través de la confrontación militar, frente a la alianza entre China, Rusia e Irán –con el apoyo de otros Estados periféricos-, que está consiguiendo parar la ofensiva imperialista contra los países de Oriente Medio en el terreno militar.

Fomentar la oposición a la guerra, desarrollar la conciencia ecologista y defender los derechos de las mujeres, deben seguir siendo objetivos prioritarios para la izquierda europea. Y esos objetivos están directamente vinculados a la superación de las políticas neoliberales, creando un Estado bien constituido, no por la violencia militar, sino por la participación ciudadana.

Para ello las poblaciones del mundo desarrollado deben renunciar al imperialismo y reconocer que la vanguardia del desarrollo humano ya no se encuentra en el antiguo centro del sistema, sino en la periferia convertida en el centro del progreso. Más que criticar otras culturas deberíamos aprender de ellas –apoyando y fortaleciendo la satisfacción de los derechos humanos en todo el mundo, pero sin actitudes paternalistas que tan frecuentemente complementan el imperialismo político-.

En el Prólogo al Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx parafraseaba a Hegel diciendo que la historia siempre se repite dos veces, añadiendo la observación de que la primera lo hace como tragedia y la segunda como comedia. ¿Tenemos suficiente sabiduría para evitar que las tragedias del siglo XX se vuelvan a repetir en este siglo XXI que tan complicado se nos presenta? ¿Sabrá la humanidad reconducir el trágico desarrollo de los acontecimientos históricos? Confiemos en que así sea.

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Primer análisis de los resultados del 25M.

images» Hoy es el día de empezar a trabajar YA por esta unidad ciudadana… Las elecciones expresan el ansia de cambios profundos y no sólo pequeñas reformas( para que todo siga igual) por lo que sería importante poner conceptos comunes como el de abrir un PROCESO CONSTITUYENTE como marca común a todas las candidaturas ciudadanas y unitarias».
Federico Noriega, activista social.

              -En primer lugar reconocer el buenísimo resultado de PODEMOS en el día de ayer. Los mejores augurios hablaban de 3 parlamentarios, pero los 5 conseguidos le dan a la iniciativa-partido un protagonismo que se veía venir desde su nacimiento sorprendente.

Una mezcla de trabajo de base a pié de calle, ligado a un buen rendimiento en redes sociales, y aunque en el programa se podría comprobar muchas coincidencia con otros grupos y candidaturas presentadas, han puesto el grado justo de emoción, y no han cargado las tintas en el identitarismo de izquierdas, lo que ha llegado a mucha gente al margen de su perfil ideológico.

-En segundo lugar constatar que si contamos los votos de las candidaturas alternativas, IU, PODEMOS, EQUO, PARTIDO X, etc. incluidos los que no han obtenido representación, pero competían con un programa parecido de renovación democrática y enganche en las movilizaciones 15M y post 15M, el resultado habría sido una victoria total en las primeras elecciones en las que se competía. Eso sin contar con el efecto de ilusión añadida que hubiera resultado de una gran coalición unitaria, que habría levantado a bastante gente de sus casa para ir a votar.

-En tercer lugar, la suma de PP-PSOE no ha obtenido ni siquiera el 50% del total de los votos, por primera vez desde que se inició el régimen del 78. Una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar, porque las ventanas de la historia se abren, pero también se cierran en un momento determinado.

-De las candidaturas presentadas como renovadoras y alternativas, destacar que la gente no ha confiando en personajes y personajillos, ni con tintes frikis, ni con tintes muy autoritario o ególatras.

Las movilizaciones tras el 15M si han servido de ejercicio anti-personalismo, y el personal prefiere un liderazgo blanco y compartido, que represente ideas y sentimientos colectivos, pero que no controlen toda la vida política.

Y PODEMOS ha sido capaz de proponer un liderazgo de ese tipo, bastante compartido con otra mucha gente en las candidaturas y sobre todo en su organigrama, y aunque su estructura interna es aún bastante débil, y descansa en perfiles poco diversos ideológicamente hablando, ha sabido trasmitir un mensaje aglutinador muy acorde con las luchas de la calle.

De ahí que muchos dijimos en cierto momento de las reuniones y contactos para una confluencia en las europeas, que si PODEMOS quedaba fuera, sería muy difícil construir la coalición para el cambio social y político.

Los que sólo confiaban en sus figuras mediáticas, o en sus propuestas técnicas o muy estructuradas en las redes y sistemas, también se han equivocado, porque la gente también quiere contacto, piel y emoción en sus mensaje, y no sólo propuestas PLANAS Y TÉCNOLÓGICAS de cambio, y menos aún trasponer movimientos políticos que han funcionado en otros países, pero que no son susceptibles de imponerse automáticamente en el nuestro tras muchas luchas, movilizaciones y asambleas, que han forjadounos mensajes y unas prácticas absolutamente distintas y autónomas.

Por otro lado la actitud de IU tiene que cambiar radicalmente, porque aún subiendo de forma sustancial, NO ha recogido el entusiasmo de la gente joven y no tan joven, que tenemos ganas de cambios profundos. Se acabó eso de ir de padre-padrote de la izquierda, y si quiere sobrevivir para apoyar la transformación política que se está gestando, tendrá que tirar de MUCHA HUMILDAD, ser uno más en el trabajo de apoyo, practicar la democracia directa y participativa, primarias abiertas y sin cortapisas, etc…o en las próximas elecciones puede quedar relegada a fuerza marginal, cuando ellos esperaban ser la ALTERNATIVA DEL CAMBIO SOCIAL.

-Resumiendo, ahora es más necesaria la UNIDAD que nunca. Tenemos elementos suficientes para saber, COMO se puede llegar a la gente, y COMO NO se llega. Sabemos también que podemos vencer al monstruo de la CASTA DEL REGIMEN DEL 78, al SISTEMA, y sus políticos y políticas corruptas. Las municipales pueden ser un buen ensayo de unidad por la base, ya que los nominalismos en las municipales son poco importantes.

Pero debemos poner el acento en las propuestas, y sobre todo en las MANERAS de hacerlas. Buscar lugares comunes, y ser capaces de poner la humildad, el respeto, el reconocimiento de las cosas bien hechas a la gente que ha conseguido crear ilusión y expectativas, y presentar en cada ciudad y pueblo, unas candidaturas unitarias potentes, que representen el fin del bipartidismo, el ansia de cambios profundos y no sólo pequeñas reformas para que todo siga igual, por lo que sería importante poner conceptos comunes como el de abrir un PROCESO CONSTITUYENTE general, como marca común a todas estas candidaturas ciudadanas y unitarias.

Hoy es el día de empezar a trabajar YA por esta unidad ciudadana, MAÑANA es tarde, mucha gente está esperando, desesperada por su situación, pero ahora tiene una luz de esperanza que tendremos que alimentar con cariño y prudencia, porque la mayoría social que necesitamos para limpiar este país, no es del 8, del 15 o del 20 %, necesitamos el 50% más uno, porque todos los poderosos se van a poner a trabajar también, y tiene aliados entre los partidos del régimen.

 

 

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¿ Como activar el poder destituyente en el ciclo 2014-2015 ?

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La mayoria de los ciudadanos sabemos que después de las elecciones europeas no habrá ningún cambio para la mayoría de la población que reclama con justicia una democracia real…¿a menos que?

Estemos o no de acuerdo con su contenido el siguiente artículo de Victor García es una interesante propuesta que abre un debate imprescindible . Se trata ” del como” dar comienzo a un proceso destituyente de verdad que termine con un régimen corrupto.

 

Vicente Rios, economista y redactor de Sistema en Crisis

La acción política básica en un sistema oligárquico-sufragista como el actual suele distinguir entre 3 posibles acciones:

– votar mayoritarios/minoritarios,

– votar nulo o blanco,

– abstención

Típicamente se vota a un partido mayoritario o uno minoritario si se está de acuerdo en participar en el sistema ya sea para mantener el estatus quo (votar mayoritarios como PP o PSOE) o para cambiarlo desde dentro (votar minoritarios IU, EQUO, Podemos, RED, Piratas, Recortes Cero, etc).

Se vota nulo/blanco si se está de acuerdo con el sistema electoral pero no hay ningún candidato o partido que guste y se abstiene aquel que es consciente de que el sistema es un fraude y no quiere participar en el mismo o bien aquel que es indiferente.

El sueño erótico de los partidos minoritarios que quieren construir una realidad diferente pasa por que la gente despierte  y vote otra cosa que no sea PPSOE hasta dejar de ser minoritarios.

Por su parte, los abstencionistas activos, tanto si provienen de la tradición parlamentarista o anarquista, sueñan que con niveles muy elevados de abstención, pongamos de un 70-80%, se provoque un vacío de legitimidad que facilite el cambio.

Los parlamentaristas convocarían manifestaciones para destituir al gobierno ilegítimo y elecciones a una asamblea constituyente mientras que lo que harían los anarquistas es más difícil de saber. ¿Quizás un proceso constituyente asambleario descentralizado para constituir asambleas locales omnímodas?. En cualquier caso, las dos opciones presentan graves problemas y dificultades como vamos a ver.

1. La Cuadratura del Círculo y el Frente Popular 2.0

La estrategia política de crecimiento de los minoritarios se resume en el #VotaAOtros. Sin embargo, es realmente difícil que estas formaciones cristalicen en una alternativa sólida al poder constituido cuando únicamente el 10% de las personas se informa activamente a través de la red, fuera de la influencia de los mass-mierda.

Además, La estrategia del #VotaAOtros  o #NoLesVotes tiene el problema de legitimar un sistema podrido a cambio de conseguir unos pocos escaños extra. Dada la historia de IU como minoritario tradicional y su incapacidad manifiesta de afectar el transcurso de la vida política española, esta opción no parece muy viable si lo que se pretende es un cambio de régimen en el ciclo 2014-2015. De hecho, si uno mira las tendencias de intención de voto directa en las encuestas del CIS (generales) se puede observar que:

1) A partir del 15 de mayo de 2011 el bipartidismo comenzó una caída imparable.

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2) Pero los minoritarios no son capaces de recoger en apoyos  la caída del bipartidismo. Esto puede observarse claramente en las diferencias en las pendientes extrapoladas desde mayo de 2011. De hecho, un gran porcentaje de la desafección se traslada a la abstención que ya es la opción política mayoritaria.

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Los datos más recientes del CIS adjuntados en la Tabla 1 (referidos al comportamiento esperado para unas generales) hablan por sí solos: la pérdida del PPSOE respecto de 2011 es de un 51% mientras que los minoritarios aunque aumentan un 95% su peso, solo son capaces de engrosar sus filas en un 5.9% del electorado.

Falta de ver que ocurre en las Europeas, pero según la encuesta de Celeste-TEL el conjunto UPyD (0.85) +IU (1.4) +Podemos (0.3) + Primavera (0.3) + Otros (0.5) sumaría 3.25 millones de votos. Estas cifras siguen por debajo de los 3.5 millones de votos, lo que es claramente insuficiente para cambiar el flujo legislativo del país.

Más aún, el incremento de abstención de unos 10-15 puntos porcentuales que se ve en clave de generales parece ser estructural: en 2009 la abstención en las Europeas fue del 50% mientras que la esperada para mañana es del 60%. La diferencia coincide. Además, de cara al futuro hay que tener en cuenta lo siguiente:

a) Conseguir un acuerdo amplio sobre lo que se tiene que cambiar y defenderlo de forma unitaria, es prácticamente imposible. Lo digo tras haber sido uno de los impulsores de ATD, una macro-votación (de unos 50mil participantes) cuyo objetivo era precisamente identificar el común denominador que permitiría un pacto ciudadano y evitar la disgregación de partidos minoritarios que concurren a estas elecciones. Se obtuvieron consensos altísimos (en muchos casos de más del 80%) pero luego cada grupo político ha querido llevarlos por separado en su programa.

b) Esto es debido a la enorme desconfianza y escasez de capital social heredada del franquismo en España.  Según los datos de la EVS y la ESS (que son encuestas sociológicas sobre valores sociales realizadas a escala Europea) el promedio de personas que confía en los demás es bastante bajo. En el gráfico abajo se muestra un índice normalizado para las diferentes oleadas de 2002-2004-2006-2008-2010 que va de -1 a 1.

Como puede verse la proporción de personas que confía en otras personas no es claramente superior al 50%. Es decir, la mitad del país no se fía de la otra mitad. Esto se traduce en una enorme dificultad a la hora de organizar un frente popular y movimiento político nuevo ilusionador, pues enseguida surgen suspicacias, problemas en el reparto de cargos y puestos en las listas, egos colisionando, etc.

 

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c). Los partidos minoritarios de nuevo cuño, aunque hayan introducido innovaciones a nivel de método (elaboración de programas participativamente, primarias abiertas, etc) siguen en una lógica competitiva.  Esto se ve patente en la apuesta por la competencia vía caras visibles, típica de la era pre-15M. Partido X con Falciani, Podemos con Pablo Iglesias (y su cara en el logo), RED con Elpidio Silva, etc son claros ejemplos de ello (la única excepción a esta tendencia serían Primavera Europea y Recortes cero que tienen candidatos no mediáticos).

d). No contemplan abandonar el paradigma sufragista y aplicar la única solución a este conflicto de intereses: sortear los puestos de las listas. Esto daría la misma probabilidad a cualquiera (de cualquier grupo) de ser representante por no hablar de que rotando frecuentemente los puestos se podrían formar muchos líderes. Este tipo de solución ya se dio para aliviar la tensión y las batallas de los oligarcas/nobles Venecianos y de Florentinos durante los siglos XVI y XVII. Aún así, como hemos visto en los datos, una solución de este tipo no garantiza un crecimiento importante.

2. ¿Por qué tampoco sirve la estrategia de abstención activa/votos en blanco/nulos?

Por otro lado, abstenerse activamente, aunque en teoría pudiese quitarle legitimidad al sistema político, no lo vacía de capacidad legal para seguir funcionando. No hay un sólo ejemplo histórico en el que la abstención activa haya servido para provocar un cambio de régimen. De hecho, lo contrario es mucho más válido, ya que existen numerosos ejemplos de abstencionismo masivo que no han servido para nada. En este post simplemente comento 3 ejemplos paradigmáticos que deberían servir  para hacer reflexionar a las abstencionistas activos:

Caso 1: Jamaica 1983. Este es posiblemente el caso de abstención activa más masivo de la historia (un 97.7%). En estas elecciones el partido de la oposición jamaicana, el PNP, boicoteó las elecciones en una protesta contra el Labor Party (en el gobierno) que no había actualizado la ley electoral, incumpliendo lo que había prometido previamente. Se bloquearon la mayoría de los colegios electorales y allí donde se consiguieron abrir, la abstención fue del 55%. Eso no evitó que el Labor Party gobernara hasta 1989 con mayorías absolutas.

Caso 2: Venezuela 2005. Este es otro ejemplo de como una abstención del 75% puede ser totalmente inútil para cambiar un régimen político. La encuestas previas a las elecciones daban un resultado bastante pobre para los opositores al régimen de Chávez (33% vs 66%).

En vistas de ello, unos días antes de las elecciones cinco partidos políticos clave de la oposición venezolana (Acción Democrática, Proyecto Venezuela, Primero Justicia, Partido Social-Cristiano y Nuevo Tiempo) decidieron no presentarse promocionando la abstención. El resultado, a pesar de la elevada abstención fue que de un censo de 14 millones de votantes, únicamente participaron 3.4 millones. Sin embargo, a pesar de la abstención, los 2millones de votantes del Movimiento V República, provocaron una subida del Chavismo de 86 a 114 de los 167 escaños posibles.

Caso 3: Bangladesh 2014.  Durante la mayor parte de 2013 los 18 partidos opositores liderados por Khaleda Zia organizaron huelgas generales, bloqueos, etc que prácticamente tuvieron paralizado al país todo el año. El objetivo: disolver el parlamento, formar un gobierno no partidista/tecnocrático que gestionase los trámites para en el plazo de 90 días abriera un proceso constituyente para dotarse de unas nuevas reglas de juego. Sin embargo, el partido en el gobierno, la Liga Amawi, al finalizar el plazo de gobierno, obvió las demandas de los opositores y convocó unas elecciones generales de carácter normal. Los opositores trataron de boicotear las elecciones del 5 de enero vía abstención, bloqueando los colegios electorales, etc. Consiguieron un 55% pero la a fecha de hoy la Liga Amawi sigue gobernando.

La abstención activa aunque sirva para deslegitimar un gobierno tiene el problema de que no consigue alterar el status quo por la vía legal. Además, esta estrategia tiene el grave problema de que no permite cuantificar adecuadamente el apoyo con el que cuenta. ¿Cómo sabes que esa abstención realmente refleja un rechazo al sistema y no simplemente pasotismo?

3. La estrategia híbrida para superar el atasco

En vista de las dificultades para lograr un cambio que presentan las dos opciones tradicionales, parece necesario buscar una tercera vía que sirva para desatascar la situación. Una opción híbrida que permita combinar tanto el cambio desde dentro de las instituciones, como resaltar el desprecio por un sistema corrupto y podrido.

Esta pasa por evolucionar la estrategia de la abstención a una estrategia que vacíe tanto de legitimidad como de legalidad al sistema.

Consiste en votar castigo a todo lo que se mueva. La razón es que es dada la evolución de la distribución del descontento (subida de la abstención del 85% vs subida del 95% que de minoritarios) y sus pesos relativos (resultará mucho más sencillo concentrar poder destituyente a través de una opción de castigo, que liberar el poder constituyente a través de un voto propositivo/positivo.

Por tanto, el votante target clave para el cambio del régimen no es el de los minoritarios que ya están convencidos, sino el desengañado, desafecto y descontento con el PPSOE. En 2011, había una gran cantidad de ingenuos que se pensaba que subiendo el PP al poder iban a entrar los capitales de nuevo porque había un tonto socialista que se llama Zapatero.

No es así. Aquí el capital no entra porque hay una burbuja de corrupción y un entramado institucional descompuesto. En este sentido, el hecho de que cada vez haya más gente desconfíe masivamente es un arma muy potente que si bien puede lastrar un auge rápido de minoritarios si que se puede usar para detonar el sistema político.

Mi recomendación: hay que poner en valor partidos como Escaños en Blanco que sirva para representar el descontento en negativo. El programa electoral de esta formación es simple:

No tomaremos posesión del cargo. Nuestros candidatos, si resultan elegidos, no adquirirán la condición plena de eurodiputado.  Al no ejercer como tales, no tendrán derecho a ningún tipo de remuneración económica en forma de sueldo, dietas o complementos. Asimismo, el partido Escaños en Blanco ni solicitará ni aceptará subvenciones públicas.

Usando los datos más recientes y asumiendo que la encuesta de CELESTE-TEL es precisa tendríamos que si la abstención activa se canalizase vía Escaños Blanco, los porcentajes obtenidos para los diferentes partidos serían los siguientes:

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Como puede observarse en las primeras columnas arriba, para el caso de que el 10% de los abstencionistas, lo fuesen activamente y votasen EB, estos se convertirían la 3a fuerza política y vaciarán un 14.81% de los escaños que le corresponden a España en el Parlamento Europeo. Los resultados que se obtendrían para el caso de que de esa abstención activa fuse del 25 y 50% respectivamente serían obviamente más impactantes.

No tengo la menor idea de que porcentaje de los abstencionistas lo son activamente, pero queda claro que el uso de esta opción para reflejar el descontento con el sistema supondría un shock mediático que además podría suponer un repunte de esta opción de cara a las generales.

Si extrapolamos las tendencias de la Tabla 1 para las generales de 2015 (PPSOE = 9.5-10M, Resto Partidos = 9M, Antisistema=17.8M), simplemente con que un 25-30% de la abstención activa se canalizase vía EB tendríamos un escenario de imposibilidad de formar gobierno y ruptura del régimen. Para meditarlo con calma.

 

 

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Voto, pero…

images (1)«La democracia actual no es más que una mutación de la democracia verdadera, que se corresponde a la acción directa de una ciudadanía responsable. La democracia se ha convertido en una ceremonia litúrgica, en una especie de coreografía vacía donde las víctimas elevan a los altares del poder a sus verdugos».

Por David Val Palao, Rebelión

Desde hace días, las redes sociales me golpean con el 25 de mayo. PP y PSOE, aunque parece que odian Twitter y solo piensan en regularizarlo y censurarlo, se aprovechan de sus ventajas y patrocinan twetts para llegar al joven electorado. Izquierda Unida, más comedida, hace lo propio en Facebook.Los partidos minoritarios como Podemos o Primavera Europea se ayudan de sus fieles seguidores para difundir al máximo su mensaje.

Parece que hay dos líneas muy marcadas: PP y PSOE piden el voto para ellos con el fin de mantener el ‘orden establecido’, mientras que el resto –desde Podemos a VOX- reclama que se apoye a las opciones minoritarias para acabar con el poder del bipartidismo. Y, en añadido, estos partidos repiten una y otra vez la importancia de votar:   Si no votas, beneficias al #PPSOESi votas en blanco, también.

Vota porque nuestros antepasados derramaron mucha sangre para conseguir ese derecho… Soflamas que se repiten siempre que hay elecciones. Y sí, digo bien, soflamas, peroratas, porque, aunque puedan tener parte de razón, ¿de verdad alguien piensa que quienes lucharon por conseguir el derecho al voto estarían orgullosos de ver de qué manera hemos devaluado aquellas sufridas victorias?

Y es que, con el paso de los años, la democracia formal se ha convertido en el medio más eficaz que tienen los poderosos para legitimar su explotaciónLos ricos están en el poder porque los pobres les avalan con su voto. Antaño, las clases más pudientes se lo tenían que currar un poco más, y conseguían su hegemonía por la fuerza de las armas, entrampando las elecciones, haciendo votar a los muertos o comprando a los electores con artimañas y promesas concretas.

Hoy, esas técnicas siguen existiendo, el caciquismo está a la orden del día, pero ya no es lo esencial. Los poderosos –aun siendo una sarta de energúmenos como están demostrando estos días- no tienen que actuar así y si lo hacen es porque están tan sumamente convencidos de su supremacía que hasta se pueden permitir el lujo de ser unos impresentables.

Insultan a las mujeres, a los migrantes, a las familias desahuciadas, a los jubilados estafados, a los desempleados y a los manifestantes. Sin decoro, sin respeto. Están tan crecidos –y tan protegidos por la Policía y las leyes que ellos mismos han diseñado- que se vanaglorian de ser la minoría rica que controla a la mayoría pobre y, además, con una supuesta legitimidad democrática que emana de las urnas.

Este verticalismo reinante, esta ruptura entre el político y el votante se ha convertido en la más burda cotidianeidad. Los políticos miran desde arriba, el pueblo, los votantes, desde abajo. El nuevo paradigma de las sociedades de consumo es “una persona-un voto”, y el poder para los mismos de siempre. E intentar romper este esquema, además de ser casi imposible, te convierte en perroflauta o en antisistema.

Pero si hemos llegado a esta situación es por nuestra culpa. Porque hemos protagonizado un largo proceso de claudicaciones, fracasos y derrotas. Porque quienes de verdad lucharon por tener derecho al voto hoy estarían escandalizados al ver cómo la propia ciudadanía ha corrompido ese derecho.   Y todo porque el ciudadano actual ha renunciado a la solidaridad con su entorno y ha asimilado como propia –y única- la cultura basura que le brinda el sistema.

En la actualidad, tras dos siglos de capitalismo, la tónica se repite una y otra vez. A pesar de que las mayorías están empobrecidas, siguen entregando una y otra vez el poder a los ricos. Los pobres, imbuidos de esa mentalidad de nuevos ricos virtuales, votan a los poderosos aportando de paso plena legitimidad a su explotación y a sus políticas neoliberales.

Porque, el neocapitalismo del siglo XXI sigue con paso firme, eliminando todos los obstáculos que impiden su pleno desarrollo, entre ellos, el Estado del Bienestar. La educación, la sanidad o la justicia tienen que pasar a manos privadas para poder así hacer negocio hasta de los derechos más fundamentales. Porque el monstruo del capitalismo nunca se sacia.

Y, al margen de todo esto, están los abstencionistas. Ese núcleo ingente de población que no vota y que este domingo decidirá, una vez más, no acudir a las urnas. Unos lo harán por convicción política –aunque hay que reconocer que en nuestro sistema electoral la abstención activa tiene poco fundamento, pues la tienen tan poco en cuenta como la abstención pasiva-, otros lo harán simplemente por dejadez, por aburrimiento, por desidia. 

La democracia se ha convertido en un ritual de votación cada X años, pero sin participación real en la esfera pública, pues cuando esta existe, se erradica con violencia sistémica: véase 15M, #stopdesahucios, asambleas de barrio…

La democracia actual no es más que una mutación de la democracia verdadera, que se corresponde a la acción directa de una ciudadanía responsable. La democracia se ha convertido en una ceremonia litúrgica, en una especie de coreografía vacía donde las víctimas elevan a los altares del poder a sus verdugos.

La culpa, también de la izquierda

Pero la culpa no es solo de los ciudadanos alienados, sino de los partidos políticos de izquierda y de las organizaciones sindicales, que solo atienden a crecer como estructura de poder, alejándose de sus verdaderos principios y valores originales.

Estas organizaciones han sido engullidas por el propio sistema , han perdido sus valores, han renunciado a una cultura propia y, al final, no han hecho más que retroalimentar el sistema competitivo y destructivo que fomenta el capitalismo.

Por todo ello, sumido en estas divagaciones, me planteo qué hacer el próximo domingo. Porque no creo que la solución vaya a ser cuantitativa (por el número de votos), si no existe antes un cambio radical en los valores, una verdadera revolución cualitativa (por la calidad de los votantes).

Mientras esto no ocurra, esa ‘votación masiva’ que defienden los partidos pequeños solo servirá para consolidar el statu quo que ha levantado el bipartidismo. La única revolución es la evolución continua , porque solo los valores que se asumen como propios, que se adhieren como cultura vital durante generaciones, producen auténticas sociedades nuevas.

Mientras no cultivemos unos valores nuevos y trabajemos constantemente por cambiar esos paradigmas que sustentan el sistema capitalista, no cambiaremos nada.

El domingo podremos ir a votar muchos millones de personas pero, sin trabajar concienzudamente la psicología de las masas, su filosofía y escala de valores, seguiremos obteniendo los mismos resultados que benefician exclusivamente a esa minoría poderosa que tanto nos oprime.

P.S. En Francia, ejemplo político para muchos, votan. Y votan mucho. Y este domingo va a ganar el ultraderechista Frente Nacional de la saga de los Le Pen. Los que dicen que “el Ébola puede solucionar los problemas de la inmigración”. Pero hay más, ayer el alcalde de Sestao dijo que él eliminaba la mierda a base de hostias -en referencia a la inmigración-. Pues bien, no solo no ha dimitido, sino que además   está siendo vitoreado y aplaudido por sus propios ciudadanos.

 

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