El embrujo abrasador del euro

Artículos Debates Internacional

José Manuel Martín Medem.

Si ahora fuera posible organizar en España una alianza de la izquierda en defensa de la democracia, los derechos de los trabajadores y la protección social, la elaboración de un programa político tropezaría con una pregunta que sólo tiene el debate como respuesta: ¿qué hacemos con el euro?

El 15 de junio, la Fundación de Investigaciones Marxistas reunió en Madrid a catorce economistas y un sociólogo para comparar sus opiniones.

Resumimos a continuación un debate en el que el sociólogo Armando Fernández Steinko (de la asociación Socialismo21) defendió que “el mensaje de la izquierda no debe ser salir del euro” mientras el economista Pedro Montes (del Consejo de Gerencia de Crónica Popular y también de Socialismo21) fue contundente en su llamamiento para que “nos marchemos del euro que nunca debió nacer”. Entre estas dos conclusiones quedó la consideración de Juan Manuel Ramírez, apoyada por Ricardo García Zaldívar (presidente de ATTAC España), de que no es lo mismo subirse en un avión a la fuerza que tirarse en marcha: “si nos metieron a la fuerza en el euro, lo mejor no es salirse en pleno vuelo”. Para Zaldivar, “rechazar el euro es como rechazar el capitalismo”. La mayor coincidencia se concentró en torno a las posibilidades de la coordinación de los deudores para no pagar mientras se intenta construir una mayoría social que rectifique la perversidad de la integración europea que empobrece a las grandes mayorías y les arrebata sus derechos.

Rechazar el euro es como rechazar el capitalismo

Xavier Arrizabalo advierte que la actual Unión Europea (UE) del euro “es incompatible con la democracia”. Lo atribuye a una imposición de Estados Unidos desde la segunda guerra mundial, culminada ahora por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para forzar la subordinación europea. En este sentido, “el euro no ha fracasado porque consigue el disciplinamiento de las políticas económicas” y “con las intervenciones se suspenden las garantías democráticas”. Así es el proyecto de dominación. Lo comparte Ignacio Alvarez: “El euro ha institucionalizado los ajustes neoliberales”. Según Mario del Rosal, el Banco Central Europeo (BCE) se dedica a garantizar los mayores beneficios para el sistema financiero y “los bancos alemanes hacen un gran negocio prestando al Sur para el consumo que no conseguían mediante los salarios y con la crisis presionan a los gobiernos para extraer de la renta de los trabajadores el pago de la deuda”.

Armando Fernández Steinko reclama prudencia porque considera que nos falta información para este debate tan complejo. Y deja sembrada una posibilidad planteada también por Jorge Fonseca: “¿quiere Alemania desprenderse del lastre del Sur de Europa para orientar el futuro de su economía en función de sus relaciones con la poderosa China?”.

Desde sus determinantes pronunciamientos (“la izquierda no debe proponer la salida del euro” y “rechazar el euro es como rechazar el capitalismo”), Steinko y Zaldivar proponen la alianza de los deudores como el mejor arma para resistir y negociar la reforma de la UE. Coinciden Daniel Albarracín (“coordinación internacional para no pagar las deudas ilegitimas “), Ignacio Alvarez (“construir un movimiento de no pago de la deuda”), Xavier Arrizabalo (“anular la deuda pública con el capital financiero privado”), Bibiana Medialdea (“renegociación de la deuda con impago de una parte”) y Antonio Sarabia: “Hay que conseguir lo que el FMI impidió en América Latina, que los deudores se unan para aumentar su fuerza de negociación”.

2,3 billones de euros de pasivos exteriores

Entre los que se oponen a la ruptura con el euro, Eduardo Gutiérrez dice que “la salida del euro la gobernarían las oligarquías del Sur” y propone “convergencia y versatilidad” para que la política de la izquierda combine “amortiguar los daños de la crisis” y plantear una alternativa en las elecciones europeas. Y Juan Manuel Ramírez pide un esfuerzo “para construir, con transparencia y proximidad, un discurso que vaya acumulando mayoría desde los amortiguadores de la resistencia para reorientar la construcción europea”. Para Jorge Fonseca, “la lucha debe ser internacional y mucho más allá del Parlamento y de la negociación sindical porque la deuda es absolutamente imposible de pagar”.

Al llamamiento de Jorge Fonseca se añaden los datos de Pedro Montes: “España acumula 2,3 billones de euros de pasivos exteriores”.

Su conclusión es que “tenemos que marcharnos del euro que nunca debió nacer y que la izquierda nunca debió aceptar”. Es la vía neoliberal de la UE: “Le entregamos a la burguesía las armas para acosarnos” y ahora “la izquierda no está en condiciones de conseguir una reforma en profundidad de la UE”. Según Montes, “no podemos pagar la deuda y romper con el euro es lo único que le permitiría a la izquierda salir de esta perversidad”. Javier Murillo recuerda que en las encuestas aumenta el rechazo al euro, que ya llega al 40% en los países de la UE, y asegura que “salir del euro no garantiza una solución en beneficio de las mayorías pero continuar dentro lo impide”. Medialdea propone “renegociar la deuda con impago de una parte, acabar con las políticas de austeridad y romper con la disciplina del euro”.

En el escenario español, Javier Navascués (de la FIM) considera que puede ser el principio del fin del sector financiero dentro del bloque de poder que surgió del franquismo, se consolidó durante la transición y se aprovechó de la UE. Dice que “la banca española está liquidada” y que “no hay que nacionalizar sino crear una nueva banca pública”. Y añade que hay una lucha de clases para debilitar al máximo los derechos de los trabajadores y una lucha de fracciones en el bloque de poder. Más allá del euro, planta una pregunta fundamental para otro debate: “¿de qué va a vivir este país en el futuro?”.

Facebooktwitterlinkedinrssyoutube
Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail