Carlo Formenti, periodista italiano, profesor de la Universidad de Lecce (Puglia)
El emperador está desnudo . Recientemente una voz autorizada de la izquierda mundial – el vicepresidente Boliviano, Álvaro García Linera* – ha tenido el coraje de decirlo alto y claro: la globalización ha muerto, el emperador está desnudo
Incapaces de interpretar los síntomas de hipoglucemia del sistema (mareos, temblores, cefaleas) la mayoría de los intelectuales neo-marxistas se niegan a tomar nota de lo que parece un verdadero cambio de época, (El Brexit, la victoria de Trump , el No del pueblo italiano a la «reforma» Renziana de la Constitución- las derrotas en Francia, Irlanda y Grecia de los liberales-socialdemócratas Europeos).
La paradoja es que lo que está ocurriendo es el resultado inevitable de procesos que ellos mismos han ayudado a entender : financiación de la economía, re-democratización de la política, reestructuración tecnológica, lucha de clases desde arriba contra los sindicatos, nuevas formas de resistencia organizada de las clases subordinadas, crecimiento de una desigualdad obscena, empobrecimiento de más sectores de la población mundial, etc.
Se olvidan, entre otras cosas (a pesar de haber escrito que la crisis es un fenómeno eminentemente político) que esta se explica entendiendo la relación de fuerzas entre las clases sociales y entre las naciones dominantes y dominadas((es urgente volver a leer a Samir Amin ).
Entonces, ¿a alguien le puede extrañar que la ruptura se manifieste como una brusca retirada de la aprobación popular a una élite corrupta y opresora? En efecto , lamentablemente producto de la ignorancia política, cultural y organizativa de cierta izquierda «radical» (no cuento a la socialdemocracia porque se ha pasado hace mucho tiempo al enemigo ) la revuelta se está llevando a cabo bajo la bandera del populismo de derecha.
Escandalizados por la «traición» de las masas, estos intelectuales gritan ante el peligro fascista y convergen, en un «frente unido contra el populismo», con aquellos partidos políticos, instituciones y medios de comunicación que hasta ayer despreciaban al pueblo.
Un ejemplo embarazoso es la de el filósofo Toni Negri (ex enemigo público número uno del orden del capitalismo) que en el canal 7 Italiano, ha defendido la globalización porque “ensancha el bienestar, la igualdad y la democracia ”(¿en qué planeta vive Negri?) utilizando argumentos similares a los de «camarada» Xi Jimping . El mismo mandatario que ha entregado a su pueblo a la explotación de las compañías multinacionales, y que en Davos fue recibido con aplausos de las élites liberales que olvidaron convenientemente el “totalitarismo” del líder Chino.
La confusión de los neo-marxistas proviene del hecho que nunca se han emancipado de una visión de la historia como un proceso lineal al progreso: unificación de los mercados mundiales = desarrollo de las fuerzas productivas = creación de las condiciones para la transición a un socialismo libertario encabezados por “señoritos” (o, en la versión post-obrerista, auto-gestionado por las vanguardias del «trabajo cognitivo»).
Sin embargo, la historia no es un proceso lineal y, si bien la globalización se asocia con el capitalismo mercantilista, desde sus lejanos orígenes, la forma que la globalización tiene en las últimas décadas es (o más bien era) una proceso económico contingente que finalmente se ha desgastado ; » la globalización como meta-relato( escribe García Linera),esto es, como horizonte político ideológico capaz de encauzar las esperanzas colectivas hacia un único destino que permitiera realizar todas las posibles expectativas de bienestar, ha estallado en mil pedazos”.
Cuando la existencia del planeta entero se subordina a la valorización del capital (marcada por los ciclos hegemónicos de las naciones que han tenido éxito) el proceso globalizador no solo se debe imponer por las armas sino que también se debe justificar con la construcción de un sentido común legitimador (Gramsci dixit); un “ sentido común” al cual ciertas “izquierdas” han contribuido activamente.
La hegemonía, escribe Linera, comenzó a agrietarse con del surgimiento de los gobiernos populares de América Latina que han iniciado un intento de transición, no al socialismo, sino a modelos políticos, sociales y culturales post-neoliberales.
Al inicio de esta crisis del neoliberalismo se han sumado las crisis en casi todo el mundo (Estados Unidos, Europa, el Cercano y Lejano Oriente) provocando el colapso que ahora está delante de nuestros ojos.
» Donald Trump no es el verdugo de la ideología triunfalista de la libre empresa, sino el forense al que le toca oficializar un deceso clandestino», agrega García Linera ; “vivimos en un momento de incertidumbre absoluta, porque no se tienen certezas heredadas a las cuales asirse para ordenar el mundo. Esas certezas hay que construirlas con las partículas caóticas de esta nube cósmica que deja tras suyo la muerte de las narrativas pasadas”.
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