¡¡Solidaridad con los pequeños y medianos agricultores y ganaderos!!
HAY QUE IMPEDIR QUE NOS ARRASTREN A LA III GUERRA MUNDIAL NUCLEAR
El descontento entre la población campesina de las zonas rurales de los países de la Unión Europea ha ido aumentando conforme las políticas neoliberales de la Unión Europea han empujado a los pequeños y medianos agricultores a la pobreza, el endeudamiento, o la venta de sus terrenos a los grandes propietarios y multinacionales.
Las subvenciones y ayudas de la Política Agraria Común (PAC) se han reducido a lo largo del tiempo. Si en los años 80 la PAC representaba el 66% de los presupuestos de la Unión Europea, durante el periodo de 2014 a 2020 disminuyó hasta el 37,8%. El fondo de la PAC en este periodo se redujo a 383.000 millones de euros, para el periodo de 2021 a 2027 se ha reducido un 10% hasta alcanzar 343.000 millones de euros.
La distribución de las ayudas de la PAC es un escándalo de injusticia y desigualdad: el 20% de los grandes propietarios agrícolas acapara el 80% de las ayudas.
La apuesta de las élites neoliberales globalistas de la Unión Europea para favorecer la concentración de la propiedad agrícola y ganadera en manos de grandes terratenientes, multinacionales y fondos de inversión especuladores como BlackRock (este fondo se está apoderando de Ucrania), permitiendo las importaciones agrícolas y ganaderas de terceros países al mercado europeo, donde no se respetan los derechos laborales ni las condiciones fitosanitarias que se exigen a la agricultura y ganadería europea, etc., han perjudicado y empobrecido a la gran mayoría del campesinado, provocando su desaparición y generando el vacío poblacional en amplias zonas rurales.
Las medidas de sanción económica contra Rusia, con la excusa de la guerra entre la OTAN-EEUU-Ucrania-Rusia, vetando la importación del gas y petróleo, fertilizantes, semillas, etc, de Rusia, provocaron una espiral inflacionista que ha golpeado a las clases trabajadoras y campesinas en el conjunto de la Unión Europea, especialmente en Alemania donde el precio de los combustibles que se importan de Estados Unidos triplican el precio de los combustibles que se importaban desde Rusia.
En estas condiciones, la decisión del gobierno alemán de suprimir los subsidios a la compra de Diesel que afecta en especial a los tractores y maquinarias de los agricultores, provocó la gran movilización del campesinado en Alemania que reivindicó la continuidad de los subsidios, y fue incorporando otras reivindicaciones en defensa del precio justo de los productos agrícolas y ganaderos del sector primario, contra las importaciones de productos agrícolas y ganaderos de terceros países en condiciones desiguales, y de competencia desleal, etc.
La revuelta en el campo de Alemania, se extendió a otros países de la Unión Europea, a Francia, Países Bajos, Italia, Polonia, Rumania, Grecia, y España.
Las marchas con tractores hacia las grandes ciudades, concentraciones y cortes de autopistas han tenido un gran impacto mediático y social. La Comisión Europea y sus políticas neoliberales contra la agricultura, recortando ayudas y subvenciones, favoreciendo las importaciones de terceros países, ha suscitado el rechazo de las movilizaciones del campesinado europeo, que rodeó con un millar de tractores las sedes del Parlamento europeo y el Consejo de Europeo en Bruselas el pasado 1 de febrero.
La revuelta campesina en Europa encendió las alarmas y miedos entre las instituciones de la Unión Europea y los gobiernos de diferentes países, y finalmente han obtenido algunos resultados: Von der leyen anunció medidas para apaciguar sus protestas, entre las cuales, suspender los acuerdos alcanzados con los países latinoamericanos de Mercosur para importar productos agrícolas y ganaderos, la Comisión Europea propone derogar la exigencia de un porcentaje mínimo de barbecho, el gobierno de Macron también se ha comprometido a realizar concesiones a los agricultores, el gobierno en Italia de Giorgia Meloni anuncia que recortará hasta un 50% el IRPF a los agricultores. etc.
El gobierno de España se compromete a que los precios de producción del sector primario agrícola y ganadero no estén por debajo de sus costes, y el ministro de agricultura, pesca y alimentación Luis Planas se reunió con representantes de las organizaciones profesionales agrarias de los agricultores ASAJA, COAG y UPA, sin conseguir frenar las movilizaciones y convoca nueva reunión para el 15 de febrero.
Es evidente que el anuncio de estas medidas busca frenar las movilizaciones de los agricultores. Pero, sin una política que garantice la soberanía alimentaria, rompa con las políticas neoliberales, y finalice con las sanciones económicas contra Rusia, no hay garantía que se resuelva el conflicto en el campo. Ninguno de los gobiernos e instituciones de la Unión Europea se ha comprometido a reducir el gasto militar para redirigirlo a las ayudas a la agricultura, al contrario, han aprobado enviar ayuda militar y económica (fondo de 50.000 millones de euros) al gobierno de Zelensky…
Construyamos la alianza entre la clase trabajadora y el campesinado para defender la soberanía alimentaria y los derechos laborales y sociales, frente a las agresiones del neoliberalismo
La defensa de la soberanía alimentaria es fundamental para garantizar el mantenimiento y sostenibilidad de la agricultura y ganadería en cualquier país, evitar el vaciamiento de la población rural, el abandono de los cultivos y frutales, etc., y desarrollar el equilibrio ecológico necesario.
Para hacer realidad estos objetivos es necesario abordar la desigualdad en el campo, terminar con los privilegios y ayudas a terratenientes y grandes empresas agrícolas y ganaderas, y garantizar una cadena de valor justa, que impida que las empresas logísticas, de transformación agrícola y ganadera, y los grandes supermercados no impongan precios abusivos, mientras pagan una miseria a los pequeños y medianos campesinos. Ello implica, que los recursos públicos se destinen a favorecer el cooperativismo en la agricultura, y crear empresas públicas para asegurar una logística adecuada y una distribución comercial justa.
Es necesario exigir a los gobiernos la protección del campo y la ganadería, con medidas fiscales y aranceles, frente a las importaciones de terceros países que compitan deslealmente mediante subvenciones de sus gobiernos, o no reúnan las condiciones fitosanitarias exigibles, el respeto a los derechos laborales y salarios justos.
La clase trabajadora, la mayoría social, está sufriendo el brutal aumento de los precios de los alimentos básicos, que supera el IPC.
Los intentos de la ultraderecha neoliberal representada por VOX, y de la derecha del PP, de influir y rentabilizar las movilizaciones campesinas, deben ser neutralizados mediante la denuncia de su demagogia y ausencia de alternativas que eviten el desastre de las políticas neoliberales.
Hay que promover la solidaridad con las movilizaciones de los agricultores pequeños y medianos, con los trabajadore/as del campo, en defensa de sus justas reivindicaciones.
Solo la alianza entre la clase trabajadora y el campesinado conseguirá un cambio real en todos los ámbitos de la sociedad, y garantizará los derechos.
14 febrero 2024
SOCIALISMO 21
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